MENSAJE LITERATURA La novela chilena Nunca en punto muerto ANTONIO AVARIA N José Donoso, «referente» para la admiración y la envidia o está del todo mal que se hable con fervor de nueva narrativa chilena, aludiendo a la docena o más nombres primerizos que publican en los últimos cuatro años, más bien naturalistas aparecen firmadespués de la censura y la disminución dos por Alberto Fuguet y Sergio Gómez de la autocensura. Son una ficción en en el prólogo a Cuentos con Walkman, movimiento, con buena acogida editoPlaneta, 1993, que reúne narraciones de rial, de crítica y de público, lo que envajóvenes veinteafleros). nece a algunos, pues han proclamado a voces que escriben como los dioses y Los nuevos narradores, en su mayor expulsarán a coces a los bosses pura parte, florecieron en el jardín de José pose de la generación anterior, la del Donoso; más exactamente, incubaron exilio. en la buhardilla del únicoescritorchileno al que aceptan como maestro. En fuerza, La bravata (gentil en comparación a en número de diez, hicieron una aparilas de Neruda, de Rokha, Edwards Beción pública en la Feria del Libro,en una llo, Santiván; ingenua, si recordamos sala Neruda abarrotada de cálidos esque Jorge Edwards a los veintiún años, pectadores. Carlos Franz (Santiago con un primer libro, reconocía con displicencia que la literatura chilena «no le Cero) se restregó los ojos varias veces en interesaba»), la bravata no ha surtido por 1980o 1981,anteun avisodeEI Mercurio: «José Donoso inicia taller literario. Enviar ahora gran efecto, porque siguen incócurriculum breve y una página original». lumes en sus puestos Skármeta, DorfFranz fue uno de los ocho elegidos; tras man, Allende, Wácquez, Délano,Couve las sesiones que volaban, con las baterías yotros«veteranosdel70».Porlodemás, cargad ísimas, los jóvenes proseguían sus a una pantalodiscusiones en el bar El Tarascón, hasta nada, otra; ya le que los correteaba el toque de queda. salió gente aún Con el auspicio de la Academia de Humás joven en manismo Cristiano, el taller, gratuito y camino a esta generoso, era un oasis en años ruines nueva narratipara el espíritu y la carne, entrampados va, que sería entre la irresolución y el desánimo, tónivetusta y no ca descrita magistral y metafóricamente poseedora del por Gonzalo Contreras (La ciudad ansecreto postterior), quien no admira la prosa de José moderno: «La Donoso, sino su facultad exploratoria y literatura local sigue empeñada en estar bien escrita y nada más. Continúa rural, encerrada en pa- 654 tios interiores, pensiones, departamentos corvi y ciudades provincianas. Aquí (...) no está elcambio niel relevo. Sí hay una mirada muy de fin de siglo: parcial, autista, egocéntrica, inconclusa». (Estos remilgos de invención. «A él debo toda miformación literaria», confiesa Ágata Gligo (Mi pobre tercer deseo), interpretando el sentir afectuoso del grupo. «A mí me cambió ¡a vida, era un espacio libre que transformaba MENSAJE W « 5 , DICIEMBRE 1993 MENSAJE LIBROS que transformaba lafantasía de escribir una novela en una realidad posible», dice con elocuencia Marco Antonio de la Parra {Cuerpos prohibidos). Fernando Sáez (El aire visible), último en publicar hasta la fecha, destaca el mucho humor que corría en e?as reuniones, y declara que si sus primeras treinta páginas no hubieran sufrido un castigo demoledor que lo dejó mudo por anos, no habría aprendido a escribir. Jaime Collyer (El infiltrado, Gente al Acecho), impetuoso, desbocándose, explica que Donoso había sido el padre ideal ante el cual rebelarse, emular, amañar parricidio, y el «referente» para la admiración y la envidia. Arturo Fontaine (Oír su voz) cosecha aplausos al dar lectura, en forma de aforismos, a la sabiduría que a contrapelo les inculcaba el maestro («Es el peso de lo que está escon didalo que sostien e a una novela y nos hace leerla, seguir leyéndola»). Mili Rodríguez (Amanece que no es poco) fue por una entrevista y fue traspasada por «¡a terrible ambición de escribir». Todo era una aventura, re- MENSAJE N° « 5 , DICIEMBRE 1993 cuerda Luisa Eguiluz (Los caballeros negros), fascinada por la inteligencia de Donoso, su franqueza al enseñar cómo el tema puede abordar al escritor, cómo las preguntas importan masque las respuestas. Carlos Cerda (Moriren Berlín) observa que ningunode los autores hace una literatura donosiana, ni tampoco donosa, porque el maestro, en vez de sofocar, ayuda a desarrollar las individualidades. Recuerda a los compañeros que no están presentes: Alberto Fuguet (Mala onda), Darío Oses (Machos tristes), Gregory Cohén (El mercenario ad honorem), y Sonia Montecino. El escritor que regresó a Chile en 1979, aunque Ins papas quemaban y él triunfaba en Europa, agradeció a su vez a los muchachos de entonces, porque lo aproximaban a la juventud y al momento histórico, que vivió a través de ellos y sus experiencias. En «esos años oscuros de la dictadura» crearon un espacio alternativo de afecto y creación. Tetón, mas la novela continúa. • 655