Diplomado Carácter del Cristiano Confianza sin límites (Mt 6.19-34) La esencia de esta justicia con respecto a la relación del hombre con el hombre (Mt 7.1-12) CONFIANZA SIN LÍMITES Mateo 6:19-34 19No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan; 20sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan. 21Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón. 22La lámpara del cuerpo es el ojo; así que, si tu ojo es bueno, todo tu cuerpo estará lleno de luz; 23pero si tu ojo es maligno, todo tu cuerpo estará en tinieblas. Así que, si la luz que en ti hay es tinieblas, ¿cuántas no serán las mismas tinieblas? 24Ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas [griego Mamón]. 25Por tanto os digo: No os afanéis por vuestra vida, qué habéis de comer o qué habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir. ¿No es la vida más que el alimento, y el cuerpo más que el vestido? 26Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que ellas? 27¿Y quién de vosotros podrá, por mucho que se afane, añadir a su estatura un codo? 28Y por el vestido, ¿por qué os afanáis? Considerad los lirios del campo, cómo crecen: no trabajan ni hilan; 29pero os digo, que ni aun Salomón con toda su gloria se vistió así como uno de ellos. 30Y si la hierba del campo que hoy es, y mañana se echa en el horno, Dios la viste así, ¿no hará mucho más a vosotros, hombres de poca fe? 31No os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos? 32Porque los gentiles buscan todas estas cosas; pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas. 33Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas. 34Así que, no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su afán. Basta a cada día su propio mal. Esta verdad se aclara por la condenación de lo opuesto Falta de confianza en Dios, esto es, ansiedad angustiosa Falta de confianza en Dios, esto es, ansiedad angustiosa Es idolatría Borra la visión Lealtad a Mammón que lo acompaña, Preocuparse de amontonar riquezas materiales Separación de Dios (v. 24); Oscurece la verdadera meta de nuestra existencia (vv. 22, 23); Confunde los valores Desafía toda razón Atribuye primera importancia a lo que es secundario Como si el alimento fuera más importante que la vida y el vestido más que el cuerpo (v. 25) Cambia los bienes celestiales por tesoros terrenales, lo imperecedero por lo que perece (vv. 19–21); olvida que no puede añadir ni un codo a la expectativa de vida de una persona (v. 27); suma a los afanes del día las preocupaciones de mañana como si los del día no fuesen suficientes (v. 34); y, lo peor de todo, se niega a considerar que si Dios, como Creador, alimenta las aves y viste los lirios, entonces ciertamente, como Padre celestial, cuidará de sus hijos (vv. 26, 28– 32). Mandamientos negativos No os hagáis … No os afanéis … No os angustiéis, de los vv. 19, 25, y 31, 34 Mandamientos positivos Consoladoras palabras “Haceos … Mirad … Mirad de los vv. 20, 26 y 28 v. 33: “Pero buscad primeramente su reino y su justicia, y todas estas cosas os serán concedidas como un don especial”. POLILLA ORÍN Todos los agentes y “polilla” y procesos que hacen que los tesoros terrenales disminuyan en valor y “orín” finalmente dejen totalmente de cumplir su propósito Así, el pan se pone mohoso (Jos. 9:5), las vestiduras se gastan (Sal. 102:26), los campos (particularmente los abandonados) se llenan de malezas (Pr. 24:30), los muros y cercos caen (Pr. 24:31), los techos se deterioran y empiezan las goteras (Ec. 10:18), el oro y la plata se herrumbran y perecen (1 P. 1:7, 18). Súmese la destrucción causada por las termitas, huracanes, tifones, tornados, terremotos, enfermedades