ROMEO Y JULIETA Acto Primero Prologo (Entra el

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ROMEO Y JULIETA
Acto Primero
Prologo
(Entra el Coro)
CORO. Dos familias, igualmente dignas y nobles, en la hermosa Verona, donde hemos
situado esta escena.
Habían derramado por sus odios mutuos, mucha inculpada sangre que mancho manos
inculpadas. Sus inocentes hijos pagaron el precio de estos rencores que tomaron su vida. Sus
desafortunados amores con su muerte pusieron fin a su lucha. El triste destino de su amor
marcado con la muerte y el odio sostenido de los padres, que solo el fin de los hijos lo gro
aplacar, conforman el presente espectáculo de dos horas de duración. Si le prestan atención,
intentaremos con nuestro esfuerzo enmendar sus faltas.
Escena I
(Entran SANSON y GREGORIO, de la casa de Capuleto, armados con espadas y escudos)
SANSON. Gregorio, te digo que no cargaremos con indignidades.
GREGORIO. No, porque de hacerlo nos convertiríamos en burros de carga.
SANSON. Quiero decir que, si nos enfurecen,, sacaremos las armas. ¡Golpeo rápido si me
provocan!
GREGORIO. Pero no se te provoca rápidamente.
SANSON. ¡Un perro de la casa de los Montesco me provoca!
GREGORIO. La pelea es entre nuestros amos.
SANSON. ¡Y entre sus hombres! (se ríe)
Me mostrare como un tirano: cuando haya peleado con los hombres, me encargare de las
doncellas. Voy a cortarles la cabeza.
GREGORIO. ¿Te encargaras de ellas, o de cortarles la cabeza?
SANSON. Tómalo en el sentido que quieras
GREGORIO. Ellas lo tomaran como lo sientan
SANSON. Es sabido que soy un buen pedazo de carne.
GREGORIO. Se sabe que no eres ningún pescado.
Desenfunda tu espada ahí vienen dos de la casa de los Montesco.
(Entran ABRAHAM y BALTAZAR)
SANSON. Pongamos la ley de nuestro lado. Que empiecen ellos. Me morderé el pulgar y
luego veremos como lo toman.
(Se muerde el pulgar)
ABRAHAM. ¿Se burla de nosotros? (gritando) Señor (calmado)
SANSON. (Aparte a GREGORIO) ¿La ley nos apoya si digo que si?
GREGORIO. (Aparte a SANSON) No.
SANSON. ¿Esta buscando pelea, señor?
GREGORIO. ¿Pelea señor? No, señor
SANSON. Porque si eso es lo que esta buscando, yo estoy a su disposición. Sirvo a un amo
tan bueno como el suyo.
ABRAHAM. ¿No mejor?
(Entra BENVOLIO)
GREGORIO. (Aparte a SANSON al ver a TEOBALDO que se aproxima)
Dile “mejor”. Ahí viene un pariente del amo.
SANSON. ¡Si mejor, señor!
ABRAHAM. Estas mintiendo.
SANSON. Saquen sus espadas si son hombres. Gregorio, no te olvides de tu golpe
demoledor.
(Pelean)
BENVOLIO. (Saca su espada y trata de separarlos)
¡Sepárense idiotas! ¡Guarden las espadas! ¡No saben lo que hacen!
(Entra TEOBALDO)
TEOBALDO: ¿Qué hacen entre estos alces sin cuernos? Mírame Benvolio y mira a tu muerte.
BENVOLIO: Yo busco la paz. Guarda tu espada o úsala para ayudarme a separar a estos
hombres
TEOBALDO: ¿Con la espada en la mano y hablando de paz? Odio esa palabra como al
infierno, a los Montesco y te incluyo ¡En guardia, cobarde!
(Luchan entra un OFICIAL y tres o cuatro CIUDADANOS armados)
OFICIAL: ¡Garrotes, picas y lanzas! ¡Ataquen! ¡Por tierra con ellos! ¡Abajo los Capuleto! ¡Abajo
los Montesco!
(Entra CAPULETO, envuelto en su bata y LADY CAPULETO, su esposa)
CAPULETO: ¿Qué ruido es este? ¡Alcáncenme mi espada!
LADY CAPULETO: ¿Para qué pides una espada? Una muleta es lo que necesitas.
CAPULETO: ¡Quiero mi espada! El viejo Montesco se acerca.
(Entra MONTESCO y LADY MONTESCO)
MONTESCO: ¡El villano de Capuleto! (A su esposa) ¡No me detengas! ¡Suéltame!
LADY MONTESCO: ¡No darás un paso en busca de tu enemigo!
(Entra el PRINCIPE ESCALO con su sequito)
PRINCIPE: Súbditos, enemigos de la paz que profanan sus espadas con la sangre de los
vecinos. ¿No quieren escuchar? ¿Cómo es esto? Hombres, bajo pena de tortura dejen caer
de sus manos sangrientas las destempladas armas y escuchen la sentencia de este Príncipe
encolerizado. Tres peleas, surgidas a partir de un comentario, señores Montesco y Capuleto,
han perturbado la tranquilidad de nuestras calles. Si vuelven a perturbarnos de nuevo, sus
vidas pagaran el precio de la paz. Por esta vez, retírense todos. Capuleto, vendrás conmigo
ahora, y, Montesco, te espero esta tarde en la antigua Villafranca, lugar donde se dispone la
justicia, para informarte los pasos a seguir. Lo repito: ¡bajo pena de muerte, retírense todos!
