Inteligencia Emocional

Inteligencia Emocional.
INTELIGENCIA EMOCIONAL EN LA PAREJA
Módulo IV
ii
| Índice
Índice
1
Familia de Origen de los Cónyuges
1
El ciclo vital de la familia. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 3
2
Inteligencia Emocional en la Pareja
4
Los mundos emocionales del hombre y la mujer . . . . . . . . . . . . . . . 5
El amor inteligente . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7
Ingredientes del amor inteligente. . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7
Los principales errores acerca del amor. . . . . . . . . . . . . . . . . 8
Cómo mantener vivo el amor. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 9
La convivencia inteligente . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 9
Los pilares del matrimonio con IE. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 10
Misión compartida. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 11
Valores compartidos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 11
Amor conyugal. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 12
Diálogo y comunicación inteligentes . . . . . . . . . . . . . . . . . 12
Empatía. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 13
3
Los Problemas más Comunes en un Matrimonio.
15
4
La Crítica Destructiva.
21
5
La Discusión Emocionalmente Inteligente
26
Aspectos a considerar. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 26
Discutiendo inteligentemente. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 27
Bibliografía
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Familia de Origen de los Cónyuges
La familia es un microcosmos, que se
puede estudiar desde diferentes puntos de vista:
situaciones críticas, el poder, la intimidad, la
autonomía, la confianza, la comunicación ya que
todos estos factores fundamentan la forma de
vivir en el mundo.
La vida familiar es como un iceberg, la
mayoría de las personas percibe solo la punta de
lo que sucede, hoy hablaremos de la parte oculta
del iceberg.
Aspectos de la vida en familia que saltan a la luz:
Los sentimientos e ideas que el individuo tiene de sí mismo, a los que se les llama autoestima.
Los métodos que utilizan las personas para expresar sus ideas a los demás; se le llama
comunicación.
Las reglas que usan las personas para normar cómo deben sentir y actuar, y que después se
convierte en el llamado sistema familiar.
La manera como las personas se relacionan con otros individuos e instituciones ajenas a la familia,
llamado enlace con la sociedad.
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En las familias con problemas estos factores clave se encuentran
deteriorados: la autoestima disminuida, la comunicación es indirecta,
vaga y poco sincera; las reglas son rígidas, inhumanas, fijas e inmutables
y el enlace con la sociedad temeroso, aplanador e inculpador.
A este tipo de familias se les llama conflictivas, en ellas el clima es
frío, los miembros se muestran aburridos, como si todo girara sin parar,
el ambiente es tenso, el medio se llena de secretos, se quejan de males
físicos simplemente porque sus cuerpos responden de forma humana a un
ambiente muy inhumano. Después de mucho controlar los sentimientos
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Módulo IV
con el paso del tiempo surgen los malestares y dolores. Los
rostros de los miembros manifiestan sufrimiento, tristeza e
indiferencia, los cuerpos se vuelven tensos o rígidos, los oídos no
escuchan y las voces son ásperas y estridentes o apenas audibles,
no hay muchas muestras de afecto, ni los sentimientos son muy
tomados en cuenta, o por otro lado son poco respetados, no hay
demostraciones de alegría en la convivencia, la familia parece
permanecer junta por obligación, Si alguien trata de aligerar
la tensión sus palabras son recibidas con frialdad. El humor es
sarcástico, incluso cruel. Los adultos están tan ocupados en decir
lo que tienen que
hacer que no aprenden a disfrutarse como personas. Se
sorprenden de que puedan disfrutar de la compañía de
personas ajenas a la familia. Rara vez están en contacto real
con los otros miembros de la familia. Hay desesperanza,
impotencia, soledad, tratan de guardar las apariencias,
algunos se aferran a una débil esperanza, otros gritan,
lloran y a otros ya nada les importa.
Nadie elegiría de manera deliberada este estilo
de vida perturbador, las familias lo aceptan porque no
conocen otra forma de convivencia.
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En la familia nutricia se siente la viveza, naturalidad, sinceridad respeto y amor, hay escucha,
manifestación abierta de afecto, dolor, desaprobación. No hay miedo a correr riesgos ya que si se
cometen errores su usan para el crecimiento de las personas. Las personas tienen derechos y deberes. Hay
libertad de responder. Los cuerpos son naturales, las expresiones faciales relajadas. Las personas miran
a los otros, no a través de los otros o hacia el suelo, las voces son sonoras y claras. Hay fluidez y armonía
en sus relaciones interpersonales, los niños, aún los más
pequeños son abiertos y amistosos, y el resto de la familia
los trata como personas. Los miembros se sienten a gusto
con el contacto físico y las manifestaciones de afecto.
Hay colaboración en los quehaceres domésticos. Hay
libertad de comunicar los sentimientos, se puede hablar
de cualquier cosa. Los padres ante los errores de los niños
sacan aprendizajes y fungen como guías habilitadores y
no como jefes autoritarios. Las conductas de los padres
concuerdan con sus palabras. Los padres nutricios saben
que sus hijos no son malos deliberadamente, saben que
una persona tiene la capacidad de aprender sólo cuando conoce su valor y se siente valorado. Cuando
corrigen piden información, escuchan, tocan, comprenden, buscan la oportunidad adecuada y tienen
conciencia de los sentimientos del niño y de su deseo natural de aprender y agradar.
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1.1 EL CICLO VITAL DE LA FAMILIA
La familia es una unidad de personalidades interactuantes que
forman un sistema de emociones y necesidades engarzadas entre sí, de
la más profunda naturaleza.
La familia es un sistema vivo ligado e intercomunicado con otros
sistemas. La familia pasa por un ciclo donde despliega sus funciones,
puede encontrarse dentro de un marco de salud y normalidad o bien
adquirir ciertas características de enfermedad o patología.
Los miembros de la familia y la familia actúan recíproca e
interdependientemente, ambos se influyen. No somos los mismos cuando
estamos solos que cuando nos encontramos bajo alguna influencia.
Se dan tres subsistemas:
El sub-sistema marital (la pareja)
El sub-sistema padres-hijos
El sub-sistema hermanos
El ciclo vital se lleva entre penas y alegrías, entre etapas de salud y enfermedad. No es fácil reunir
a dos familias que aunque tengan historias semejantes, siempre tendrán su propio código de mensajes y
señales ya establecidos. Cualquier grupo de personas que pretendan vivir juntos, necesitan la cooperación
de todos.
ETAPAS DEL CICLO VITAL DE LA FAMILIA
1. Las familias de mis padres
2. El matrimonio de mis padres (Desprendimiento)
3. Antes de la llegada de los hijos (Encuentro)
4. La llegada y educación de los hijos
5. La adolescencia de los hijos
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6. La edad adulta de los hijos
7. Cuando los hijos se van del hogar (Nido vacío)
8. Después de que los hijos se van
9. La llegada de los nietos
10. La vejez de los padres
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Módulo IV
Inteligencia Emocional en la Pareja
Más allá de la inteligencia racional, más
allá de las capacidades para asimilar información,
para analizarla y tomar decisiones; es mucho
más importante para el éxito y la felicidad, que el
individuo conozca, entienda, maneje sus emociones
y sentimientos, comprenda los de los demás, y utilice
el poder de sus emociones para sostener relaciones
interpersonales adecuadas, en un marco de relación
humana más maduro y más enriquecedor.