de las plantas, erosión del suelo, etc., etc., etc. Los ladrones minan y hurtan La inflación, los impuestos opresivos que pueden equivaler a una confiscación, las quiebras bancarias, las crisis del mercado de capitales, los gastos relacionados con largas enfermedades, estos y otros muchos males similares tienen el mismo efecto. Además, el cuerpo del hombre, incluso el de los más fuertes, se agota gradualmente (Sal. 32:3; 39:4–7; 90:10; 103:15, 16; Ec. 12:1–8). Cuando muere, todos los tesoros terrenales sobre los que había puesto sus esperanzas se desvanecen con él. Los tesoros en el cielo Completamente diferentes: Bendiciones que nos han sido reservadas en los cielos (1 P. 1:4), que son celestiales en carácter, pero de las cuales experimentamos el sabor anticipado ya ahora. Nuestra posición con Dios como personas completamente perdonadas (Mt. 6:14), las oraciones contestadas (7:7), que nuestros nombres estén escritos en los cielos (Lc. 10:20), el amor del Padre (Jn. 16:27), una bienvenida a las “mansiones” del cielo y al corazón mismo del Salvador (Jn. 14:2, 3), participación plena en la paz de Cristo (Jn. 14:27), en su gozo (Jn. 15:11), y en su victoria (Jn. 16:33), y la morada interior permanente del Espíritu Santo (Jn. 14:16, 26; 15:26). Las bendiciones mencionadas en las Bienaventuranzas (Mt. 5:1– 12). Pablo los describe en los mismos términos, otras veces en sus propias palabras: “justificados por la fe” (Ro. 5:1), “oración contestada” (2 Co. 12:8, 9), “el amor de Dios derramado en nuestros corazones” (Ro. 5:5), “la corona de justicia” con que el Salvador nos recibirá (2 Ti. 4:8), la “paz de Dios que sobrepasa todo entendimiento” (Fil. 4:7), el “gloriarse en Dios por nuestro Señor Jesucristo” (Ro. 5:11), “la victoria” (1 Co. 15:57) y “su Espíritu en el hombre interior” (Ef. 3:16; cf. Ro. 8:14, 16, 26, 27). Y muchas, muchas, más... Las Escrituras enseñan Tesoros celestiales son a prueba de polilla, de orín y de ladrones (v. 20), son perdurables eternamente, resplandecientes, posesión intransferible de los hijos del Padre celestial Fidelidad que jamás será removida (Sal. 89:33; 138:8), vida que nunca terminará (Jn. 3:16), manantial de agua que jamás dejará de fluir en el interior del que la bebe (Jn. 4:14), don que jamás se perderá (Jn. 6:37, 39), mano de la cual jamás será arrebatada la oveja del buen Pastor (Jn. 10:28), cadena que jamás se romperá (Ro. 8:29, 30), amor del cual jamás seremos apartados (Ro. 8:39), llamamiento que no será jamás revocado (Ro. 11:29), fundamento que jamás será destruido (2 Ti. 2:19), y herencia que jamás se marchitará (1 P. 1:4, 5) Sin embargo, podría bien formularse las siguientes preguntas: Pero, si es malo acumularse tesoros en la tierra, entonces: ¿Significa esto que es absolutamente y siempre malo hacer provisión para las necesidades físicas futuras? Debe ser condenado todo comercio, negocio, e industria que se tiene con el propósito, por lo menos en parte, de obtener una ganancia? ¿Hay que considerar réprobos a todos los ricos? La respuesta es: “NO” Dios no condenó a José por aconsejar a Faraón que almacenase grano para uso futuro. (Gn. 41:33–36). Tampoco erraron Salomón y Agar al poner a la hormiga como ejemplo del sentido común revelado al proveer durante el verano para las necesidades del invierno (Pr. 6:6; 30:25). Tampoco cometió Pablo un error cuando escribió 2 Co. 12:14b y 1 Ti. 5:8. ....pues no deben atesorar los hijos para los padres, sino los padres para los hijos En las parábolas de Cristo se estimulan la inversión, la banca y el negocio (Mt. 25:14–30; Lc. 19:11–23). El rico Zaqueo (Lc. 19:2) fue tenido por digno de ser llamado “hijo de Abraham” (Lc. 19:9); El rico Abraham (Gn. 13:2) era amigo de Dios (Is. 41:8; 2 Cr. 20:7; Stg. 2:23). y El rico José de Arimatea fue un seguidor de Jesús (Mt. 27:57). Acumulación de riquezas Peligros espirituales Mt. 19:24Otra vez os digo, que es más fácil pasar un camello por el ojo de una aguja, que entrar un rico en el reino de Dios Lc. 12:14Mas él le dijo: Hombre, ¿quién me ha puesto sobre vosotros como juez o partidor? 