ASPECTOS BARROCOS DE LA PICARA JUSTINA BRUNO M . DAMIANI En su estudio de las corrientes artísticas del siglo xvu, Cari Friedrich afirma que España, más que cualquier otro país fabricación de una novela, un objeto atractivo, un arti­ europeo, ''experim entó más intensamente el barroco como tificio y el ingenio. De hecho la nota marginal al prin­ forma genuina de su genio literario. En ese período, la cipio de la introducción general anuncia orgullosamente el arte y la inventiva del prólogo. A llí leemos que la explosión española de creatividad permanece como una de las maravillas de la época, tan asombrosa como la pintura en Holanda o la política en Francia e Inglaterra . . ,"1 Cier­ tas facetas de esta creatividad se revelan bien en el autor de La picara Justina, cuya intención de parodiar la estructura form al, el estilo elaborado y los serios fines ideológicos del ficio delicado,"4 que a la vez sirve de pretexto para el ar­ introducción de La picara Justina es "tan artificiosa. . . que con su ingenio capta la benevolencia a los discretos, y con su difficultad despide desde luego a los ignoran­ te s" (I, 2 1 ).5 Guzm án de A lforache, lo llevan a crear, de hecho, una obra Los prólogos de Justina reflejan una afinidad con el arte de novelar del Barroco, no sólo por su multiplicidad y su con características claramente barrocas. contenido "m ág ico ," sino también porque se intercalan Francisco López de Ubeda, desafiado por su interés en ridiculizar el "m od elo" Guzmán, se ve inspirado a dividir en ellos numerosas historias y anécdotas. De nuevo, Porqueras M ayo ha llamado nuestra atención a la presencia Justina en un elaborado esquema de panes, libros, capí­ y a la particular función artística de la anécdota en el tulos y números y dar a su novela una errática estructura prólogo barroco. El observa que aunque se encuentran temporal. Además, adorna los varios componentes estruc­ cuentos y anécdotas en los prólogos de otros períodos turales de Justina con poemas sentenciosos, resúmenes literarios, en la época manierista, y aun posteriormente marginales y conclusiones aforísticas e incongruentes. El su función es netamente distinta.6 Mientras que en perío­ autor se ve también inspirado a introducir la narración dos anteriores la anécdota sirvió "para ilustrar un punto picaresca de su protagonista con varios prólogos y con una de vista particular," al final del siglo xvi, aparece en el lista exhaustiva de versos métricos que posteriormente se prólogo como "algo anormal, excepcional," que se inter­ ejemplifican en la novela misma. Aun más, en el proceso pone repentina y bruscamente en la narrativa.7 Un ejem ­ de burlarse de la forma en que Guzmán se expresa, López plo es la anécdota de las ranas envidiosas que se introduce de repente en el tercer prólogo de Justina, donde opaca de Ubeda se deleita en el empleo profuso de la ingeniosa preciosidad estilística que es el distintivo de las escrituras completamente el mensaje moral expuesto originalmente barrocas: conceptismo y culteranismo. A este esbozo de por la protagonista (I, 27). En cuanto a la tendencia de Justina, de por sí ambiguo tanto estructural como estilís­ intercalar cuentos en el argumento principal del prólogo, ticam ente, López de Ubeda añade una parodia de formas y recordamos que una tendencia semejante prevalece tam­ temas clásicos, elementos teatrales de disfraz y varias bién en toda la novela de López de Ubeda. El efecto con­ comitante de esta técnica digresiva empleada abundan­ escenas grotescas, todo lo cual forma una parte notable del arte literario barroco. En este ensayo intentaremos ana­ lizar aun brevemente algunas de estas características. I. Estructura Alberto Porqueras M ayo nos hace recordar