1 EL EFECTO DE LAS TRANSFORMACIONES EN LAS TRANSICIONES JUVENILES SOBRE LA PROTESTA POLÍTICA Roger Soler i Martí Observatori Català de la Joventut rsolerm@gencat.cat Resumen: Las democracias occidentales están experimentando una doble transformación relacionada con la juventud: cambia la forma en que los jóvenes desarrollan sus trayectorias hacia la vida adulta y cambian también sus formas de participar políticamente. La investigación quiere poner en relación estos debates a partir de los datos de la Enquesta a la joventut de Catalunya 2007. La encuesta incorpora preguntas retrospectivas que permiten recoger el peso y la complejidad de estos nuevos fenómenos, a través de las trayectorias individuales de los encuestados. En concreto se analiza la influencia de los cambios en las transiciones juveniles sobre la protesta política, en concreto, sobre la asistencia a manifestaciones y la firma de peticiones. Roger Soler i Martí es investigador en el Observatori Català de la Joventut, Generalitat de Catalunya. Licenciado en Ciencias Políticas y de la Administración por la Universitat Pompeu Fabra y Diploma de Estudios Avanzados por la Universitat Autònoma de Barcelona. Actualmente está realizando la tesis doctoral sobre los cambios en la participación política de los jóvenes en las sociedades postindustriales. Palabras clave: Protesta política, transiciones juveniles, cambio social, participación 2 EL EFECTO DE LAS TRANSFORMACIONES EN LAS TRANSICIONES JUVENILES SOBRE LA PROTESTA POLÍTICA En los últimos años ha proliferado la literatura que habla del cambio en el colectivo joven en relación a sus transiciones (educativa, laboral, residencial y familiar) y en relación también al cambio en su comportamiento político y, en especial, a la participación: Por un lado, al menos desde medianos de los 90, la literatura sobre transiciones juveniles se ha centrado en detectar, definir y analizar los cambios en la manera en la que las nuevas generaciones de jóvenes completan sus transiciones a la “vida adulta”. Por el otro lado, la literatura sobre participación política se ha interesado en el descenso de ciertas formas tradicionales de participación (como el voto o la pertenencia a asociaciones como partidos o sindicatos) y el crecimiento de vías alternativas de participación política (como la protesta, el consumo político o la participación online) especialmente entre la generación más joven. Sin embargo no ha habido estudios empíricos que hayan relacionado las posibles vinculaciones entre estos dos procesos paralelos que afectan al mismo colectivo. Éste paper intenta, por lo tanto, vincular estas dos literaturas analizando los efectos de las transformaciones en las transiciones juveniles sobre el comportamiento de los jóvenes en la protesta política. Transformaciones en las transiciones juveniles: alargamiento, reversibilidad y no linealidad En las sociedades premodernas el paso de la infancia a la vida adulta se resolvía de una forma temprana, directa y unívoca. Sin embargo las sociedades postindustriales se caracterizan por su diversidad, complejidad y dinamismo. Las trayectorias juveniles han sido especialmente sensibles a esta creciente complejidad y están viviendo profundas transformaciones. Desde medianos de la década de los 90, la sociología de la juventud ha identificado a través de estudios empíricos la naturaleza de estos cambios (Roberts et al., 1994; Furlong y Cartmel, 1997; Casal, 2004; Arnett, 2004; 3 Miret et al., 2008). En concreto, podemos identificar tres fenómenos que caracterizan estas transformaciones en las transiciones juveniles: • Alargamiento- Cuando más compleja se vuelve la sociedad y más complejas son las transiciones, se requiere mayor tiempo para completarlas. En las últimas décadas, el período de formación del individuo ha seguido alargándose, con lo que el joven finaliza más tarde su trayectoria educativa. Fruto del retardo en la salida del sistema educativo y de las transformaciones propias del mundo laboral1 la entrada y, sobretodo la estabilización, en el mercado laboral llega más tarde ahora que hace unos años. La transición domiciliar, el hecho de abandonar el hogar familiar y formar uno propio, también se está retardando, especialmente en los países de la Europa meridional. Esta dilatación de las transiciones ha sugerido incluso la conceptualización de una nueva fase vital diferente a lo que entendíamos por juventud: los emergent adult (Arnett, 2004). • Reversibilidad- En las trayectorias juveniles de hoy en día, a menudo el hecho de haber superado una fase determinada en el proceso de transición, no supone haberla superado de forma definitiva. Se producen situaciones de reversibilidad: haber finalizado los estudios y retomarlos años después, interrupciones en las carreras laborales cada vez más inestables y roturas en los proyectos familiares recién iniciados. Estas idas y venidas en el proceso de transición son cada vez más comunes y han servido también para bautizar las nuevas transiciones juveniles como transiciones yo-yo (Bois-Reymond y Blasco, 2003). • No linealidad- Vinculado a la reversibilidad de las trayectorias está el fenómeno de la pérdida de linealidad. Hace unas décadas, las distintas transiciones que definen la juventud se producían siguiendo un orden secuencial: finalizar los estudios, encontrar un trabajo, emanciparse y formar una familia. Sin embargo, tal y como afirman Stauber y Walter (2006) cada vez más las transiciones siguen un 1 La desregulación y flexibilización del