Si el conocimiento de las propias emociones
es importante en el proceso de madurez del ser
humano, no es menos importante el evaluar su
importancia en la relación matrimonial, considerando que ésta, se sustenta desde su inicio en ciertas
respuestas emocionales.
Dos personas que desean ayudarse, apoyarse mutuamente, hacerse felices y educar
conjuntamente a los hijos, tienen una convivencia e interrelación humana muy estrecha y a largo plazo,
todo esto demanda personas maduras, que hayan desarrollado un buen nivel de Inteligencia Emocional.
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Los esposos deben ser personas que se conozcan a sí
mismos y a su pareja; que tengan plena conciencia de su naturaleza
emocional, que conozcan ampliamente su temperamento y carácter,
que manejen sus emociones y las conduzcan de tal manera, que
fortalezcan sus buenos sentimientos; que tengan presente que en
el centro de su relación está el amor, el cual hay que conservar y
fortalecer todos los días, haciendo uso de las capacidades de la IE.
Actuar con apego a sus valores, para que sean durante el
matrimonio, la guía de su conducta cotidiana y además, les ayuden
a manejar sus emociones y les permitan manejar su relación de
una manera sana, armoniosa, que perdure todo el tiempo que sus
objetivos personales y de pareja, lo demanden.
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2.1 LOS MUNDOS EMOCIONALES DEL HOMBRE Y LA MUJER
En una pareja existen dos realidades emocionales, la de él y la de ella. Las raíces de estas diferencias
emocionales, aunque pueden ser en parte biológicas también pueden remontarse a la infancia y a los
mundos emocionales separados en los que viven hombres y mujeres mientras crecen.
A los hombres y a las mujeres se les enseñan
lecciones muy distintas acerca de cómo manejar las
emociones. Las mujeres están más expuestas a la
información sobre las emociones. Cuando las madres
juegan con sus hijos, muestran una gama de emociones
más amplia con las niñas que con los niños; cuando
hablan con las niñas de sentimientos discuten más
detalladamente el estado emocional mismo; cuando
hablan con los niños entran en más detalles acerca de las
causas y las consecuencias de las emociones.
Leslie Brody y Judith Hall, hablan sobre las diferencias en las emociones de uno y otro sexo y
afirman que debido a que las niñas desarrollan la facilidad con respecto al lenguaje más rápido que los
niños, son más expertas en expresar sus sentimientos así como en usar palabras que exploran y sustituyen
reacciones emocionales. A partir de los 7 años las niñas suelen rodearse de otras niñas y los niños de
otros niños. A medida que avanzan en la escuela primaria los niños se vuelven menos expresivos que las
niñas.
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A los 12 años surge una gran diferencia, las adolescentes se vuelven más expertas que los
adolescentes en ingeniosas tácticas como el chismorreo y las venganzas indirectas; los varones
sencillamente siguen siendo discutidores cuando están furiosos y
pasan por alto esas estrategias más ocultas. Las adolescentes juegan
en pequeños e íntimos grupos, poniendo el acento en minimizar la
hostilidad y potenciar al máximo la cooperación, mientras los juegos de
los varones se desarrollan en grupos más grandes y ponen el acento en la
competencia, donde cada uno es un competidor individual. Por ejemplo
en un juego si un niño se tuerce el pie, esperan que lo retiren del campo
para seguir jugando, si es una niña la que se lo tuerce se paraliza el juego,
para consolarla y estar a su lado acompañándola en su dolor.
En la edad adulta algo dentro de la mujer le dice que es necesario
hablar, aclarar las diferencias y resolver los conflictos. Las mujeres por lo
general reaccionan a las acciones de los otros, no actúan. Se hacen creer
que el estado en el que se encuentran es responsabilidad de los demás.
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Los hombres son menos complicados en
su existir, son más directos, a pesar de que les cuesta
comunicar lo que les pasa, porque fisiológicamente
su área de lenguaje, localizada en el lóbulo frontal
es diferente a la de las mujeres. En el fondo de su ser
creen que dar a conocer sus sentimientos los vuelve
vulnerables e influenciables.
De forma científica se ha comprobado que
la proximidad y la independencia tienen un valor
diferente para el hombre y la mujer. Allí donde el
hombre desea tranquilidad y libertad, la mujer busca
compañía y vínculos. Muchos hombres perciben la intimidad como una amenaza, como un miedo a
quedar atrapados en relaciones demasiado estrechas. Para muchas mujeres la relación se puede poner
en peligro si hay demasiada independencia. La mayoría de las mujeres hablan con personas de confianza,
de sus emociones. En cambio, a los hombres les resulta difícil hablar de ellas, las tienden a ocultar,
muchas veces por las ideas sobre la virilidad que prevalecen en la educación, por ese miedo a parecer
poco masculinos si las muestran. Sin embargo los hombres muestran los mismos síntomas fisiológicos de
excitación emocional, pero mientras que la mayoría de las mujeres reaccionan con prontitud, la mayoría
de los hombres, se muestran en apariencia indiferentes.
Las mujeres llegan al matrimonio preparadas para jugar el papel
de administradora emocional, mientras los hombres llegan con mucha
menos apreciación de la importancia de esta tarea para ayudar a que
la relación sobreviva. El elemento más importante para las mujeres
es la “buena comunicación”, la intimidad significa hablar de las cosas
profundamente, sobre todo hablar de la relación misma. Los hombres en
general, no comprenden lo que las esposas quieren de ellos. Las esposas,
por lo general, se quejan más. El deseo femenino por una relación estrecha
y el miedo masculino ante una proximidad excesiva pueden degenerar en
una espiral de presión-huída.
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El hombre es más optimista respecto al matrimonio. Combinemos
su visión optimista, su aversión a las confrontaciones emocionales, y es
evidente por qué las esposas se quejan a menudo de que sus maridos
intentan esquivar la discusión de los temas conflictivos de la relación.
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Los hombres y las mujeres desean y esperan cosas muy distintas de una conversación: los
hombres se contentan con hablar de “cosas”, mientras las mujeres buscan la “conexión emocional”.
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En resumen, estos contrastes en el aprendizaje de las emociones favorecen habilidades muy
distintas: las mujeres se vuelven “expertas en interpretar las señales emocionales verbales y no verbales y
en expresar y comunicar sus sentimientos” y los hombres en “minimizar las emociones que tienen que ver
con la vulnerabilidad, la culpabilidad, el temor y el daño”.
