Monición: Convertirse es creer... Convertirse es creer en mí, en ti, en las posibilidades. Dame fe, Señor. Fe en las posibilidades de una creación, que, aun rota, sigue siendo tu mundo. Fe en que los seres humanos somos capaces de algo verdaderamente grande, pese a todo lo que hoy nos vuelve escépticos. Canto: Vengo ante Ti, mi Señor, reconociendo mi culpa, con la fe puesta en tu amor, que tú me das como a un hijo. Te abro mi corazón y te ofrezco mi miseria, despojado de mis cosas, quiero llenarme de ti. Que tu Espíritu, Señor, abrase todo mi ser. Hazme dócil a tu voz, transforma mi vida entera. (bis) Puesto en tus manos, Señor, siento que soy pobre y débil, mas tú me quieres así, yo te bendigo y te alabo. Padre en mi debilidad, tu me das la fortaleza. Amas al hombre sencillo, le das tu paz y perdón. 1º Salmo : Primero Esperar la misericordia de Dios: Mi corazón es pobre, Señor, yo me siento de barro, soy como arcilla abandonada que espera las manos del alfarero. Pon tus manos, Señor, tu corazón, en mi miseria, llena el fondo de mi vida de tu misericordia. Protege mi vida. Sálvame. Confío en Ti. Yo sé que Tú eres bueno y me perdonas. Sé que eres misericordioso con quien abre su corazón a tu amor y lealtad. Escúchame, atiéndeme. Te llamo. Yo vengo a estar contigo y a quedarme junto a Ti. Me callo ante tu presencia porque Tú conoces lo íntimo de mi vida. Aquí estoy, Señor, con mi corazón como es: que no oculte nada a tus ojos. Tú eres grande. Tú haces maravillas. Tú, el único Dios. Enséñame, Señor, tu camino y que mis pasos sigan tus huellas con fidelidad. Que mi corazón, sin dividirse, sea todo tuyo. Te doy gracias de todo corazón, señor, Dios mío, te diré siempre que Tú eres amigo fiel. ¡ Yo he experimentado tu misericordia!. Me has hecho revivir, volver al camino. Señor, yo me alegro, porque eres un Dios compasivo. Me alegro porque eres piadoso y paciente. Me alegro porque eres misericordioso y fiel. Señor, mírame. Ten compasión de mí. Dame fuerza. Tú Señor, siempre estás pronto a ayudarme y animar mi corazón cuando decae. Tú, Señor, toma mi corazón de barro y moldéalo según la grandeza de tu misericordia. Reflexión vives...: Segundo reflexiona sobre cómo A veces no queda más que pedir perdón por tantas tragedias. Incluso aunque yo no sea causante. Incluso aunque soy contrario a la violencia, a la guerra, a los abusos, a tantas cosas... sólo me queda pedir perdón. Tal vez por sentirme parte de una humanidad fragmentada y confusa. Ante la guerra recién estallada, este miércoles nuestra reflexión quiere ser una oración sencilla, un grito contenido... Pedimos perdón a Dios desde una cierta solidaridad con la humanidad, también en el fracaso. El sueño roto de la paz, la idea equivocada de desarrollo que hace que siempre haya países pasando hambre, el valor olvidado de la justicia, todo ello se confunde entre gritos de guerra, intereses económicos, medios de comunicación oportunistas... Y por eso pedimos perdón A Pesar de lo frágiles que somos, sin embargo tu fuerza puede manifestarse en nosotros. Ayúdame a creer en el ser humano, a pesar de los escenarios de miseria, destrucción, odio, capacidad para seguir soñando, y creer que el futuro puede ser bueno... Reza Is 58, 9-14 Tercero: Reza con la Palabra de Dios “Si apartas de ti todo yugo, no apuntas con el dedo y no hablas maldad, repartes al hambriento tu pan, y al alma afligida dejas saciada, resplandecerá en las tinieblas tu luz, y lo oscuro de ti será como mediodía. Te guiará Yahvé de continuo, hartará en los sequedales tu alma, dará vigor a tus huesos, y serás como huerto regado, o como manantial cuyas aguas nunca faltan. Reedificarán, de ti, tus ruinas antiguas, levantarás los cimientos de pasadas generaciones, se te llamará Reparador de brechas, y Restaurador de senderos frecuentados.” Canto: Muéstranos, Señor, tus caminos, tus caminos, para no hacer nada más que lo que sea tu voluntad Petición por... Cuarto: Pide perdón Perdón por tantas víctimas inocentes. Por sus muertes anónimas, por sus llantos ahogados por el ruido. ...Y perdón por mi despreocupación, mis cegueras ante el dolor ajeno. Perdón por el fracaso de la palabra, del diálogo, de la escucha. Por todos los conflictos que se podrían evitar con la verdad, con palabras claras, con una actitud honesta. ... Y perdón por mis propios silencios, mis miedos, mis verdades a medias, mis faltas de valor... Perdón por las bombas inteligentes, y por el talento humano encaminado en direcciones equivocadas, para crear muerte en vez de vida. ... Y perdón por todas las oportunidades que dejo pasar sin hacer que, por mi causa, el mundo sea un lugar mejor. Por los talentos desperdiciados. Perdón por la falta de ideas. Por la impotencia para encontrar soluciones. Por las estructuras tan inmensas que resultan incomprensibles. Por las barreras infranqueables. ... Y perdón por la cobardía con que a veces me refugio en una burbuja: "no se puede hacer nada", "no hay solución", "la culpa es de otros...". "¿De qué sirve manifestarse?" Perdón por un mundo en el que la tragedia ha de ser muy grande para llamar la atención, porque ya nos vamos acostumbrando a todo; y por que los muertos han de contarse por decenas de miles para impresionar. ... Y por las veces en que no quiero pensar en tanta tragedia, y busco un rostro amable, una risa fácil, el olvido cómodo. Perdón por demasiados problemas cotidianos que no nos dejan ver lo que es grande, justo, bueno, válido, creíble, deseable. ... Y por mis luchas pequeñas que se magnifican hasta tapar la perspectiva de un mundo mucho más solidario y fraterno. Por todo esto, Señor, Dios creador de un mundo que podría ser bueno; de un ser humano que podría ser hermano; de un espacio que podría ser común... perdón... Cuaresma, tiempo de Dios Canto: Cristo nos da la libertad. Cristo nos da la Salvación. Cristo nos da la esperanza. Cristo nos da el amor. Cuando luche por al paz y la verdad, la encontraré. Cuando cargue con la cruz de los demás, me salvaré. Dame Señor tu Palabra, oye Señor, mi oración. Cuando sepa perdonar de corazón, tendré perdón. Cuando siga los caminos del amor, veré al Señor. Dame Señor tu Palabra, oye Señor, mi oración. Salmo: Anti: Misericordia, Dios mío por tu bondad Misericordia, Dios mío por