mercado laboral que se produjo en la mayoria de paises europeos durante los 80 y 90 afectó especialmente al sector jóven dificultando su incorporación y estabilización en el mercado laboral. Ver, por ejemplo Roberts et al. (1994) Sennet (2000), Salvadó y Serracant (2001) 4 esquema menos estandarizado y lineal. Estos cambios afectan a la actual generación de jóvenes haciendo que sus trayectorias de transición difieran de forma significativa respecto a las transiciones de las generaciones precedentes. Como consecuencia del alargamiento, reversibilidad y pérdida de la linealidad, pasar hoy por la juventud resulta un proceso más complejo e incierto que hace unas décadas (Furlong y Cartmel, 1997). El cambio en la participación política y la expansión de la protesta política Por el otro lado, en la literatura sobre participación política también ha habido una intensa actividad en el debate sobre el cambio y sobre su componente generacional. Si bien no hay un consenso definitivo en la literatura a la hora de predecir hacia donde lleva este cambio, sí que parece que hay acuerdo en el hecho que el comportamiento participativo de los ciudadanos en las sociedades occidentales está cambiando. También parece haber acuerdo en el hecho de identificar las generaciones más jóvenes como las principales portadoras de este cambio: Varios estudios empíricos han detectado un claro efecto generación en el descenso de la participación política tradicional y en especial el voto (Franklin, Lyons y Marsh 2004; Gallego, 2008) cómo en el aumento de otras alternativas participativas como la protesta política (Inglehart y Catterberg, 2002; Norris, 2004; Dalton, 2009). Si nos centramos en la expansión de la protesta y en la naturaleza de este cambio, se han dado varias explicaciones sobre el tipo de factores que explican esta mayor preferencia de las generaciones jóvenes por forma de participación nuevas. • Aumento de los recursos cognitivos- La expansión de la educación ha dotado a las generaciones más jóvenes de uno de los recursos más claves a la hora de explicar la participación política: los recursos cognitivos (Verba, Nie, Kim, 1978). Este aumento de los recursos cognitivos permite al individuo afrontar por si mismo la participación política con formas más individualizadas y variadas que el voto 5 (Norris, 2002) • Cambio de valores- Desde los años 70, Ronald Inglehart ha estudiado el cambio de valores en las sociedades avanzadas. Su teoría de la revolución silenciosa afirma que las generaciones más jóvenes tienden a tener más valores postmaterialistas. Estos valores, vinculados al valor a la libertad y la autoexpresión, predisponen a los individuos a participar en acciones políticas no convencionales y de protesta ya que son formas de expresión política más espontáneos y menor jerárquicos que otras formas de participación (Inglehart y Catterberg, 2002: 301-302). • La posición periférica de los jóvenes- Jiménez (2003) define nuestras sociedades como adultocráticas o adultocéntricas ya que, más allá de aspectos de imagen, el poder social reside en la población adulta de la que los jóvenes no forman parte. Esto aleja la población joven de los centros de poder y les traslada la sensación que su intervención en la vida pública no es influyente. Es por eso que se sienten más cómodos participando en ámbitos más cotidianos que la política institucional y con formas más directas (O’Toole, 2004). • La individualización y la desafiliación- Las sociedades avanzadas se caracterizan por la rotura de ciertas formas tradicionales de generar identidad colectiva. Como se ha visto en el epígrafe anterior, esto genera vivencias más individualizadas de las propias trayectorias. En consecuencia se buscar formas de participación de naturalesa más individual y menos mediada. La relación entre el cambio en las transiciones y en la participación política Para el propósito de este paper, interesa desarrollar el funcionamiento de la última de estas explicaciones de la expansión de la protesta ya que el proceso de individualización aparece también de forma recurrente en la literatura sobre transiciones juveniles. La juventud es una etapa del ciclo vital que tiene un papel clave en el 6 proceso de socialización política. Desde el punto de vista del ciclo de vida, es durante la juventud que el individuo intensifica sus relaciones sociales más allá de la familia de origen y va adquiriendo competencias cívicas para comprender y participar en la comunidad (Strate et al., 1989). Esta intensificación de las relaciones comunitarias como un actor social autónomo se produce justamente a través de la culminación de las transiciones juveniles: completar los estudios, entrar en el mundo laboral, formar una familia… son procesos que conllevan una intensificación del papel del individuo en sociedad. El alargamiento, la reversibilidad y la no linealidad de las transiciones tienen consecuencias en la forma en la que los jóvenes viven su integración en la comunidad. Estos procesos hacen que las trayectorias de los jóvenes sean y sobretodo sean vividas de una forma mucho más incierta que no lo eran en el pasado. Furlong y Cartmel (1997:6-7) utilizan la metáfora2 de distintos medios de locomoción para explicar los cambios en las transiciones y sus implicaciones sobre las identidades colectivas: Según estos autores, en las sociedades industriales las transiciones juveniles se desarrollaban en tren. Según la clase social, el tren tenía un origen y un destino diferenciados. Si bien siempre