GESTACIÓN Y OBESIDAD. CONSECUENCIAS Y MANEJO JOSÉ LUIS GALLO VALLEJO INTRODUCCIÓN Al igual que el aumento de la obesidad en los países desarrollados ha seguido una progresión geométrica en los últimos años, también están aumentando las tasas de obesidad durante el embarazo. La incidencia de obesidad durante el embarazo es alta. Se estima en un 18,5-38,3% según las distintas series publicadas. Es así que entre 2 y 3 mujeres de cada 10 que acuden a la consulta prenatal tienen sobrepeso y 1-2 de cada 10 tienen obesidad. En el estudio realizado por nuestro grupo 1, el 8,3% de las gestantes presentaban obesidad severa o mórbida. Se trata, por tanto, de un problema frecuente que conlleva unos riesgos específicos que debemos saber controlar. El diagnóstico de obesidad se realiza en función del Índice de Masa Corporal (IMC), que se calcula a partir de la talla y el peso de la mujer. El IMC será el resultado del peso, expresado en kg, dividido entre la talla al cuadrado, expresada en m2, considerándose un valor normal entre 18,5 y 24,9 kg/m2. La clasificación de sobrepeso y obesidad se muestra en la siguiente tabla 2: Tabla 1. Clasificación de la obesidad según el IMC IMC Riesgo de problemas de salud Sobrepeso o preobesidad IMC ≥ 25 y <30 Incrementado IMC: ≥ 30 y <35 Alto IMC ≥ 35 y <40 Muy alto IMC ≥ 40 Extremadamente alto Obesidad • Clase I (moderada) • Clase II (severa grave) • o Clase III (mórbida) La obesidad tiene un importante impacto negativo en la salud reproductiva de la mujer; en efecto, influye en la concepción, con un incremento en la tasa de abortos, en el embarazo, parto y puerperio, con un mayor número de complicaciones materno-fetales, e influye de forma muy negativa, a largo plazo, tanto en la salud materna como en la neonatal por la frecuente asociación con el síndrome metabólico 3. CONSECUENCIAS DE LA OBESIDAD SOBRE EL EMBARAZO, PARTO Y POSTPARTO Desde el punto de vista de la morbilidad materna, la obesidad pregrávida materna incrementa de manera significativa el riesgo de diversas complicaciones durante el embarazo: 1. Asociadas al embarazo, tales como: a. Trastornos hipertensivos asociados al embarazo, entre 2-4 veces más frecuentes 4-7. b. Diabetes gestacional 8, entre 3-5 veces, aumentando dicho riesgo de manera directamente proporcional al IMC 9. c. Parto pretérmino, hasta 3 veces 6,10 , siendo este incremento de riesgo mayor aún entre la población afro-americana y afrocaribeña. La obesidad, por sí misma, no parece ser un factor independiente que ocasione el aumento de la prematuridad, sino las complicaciones médicas, como la hipertensión y la diabetes. d. Enfermedades respiratorias (asma, apnea obstructiva del sueño11). e. Complicaciones tromboembólicas mujeres con un IMC >30 kg/m2 12 . Así, se ha visto que las tienen un riesgo doble de trombosis durante el embarazo que las mujeres no obesas. f. Incremento del riesgo de colonización por el estreptococo grupo B en las gestantes con obesidad severa o mórbida 1. 2. Asociadas al parto: g. Las mujeres obesas tienen entre 3-6 veces mayor riesgo de tener fetos macrosómicos, independientemente de la presencia o no de diabetes gestacional 13. h. En estas gestantes, los partos son de mayor duración, a expensas de una fase de dilatación activa de evolución mucho más lenta 14. i. Aumenta de manera significativa la incidencia de distocia, duplicando el riesgo de parto instrumental y de cesárea 15. j. Aumentan las complicaciones anestésicas. 3. Complicaciones en el posparto inmediato : k. Hemorragia posparto severa, debido a la mayor incidencia de macrosomía fetal y a la menor biodisponibilidad de la oxitocina al aumentar el volumen de distribución de ésta. l. Infección puerperal y de la herida quirúrgica en caso de cesárea m. Tromboembolia Desde un punto de vista de los riesgos fetales, la obesidad se asocia con una mayor incidencia de: • Malformaciones fetales 16, 17 (defectos de cierre del tubo neural, defectos cardíacos, defectos de cierre de la pared abdominal, defectos de extremidades inferiores) a causa de la hiperglucemia y el déficit de folatos observado en estas pacientes. • Muerte fetal in útero, asociada con obesidad severa 18-21. No está claro si este hecho se debe a la propia obesidad o a las comorbilidades que se asocian