Construyendo Confianza Imperativo y mandato constitucional para los servidores públicos Políticamente, Colombia ha sido definida como un Estado Social de Derecho por la Constitución Política de 1991, cuyo artículo 2º define los fines esenciales del Estado: “servir a la comunidad, promover la prosperidad general y garantizar la efectividad de los principios, deberes y derechos consagrados en la Constitución; facilitar la participación de todos en las decisiones que los afectan y en la vida económica, política, administrativa, y cultural de la Nación; defender la independencia nacional, mantener la integridad territorial y asegurar la convivencia pacífica y la vigencia de un orden justo. Las autoridades de la República están instituidas para proteger a todas las personas residentes en Colombia, en su vida, honra, bienes creencias y demás derechos y libertades, y para asegurar el cumplimiento de los deberes sociales del Estado y de los particulares.” Conforme al mandato constitucional el Estado y las entidades que lo integran existen para garantizar el cumplimiento de esos fines en el marco de los valores y principios también consagrados en la Carta Política. Esto implica pasar de imperativos morales constreñidos al fuero personal, a exigencias constitucionales que condicionan el cumplimiento de las funciones específicas. En consecuencia, la responsabilidad de cualquier Entidad de la Administración Pública es cuidar, manejar y utilizar los bienes públicos en procura del bienestar de todos los habitantes del territorio nacional. Las leyes representan un comportamiento codificado, que formaliza las expectativas sociales acerca de las decisiones, acciones y prácticas de las instituciones. Estas leyes son un mínimo exigible, son una forma de regulación social pero, no es la única forma de regularse. Lo público y la responsabilidad social Un Estado Social de Derecho supone la libertad de las personas, la existencia de una economía de mercado y de una sociedad civil, como condiciones para que sus habitantes convivan y prosperen en paz y con equidad. Tales condiciones imponen un cambio profundo de las costumbres en las entidades y, más específicamente, en los Servidores Públicos. Bogotá ª Colombia ª ccre@ccre.org.co www.ccre.org,co 1 Aunque el problema de la legitimidad se resuelve en cierta medida con el incremento de la participación y controles ciudadanos, la exigencia de un compromiso de los funcionarios con lo público es imperativa; esto incluye desde tener reglas y criterios claros sobre conflictos de interés, hasta la demostración de idoneidad para ocupar cargos públicos. Esa exigencia de integridad en los cargos -sin la cual se pone en duda la legitimidad de las acciones de los funcionarios y de la Entidad-, es necesaria dado que quienes optan por dedicarse a los asuntos públicos adquieren responsabilidades frente a la sociedad y la sociedad tiene, por consiguiente, derecho de ejercer su control. Del servidor público se espera un compromiso personal consistente con la naturaleza de su trabajo, que atañe directamente a la construcción y cuidado del bien de la Comunidad1. Al asegurar la satisfacción de las necesidades particulares de sus funcionarios, el Estado también crea fuertes vínculos éticos que, además de motivar el cumplimiento del compromiso personal, evitan la ocurrencia de conductas que afecten los bienes públicos. En esa perspectiva, el control de los servidores públicos depende tanto de la capacidad de los directivos como de los diversos mecanismos de consulta, participación y veeduría ciudadanas, que garantizan la legitimidad de la gestión pública. Cuando tales mecanismos frenan la intromisión de intereses particulares en la gestión pública, complementan, desde la ciudadanía, los esquemas de control instalados en las propias entidades. El comportamiento de los funcionarios es la base en la que descansa la confianza en el gobierno: los ciudadanos esperan que, a través de sus funcionarios, el Estado satisfaga sus necesidades. Como la acción del Estado reviste una gran variedad de modos y maneras, las relaciones específicas de cada ciudadano con las instituciones y los funcionarios, proveen una infinidad de percepciones individuales e, inclusive, sentimientos encontrados respecto a la competencia del Estado. El tema ético del Bien común ha sido traducido al lenguaje de la administración pública como “el compromiso con el interés general, (y con) la existencia de un patrimonio común, la relación con el poder político, la posibilidad de decidir o de regular actividades sobre toda la sociedad”. ARCILA, Oscar Hernando. Aproximación teórica y metodológica para estudiar el fenómeno de la corrupción. En: DEPARTAMENTO ADMINISTRATIVO DE LA FUNCIÓN PÚBLICA. Aproximación Teórica y práctica al estudio e identificación de riesgos de corrupción. Bogotá: 2000. p. 19. No obstante, en la literatura de administración pública norteamericana se habla de “resultados que valoran los ciudadanos”, en lugar del tradicional “interés público”. Ver: BARZELAY, Michael y ARMAJANI, Babak. Atravesando la burocracia. En: SCHAFRITZ y HYDE. Clásicos de la administración pública. FCE: México. 2000. p. 967-968. 