había individuos con mejor habilidad a la hora de jugar sus cartas y conseguir pasar de segunda clase a primera, todos los pasajeros del tren eran conscientes de compartir origen y destino. La vivencia misma del viaje y el hecho de compartirlo generaba una identidad de pertenencia que estructuraba las preferencias y los comportamientos políticos. En cambio, en la actualidad las transiciones se dan en coche. De entrada ya no existe la linealidad unívoca de las vías del tren. El trayecto en coche permite tomar salidas inesperadas y dar marcha atrás. Evidentemente no todos los coches son iguales, la clase social sigue determinando qué tipo de coche tienes para realizar el viaje, y el tipo de coche sigue siendo la variable que mejor predice el destino final del viaje. Sin embargo ya no se comparte la vivencia colectiva del trayecto con los individuos que tienen un coche similar al propio. La vivencia es más individualizada ya que se pierde la consciencia colectiva que daba el hecho de compartir el vagón. 2 La metáfora que utilizan Furlong y Cartmel (1997) está a su vez inspirada en Roberts, K. (1995) Youth and Employement in Modern Britain. Oxford, Oxfors University Press. 7 Esta vivencia individualizada y la incertidumbre que provoca el hecho de no tener previamente definido el destino y la ruta a seguir, hace que el individuo construya su propia biografía a través de decisiones y constricciones que se viven como individuales y de forma reflexiva (Giddens, 1994). Traslada la responsabilidad en las transiciones al plano individual y desdibuja el peso de la estructura social. Sin embargo, esta vivencia subjetiva no se corresponde con la importancia que la mayoría de estudios siguen dando a la estructura social y las clases en lo que se refiere a la resolución de las transiciones juveniles (Miret et al., 2008). A esta disfunción entre la percepción subjetiva de la importancia de las opciones individuales y la importancia objetiva de la estructura social es a lo que Furlong y Cartmel (1997) han llamado la “falacia epistemológica de la modernidad tardía”. Sea resultado o no de una falacia epistemológica, el caso es que las identidades tradicionales de clase están perdiendo la capacidad de generar identidad colectiva y por consiguiente de movilizar políticamente (Pirie y Worcestern, 1998; Putnam, 2002). La individualización está a la base del declive en la participación electoral y la pertenencia a asociaciones políticas como partidos y sindicatos que siguen respondiendo a esquemas cada vez menos eficaces de generar identidad. Dalton (2002) apunta que la individualización, ligada al aumento de los recursos cognitivos, contribuye a la creciente desalineación le los ciudadanos, y especialmente los jóvenes, con los partidos políticos y las agencias tradicionales de participación. Sin embargo desde que en la década de los 70 Barnes y Kaase (1979) identificaron la protesta política como una vía emergente de canalizar la movilización política, los indicadores de protesta han ido creciendo de forma general en la mayoría de las sociedades avanzadas. Para algunos autores esto es debido a que se está dando un cambio en los repertorios ciudadanos de acción política (Norris, 2002; Dalton, 2009). Pippa Norris (2004) atribuye este cambio al hecho que los ciudadanos, y en especial las generaciones más jóvenes, dirigen su acción política de una 8 forma más directa hacia las causas y cada vez menos hacia los agentes tradicionales de representación. La participación orientada a la representación o a la ciudadanía, tal y como la llama ella, requiere de cierta fortaleza de los mecanismos de identificación colectiva tradicionales, mientras que la participación orientada directamente a la causa se adapta mejor a la individualización subjetiva. Las generaciones más jóvenes se sienten alejados de la política tradicional pero vehiculan su interés por lo colectivo de una forma más individualizada y cotidiana (O’Toole, 2004). La hipótesis de esta paper surge de la combinación de esta doble constatación: • Por un lado, la literatura sobre transiciones atribuye a las transformaciones en las transiciones juveniles (en concreto el alargamiento, la reversibilidad y la no linealidad) la responsabilidad del proceso de individualización de las subjetividades entre los jóvenes. • Y por el otro, parece que la individualización y la pérdida de referentes identitarios colectivos está a la base del cambio en las formas de participación y del hecho que la protesta se entienda como una forma de participación más adecuada a estas nuevas subjetividades. Si esto es así se podría esperar que aquellos individuos que tienen un componente más claro de individualización en sus trayectorias juveniles estén más expuestos a las causas de esta reinvención de la participación política y, por lo tanto, tienden a participar más en formas de protesta Datos: EJ07, preguntas retrospectivas y conceptos La Enquesta a la joventut de Catalunya 2007 (EJ07) ha sido diseñada para estudiar específicamente las transiciones juveniles. Con este objetivo incorpora una herramienta metodológica muy interesante que permite obtener información longitudinal de carácter individual sin necesidad de recurrir a una encuesta panel con los costes económicos, de tiempo y de pérdida de encuestados que comportan este tipo de encuestas. La EJ07 9 incorpora preguntas retrospectivas que recogen información año a año sobre la trayectoria educativa, laboral, residencial y familiar del encuestado. A través de unas