que empe­ zando con el Manierism o hay una tendencia hacia la du­ tem ente, es, lógicamente, una obstrucción frecuente de la continuidad de la narración, obstrucción que es, sin em­ bargo, conforme al punto de vista que tiene el autor de la novela como narración de "sucesos mudables" y "acaeci­ m ientos transuersales" (II, 202). plicación y aun la triplicación de prólogos, hecho que "co ­ Como ha señalado ya Emilio Orozco Díaz, numerosos rresponde a un criterio dinámico de romper hasta cierto punto, la unidad orgánica de la obra, para realzar la at­ escritos del Barroco revelan "u n a inquietud obsesiva por lo tem p o ral."8 Realm ente el hombre del siglo xvu se ve so rp resa."2 Esta característica estructural se manifiesta a sí mismo ante un mundo "en constante m ovimiento," un mundo, para tomar prestada una expresión de Ortega claram ente en La picara Justina, obra en la cual el tono ficticio se intensifica en el tercer prólogo mediante la al cam b io."9 Es esta preocupación por la contingencia de m ósfera de ficción y para ofrecer al lector un elemento de conversación de la protagonista con su pluma, tinta y papel. Justina habla a los mencionados elementos mientras se y Gasset, en el cual todo está sujeto a la "mutabilidad y las cosas y por el paso rápido del tiempo, la que llevó a Góngora y a Quevedo a producir algunos de los sonetos aumenta la complejidad y sofisticación de la novela, y más memorables sobre la fugacidad del tiempo. Esta obse­ sión fundamental por la naturaleza efímera del tiempo complementa bien la visión del barroco como una época en la cual " lo mágico, lo sensorial y lo m ím ico" se refuerzan a apogeo del Barroco español, un tratado titulado Diferencia la costa de "lo humano y lo objetivamente racional."3 La conversación de Justina con la pluma, la tinta y el papel, como otros varios escritores del siglo xvu, manifiesta una dirige también al lector. Esta conversación intrigante llevó al fraile Juan Eusebio Nieremberg a escribir, en el entre lo Tem poral y lo Eterno. También López de Ubeda refleja la preocupación del artista barroco, no sólo con la notable preocupación por el tiempo, como revela la errática comunicación de una experiencia, sino, "m ás bien, por la estructura temporal de su novela. En efecto la estructura de Justina se basa en una narra­ ción caprichosa en la que la protagonista echa al lector en López de Ubeda se desvía además de las normas establecidas en la estructuración métrica de éstos y otros poemas, un armazón temporal vacilante. En el Libro Primero, añadiendo o quitando sílabas de sus versos. Para dar a Justina empieza, como ha observado bien Tríce, "haciendo su novela aún otra dimensión sofisticada y complejidad estructural, el autor entrelaza en la narrativa recursos regresar al lector en el tiem po," revelándole su fondo ancestral, luego " lo impele hacia adelante más allá del final de la novela, refiriéndose a gente y a sucesos que tendrán lugar en el propuesto segundo volum en." Más tarde, cuando la novela va desarrollándose "su narración otra vez enfoca los varios antecedentes de sus antepasados" pero pronto "abandona el tiempo histórico y va hacia el tiempo abstracto, o el 'no tiem po,' entreteniendo al lector con una disquisición sobre las grandes cualidades del m esón." Por tales como la forma epistolar, vista en el cambio de cartas sentenciosas entre el engañado solterón Méndez Pavón y la graciosa Justina (II, 70-84). II. Burla de m otivos , estilos y figuras clásicos Aunque el Barroco perpetúa y amplifica muchas de las modas y temas de la antigüedad clásica y del Renacimiento, a veces se ocupa también, en una burla bastante enérgica, de esas corrientes literarias y estilísticas. Como ha seña­ otra parte, el Libro Segundo "descubre un progreso muy lado recientem ente Herman Iventosch, "E sta es "n a de compacto en el tiem po," puesto que gran parte de la narración tiene lugar en agosto, mientras que el Libro las esencias del Barroco, admirablemente simbolizada en Cuarto "d a . . . [otro] gran salto hacia adelante en el tiem­ p o ." 