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2.2 EL AMOR INTELIGENTE
Los humanos somos seres que nos relacionamos. Nos
alimentamos tanto de caricias y atenciones como de pan. Si no nos
relacionamos sufrimos. El sentimiento más noble que puede habitar en
un ser humano es el amor. El amor verdadero, implica tratar a la otra
persona de forma excepcional.
El amor inteligente está integrado por el corazón, la cabeza y la
espiritualidad. Hay que ser cuidadoso para lograr que sea un proyecto
total, que envuelva a las personas y las empuje a aspirar a lo mejor.
Entonces sí puede comprenderse que el amor es el motor del universo,
lo que le da sentido a todo.
Con amor lo difícil se suaviza, y los reveses propios de la
existencia se superan con más facilidad. Un amor inspirado en lo mejor
que el hombre tiene y puede tener, sí merece la pena.
En el amor inteligente lo que se pretende es que cada uno sea él mismo, que mantenga su
identidad, pero buscando acoplarse al otro.
Conocer a alguien es introducirse en su persona y comprenderla. Lo primero conduce a un
viaje hacia su historia interna, lo segundo, a ponerse en el lugar del otro, meterse en su piel. Por eso
es frecuente que al ir conocimiento a alguien a fondo uno termine por enamorase, por comprender su
pasado y empezar a compartir con él las inquietudes e ilusiones del futuro. Para seguir enamorado es
necesario un asombro admirativo ante la otra persona.
INGREDIENTES DEL AMOR INTELIGENTE
1. Sentimiento. Si el amor humano es algo, es entrega, búsqueda del bien y la felicidad del otro, un
constante acto de dar y recibir. Amar es aprobar, dar por buena a esa persona, celebrar que exista.
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2. Tendencia. Surge de la intimidad y consiste en inclinarse
hacia el otro. La comunicación y el progresivo conocimiento
mutuo serán la base de la pareja y la convivencia. El amor
es un acto intencional, que trasciende hacia el ser amado
ya que éste es muy valorado. El amor como tendencia no
es algo arbitrario, sino selectivo.
3. Voluntad. El amor necesita del ejercicio de la voluntad,
porque lo refuerza, lo afirma, lo consolida mediante una
conquista diaria, audaz y perseverante. El amor hay que
cuidarlo. El paso de los días y las dificultades de la vida
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pueden erosionar el amor. Por eso hay que estar atento y aplicar la fuerza de voluntad, que no es otra
cosa que tesón, firmeza que no se doblega e insistencia en los objetivos.
4. Inteligencia. El amor necesita cierta dosis de inteligencia. Inteligencia es conocer al otro y a uno mismo.
Le da firmeza, consistencia, solidez. La inteligencia se expresa como un acto reflexivo que conduce
hacia un acoplamiento gradual cada vez más armónico. El amor debe recorrer un trayecto adecuado:
comenzar siendo algo puramente emocional y con el tiempo ascender a la cabeza, volverse racional,
reflexivo, coherente, pero sin perder la frescura y viveza de sus primeros pasos. Así se consigue un
amor duradero y maduro.
5. Filosofía o proyecto común. El amor necesita una filosofía común de la
pareja; una forma similar de entender la existencia, tanto en creencias
como en actitudes básicas, pasando por una comprensión parecida de la
realidad. La vida en común no se da hecha, hay que realizarla, inventarla,
anticiparse a ella. Y si no se parte de unos criterios relativamente iguales,
aparecerán más tarde las diferencias de interpretación, los puntos de
vista opuestos, la dificultad de entendimiento y al final la imposibilidad
de vivir juntos. Tiene que haber algo desde dentro que active y haga
funcionar el amor.
6. Compromiso. El amor conyugal es compromiso. Amar es elegir y elegir
es seleccionar y renunciar a otras posibilidades. El compromiso es una
especie de obligación que se contrae con el futuro de otra persona,
estableciéndose un acuerdo que es una promesa y reserva de vida
afectiva. No hay amor conyugal auténtico si no existe un compromiso voluntario y responsable.
7. Dinamismo. La vida humana es dinámica, y también la conyugal. En la pareja a medida que la vida
transcurre hay fragmentos de ella que giran, se modifican, avanzan, se orientan de otro modo.
Esto trae consigo una movilidad que es normal y buena, y que hace necesarias adaptaciones a las
circunstancias personales y de pareja. El amor conyugal como sentimiento y tendencia necesita de la
voluntad, la inteligencia, el compromiso, la fidelidad. Su fondo es: la entrega y donación a la persona
amada.
LOS PRINCIPALES ERRORES ACERCA DEL AMOR
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1.Equivocarse en las expectativas
2.Divinizar el amor
3.Hacer de la otra persona un absoluto
4.Pensar que es suficiente con estar enamorado
5.Creer que la vida conyugal no necesita ser aprendida
6.Ignorar que existen crisis de pareja
7.No conocerse a uno mismo antes que a la pareja
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CÓMO MANTENER VIVO EL AMOR
1. Conozca el equilibrio entre los sentimientos y la razón
2. Cuide el amor, cultívelo
3. Conserve la risa en su vida amorosa
4. Preste atención a lo que siente cuando su pareja no está cerca
5. Utilice las herramientas que lo ayudan a seguir enamorado
6. Luche por no descuidar aspectos esenciales del amor
7. Recuerde que la sexualidad desempeña un papel importante
8. Comparta sentimientos, ideas y creencias
9. Haga ligera la convivencia diaria
10. Comprométase por encima de todo
2.3 LA CONVIVENCIA INTELIGENTE
Cuando con el paso del tiempo, se produce la erosión
por la convivencia diaria y se observan descuidos, llegó
momento de reaccionar. Si queremos que el amor
ilumine de verdad nuestras vidas, hay que lograr que
permanezca atento, fino, generoso, siempre dispuesto
a lo mejor; un amor inteligente.
Cualquier amor se encuentra con una realidad
concreta y determinada: la convivencia. Convivir es
ante todo compartir. Es una prueba complicada en la
que manifestamos muchas cosas concretas de nuestro
modo de ser más íntimo.
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La convivencia inteligente está constituida por elementos afectivos, racionales y habilidades
para practicar la comunicación. Cuando estos se descuidan y el desgaste natural de cualquier relación se
acrecienta, hay que ponerse a trabajar en la línea indicada y cuidar la relación a base de amor.
La capacidad diaria para convivir es la hora de la verdad, el momento en que sale a la luz lo que
cada uno lleva dentro. Es importante la voluntad como algo real para conseguir una convivencia buena,
estable, inteligente y con recursos para manejar los conflictos.
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Para lograr una inteligente convivencia conyugal se requiere:
El conocimiento adecuado de uno mismo. Cuando uno sabe
cómo es, todo se desarrolla mejor. Esto implica enfrentarse a uno
mismo e intentar aportar soluciones. Tener conciencia de las aptitudes
y limitaciones personales. La madurez de la persona no es un destino
definitivo, al que uno llega y se instala de por vida, sino una meta de
niveles progresivos.