frecuentemente. • Existe un mayor riesgo fetal en el parto de la mujer obesa, por la evolución más lenta del trabajo de parto y por el incremento de inducciones. • Complicaciones a largo plazo, en la edad adolescente, tales como el síndrome metabólico 3 con algunos de sus constituyentes (obesidad, diabetes). En este tema, nos vamos a centrar fundamentalmente en el manejo de la gestante con obesidad grave y mórbida MANEJO DE LA GESTANTE CON OBESIDAD GRAVE Y MÓRBIDA Ya se ha reseñado que la obesidad y el sobrepeso previo al embarazo, así como la ganancia excesiva de peso durante la gestación, son factores negativos que implican complicaciones para la embarazada, su feto y neonato, por lo que los embarazos de estas pacientes deben ser catalogados como embarazos de alto riesgo. Conllevan unas consideraciones especiales sobre su manejo, que en realidad debe iniciarse antes del proceso gestacional 22 , proporcionándole a la mujer consejos para la reducción del peso (dieta adecuada, realización de ejercicio físico, modificaciones de la conducta o estilo de vida y en circunstancias especiales, previo al embarazo, tratamiento farmacológico o médico quirúrgico), explicándole al mismo tiempo los riesgos que pueden existir durante el embarazo. La cirugía bariátrica debe ser considerada en todas las mujeres con un IMC >40 que deseen quedarse embarazadas y en aquellas con un IMC >35 y factores de riesgo asociados, como hipertensión, tabaquismo, etc…, cuando todos los intentos de normalización del peso con dieta y ejercicio han fracasado23. Estas mujeres que se han sometido a cirugía bariátrica como tratamiento de la obesidad tienen menos riesgo que las obesas para algunas de las complicaciones descritas durante el embarazo. Así, tienen menores tasas de diabetes gestacional, preeclampsia, macrosomas, pero presentan una mayor tasa de cesáreas, que puede llegar al 62% 24. El objetivo será conseguir una ganancia de peso de 7-11,5 kg para las mujeres con sobrepeso y obesidad moderada y de 7 kg como máximo para las mujeres con obesidad moderada, grave y mórbida. Para ello, se les recomendará: • Una dieta alta en fibra y carbohidratos complejos (2.000kcal) • Realización de ejercicio (caminar o andar) • No es recomendable la pérdida de peso durante el embarazo. En efecto, se les debe indicar que no es el momento de perder peso, sino de no aumentar más del necesario Al respecto, un reciente metaanálisis indica que intervenciones enfocadas hacia una dieta adecuada durante el embarazo pueden reducir la ganancia de peso hasta en 4 kg y, lo que es más importante, es la conducta más efectiva para la disminución de complicaciones tales como preeclampsia, diabetes gestacional, , hipertensión gestacional y partos pretérmino25 Durante el primer trimestre: • Cribado de diabetes gestacional mediante test de O´Sullivan. Si es positivo, curva de tolerancia a la glucosa para confirmar el diagnóstico. Si el O´Sullivan es negativo, repetirlo entre la 24-28 semanas • Evaluación de la función cardíaca (electrocardiograma basal y, si es anormal, un ecocardiograma y una interconsulta a Cardiología). • Evaluación de la función renal y hepática • Ecografía 12 semanas, para confirmar edad gestacional y realizar cribado de anomalías cromosómicas. Durante el segundo trimestre: • Cribado de diabetes gestacional, si fue negativo previamente • Valoración ecográfica morfológica sistemática y normalizada en la semana 20. Hay que advertirle a la gestante que su obesidad dificulta una visión óptima del feto, por lo que la tasa de malformaciones fetales diagnosticadas será menor que en la gestante con IMC normal. • Es aconsejable la realización de una ecografía-Doppler de las arterias uterinas alrededor de la semana 23 de gestación (22-24), como parte del cribado de la preeclampsia. En la valoración del flujo uterino se debe realizar una evaluación cuantitativa mediante el índice de pulsatilidad (IP) y también un estudio cualitativo en función de la existencia de una muesca protodiastólica en la onda de velocidad de flujo (OVF) uni o bilateral. • Nuevamente, evaluación de la función renal y hepática Durante el tercer trimestre: • Es aconsejable incrementar la frecuencia de las visitas para detectar la aparición temprana de hipertensión/preeclampsia. • Las pruebas