1 Bogotá ª Colombia ª ccre@ccre.org.co www.ccre.org,co 2 La grandeza moral del Estado determina la competencia moral de sus funcionarios. Sólo un auténtico Estado Social de Derecho puede formar funcionarios que se asumen en el respeto no solo de las leyes, sino que mantienen una conducta recta. La construcción de lo público y de bienes colectivos2 Todo bien o servicio destinado a satisfacer necesidades que hagan posible una vida digna a todos, constituye una parte de los bienes públicos (o bienes colectivos): la justicia, la seguridad, los servicios domiciliarios, la educación básica, la salud preventiva, el transporte, la vivienda, las comunicaciones, entre otros.. En ese sentido se puede afirmar que lo público es aquello que conviene a todos, de la misma manera, para la dignidad de todos. El andén o el parque son públicos en tanto están allí para el disfrute de todos sin exclusiones por razón de clase social, edad, sexo, creencias políticas o religiosas. Cuando la disponibilidad o el goce de estos bienes o servicios excluyen a una parte de la población -o difieren en la calidad para unos y otros-, hay una inequidad evidente. Igualmente, cuando los bienes o servicios públicos se construyen en función de intereses particulares (de grupos o sectores sociales) y las decisiones sobre el acceso o el buen uso del bien o servicio están determinadas por motivos distintos del bien común, ese bien público es excluyente o inequitativo. Es lo que se entiende como corporativizar lo público: apropiarse, para beneficio privado, de un bien que debe existir para todos de la misma manera. La corrupción es la apropiación privada de lo público. Lo público es construido por colectivos, es decir, por todas aquellas personas o grupos cuyas actividades y propósitos trascienden el ámbito de lo privado y de los entornos inmediatos. En ese sentido, los colectivos están conformadas por aquellas personas que, con sus actuaciones y decisiones, modifican los modos de pensar, sentir o actuar de una sociedad. Tal capacidad las convierte en referentes que orientan y definen las aspiraciones o expectativas colectivas. Todo cambio social y cultural requiere de colectivos líderes como: Servidores Públicos, porque de ellos depende el manejo del Bien Público por excelencia: el Estado y la aplicación de las leyes. Un Estado bien administrado es la base de la equidad, de la gobernabilidad y de la autoridad pública. Toro José Bernardo, La construcción d lo público desde la sociedad civil, en Lo público, una pregunta desde la sociedad civil, Quebecor Impreandes, Ltda. Bogotá, 2001. 2 Bogotá ª Colombia ª ccre@ccre.org.co www.ccre.org,co 3 Políticos, cuando hacen converger los diferentes intereses de las personas hacia la construcción de intereses y bienes públicos. También cuando hacen leyes útiles. Intelectuales, cuando contribuyen a hacer entender, explicar e interpretar los problemas de la sociedad en función del bien colectivo. Con su pensamiento abren puertas, perspectivas y ayudan a ordenar la incertidumbre de la sociedad. Comunicadores, cuando contribuyen y crean condiciones para que los diferentes sentidos, actuaciones y formas de ver la realidad (que existen en la sociedad) puedan circular y competir en igualdad de condiciones. Artistas, porque a través del arte (música, pintura, actuación, teatro, etc.) una sociedad se expresa y puede observarse para cambiar. El verdadero arte es una expresión de la sociedad en que se produce. Empresarios, cuando producen racionalmente bienes y servicios para la vida digna de todos, y todas sus actuaciones rentables están guiadas por criterios de responsabilidad social. Líderes de organizaciones de la sociedad civil (ONG, sindicatos, cooperativas, asociaciones profesionales, etc.) cuando crean o administran entidades que producen bienes colectivos, facilitan las transacciones y contribuyen a fortalecer la cooperación entre lo público y lo privado para reducir la pobreza. Líderes sociales y comunitarios, cuando crean organizaciones y bienes colectivos para la vida digna de los barrios y de las comunidades. Líderes religiosos, en cuanto ellos tienen autoridad en la intimidad de la conciencia y en la visión de lo trascendente religioso. Las organizaciones y su Responsabilidad Social Una organización es tanto más útil para la sociedad en la medida en que genere más intercambios con otras organizaciones o con las personas en su vida diaria. Las organizaciones generan más transacciones útiles y fáciles cuando tienen reglas bien definidas para interactuar entre sí o con las personas. Por el contrario, cuando las organizaciones tienen reglas ambiguas o contradictorias, los intercambios son lentos y costosos en tiempo y dinero. Mientras más intercambios (transacciones) útiles generen las organizaciones, la sociedad es más dinámica y produce más riqueza. Toda organización requiere delimitar una identidad que la diferencie y la identifique dentro del todo social. Esto implica: aceptar y reconocerse como distinto para poder reconocer a otros; crear reglas de inclusión (quiénes pueden pertenecer) y de exclusión (quienes no pueden pertenecer), lo que implica a sus miembros aceptar Bogotá ª Colombia ª ccre@ccre.org.co www.ccre.org,co 4 reglas internas y externas, entender y obligarse a tener comportamientos específicos frente a otros y ante sí mismos; definir formas y normas de articulación, rearticulación y desarticulación con otras organizaciones para establecer convenios, contratos, intercambios y concertaciones; y aprender a hacer planes y proyectos para garantizar la supervivencia y la proyección de la organización, lo que exige aprender a diseñar fueros sociales (con otros), a cuidarlos y a defenderlos. Por tanto, la Responsabilidad Social significa reconocer