parrillas de respuestas, el encuestado responde sobre su recorrido en estas dimensiones clave de las transiciones juveniles. De esta forma se obtiene información muy detallada y dinámica sobre las trayectorias individuales en las carreras formativas, laborales, residenciales y familiares de los jóvenes encuestados. Este tipo de encuesta con información retrospectiva es especialmente interesante para el estudio de trayectorias juveniles ya que abarcan un período del ciclo vital no muy largo que permite preguntar al encuestado por información año a año. Esta estrategia ya fue utilizada en la anterior edición de la Enquesta a la joventut de Catalunya en el año 2002 y en otras investigaciones que analizan trayectorias de transición (Casal et al, 2004; Roberts et al, 2008). En este paper las variables independientes, las relativas a las transiciones juveniles, están creadas a partir de información extraída de estas preguntas retrospectivas, con la intención de analizar la influencia de la trayectoria juvenil sobre el comportamiento en la protesta política. Para tener el dibujo más o menos completo de éstas trayectorias se analiza solamente la información relativa a los años comprendidos entre los 15 y los 29 de los encuestados de 30 a 34 años3. Esto tiene implicaciones sobre la lectura de los resultados. El universo de estudio son los individuos catalanes de 30 a 34 años y se analizan los comportamientos participativos de estos individuos en la actualidad. Sin embargo, las variables de transiciones recogen la información de estos mismos individuos cuando tenían de 15 a 29 años: Se analiza las consecuencias de los procesos de transición juvenil pasados sobre la participación actual de los ciudadanos de 30 a 34 años. Se entiende, por lo tanto, que la juventud es un periodo clave de socialización política y de adopción de hábitos participativos y que en función de cómo haya transcurrido esta juventud, el comportamiento participativo del individuo se verá afectado el resto de su ciclo vital. 3 Esto deja para el análisis, una muestra de 574 individuos. 10 Para hacer observable la idea teórica de la transformación de las transiciones en relación al proceso de individualización es necesario un desarrollo del concepto. En primer lugar, en la explicación teórica ya se han identificado dimensiones de esta transformación: alargamiento, reversibilidad y no linealidad. En las dos primeras dimensiones, una forma simple de seguir su desarrollo operativo es buscar variables para cada una de las transiciones (educativa, laboral y residencial4). Se ha construido una variable, a través de las preguntas retrospectivas, por cada una de las transiciones en relación a las dimensiones de alargamiento y reversibilidad. En el caso de la dimensión no linealidad evidentemente no se ha desarrollado el concepto separando las transiciones porque justamente la no linealidad consiste en una interacción entre las distintas transiciones. La secuencia del proceso de operacionalización y las variables resultantes se presentan en el siguiente cuadro: Cuadro 1. Operacionalización de las variables independientes Transformación en las transiciones juveniles (individualización) Dimensión Alargamiento Subdimensión (según transición) Educativa No linealidad Numero de años estudiando de los 15 a los 29 Laboral Edad de incorporación al mercado laboral Residencial Edad de emancipación -entre los emancipadosRetomar estudios una vez terminados -como actividad principal o secundariaInestabilidad- Proporción de años con contrato inestable del total de años ocupado Educativa Reversibilidad Variable Laboral Residencial Volver al hogar familiar después de emanciparse. -combinada- Emancipación residencial antes de finalizar los estudios Si bien la EJ07 supone una oportunidad para captar la complejidad de los factores explicativos de la hipótesis (las transformaciones en las transiciones juveniles), también supone una limitación para estudiar con más matices los factores a explicar (la protesta política). En concreto, tan 4 Normalmente, a estas transiciones se le añade la familiar –crear una familia propia-. En este paper hemos optado por no tener en cuenta esta transición porqué, justamente como consecuencia del alargamiento, el número de individuos que han completado estas transiciones antes de los 30 años es muy bajo. 11 solo disponemos de las preguntas clásicas sobre firma de peticiones y asistencia a manifestaciones en los últimos 12 meses. Análisis bivariable Un primer análisis bivariable permite ver si, tal y como aventura la hipótesis, los individuos que han tenido transiciones juveniles con un mayor componente de alargamiento, reversibilidad y no linealidad, tienden a participar más en formas de protesta que los que han tenido transiciones más tradicionales. Para este análisis las variables numéricas (referidas a años) se han agrupado en distintos tramos, intentando repartir de forma homogénea los casos, ya que el tamaño de la muestra no permite un análisis más desagregado. Seguidamente se muestran los resultados según la dimensión de las transformaciones en las transiciones juveniles. En primer lugar, en el gráfico 1 se presentan los porcentajes de individuos de 30 a 34 años que han manifestado haber firmado una petición o haber participado en una manifestación en el último año según las distintas variables de alargamiento: Gráfico 1. Protesta política según alargamiento de las transiciones Firm as s e gún años e s tudiando M anife stación s egún años es tudiando 