15Y les dijo: Mirad, y guardaos de toda avaricia; porque la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee. 1 Ti. 6:10porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores. El dinero puede ser una gran bendición, si no es un fin en sí, sino un medio hacia un fin, a saber: a. para impedir que la familia de uno se convierta en carga para los demás (1 Ti. 5:8), b. para ayudar a quienes pasan por necesidad (Pr. 14:21; 19:17; Hch. 4:36, 37; 11:27–30; 24:17; Ro. 15:25; 2 Co. 8:4, 9; Gá. 2:10; 6:10; Ef. 4:28), c. para respaldar la obra del evangelio tanto doméstica como en el extranjero (Mr. 15:41; Lc. 8:2, 3; Hch. 16:15, 40; 1 Co. 9:9; Fil. 4:15–17; 1 Ti. 5:17, 18), todo para la gloria de Dios (1 Co. 10:31). Sin embargo, el dinero puede ser también un lazo (Mr. 14:11; Lc. 22:5; Hch. 8:18, 20). Si el verdadero tesoro de una persona, su meta final en todos sus esfuerzos Pertenece a esta tierra—la adquisición de dinero, fama, popularidad, prestigio, poder —entonces su corazón, el centro mismo de su vida (Pr. 4:23) Será completamente absorbido por ese objetivo mundano. Todas sus actividades, aun las actividades religiosas, estarán subordinadas a esta única meta. Si por un sentido de sincera y humilde gratitud a Dios ha hecho del reino de Dios su tesoro, esto es, el reconocimiento glorioso de la soberanía de Dios en su propia vida y en toda esfera, Entonces es allí donde estará su corazón. En ese caso el dinero no será un estorbo, sino una ayuda. En algo de esta naturaleza debe de haber estado pensando Jesús cuando dijo: Porque donde está vuestro tesoro, estará también vuestro corazón. Ninguno puede servir a dos amos; porque o odiará a uno y amará al otro, o será devoto a uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a Mammón. La persona que ha puesto en mal lugar el corazón (v. 21) y ha dirigido mal la mente (vv. 22 y 23) también sufre de una voluntad mal alineada, una voluntad que no está en línea con la voluntad de Dios (v. 24). Quizás se imagina que puede dar su plena lealtad a las dos metas de glorificar a Dios y de adquirir posesiones materiales, pero se equivoca. Odiará a uno y amará al otro, o viceversa. Por lo tanto, os digo: No os preocupéis por vuestra vida, qué vais a comer o qué vais a beber, ni por vuestro cuerpo, qué vais a poneros. ¿No es la vida más importante que el alimento y el cuerpo más importante que la ropa? Los tesoros terrenales transitorios no satisfacen, y poner el corazón en ellos implica dejar los deleites perdurables del cielo (vv. 19–21), y el deseo de las riquezas terrenales borra la visión mental y moral (vv. 22, 23) y finalmente, hay que tomar una decisión entre Dios y Mamón (v. 24), no podemos seguir poniendo nuestro corazón en este último, es decir en las cosas terrenales. Nuestro Padre celestial quien nos ha dado la vida, el cuerpo, él nos sustentará. Quien ha provisto lo mayor, esto es, vida y cuerpo, ¿no dará también lo que es menos, esto es, alimento, bebida y vestido? ¿No es la vida más importante que la comida, y el cuerpo más que la ropa? Entonces, ¡no confundamos las prioridades! Ro. 8:32: “El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas?” Mirad las aves en el