tu bondad, por tu inmensa compasión borra mi culpa, lava del todo mi delito, limpia mi pecado. TODOS: LIMPIA MI PECADO Silencio Pues yo reconozco mi culpa, tengo siempre presente mi pecado, contra Ti, contra Ti sólo pequé, cometí la maldad que aborreces. TODOS: COMETÍ LA MALDAD QUE ABORRECES Podemos hacer presente entre todos, las situaciones de mal que vivimos en el mundo, y que traen el dolor y sufrimiento a muchos. Te gusta un corazón sincero, y en mi interior me inculcas sabiduría. Rocíame con el hisopo: quedaré limpio. Lávame quedaré más blanco que la nieve. TODOS: QUEDARÉ MÁS BLANCO QUE LA NIEVE Silencio Hazme oír el gozo y la alegría, que se alegren los huesos quebrantados. Aparta de mi pecado tu vista. Borra en mí toda culpa. TODOS: BORRA EN MÍ TODA CULPA Podemos comunicar peticiones de perdón. Oh, Dios, crea en mí un corazón puro, renuévame por dentro con espíritu firme. No me arrojes lejos de tu rostro. No me quites tu santo Espíritu. TODOS: NO ME QUITES TU SANTO ESPÍRITU. Silencio Devuélveme la alegría de tu salvación, afiánzame con espíritu generoso; enseñaré a los malvados tus caminos, los pecadores volverán a Ti. Señor, me abrirás los labios y mi boca proclamará tu alabanza. TODOS: MI BOCA PROCLAMARÁ TU ALABANZA. Canto: Alabaré al mi Señor Los sacrificios no te satisfacen, si te ofreciera un holocausto no lo querrías. Mi sacrificio es un espíritu quebrantado. Un corazón quebrantado y humillado, Tú no lo desprecias TODOS: UN CORAZÓN QUEBRANTADO Y HUMILLADO, TÚ NO LO DESPRECIAS. Ant : Misericordia, Dios mío por tu bondad Recemos con frases “No temas que yo te he rescatado” “Él soportó el castigo que nos trae la paz y con sus cardenales hemos sido curados” “Por un breve instante te abandoné, pero con gran cariño te recogeré” “Yo mismo restableceré mi alianza contigo y sabrás que yo soy Yahvé...cuando yo te hay perdonado todo lo que has hecho, oráculo del Señor.” “... y se quedó con la mujer solo, que seguía en medio. Incorporándose Jesús le dijo: Mujer, ¿dónde estás? ¿nadie te ha condenado?. Ella respondió: Nadie Señor. Jesús le dijo: Tampoco yo te condeno. Vete y en adelante no peques más.” “Por tanto no se trata de querer o de correr, sino de que Dios tenga misericordia” “¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿La tribulación?, ¿la angustia?, ¿la persecución?, ¿el hambre?, ¿la desnudez?, ¿los peligros?, ¿la espada?, como dice la Escritura: Por tu causa somos muertos todo el día; tratados como ovejas destinadas al matadero. Pero en todo esto salimos más que vencedores gracias a aquel que nos amó. Pues estoy seguro de que ni la muerte ni la vida ni los ángeles ni los principados ni lo presente ni lo futuro ni las potestades ni la altura ni la profundidad ni otra criatura alguna podrá separarnos del amor de Dios manifestado en Cristo Jesús Señor nuestro.” Oración compartida. Peticiones Canto final: Confío en Ti, de Ti me fié... La llevaré al desierto y le hablaré a su corazón Canto de entrada: Hazme volver y volveré, porque tú Yahvé eres mi Dios. Hazme volver y volveré, porque tú eres mi Dios. (bis) 1. Hallé gracia en el desierto, allí me hablaste al corazón, con amor eterno me has amado, por eso estoy en ti. 2. Tú eres el alfarero, Tú eres el hacedor, nosotros barro entre tus manos, las manos de mi Señor.(bis) CARTA DEL MAESTRO Querido/a hermano/a: La gracia y la paz de Dios, mi Padre y vuestro Padre, estén siempre contigo. ¿Quieres aprovechar estos días para acoger esa gracia y alimentarte de esa paz? ¡Lo estás necesitando! En tu vida ordinaria hay demasiado ruido. Todo eso que alborota fuera de ti: gritos, músicas, imágenes, palabras... Y lo que hierve dentro: los agobios y preocupaciones de cada día Hay también demasiadas prisas. Corres demasiado. A veces conviertes la actividad en activismo, en agitación descontrolada que no te deja sosegar. Con frecuencia me recuerdas a Marta, a quien yo amaba entrañablemente, pero a quien tuve que reprender porque andaba demasiado afanada en tantas cosas... Sólo una cosa es necesaria. ¿Sabes cuál? Búscala con amor. El silencio te permitirá escuchar con el corazón. Te aseguro que en esa escucha te encontrarás profundamente a ti mismo/a. Encontrarás a tus hermanos. Y, sobre todo, me encontrarás a mí. Y en mí encontrarás al Padre. Para eso, ven conmigo estos días a un lugar solitario. Te llevaré al desierto y te hablaré al corazón. Luego volveremos juntos al trabajo. Pero dos personas que se quieren -como tú y yo-, necesitan largos tiempos de compañía en soledad para conocerse y para amarse, para entregarse mutuamente sin condiciones. Porque la última razón de nuestra vida es el amor. LECTURA ORANTE OSEAS 2, 16-25 Pero yo la atraeré y la guiaré al desierto, donde hablaré a su corazón. Luego le restituiré sus viñas; haré del valle de Acor una puerta de esperanza, y ella me responderá como en los días de su juventud, como en el día en que salió de Egipto. Sí, aquel día -dice el Señor- ella me llamará: «Marido mío», y no me llamará más: «Baal mío». Yo quitaré de su boca los nombres de los baales, y ella no los volverá a pronunciar. Aquel día haré en su favor un pacto con las bestias salvajes, con las aves del cielo y con los reptiles de la tierra; romperé en el país arco, espada y lanza y haré que duerman tranquilos. Entonces me casaré contigo para siempre, me casaré contigo en la justicia y el derecho, en la ternura y el amor; me casaré contigo en la fidelidad, y tú conocerás al Señor. Aquel día -dice el Señor- yo responderé a los cielos, y ellos responderán a la tierra; la tierra responderá al trigo, al vino y al aceite, y ellos responderán a Yezrael. Yo la sembraré para mí en el país, me compadeceré de «No-compadecida» y diré a «No-mi-pueblo»: « Tú eres mi pueblo», y él dirá: «Dios mío». Comentario Este texto del capítulo 2 del libro de Oseas se remonta al siglo VIII antes de Cristo. Habla de la relación entre Dios y el pueblo de Israel a partir de la experiencia que su autor, el profeta Oseas, tuvo en la relación con su mujer Gomer. Es la dramática historia de un amor no correspondido. Oseas amó siempre a su esposa a pesar de que ésta le fue infiel una y otra vez. La actitud del profeta es un símbolo del amor que Dios sigue manteniendo al pueblo de Israel a pesar de sus