LAS ANEMIAS EN EL CICLISMO Por los Dres. Javier Serra y Kepa Lizarraga Un aspecto médico del mundo del ciclismo que con frecuencia preocupa a corredores y entrenadores, a veces exageradamente, es el de las anemias y su repercusión sobre la salud y el rendimiento. Para entender la importancia de esta repercusión hay que conocer las funciones de los componentes que constituyen esa sustancia roja tan preciada que fluye por nuestros vasos y llega a todas las partes del cuerpo: LA SANGRE. LA SANGRE En la sangre hay una parte líquida denominada plasma y otra sólida, constituida por células y corpúsculos. La parte líquida o plasma, en su mayor parte, es agua en la que, como en botica, hay de todo: azucares, grasas y proteínas, procedentes de los alimentos e imprescindibles para la nutrición de las células, así como hormonas, enzimas, vitaminas y minerales, necesarios para la regulación de todas las funciones del cuerpo. Su adecuada composición se mantiene gracias a una correcta alimentación e hidratación y a un buen funcionamiento de los órganos internos. La parte sólida o elementos formes está constituida por los glóbulos rojos, los glóbulos blancos y las plaquetas, las cuales se originan en la médula ósea del interior de los huesos. En su conjunto constituyen lo que en los análisis de sangre se conoce con el nombre de hematocrito y que se valora en %. Un hematocrito normal para la población en general es el que oscila entre 37 y 47 en las mujeres y entre 42 y 53 en los hombres. Sin embargo, cuando en un análisis o control sanguíneo de dopaje se detectan en el ciclista cifras de hematocrito superiores al 50%, al corredor en cuestión “se le aconseja descansar”. Los glóbulos rojos o hematíes están presentes en cifras de entre 4 y 5,3 millones por milímetro cúbico en las mujeres y entre 4,4 y 6 en los hombres. Su principal función consiste en el transporte del oxígeno desde los pulmones a todas las células del organismo, entre las cuales, como es lógico, se encuentran las fibras musculares de las pesonas que practican ciclismo. Ese oxígeno va unido en los glóbulos rojos a una sustancia transportadora, llamada hemoglobina, cuyo valor normal oscila entre 12 y 16 gramos por decilitro en las mujeres y entre 14 y 18 en los hombres. Para que la hemoglobina se forme es indispensable el hierro, por lo que se debe procurar que lo tengamos en cantidad suficiente. Para valorar sus depósitos controlamos en los análisis que la ferritina esté en su valor normal, que oscila entre 15 y 150 nanogramos por mililitro en la mujer y entre 30 y 400 en el hombre. En cuanto al hierro circulante en la sangre, su presencia es de 40 a 140 microgramos por decilitro en la mujer y de 60 a 150 en el hombre. El hierro que se transfiere desde los depósitos al plasma para la formación de la hemoglobina se une a una sustancia denominada transferrina cuyo valor normal es de 200 a 400 miligramos por decilitro. Este valor se eleva cuando hay poco hierro. Los glóbulos blancos o leucocitos además de originarse en la médula ósea lo hacen en los ganglios linfáticos, timo y bazo. Su principal función es defensiva y la mayoría de las veces son capaces de luchar y vencer a las bacterias, virus, hongos, cuerpos extraños, etc. responsables de las infecciones. Las plaquetas o trombocitos permiten que, en caso de lesión vascular y hemorragia, la sangre se coagule, tape el vaso lesionado y pare la pérdida de sangre. Una práctica moderada de ejercicio físico no supone ninguna alteración perjudicial de los componentes de la sangre y de sus funciones. Es más, de observarse alguna variación suele ser de sentido positivo. Sin embargo, los esfuerzos exigidos por la alta competición pueden provocar modificaciones que, en casos extremos, pudieran no ser saludables e incluso poner en peligro un buen resultado deportivo. LA ANEMIA DEL DEPORTISTA Es un estado anómalo originado por la falta de hierro, que se caracteriza por una disminución en la formación de hemoglobina, asociada generalmente a un descenso del número de glóbulos rojos y del hematocrito. Sin hemoglobina suficiente a la que ir asociado, el oxígeno no va a poder ser transportado y los músculos no resistirán esfuerzos a partir de una