aire. No siembran, ni siegan, ni recogen en graneros, pero vuestro Padre celestial las alimenta. Vosotros sois de más valor que ellas, ¿no es así? El argumento de Cristo, equivale a esto: Si las aves, que no pueden en hacer planes con anticipación, no tienen razón para preocuparse, entonces ustedes, seguidores míos, dotados de inteligencia, para pensar en el futuro, no deben estar llenos de temor. Además, si Dios aun provee para estas criaturas bajas, cuánto más cuidará de vosotros que fuisteis creados a su misma imagen. Y especialmente, si quien las alimenta es “vuestro Padre celestial”, En el v. 31, Jesús hace referencia al carácter pecaminoso e irracional de la ansiedad con respecto a la comida y el vestido: 31. Así que no os preocupéis diciendo: “¿Qué comeremos” o “qué vamos a beber”, o “qué ropa nos vamos a poner?” No solamente hay que evitar la ansiedad habitual, sino aun el primer paso que conduce a este hábito debiera ser excluido; por eso, “No lleguéis a estar (o: no os pongáis) preocupados”. En el v. 32 se añaden dos razones a la exhortación “No os afanéis”.339 Son las siguientes: Pero buscad primeramente su reino y su justicia, y todas estas cosas os serán concedidas como un don especial. “No os preocupéis”, a saber, “Vuestro Padre celestial sabe que vosotros las necesitáis”, sí, él sabe esto “aun antes que vosotros le pidáis” (v. 8). Eso es todo lo que se necesita, porque tanto es el amor de este Padre hacia sus hijos que este mismo conocimiento de sus necesidades asegura que también dará la provisión necesaria (cf. Ef. 3:20). Así que, no os preocupéis por el día de mañana, porque el día de mañana se preocupará por sí mismo. Cada día por sí mismo tiene bastantes problemas. Preocuparse por el mañana es siempre malo. La única manera correcta de proveer para el mañana sin al mismo tiempo preocuparse es cuidar que hoy día se obedezca la amonestación del v. 33 (“Pero buscad primeramente su reino y su justicia”). Así que, con gratitud debiéramos hacer en este día lo que Dios nos pide. “Si oyereis hoy su voz” (Sal. 95:7). Cuando mañana llegue, habrá nuevos problemas, pero también habrá nuevas fuerzas Basta a cada día su propio mal”, traducción más literal de VRV 1960) nos viene a la memoria de inmediato Lm. 3:22, 23: “Nunca decayeron sus misericordias. Nuevas son cada mañana; grande es tu fidelidad”. Los Diez Mandamientos fueron escritos en dos tablas (Dt. 5:22). Jesús resumió esta ley en las conocidas palabras de Mt. 22:37–39: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón … y amarás a tu prójimo como a ti mismo”. En forma similar, el Padrenuestro contiene dos grupos de peticiones, cuyo primer grupo tiene que ver con Dios, el segundo con el hombre. Así también sucede con el Sermón del Monte considerado como un todo. Habiendo resumido el deber del hombre hacia Dios (cap. 6), luego declara sus obligaciones hacia el prójimo (7:1–12). Los dos deberes están relacionados, porque el hombre es imagen de Dios (Gn. 1:27). En consecuencia, ahora hemos llegado a la subdivisión que tiene que ver con: La esencia de esta justicia con respecto a la relación del hombre con el hombre Mateo 7 1No juzguéis, para que no seáis juzgados. 2Porque con el juicio con que juzgáis, seréis juzgados, y con la medida con que medís, os será medido. 3¿Y por qué miras la paja que está en el ojo de tu hermano, y no echas de ver la viga que está en tu propio ojo? 4¿O cómo dirás a tu hermano: Déjame sacar la paja de tu ojo, y he aquí la viga en el ojo tuyo? 5¡Hipócrita! saca primero la viga de tu propio ojo, y entonces verás bien para sacar la paja del ojo de tu hermano. 