La Bética y su legado en Andalucía

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LA BÉTICA Y SU LEGADO EN ANDALUCIA
IES ANTONIO GALA
DEPARTAMENTO DE LATÍN
FACTORES DE ROMANIZACIÓN EN LA BÉTICA
Se conoce con el nombre de Romanización el proceso de integración de los pueblos conquistados a
las formas de vida, de gobierno, de cultura y de lengua de los romanos, también a sus leyes. No cabe duda de
que Roma ha dejado en Hispania una huella indeleble. La romanización de Hispania es muy profunda
especialmente en la Bética y en la provincia de Levante. Los españoles adoptaron el latín como lengua
general y, aunque perviven algunas manifestaciones autóctonas, aceptaron las formas políticas, religiosas,
económicas, sociales, artísticas y culturales de los romanos.
La actual Andalucía fue una de las zonas del Imperio Romano más intensamente romanizadas. De
ello nos habla la existencia del gaditano Cornelio Balbo, gran amigo de Julio César . También Trajano y
Adriano, emperadores romanos originarios de la Bética o el filósofo y maestro Séneca, originario de Córdoba.
La Bética tomó su nombre del río Betis (en latín Bætis), llamado en la actualidad río Guadalquivir.
Su capital fue la Colonia Patricia Corduba, la actual ciudad española de Córdoba. La provincia Bética no
coincide exactamente en sus límites geográficos con Andalucía.
Hispania según la división provincial romana del 27 a. C., donde pueden apreciarse los límites de la
Bética.
La Bética comprendía más del 75% del territorio de la actual Andalucía y una parte de Extremadura:
la mayor parte de las provincias completas de Cádiz, Córdoba, Huelva, Málaga y Sevilla, la mitad occidental
de las de Granada y Jaén, una quinta parte de la de Almería y parte del sur de Badajoz. No obstante los
límites cambian a lo largo de la andadura del Imperio aunque básicamente se establecen entorno a los arriba
marcados. La Bética era una provincia senatorial lo cual quiere decir que quedaba bajo la influencia y el
control directo del Senado, que encargaba a un procónsul el gobierno de la provincia.
Los factores que contribuyeron a la rápida e intensa penetración de la cultura romana en Andalucía,
así como los testimonios que nos indican la importancia de esta romanización en la configuración cultural de
nuestra Comunidad Autónoma fueron:
1. PREDISPOSICIÓN FAVORABLE DE LA ZONA
Toda la costa sur y este de Hispania había estado abierta al contacto con nuevos pueblos desde
muchos siglos atrás (griegos, fenicios, cartagineses), creando una cultura favorable a la asimilación
de lo extranjero, lo cual hizo rápido, duradero y voluntario el proceso de Romanización.
2. LAS VÍAS DE COMUNICACIÓN
La construcción de las vías romanas, por las que discurrían las legiones, y tras ellas el comercio,
facilitó la creación de campamentos y ciudades que pronto fueron núcleos de explotación agrícola y
comercial, así como focos de cultura. Las vías romanas en la Bética y sur de la Tarraconense son
conocidas principalmente por un famoso Itinerario (algo así como una guía de viajes, que señalaba
1
las distancias en millas a Roma y los principales albergues en el camino), el Itinerario Antonino 1.
Las calzadas romanas en Hispania más importantes: La vía de la Plata y la Vía Augusta partían de la
Bética. La Vía de la Plata, partía de Gades e Itálica y se dirigía hacia el norte de Hispania pasando por
Emérita Augusta. La Vía Augusta discurría desde Gades hasta los Pirineos por el este de Hispania.
Lógicamente existían pequeños ramales que facilitaban la comunicación con ciudades subsidiarias.
