CON MOTIVO DE LA DESAPARICIÓN DE LA MAYOR COMUNIDAD

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CON MOTIVO DE LA DESAPARICIÓN DE LA MAYOR COMUNIDAD JUDÍA DE EUROPA…
DECIMOS KADISH
3 de Noviembre de 2010
Ya no están, los preciosos judíos polacos vestidos festivamente con sus barbas blancas.
Ya no están, las doncellas que cantaban, acompañándose al piano, el último “Shlager”.
Ya no se oyen, las “Jazanut” en honor del “Oibershten”, que llenaban de melodías el Shul.
Ya no se perciben las dulces palabras, apenas oíbles, que se decían los enamorados.
Ni las canciones de cuna que entonaban las madres de “Mlave” para dormir a sus hijos. Tampoco los
gritos de los “treger”, quienes se abrían paso por las calles de Varsovia, para entregar el bulto que les
habían encomendado.
Ya no están los “Shtiblaj” y sus “mitpalelim” en los que se competía para hacerse oír por el
“Oibershten”, “El Davenen” era competitivo.
Todos iban a ser masacrados, pero no lo sabían. Tal vez, no lo querían saber. Ninguno de ellos, ni
siquiera aceptaba la posibilidad de terminar en un Campo de Exterminio.
El judío, no solamente el polaco, acepta como una posibilidad remota, la idea de morir Al Kidush
Hashem.
Desde luego en 1939, fecha de la invasión alemana a Polonia, esto no estaba en la mente de los
habitantes de una nación recientemente creada. Se resistían.
La vida judía en Polonia era muy intensa. En temporada, los varios teatros judíos cambiaban de programa
para atraer al público. Los habitantes judíos de Varsovia frecuentaban los conciertos de música clásica,
con excelentes intérpretes locales. Los artistas y los intérpretes judíos, viajaban a las ciudades
extranjeras en las que había público judío. Se producían veinte películas de largometraje por año.
En Polonia nació el idioma “Esperanto”, creado por Ludwik Zammenof, y frecuentemente se celebraban
congresos a los que asistían representantes del mundo entero. Polonia era la fuente de la cultura en
yidish, el Manantial, que se difundía en los países en los que había comunidades judías ashkenazitas.
Ya antes de la llegada de los alemanes, frecuentemente había manifestaciones contra los judíos. En las
calles, los “narodniki”, nacionalistas polacos gritaban “Zhidi na Palestina”.
En 1937 los alemanes expulsaron, por “Zshabshe”, en la frontera germano – polaca, un número
importante de judíos polacos ilegales que vivían en Alemania. Los polacos nos los quisieron aceptar,
tuvieron que quedarse varios días en el limbo.
En verano los niños podían ir a un campamento de verano de la OSE, uno de ellos llevaba el nombre de
“Medem”. Las familias en mejores condiciones económicas tomaban vacaciones en los países vecinos.
A partir de 1942, empezaron a llevarse a los niños, incluso los del Orfanatorio Central de Varsovia, en los
trenes que iban a Treblinka. Janusz Korzjak no los dejó ir solos. En Treblinka no sobrevivía nadie, era una
eficaz “Fábrica de la Muerte”, únicamente para matar a judíos polacos.
Auschwitz fue el Campo de Exterminio en el que más judíos polacos fueron asesinados. Pero no había
lugar geográfico en la nación de Pilzutsky, en el que no hubo matanzas de judíos. Los tupidos bosques de
Polonia fueron alimentados por las cenizas que salían de los Hornos Crematorios instalados en los varios
Campos de Exterminio.
Judíos polacos emigraron a fines del siglo XIX y a principios del siglo XX. En 1920 había casi 100 mil
judíos polacos en París. Todos eran ilegales, pero los hombres encontraron trabajo en la Fábrica de
Automóviles Renault, y las mujeres como costureras de los grandes diseñadores de moda parisinos.
Hoy, se pueden encontrar judíos polacos en Israel, de los que sobrevivieron, y están tratando de revivir la
cultura teatral de obras que antes se interpretaban en Varsovia.
Sesenta y seis años después de que pudimos constatar quiénes faltaban, porque fueron asesinados,
digamos Kadish.
Amén.
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