6No deis lo santo a los perros, ni echéis vuestras perlas delante de los cerdos, no sea que las pisoteen, y se vuelvan y os despedacen. 7Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. 8Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá. 9¿Qué hombre hay de vosotros, que si su hijo le pide pan, le dará una piedra? 10¿O si le pide un pescado, le dará una serpiente? 11Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan? 12Así que, todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos; porque esto es la ley y los profetas. No juzguéis, para que no seáis juzgados. ¿Quiso decir que toda forma de juzgar y sin ninguna calificación queda prohibida, de tal modo que no se nos permite formar opinión ni expresarla con respecto al prójimo, por lo menos que con respecto a él jamás debemos expresar en voz alta una opinión adversa o desfavorable? ¿Qué quiso decir exactamente el Señor cuando dijo: “No juzguéis”? A la luz de lo que Jesús mismo dice en este mismo párrafo (v. 6), donde indica que debemos considerar a ciertos individuos como perros y puercos, y a la luz de Jn. 7:24; cf. 1 Co. 5:12; 6:1–5; Gá. 1:8, 9; Fil. 3:2; 1 Ts. 2:14, 15; 1 Ti. 1:6, 7; Tit. 3:2, 10; 1 Jn. 4:1; 2 Jn. 10; 3 Jn. 9, y de muchos otros pasajes que se podrían agregar, es claro que no se trata de una condenación tan completa contra la formación de una opinión acerca de una persona y de expresarla. Quiso decir (vv. 3–5) que es malo que alguien concentre su atención en la mota que hay en el ojo de su hermano y mientras está así ocupado, pasar por alto la viga que tiene en su propio ojo. Aquí el Señor está condenando el espíritu de censura, el juicio áspero, el justificarse a sí mismo juzgando a los demás, el juicio sin misericordia, sin amor, como también lo enseña claramente el pasaje paralelo (Lc. 6:36, 37). Es necesario ser crítico y discriminador; ser hipercrítico es malo. Uno debiera evitar el decir lo que es falso (Ex. 23:1), innecesario (Pr. 11:13), y cruel (Pr. 18:18). NO a la inclinación a descubrir y condenar severamente las faltas reales o imaginarias de los demás, mientras se pasan por alto con ligereza las propias que con frecuencia son más graves violaciones de la ley de Dios, era común entre los judíos (Ro. 2:1s), especialmente entre los fariseos (Lc. 18:9; Jn. 7:49). Porque con el juicio con que juzgáis, vosotros mismos seréis juzgados; y según la medida con que medís, se os medirá. Significado: La norma de juicio que apliquen a los demás será aplicada a ustedes. Si juzgan sin misericordia, serán juzgados sin misericordia. Igualmente, si juzgan con compasión, serán juzgados y tratados con compasión. Entonces será derramada en vuestro regazo “medida buena, apretada, remecida y rebosando”. Y por qué miras la paja que está en el ojo de tu hermano, y no echas de ver la viga que está en tu propio ojo? 4¿O cómo dirás a tu hermano: Déjame sacar la paja de tu ojo, y he aquí la viga en el ojo tuyo? 5¡Hipócrita! saca primero la viga de tu propio ojo, y entonces verás bien para sacar la paja del ojo de tu hermano. Se refiere a toda persona que tenga inclinaciones farisaicas. En los corazones de todos, incluidos los cristianos cuando no han sido transformados por la gracia, se aloja un fariseo, la conclusión es que este pasaje se aplica a todos, en el sentido que todos necesitamos examinarnos a nosotros mismos (1 Co. 11:28), para no andar hallando faltas en los demás y procurando corregirlos sin un auto examen y la aplicación de autodisciplina. Cuando por la gracia soberana ha sido quitada esta viga, el ex buscador de faltas puede ver con suficiente claridad para sacar la mota del ojo de su hermano. En otras palabras, estará en