42 LATERCERA Miércoles 17 de agosto de 2016 Sociedad Cultura Ingrid Bergman in her own words De Stig Björkman. Suecia, 2015. En DVD y Blu-ray desde el 16/8 (Desde US$ 27.99 en amazon.com). [CINE] La Criterion Collection lanza en Blu-Ray y DVD Ingrid Bergman in her own words, el documental del crítico Stig Björkman estrenado el año pasado, para el centenario de la actriz de Casablanca. Basado en sus diarios, cartas y filmes caseros, el registro ilumina la silueta de la triple ganadora del Oscar. Por Pablo Marín La mujer que no se arrepintió O CHO años después de escandalizar a EE.UU. por embarazarse de un italiano que no era su marido, Ingrid Bergman sonreía ante la prensa reunida en Nueva York, en su regreso a un país que no pisaba desde 1949. Le preguntaron para la ocasión, con su qué, si se arrepentía de algo de lo hecho en los últimos años. La actriz sueca, con una sonrisa particularmente amplia, respondió: “No tengo nada de qué arrepentirme. RR Su diario está en el archivo de la Wesleyan University de Connecticut. FOTO: ARCHIVO Sólo me arrepiento de lo que no hice”. Mezcla rara de candor, timidez y arrojo (para no mencionar su belleza enmudecedora), la actriz oriunda de Estocolmo estuvo bajo el escrutinio de la prensa buena parte de su vida. Y supo adecuarse a esa circunstancia, incómoda pero también reveladora de su estatus de monumento en la pantalla. Ahora vuelve a comparecer ante los espectadores, pero en sus propios términos y en sus propias palabras. En mayo de 2015, como parte de las celebraciones por el centenario de su natalicio, el Festival de Cannes no sólo ilustró el afiche de su 68ª edición con una foto de la protagonista de Casablanca: también estrenó Ingrid Bergman in her own words. El documental del crítico y realizador Stig Björkman se basó principalmente en material inédito -diarios, cartas, notas, fotos (muchas), películas caseras filmadas por ella misma-, que van alternando el espacio íntimo con las luces del espectáculo, la trayectoria vital con los hitos profesionales. Otra mujer es la que allí asoma. Otra, que sin embargo no deja de ser Ingrid Bergman. Un año más tarde aparecen el DVD y el Bluray del filme, editados por The Criterion Collection. Un inesquivable para los fans, por si faltara decirlo, pero también una insospechada y conmovedora forma de redescubrir a la persona y al personaje. O simplemente de descubrirlos, que nunca es tarde. Santa, puta y santa Huérfana de madre a los tres años y de padre a los 14, esta chica tímida se inventó seres imaginarios con los que conversar en ausencia de hermanos (sus padres tuvieron otros dos hijos, fallecidos poco después de nacer). Sin proponérselo, fue desarrollando personajes y, por esa vía, convirtiéndose en actriz. En paralelo, inició la escritura de un diario de vida al que Björkman pudo acceder en el archivo de la actriz, disponible en la Wesleyan University de Connecticut. “Voy a conservar este diario y ocultarlo para siempre”, son sus primeras palabras. “Tengo 14 años, dos meses y tres días. Nací el 2 de agosto de 1915. Mis padres fueron Friedel Adler y Justus Bergman. Fui bautizada como Ingrid. Era espiritual, irritante, terca y salvaje”. Para alguien que trabajó en cinco idiomas (sueco, inglés, alemán, francés e italiano) y vivió en varios países, las “raíces” estuvieron menos en un territorio que en sus diarios, sus cuadernos escolares y en la correspondencia, todo lo cual conservó a lo largo de su vida. En cuanto a las misivas, el documental rescata las que dirigió a tres de sus amigas, donde la franqueza se mezclaba con la candidez y con el asombro. Le faltaban palabras, por ejemplo, para expresar en el papel su amor por el neurocirujano Petter Lindström, su primer espo- so y padre de la primera de sus cuatro hijos. No podía creer, asimismo, que una vez llegada a Hollywood el célebre productor David O. Selznick –quien la contrató para estelarizar Intermezzo (1939), remake del filme sueco homónimo- le prepararía una recepción con estrellas como Clark Gable, Cary Grant y Gary Cooper. “Estaba tan feliz que no podía hablar”, apunta con cuidada caligrafía en su diario. El Hollywood de los 40 se rindió progresivamente a sus pies, mientras ella se veía cumpliendo un sueño que albergaba desde niña. Ganadora del primero de sus tres Oscar por La luz que agoniza (1944), criticó por escrito a algunos de los directores con los que trabajó, como Victor Fleming, y elogió a otros, como Alfred Hitchcock, para quien compuso uno de sus mejores roles en Tuyo es mi corazón (1946): “El saca lo mejor de mí, cosas que no imaginaba que tenía”. Espíritu libre, Bergman tuvo por esos años un amorío con el fotógrafo Robert Capa. Pero el bajo perfil de esta relación no pudo mantenerse en el caso de la que vivió con el cineasta italiano Roberto Rossellini, a quien declaró en una carta su admiración por filmes como Roma, ciudad abierta, así como su disposición laboral. El resto de la historia es conocida: él se la llevó a una isla volcánica a rodar Stromboli (1949), pero antes de que el filme viera la luz, se desató el escándalo por adulterio que llevó a que se la declarara persona non grata en EE.UU. y que Lindström la demandara por abandono de hogar. La actriz, que se convertiría en madre de tres hijos junto a Rossellini, se sintió injustamente invadida en su intimidad. Pero siguió adelante, incluso después de advertir que el método rosselliniano de actuación no era para ella. Eso sí, declararía orgullosa: “Pertenezco al mundo de fantasía del cine y del teatro. Y no me quiero ir”. En ese espíritu se “reconcilió” parcialmente con Hollywood tras el éxito de Anastasia (1956), que le daría una nueva estatuilla. “He pasado de ser una santa a ser una puta y luego, otra vez, a ser una santa. Todo en una sola vida”, anotaría. La mujer que actuó en cine, teatro y TV en Suecia, Alemania, EE.UU., Canadá, Inglaterra, Italia, Francia, España e Israel falleció el día de su cumpleaños, el 29 de agosto de 1982. Aparentemente, sin arrepentirse de nada.b