10 Este "desequilibrio" en el tiempo "excluye cual­ España, tensión entre perpetuar las ideas clásicas y corregir el desengaño con no creer en tal id eal."13 La parodia y la quier posibilidad de mirar la novela como un esfuerzo sin­ burla de los estilos y temas clásicos, apenas han sido estudiadas, aunque, como nota Iventosch, el empleo de cero de retratar a Justina de manera que se aproxime al referencias irónicas y burlescas, o de las figuras y expre­ ritm o norm al, de la v id a ."11 Tal falta de progresión cro­ siones literarias de la antigüedad clásica, por parte de auto­ nológica en la vida de Justina es por sí misma una mani­ res como Góngora, Quevedo y Cervantes, es tan abun­ festación de la intención del autor de parodiar la estructura dante que "dicha burla puede ser considerada tema mayor más coherente del Guzmán. Además, la inconsecuente y fluctuante progresión temporal de la narración, que a del B a rro co ."14 Coherente con esta corriente de mofarse de los temas su vez produce una nota clara de "desarm onía," representa como también del estilo y de las figuras de la antigüedad un aspecto importante de la literatura del Barroco. La clásica, López de Ubeda satura su novela con alusiones desarmonía creada por la estructura mudable se refuerza históricas y mitológicas. En Justina hay 117 de estas re­ con la forma autobiográfica insubstancíosa, y con los "avi­ so s" morales incongruentes que concluyen cada uno de los núm eros de la novela. Sánchez-Díez, de hecho, se ha refe­ vela picaresca.1S Entre las figuras históricas más eminentes rido a esta falta de cohesión estructural y novelística como A ristóteles, Platón, Pitágoras, Hipócrates, Quintiliano y un intento deliberado por parte de López de Ubeda de crear Tácito. H ay también varias referencias a hombres notables "u n a cacofonía a rtística ,"12 cualidad frecuentemente ob­ de la vida social y política de la antigüedad, incluyendo benefactores, soldados famosos, gobernantes opresores, servada en las creaciones literarias del siglo xvu. ferencias, el m ayor número que se encuentra en una no­ de la antigüedad, citadas en la novela, tenemos a Homero, La tendencia de López de Ubeda a lo intrincado, lo avaros y plutócratas. De todos éstos, los cuatro principales complicado y lo esotérico, se manifesta, sin embargo, en otro componente de la estructura de la novela: los poemas en Justina son Alejandro Magno, Nerón, Heliogábalo y Cipión el Africano. alusivos que introducen cada número. Estos poemas, El deseo de los escritores del Barroco de parodiar el uso de compuestos en una variedad de .formas de verso, reflejan figuras clásicas lleva a la frecuente atribución errónea de citas. Alcalá Yáñez, por ejemplo, da erróneamente la aun más claramente la suposición e instinto artísticos del autor por una complejidad estructural y lingüística. En la "T abla De Este Arte Poético" y en el "Prólogo Al Lector" el autor anuncia jactanciosamente que la obra condene cin­ cuenta y un diferentes tipos de formas de versos, jamás autoridad a Séneca del siguiente pasaje de El donoso hablador A lonso: "Priusquam facías consulto, ubi consulueris m ature facto opus est.''16 Esta cita, por el contrario, viene de la Catalina, (1, 6) de Salustio. La colectados hasta ahora con "raras y nunca vistas maneras de composición" (1, 12). Además de demostrar su vir­ tendencia de mofarse de los personajes clásicos