3. LA UNIFICACIÓN LINGÜÍSTICA
El territorio de la actual Andalucía adoptó rápidamente y por completo el uso del latín en la vida
diaria y como vehículo de propagación de la cultura, hasta el punto de que, según testimonios de la
época, habían olvidado sus lenguas maternas. La educación fue bastante cuidada en la región, pues hay
testimonios de un nivel cultural alto. En diversas poblaciones importantes (Cádiz, Córdoba, Écija/Astigi)
existieron escuelas públicas que enseñaron la cultura y la literatura latinas, y favorecieron la educación de la
población bética indígena. En Andalucía se conocen varias familias hispanas que llegan a intervenir
activamente en la vida cultural y política del Imperio. De hecho, una de las familias que dio brillo a la
literatura latina fue la de los Séneca, natural de Corduba (Séneca el retórico, Séneca el filósofo, Lucano). En
Cádiz es famosa la familia de los Balbos (senadores) 2 y de Itálica salen dos emperadores, Trajano y Adriano,
1
Es un documento de la Roma antigua que se supone redactado en el siglo III en el que aparecen recopiladas las rutas
del Imperio romano. De este itinerario solo se conserva la copia procedente de la época de Diocleciano (siglo IV).
2
Lucio Cornelio Balbo, rico hombre de negocios gaditano, que coincidió con Cayo Julio César en Cádiz. Este
encuentro resultaría crucial para su futuro, ya que se convierte en consejero y amigo del futuro dictador. En
el 59 a. C marcha junto a César a su campaña de las Galias siendo su enlace con Roma adonde viajaba continuamente
para mantener informado a César de los acontecimientos políticos en la capital. Estos años de trabajo duro, de
financiar con su fortuna las campañas romanas y de creación de un auténtico servicio secreto al servicio de Julio
César, le proporcionan un papel fundamental en la política romana del momento, siendo el artífice del pacto entre
Pompeyo y César en el año 56 a. C. (Pacto de Lucca). Sin embargo, tanto poder le acarrea problemas con los
enemigos de César, que le acusan de usurpar la ciudadanía romana abriéndose un proceso en el que fue defendido por
Cicerón con su famoso discurso "Pro Balbo". César, por mediación de Balbo, tras la Batalla de Munda (45 a.C.)
derrota final de los pompeyanos, otorgó la ciudadanía romana a los gaditanos. Balbo fue honrado con el consulado,
siendo el primer no itálico en conseguirlo.
2
que llevaron al Imperio a uno de sus mejores momentos en cuanto a expansión y estabilidad cultural y política
( I d. C - II d. C.).
4. LA ORGANIZACIÓN ADMINISTRATIVA Y SOCIAL: Las ciudades y la sociedad
El factor más importante de romanización fue el derecho romano, que estaba vinculado a la vida de
la ciudad. Así al hablar de derecho romano tenemos que hablar de la fundación de ciudades en torno al eje
del foro o de la plaza pública, en donde se exponían las leyes que regían la vida colectiva. Un ejemplo de ello
son los Bronces de Osuna.
Tabla 1 de la Lex Ursonensis (M.A.N., Madrid)
En el Imperio Romano y gracias a sus leyes y a su derecho administrativo, cada provincia se
encuentra dividida en conventus, unidades con fines de administración de justicia, si bien debieron tener
también funciones de reclutamiento de soldados y de recaudación de impuestos. La Bética estuvo dividida
en cuatro conventi: Gades, Corduba, Hispalis (Sevilla) y Astigi (Écija). Cada conventus estaba a su vez dividido en
civitates, es decir, porciones de territorio que estaban bajo la jurisdicción de un núcleo de población principal.
Las civitates tuvieron estatutos jurídicos diferentes, según fuera su base organizativa indígena o
romana.
Entre las indígenas existieron ciudades:
Federadas: exentas de impuestos y que mantienen su sistema jurídico indígena por haber hecho
un pacto con Roma. La Lex Flavia Malacitana, también conocida como Lex Malaca es un compendio de
cinco tablas compuestas por estatutos jurídicos que establecen el paso de Malacca (Málaga) de ciudad
federada a municipio de pleno derecho en el Imperio romano. La ley fue otorgada por el emperador
Vespasiano en el año 74, al amparo de la concesión de la latinidad a toda Hispania de forma generalizada.
Sin embargo, esta concesión de ciudadanía no entró en vigor hasta algún momento entre los años 81 y 96,
ya bajo el mandato del Emperador Domiciano.
Libres: exentas de impuestos por concesión del Senado, que podía volverse atrás en su concesión.
Estipendiarias: debían pagar impuestos por haber sido sometidas por las armas.
