DOS HONRAS I —Señor, mi madre tenía Hambre una noche, y al punto Robé, resistió: un difunto La noche en sí recibía. —Tu madre hambrienta, tú loco: Fuiste ladrón no culpado: Para condenarte es poco: ¡Álzate, hombre: eres honrado! II —Señor, mi madre tenía Hambre una noche: salí Por si alguien cuerpo quería: Me compraron, me vendí! Tu madre hambrienta, tú loca: Infame fuiste y culpada: El cieno vive en tu boca: ¡Aparta, mujer manchada! Pues que por un hambre igual Él robó lo que quería En una noche fatal, Y ella le dio lo que tenía Por el hambre maternal; Si honra merece el ladrón Porque el pudor de hombre olvida En la materna aflicción, Honrada es la honra perdida, Si no vende el corazón! J.M. Junio 12 de 1875. Revista Universal, México, 13 de junio de 1875. [Mf. en CEM]