continuas infidelidades. Después de una primera parte (2,1-15) en la que se acusa a la mujer prostituta y se denuncian sus múltiples pecados, viene esta segunda parte (16-25) en la que el esposo inicia una segunda "seducción" para restaurar la historia de amor. Esta restauración pasa por la experiencia del desierto (en la que hay que aprender a vivir sólo de Dios) y por la superación de toda idolatría. El texto ilumina también la relación que Dios mantiene con nosotros. Podemos reconocernos en la figura de la esposa infiel. Como ella, muchas veces hemos preferido vivir de espaldas al Señor que nos ama. Hemos sustituido a Dios por ídolos a nuestro alcance. Pero esta historia no está perdida. El amor de Dios es siempre más fuerte que cualquier ídolo. Sigue seduciéndonos y, en medio de los ruidos de nuestra vida, nos habla al corazón y nos abre la puerta de la esperanza. Preguntas que pueden ayudar a la reflexión ¿Cómo es, Señor, nuestra alianza (por tu parte y por la mía)? ¿Qué significa serte fiel? ¿Qué me está exigiendo en concreto? Oración compartida Canto final: Muéstranos, Señor, tus caminos, tus caminos, para no hacer nada más que lo que sea tu voluntad La Cuaresma es un tiempo propicio para estar atentos a lo que les pasa a los que peor lo pasan en el mundo y así hacer nuestros los dolores y gozos de la humanidad. Ahí, bien metidos en el mundo, nos va a salir Dios al encuentro como el gran derrochador de la ternura y el gran amigo de la vida. Reunidos en comunidad tendremos tiempo para escuchar lo que Dios tiene tantas ganas de decirnos. Estaremos con El. Discerniremos juntos, a la luz del Espíritu, cómo aprender a vivir con lucidez evangélica, cómo hacer para que el mundo tenga un rostro más justo, más comprensivo y solidario. Mientras trabajamos y nos relacionamos con los demás haremos la experiencia de Jesús, el amigo entrañable, el siervo que da la vida. El perdón celebrado nos hará más sensibles a una tarea siempre pendiente: la de ser artesanos de paz en medio de tanta violencia, la de poner amor donde no lo hay. La Cuaresma es una invitación a crecer en nuestra calidad de amor y a hacer todo lo posible para que los hombres y mujeres vivan mejor y sean más felices. Porque la gloria de Dios es que todos, hombres y mujeres vivan en plenitud. Monición: Es la Cuaresma, derroche de gracia, oportunidad, camino. Tiempo para dejarnos hacer, para la conversión, espacio para el silencio, para el amor. Jesús invita a todos en la Cuaresma a crecer en calidad de amor, en alegría; a hacer posible entre todos que los más pobres sean más felices. Porque la gloria de Dios es que todos vivan en plenitud. Salmo: Ayuna de juzgar a otros Descubre a Cristo que vive en ellos Ayuna de palabras hirientes Llénate de frases sanadoras Ayuna de descontento Llénate de gratitud Ayuna de enojos Llénate de paciencia Ayuna de pesimismo Llénate de esperanza Ayuna de preocupaciones Llénate de confianza en Dios Ayuna de quejarte Llénate de aprecio por la maravilla que es la vida Ayuna de las presiones Llénate de una oración que no cesa. Ayuna de amargura Llénate de perdón Ayuna de darte importancia a ti mismo Llénate de compasión por los demás Ayuna de ansiedad sobre tus cosas Llénate de fe en Dios Ayuna de desaliento Llénate de entusiasmo Ayuna de mentiras Llénate de verdades Ayuna de todo lo que te separe de Jesús Llénate de todo lo que te acerque a El Oración del pobre o podemos añadir otras frases Lectura del Evangelio: “El que quiera ser grande entre vosotros, que sea vuestro servidor” (Mt 20,26)) Cuando iba subiendo Jesús a Jerusalén, tomó aparte a los Doce, y les dijo por el camino: «Mirad que subimos a Jerusalén, y el Hijo del hombre será entregado a los sumos sacerdotes y escribas; le condenarán a muerte y le entregarán a los gentiles, para burlarse de él, azotarle y crucificarle, y al tercer día resucitará.» Entonces se le acercó la madre de los hijos de Zebedeo con sus hijos, y se postró como para pedirle algo. Él le dijo: «¿Qué quieres?» Ella le dice: «Manda que estos dos hijos míos se sienten, uno a tu derecha y otro a tu izquierda, en tu Reino.» Replicó Jesús: «No sabéis lo que pedís. ¿Podéis beber la copa que yo voy a beber?» Le dicen: «Sí, podemos.» Y les dice: «Mi copa, sí la beberéis; pero sentarse a mi derecha o mi izquierda no es cosa mía el concederlo, sino que es para quienes está preparado por mi Padre.» Al oír esto los otros diez, se indignaron contra los dos hermanos. Mas Jesús los llamó y dijo: «Sabéis que los jefes de las naciones las dominan como señores absolutos, y los grandes las oprimen con su poder. No ha de ser así entre vosotros, sino que el que quiera llegar a ser grande entre vosotros, será vuestro servidor, y el que quiera ser el primero entre vosotros, será vuestro esclavo; de la misma manera que el Hijo del hombre no ha venido a ser servido, sino a servir y a dar su vida como rescate por muchos.» REFLEXIÓN DEL EVANGELIO Nadie quiere ser tenido en menos, pero Jesús se pone en medio de la humanidad para servir y dar la vida. Los hijos del Zebedeo ambicionan los primeros puestos, pero el estilo de la comunidad de Jesús respira un aire distinto. Sitúate en tu ambiente como quien sirve. Únete a Jesús en su camino de entrega y servicio. Hazlo con alegría. ¿Cuándo entenderé tu Evangelio? Tiempo de reflexión Padrenuestro. Comunión Oración final: Queremos ponernos ante Ti, Jesús, enséñanos a amar. Suple Tú nuestras deficiencias, ilumina nuestra vida. Danos tu Luz y tu Verdad para que nos ayuden a superar los obstáculos que ponemos al amor. Danos la capacidad de esperar, de apoyar, de levantar, de comprender y de amar a todos los hombres. Sólo así seremos compañeros de camino y Tú lo recorrerás a nuestro lado. Amén Monición: Convertirse es creer... Convertirse es creer en mí, en ti, en las posibilidades. Dame fe, Señor. Fe en las posibilidades de una creación, que, aun rota, sigue siendo tu mundo. Fe en que los seres humanos somos capaces de algo verdaderamente grande, pese a todo lo que hoy nos vuelve escépticos. 