DOS MANDAMIENTOS INSEPARABLES XXXI Domingo del Tiempo Ordinario CICLO B -12, 28 Un escriba se acercó a Jesús y le preguntó: “¿Cual es el primero de los mandamientos?” -v.29 Jesús respondió: “El primero es: Escucha Israel: el Señor nuestro Dios es el único Señor; -v.30 y tú amarás al Señor tu Dios, con todo tu corazón y con toda tu alma, con todo tu espíritu y con todas tus fuerzas. -v.31 El segundo es: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No hay otro mandamiento más grande que éstos. -v.32 El escriba le dijo: “Muy bien, Maestro, tienes razón al decir que hay un solo Dios y no hay otro más que él, -v.33 y que amarlo con todo el corazón, con toda la inteligencia y con todas las fuerzas y amar al prójimo como a sí mismo, vale más que todos los holocaustos y todos los sacrificios”. -v.34 Jesús, al ver que había respondido, tan acertadamente, le dijo: “Tú no estás lejos del Reino de Dios”. Y nadie se atrevió a hacerle más preguntas. Mc 12, 28-34 Introducción: El relato está ambientado en Jerusalén, en los días posteriores de la entrada triunfal de Jesús en la Ciudad Santa y antes de su Pasión. Allí, después de que los miembros del Sanedrín, los fariseos, los herodianos y los saduceos, le han sometido a un particular interrogatorio con el fin de que cayera en el error y poder acusarlo de blasfemia y apresarlo, se acerca a Jesús un Maestro de la Ley, pero con una actitud diferente a los de aquellos, no muestra hostilidad. No pretende tenderle ninguna trampa. Tiene una importante pregunta que hacer y se la plantea a Jesús, reconociendo su autoridad. Marcos redacta este pasaje dividiéndolo en tres partes: 1) La pregunta del escriba sobre cual es el mandamiento principal (v.28) 2) La repuesta de Jesús asegurando que el mandamiento más importante son en realidad dos: amor a Dios y amor al prójimo (v.29-31). 3) El desarrollo que de esa repuesta hace el escriba es convalidada por Jesús (v.32-34) Aportes para la lectura: -v.28 Los escribas eran los encargados de redactar, copiar e interpretar las Sagradas Escrituras. Después del exilio y ante la ausencia de profetas, fueron los encargados de transmitir al pueblo la Ley de Moisés y la Palabra de Dios. Eran hombres que habían dedicado largos años de su vida al estudio de la Ley y en consecuencia, debido a sus conocimientos, eran consultados cuando surgía una duda acerca de la interpretación o puesta en práctica de algunos de los preceptos incluidos en la Ley. Como el número de los preceptos o normas que debían cumplirse eran tan elevado (más de seiscientos) era difícil distinguir entre lo esencial y lo secundario. No escapa de esto el escriba que se acerca a Jesús con una pregunta que por su formación, él mismo debía haber sabido responder. En aquel tiempo, se discutía sobre cual era el principal mandamiento de la Ley. Algunos daban la máxima importancia a la observancia del sábado, otros estaban obsesionados por las reglas de pureza, tanto de alimentos como de otros elementos. Por ese motivo, como no se podía determinar con precisión cual era el mandamiento principal, el escriba se acercó a Jesús, queriendo saber cual era su posición en esta polémica. -v.29/30 En primer lugar Jesús le responde citando un texto no incluido en los tradicionales diez mandamientos, sino con una frase tomada del libro del Deuteronomio que el maestro de la Ley debía conocer bien y además era rezado por los judíos en las horas de oración (tres veces por día): “Escucha Israel: el Señor es nuestro Dios, el Señor es único, ama al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con todo tu espíritu y con todas tus fuerzas” (Dt 6, 4-5). -v.31 Como segundo mandamiento, Jesús establece el amor al prójimo, que tampoco pertenece a la Tabla de la Ley, sino a otro libro de la Biblia, el Levítico: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo” (Lv 19, 18). En aquellos tiempos se consideraba prójimo a los conciudadanos israelitas (Lv 19, 16-18), extendiéndose más tarde a los extranjeros residentes en tierra Palestina, pero excluía a los paganos. Para Jesús es imposible separar el amor a Dios y el amor al prójimo, porque ambos son las dos caras de una misma realidad. Así lo afirma cuando dice: “No hay otro mandamiento más grande que éstos”. -v.32/33 El maestro de la Ley se muestra totalmente de acuerdo con lo dicho por Jesús y repite con palabras propias los dos mandamientos básicos, demostrando su propio conocimiento de la Biblia, agregando que estos mandamientos son más valiosos a los ojos de Dios que todos los sacrificios y holocaustos, tomando como referencia 1Sam 15, 22 y Os 6, 6. El sacrificio era un acto ritual consistente en ofrecer a la divinidad un bien material que le pertenecía, para conseguir su gracia y benevolencia. Los motivos por el que podía realizarse un sacrificio son variados: agradecimiento, demostración de amor, petición de algún favor, el deseo de alejar una desgracia o el aplacamiento de la ira divina por una acción contraria a los preceptos designados por Dios. También eran variados los elementos que se ofrecían en sacrificio: la mejor parte de la recolección, los mejores frutos, vino, pan, harina, sal, aceite o el sacrificio de un animal. El holocausto era el sacrificio más citado en el Antiguo Testamento. Su principal característica consistía en que la victima sacrificada, a excepción de la piel/cuero, era quemada completamente. El escriba reconoce que el culto que se ofrece a Dios, por medio de sacrificios, se convierte en un rito vacío de sentido, si no va acompañado del amor al prójimo. -v.34 Jesús escuchó como el escriba reaccionó ante su repuesta y añadió: “No estás lejos del Reino de Dios”. Jesús hace ver que el mandamiento del amor, no es solamente el mandamiento más importante para un judío, sino que lo presenta como el mandamiento principal de todos los que quieran entrar en el Reino. Desde ese momento, nadie más le formuló preguntas, más bien será Jesús quien las plantee. Aportes para la Meditación: Jesús enseña a “amar a Dios sobre todas las cosas”. ¿Cómo es mi amor a Dios? ¿Me entrego a él, lo tenemos en primer lugar? ¿Qué lugar ocupan las cosas materiales en mi vida? “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”. Prójimo son mis hermanos. ¿Cuáles son las aptitudes de amor que tengo hacia ellos (perdón, solidaridad, respeto, compasión, etc.)? y, ¿En cuales NO muestro ese amor? ¿Es verdaderamente el amor a Dios y al prójimo, el mandamiento más importante para nosotros? ¿Cómo lo demostramos? Modelo de Oración: Señor: renueva nuestra confianza. Danos un corazón nuevo, lleno de esperanza. Danos un corazón sin miedo que guarde tus palabras y las haga vida. Contemplación/Compromiso La contemplación, nos invita a recorrer, silenciosamente, en nuestra mente y en nuestro corazón lo que Dios nos ha mostrado durante esta lectio y nos ilumina a realizar un compromiso determinado, el cual debe ser concreto y debe implicar una respuesta a lo que Dios me pide