70,0 25,0 60,0 20,0 50,0 15,0 40,0 60,2 30,0 20,0 46,1 46,9 5,0 10,0 0,0 21,7 10,0 16,8 11,6 0,0 de 0 a 3 años de 4 a 8 años de 9 a 15 años de 0 a 3 años de 4 a 8 años de 9 a 15 años 12 Firm as s e gún e dad de l prim er trabajo 70,0 M anifes tación s egún edad de l prim e r trabajo 25,0 60,0 20,0 50,0 15,0 40,0 30,0 20,0 59,8 44,5 46,7 5,0 10,0 0,0 20,7 10,0 13,4 16,4 0,0 15-18 años 19-22 años 23-29 años 15-18 años Firm as s e gún e dad de e m ancipación 70,0 19-22 años 23-29 años M anife s tación s e gún e dad de e m ancipación 25,0 60,0 20,0 50,0 15,0 40,0 30,0 20,0 57,2 53,0 22,7 10,0 15,8 42,2 12,7 5,0 10,0 0,0 0,0 15-22 años 23-26 años 27-29 años 15-22 años 23-26 años 27-29 años Fuente: Enquesta a la joventut de Catalunya, 2007 En el caso de las transiciones educativas y laborales, los datos muestran que los individuos que han retardado más la culminación de sus estudios y la entrada en el mercado laboral, tienden a participar más en los dos indicadores de protesta política analizados. En el caso de la educación, es un hecho ampliamente contrastado por la literatura la relación positiva entre un mayor nivel instructivo y una mayor predisposición para todo tipo de formas de participación política. Los recursos cognitivos que proporciona la educación es una variable individual clave para explicar la participación política ya que afecta a la capacidad que tienen los individuos para formar sus actitudes políticas y afrontar la participación (Verba, Schlozman y Brady 1995). Por lo tanto era de esperar esta relación positiva entre los años de estudio y la protesta política. Sin embargo, para nuestro análisis no nos interesa tanto la cantidad de años estudiando como indicador de mayor nivel formativo, si no del retardo en la culminación de la transición. Por eso en el análisis multivariable de la última parte del paper se incluye una variable de nivel educativo, para controlar ese efecto. 13 Puesto que la linealidad de las transiciones juveniles sigue siendo el patrón mayoritario, la variable de años de estudio y la de edad de la primera ocupación están muy correlacionadas. Por esto, la variable de edad de entrada al mercado laboral y la protesta política tienen una relación muy similar a la que hemos visto para el alargamiento de la transición educativa: En el caso de las firmas, los individuos que han tenido el primer trabajo a los 23 o más tarde tienden a participar más. En el caso de la participación en manifestaciones, la relación con la edad de la primera ocupación parece positiva y lineal. Estos resultados, que responden bastante bien a la hipótesis del paper, y ponen de manifiesto un patrón distintivo de la protesta respecto a otras formas de participación más convencionales. Strate y sus colegas (1989), por ejemplo, afirman que a medida que los individuos van adquiriendo roles sociales y compromisos con el entorno, aumentan su interés y preocupación por temas políticos y sociales y eso los lleva a participar más. Según esta visión el hecho de haber empezado a trabajar antes debería contribuir a unos lazos sociales más fuertes y, por lo tanto, a una mayor participación. Sin embargo, en el caso de la protesta política parecen intervenir otros factores que alteran esta dinámica. En este caso, el retardo en la incorporación al mercado laboral, nos sirve de indicador de la relación entre la dilatación de las transiciones y la protesta política. Para la variable de alargamiento de la transición residencial -edad de emancipación- los resultados son menos claros. Si bien aquellos jóvenes que se emancipan entre los 23 y 26 años tienden a firmar peticiones y participar en manifestaciones significativamente más que los que se emancipan antes, los jóvenes que se han emancipado más tarde (entre los 27 y los 29) tienen menor propensión a realizar estos actos de protesta política. Tal vez se explica porque el perfil del joven que permanece en el hogar familiar más allá de los 27 años tiene unas características que difieren en algo del alargamiento en las otras transiciones. Los individuos mayores de 26 que se encuentran en esta situación de no emancipación, normalmente han completado su etapa educativa y han iniciado ya la laboral. Según apunta Gaviria (2007) en un estudio comparado de la 14 emancipación en Francia y España, en España no existe una presión social para marcharse del hogar familiar en el primer momento en el que la emancipación se hace posible. Probablemente, los individuos menos activos son aquellos que viven con sus padres más allá de los 27 y tienden a participar menos. Es general, el análisis bivariable con las variables de alargamiento de las transiciones nos señala que aquellos individuos que han tenido transiciones más largas son más activos para la protesta política. Cabe recordar que se analizan los comportamientos participativos de individuos de 30 a 34 años y que las variables de transición se refieren a su trayectoria de los 15 a los 29 años. Esto significa que los resultados no hacen referencia a la propensión a la protesta en el momento de las transiciones sino cuando estas ya se han completado. Por lo tanto, analizamos como las distintas formas de pasar por las transiciones juveniles afectan al comportamiento político futuro. En este caso, los individuos que han tenido transiciones juveniles largas tienden a participar más en actos de protesta política. Otra de las transformaciones que la sociología de la juventud ha identificado en la forma en la que los jóvenes completan sus transiciones es