HECHOS Y COMENTARIOS La Asamblea ecuménica en Basilea Paz, justicia y ecología GONZALO ARROYO, S.J. n importante hecho eclesial y ecuménico ha pasado casi desapercibido en nuestra América latina. Por vez primera, desde los cismas de Oriente en el siglo XI y de Occidente en el siglo XVI que desgarraron la unidad cristiana, se han encontrado, a nivel de igualdad, representantes de la Iglesia Católica y de las Iglesias Ortodoxas y Evangélicas de Europa. Convocados conjuntamente poi la "Conferencia de Iglesias Europeas" (CIÉ) y por el "Consejo de las Conferencias Episcopales Europeas" (CCEE) se reunieron en la semana de Pentecostés cerca de 700 delegados cristianos del viejo continente para dialogar sobre ei tema de ía "paz, la justicia y el respeto a la creación"1. El teólogo luterano Dietrich Bonhoeffer y el párroco Joseph Metzger, ejecutados por los nazis, habían pedido con urgencia la celebración de un concilio ecuménico por la paz. Estos sueños de Bonhoeffer y Metzger retomaron fuerza desde 1982, cuando la Federación Luterana Reformada Mundial relanzaba el proyecto, que después de muchas dificultades se plasmó, con la colaboración de ortodoxos, protestantes y católicos, en un gran encuentro mundial por la paz que se celebrará en Seúl (Corea) en 1990. Este se centrará en los problemas de la paz, la justicia y la ecología que inte- U 318 resan a todos los cristianos, y no será tanto un "concilio ecuménico" cuyas conclusiones tendrían efectos vinculantes para las Iglesias, sino más bien "un proceso conciliar en el sentido de un camino de reconciliación" que responde al término más general de asamblea.2 Dentro de este proyecto la reunión de Basilea fue sólo una asamblea regional previa europea, como preparación inmediata para Seúl, pero que tomó una amplia significación ecuménica. Los 700 delegados estaban repartidos proporcionalmente entre todas las iglesias de Europa: la mitad fueron escogidos por las conferencias episcopales católicas y los restantes provenían de las otras iglesias cristianas. La discusión se centró en un documento preparado en 1988 por una comisión mixta, que recibió unas 500 enmiendas provenientes de 20 países. La segunda redacción fue enviada a finales de marzo a las iglesias participantes. Finalmente, durante la Asamblea funcionaron 20 grupos de trabajo que terminaron una tercera redacción votada en plenaria.3 Es indudable que el documento final, de riqueza indiscutible, es algo largo y, dada la forma democrática en que fue elaborado, trata muchos temas, a veces en forma repetitiva y no sintética, y carece hasta cierto punto de fuerza. Esto es subsanado en parte por el Mensaje a los Cristianos de Europa aprobado por la Asamblea (ver sección Documentos de esta misma edición). Su principal novedad doctrinal, a nuestro juicio, es que se introducen por primera vez, al menos en documentos episcopales católicos, las temáticas de fines de siglo, a saber la ecología y su relación con las nuevas tecnologías que destruyen, contaminan y hacen peligrar la vida humana y el equilibrio de la naturaleza, la obra de creación de Dios. El fundamento teológico se centra en textos de los Padres de la Iglesia y en referencias bíblicas, sobre todo de San Pablo y de San Juan, en que se afirma que la salvación traída por Cristo a la humanidad también incluye a la naturaleza, puesto que la obra creadora de Dios aún no ha terminado. Es una teología que habría que profundizar. Pero más allá de ios docu- 1 La CIÉ agrupa a 120 iglesias cristianas ortodoxas y evangélicas presentes en 26 países de Europa y eslá presidida por el metropolitano ortodoxo de LeningradO; y la CCEE. surgida después del Concilio Vaticano fl. tiene como presidente al Cardenal Cario M MarMnl, S.J., arzobispo de Milán 2 Ver Vida Nueva N" 1687, 27 mayo 1989, p. 26 3. El documento Imal de unas 30 paginas traía entre otros los siguientes temas: amenazas generales a la paz. justicia y ecología; Fundamentación cristiana de la responsabilidad común; confesión de los pecados estructurales de Europa, a saber, aurocentrismo. falta de autocrítica, división de las iglesias, discriminaciones y racismos; la Europa del mañana, las relaciones Este-Oeste, integración europea, desarrne. etc. Contiene además una sene de principios y recomendaciones ordenadas en torno a ra Justicia (nuevo orden jurídico; fomento de un tribunal iiitomacio nal; diálogo con países no europeos; deudas del Tercer Mundo: discriminaciones lemenina, racial, política): la paz (llamado a Estados Unidos y a la URSS, condena de armas atómicas, biológicas y químicas y de su comercio mundial) y la «cologia «necesidad de regular el desarrollo de nuevas tecnologías, limitación de la energía nuclear y fomenta de alternativas, fiscalización de la investigación genética, protección de especies amenazadas, creación de una comisión de control y seguimiento). MENSAJE N° 381, AGOSTO 1989 c HECHOS Y COMENTARIOS Cardenal Martint con el metropolita Alexel de Lenrngraúo mentos queda el hecho ecuménico que cristianos separados por siglos, provenientes de países de Europa occidental y oriental, divididos por barreras políticas hasta ahora prácticamente infranquea : bles, viven su Pentecostés llenos de gozo, de alegria y de esperanza cristiana junto con los habitantes de Basilea y las ciudades limítrofes de Alemania y Francia y numerosos grupos paralelos que viajaron desde todo el continente. Muchos participantes testimonian que éste ha sido el evento más importante de las iglesias europeas en las últimas décadas no sólo por el paso dado, que aunque pequeño es real y tangible, hacia la unidad cnstianaJ sino también por su confesión arrepentida de eurocentrismo y su apertura ai mundo de los pobres, de los que sufren, en otras partes del mundo, y por su decisión de enfrentar unidos las amenazas que las nuevas tecnologías y los sistemas económiMENSAJE N" 381. AGOSTO 1989 cos imperantes traen a la humanidad cuando surge una nueva civilización que debe reconciliarse con Dios. Pero reconciliarse con Dios, como lo recuerda el Mensaje a los Cristianos de Europa, signifi- ca al mismo tiempo resistir a las fuerzas de destrucción y muerte, fjñ) A Aunque hubo ceremonias litúrgicas Gomu nes. la Eucaristía se celebró separadamente entre católicos y el resto de las iglesias. Juan Pablo II envió con todo un Mensaje al Cardenal Marlini, co-presidente de la Asamblea. 319