El esfuerzo diario para fortalecer la relación. Es necesario
esforzarse diariamente en pulir, limar y rectificar aquellos aspectos
de la personalidad que dificultan, entorpecen o impiden el trato y la
relación cotidiana. Una reforma personal ligera, continua, y firme.
La comprensión mutua. Para la buena convivencia son
imprescindibles dos actos: entender que significa literalmente
“tender hacia el otro y llegar a su encuentro”; y comprender, que quiere decir “ponerse en el lugar
del otro”, abrazar, unirse, hacer propios los intereses y problemas del otro.
El respeto y la estimación recíproca. El respeto es atención,
consideración que toma en cuenta la dignidad del otro,
apreciándole en lo que vale, en una palabra: tolerancia mediante
la cual se logra una coexistencia pacífica entre los diversos puntos
de vista. Éste es el camino para alcanzar la apreciación mutua,
en medio de la diversidad de formas de ser y de pensar. Así se
aprende a escuchar al otro, a dejarle hablar, a facilitar el diálogo.
Se puede estar en desacuerdo sobre un tema concreto, pero esta
divergencia se expresa sin ofender.
La sistematización. La vida humana debe ser sistemática:
ha de existir en ella un orden. La vida acelerada y vertiginosa
hace muy difícil la convivencia. Debido a este ritmo uno está cada
vez más lejos de sí mismo. La vida se hace con pequeños detalles
que facilitan y alegran la convivencia. La convivencia debe ser
una escuela donde se ensayan, forman y cultivan las principales virtudes humanas.
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2.4 LOS PILARES DEL MATRIMONIO CON IE
Misión compartida
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Valores compartidos
Amor conyugal
Diálogo y comunicación inteligentes
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2.4.1 MISIÓN COMPARTIDA
Los grandes pasos que damos en nuestra vida, demandan
algo más que claridad de propósitos; demandan una definición clara y
bien entendida de los alcances y de las responsabilidades que implica
el paso que vamos a dar. Y si es importante que en lo personal estemos
seguros de tomar decisiones correctas, con mucha mayor razón
cuando nuestras decisiones van más allá del ámbito personal, como
en el caso del matrimonio, una decisión que involucra un compromiso
y responsabilidades compartidas entre dos personas; una decisión
tomada por ambos, también de manera libre y consciente, que tiene
un impacto de trascendencia hacia la sociedad.
Para que el matrimonio tenga éxito, es importante en primer
término, que los esposos compartan con claridad el gran propósito de
su matrimonio, es decir, su misión. A qué están llamados dentro del
contexto social al que pertenecen, como cónyuges y como familia, a
dónde quieren llegar juntos, qué nivel de desarrollo personal y como
pareja esperan alcanzar, cómo esperan trascender como personas y
como pareja, qué esperan para sus hijos. Este pilar le da sentido y dirección a la vida matrimonial.
2.4.2 VALORES COMPARTIDOS
Desde el inicio del matrimonio deberá existir un marco de valores fundamentales que compartan.
Un marco de valores que se integre en una jerarquía única y propia de la pareja, sus reglas de actuación
y entendimiento. El desempeño de la relación matrimonial depende en mucho de los valores que como
propios, establecen los esposos, con base en los cuales,
establecen un compromiso de actuación, de actitudes y
de formación de buenos sentimientos, que favorecen y
hacen prevalecer la relación matrimonial. Estos valores los
comprometen a ser congruentes en sus actitudes, hábitos,
respuestas sentimentales, formas de actuación, etc.
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Con base en sus propios valores compartidos, cada
matrimonio puede establecer sus propias reglas del juego o
políticas de actuación o convivencia. Lo importante es que
los valores no queden en simples declaraciones o buenas
intenciones; los valores como hemos mencionado, se observan a través de una conducta congruente, y
algunas reglas establecidas de común acuerdo, en mucho ayudarán a facilitar esa congruencia entre el
decir y el actuar cotidiano.
Otros valores: compromiso, lealtad, confianza, generosidad, sensibilidad, consideración,
responsabilidad.
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2.4.3 AMOR CONYUGAL
El amor es el sustento del matrimonio, como pilar de la
misma familia, el amor que perdura, se soporta en los cimientos de
la madurez de los esposos, en su IE. Un amor que no es comprensivo,
que no escucha con empatía los sentimientos de la persona amada,
que no asume actitudes de prudencia y de paciencia, difícilmente
puede prevalecer a largo plazo.
El amor conyugal más allá de las palabras y las definiciones
requiere de una continuidad de actitudes, congruentes con sus
valores fundamentales, que lo traduzcan en algo activo, perceptible;
que le den congruencia a la relación cotidiana con su contenido
conceptual, y que lo hagan ser a largo plazo fuerte y puro. No se puede
decir que existe amor entre dos esposos que no saben respetarse,
que no se perdonan, que no se son leales, que no se comprenden.
2.4.4 DIÁLOGO Y COMUNICACIÓN INTELIGENTES
La palabra diálogo viene del griego “dialogos”, dia significa “a través de” y logos significa “palabra”
o más ampliamente “sentido”. El diálogo es un proceso de comunicación verbal, superior y profundo que
trasciende a la persona. Es el proceso de comunicación
profundo entre los esposos, que los lleva a abrir sus
corazones para fortalecer su amor conyugal; para
compartir y comprender sus sentimientos; para
asegurarse que su amor se comunica con profundidad,
intensidad y congruencia. El diálogo les permitirá
mantener un continuo acercamiento, les permitirá
seguir conociéndose más y más.
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A comunicarse y a dialogar se aprende no es algo
innato, requiere de observación, de ir tomando nota e
ir rectificando los modos y estilos de entenderse. Las
que lo logran, es decir las parejas estables comparten
signos de identidad propios, códigos privados, miradas de complicidad, gestos personales, etc., todo esto
constituye una forma positiva y particular de contacto y de comunicación.
Los matrimonios con buena comunicación saben ajustarse a lo sucedido y procuran cada uno
explicar los hechos. No hay que someter al otro a un ejercicio constante para descifrar lo que se ha
querido decir, sino decirlo directamente, pedirlo, sugerirlo, etc. La flexibilidad es un rasgo positivo de las
habilidades comunicativas.
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Módulo IV
Reglas y actitudes para que exista el diálogo:
1. El lugar y el momento adecuado
2. Asumir actitudes favorables
3. Confianza y apertura
4. Saber expresarse y ser objetivo
5. Escuchar empática y activamente
6. Respetar las ideas del otro
7. Ser autocrítico
8. Saber hace preguntas al hilo de la conversación cuidando el tono
9. No utilizar expresiones irreconciliables y radicales
10. Conclusiones y compromiso
11. Hay que evitar:
La indiscreción
Los monólogos
El orgullo
La soberbia
La vanidad
El egoísmo
Los prejuicios
El estrés y las prisas
Las interrupciones
2.5 EMPATÍA
Empatía viene de la palabra griega “empatheia”, que significa sentir dentro. Se refiere a la
capacidad que desarrolla una persona para percibir las
emociones de los demás y sentirlas como si fueran propias;
para entenderlas y responder adecuadamente a ellas.