1º Salmo : Primero Perdónate a tí mismo: Dios es perdón y hace fiesta en el cielo cada vez que un hombre se arrepiente. Tú puedes perdonar a tu hermano cada vez que te ha ofendido. y puedes pedir perdón cuando has pasado de largo ante tu prójimo. Pero lo que más te cuesta y lo que más necesitas es que te perdones a ti mismo. Que te aceptes como eres, que te quieras con tus defectos, con tus problemas. Ama tu vida, tu historia, tu pasado con todo lo que has vivido, con todo lo que has experimentado, con tus sentimientos y tus ideas. El Padre siempre perdona: El Padre en vela que ama, perdona y siempre espera Reflexión Segundo reflexiona sobre cómo vives...: A veces no queda más que pedir perdón por tantas tragedias. Incluso aunque yo no sea causante. Incluso aunque soy contrario a la violencia, a la guerra, a los abusos, a tantas cosas... sólo me queda pedir perdón. Tal vez por sentirme parte de una humanidad fragmentada y confusa. Ante la guerra recién estallada, este miércoles nuestra reflexión quiere ser una oración sencilla, un grito contenido... Pedimos perdón a Dios desde una cierta solidaridad con la humanidad, también en el fracaso. El sueño roto de la paz, la idea equivocada de desarrollo que hace que siempre haya países pasando hambre, el valor olvidado de la justicia, todo ello se confunde entre gritos de guerra, intereses económicos, medios de comunicación oportunistas... Y por eso pedimos perdón A Pesar de lo frágiles que somos, sin embargo tu fuerza puede manifestarse en nosotros. Ayúdame a creer en el ser humano, a pesar de los escenarios de miseria, destrucción, odio, capacidad para seguir soñando, y creer que el futuro puede ser bueno... Reza Tercero: Reza con la Palabra de Dios Is 58, 9-14 “Si apartas de ti todo yugo, no apuntas con el dedo y no hablas maldad, repartes al hambriento tu pan, y al alma afligida dejas saciada, resplandecerá en las tinieblas tu luz, y lo oscuro de ti será como mediodía. Te guiará Yahvé de continuo, hartará en los sequedales tu alma, dará vigor a tus huesos, y serás como huerto regado, o como manantial cuyas aguas nunca faltan. Reedificarán, de ti, tus ruinas antiguas, levantarás los cimientos de pasadas generaciones, se te llamará Reparador de brechas, y Restaurador de senderos frecuentados.” Petición Cuarto: Pide perdón por... Perdón por tantas víctimas inocentes. Por sus muertes anónimas, por sus llantos ahogados por el ruido. Por su inocencia atravesada. ...Y perdón por mi despreocupación, mis cegueras ante el dolor ajeno. Perdón por el fracaso de la palabra, del diálogo, de la escucha. Por todos los conflictos que se podrían evitar con la verdad, con palabras claras, con una actitud honesta. ... Y perdón por mis propios silencios, mis miedos, mis verdades a medias, mis faltas de valor para hablar, preguntar, pedir, decir. Perdón por las bombas inteligentes, y por el talento humano encaminado en direcciones equivocadas, para crear muerte en vez de vida. ... Y perdón por todas las oportunidades que dejo pasar sin hacer que, por mi causa, el mundo sea un lugar mejor. Por los talentos desperdiciados. Perdón por la falta de ideas. Por la impotencia para encontrar soluciones. Por las estructuras tan inmensas que resultan incomprensibles. Por las barreras infranqueables, las trampas de la economía. ... Y perdón por la cobardía con que a veces me refugio en una burbuja: "no se puede hacer nada", "no hay solución", "la culpa es de otros...". "¿De qué sirve manifestarse?" Perdón por un mundo en el que la tragedia ha de ser muy grande para llamar la atención, porque ya nos vamos acostumbrando a todo; y por que los muertos han de contarse por decenas de miles para impresionar. ... Y por las veces en que cambio de canal, hastiado de tanta tragedia, buscando un rostro amable, una risa fácil, el olvido cómodo. Perdón por demasiados problemas cotidianos que no nos dejan ver lo que es grande, justo, bueno, válido, creíble, deseable. ... Y por mis luchas pequeñas que se magnifican hasta tapar la perspectiva de un mundo mucho más solidario y fraterno. Por todo esto, Señor, Dios creador de un mundo que podría ser bueno; de un ser humano que podría ser hermano; de un espacio que podría ser común... perdón... ¿Qué necesitas poner ante el Señor para que lo transforme? CELEBRACIÓN DE CUARESMA 1.- AMBIENTACIÓN. Hace unos años, en la celebración de los primero votos de una claretiana, el sacerdote comenzaba la homilía con estas palabras: “Desde que el hombre es hombre siempre ha estado buscando con ansia cómo y con quién ser feliz. Ha querido saber si hay algo por lo que merezca la pena vivir, sentir, sufrir y luchar. Y desde que Dios es Dios siempre ha estado empeñado en acercar todo hacia sí, en dibujar, casi insinuar, caminos de vuelta a casa. Y esa es la historia de María de Nazaret y esa es tu historia, y la de nuestra gente... la de ir descubriendo caminos, veredas, voces profundas... la de dejarse “elevar” para no vivir a ras de tierra, la de encontrar sentido a cada día, a cada experiencia. Y tu ya has elegido sentido para tu historia: un camino fresco, un camino lleno de respuestas siempre nuevas. Has apostado y vas a hacer voto. Has apostado por saberte pobre, por no poseer nada que te impida descubrir lo auténticamente valioso, por sentirte necesitada, por intuir que la felicidad te va a venir de Otro, de los otros. Has apostado por saberte casta, limpia de corazón, sin demasiados apegos, sin demasiadas preferencias, creyendo profundamente en la fecundidad del amor. (Donde está tu tesoro, allí está tu corazón). Has apostado por hacer voto de obediencia, buscando la voluntad de Dios, atenta al clamor de los hermanos, atenta para escuchar el auténtico latido de la Iglesia, dispuesta a vivir con fuerza renovadora el “aire de familia” de tu congregación. Y todo esto quieres hacerlo en comunidad; a la sombra de la fraternidad.” * Y os recuerdo esto no para que así nos sea más fácil reconocer lo que “no hemos hecho” sino para poder actualizar una vez más, con fuerza, lo que deseamos. Solamente desde una experiencia personal de cercanía es posible una auténtica “metanoia”. * Solamente desde la cercanía a Jesús de Nazaret esto es posible... ¿qué necesitas poner ante el Señor para que lo transforme? 2.