la reversibilidad. Gráfico 2. Protesta política según reversibilidad de las transiciones Firm as s e gún re tom ar e s tudios M anife s tación s e gún re tom ar e s tudios 70,0 30,0 60,0 25,0 50,0 20,0 40,0 62,0 30,0 20,0 15,0 27,7 10,0 44,9 5,0 10,0 0,0 11,4 0,0 no sí no sí 15 Firmas según estabilidad laboral Manifestación según estabilidad laboral 70,0 30,0 60,0 25,0 50,0 20,0 40,0 20,0 15,0 61,8 30,0 44,1 52,7 44,3 25,0 10,0 5,0 10,0 0,0 17,5 14,1 12,6 Nunca inestable Menos del 25% inestable 0,0 Nunca inestable Menos del 25% inestable 25-75% inestable Más del 75% inestable 25-75% inestable Más del 75% inestable Manifestación según emancipación estruncada Firm as s e gún e m ancipación e s truncada 60,0 35,0 50,0 30,0 25,0 40,0 20,0 30,0 50,9 43,7 20,0 10,0 10,0 31,2 15,0 15,5 5,0 0,0 0,0 no sí no sí Fuente: Enquesta a la joventut de Catalunya, 2007 El gráfico 2 muestra los resultados del análisis bivariable para las variables de reversibilidad. Los dos primeros gráficos se refieren a la variable de reversibilidad para la transición educativa. En concreto a individuos que, en algún momento entre los 15 y los 29 años, han iniciado estudios después de pasar una temporada (mínimo un año) sin estudiar. Si bien siempre ha habido personas que han dejado los estudios y después los han retomado, esta es una situación mucho más común en las transiciones desestandarizadas que caracterizan las sociedades postindustriales (Stauber y Walter, 2006). Según la hipótesis que se pretende contrastar, esta desestandarización provoca una vivencia más individualizada de la propia trayectoria que, a su vez, conlleva una mayor propensión a la protesta como vía de expresión política. Los resultados del análisis bivariable muestran claramente una relación positiva entre haber retomado estudios y participar en firmas de peticiones y manifestaciones. Como hemos visto, las trayectorias educativas y laborales están muy 16 relacionadas. De hecho, habitualmente se habla de una sola transición escuela-trabajo. Para evitar volver a utilizar una variable de reversibilidad para la transición laboral muy correlacionada con la variable de transición educativa (como ha pasado para el alargamiento), se ha optado por utilizar una variable distinta a la entrada y salida del mundo laboral. Es por lo tanto una variable proxy de la reversibilidad en lo laboral que es la estabilidad contractual. En concreto la variable contiene información sobre la proporción de tiempo que el individuo ha estado empleado con contratos inestables (temporales, prácticas, becas…) sobre el total de su vida laboral de los 15 a los 29. Se entiende que con un contrato inestable se está más expuesto a perder el trabajo, por lo tanto a la reversibilidad y que esto tiene efectos sobre la vivencia subjetiva muy similares al hecho de haber vivido efectivamente una experiencia de reversibilidad en lo laboral. Una buena situación laboral (en categorías altas y estables) ha sido normalmente tratada como una variable que favorece la participación política ya que ofrece recursos positivos para la participación política (Verba, Schlozman y Brady 1995). Cabría esperar que a mayor inestabilidad laboral, menor tendencia a la participación. Sin embargo, el gráfico 2 muestra que aquellos individuos que han pasado mayor tiempo de su vida laboral con contratos inestables, tienen una mayor propensión a la protesta política. Los resultados para la última de las variables de reversibilidad muestran una tendencia distinta según la práctica de protesta. Los individuos que después de emanciparse han tenido que volver en algún momento al hogar paterno, se muestran menos propensos que el resto a la firma de peticiones y más propensos a la participación en manifestaciones. Hay que mirar estos resultados con precaución ya que para la variable independiente, hay pocos casos de individuos que durante la juventud hayan vivido esta situación de emancipación estruncada. Gráfico 3. Protesta política según no linealidad de las transiciones 17 Firmas según emancipación previa a finalización de estudios Manifestación según emancipación previa a finalización de estudios 60,0 35,0 50,0 30,0 25,0 40,0 30,0 20,0 52,3 50,0 31,7 15,0 20,0 10,0 10,0 14,4 5,0 0,0 0,0 no sí no sí Fuente: Enquesta a la joventut de Catalunya, 2007 La última de las transformaciones en las transiciones juveniles analizadas se refiere a la pérdida de la linealidad. En concreto, la variable que se ha construido para observar este fenómeno recoge aquellos individuos que se emanciparon del hogar familiar antes de finalizar su etapa educativa. Los resultados del gráfico 3 muestran una relación clara entre esta variable y la participación en manifestaciones mientras que no se observa ninguna relación significativa con el hecho de firmar peticiones. El conjunto del análisis bivariable responde, en general, a lo esperado según la hipótesis del paper. Con prudencia se puede decir que, hasta el momento, los resultados nos permiten mantener la hipótesis de partida: Los individuos que han tenido transiciones juveniles caracterizadas por el alargamiento, la reversibilidad y la pérdida de la linealidad, tienden a ser más activos en actividades de protesta. Las distintas variables independientes analizadas intentan captar las transformaciones en las transiciones juveniles que conllevan una vivencia más individualizada de la propia trayectoria juvenil (Roberts, Clark y Wallace, 1994; Furlong y Cartmel, 1997). Esta individualización, en un momento clave en la socialización política hace que los individuos que han tenido trayectorias especialmente caracterizadas por estas transformaciones sean más propensos a utilizar formas de participación política que exigen menos mediación e identidades colectivas. Esto explicaría porque en la mayoría de los análisis precedentes, los individuos con trayectorias más largas, reversibles y menos lineales participen más en actos de protesta como la firma o las manifestaciones. 