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La capacidad de ver las cosas desde la perspectiva de los
demás, de esforzarse por sentir lo mismo que el otro, no es
fácil, pero se puede desarrollar cuando existe el deseo de
llevar una buena relación.
En el matrimonio, considerando que son dos
personas que se aman, debería ser más fácil lograr esta
capacidad empática. Suena incluso lógico, que si amamos
a una persona, nos esforcemos por entender sus emociones, por tratar de sentir lo que siente incluso
cuando es dominado por emociones de tristeza, dolor, ira, enojo, etc.
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Módulo IV
La empatía exige suficiente calma y sensibilidad para que las señales sutiles de los sentimientos
de otras personas puedan ser recibidas por el propio cerebro emocional. En la pareja hay más empatía
cuando la propia fisiología sigue a la del cónyuge, imitando las sutiles e instantáneas reacciones físicas.
Tal vez el mayor progreso en la comprensión de lo que mantiene unido a un matrimonio o lo
separa ha surgido de la detección de esas mediciones fisiológicas sofisticadas llamadas microemociones
que permiten rastrear paso a paso los matices emocionales del encuentro de una pareja.
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Módulo IV
Los Problemas más Comunes en un Matrimonio
1. El poder del pensamiento negativo: cómo las percepciones
negativas pueden vencer los aspectos positivos de un matrimonio.
No podemos en realidad conocer el estado de ánimo, las
actitudes, los pensamientos y sentimientos de los otros. Confiamos
en señales, a menudo ambiguas, para que nos informen acerca de las
actitudes y deseos de los demás. Usamos nuestro propio sistema de
códigos, que puede ser defectuoso, para descifrar dichas señales. Al
confiar en nuestro propio estado de ánimo en un momento particular,
podemos equivocarnos en nuestro método de interpretar la conducta
de los demás, es decir, en nuestra forma de descifrar.
El grado en que creemos en nuestra exactitud para adivinar
los motivos y actitudes de otras personas no está en relación con la
verdadera precisión de nuestra opinión.
¿Por qué interpretamos mal?
a. Si pudiéramos evaluar todos los hechos en una situación dada antes de llegar a una conclusión,
sería menos probable que cometiéramos esos errores. Las señales son porciones de datos que
traducimos en una información utilizable, a través de nuestro sistema de señales.
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b. Algunas personas están más predispuestas que otras a asignar significados simbólicos a ciertas
situaciones específicas. En las relaciones estrechas somos menos flexibles en el uso de nuestro
sistema de códigos que en situaciones interpersonales, cuanto más intensa sea la relación, tanto
mayor es el malentendido. En el matrimonio se presentan constantes oportunidades para que se
produzca una mala lectura de las señales.
c. La importancia del significado que se le asigna a las palabras es decisivo, ya que una vez que se
asigna un significado a un suceso o a una palabra, es probable que se acepte como válido sin
confirmar su exactitud.
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Módulo IV
2. El viraje que se produce de la idealización a la desilusión: por qué la imagen de un cónyuge
pasa de ser todo bueno, a todo malo. El puro enamoramiento, las promesas quebrantadas, los juicios
extremos.
¿Cómo anticiparse a una posible desilusión?
a. Aceptar de forma realista que el sentimiento de amor, no acarrea necesariamente
la felicidad.
b. Liberar a la pareja de la obligación de ser perfecto.
c. Rechazar la idea de que existe la pareja ideal.
d. Vivir en pareja es una elección que puede ser satisfactoria y gratificante a la que
hay que ponerle esfuerzo y dedicación.
e. Una relación es cosa de dos; un auténtico quehacer de equipo.
f. Sólo podemos cambiarnos a nosotros mismos.
g. Aprender a sobrellevar la frustración nos empuja a manejar las emociones a
favor del bien común.
3. El conflicto de perspectivas que discrepan: cómo los cónyuges pueden ver el mismo suceso,
y el uno al otro, de maneras muy distintas. Los desacuerdos que dividen a una pareja pueden provenir de
las diferencias fundamentales en la visión que tienen de sí mismos y el uno del otro. Nuestra perspectiva
es un cuadro complejo que incluye no sólo los detalles de una situación, sino también los significados
que le asignamos a ésta. Una perspectiva cerrada o egocéntrica está determinada por el marco individual
de referencia; las personas ven los sucesos sólo de acuerdo con la forma en
que están relacionados con ellas. Las acusaciones encuadradas: “a él le gusta
hacerme sufrir”, “es manipuladora”, etc. Los conflictos de personalidades.
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Los cónyuges deben ante todo darse cuenta de que buena parte
de la fricción que se produce entre ellos se debe a malos entendidos que
surgen de las diferencias en sus perspectivas, y que no es el resultado de
la maldad o el egoísmo. También que reconocer que algunos rasgos de la
pareja no son “malos”, sino que molestan, sólo porque no concuerdan con
los rasgos propios. Es importante que reconozcan que, si sus perspectivas
difieren, ninguno de los dos, por fuerza, tiene razón o está equivocado.
Deben reestructurar sus mutuas perspectivas, borrar los rasgos negativos
que han introducido en forma artificial y verse uno al otro de un modo más
benévolo y realista.
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Módulo IV
4. La fijación e imposición de expectativas y la formulación de reglas rígidas (lo que fue un
deseo se convierte en una regla absoluta), la aplicación de las reglas, la tiranía de los “debe...”, la violación
de las reglas.
5. La perturbación en la comunicación: cómo las parejas dejan de oír lo que se dice y a
menudo oyen cosas que no se han dicho. Comunicación indirecta y ambigua, a la defensiva, monólogos,
interrupciones y audición en silencio.
El mundo de las diferencias entre hombres y mujeres
a. Las mujeres parecen considerar las preguntas como medio
para mantener una conversación, en tanto que los hombres
las consideran como peticiones de información.
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b. Las mujeres tienden a conectar “puentes” entre lo que
su interlocutor acaba de decir y lo que ellas tienen que
decir. Los hombres por lo común no siguen esta regla y a
menudo parecen ignorar el comentario precedente de su
interlocutor.
c. Las mujeres parecen interpretar la agresividad de su
interlocutor como un ataque que rompe la relación. Los
hombres, en cambio, toman la agresividad como una simple
forma de conversación.
d. Las mujeres están más dispuestas a compartir sentimientos y secretos. A los hombres les gusta
hablar sobre temas menos íntimos, como deportes y política.