Entre las ciudades romanas, es decir, las ciudades jurídicamente privilegiadas, existieron:
Colonias: fundadas por Roma con ciudadanos romanos o latinos, a los que se entregaban lotes de
tierra. Itálica (Colonia Aelia Augusta Italica), fue la primera ciudad romana fundada en Hispania y
también fuera de territorio italiano. Fue fundada en el año 206 a.C. por el general Publio Cornelio
Escipión para establecer en ella a los soldados heridos que habían luchado contra los cartagineses en
la batalla de Ilipa, lugar donde actualmente está ubicado el pueblo de Alcalá del Río3.
3
La Batalla de Ilipa fue un enfrentamiento militar que tuvo lugar en la primavera del año 206 a. C. entre los
ejércitos romano y cartaginés, en el contexto de la Segunda Guerra Púnica. Los primeros estaban dirigidos por Publio
Cornelio Escipión, mientras que los segundos lo fueron por Asdrúbal Giscón y Magón Barca. El resultado fue una de
las más importantes derrotas de los cartagineses en terreno hispano. Esta batalla fue decisiva en la retirada cartaginesa
durante la conquista romana de Hispania.
3
Municipios: ciudades indígenas a las que Roma otorgaba el derecho de ciudadanía, bien latino con menos derechos-, bien romano -con más derechos.
Las ciudades se embellecieron con edificios públicos, al estilo de la capital del Imperio (foros,
termas, gimnasios, teatros, anfiteatros). Algunas obras de tipo militar o de interés público han
llegado en buen estado hasta nosotros, como sucede con el puente de Córdoba.
Puente romano de Córdoba, ejemplo de la durabilidad de las obras civiles romanas.
Se conservan restos arquitectónicos de gran importancia como la antigua colonia Itálica. En Itálica
se conservan restos de la red de alcantarillado, de la estructura de las calles. Hay restos de casas y mosaicos.
Se conserva muy bien el teatro y el anfiteatro con gran capacidad de acogida de espectadores. Los restos de
Baelo Claudia en Bolonia (Cádiz) nos hablan de una importante ciudad nacida en torno a las factorías de
salazón. En Málaga se ha reconstruido recientemente el Teatro Romano. Las termas de San Pedro de
Alcántara, el Teatro de Acinipo ( Ronda), las ruinas de Torrox (mosaicos, hornos y necrópolis), las ciudades
de Carmona y Osuna, con su importante huella romana, nos hablan de la romanización profunda de la Bética.
Asimismo, la típica estructura de la casa señorial romana, centrada en el atrio y ampliada en su parte
trasera con el peristilo, está recogida en los restos conservados en Andalucía de villas romanas, tanto rústicas
como urbanas. Por ejemplo, en los restos de la villa romana de Almedinilla en Córdoba es un soberbio
ejemplo de la arquitectura romana.
Las costumbres en las comidas también fueron adoptadas, y no fueron ajenos los pueblos de la zona
a los gustos de la urbe, ya que varias de las más famosas industrias de salazón de pescado y de
fabricación de garum (salsa para acompañar los platos de comida, muy apreciada y bastante cara,
hecha a base de las vísceras y restos de diversos pescados) se hallaban en la zona sur de la Bética
(Almuñécar, Fuengirola, Baelo Claudia).
Con respecto a las clases sociales, éste puede ser el reflejo que dejaron en Andalucía:
Los soldados y colonos, representantes de las clases sociales bajas romanas, eran
fundamentalmente de origen itálico, es decir, con ciudadanía, no romana sino itálica, sin
gozar de plenos derechos de participación en la vida política de la capital. Las clases bajas
hispanas convivieron pacíficamente y se mezclan con las clases bajas y medias de
procedencia romana o itálica. Muchos hijos de matrimonios mixtos obtenían con facilidad la
ciudadanía. Los hombres libres no ciudadanos (peregrini) formaban la mayoría de la
población hispana y disfrutaban de derechos civiles pero no políticos.
La clase dominante romana adquiere posesiones en la zona, pero la mayor parte de las veces
están ausentes de ellas, dejando su explotación en manos de administradores o arrendatarios.