de bienestar fetal se aconseja iniciarlas más precozmente, en la semana 36, especialmente en las gestantes con obesidad mórbida (IMC ≥40 kg/m2). Es conveniente aconsejar la autovigilancia de los movimientos fetales. • Evaluación de la función renal y hepática. De cara al parto: • Considerando las dificultades anestésicas en este tipo de pacientes, tanto para la administración de la anestesia epidural como para la intubación, es fundamental una valoración anestesiológica previa. • Evaluación cardíaca, especialmente si la paciente tiene diabetes o hipertensión crónica. Durante el parto: • Monitorización fetal: no existe evidencia como para indicar sistemáticamente la monitorización interna fetal en este grupo de gestantes, aunque en algunos casos se puede hacer necesaria26. • Monitorización de la dinámica uterina y avance de la dilatación: ya se ha indicado anteriormente que, en estas gestantes, los partos son de mayor duración, a expensas de una fase de dilatación activa de evolución mucho más lenta14. Ello es debido a que la contractilidad uterina en las gestantes obesas está disminuida o alterada, en relación con las gestantes con normopeso. Por otra parte, en cuanto a la monitorización de la dinámica, en muchos casos el catéter de presión intrauterina puede ser de gran utilidad26. • Inducción del parto: es más frecuente en este grupo de gestantes, quizás debido a la mayor frecuencia de embarazos cronológicamente prolongados. • Dado que el parto vaginal en la mujer obesa comporta un mayor riesgo de infecciones, tanto en la episiotomía, como en la cavidad uterina (endometritis postparto), así como en las vías urinarias, se recomienda administrar profilaxis antibiótica (misma dosis que en la usada en casos de cesárea). El mejor momento de administrarla es cuando se vaya a pasar a la gestante al paritorio. • La incidencia de partos distócicos está aumentada de manera significativa entre las gestantes obesas, siendo factor de riesgo independiente para duplicar el riesgo de partos instrumentales obstétricos 27. • Por la mayor incidencia de atonías postparto, es necesario practicar alumbramiento dirigido en estas pacientes. • Parto vaginal después de una cesárea: Hay estudios observacionales28 que indican que el porcentaje de partos que no evolucionan de forma satisfactoria en la gestante obesa con una cesárea anterior es del 30% y del 39% en la obesa mórbida. También se ha observado29 que la tasa de dehiscencias y roturas uterinas en gestante con peso normal es del 0,9%, frente al 1,4% en las obesas y del 2,1% en las mórbidas, siendo este incremento estadísticamente significativo. Por ello, Lailla30 señala que el parto vaginal en una paciente obesa con una cesárea anterior, sin tener una contraindicación absoluta, sí debe considerarse de una forma individualizada. En cuanto a la tasa de cesáreas, la mayoría de estudios publicados al respecto informan de un incremento de la tasa de éstas ratificado en dos metaanálisis 1, 31, 32, 33 incremento 34, 35 . Se ha podido apreciar que la tasa está relacionada con el IMC, es decir, que a mayor obesidad, mayor probabilidad de cesárea. En este sentido, un estudio de casos y controles llevado a cabo por Valenti et al.36 concluyó que el riesgo de cesárea en pacientes obesas con embarazos a término y sin cesáreas anteriores es casi el doble que el de las pacientes con peso normal al momento del parto. En este mismo estudio se observó que la indicación principal de la cesárea fue la “falta de progresión y descenso” del feto durante el mismo probablemente por desproporción pélvicocefálica. En el caso de cesárea: o Son pacientes de alto riesgo quirúrgico, por lo que hay que adecuar la estrategia quirúrgica a esa condición. o La incisión de Pfannestiel presenta menos complicaciones, tanto infecciosas como en cuanto a evisceraciones posteriores. En caso de sospecha de feto macrosoma (> 4500 g), se puede optar por la laparotomía media. o Se recomienda el cierre del tejido subcutáneo, sobre todo si el grosor alcanza los 2 cm, para disminuir el riesgo de dehiscencia de la herida quirúrgica, suturándose mediante puntos entrecortados con agujas cilíndricas atraumáticas con hilo trenzado reabsorbible nº 0. o No es recomendable el uso de drenajes subcutáneos. o Profilaxis