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e. Las mujeres tienden a discutir sus problemas, compartir sus experiencias y brindar seguridad. Los
hombres, por otro lado, tienden a oír a las mujeres (así como también a otros hombres), quienes
discuten problemas con ellos, como si hicieran explícitas demandas de soluciones, en vez de
buscar un oyente solidario.
6. Los conflictos en la toma de decisiones importantes y el fracaso de la vida conyugal: cómo la
predisposición personal y la incapacidad desbaratan el funcionamiento conyugal. Diferentes expectativas
acerca de los roles en la familia, calidad del tiempo en común, división del trabajo, crianza de los hijos,
sexualidad, problemas de presupuesto, familia política, etc.
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7. El papel de los pensamientos automáticos (el monólogo interno) que preceden al enojo y
al comportamiento contraproducente: cómo el pensamiento
negativo conduce a la provocación y a la rabia. Nuestra reacción
es la consecuencia de nuestra interpretación, más que del acto
en sí mismo. Si no interpretamos primero lo que sucede, nuestras
reacciones pueden ser caóticas. Quizás comprendamos nuestras
malas interpretaciones a medida que ocurren, al enfocar nuestros
pensamientos automáticos. Una vez preparados para identificar
estos pensamientos, podemos estudiarlos y corregirlos si no son
realistas. También afectan las dudas secretas, los debería secretos,
etc.
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Módulo IV
8. Los trastornos del pensamiento y prejuicios que están en el corazón del problema: cómo
operan las distorsiones cognitivas. Estas trampas mentales muchas veces se manifiestan polarizadas. Esta
forma de pensar en extremos deja a las parejas con una visión exagerada, desagradable de cada uno y
del matrimonio. Puesto que no pueden definir sus problemas con exactitud, sus dificultades adquieren
proporciones importantes.
Deformaciones cognitivas
a. Visión restringida. Ven sólo lo que se adapta a su actitud e ignoran
lo demás. Se aferran a un único pequeño detalle como base
para su interpretación total de un hecho, suprimen, censuran o
minimizan otros detalles importantes.
b. Abstracción selectiva. Relacionada con la visión restringida, se
toma una declaración o un hecho fuera de contexto, para llegar a
una interpretación errónea.
c. Deducción arbitraria. Algunas veces el prejuicio de una persona es
tan fuerte que se formará un juicio desfavorable aunque no haya
fundamento para ello.
d.
Sobregeneralización. Los pensamientos negativos conducen
a conclusiones generalizantes, el impacto de declaraciones
absolutistas es muy poderoso.
e. Pensamiento polarizado. El pensamiento todo o nada poco a poco se va imponiendo hasta poner
a los cónyuges ante dos únicas opciones extremas y se impone en todas las áreas de su vida en
cuanto a sentimientos y modo de actuar.
f. Extremismo. Es la tendencia a exagerar las
cualidades de otra persona, ya sean buenas
o malas y a catastrofizar exagerando la
gravedad de las consecuencias de un hecho
en particular.
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g. Explicaciones prejuiciosas. Las atribuciones
negativas –encontrar una explicación
desfavorable a lo que hace el cónyugeconstituyen uno de los problemas más
comunes del pensamiento en el matrimonio.
Asumir que hay móviles indignos tras las
acciones del cónyuge.
h. Rotulación negativa. Este proceso se origina en
atribuciones prejuiciosas.
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i. Personalización. Muchas personas creen por costumbre que las acciones de los demás están
dirigidas contra ellas.
j. Adivinación del pensamiento. La convicción de que uno puede adivinar lo que el otro cónyuge
piensa lleva a la trampa de atribuir equivocadamente a las parejas pensamientos y motivos
indignos.
9. La hostilidad que separa a las parejas. El combate mortal, puños apretados, dientes
descubiertos, saliva en la comisura de los labios, cuerpos preparados para el ataque, miradas penetrantes,
gruñidos, tono amenazador, la velocidad y el volumen. Existen ataques anticipados, contragolpes,
represalias, castigos, todo esto infringe dolor psicológico que daña profundamente la relación.
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La Crítica Destructiva.
Cuatro niveles de crítica:
1. Crítica centrada en un comportamiento concreto.
“Llegas tarde”, “No me escuchas cuando hablo”.
2. Crítica destructiva o personal, centrada en la persona con dos
variantes:
Generalizadores: “Siempre llegas tarde”, “Nunca me escuchas”
Con adjetivos calificativos: “Eres un egoísta”, “Desinteresado”
3. Crítica que implica una amenaza para la relación.
“No podemos seguir así”, “No se puede confiar en ti”
4. Es alcanzado cuando se llega a la violencia verbal o física.
Una temprana señal de advertencia de que el matrimonio está en peligro, es la crítica destructiva,
los “mensajes tú”, ya que frecuentemente, en el calor de la discusión, las quejas se manifiestan como un
ataque a la personalidad del cónyuge. La crítica destructiva tiene un impacto emocional mucho más
corrosivo que las quejas más razonadas.
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Este tipo de crítica hace que la persona que la recibe se sienta
avergonzada, disgustada, inculpada y defectuosa... lo cual, probablemente
conduzca a una de las siguientes respuestas: a la defensiva, más que a un
intento por mejorar las cosas; de ataque, estallando en ira, este camino
concluye típicamente en un inútil combate a gritos; de huida o fuga, puede
ser más perniciosa, sobre todo cuando la “huida” es una retirada hacia
el silencio total; de bloqueo, simplemente se queda en blanco y callado,
anula toda posibilidad de resolver los desacuerdos.
El efecto de las críticas destructivas y de las respuestas mencionadas
es crear una crisis incesante, ya que disparan el asalto emocional más
frecuentemente y hacen que resulte más difícil recuperarse del daño y la
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furia resultantes, se utiliza el término desbordamiento porque están tan abrumados por la negatividad de
su pareja y por sus propias reacciones que se sienten hundidos por sentimientos espantosos y fuera de
control.
Las críticas personales -los mensajes tú- ponen en entredicho la
persona del otro. “Eres un inútil”. La persona que es atacada de esta manera
se siente herida y humillada. Y entonces pagará con la misma moneda.
“Y tú una mandona”. Es fácil imaginar lo que sucederá a continuación:
ambos se sienten ahora incomprendidos y tratados de manera injusta.
Precisamente el desprecio por parte de la persona que mejor debería
conocernos enfurece a cualquiera. La ira mutua provoca una escalada que
conduce a ofensas cada vez más hirientes. Tal vez el miembro de la pareja
que fue agredido bloquee cualquier intento posterior de solución y se
retire en silencio, lleno de rechazo y rencor. Es probable que descargue la
agresividad contenida mediante un acto de sabotaje: devolverá el golpe
en la primera oportunidad que se le presente boicoteando algún ritual de
su vida en común.
Los mensajes del tú no solucionan ningún conflicto. Las parejas
en cuyas discusiones prevalecen estos mensajes destruyen de forma
sistemática la base de su confianza mutua.