- PREGÓN: Un día Dios puso toda la confianza en el hombre. A Dios le gusta la libertad y dejó al hombre libre. El día en que el hombre se sintió libre, miró por todas las rendijas de la tierra a ver si Dios le estaba espiando... Y el hombre vio que Dios se había ido (al hombre le cuesta siempre mucho ver a Dios aunque Dios esté presente). Así que cuando se dio cuenta que Dios se había ido de verdad el hombre se puso a vivir como si Dios no existiera. Y entonces el hombre se dio cuenta que le gustaban cosas que a Dios no le gustaban. Se dio cuenta el hombre que no era Dios, pero le entraron ganas de ser Dios y le declaró la guerra. El hombre se puso de pie y dijo a Dios: - ¿Qué te has pensado tú? ¡Yo me quiero medir contigo! Aquel día fue uno de los peores días que pasó Dios desde siempre. No sabía muy bien qué hacer, si aniquilar al hombre que había creado o no. Se paró a pensar un poco... y a Dios le entró un cariño enorme por el hombre. No lo borró de la tierra, no. Le invito a caminar por la tierra y le dio la posibilidad de arrepentirse. Esta historia del hombre es muy vieja, pero también es muy nueva. Muchos hombres hacen lo que hizo el primer hombre. Y Dios hace siempre lo que hizo con el primer hombre: Dios no hace nada más que querer y perdonar y abrir los brazos y acoger y hacer fiesta cuando alguien, después de ser un desalmado con Él le pide perdón. Hoy todos somos invitados a doblar la cabeza y a reconocer que la hemos levantado demasiado, pronunciando gritos contra Dios. 3.- ESCUCHAMOS la canción “El peregrino” de Cantalapiedra (Momento de silencio o de petición de perdón... que puede terminar con la lectura del salmo 50) Misericordia, Dios mío, por tu bondad, por tu inmensa compasión borra mi culpa; lava del todo mi delito, limpia mi pecado. Pues yo reconozco mi culpa, tengo siempre presente mi pecado: contra ti, contra ti sólo pequé, cometí la maldad que aborreces. En la sentencia tendrás razón, en el juicio resultarás inocente. Mira, en la culpa nací, pecador me concibió mi madre. Te gusta un corazón sincero, y en mi interior me inculcas sabiduría. Rocíame con el hisopo: quedaré limpio; lávame: quedaré más blanco que la nieve. Hazme oír el gozo y la alegría, que se alegren los huesos quebrantados. Aparta de mi pecado tu vista, borra en mí toda culpa. Oh Dios, crea en mí un corazón puro, renuévame por dentro con espíritu firme; no me arrojes lejos de tu rostro, no me quites tu santo espíritu. Devuélveme la alegría de tu salvación, afiánzame con espíritu generoso: enseñaré a los malvados tus caminos, los pecadores volverán a ti. ¡Líbrame de la sangre, oh Dios, Dios, Salvador mío!, Y cantará mi lengua tu justicia. Señor, me abrirás los labios, y mi boca proclamará tu alabanza. (Oración de eco.) 4.- PALABRA DE DIOS. (Se entrega a cada uno un folio -o todos, según el tiempo de la celebración- . Cada uno lee el texto bíblico que desee... incluso, si quieren, pueden expresar por qué ese texto...) Y ahora -dice el Señor- volved a mí de todo corazón con ayunos, llantos y lamentos; desgarrad vuestro corazón, no vuestros vestidos; volved al Señor, vuestro Dios, porque él es clemente y misericordioso, lento a la ira, lleno de lealtad y no le gusta hacer daño. Joel 2,12-13. Yo pongo hoy por testigos al cielo y la tierra; pongo delante de ti la vida y la muerte, la bendición y la maldición. Elige la vida, para que vivas tú y tu descendencia, amando al Señor, tu Dios, obedeciéndole y estando unido a él. Ahí está tu vida y tu supervivencia en la tierra que el Señor juró dar a tus padres Abraham, Isaac y Jacob. Dt 30,19-20 Y les decía a todos: «El que quiera venir en pos de mí niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día y sígame. Porque el que quiera salvar su vida la perderá; pero quien pierda la vida por mí, la salvará. ¿Qué le vale al hombre ganar el mundo entero si se pierde o se destruye a sí mismo? Lc 9,23-25 ¿No sabéis cuál es el ayuno que me agrada? Abrir las prisiones injustas, soltar las coyundas del yugo, dejar libres a los oprimidos, romper todos los yugos; repartir tu pan con el hambriento, hospedar a los pobres sin techo, vestir al que veas desnudo y no eludir al que es tu propia carne. Entonces surgirá tu luz como la aurora y tus heridas curarán en seguida; tu justicia marchará ante ti y tras de ti la gloria del Señor. Is 58,6-8 El Señor será tu guía siempre, en los desiertos saciará tu hambre, a tus huesos infundirá vigor, y tú serás como un huerto regado, cual manantial de agua, de caudal inagotable. Reedificarás las viejas ruinas, construirás sobre cimientos de pasadas edades; serás llamado tapiador de brechas, restaurador de moradas en ruinas. Is 58,11-12 Alegra el corazón de este siervo tuyo, pues hacia ti, Señor, levanto mi alma. Señor, tú que eres bueno y que perdonas, lleno de piedad para los que te invocan, escucha mi plegaria, Señor, atiende a la voz de mi súplica. Sal 86,4-6 Después de esto, salió, vio a un publicano, llamado Leví, sentado en la oficina de los impuestos, y le dijo: “Sígueme”. Él lo dejó todo, se levantó y lo siguió. Los sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos. No he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores para que se conviertan” Lc 5,27-28. 31-32 Muéstrame tus caminos, Señor, enséñame tus sendas; guíame en tu verdad, enséñame; tú eres mi Dios y mi salvador, yo siempre espero en ti. Acuérdate, Señor, de tu misericordia y tu bondad, que son eternas; olvídate de los pecados de mi juventud y de mis faltas; acuérdate de mí, Señor, con misericordia y con bondad. Sal 25,4-7 “Se ha cumplido el tiempo y el Reino de Dios está cerca. Convertios y creed en el evangelio” Mc 1,15 “Sed santos, porque yo, el Señor, vuestro Dios, soy santo.” “No guardarás odio a tu hermano, antes bien lo corregirás para no hacerte cómplice de su pecado. No serás vengativo ni guardarás rencor hacia tus conciudadanos. Amarás a tu prójimo como a ti mismo” Lev 19,2.17 los preceptos del Señor son justos, reportan alegría al corazón; los mandamientos del Señor son límpidos, dan luz a los ojos Sal 19,9 Acoge las palabras de mi boca, acepta los deseos de mi corazón, Señor, roca mía, redentor mío. Sal 19,15 Y el rey les dirá: Os aseguro que cuando lo hicisteis con uno de estos mis hermanos más pequeños, conmigo lo hicisteis. Mt 25,40 “Como la lluvia y la nieve descienden del cielo y no vuelven allá sin empapar la tierra, sin fecundarla y hacerla germinar para que dé sementera al sembrador y pan para comer, así