que las organizaciones actúan en contextos sociales particulares, con un poder y unos efectos específicos que pueden contribuir al incremento de la exclusión o por el contrario a una creciente democratización que se oriente a hacer viable nuestra sociedad en el contexto global. Necesidad de la gestión ética en las entidades públicas Se evidencia en nuestro país la existencia de una dualidad moral: al lado de las reglas de equidad o imparcialidad propias del Estado Social de Derecho, existe una tradición moral basada en las relaciones de amistad o parentesco. Las reglas de imparcialidad corresponden a una moral que tiende a los principios universales abstractos que se concretan en el ejercicio de la ciudadanía, cuyas características son el respeto a la ley, el nacionalismo, la moderación y la equidad en las decisiones, y el orden en la convivencia ejercido a través de una moral pública común. No obstante, estas reglas universales siempre han convivido con costumbres políticas reales, que configuraron una sociedad dividida estamentos. Como resultado, las entidades políticas crearon regulaciones carácter universal, pero el gobierno real ha expresado el interés de estamentos que detentan el poder religioso, económico o político. las en de los El efecto del encuentro de estas dos moralidades es que “bajo el manto formal del Estado de derecho se esconde una red de conexiones familiares, clientelares, gremiales, amistosas... que alteran completamente el funcionamiento del sistema legal. No es que no haya legalidad y nos dirijamos al caos, es que la sociedad funciona según unas leyes distintas a los códigos: leyes no universales, sino resultado de la imbricación de sistemas particulares de relaciones y preferencias”.3 La dicotomía entre la justicia y el bienestar, es el dilema entre elegir lo universal o lo particular, en el que la elección de un término exige el sacrificio 3 GONZÁLES FABRE. Op. cit. p. 24. Bogotá ª Colombia ª ccre@ccre.org.co www.ccre.org,co 5 del otro: si se cumple con las leyes de justicia, sacrifico mi bienestar, y si busco mi bienestar, debo infringir las leyes de justicia. El Estado moderno se sustenta en el valor de la justicia entendida como equidad, dentro de una regulación para la estructura básica de toda sociedad: la constitución, las formas de propiedad legalmente reconocidas, la organización de la economía y la naturaleza de la familia. Cada persona tiene derecho a un esquema plenamente adecuado de libertades básicas iguales que sea compatible con un esquema semejante de libertades para todos. Las desigualdades sociales y económicas tienen que satisfacer dos condiciones: primera, deben relacionarse con puestos y posiciones abiertos para todos en condiciones de plena equidad y de igualdad de oportunidades; y la segunda, deben redundar en el mayor beneficio de los miembros menos privilegiados.4 La corrupción ataca las reglas de justicia imparcial de la sociedad y las suplanta por reglas propias de las relaciones personales. La corrupción entra en juego cuando se pretende alterar la objetividad de decisiones de contratos, premios, impuestos, concursos o postulaciones a favor o en contra de algunas personas o grupos, sobre la base de transferencias de recursos o servicios a las personas o grupos de quienes depende la decisión de asignaciones o concesiones, o el fallo de penas o premios. Si las organizaciones y los individuos se definen por intereses exclusivamente particulares, entonces estamos frente a la disolución de los vínculos de confianza y cooperación, que permiten hablar de convivencia en un marco institucional. En ese caso, la corrupción lleva a la comunidad a su propia disolución: Las personas que se benefician de la corrupción en mediana y gran escala son una minoría, de manera que los recursos públicos alcanzan para menos personas; el Estado no se rige por la ley, sino por consideraciones particulares. Prevenir la corrupción y generar procesos para reducirla es, sin duda, el camino necesario para la consolidación de un Estado Social de Derecho y de una economía de mercado eficiente en Colombia, que garanticen los derechos y ofrezcan unos bienes de calidad, para resolver las necesidades de todos sin exclusiones. En ese sentido, la prevención de la corrupción debe insistir en la necesidad de diferenciar los ámbitos de la vida: la esfera privada se rige por relaciones de afecto y amistad; pero lo público debe construirse desde reglas de justicia, que aseguren la protección de los derechos a todos los ciudadanos de manera equitativa. 4 RAWLS, John. Liberalismo político. FCE: Bogotá. 1996. p. 271. Bogotá ª Colombia ª ccre@ccre.org.co www.ccre.org,co 6 Toda gestión en una organización es una forma de interacción y, en consecuencia, supone intereses comunes, reglas de cooperación, normas de conductas aceptadas mutuamente. El mundo de las organizaciones, incluso en el actual marco del mercado global, es cooperativo, y esa cooperación básica marca los límites de toda competencia, pues en realidad toda gestión supone grandes y complejas formas de cooperación y confianza. El problema no se reduce a volver creíbles y confiables a los diversos grupos políticos, ni a determinadas entidades. Se necesita que las Entidades públicas expresen valores con los cuales se puedan comprometer los ciudadanos, dentro de la orientación hacia la construcción de una Nación viable para todos sin exclusiones. Bogotá ª Colombia ª ccre@ccre.org.co www.ccre.org,co 7