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Las personas que están desbordadas no pueden escuchar sin distorsión ni responder con
lucidez; los músculos se tensan; puede resultar difícil respirar; les resulta difícil organizar su pensamiento
y caen en reacciones primitivas. Simplemente quieren que
las cosas se detengan, o quieren salir corriendo, o a veces,
devolver los golpes. El desbordamiento comienza a los 10
latidos por minuto por encima del ritmo de una persona en
estado de reposo, si se alcanzan 100 latidos por minuto (esto
ocurre fácilmente durante los momentos de ira o llanto), las
emociones son tan intensas, la perspectiva tan reducida
y el pensamiento tan confuso que no hay esperanzas de
adoptar el punto de vista del otro ni de resolver las cosas
de una forma razonable, el organismo está bombeando
adrenalina y otras hormonas que mantienen durante un
tiempo un nivel elevado de congoja.
El problema en un matrimonio comienza cuando alguno se siente desbordado constantemente,
abrumado porque su pareja, está siempre en guardia, porque adopta una actitud de extrema alerta
ante cualquier señal de ataque, insulto o crítica, y seguramente reaccionará excesivamente ante la
menor señal. El cónyuge desbordado ha llegado a pensar lo peor de su pareja prácticamente todo el
tiempo, interpretando bajo una luz negativa todo lo que hace. Los temas insignificantes se convierten
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en terribles batallas, los sentimientos
quedan constantemente heridos. Con el
tiempo empieza a ver todos los problemas
como graves e imposibles de arreglar, el
desbordamiento sabotea cualquier intento
de resolver las cosas. A medida que esto
continúa empieza a parecer inútil hablar
de los temas y alivian sus sentimientos
conflictivos por su cuenta, comienzan a
llevar vidas paralelas, viviendo aislados
uno del otro, y se sienten solos dentro del
matrimonio; lo siguiente... el divorcio.
La razón por la que los
hombres tienen tantas probabilidades
de bloquearse, es porque se protegen del desbordamiento, ya que si se bloquean su ritmo cardíaco
disminuye, proporcionando una sensación de alivio subjetiva. Por su parte a las mujeres no les importa
zambullirse en la desagradable situación de una riña matrimonial.
Cada sexo busca consuelo en tácticas opuestas, por lo tanto la postura respecto a las
confrontaciones emocionales es muy diferente: los hombres quieren evitarlas con el mismo fervor con
que sus esposas se sienten inclinadas a buscarlas. Mientras ellas intentan plantear y resolver desacuerdos
y quejas desempeñando el papel de administradoras emocionales, sus esposos son más reacios a
participar en lo que sin duda se convertirá en una discusión acalorada.
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A medida que la esposa ve que él se niega a esta
participación, eleva el volumen y la intensidad de su
queja. A medida que él se vuelve defensivo o responde
con el bloqueo, ella se siente frustrada y furiosa y añade
desdén para subrayar la fuerza de su frustración. A
medida que el esposo se considera el objeto de la crítica y
el desdén de su esposa, empieza a caer en pensamientos
de víctima inocente o indignación absoluta que disparan
cada vez más fácilmente el desbordamiento. Para
protegerse de esta situación, se vuelve cada vez más
defensivo o sencillamente se bloquea. Pero recordemos
que cuando los esposos se bloquean esta actitud dispara
el desbordamiento en sus esposas, que se sienten totalmente frustradas. Y a medida que el ciclo de las
disputas matrimoniales aumenta puede quedar muy fácilmente fuera de control.
Dado el nefasto resultado potencial de las diferencias en la forma en que hombres y mujeres se
enfrentan a los sentimientos perturbadores de la relación, o discusiones, cabe preguntarse, ¿qué pueden
hacer para proteger el amor y la relación?
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En general hombres y mujeres necesitan
diferente sintonía emocional. Que los hombres se den
cuenta de que cuando la esposa plantea alguna queja
o desacuerdo tal vez lo está haciendo como un acto de
amor, intentando mantener la salud y el desarrollo de la
relación. Deben comprender que la ira y el descontento
no son sinónimos de ataque personal: las emociones
de las esposas a menudo son simples llamadas de
atención que enfatizan la fuerza de sus sentimientos
con respecto al problemas. Deben estar en guardia
para no crear un cortocircuito en la discusión al ofrecer
una solución práctica prematura: es típicamente más
importante para una esposa sentir que el esposo escucha su queja y empatiza con sus sentimientos sobre
el tema (aunque él no necesita estar de acuerdo con ella). Las esposas quieren que sus sentimientos
sean reconocidos y respetados como válidos, aunque sus esposos discrepen. Con mucha frecuencia,
cuando una esposa percibe que su punto de vista es escuchado, sus sentimientos entendidos y hay un
acompañamiento emocional, se serena.
En cuando a las mujeres, el problema principal de los hombres es que sus esposas son demasiado
intensas al expresar sus quejas, ellas deben hacer un esfuerzo y tener el cuidado de no atacar a sus
esposos: quejarse de lo que él hizo, pero no criticarlo como persona ni expresar desdén. Las quejas no
son ataques al carácter, sino más bien una clara afirmación de que un acto, comportamiento o actitud
determinado resulta perturbador. Un ataque personal airado
conseguirá casi con certeza que el esposo adopte una actitud
defensiva o se bloquee, lo cual resultará aún más frustrante y
sólo lograr intensificar la disputa. También ayuda que la queja de
la esposa se coloque en un contexto más amplio -sin recurrir al
pasado- que tranquilice al esposo con respecto al amor que ella
siente por él.
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Más allá de este tipo de crítica existen los mensajes yo. En el
mensaje yo, la esposa / el esposo afirma específicamente qué es
lo que la perturba, y se queja de la acción de su esposo, y no de
su esposo, diciendo lo que le hizo sentir: “Cuando te olvidaste de
recoger mi ropa de la tintorería sentí que no te preocupabas por
mí”. Pero en una crítica personal lanza un ataque global sobre
su esposo: “Siempre eres tan egoísta y desconsiderado. Esto
demuestra que no puedo confiar en ti”.
Promete muchas más probabilidades de éxito la estrategia de
comunicar a la pareja mensajes yo, las cosas que le preocupan a
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uno mismo, lo que le mortifica, lo que le indigna, sin hacer juicios peyorativos del otro. Al decir “yo me
preocupo...” al otro miembro de la pareja no se le ha quitado el derecho de ver la situación de otro modo.
El mensaje emitido desde el yo indica la predisposición a respetar la postura de la pareja. Esta actitud hace
que el otro pueda aceptar una discusión inteligente en lugar de enfurecerse y bloquearse interiormente.
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La Discusión Emocionalmente Inteligente.
5.1 ASPECTOS A CONSIDERAR
Es importante que la pareja reconozca
que tiene opciones, que no son meras víctimas
de una mala relación, por más desesperante
que ésta parezca. Pueden y deben hacerse
responsables de ella.