es tan tuosidad poética con los versos truncados y enigmáticos que preceden varios de los capítulos de la novela (por ejemplo, trabajo guía en ese aspecto, y a la que Emilio Carilla ha abundante en Justina que la novela se convierte en un llamado "E l Olimpo en bro m a."17 La burla graciosa de las I, 91, 106; 11, 61, 70), López de Ubeda juega también con figuras del Olimpo se puede ver en la invención, por parte los versos macarrónicos. Por ejemplo, en la parte que de Justina, de personalidades que ella por asociación trata del "picaro litig an te," el autor introduce uno de los capítulos con catorce versos "h ero ico s." En éstos no sola­ atribuye a la antigüedad clásica. A sí, cuando ella habla de m ente hay una mezcla de palabras vernáculas con palabras latinas o con terminaciones latinas, sino también una conglomeración de palabras inventadas y una sintaxis irregular (II, 220). Y para mostrar más su inventiva, su madre como una Circe, también caracteriza a su padre como otro Estabulario (II, 32). En la novela de López de Ubeda otro ejemplo, que Marcel Bataillon ha llamado "falsa m ito lo g ía,"18 es la referencia cómicamente ficti­ cia a una cierta damisela llamada Onocrotola que fue transformada en chinche y desde entonces ha sido como una m ujer "q u e busca de noche compañía" (II, 171). A veces Justina confunde los nombres literarios entre sí. Así, cuando Justina asocia la abandonada casa de Sancha con un ''encantam ento o aventura de G aliana" (II, 80), se re­ fiere realm ente a Galanthis, personaje relacionado con el m ito de Hércules, y quien engañó a Eileithyia, diosa del na­ cim iento, rompiendo el hechizo por el cual ella retardaba el nacim iento de Hércules. En la lista abundante de referencias clásicas encontramos además casos de deformación de su espíritu y forma originales. El nombre del famoso magistrado romano, Elio G alo, se convierte en objeto de burla al confundirse con Heliogábalo (I, 186). También se puede observar una referencia burlesca al "g r ifo ," animal fabuloso, mitad águila y mitad león, en un cuento ficticio contado por Justina, en el cual le atribuyen a un cerdo las alas de grifo ( 1 ,186). En otro contexto el efecto burlesco se obtiene usando la forma femenina "g rifa " (I, 128). En otras ocasiones, Justina reproduce con precisión el nom bre de la figura clásica, como en el caso del famoso soldado romano, Gayo Mucio Escevola, quien se distinguió por su extraordinaria valentía, pero ella trata ficticiamente dicho personaje y los acontecimientos de su vida. En vena claram ente burlesca, la picara cambia la opinión tradicional de Escevola como soldado joven, valiente y dinámico, por la carne, començo a ladrar por salir, y viendo que no le abríam os, fuesse a quexar a su amo . . . y como vio que tampoco él se levantaua a abrir la puerta, pensando que era por falta de ser oydo, determinó de dezirselo al oydo; y como le pareció que no hazia caso dél ni de quanto le dezia, afrentóse, y en vengança le asió de vna oreja. (I, 117-8) Hay que señalar que la descripción de Justina de esta repugnante escena del cadáver de su padre mordido por el perro de la familia, encontrará más tarde un paralelismo en su repugnancia en el episodio del Buscón, donde Pablos describe el horrible banquete en el cual su tío y los invitados se comían las carnes de su padre.20 El horror de este acto repulsivo en Justina es remarcado por los horribles detalles posteriores de los esfuerzos de la familia para "componer las carn es," particulares que se dan inmediatamente des­ pués de una referencia a la "buena cena" que Justina, su madre y sus hermanas estaban disfrutando en compañía del asesino del padre (1, 117-8). La celebración jovial de la familia que siguió