antibiótica sistemática o En casos de cesárea electiva, heparinización sistemática, teniendo en cuenta que la dosis debe administrarse en función del peso. En el período postparto: • Muy importante vigilar la pérdida hemática. • Medidas para minimizar el riesgo tromboembólico 37: Deambulación precoz Uso de medias de compresión graduada Profilaxis con HBPM 3-5 días postparto • La lactancia materna, aunque puede ser más dificultosa, debe propiciarse en todos los casos. El puerperio puede ser un buen momento para informar a la paciente sobre los riesgos a largo plazo de la obesidad y aconsejarle sobre las ventajas de la pérdida de peso antes de intentar una nueva gestación. En efecto, incluso una modesta reducción de una unidad (equivalente a 2.5 kg) en el IMC entre un embarazo y otro reduce los riesgos de preeclampsia, diabetes gestacional y macrosomía fetal38. CONCLUSIONES • La obesidad es una de las mayores causas de morbilidad y mortalidad materna y perinatal39. • La obesidad durante el embarazo es un problema frecuente que conlleva unos riesgos específicos que debemos saber controlar. • La obesidad y el sobrepeso previo al embarazo, así como la ganancia excesiva de peso durante la gestación, son factores negativos que implican complicaciones para la embarazada, su feto y neonato, por lo que los embarazos de estas pacientes deben ser catalogados como embarazos de alto riesgo. De esta manera y, con una vigilancia prenatal más estrecha, se reducirían las posibles complicaciones. • Su manejo debe iniciarse antes del proceso gestacional, proporcionándole a la mujer consejos para la reducción del peso, explicándole al mismo tiempo los riesgos que pueden existir durante el embarazo. • La incidencia de partos distócicos está aumentada de manera significativa entre las gestantes obesas. • En cuanto a la tasa de cesáreas, la mayoría de estudios publicados al respecto informan de un incremento de la tasa de éstas en este grupo de gestantes. • El puerperio puede ser un buen momento para informar a la paciente sobre los riesgos a largo plazo de la obesidad y aconsejarle sobre las ventajas de la pérdida de peso antes de intentar una nueva gestación. RECOMENDACIONES BASADAS EN LA MBE40 • • • • • Se debe recomendar la visita preconcepcional y una reducción de peso antes de la concepción. Debería recomendarse quedar embarazadas con un IMC<30 kg/m2 e idealmente entre 18-25 kg/m2. (C) El IMC debe ser calculado en base al peso y talla preconcepcional. Aquellas gestantes con un IMC preconcepcional >30kg/m2 deben considerarse obesas. Esta información puede ser útil en el asesoramiento acerca de los riesgos de la gestación asociados a la obesidad. (B) La mujer obesa o con sobrepeso debe recibir una información clara y concreta sobre los riesgos asociados a su situación nutricional en el embarazo. (B) En los casos de obesidad mórbida, debe recomendarse evitar la gestación y solicitar valoración y tratamiento previo en un centro especializado. (B) En las mujeres con un IMC >30kg/m2, se debe recomendar la ingesta de 5 mg de ácido fólico diario preconcepcional, al menos un mes antes de la concepción y durante el primer trimestre. (B) • • • • • • Se debe informar del riesgo incrementado de anomalías congénitas. La ecografía de la semana 20 debe ofrecerse entre las semanas 20 y 22, no antes. (B) Durante el embarazo se deben ofrecer consejos de salud fundamentalmente acerca de nutrición, tipos de alimentación y práctica de ejercicio físico que podrían ayudar a prevenir algunas complicaciones como la diabetes gestacional o diabetes tipo 2 durante el embarazo o tras el mismo. (B) Se debe advertir de los potenciales riesgos de la obesidad en el embarazo. Estos riesgos incluyen enfermedad cardiaca, pulmonar, hipertensión gestacional, diabetes gestacional y apnea obstructiva del sueño. (B) Se debe informar que la tasa de cesáreas está incrementada y que la probabilidad de parto vaginal tras cesárea está disminuida. (B) Se debe recomendar la consulta con el anestesiólogo para preparar el plan de anestesia en el parto. (C) Se debe evaluar el riesgo de tromboembolismo venoso para cada mujer obesa. En estas mujeres se debe individualizar el uso de la tromboprofilaxis. (C) BIBLIOGRAFÍA 1. 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