Las parejas pueden superar sus
dificultades si reconocen, en primer lugar,
que una gran parte de sus decepciones,
frustraciones y enojos no arranca de una
incompatibilidad básica, sino de malentendidos
que
provienen
de
comunicaciones
equivocadas e interpretaciones prejuiciosas
del comportamiento mutuo.
El malentendido es a menudo un proceso activo que se origina cuando un cónyuge desarrolla
una imagen distorsionada del otro. Esta distorsión hace, a su vez, que el cónyuge malinterprete lo que
el otro hace o dice y le atribuya motivos indeseables. Los esposos simplemente no tienen el hábito de
“controlar” sus interpretaciones o buscar la claridad en la comunicación.
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Cada cónyuge debe asumir la plena responsabilidad de mejorar la relación. Debe comprender
que tiene opciones y que puede (y debe) recurrir a todos los conocimientos e intuiciones a su alcance
para hacer que él y su pareja sean más felices.
Los cónyuges pueden ayudarse a sí mismos, ayudar a cada uno de ellos y a la relación, si adoptan
una actitud de “sin culpa ni reproche”. Ese modo de abordar las cosas permitirá enfocar los problemas
reales y resolverlos con más facilidad.
Los actos de su pareja, que usted atribuye a algún rasgo malévolo como, por ejemplo, el egoísmo,
el odio o la necesidad de controlarlo, se explican a menudo con más exactitud en función de motivos
bien intencionados (aunque equivocados) como son la autoprotección o los intentos de prevenir el
abandono.
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Módulo IV
5.2 DISCUTIENDO INTELIGENTEMENTE
Los conflictos pueden convertirse en
una oportunidad de mantener y aumentar la
satisfacción de ambos miembros de la pareja.
Aunque haya que esforzarse por encontrar el
momento más adecuado: los conflictos no
deben aplazarse durante demasiado tiempo.
Lo ideal en un conflicto, es ceñirse a
un tema, y dar a cada cónyuge la posibilidad
de afirmar su punto de vista desde el principio,
mandando mensajes yo, así se demuestran
mutuamente que son escuchadas. Dado que
sentirse escuchado a menudo es exactamente
lo que busca el cónyuge agraviado, un acto
de empatía emocional es un reductor magistral de la tensión.
Lo que más falta en las parejas que acaban divorciándose son los intentos por parte de cualquiera
de sus miembros por reducir la tensión durante una disputa. Los mecanismos de reparación que evitan
que una discusión acabe en una espantosa explosión son simples movimientos tales como: mantener
la discusión encarrilada, la empatía y la reducción de la tensión, estos movimientos son una especie de
termostato emocional que evita que los sentimientos expresados entren en ebullición y abrumen la
capacidad de los cónyuges para centrarse en el tema en cuestión.
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Ninguno de estos hábitos emocionales cambia de la
noche a la mañana, hace falta persistencia y una actitud
alerta. Las parejas serán capaces de llevar a cabo los
cambios clave en proporción directa con lo motivados
que se sientan para intentarlo. Muchas respuestas
emociones activadas tan fácilmente en el matrimonio han
sido forjadas desde la infancia, aprendidas en nuestras
relaciones más íntimas o modeladas por nuestros padres,
y luego llevadas al matrimonio plenamente conformadas,
aunque hayamos jurado que jamás actuaríamos como
nuestros padres. Vale la pena practicar respuestas más
sanas de modo tal que se conviertan en algo automático,
hay que poner en práctica estas estrategias durante aquellos encuentros que no estén dominados por la
tensión, así como en el fragor de la batalla, si queremos que tengan la posibilidad de convertirse en una
primera respuesta adquirida.
Una competencia clave es que los cónyuges aprendan a manejar sus propios sentimientos
de aflicción, es decir, a serenarse, esto significa dominar la capacidad de recuperarse rápidamente del
desbordamiento provocado por un asalto emocional. Como la capacidad de escuchar, pensar y hablar con
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claridad se disuelve durante el desbordamiento,
serenarse es un paso constructivo, sin el cual
no puede haber más progreso en la solución
del problema. Vale la pena tener un acuerdo
preestablecido que permita a uno u otro cónyuge
hacer una interrupción ante las primeras señales
de desbordamiento, o hacer una pausa de 20
minutos para la recuperación fisiológica.
Muchas veces el desbordamiento queda
activado por los pensamientos negativos respecto
a la pareja, hay que desafiarlos, para así sentirse
libres de su dominio. Esto exige el control de tales
pensamientos, comprendiendo que uno no debe
creerlos y haciendo el esfuerzo intencional de pensar en pruebas o perspectivas que los cuestionen. Por
ejemplo, una esposa que siente que “a él no le importan mis necesidades...” podría desafiar el pensamiento
acordándose de una serie de cosas que el esposo ha hecho y que, en realidad demuestran su cuidado.
Esto le permite a ella reformular el pensamiento como: “Muchas veces se preocupa por mí, aunque en esta
ocasión siento que no”. Esta frase abre la posibilidad de cambiar y de alcanzar una resolución positiva.
Escuchar activamente es una habilidad que mantiene a la pareja unida. Incluso en una discusión
pueden hacer el esfuerzo de escuchar más allá de la ira y responder al gesto reparador del otro miembro
de la pareja. Por supuesto, en una discusión en la que un cónyuge suele adoptar la forma de un ataque,
resulta difícil escuchar algo distinto. Valdría la pena pasar por alto las partes negativas para escuchar
el mensaje principal, viendo la negatividad como una afirmación
implícita de lo importante que es el tema para el otro. La forma más
poderosa de atención no defensiva, es la empatía: escuchar realmente
los sentimientos que hay detrás de lo que se dice. El hecho de que
un cónyuge empatice realmente con el otro exige que sus propias
reacciones emocionales se serenen hasta el punto en que él sea lo
suficientemente receptivo para que su propia fisiología logre reflejar los
sentimientos de su pareja. La empatía se deteriora cuando los propios
sentimientos son tan intensos que no permiten una armonización
fisiológica, sino que simplemente dominan todo lo demás.
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Un método para la escucha activa es el parafraseo, cuando un
cónyuge formula una queja, el otro la repite con sus propias palabras,
intentando captar no sólo la idea sino también los sentimientos que
encierra. El efecto de verse reflejado exactamente no es sólo el de
sentirse comprendido sino tener la sensación de estar sintonizado
emocionalmente. Eso mismo puede desbaratar un ataque inminente y evita que la discusión se convierta
en una pelea.
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Otra forma de evitar una pelea es hacer que el otro sepa que uno puede ver las cosas desde otra
perspectiva, y que este punto de vista puede tener validez, incluso si uno no está de acuerdo. Otra es
asumir la responsabilidad o incluso disculparse si uno se da cuenta de que está equivocado.
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BIBLIOGRAFÍA
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