a la muerte del padre puede muy bien servir de ejemplo de lo que Wolfgang Kayser ha llamado "h u m o r n e g ro ,"21 hablando de lo grotesco en la literatura barroca. Pocos días despúes de la muerte del padre también muere la madre de Justina. Una tarde, la madre, m ujer "m uy aficionada a la carne y al tocino," esconde un poco de carne de los invitados en el mesón. Cuando los huéspedes íepresentación de un hombre letárgico cuyo placer en estar empiezan a sospechar, ella, temiendo que la descubran, sentado lo lleva a pasar tanto tiempo en la letrina que muere "eng u lle media yarda de longaniza," y muere estrangu­ allí (II, 11). También se burla de los pensamientos ejem­ plares expuestos por Porcio Catón el Joven (95-46 a. de J. lada. "L a longaniza," dice Justina "atoró la quadrilla de C .), estadista romano, cuyo conocimiento agudo del com­ portamiento humano y la reputación de ciudadano inco­ rruptible llegaron a ser legendarios en los escritos de los romanos contemporáneos y posteriores. Sus "consejos" se m encionan en el contexto más bien vulgar de los "rem e­ d ios" que Justina y el barbero Bertol preparan para la afli­ gida Sancha (II, 173). Igualmente burlesco es el trato dado al tema de la metamorfosis de Horado, revelado por la degradación que Justina hace de uno de los personajes del poeta, Eutrapelo, el bufón (Libro I; Epístola xviii), a quien ella atribuye el cambio en mona (II, 175). "L a tendencia a la crudeza, con frecuencia considerada que distingue el Barroco de la madre adquiere una dimensión grotesca más grande cuando se hacen esfuerzos bizarros para revivir a la mujer m uerta: . . .pedimos fauor para que aquella longaniza desocupasse el passo ; los criados del tocinero enojados del tuerto que se auía hecho a su amo y del derecho que a ellos se les auía quitado, yvan a embocarla el assador por el gaz­ nate, y , el más propicio, le metió la punta de vn cuerno albar. (I, 123-4) Y para dar al episodio ya repugnante una fuerza aun m ayor, Justina dice que la reacción más notable a la III. Lo grotesco característica modo que ni podía passar atras ni adelante, ni ella hablar ni respirar" (I, 123). El episodio espantoso de la muerte del m uerte de su madre es la repugnancia al olor nausea­ Renaci­ bundo dejado por la longaniza semi-comida, olor que m ie n to ,"19 se manifiesta ampliamente en la novela de duró "p o r mas de seys m eses" (I, 126). La reacción de López de Ubeda. "Siem pre oy pregonar que las gentes, como viven, m ueren, salvo que viven con ayre y mueren Justina es sem ejante a la del guardia mortuorio quien también se queja de la hediondez que sale del ataúd de la madre (I, 126). La m uerte abominable de la madre de Justina y la sin é l" (I, 114) dice Justina cuando se pone a describir la m uerte de sus padres. Su padre muere a manos de un caballero campesino, quien al descubrir el plan del meso­ nero de m eter una buena porción de cáscaras en la cebada de sus caballos, lo mata inmediatamente. Después de la repulsiva laceración del cádaver de su padre son dos de los incidentes más repulsivos del libro. Lo grotesco de estas escenas se ve aumentado por las referencias a los sentidos m uerte de su padre, Justina, su madre y sus hermanas se del gusto y del olfato, por ejemplo, "m ascar," "m ord er," y reúnen para un banquete ofrecido por el asesino, mien­ tras que en una habitación adyacente el perro de la casa "o lfa te a r." El papel especial que estos "sentidos inferio­ r e s ," como han sido llamados, tienen en describir lo feo mutila las carnes del cadáver. La horrible escena es des­ crita así: y lo grotesco de la literatura barroca, ha sido señalado también por Carilla, quien nos recuerda la función com­ Con todo esso, el diablo