determinada intensidad o duración, inferior a la habitual en esa persona. La falsa anemia del deportista es la hemodilución o el paso de líquido a la sangre que ocurre en practicantes de ciclismo, y de forma general en los deportistas de fondo, alterando la proporción normal entre plasma y elementos formes y, por lo tanto, modificando el hematocrito hacía valores más bajos. Es importante conocer este fenómeno ya que de otra forma deportistas, entrenadores e incluso médicos que desconozcan los hábitos deportivos de la persona, al ver cifras de hemoglobina, glóbulos rojos y hematocrito algo descendidas, pensarán que esa persona está anémica y no va a poder rendir. Para evitar ese error, los valores de estos parámetros en las analíticas deben ser evaluados conjuntamente con otras pruebas. La dilución de la sangre no implica necesariamente un empeoramiento del rendimiento deportivo y, de hecho, al hacerse menos viscosa, ese cambio, dentro de ciertos límites, incluso puede ser favorable. Cuando aparece una verdadera anemia en personas deportistas, además de las causas generales de aparición de ese problema, entre las que se encuentran la menstruación y los dispositivos intrauterinos en el caso de la mujer, las causas pueden ser debidas a: -. Aporte insuficiente de hierro en la dieta. En este aspecto, es especialmente importante que los ciclistas que siguen una dieta estrictamente vegetariana (pobre en hierro de absorción fácil) controlen la ferritina (reserva de hierro). -. Dificultad en su absorción. Los corredores tienen acelerado el tránsito de los alimentos por los intestinos y una sustancia como el hierro, de difícil absorción, podría ser eliminada en buena parte por las heces. -. Aumento de las pérdidas por el aparato digestivo. En las pruebas de larga duración los ciclistas pueden llegar a sufrir hemorragias intestinales, porque el bajo riego sanguíneo de esta zona (la sangre se dirige fundamentalmente a los músculos) provoca pequeñas heridas por necrosis (muerte por falta de oxígeno de las células de la mucosa intestinal). -. Aumento de las pérdidas de hierro a través del sudor. -. Rotura de hematíes. En algunas pruebas ciclistas (en pavés), los continuos impactos contra el sillín o el manillar determinan la rotura glóbulos rojos, que pueden llegar a colorear la orina. Sabiendo que todos los deportistas de fondo y sobre todo las mujeres en edad fértil tienen más riesgo de padecer anemias que la población general, es evidente la necesidad de realizar periódicamente análisis de sangre, según criterio del médico, quien debe fijar la frecuencia de los mismos en función de las características personales de cada deportista. Los efectos de la carencia de hierro en un primer momento van a provocar una disminución de las reservas de hierro, y así, se habla de “anemia prelatente” cuando los valores de la ferritina están por debajo de lo normal y de “anemia latente” cuando, además, se produce un ascenso de la transferrina y un descenso del hierro en sangre. SINTOMAS El primero va a ser la disminución progresiva en el rendimiento deportivo, con dificultad para tolerar cargas intensas de trabajo o necesidad de mayores tiempos de recuperación entre ellas. Si este cuadro no se trata, irán apareciendo dolores musculares, sensación de cansancio general, aumento de la frecuencia cardiaca en reposo y esfuerzo, disminución de la tensión arterial, palpitaciones, mareos e incluso soplos cardiacos. DIAGNÓSTICO Un agotamiento incomprensible, tiempos de recuperación más largos de lo habitual, imposibilidad de cumplir o terminar el entrenamiento y/o cualquiera de los síntomas antes mencionados deben hacer pensar en una anemia del deportista. Su confirmación viene determinada por la alteración del valor normal de algunos de los siguientes parámetros: número de glóbulos rojos, hemoglobina, hematocrito, volumen corpuscular medio, hierro sérico, transferrina, índice de saturación de la transferrina y ferritina. En ocasiones, será necesario estudiar otros datos más para conocer de forma precisa el origen de la anemia, como puede ocurrir con las determinaciones de ácido fólico y vitamina B12 TRATAMIENTO Mediante la dieta debemos compensar las pérdidas y