18 Análisis multivariable Si bien el análisis bivariable señala que los individuos con trayectorias juveniles “nuevas” son más propensos a utilizar la protesta política, no se puede asegurar que esta relación se deba al tipo de trayectoria en sí o sea el resultado de la influencia de otras variables ocultas. Por eso, en el siguiente apartado se presentan los resultados de un análisis multivariable que intenta controlar el efecto de dos variables que la literatura ha identificado como especialmente relevantes para explicar tanto el desarrollo de las transiciones juveniles como la participación política: el nivel educativo y el sexo. La transición educativa, y en concreto el nivel educativo como indicador del resultado de esta transición es el factor que más influye en el momento de completar el resto de las transiciones juveniles: la laboral, residencial y familiar (Miret et. al., 2008). El nivel educativo condiciona de una forma directa el tipo de trabajo que puede conseguir el joven y éste, a su vez, influye sobre su capacidad económica que es clave para explicar las posibilidades de emancipación residencial. Por otro lado, la literatura sobre participación política siempre ha identificado la educación como un recurso básico para la participación política5. Los recursos cognitivos que ofrece la educación son una herramienta clave para comprender la realidad política, generar interés en el individuo y darle recursos para poder influir. El sexo es otra de las variables clásicas en el análisis de la participación política. Los patrones de género influyen en la manera de afrontar la vida pública y en concreto la participación política también en las generaciones jóvenes. También la influencia del género está presente en la manera en que se desarrollan las transiciones juveniles. En el estudio de Miret et. al. (2008) se pone de manifiesto que en el grupo de trayectorias más innovadoras, que siguen menos los patrones tradicionales de las transiciones juveniles, hay una mayor presencia de mujeres que de 5 Hay multitud de estudios que sitúan el nivel educativo como una variable clave para la participación política. Uno de los autores más reconocidos en su trabajo sobre los recursos individuales que explican la participación, y que señala la importancia de la educación, es Sidney Verba (Verba y Nie 1972, Verba, Kim y Nie 1978, Verba, Schlozman y Brady 1995). 19 hombres. Por esta razón en la tabla 1 se presentan los resultados de distintos modelos de regresión logística para cada una de las variables que se han incluido en el análisis bivariable, incorporando dos variables de control: el sexo y el haber estudiado en la universidad. El tamaño de la muestra no permite una formulación más compleja del nivel educativo. Se ha optado por una variable dummy de ‘haber estudiado en la universidad’ por dos razones: En primer lugar porque de la muestra analizada de individuos entre 30 y 34 años prácticamente la mitad (45%) afirman haber estudiado en la universidad. Y en segundo lugar porque el hecho de haber sido universitario respecto a la participación política, no sólo indica un nivel educativo alto y, por lo tanto, mayores recursos cognitivos, sino que la universidad añade también un componente de exposición a redes de movilización que favorecen la predisposición a la participación política (Martín Hernández, 2006). Tabla 1. Tipos de transiciones juveniles y protesta política No linea lidad Reversibilidad Alargamiento Variable Años estudiando Variable dependiente Firmas Variable transición 0,073** Manifestación Edad de incorporración al mercado laboral Firmas Edad de emancipación Firmas Variables de control Estudios universitarios Sexo -0,472** 0,670** 0,060* Manifestación -0,461** 0,043* 0,398** 0,590*** 0,376** Manifestación 0,889*** 0,438* Inestabiilidad laboral Firmas 0,006** 0,549*** Manifestación 0,008*** 0,641*** Volver al hogar familiar Firmas Emancipación antes Firmas de finalizar los Manifestación estudios -1,135* -0,471** 0,672** Firmas Manifestación -1,686*** 0,687** Manifestación Retomar estudios Constante 0,495*** 0,908** -0,456** -2,045*** -0,416** -2,054*** -0,486*** 0,577** 0,524*** 0,825*** * sig < 0,1 / ** sig < 0,05 / *** sig < 0,01 Fuente: Enquesta a la joventut de Catalunya, 2007 -1,819*** -0,485*** -1,799*** 20 A primera vista, parece que la relación entre las características de las transiciones analizadas y la protesta política se mantiene en la mayoría de casos. En la primera columna de la tabla se presentan los coeficientes que el análisis ha señalado como significativos. En todos los casos la relación es positiva que, tal y como se trataros las variables, significa que van en la dirección que apuntaba la hipótesis: aquellos individuos con trayectorias más largas, reversibles o no lineales tienden a participar más en actos de protesta. Si se observan los datos con más detalle, destaca que las variables de alargamiento (numero de años estudiando, edad de incorporación al mercado laboral y edad de emancipación) sólo mantienen su efecto para la firma de peticiones. En