Los beneficios sacados de estas explotaciones revierten principalmente en Italia, donde los
dueños invierten. Otro modo de intervención en Hispania por parte de estas clases
acaudaladas se hace por medio de las sociedades de publicanos, que explotan por
arrendamiento diversas posesiones y exclusivas del Estado: minas, recaudación de
impuestos. Parte de estos beneficios revierten en Italia, y otra parte se invierte en la
agricultura hispana. Las clases altas hispanas se asimilan y son absorbidas por las clases
altas romanas. Con bastante facilidad se concedió la ciudadanía romana a quienes se
hubieran distinguido en acciones en pro de Roma.
4
En cuanto a los esclavos, desde que se pacificó la zona, los esclavos no solían ser de
procedencia bética. Trabajaban principalmente en minas, explotaciones agrarias y talleres
artesanales.
5. EL EJÉRCITO
La romanización también se vio facilitada por la presencia en nuestra península de soldados y
comerciantes romanos. Muchos soldados veteranos se asentaron en colonias que Roma establecía para ellos,
una vez licenciados del ejército. Así se fundaron Itálica, Urso (Osuna) y Baena. Asimismo la presencia de
legiones romanas era una realidad. Normalmente los ejércitos acampaban en las afueras de las ciudades. Los
períodos de descanso o los asentamientos militares fijos permitieron mucho trato con los hispanos y en
muchos casos el nacimiento de hijos, fuera o dentro del matrimonio. Este contacto incrementaba también el
aprendizaje del latín por parte de los autóctonos, un latín poco culto al que se le conoce con el nombre de
latín vulgar, del que procede nuestro idioma, por evolución.
6 . LA RIQUEZA MINERA Y AGRÍCOLA
La gran riqueza agrícola de la Bética queda demostrada, por ejemplo en el gran número de talleres de
fabricación de ánforas y vajillas que sirvieron como recipientes para la exportación de cereal, vino, aceite, etc.
Cascotes de estos recipientes se encuentran por todo el Imperio. Fue especialmente rico y explotado el fértil
valle del Guadalquivir. La riqueza minera de Sierra Morena, en todo el norte de Andalucía (provincias de
Huelva, Córdoba y Jaén, especialmente) era muy conocida y codiciada por los pueblos que pasaron por la
región. La enorme riqueza de la región hizo posible el interés de Roma por mantener su poder y su
civilización en la zona, así como la aparición de numerosas familias importantes hispanas, que consiguen la
ciudadanía y el ascenso social.
7. LA RELIGIÓN
Todos los dioses de la religión romana recibieron culto en Hispania. El dios más venerado fue
Júpiter, seguido de Diana. En la Bética se conserva el Capitolio de Baelo Claudia, con los tres templos
dedicados a la tríada capitolina: Juno, Júpiter y Minerva, y hay noticias de templos en la
provincia de Huelva y en Cádiz. También en la Bética han aparecido imágenes de los dioses
romanos, como Mercurio, Venus y Diana. En época imperial, Hispania se unió al culto al emperador (culto
imperial), y se conservan restos y estatuas, que testimonian este hecho, dedicados al emperador del momento.
Así, en Itálica el templo estaba dedicado al dios Trajano (el emperador originario de esta ciudad). También en
Córdoba el templo estaba dedicado al culto imperial.
En Cádiz estaba el santuario más famoso de Hispania, el Herakleion, dedicado al Hércules gaditano,
antigua deidad fenicia, que por influencia del Heracles griego se transformó en dicha divinidad. Tito Livio
narra que Aníbal arribó a la isla para ofrecer al dios sus votos antes de emprender la conquista de Italia. En
este santuario, Julio César tuvo un sueño que le predecía el dominio del mundo después de haber llorado ante
el busto de Alejandro Magno, por haber cumplido su edad sin haber alcanzado un éxito importante.
Asimismo al igual que las religiones orientales influyeron en Roma, Hispania y la Bética no se vieron
libres de esta influencia. Por consiguiente encontramos abundantes manifestaciones de cultos orientales,
como los de Isis o Mitra, al que se le se le sacrificaban toros. Tenemos noticias de sacrificios de toro
(ceremonia del culto a Mitra) en Córdoba para frenar epidemias y catástrofes similares.
También era importante el culto de la Magna Mater o Cibeles. Más tarde llegaría el cristianismo, que
se extendió de forma notable por toda la península.
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