del perrillo, como olió olla y plem entaria que estas escenas relacionadas con los sentidos tienen en la representación satírica de personajes de baja vida en las novelas picarescas del Barroco.22 característico revela su extrema avaricia: duerme con las llaves del armario amarradas a su cuello. La presentación Los episodios arriba mencionados reflejan claramente que Justina hace de Perlícaro cuando él empieza a hablarle es otro ejemplo de caricatura bizarra: esa "perversión artística . . .dominada por el deseo de dejar estupefacto," la que Benedetto Croce identifica con la literatura barroca, "perv ersión "23 que vemos también en varios otros episodios de Justina. Señalamos, por ejemplo, el relato repugnante de cómo un estudiante leonés, sin sospechar el engaño de Justina, va a retirar una "canasta de m iel olvidada" en el m esón donde ella había estado alojada. Al llegar al m esón, el estudiante pide con arrogancia la començo a retorcer y hilar un bigote mas corpulento que marom a de guindar campanas, mirando de lado y sobre hom bro. . .torcido el ojo yzquierdo a fuer de balles­ tero . . .bolteando la lengua sobre el circo de sus dientes con mas priessa que perro de ciego. . .con un si es no es de asperges de narizes, hablando algo gangoso. . . . (I, 55) "canasta de m ie l," y acompañado por el tabernero, la busca La tendencia de López de Ubeda a usar detalles horrendos en varias habitaciones. Finalmente después de encontrar y se m anifiesta, además, en la selección y uso de fuentes coger lo que parecía ser "la canasta" (que fue usada por literarias como, por ejemplo, la de Jezabel en el relato bí­ Justina de bacín), el estudiante y el mesonero empiezan a reñir, y en la pelea, el estudiante riega inadvertidamente la blico, cuyo cuerpo fue arrojado por una ventana para ser orina sobre su cuerpo (II, 127-9). Lo grotesco se manifiesta además en la caricatura de espantosas lo encontramos en la aplicación del cuento clá­ sico de Diomedes, rey de los bistonianos, quien fue asesi­ ciertos personajes, por ejemplo, Marcos Méndez. El soltero es pintado con "nariz de alquitarra," "ojo s de nado por Hércules porque había alimentado los caballos con carne humana. Con esta leyenda alude Justina a la besugo cozido," "pescueço de tarasca," "cuerpo de costal," repulsiva muerte de sus padres (I, 114-31). devorado por los perros. Otro ejemplo del uso de cosas "piernas de rastrielo ," "pies de mala copla" (II, 76). Esta En una breve referencia a lo grotesco en Justina, Francis caracterización "su rrealista" es común en la literatura del Trice ha resumido así las situaciones vulgares de la novela siglo xvn, como ha notado Christoph Wieland refiriéndose de López de Ubeda : "L a fácil crudeza con la que López de a caricaturas similares que son presentadas con la mera intención de provocar "risa, repugnancia y sorpresa."24 Ubeda describe varios acontecimientos de su novela no se debería considerar como falta de gusto, sino como una También el tocinero en la Segunda Parte del Libro 2 es ob­ referencia estoica a la tragedia senequista que con frecuen­ jeto de caracterización deformada. Es pintado por Justina cia hace parte de la vida diaria del picaro." Concluye "m u y gordo de cuerpo y chico de braços," con un "pes- diciendo que para López de Ubeda las "vulgaridades, cueço de to ro ," y con una "cara labrada de manchas, como dichas sin ninguna repulsión y con mucho 'entreteni­ m ien to,' fueron el condimento de una parte de la vida labor de caldera" (I, 146). De ¡a misma manera, en la descripción del galanteo picaresca,"25 Sin embargo, por lo que se refiere al posi­ que le hace el tocinero a Justina se percibe una sensación ble aspecto de "entretenim iento" de algunas de las "v u l­ de