la palabra que sale de mi boca no vuelve a mí sin resultado, sin haber hecho lo que yo quería y haber llevado a cabo su misión.” Is 55,10-11 Busqué al Señor y él me contestó, y me libró de todos mis temores. Los que miran hacia él quedan radiantes y su rostro no se sonroja más. Sal 34,5-6 Lo que nace de la carne es carne, y lo que nace del Espíritu es espíritu. Jn 3, 6 “Señor mío, tú eres único. Ayúdame en mi soledad, pues no tengo otro socorro que tú, Est 14,3 El Señor lo hará todo por mí. Señor, tu amor es eterno, no abandones la obra de tus manos. Sal 138,7-8 “Por tanto, todo lo que queráis que hagan con vosotros los hombres hacedlo también vosotros con ellos, porque en eso consiste la ley y los profetas”. Mt 7,12 Yo espero con toda el alma en el Señor, confío en su palabra; estoy pendiente del Señor más que los centinelas de la aurora. Sal 130,5-6 “Pero yo os digo que el que se irrite con su hermano será llevado a juicio; el que insulte a su hermano será llevado ante el tribunal supremo, y el que lo injurie gravemente será llevado al fuego.” Mt 5,22 “Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos y rezad por los que os persiguen, para que seáis hijos de vuestro Padre celestial, que hace salir el sol sobre buenos y malos y hace llover sobre justos e injustos. Porque si amáis a los que os aman, ¿qué mérito tendréis?¿No hacen eso mismo los publicanos?” Mt 5,44-46 El ángel del Señor llamó por segunda vez a Abrahán, y le dijo: “Juro por mí mismo, palabra del Señor, que, por haber hecho esto y no haberme negado tu hijo único, te colmaré de bendiciones y multiplicaré tanto tu descendencia, que será como las estrellas del cielo y como la arena que hay a la otra orilla del mar, y tu descendencia ocupará la puerta de sus enemigos.” Gén 22,15-17 ¿Qué más podremos decir? Si Dios está con nosotros, ¿quién estará contra nosotros? El que no perdonó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará gratuitamente con él todas las cosas? ¿Quién podrá acusar a los hijos de Dios? Dios es el que absuelve. ¿Quién será el que condene? ¿Cristo Jesús, el que murió, mejor dicho, el que resucitó, el que está a la diestra de Dios y el que intercede por nosotros? Rom 8,31-34 “Venid, pues, y discutamos -dice el Señor-. Aunque vuestros pecados sean como la grana, blanquearán como la nieve; si fueren rojos cual la púrpura, se volverán como la lana.” Is 1,18 “El más grande de vosotros que sea vuestro servidor. Pues el que se ensalza será humillado y el que se humilla será ensalzado”. Mt 23,11-12 Pero yo confío en ti, Señor; lo confirmo: “Tú eres mi Dios”; mi vida está en tus manos, líbrame de mis enemigos, de mis perseguidores; Sal 31,15-16 Jesús los llamó y les dijo: “Sabéis que los jefes de las naciones las tiranizan y que los grandes las oprimen con su poderío. Entre vosotros no debe ser así, sino que si alguno de vosotros quiere ser grande, que sea vuestro servidor; y el que de vosotros quiera ser el primero, que sea el servidor de todos; de la misma manera que el hijo del hombre no ha venido a ser servido, sino a servir y dar su vida por la liberación de todos” Mt 20,25 -28 Bendito el hombre que confía en el Señor, y en el Señor pone su esperanza. Es como un árbol plantado junto al agua, que alarga hacia la corriente sus raíces; nada teme cuando llega el calor; su follaje se mantiene verde; en año de sequía no se preocupa, ni deja de producir sus frutos. Jer 17,7-8 “Alégrate, llena de gracia; el Señor está contigo” “No tengas miedo, María, porque has encontrado gracia ante Dios” “El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el niño que nazca será santo y se le llamará Hijo de Dios” “Aquí está la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra”. Lc 1,28.30.35.38 Porque los judíos piden milagros, y los griegos buscan la sabiduría; pero nosotros anunciamos a Cristo crucificado, escándalo para los judíos y locura para los paganos, pero poder y sabiduría de Dios para los llamados, judíos o griegos. Pues la locura de Dios es más sabia que los hombres; y la debilidad de Dios, más fuerte que los hombres. 1Cor 1,22-25 Como la cierva busca corrientes de agua, así mi alma te busca a ti, Dios mío; mi alma tiene sed de Dios, del Dios viviente: ¿cuándo podré ir a ver el rostro del Señor? Sal 42,2-3 “Os aseguro que ningún profeta es bien recibido en su tierra” Lc 4,24 Pedro se acercó y le dijo: “Señor, ¿cuántas veces tengo que perdonar a mi hermano las ofensas que me haga? ¿Hasta siete veces?” Jesús le dijo: “No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete”. Mt 18,21-22 Yo veía en medio de la tierra un árbol de impresionante altura. El árbol creció, se hizo robusto; su copa tocaba el cielo; se le veía desde todos los confines de la tierra. Su ramaje era hermoso, abundante su fruto, había en él comida para todos; a su sombra se cobijaban las bestias de los campos, en sus ramas hacían nidos los pájaros del cielo y de él se alimentaba todo ser viviente. Dan 4,7-9 “No penséis que he venido a derogar la ley y los profetas; no he venido a derogarla, sino a perfeccionarla.” Mt 5,17 El que no está conmigo está contra mí, y el que no recoge conmigo desparrama. Lc 11,23 El escriba le dijo: “Muy bien, maestro; con razón has dicho que él es uno solo y que no hay otro fuera de él, y amarlo con todo el corazón, con toda la inteligencia y con todas las fuerzas, y amar al prójimo como a sí mismo vale mucho más que todos los holocaustos y sacrificios”. Jesús, al ver que había respondido tan sabiamente, le dijo: “No estás lejos del reino de Dios”. Mc 12,32-34 Venid, volvamos al Señor: él ha desgarrado, él nos curará; él ha herido, él nos vendará. En dos días nos dará la vida, al tercero nos levantará y en su presencia viviremos. Esforcémonos en conocer al Señor. Es cierta como la aurora su venida: vendrá a nosotros como viene la lluvia, como la lluvia de primavera que fecunda la tierra. Os 6,1-3 El publicano, por el contrario, se quedó a distancia y no se atrevía ni a levantar sus ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho y decía: Dios mío, ten compasión de mí, que soy un pecador. Os digo que éste volvió a su casa justificado, y el otro no. Lc 18,13-14 Junto a los ríos de Babilonia nos sentábamos y llorábamos al acordarnos de Sión. En