(Salen todos menos MONTESCO, LADY MONTESCO Y BENVOLIO)
LADY MONTESCO: ¿Dónde esta Romeo? ¿Lo has visto hoy? Me alegro de que no haya
participado de la revuelta.
BENVOLIO: Señora, en el bosque de sicomoros, hoy temprano vi a su hijo.
MONTESCO: Muchas veces se le ha visto uniendo su llanto al roció de la mañana
LADY MONTESCO: Huye Romeo de la luz y torna a casa y se cierra sombrío en su
habitación. Cierra las ventanas esquiva la luz del día y crea una noche artificial
MONTESCO: Hemos intentado conocer la causa. Pero el guarda sus sentimientos para sí.
Estamos tan ansiosos de conocer el origen de su sufrimiento como de remediarlo.
(Entra ROMEO)
BENVOLIO: ¡Miren, ahí vienen! Por favor, aléjense. Averiguaré cual es su pena.
MONTESCO: Espero que puedas escuchar de el una confesión sincera. Vayámonos, señora.
(Salen MONTESCO y LADY MONTESCO) (ROMEO se acerca)
BENVOLIO: Buen día, primo.
ROMEO: ¿Es temprano? ¿Que hora es?
BENVOLIO: Acaban de dar las nueve
ROMEO: ¡Ay de mi! Las horas son largas… ¿No era mi padre quien se aljaba?
BENVOLIO: Así es ¿Qué tristeza alarga tus horas?
ROMEO: No poseer aquello que las haría cortas
BENVOLIO: ¿Estas enamorado?
ROMEO: Estoy privado
BENVOLIO: ¿De amor?
ROMEO: Privado de los favores de quien estoy enamorado
BENVOLIO: ¿Y porque el amor, tan tierno en apariencia, es un tirano tan exigente?
ROMEO: Ese amor que pintan ciegos, suele elegir sendas muy extrañas ¿Dónde comeremos?
Por dios ¿Qué paso aquí?
BENVOLIO: Es que yo…
ROMEO: ¡No lo digas! Ya lo se todo. Tiene que ver con el odio pero mas con el amor. ¿Por
qué odioso amor, odio amoroso? Rara confusión de la naturaleza. Pesada ligereza, seria
vanidad, caos sin forma, fuerte débil, fuego helado…
BENVOLIO: (se ríe)
ROMEO: No te rías
BENVOLIO: No primo, antes lloro.
ROMEO: ¿Si, y de que?
BENVOLIO: De tu desesperación
ROMEO: Adiós primo
BENVOLIO: Calla iré contigo, si me dejas me enfadaré.
Escena II
El mismo lugar, una calle de Verona.
(Entran CAPULETO y PARIS)
CAPULETO: Montesco esta obligado, igual que yo, a comprender. No será difícil, creo, a
nuestra edad, mantener la paz.
PARIS: Son iguales en nobleza. Es una penique hayan vivido como enemigos tanto tiempo.
Pero ahora señor ¿Qué me responde?
CAPULETO: Te daré la misma respuesta. Mi hija aun no conoce el mundo, ni siquiera a
cumplido catorce años. Dejemos pasar dos veranos, para que alcance la madurez propia de
una novia.
PARIS: Otras como ella, ya son madres.
CAPULETO: Y por ello se marchitan prematuramente. Querido Paris, si quieres acortejarla
aduéñate de su corazón. Si ella esta de acuerdo, su elección tendrá mi consentimiento y mi
voto favorable.
Esta noche ofrezco una acostumbrada fiesta, en mi humilde casa recibiré a todas; frescos,
hermosos capullos que hacen brillar el cielo. Escúchalas, míralas; al igual que mi hija muchas
merecen atención. ¡Ven, vamos! ¡Ven conmigo!
En un momento le daré esta lista con los nombres de mis invitados al Bufón.
(Entran BENVOLIO y ROMEO)
BENVOLIO: Dime enserio ¿A quien amas?
ROMEO: Enserio; se trata de una mujer.
BENVOLIO: Y será fácil dar en ese blanco.
ROMEO: Ella no se deja alcanzar por la flechas de cupido. Huye del encuentro de otros ojos y
no acepta el oro seductor.
BENVOLIO: Entonces, ¿hizo votos de castidad?
ROMEO: Así es, y ese ahorro, es desperdicio.
BENVOLIO: Mejor escúchame, no pienses en ella.
ROMEO: Enséñame a no pensar.
BENVOLIO: Deja libres a tus ojos, examina otras bellezas.
ROMEO: (se enoja)
BENVOLIO: Romeo ¿estas loco?