repulsión. Hablando de las vulgaridades del hombre, garidades" de López de Ubeda, deberíamos recordar los Justina observa: "M iren qué aliño de dárseme a enten­ der un hombre que, en vez de ardientes suspiros, despa­ comentarios de Philip Thomson acerca de los efectos psi­ chaba por instantes rebueldos, que salían de lo íntimo de cológicos de lo grotesco, ya que nos recuerda que "la risa de lo grotesco no es gratis, y que el aspecto horrible o re­ la y e l" (I, 149). A sí como el pretendiente de Justina es ca­ pulsivo acorta nuestra diversión: la risa se convierte en racterizado grotescamente, también lo es Sancha Gómez, grasienta m esonera, a quien Justina engaña. Retratán­ dola detalladamente, Justina usa, entre otras frases, las m u eca."26 Podemos añadir también que la representación que López de Ubeda hace de la depravación humana y de sus detalles concomitantes, fisiológicamente repugnantes, siguientes: "carne sin hueso, como carne de m em brillo," jun to con la caracterización macabra de algunos de sus "tod a ella junta parecía al gigante n egro," "labios como de brocal de poço," y "dos lunares en las dos mexillas tan personajes, forman parte del "feísim o " del Barroco, con­ siderado por Lafuente Ferrari y otros críticos como la "co n ­ grandes que entendí eran bolargas" (II, 157). Un detalle secuencia lógica de la estética del Barroco."27 Catholic University o f Am erica 1 The Age o f the Baroque (New York, 1965), p. 50. 2 El prólogo en el manierismo y barroco españoles (Madrid, 1969), p. 11. 3 C.S. Lewis, English Líterature in the Sixteenth Century Excludíng Drama (Oxford, 1954), p. 152; pasaje citado en Otis H. Green, Spain and the Western Tradition, The Castilian Mind in Líterature from El Cid to Calderón (Madíson, Milwaukee and London, 1968), I, p. 209. 4 Green, I, p. 209. 5 Las referencias al texto de Justina se basan en la edición de Julio Puyol y Alonso (Madrid, 1912), 3 tomos. 6 Porqueras Mayo, p. 11. 7 Porqueras Mayo, p. 11. 8 Temas del barroco (Granada, 1947), p. LI. 9 Vives. La mirada histórica, en Obras completas, V , p. 494. 10 Francis Leadley Trice, "A Literary Study of La picara Justina," tesis doctoral inédita (Syracuse, 1971), pp. 70-4. 11 Trice, p. 72. 12 Javier Sánchez-Díez, "La novela picaresca de protagonista feme­ nino en España durante el siglo X V II," tesis doctoral inédita (North Carolina, 1972), p. 149. 13 "Spanish Baroque Parody of the Pastoral in a Sonnet of Lope de Vega," Hispanófila , 54 (1975), p. 2. 14 Iventosch, p. 1. 15 Véase Somerville Thomson, "The Extent and Use of Classical Reference in the Spanish Picaresque Novel," tesis doctoral inédita (Stan­ ford, 1939), p. 241. 16 Jerónimo de Alcalá Yáñez y Rivera, El donado hablador, Alonso mozo de muchos amos, en La novela picaresca española, ed. Angel Valbuena Prat (Madrid: Aguilar, 1969), p. 1303. 17 El barroco literario hispano (Buenos Aires, 1969), p. 135. 18 Picaros y picaresca: La picara Justina (Madrid: Taurus, 1969), p. 48. 19 Cf. Green, I, pp. 211-2; véase Stephen Gilman, "An Introduction to the Ideology of the Baroque in Spain," Symposium, I (1947), p. 95. 20 Francisco de Quevedo, La Vida del Buscón en La novela picaresca española, pp. 1121-2. 21 Lo grotesco. Su configuración en pintura y literatura (Buenos Aires, 1964), p. 137. 22 Carilla, pp. 134-5. 23 Storia delia Etá barocca in Italia (Bari, 1929), pp. 32-3. 24 Christoph Martín Wieíand, Ünterredun-gen mit Pfarren von***, citado en Kayser, p. 30. 25 Tríce, pp. 144,145. 26 The Grotesque (Norfolk, Lngland, 1972), p. 59. 27 Enrique Lafuente Ferrari en el prólogo ("La interpretación del Barroco y sus valores españoles") a su traducción de Werner Weísbach, El Barroco, arte de la Contrarreforma (Madrid, 1942), p. 41.