los modelos de regresión para la participación en manifestaciones, el efecto que en el análisis bivariable parecían tener las variables de transiciones ha desaparecido por efecto de la variable de nivel educativo. En las variables sobre reversibilidad de las transiciones, los resultados son más robustos. De hecho todos los modelos mantienen el efecto de las variables de transiciones juveniles con la única excepción de la variable de reversibilidad de la emancipación residencial (volver al hogar familiar una vez emancipado) para la firma de peticiones. El análisis bivariable ya mostraba la debilidad de esta relación. En el resto de variables analizadas hay una relación positiva significativa entre la reversibilidad de las trayectorias juveniles y la protesta política. De todas las transformaciones en las transiciones juveniles, la de la reversibilidad es probablemente la más vinculada a la vivencia de la individualización de las trayectorias. El hecho de vivir idas y venidas en el proceso de incorporación a la vida adulta genera la vivencia de estar construyendo la propia trayectoria de forma individual. Por esto, y según la hipótesis del paper, no es extraño que la relación sea más clara en esta dimensión que en la de alargamiento o la de pérdida de la linealidad. Justamente para la pérdida de linealidad, los resultados de la regresión sólo nos muestran significativa la relación entre emanciparse durante los 21 estudios y la participación en manifestaciones. Para la firma de peticiones, como se intuía en el análisis bivariable, no existe relación. En lo que se refiere a las variables de control, a pesar de no ser el objeto de este paper, cabe destacar la importancia casi omnipresente del haber estudiado en la universidad, lo cual no es ninguna sorpresa. Es curioso que en todos los modelos para la firma de peticiones los resultados muestren que el hecho de ser mujer resta probabilidades de participación, mientras que para la significativos. participación en manifestaciones no hay resultados 22 Conclusiones El análisis de este paper, a partir de los datos de la Enquesta a la joventut de Catalunya 2007 (EJ’07), parece indicar que efectivamente hay una relación entre la forma en la que transcurren las transiciones juveniles y los patrones de comportamiento en actividades de protesta. En concreto interesaba explorar de forma indirecta la relación entre las transformaciones en las transiciones juveniles (se alargan, se vuelven reversibles y pierden linealidad) y la expansión de la protesta como medio de acción política. Si bien las limitaciones de los datos y del análisis presentado no permiten hacer afirmaciones rotundas sobre esta relación sí que se ha puesto de manifiesto que puede haber una relación entre ambos fenómenos. En concreto los resultados apuntan a que los individuos que han pasado por transiciones más marcadas por la individualización, tienden a utilizar más la protesta que aquellos con transiciones más tradicionales. Es una primera tentativa de poner en relación los debates sobre los cambios en la manera de superar las transiciones juveniles y sobre los cambios en las formas de participación política. Este es un campo que necesita muchas más respuestas que las que ofrece el paper y, en general, de las que puede ofrecer el análisis de la EJ’07. En primer lugar, seria interesante tratar con más complejidad la variable dependiente. La EJ’07 tiene muy pocas preguntas sobre protesta política pero no tiene preguntas, por ejemplo, sobre participación electoral. El análisis se enriquecería mucho si se pudieran comparar los resultados para la protesta política con otros sobre formas de participación convencional. Esto permitiría analizar sí la individualización, derivada de ciertas maneras de pasar las transiciones juveniles, que se ha visto que supone una mayor predisposición a la protesta, supone, en cambio, una menor participación en formas convencionales. También, por lo que se refiere a la variable dependiente, convendría analizar los efectos de las transiciones juveniles sobre las actitudes políticas. En la línea del último libro de Dalton (2009), ver si las transformaciones en la juventud afectan a la manera de entender la ciudadanía de una perspectiva basada en la representación y la responsabilidad ciudadana o otra más individualizada y basada en el compromiso. 23 Para mayor rigor en el análisis del cambio, convendría replicar este análisis en ediciones posteriores. De esta forma se podría ver si efectivamente se trata de procesos que evolucionan en el tiempo e indican una tendencia en la forma que se dan las transiciones juveniles y si existe una relación de causalidad con los cambios en las formas de participación política. Finalmente, es importante destacar la potencialidad de las preguntas retrospectivas que incluye la EJ’07 para analizar las trayectorias de transición. Sin este tipo de preguntas seria imposible características individuales de las transiciones juveniles. analizar las 24 Referencias bibliográficas Arnett, J. (2004) Emerging Adulthood: The winding road from late teens throwgh the twenties. Oxford, Oxford University Press. Barnes, Samuel H. and Kaase, Max (1979) Political Action: Participation in five Democracies. Beverly Hills, Sage Publications Mass Bois-Reymond, M. y López Blasco, A. (2003) “Yo-yo transitions and misleasding trajectories: towards integrated transition policies for young adults y Europe” en A. Lopez Blasco, W. 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