__________________________________________________________________________________________ Historias que contar Belisario Domínguez Palencia Nace en Comitán, Chiapas, el 25 de abril de 1863. Su abuelo, Pantaleón Domínguez fue un destacado liberal que participó en las guerras de Reforma y contra la intervención francesa, que fue tres veces gobernador de Chiapas entre los años de 1864 y 1875. Su padre, también militante del Partido Liberal, perdió una pierna en la defensa de Comitán contra los franceses. Su madre, Pilar Palencia era originaria de Guatemala. Belisario realiza sus primeros estudios en su ciudad natal y después ingresa al Instituto de Ciencias y Artes en San Cristóbal Las Casas en donde cursa hasta la preparatoria En 1879 viaja a Europa con su hermano a seguir su formación en la Escuela de Medicina de París. El 17 de julio de 1889, recibe su título de Médico Cirujano, Partero y Oculista. El 14 de diciembre del mismo año regresa a Comitán y a principios de 1890 instala ahí su consultorio. Emprende largos viajes para llegar hasta las zonas marginadas y atender a los enfermos. En 1902 se traslada a la ciudad de México para hacer atender a su prima y esposa, Delina Zebadúa, que está enferma y fallece en 1903. Ese mismo año publica y hace circular un escrito titulado “Chiapas” en el que denuncia la miseria de Chiapas por sus malos gobernantes a pesar de sus enormes riquezas y llama a los periodistas a hacer una campaña acerca de las necesidades de Chiapas; en otro escrito similar se queja de la falta de respuesta de los periodistas. En 1904 funda en Comitán el periódico El Vate, en el que publica artículos contra Díaz y el gobernador porfirista de su Estado, e instala una farmacia que nombra “Fraternidad” que ofrece precios especiales a la gente pobre. Se enfrenta al gobernador Rafael Pimentel ante la incautación del capital del Hospital Civil de Comitán que funcionaba exitosamente y a los pocos días el gobernador regresó los fondos. En 1911 es candidato del Partido Liberal a Presidente Municipal de Comitán y gana la elección. En este cargo es cuando invita al sublevado Juan Espinosa Torres a dirimir la pugna por ubicar la capital del estado mediante una especie de ruleta rusa simultánea, de modo que quien salga vivo de los dos, decida si es Tuxtla o San Cristóbal. Al ser rechazada su propuesta participa en la lucha contra la insurrección. De su experiencia municipal concluye: “tendrán progreso efectivo los ayuntamientos cuando sean integrados por ciudadanos conscientes, sean libres y que sin tutelas, manejen sus fondos invirtiéndolos en la instrucción pública, donde se ilustre al ciudadano, educándolo en sus deberes cívicos; cuando cada ayuntamiento se preocupe por tener expeditas en su territorio las vías de comunicación y proteja la agricultura, procurando valerse por sí mismo sin esperar como limosna el apoyo del gobierno del estado y mucho menos el federal”… En 1912 es elegido senador suplente nominado por el Club Liberal Chiapaneco. En 1913 regresa a la Ciudad de México, para instalar a su hijo Ricardo que estudiará preparatoria, y desde los balcones del Hotel Jardín, en la calle de San Juan de Letrán, es testigo de la Decena Trágica y de cómo toma el poder Victoriano Huerta. Se ofrece a curar a los heridos víctimas de esos sucesos. El 3 de marzo muere el senador propietario Leopoldo Gout en la decena trágica y cubre la vacante. Al ingresar al Senado se suma al pequeño número de maderistas que formaban la Cámara Alta. El 25 de abril, Francisco León de la Barra, ministro de Relaciones Exteriores del gobierno de Huerta, solicita la autorización para que a los barcos norteamericanos en Veracruz, se les amplíe el plazo para su permanencia en el puerto. Domínguez en un incendiario discurso, señala que votará “en contra de la autorización que se nos pide, porque ella es un voto de confianza al gobierno que asesinó al presidente Madero y al vicepresidente Pino Suárez, porque es un gobierno ilegítimo y porque es un gobierno que ha restaurado la era nefasta de la defección y el cuartelazo" En la sesión del 16 de septiembre del Senado, rehúsa estrechar la mano de Huerta a pesar de estar en la comisión de recepción. El 23 y 29 de septiembre, los discursos que iba a pronunciar en el Senado son vetados por el presidente en turno de esa Cámara, dado su contenido contra Huerta, a quien llama usurpador, asesino, traidor, “vergüenza nacional” y pide su renuncia: “el pueblo mexicano no se puede resignar a tener por Presidente de la República a Victoriano Huerta, soldado que se adueñó del poder por medio de la traición y cuyo primer acto al subir a la presidencia fue asesinar cobardemente al presidente y vicepresidente legalmente ungidos por el voto popular.. Penetrad en vosotros mismos, señores, y resolved esta pregunta: ¿Qué se diría a la tripulación de un gran navío que en la más violenta tempestad y en un mar proceloso, nombrara piloto a un carnicero que, sin ningún conocimiento náutico navegara por primera vez y no tuviera más recomendación que la de haber traicionado y asesinado al capitán del barco? Vuestro deber es imprescindible, señores, y la patria espera de vosotros que sabréis cumplirlo. El mundo está pendiente de nosotros, señores miembros del Congreso Nacional Mexicano, y la patria espera que la honraréis ante el mundo, evitándole la vergüenza de tener por primer mandatario a un traidor y asesino.”. De todos modos imprime y distribuye los discursos con ayuda de María Hernández Zarco, (quien muchos años después sería honrada con la medalla Belisario Domínguez). El impacto fuera del Senado es grande. Como respuesta del dictador, el 7 de octubre de 1913, a las once y media de la noche, es sacado de su habitación en el hotel y conducido a una casa ubicada en Tacubaya; ahí es asesinado después de haber sido atormentado y cortado su lengua por los esbirros de Huerta, Gilberto Márquez, Alberto Quiroz, José Hernández Ramírez y Gabriel Huerta, quienes en las inmediaciones del cementerio de Coyoacán sepultan a flor de tierra el cadáver que habían intentado quemar. La desaparición de Belisario Domínguez da origen a las tormentosas sesiones celebradas los días 9 y 10 de octubre; la diputación chiapaneca solicita una investigación al respecto, la Cámara de Diputados acepta la propuesta, pide la solidaridad del Senado y se declara en sesión permanente. El consejo de ministros de Huerta exige a los diputados que retiren su petición y al negarse, es disuelta la cámara por medio de la fuerza pública y encarcelados 110 diputados. El Senado resuelve su autodisolución. Huerta acusa a ambas Cámaras de convertirse en el peor enemigo del Ejecutivo, porque gracias al asesinato de Belisario Domínguez se rompe la aparente legalidad en que se sustentaba la dictadura. Sus discursos y su muerte provocan que muchos políticos que consideraban a Huerta una opción mejor que la revolucionaria, rompan con el dictador y que a nivel internacional aumente el desprestigio del gobierno huertista. Concluye Silvia González Marín: “Belisario Domínguez, con su heroico sacrificio, ganaba para la Revolución la conciencia moral del pueblo mexicano”. Por decreto publicado el 28 de enero de 1953, su valor cívico es honrado con una medalla que lleva su nombre y otorga a mexicanos distinguidos cada 7 de octubre el Senado de la República.