Guerrero: el PRI, aliado al cacicazgo criminal de PRD

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Martes 27 de Octubre, 2015
Carlos Ramírez
Guerrero: el PRI, aliado al
cacicazgo criminal de PRD
Carlos Ramírez
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espués de diez años de gobiernos perredistas desastrosos y de cuando menos
medio siglo de gobiernos priístas marcados por el crimen, la violencia y la corrupción, el PRI regresa hoy al gobierno de Guerrero en condiciones de ausencia de controles políticos
y acotado por el control político del PRD.
Lo malo del asunto es que el priísta Héctor Astudillo —que perdió en el 2011 contra el priísta-perredista Ángel Aguirre Rivero— ganó el gobierno
después del colapso Iguala-Cocula-Ayotzinapa pero
en los hechos carece de una propuesta de gobierno
en crisis, llega sin margen político de maniobra y
con los hilos de poder estatal en manos del mismo
PRD que engendró la crisis 2005-2014.
Se trata, por lo demás, del mismo PRI que prohijó el peor gobierno priísta del siglo XX: el de Rubén
Figueroa Figueroa, gran cacique camionero, secuestrado por Lucio Cabañas y cuya liberación llevó a la
muerte del líder guerrillero, que enfrentó una de las
primeras denuncias de represión crónica por 500
activistas desaparecidos, aunque Figueroa respondió que “los desaparecidos están muertos”, sin que
las autoridades abrieran un expediente judicial.
Guerrero cayó en manos del PRD en el 2005: el
primer gobernador perredista, Zeferino Torreblanca,
salió en medio de acusaciones de crímenes políticos, corrupción y represión sin que el PRD lo llamara a cuentas; le siguió el priísta Aguirre Rivero,
quien renunció al PRI sólo después de que el PRD
lo había designado candidato a gobernador porque
no quería perder los privilegios del priísmo sin que
el PRD se los equiparara. Aguirre se vio obligado
a abandonar el gobierno por el colapso de los 43
normalistas secuestrados en septiembre de 2014 por
órdenes del alcalde de Iguala, José Luis Abarca, y
entregados para su asesinato al grupo criminal Guerreros Unidos, vinculado a su esposa María de los
Angeles Pineda.
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Carlos Ramírez
Luego del cacicazgo priísta de los Figueroa,
Guerrero cayó en el cacicazgo político del PRD:
Abarca, procesado por vínculos con el narco y el
crimen de los 43 normalistas, ascendió al poder
municipal con el apoyo de Aguirre, la propuesta
de López Obrador y el aval de Jesús Zambrano
como presidente nacional de PRD.
La crisis de Iguala-Cocula-Ayotzinapa sirvió
también para evidenciar la existencia de una estructura criminal a nivel de gobierno y de políticos perredistas. En medio de esos compromisos
de poder, el candidato del PRI Astudillo ganó las
elecciones y hoy tomará posesión acotado por
los poderes activistas perredistas de los maestros
de la CETEG, los normalistas, el crimen organizado protegido por el PRD local, las autodefensas vinculadas al narco y al crimen, y una socie-
dad empobrecida ajena a las luchas por el poder.
Astudillo ganó las elecciones por el voto de
repudio contra el PRD pero sin presentar un
programa de gobierno, una propuesta de reorganización del poder político, un mecanismo de
control no violento de las organizaciones sociales rupturistas y antisistémicas; tampoco cuenta
con un PRI organizado socialmente como para
ir sustituyendo instancias corrompidas; ni menos
aún tiene una idea clara del diagnóstico de la crisis criminal del estado. En este sentido, Astudillo
podría estar condenado a pactar con el PRD y su
estructura criminal.
Lo peor que le puede pasar a Guerrero es que
el gobierno lo tenga el PRI pero el poder quede
en manos del PRD responsable de Iguala-Cocula-Ayotzinapa.
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carlosramirezh@hotmail.com
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