Incienso, oro y mirra Incienso, oro y mirra eran los regalos que los Reyes Magos obsequiaron al Niño Jesús. Desde tiempos remotos, estos tres elementos eran considerados como muy valiosos y quien los recibía debía ser una divinidad. Oro por ser rey, incienso por ser dios y mirra, porque necesitará en su muerte para conservar su cuerpo embalsamado. Convencido de ser una divinidad, Ramsés II procuraba obtener los tres elementos. Oro regalo regio. La obsesión por ese metal inalterable estaba manifestada en el ajuar funerario que acompañaba a los muertos. Las joyas demostraron la pericia de los orfebres egipcios con técnicas propias y otras formas según los modelos de Oriente y del Egeo. Collar de Ramsés II Collar Rusej 1 La pasión por el oro estaba dada porque era un metal que nunca moría. Su brillo evocaba el resplandor de dios. Consideraban que los dioses tenían carne de oro, huesos de plata y cabellos de lapislázuli, puesto que el faraón era hijo del sol, el oro debía abundar en su ajuar funerario. Entre las creaciones eternas está el “Anillo con dos caballos” de Ramsés II en el Museo del Louvre. La fama del faraón resurgió cuando, en la revolución de 1830, el museo fue saqueado por la turba que lo sustrajo de las vitrinas donde estaba expuesto. El anillo, que es una obra maestra de orfebrería, fue un regalo que Mohamed Ali hizo a Carlos X en 1827. El triple anillo tiene dos grandes flores de loto abiertas y un par de minúsculos caballos haciendo cabriolas entre sus pétalos con incrustaciones de piedras de colores. Hay datos de la devoción de Ramsés II por los caballos y aseguran que le perteneció. Fue J. F. Champollion, el conservador de la colección egipcia del Louvre, quien hizo un inventario de los objetos robados y comunicó a los anticuarios en París. El anillo fue devuelto por un relojero que afirmó recibirlo de su aprendiz arrepentido. Anillo con dos caballos 2 El oro era obtenido de los yacimientos próximos a los cursos fluviales en el desierto oriental del Alto Egipcio. Las canteras y las minas del uadi conocieron los sufrimientos de los esclavos que lo extraían. Además enviaban expediciones al desierto de Nubia y exigían el oro como tributo a los reinos subyugados. El botín de guerra logrado en las campañas militares aumentaba las reservas. brazaletes El incienso, ese “olor a tierra divina” estaba en una estrecha relación con el ojo de Horus o el cuerpo de los dioses. El incienso se obtiene de la Boswelia carterii. Existen más de 20 especies de estos árboles y arbustos de hojas caducas con pequeñas flores. El método consiste en hacer una incisión poco profunda en la corteza verdosa que contiene savia y resinas aromáticas. Del interior del árbol fluye una resina que en contacto con el aire forma pequeños granos redondeados de 2cm aproximados, éstos se derriten en contacto con el fuego exhalando un exquisito aroma. Los egipcios colocaban esos granos sobre carbón vegetal encendido o cenizas calientes. 3 Los papiros narran las expediciones al país del Punt, posiblemente ubicado en la costa de Somalia, para traer incienso. La Boswelia carterii actualmente está en peligro de extinción por incendios, animales y ataques de insectos. Es originaria de las regiones secas de la península arábiga y de África occidental donde habita el 75 % de esa especie vegetal. Ramsés II en la batalla de Qadesh La mirra también es otra resina extraída y desecada de arbustos o árboles pequeños de hasta tres metros de altura que están protegidos con espinas o púas en sus ramas. La especie se denomina Commiphora y es originaria de zonas semiáridas de la India, África y Arabia. La obtención es similar a la practicada para el incienso. Se hacen incisiones en los árboles y se recoge la resina de color amarillo que luego se torna marrón rojizo. Debe ser almacenada durante doce semanas o más hasta lograr que quede totalmente seca. Luego se endurece y tiene larga duración. 4 La mirra se empleaba como fragancia durante las ceremonias. Era el aroma indispensable para quemar delante de las imágenes de los dioses y se aplicaba en los pasos de momificación. Además se usaba en medicina para tratar lepra, gota, fatiga, sífilis entre otros males y mezclada con vino era un anestésico. Formaba parte de los ingredientes para elaborar perfumes y cosméticos. Había recipientes en forma de un brazo que sostenía en sus manos un cuenco con carbón donde se echaban las bolitas de mirra. Una inscripción en uno de los templos dice del padre de Ramsés II: “El dios Seti I se inclina hacia adelante donde está la estatua de AmonRa. Desde la mano derecha se vierte agua sobre un ramo de flores de loto, mientras que desde la mano izquierda surge humo desde un incensario en forma de brazo”. Los egipcios creaban microcosmos para cultivar árboles en esos jardines y así evitar importación e intermediarios y como el oro, la mirra y el incienso también formaban parte del pago de los pueblos vencidos. 5