Deja tu corazón en manos de Dios “Deja tu corazón en manos de Dios, y él lo pondrá en manos de quien se lo merezca”. Juan Pablo II Empezamos a forjar un nuevo camino para nuestra Iglesia y el 2014 comienza a abrirse ante nosotros como un año de nuevos retos con compromiso social. Nos enfocamos en que todo lo que hagamos quede bien cimentado con un amor sin igual, que ayude a aliviar las cargas extremas de los más necesitados; que lo que salga con gratitud de corazón y con lo mejor de nuestro aporte físico, espiritual y económico, genere frutos en abundancia en el crecimiento moral de los hogares y familias de nuestra nación. Te invitamos a que te unas una vez más a esta tarea. Nuestra campaña 2014 ya está en marcha y esperamos que con la ayuda de Dios podamos estar participando todos unidos en la gran colecta para el sostenimiento de nuestra Iglesia, a efectuarse en el mes de agosto. Sabemos que todo lo recibido en el 2013 dará resultados positivos en este año y que lo que logremos construir con la colecta que se avecina, crecerá nuestra oportunidad de sostener la obra creciente del evangelio en nuestro país. Publicaremos más información en www.donanobis.org en el trascurso de las siguientes semanas para que todos estemos informados sobre cómo participar en la obra de sostenimiento de la Iglesia Católica en Colombia. La Vida Consagrada…Al estilo de Jesús Obra Evangelizadora en Colombia Autor: H. Francisco Javier Carrión, L.C., La vida consagrada es vivir al estilo de Jesús, en pobreza, castidad y obediencia. Cristo eligió a un grupo de hombres y tuvo con ellos una relación especial de intimidad. ¿Qué es la vida consagrada? Para responder a esta pregunta echemos un vistazo al pasado, unos dos mil años atrás, y detengámonos en los caminos de Palestina. Pues la respuesta está en un hombre que ha nacido en Belén, ha vivido treinta años oculto en Nazaret y ahora lleva tres años predicando la Palabra de Dios y viviendo una vida de entrega y apostolado. Jesús, Dios y hombre, nos maravilla con un nuevo estilo de vida. Una vida entregada a la voluntad del Padre, que hace presente el cielo en la tierra, que nos anuncia un reino que ya está entre nosotros. Jesús vivió para el Padre. Al Padre dedicaba las primeras y las últimas horas de su jornada. Por el Padre recorría los caminos de Palestina, curaba a los enfermos, anunciaba el mensaje de la caridad, se preocupaba por todas sus ovejas. Porque el Padre se lo pedía apuró el cáliz hasta las últimas consecuencias y así entregó su vida voluntariamente en la cruz. Y a esta vida de obediencia hay que añadir la pobreza voluntaria, pensemos en su humilde nacimiento, y la castidad, por la que amó a todos los hombres en el Padre. Ese es el estilo de vida de Cristo. Un tipo de vida que no se reservó para sí sino que quiso compartirlo con los hombres a los que venía a salvar. Por eso, Jesús, durante su vida terrena, eligió a un grupo amplio de hombres que fueron sus discípulos. Y entre todos los discípulos que le siguieron, le siguen y le seguirán hay hombres con los que ha querido tener una relación especial, una relación de intimidad, de imitación de su misma forma de vida. Estos son los consagrados, los que siguen a Jesús profesando la pobreza, la castidad y la obediencia -los llamados consejos evangélicos- en un estado de vida estable reconocido por la Iglesia, que no es otra cosa que vivir como Cristo vivió, al estilo de Jesús. La vida consagrada tiene su raíz en el Bautismo. Son los bautizados, ya discípulos del Señor, los que reciben el llamado a la intimidad, a la total entrega a Dios. Con su estilo de vida, el de Jesús, ellos dicen a los hombres que el cielo existe, que no olviden lo esencial, lo que no pasa, que en medio del tiempo trabajen para la eternidad, que se afanen por atesorar riquezas en el cielo donde la polilla no hace estragos. De esta manera significan y anuncian en la Iglesia la gloria del mundo futuro. Cómo darte a los demás Escucha la vida con tu corazón. Hay muchas oportunidades. Presta atención a las necesidades de los ignorados, de los solitarios, de los dolidos. El amor no tiene por qué pasar inadvertido. Dar es nacer en un corazón henchido de agradecimiento. En vez de esforzarnos por acumular, animémonos a compartir desde nuestra abundancia de amor. Estamos llamados a ser las manos y los pies de Dios, la cariñosa sonrisa de Dios, el aliento de amor de Dios…pero nunca estaremos obligados. Llevar a cabo el amor es una elección consciente y libre. Las buenas intenciones nunca son suficientes. Hay que relacionarse mediante acciones concretas. Deja entrar el AMOR en tu corazón y amar será un gozo. Todos formamos una sola familia y ni así nos sentimos unidos. El amor que recibimos de Dios nos enseña a darnos a los hermanos. Ayudar es hacer que los demás sientan que alguien los ama. Sal de tu comodidad para hablar con los “extraños”. Hazte con ellos un círculo de amigos que se va ensanchando cada día. Deja que los demás dependan de ti. Cuando des tu palabra, mantenla. Cuando hagas una promesa, cúmplela. Permite que te valoren por tu lealtad, confianza y el simple hecho de estar con ellos. Al aceptar a otro, valora las diferencias. Al escuchar, aprendes. Al aceptar y respetar, brilla la dignidad. Las sonrisas y los abrazos significan mucho, no los escatimes. Si nos expresamos con libertad, aparece la vida más plena. Piensa entonces en cómo darte a los demás… Síguenos: Plan de Autosostenimiento de la Obra Evangelizadora 2014 © Dona Nobis 2014 - All Rights Reserved