los sauces de al lado teníamos colgadas nuestras cítaras. Allí nuestros carceleros nos pedían cánticos y nuestros verdugos alegría: “Cantadnos algún cántico de Sión” ¿Cómo íbamos a cantar un cántico del Señor en país extranjero? Sal 137,1-4 Porque yo voy a crear un cielo nuevo y una tierra nueva, y no se volverá a recordar el pasado, ni vendrá siquiera a las mentes. Y habrá alegría y algazara eterna por lo que yo voy a crear. Is 65,17-18 Pero Dios, rico en misericordia, por el inmenso amor con que nos amó, nos dio vida juntamente con Cristo (pues habéis sido salvados por pura gracia) cuando estábamos muertos por el pecado, nos resucitó y nos hizo sentar con él en los cielos con Cristo Jesús. Habéis sido salvados gratuitamente por la fe; y esto no es cosa vuestra, es un don de Dios; no se debe a las obras, para que nadie se llene de vanidad. Ef 2,4-6.8-9 “Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su hijo único, para que quien crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna. Pues Dios no envió a su hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo se salve por él. Jn 3,16-17 “¿Quieres curarte?”. El enfermo le respondió: “Señor, no tengo a nadie que, al agitarse el agua, me meta en la piscina; y, en lo que yo voy, otro baja antes que yo”. Jesús le dijo: “Levántate, toma tu camilla y anda”. En aquel mismo instante el hombre quedó curado, tomó la camilla y comenzó a andar. Jn 5,6-8 Esto dice el Señor: En el tiempo de la gracia te he atendido, el día de la salvación te he ayudado, te he formado y te he puesto como alianza del pueblo para reconstruir el país, para repartir heredades devastadas y decir a los prisioneros: ¡salid!, a los que están en las tinieblas: ¡mostraos! A lo largo de todos los caminos se apacentarán; en todas las alturas peladas tendrán pastos. No padecerán hambre ni sed, no les alcanzará ni el viento árido ni el sol, porque el que se apiada de ellos los guiará y los conducirá a manantiales de agua. (...) ¿Puede acaso una mujer olvidarse del niño que cría, no tener compasión del hijo de sus entrañas? Pues aunque ella lo olvidara, yo no me olvidaría de ti. Is 49,8-10.15 “Mi padre no deja de trabajar, y yo también trabajo” “Os aseguro que el hijo no puede hacer nada de por sí que no vea hacerlo al Padre, y lo que éste hace lo hace igualmente el hijo.” Jn 5,17.19-20 Veamos la verdad de sus palabras y probemos cuál será su fin. Porque si el justo realmente es hijo de Dios, él lo protegerá y lo librará de las manos de sus adversarios. Sap 2,17-18 Así pues, acerca de él había entre la gente división de opiniones. (...) “Nadie habló jamás como habla este hombre” Jn 7,43.46 Ésta es la alianza que haré con la casa de Israel después de aquellos días -dice el Señor-: pondré mi ley en su interior, la escribiré en su corazón, y seré su Dios y ellos serán mi pueblo. Jer 31,33 Él, en los días de su vida mortal, presentó con gran clamor y lágrimas oraciones y súplicas al que podía salvarle de la muerte, y fue escuchado en atención a su obediencia; aunque era hijo, en el sufrimiento aprendió a obedecer; así alcanzó la perfección y se convirtió para todos aquellos que le obedecen en principio de salvación eterna. Heb 5,7-9 “El que de vosotros no tenga pecado que tire la primera piedra” (...) “Tampoco yo te condeno. Vete, y no peques más” Jn 8,7.11 Jesús les dijo: “Cuando hayáis levantado al hijo del hombre, conoceréis que yo soy el que soy y que nada hago por mi cuenta, sino que digo lo que me enseñó el Padre. El que me ha enviado está conmigo y no me deja solo, porque yo hago siempre lo que le agrada a él” Jn 8,28-29 Jesús dijo a los judíos que habían creído en él: “Si os mantenéis firmes en mi doctrina, sois de veras discípulos míos, conoceréis la verdad y la verdad os hará libres” Jn 8,3132 Si no hago las obras de mi Padre, no me creáis; pero si las hago, aunque no me creáis a mí, creed en las obras, para que sepáis y reconozcáis que el Padre está en mí y yo en el Padre” Jn 10,36-37 “Vosotros no sabéis nada; no os dais cuenta de que nos conviene que muera un solo hombre por el pueblo antes que perezca la nación entera” Jn 11,50 5.- CANCIÓN: “Caminad mientras tenéis luz”. 6.- REFLEXIÓN: PUESTA EN COMÚN. 7.- ORACIÓN. Señor, Jesús, haznos entrar dentro de nosotros mismos. Nosotros estamos tentados, solicitados por el exterior. Todo nos llama, nos invita a salir de casa y a vivir a la intemperie donde no hay calor de hogar ni palabras de profundidad. Ven, Tú, Señor a habitar en nuestra casa y ayudarnos a vivir reconciliados en paz y en cercanía con nosotros y contigo. Ven, Tú, Señor y pronuncia palabras de perdón para que las transmitamos a los demás y el mundo viva la reconciliación que nace del amor que Tú nos tienes. Ven, Tú, Señor, y juntos comeremos el pan que da fuerzas para caminar hacia el país de la Promesa donde Tú nos has convocado y donde el Padre, desde siempre, ha preparado para nosotros una mesa caliente y un vino amigo y unos hermanos de corazón nuevo. 8.- PADRE NUESTRO / AVE MARÍA. 9.- CANCIÓN: “Confío en ti”. Monición: ¿Qué necesitas poner ante el Señor para que lo transforme? Este tiempo de cuaresma, es tiempo de misericordia. El mismo Jesús lo expresó en su vida. Él decía que al Padre no le agradaban los sacrificios. Que prefería la misericordia al sacrificio, una reconciliación a una indiferencia. Dios no condenaba porque amaba entrañablemente a sus hijos, y los perdonaba. A veces, esperaba y no se cansaba de esperar. Y Jesús actuaba movido por el Espíritu del Padre. “Yo no he venido a condenar, sino a salvar”. Por eso se acercaba al que estaba necesitado, al que se sentía necesitado de salvación. Dejémonos invadir por su misericordia y por la salvación que nos ofrece Dios por medio de Jesús. Canto de entrada: Cristo nos da la libertad, Cristo nos da la salvación, Cristo nos da la libertad. Cristo nos da el amor. Cuando sepa perdonar de corazón, tendré perdón. Cuando siga los caminos del amor, veré al Señor. Dame Señor tu Palabra. Oye Señor mi oración. Lectura del salmo Misericordia, Dios mío, por tu bondad, por tu inmensa compasión borra mi culpa; lava del todo mi delito, limpia mi pecado. Pues yo reconozco mi culpa, tengo siempre presente mi pecado: contra ti, contra ti sólo pequé, cometí la