condiciones de restaurarlo “con el espíritu de mansedumbre”, y examinándose a la luz de, por ejemplo, 1 Co. 13, verá de no ser tentado él mismo (Gá. 6:1). No deis lo santo a los perros, ni echéis vuestras perlas delante de los cerdos, no sea que las pisoteen, y se vuelvan y os despedacen. “Hermanos”, (véase vv. 3–5) y “perros” o “cerdos” (v. 6) no deben ser tratados en igual forma. Los creyentes deben discriminar cuidadosamente Jesús está diciendo que cualquiera cosa que esté en una relación especial con Dios y, en consecuencia, es muy preciosa, debiera ser tratada con reverencia y no ser confiada a quienes, debido a su naturaleza malvada, viciosa y vil, pueden ser comparados con los perros (véase también en Fil. 3:2) y los puercos. Por ejemplo, esto significa que los discípulos de Cristo no debieran seguir llevando indefinidamente el mensaje de Cristo a quienes hacen escarnio de él. 7Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. 8Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá. 9¿Qué hombre hay de vosotros, que si su hijo le pide pan, le dará una piedra? 10¿O si le pide un pescado, le dará una serpiente? 11Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan? Pedir también presupone la creencia en un Dios personal con el cual el hombre puede tener comunión. Cuando uno pide, espera una respuesta. Por eso esto incluye fe en un Dios que puede responder, que responde y que responderá, esto es, fe en Dios el Padre. Buscar es pedir más actuar. Incluye la petición ferviente, pero eso solo no basta. Una persona debe ser activa en su esfuerzo por obtener la satisfacción de sus necesidades. Por ejemplo, uno debiera no sólo orar por un conocimiento profundo de la Biblia, sino que también debiera diligentemente escudriñar y examinar las Escrituras (Jn. 5:39; Hch. 17:11), asistir a los cultos (Heb. 10:25), y sobre todo tratar de vivir en armonía con la voluntad de Dios (véase esta misma sección: Mt. 7:21, 24, 25; cf. Jn. 7:17). Llamar es pedir más actuar más perseverar. Uno llama repetidas veces a la puerta hasta que la abren. Sin embargo, en realidad la perseverancia ya está implícita en los tres imperativos, puesto que todos están en tiempo presente; por eso, una traducción posible es ésta: “continuad pidiendo, buscando y llamando”. Los seguidores de Cristo pueden tener la seguridad, por lo tanto, que en respuesta a sus oraciones el Padre también proporcionará diariamente las soluciones para los problemas de relaciones humanas, las dificultades que surgen del esfuerzo sincero de seguir las instrucciones dadas en los vv. 1–6. Así que, todo lo que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos; porque esto es la ley y los profetas. 1 Juan 4 20Si alguno dice: Yo amo a Dios, y aborrece a su hermano, es mentiroso. Pues el que no ama a su hermano a quien ha visto, ¿cómo puede amar a Dios a quien no ha visto? 1 Juan 3 14Nosotros sabemos que hemos pasado de muerte a vida, en que amamos a los hermanos. El que no ama a su hermano, permanece en muerte. 15Todo aquel que aborrece a su hermano es homicida; y sabéis que ningún homicida tiene vida eterna permanente en él. Juan 13:34Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros. 35En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros. 1 Juan 2:9El que dice que está en la luz, y aborrece a su hermano, está todavía en tinieblas. 1 Juan 3:10En esto se manifiestan los hijos de Dios, y los hijos del diablo: todo aquel que no hace justicia, y que no ama a su hermano, no es de Dios. 1 Juan 3:14Nosotros sabemos que hemos pasado de muerte a vida, en que amamos a los hermanos. El que no ama a su hermano, permanece en muerte.