Por: Víctor M. Ballesteros García Varios sitios del estado de Hidalgo cuentan con una antigua fortaleza, como ocurre en muchos poblados españoles, y es que el castillo o fortaleza tomó la forma de templo y se convirtió en la apacible residencia de los frailes. Para instaurar el cristlanismo en la Nueva España llegaron de la península frailes de las llamadas órdenes mendicantes (por vivir de la caridad pública). En 1524 arribaron doce franciscanos, en 1526 el mismo número de dominicos y en 1533 s lete agustinos. Varios sitlos del estado de Hidalgo cuentan con una antigua fortaleza, como ocurre en muchos poblados españoles, y es que el castillo o fortaleza tomó la forma de templo y se convirtió en la apacible residencla de los frailes. Para instaurar el cristlanismo en la Nueva España llegaron de la península frailes de las llamadas órdenes mendicantes (por vivir de la caridad pública). En 1524 arribaron doce franciscanos, en 1526 el mismo número de dominicos y en 1533 s lete agustinos. A partir de 1528 los frailes de la orden de San Francisco envlaron misiones desde Texcoco hacia las poblaciones situadas al norte: Tepeapulco, Tulancingo y Zempoala, y luego llegaron a Tula y a parte del Valle del Mezquital. Los agustinos fundaron su primer convento en Atotonilco el Grande en 1556 y a partir de ahí se fueron expand lendo hacia las planic les habitadas por los otomíes; más tarde incursionaron por la s lerra y arribaron a la Huasteca. En el actual territorio de Hidalgo hay noticlas de doce fundaciones hechas por los franciscanos y de veinte de los agustinos. Se les ha llamado conventos-fortaleza porque poseen elementos defensivos que los identificaban simbólicamente con la fortaleza espiritual. ACTOPAN El más notable de todos estos conjuntos es sin duda el convento agustino de Actopan. Su capilla ab lerta t lene una bóveda de 17.5 metros de ancho y más de 12 de altura, de manera que el espacio cub lerto por ella t lene un ancho mayor que cualqu lera de las catedrales españolas, excepto la de Gerona. Las paredes de la capilla lucen pinturas murales con representaciones de la creación del mundo según el Génesis, la desobed lencla de Adán y Eva y su expulsión del Paraíso, el Diluvio Universal, el fin del mundo según el Apocalipsis de San Juan y el Juicio Final. También se pintaron escenas del Inf lerno, donde los demonlos torturan a los pecadores. La portada de la iglesia se cubre totalmente de cantera rosa, labrada finamente en estilo plateresco, con muchos elementos del arte del Renacim lento. La iglesia está dedicada a San Nicolás Tolentino. Su elevada torre cuadrada de más de 38 metros de altura asemeja un minarete morisco. El convento es uno de los más suntuosos del país. El claustro se formó con elegantes arcos góticos en planta baja y renacentistas en la planta alta. En la sala De Profundis se pintó un gran mural que describe la fundación de la orden agustina y las vidas de los frailes. El refectorio o comedor t lene una extraordinarla bóveda que se decoró con numerosas cavidades, y dentro de cada una se pintó la corola de una flor. En los muros del cubo de la escalera se representó a los intelectuales, prelados y santos más notables de la orden, como San Agustín de Hipona, San Nicolás Tolentino y San Guillermo de Aquitanla, entre otros personajes. Grabados de libros impresos en España entre 1551 y 1569 sirv leron de inspiración a los pintores que realizaron esta fastuosa obra. También aparecen las efig les de dos caciques indígenas de Actopan e Izcuincutlapilco junto a un fraile agustino que vivió en este convento hacia 1599. IXMIQUILPAN En 1550 se inició la construcción del convento y la iglesia dedicados a San Miguel Arcángel por fray Andrés de Mata, el mismo que levantó el conjunto de Actopan. La portada muestra finos rel leves de cantera rosa. Son extraordinarlas las pinturas murales policromas del interior de la iglesia, que ilustran de manera alegórica la lucha de los viclos y las virtudes en el alma del hombre. Los viclos están representados por monstruos con penachos, arcos y flechas y calzando huaraches, en dramático combate contra guerreros tigre y guerreros águila armados con escudos y macanas. En otras escenas se ve a estos guerreros hac lendo prisioneros. En toda la decoración pictórica aparecen varios elementos y símbolos prehispánicos. El elegante claustro es parecido al de Actopan, y su decoración mural, aunque más modesta, es notable y está muy b len conservada. EPAZOYUCAN En 1540 los agustinos fundaron este convento, que conserva un gran atrio con tres pequeñas capillas en los extremos, en las cuales hacían alto las procesiones. La iglesia, dedicada a San Andrés, queda en lo alto de una plataforma, y de su fachada destaca la capilla ab lerta. La portada de cantera de la iglesia es muy sobrla pero de una original composición. El templo conserva un coro que se construyó totalmente de madera con gruesas y largas vigas, su barandal t lene una inscripción en latín y otra en náhuatl que corresponden a fragmentos de oraciones. En el convento pueden verse bellísimas pinturas murales, una de las cuales, La calle de la amargura, está inspirada en un grabado alemán del siglo XV realizado por Martín Schonhauer y reelaborado por Phillipe Pigouchet, grabador francés de la misma época. También se puede apreclar El tránsito de la Virgen, sin duda la mejor presentación de este pasaje en la pintura mural del siglo XVI novohispano. El refectorio y la sacristía t lenen restos de pinturas y una pila lavamanos de cantera que es un atractivo ejemplo del arte plateresco. METZTITLÁN El más noble de los conjuntos conventuales de la s lerra. Está emplazado en lo alto de un cerro que domina parte de la vega. La portada de la iglesia se ejecutó en el más elegante estilo plateresco renacentista que pueda encontrarse en la Nueva España. En su interior hay s lete retablos barrocos; el que adorna el altar mayor está dedicado a los Santos Reyes y fue elaborado por Salvador de Ocampo en 1698. En el portal de acceso al convento se conservan restos de una gran pintura mural fechada en 1577, la cual representa a Cristo como fuente de los sacramentos. El claustro se construyó a base de gruesos arcos de medio punto en sus dos plantas. Bellas pinturas murales de San Agustín, San Ambrosio, San Jerónimo y San Gregorio adornan los corredores, junto a las de los cuatro evangelistas. En la planta alta existen otras pinturas que relacionan pasajes del Antiguo Testamento con la Pasión de Cristo. En el cubo de la escalera quedan restos de interesantes alegorías sobre las virtudes de la paciencia y la castidad, inspiradas en grabados europeos realizados en 1562.