maldad que aborreces. En la sentencia tendrás razón, en el juicio resultarás inocente. Mira, en la culpa nací, pecador me concibió mi madre. Te gusta un corazón sincero, y en mi interior me inculcas sabiduría. Rocíame con el hisopo: quedaré limpio; lávame: quedaré más blanco que la nieve. Hazme oír el gozo y la alegría, que se alegren los huesos quebrantados. Aparta de mi pecado tu vista, borra en mí toda culpa. Oh Dios, crea en mí un corazón puro, renuévame por dentro con espíritu firme; no me arrojes lejos de tu rostro, no me quites tu santo espíritu. Devuélveme la alegría de tu salvación, afiánzame con espíritu generoso: enseñaré a los malvados tus caminos, los pecadores volverán a ti. ¡Líbrame de la sangre, oh Dios, Dios, Salvador mío!, Y cantará mi lengua tu justicia. Señor, me abrirás los labios, y mi boca proclamará tu alabanza. (Oración del pobre.) Preces de perdón: se leen de forma espontánea Perdón, Señor, por mis egoísmos, por mi insolidaridad, por la dureza de mi corazón. Perdón, Señor, por mi ceguera, por mis prejuicios, por mis intolerancias. Perdón, Señor, por mi comodidad, por mis apegos, por mis riquezas. Perdón, Señor, por mis miedos, por mis refugios. Perdón, Señor, por mis orgullos, por menospreciar a los demás. Perdón, Señor, por no descubrir a Cristo en el pobre, a Dios en el hermano. Hazme, Señor, pobre y humilde, servicial y solidario, generosos y compasivo, como Jesús. Continuamos con peticiones de perdón Lectura de la Palabra de Dios: ¿Qué más podremos decir? Si Dios está con nosotros, ¿quién estará contra nosotros? El que no perdonó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará gratuitamente con él todas las cosas? ¿Quién podrá acusar a los hijos de Dios? Dios es el que absuelve. ¿Quién será el que condene? ¿Cristo Jesús, el que murió, mejor dicho, el que resucitó, el que está a la diestra de Dios y el que intercede por nosotros? Rom 8,31-34 Silencio Oracional Padrenuestro Comunión Canto Final: PROTÉGEME DIOS MIO, ME REFUGIO EN TI (BIS) El Señor es mi heredad, me refugio en Ti Conmigo va el Señor, me refugio en Ti. Mi suerte está en su mano, me refugio en Ti Siempre tengo al Señor, me refugio en Ti Con El caminaré, me refugio en Ti. Con El no moriré, me refugio en Ti. ¿Qué necesitas poner ante el Señor para que lo transforme? Canto de entrada: Gracias quiero darte por amarme, gracias quiero darte yo a Ti, Señor. Hoy soy feliz porque te conocí. Gracias por amarme a mi también. Yo quiero ser, Señor amado, como el barro en manos del alfarero. Toma mi vida, hazla de nuevo. Yo quiero ser un vaso nuevo (bis) Te conocí y te amé Te pedí perdón y me escuchaste. Si te ofendí. Perdóname, Señor. Pues te amo y nunca te olvidaré. Salmo: Yo canto tu amor por siempre, Señor del hombre. Proclamo tu lealtad y fidelidad con el corazón gozoso. Eres Dios, eres Amor: feliz el corazón que en Ti cree; Eres Padre, eres Ternura: feliz el que te ama. Tú has hecho alianza con el hombre, con nosotros; Tú cumples tu Palabra y realizas tu Promesa; Es un gozo el saber que nunca fallas en tus proyectos y que en Ti está la seguridad del hombre frágil. Todo es tuyo, Señor; la tierra salió de tus manos. Todo es tuyo; Señor, y conservas la vida de cuanto existe. Justicia y Derecho, Amor y Verdad son tus obras; Dichoso el pueblo, Señor, que camina a la luz de tu rostro. Tú llenas el corazón del hombre de paz y bien; Te conviertes para el débil en escudo que protege. Me has ungido con el óleo de tu Espíritu, y tu mano poderosa está siempre a mi lado. Gracias, Señor, por tu amor y lealtad; gracias porque tu vida se manifiesta en mí; gracias porque Tú eres mi Padre, mi Salvación, gracias porque en Jesús me amas como a un hijo. Yo quiero, Señor, vivir en tu estilo de vida; quiero Señor, acoger tu Palabra y hacerla realidad; quiero ser fiel a tus mandamientos, a tu voluntad, quiero, Señor, ser feliz andando por tus caminos. Gracias, Señor, porque nunca olvidas la obra de tus manos; Gracias, Señor, porque somos pertenencia tuya; Gracias, Señor, porque en Jesús te manifiestas fiel y leal; Gracias, Señor, porque en Jesús te manifestaste salvación del hombre. Cuando falle en mi camino, cuando sea débil al dar mis pasos, ten piedad conmigo, Señor, y fortaléceme con tu Espíritu de Amor. Cuando quiera romper tu alianza, ilumina mi ceguera y fortalece mi corazón. Que tu amor sea aliento y estímulo de mi vida; que tu amor sea quien despierte en mi corazón, amor sincero; aunque flaquee en el amor que te tengo, sígueme amando, Señor y devuélveme el calor de tu ternura. Confirma, Señor, con tu Espíritu nuestras vidas. Marca, Señor, con tu amor nuestro pobre barro. Sé alfarero del hombre, sé forjador del que busca y deja tus huellas profundas en nuestro corazón humano. Oración de pobre Lectura del Evangelio de San Juan: Decía, pues, Jesús a los judíos que habían creído en él: «Si os mantenéis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos, y conoceréis la verdad y la verdad os hará libres.» Ellos le respondieron: «Nosotros somos descendencia de Abrahán y nunca hemos sido esclavos de nadie. ¿Cómo dices tú: Os haréis libres?» Jesús les respondió: «En verdad, en verdad os digo: todo el que comete pecado es un esclavo. Y el esclavo no se queda en casa para siempre; mientras el hijo se queda para siempre. Si, pues, el Hijo os da la libertad, seréis realmente libres. Ya sé que sois descendencia de Abrahán; pero tratáis de matarme, porque mi palabra no prende en vosotros. Yo hablo lo que he visto junto a mi Padre; y vosotros hacéis lo que habéis oído a vuestro padre.» Ellos le respondieron: «Nuestro padre es Abrahán.» Jesús les dice: «Si sois hijos de Abrahán, haced las obras de Abrahán. Pero tratáis de matarme, a mí que os he dicho la verdad que oí de Dios. Eso no lo hizo Abrahán. Vosotros hacéis las obras de vuestro padre.» Ellos le dijeron: «Nosotros no hemos nacido de la prostitución; no tenemos más padre que a Dios.» Jesús les respondió: «Si Dios fuera vuestro Padre, me amaríais a mí, porque yo he salido y vengo de Dios; no he venido por mi cuenta sino que él me ha enviado. Padre nuestro Comunión Canto final: Tú eres el Dios que nos salva, la luz que nos ilumina, la mano que nos sostiene y el techo que nos cobija.(bis) Te damos gracias, Señor. (bis)