Palabras del P. Abad Josep M. Soler durante la Vigilia de Santa María, que fue presidida por el arzobispo de Barcelona, Mons. Joan Josep Omella El P. Josep M. Soler confía a la Virgen de Montserrat “el momento que vivimos como pueblo, con sus aspiraciones y sus dificultades” "Que entre los ciudadanos de nuestro pueblo, tan plural, no haya espíritu de discordia, sino que tengamos todos un corazón de hermanos para construir una sociedad pacífica y justa, próspera y solidaria, que vea respetados sus derechos y que sea consciente de sus deberes" Montserrat, 27 de abril de 2016. El P. Abad Josep M. Soler, como es tradición en la Vigilia de Santa María de Montserrat, celebrada anoche y presidida por primera vez por el nuevo arzobispo de Barcelona, Mons. Juan José Omella, pronunció unas palabras en el momento en que los representantes de diversas entidades hicieron una ofrenda para que las lámparas que, en su día, ofrecieron a la Virgen y que rodean la nave y las capillas de la basílica, "continúen ardiendo como un recuerdo permanente de quienes las ofrecieron y de los que actualmente forman parte de aquellas entidades; estas lámparas son como una invocación hecha luz, ante la Santa Imagen de nuestra Patrona". El P. Abad, que recordó que la Vigilia de Santa María de Montserrat es cada año un momento intenso de comunión eclesial entre los miembros de las diez diócesis con sede en Cataluña y de conciencia cívica en bien de nuestro país, pero con un espíritu abierto al mundo, dijo que "nos sentimos urgidos a la solidaridad activa con tantas formas de marginación y de pobreza que vivimos, a la solidaridad activa con los exiliados que se encuentran en situaciones inhumanas y con las víctimas de los recientes terremotos. El Papa Francisco nos urge a no olvidarlos y hacer gestos concretos a favor de ellos". El P. Josep M. Soler recordó también a dos personajes muy vinculados a Montserrat, como son "San Ignacio de Loyola y el venerable Josep Torras i Bages". "El primero, de quien se celebra un año santo en los lugares del camino ignaciano, vivió en Montserrat un momento muy importante y significativo de su proceso de conversión y de donación radical a Jesucristo; aquí hizo su confesión general, veló las armas toda una noche ante la Santa Imagen; aquí cambió el traje y la vida de caballero por los de peregrino de Jesucristo; aquí encontró el acompañamiento espiritual de un monje de la comunidad", explicó. Y del obispo Torres i Bages, de quien este año se conmemora el centenario de su muerte, dijo "fue un gran devoto de la Virgen de Montserrat, amigo del monasterio y admirador de San Benito; consideraba Montserrat como la casa grande de Cataluña, valoraba la vivencia de la liturgia, la irradiación sobre el pueblo catalán y la dimensión cultural. Por todas estas razones, quiso recibir la ordenación episcopal en esta basílica. En su vida santa, sirvió incansablemente a la Iglesia y a Cataluña". "Confiamos a nuestra Patrona la Iglesia que peregrina en Cataluña -continuó el P. Abad-, para que sea un testimonio viviente de la misericordia de nuestro Padre del Cielo y, desde la vivencia del Evangelio, sirva a todos con humanidad. Confiamos, también, a nuestra Patrona el momento que vivimos como pueblo, con sus aspiraciones y sus dificultades. Que, tal como nos enseña a orar Torras y Bages en su Visita espiritual a la Virgen de Montserrat, entre los ciudadanos de nuestro pueblo, tan plural, no haya espíritu de discordia, sino que todos tengamos un corazón de hermanos para construir una sociedad pacífica y justa, próspera y solidaria, que vea respetados sus derechos y que sea consciente de sus deberes", concluyó el P. Josep M. Soler. Departamento de Prensa y Comunicación de Montserrat 93 877 77 75 / 606 942 948 / oscarbardaji@abadiamontserrat.net