dificultades de absorción debidas al deporte con un aumento de la cantidad de hierro a ingerir en la dieta y con el debido cuidado para evitar interacciones entre alimentos que alteren su captación en el intestino. Las principales fuentes de hierro son las vísceras (hígado, riñón, corazón y sesos), lengua de vaca, carnes, pescados y mariscos. La leche y los productos lácteos son relativamente pobres en hierro, pero la costumbre de asociar su toma con la de zumo de naranja o kiwis multiplica por 3 su absorción. Entre los vegetales destacan por su contenido en ese metal las legumbres (lentejas, judías, guisantes,...), los cereales integrales y los frutos secos. Tabla de alimentos ricos en hierro ORIGEN ANIMAL ORIGEN VEGETAL hígado lentejas morcilla garbanzos riñones alubias yema de huevo guisantes carne de caballo espinacas almejas habas secas pulpo y calamare frutos secos mejillones frutas secas foigras cereales integrales carne en general aceitunas pescado verduras verdes leche-lácteos frutas Dado que, como media, de los alimentos ingeridos tan solo se absorbe un 10% del contenido total de hierro, es importante tener en cuenta la biodisponibilidad o facilidad con la que se puede captar este mineral. A este respecto hay que decir que la biodisponibilidad de los alimentos de origen animal es mayor que la de los vegetales. Es por eso que aquellos ciclistas con hábitos alimenticios vegetarianos, tal como anteriormente indicábamos, deben controlar con mayor cuidado las cifras de ferritina en los análisis y, en el caso de su disminución, modificar estos hábitos o tratarse médicamente. La absorción del hierro de los alimentos es mejor si: - el hierro está presente en forma de sal ferrosa (no férrica), - el estado de los depósitos de reserva (ferritina) es bajo, - su ingestión se acompaña de vitamina C (naranjas, limón, pomelos, kiwi) que produce la reducción del hierro férrico a ferroso, - se obtiene de las proteínas de la carne y el pescado, - la acidez gástrica es mayor (en ayunas) Algunos alimentos, sobre todo los de origen vegetal, ricos en fitatos, oxalatos, taninos o fosfatos, reaccionan con el hierro formando compuestos insolubles que no pueden ser absorbidos. Así, por ejemplo, se recomienda separar la toma de hierro de la ingestión de cereales, vegetales con fibra, café o té. LOS MEDICAMENTOS El sulfato ferroso por vía oral es el tratamiento clásico para las deficiencias de hierro. Su absorción es óptima cuando quien lo toma está en ayunas y, además, la vitamina C ayuda a su absorción. Sin embargo, su administración puede provocar molestias gastrointestinales que aconsejarían cambiar el sulfato ferroso por otros derivados de ese metal (fumarato, gluconato, protein-succinilato...) o bien tomarlo poco antes de las comidas, aunque el efecto positivo de la acidez gástrica para su absorción desaparecería. La vía parenteral (intramuscular o intravenosa), dejando al margen consideraciones sobre el dopaje, es potencialmente peligrosa debido a la posible aparición de reacciones alérgicas, por lo que solo debe emplearse cuando es imprescindible la rápida recuperación de las reservas de hierro o existe una intolerancia manifiesta a los preparados orales. Por esta vía de administración se emplea el hierro dextrano o el hierro sorbitol. Tomado sin control, este metal puede ocasionar serios problemas de salud, ya que a las alteraciones digestivas que ocasionalmente provoca es preciso añadir el riesgo de que se acumule en ciertos órganos, dando lugar a importantes enfermedades (hemosiderosis, hemocromatosis). Por todo lo anterior, debe quedar claro que la administración de esta sustancia debe ser siempre valorada por un profesional de la salud, ya que algunos de los riesgos existentes por el exceso de hierro pueden comprometer incluso la vida del deportista, favoreciendo, por ejemplo, el riesgo de infarto cardiaco, tal como han demostrado investigadores fineses. RESUMEN: La anemia es uno de los problemas de salud frecuentes en el ciclismo. Cómo es la sangre, qué funciones tiene, la hemodilución o falsa anemia del deportista, las causas de la anemia real, sus síntomas, diagnóstico, tratamiento dietético y medicamentoso son descritos en el artículo.