ROMEO: No loco, sino atado de pies y manos. Encerrado en una prisión, hambriento, azotado
y atormentado y… ¡Buenas tardes amigo!
BUFON: Buenas tardes ¿Sabes leer?
ROMEO: Si, se leer ¿Por qué me lo preguntas?
BUFON: Me mandan a mí, a buscar a las personas cuyos nombres están escritos aquí y
nunca podré saber lo que esta escrito. ¿Puedes leer lo que veas?
ROMEO: ¡Claro, permíteme! “EL SEÑOR MARTINO, SU ESPOSA Y SUS HIJAS. EL CONDE
ANSELME Y SUS BELLAS HERMANAS. LA SEÑORA VIUDA DE VITRUBIO. MERCUCIO Y
SU HERMANO VALENTIN. MI TIO CAPULETO, SU ESPOSA E HIJAS. MI HERMOSA
SOBRINA ROSALINA Y LIVIA. EL SEÑOR VALENCIO Y SU PRIMO TEOBALDO. LUCIO Y
LA ALEGRE HELENA” Una linda reunión ¿a donde van?
BUFON: A la casa de mi amo, el rico Capuleto. Si no eres de la familia Montesco, te rogamos
que vengas a tomarte una copa de vino. ¡Que estés bien, muchas gracias!
(Sale el BUFON)
BENVOLIO: En la tradicional fiesta de los Capuleto, estará la bella Rosalina junto a las más
admiradas bellezas de Verona. Ve y con ojos imparciales, compara su rostro con otros que te
mostraré y haré que tu cisne parezca un cuervo.
ROMEO: Asistiré, la santidad de mi amor no permite tan enorme traición
(Salen)
Escena III
Habitación en casa de Capuleto.
(Entran LADY CAPULETO y la NODRIZA)
LADY CAPLETO: ¡Julieta! ¡Julieta! ¡Julieta! ¿Dónde esta mi hija? Dile que venga
NODRIZA: Estoy segura de haberla llamado ¡Hay no por dios! ¿Adonde se fue esa chica?
¡Julieta!
(Entra Julieta)
JULIETA: ¿Qué pasa? ¿Quién me llama?
NODRIZA: Tu madre
JULIETA: Señora, aquí estoy ¿Qué quieres?
LADY CAPULETO: Nodriza, nos deja a solas un momento (la nodriza comienza a retirars e)
Pensándolo bien, ¡Nodriza vuelve! Oirás lo que diga. Nodriza ¿sabes que mi hija es hermosa?
NODRIZA: Es la mas hermosa que he criado, y si pudiera vivir para verte casada algún día, se
habrían cumplido todos mis deseos.
JULIETA: Es un honor con el que he soñado.
LADY CAPULETO: Bueno empieza a contemplar la idea. Yo a tu edad ya era madre .Eres una
mujer. Bueno, en dos palabras: el joven Paris te quiere como esposa.
NODRIZA: Y que hombre niña! El mejor hombre del mundo, el más apuesto…
LADY CAPULETO: El verano no ha visto flor semejante.
NODRIZA: Si es una flor, en serio, una flor.
LADY CAPULETO: Esta noche lo veras en la fiesta. El rostro del apuesto Paris veras lo que
siente, lo que inspiras. Ese precioso libro de amor que le falta cubierta para c ontemplar su
hermosura; y compartirás todo lo que posee y, al aceptarlo, no perderás nada.
NODRIZA: Aún más, mucho podrás ganar.
LADY CAPULETO: Habla ¿A pruebas el amor de Paris?
JULIETA: Intentare aprobarlo si el ver conduce a la aprobación. Pero el vu elo de mí mirada no
ira más allá de tu consentimiento.
BUFON: Señora, los invitados.
LADY CAPULETO: Te seguimos, Julieta, el conde te espera, vamos.
NODRIZA: Vamos niña. Tienes que conseguir noches felices que alegren tus días.
Escena IV
Una calle.
(Caminan portadores de antorchas, seguidos por ROMEO, MERCUCIO, BENVOLIO y cinco o
seis enmascarados)
ROMEO: Hacemos un discurso para justificar nuestra presencia, o entramos sin pedir
disculpas.
BENVOLIO: No debemos anunciar nuestra entrada mediante un prologo recitado de memoria
con la ayuda de un apuntador. ¡Que nos juzguen como quieran! Bailaremos un poco y nos
iremos.
ROMEO: Dame una antorcha no estoy de animo para bailar.
BENVOLIO: No, gentil Romeo, te haremos bailar.
ROMEO: Yo no, yo no créeme. Tienes zapatos con suelas ágiles y yo, suelas de plomo.
MERCUCIO: (se ríe) Estas enamorado. Toma alas de cupido y vuela sobre terreno común.
ROMEO: La pesadumbre me ahoga.
MERCUCIO: Tanta opresión para algo delicado.
ROMEO: El amor es delicado, es duro, fuerte y punzante como un cardo.
MERCUCIO: Si el amor es duro contigo, se duro con él. Hiérelo, y al herirlo lo vencerás. (Se
pone la mascara)
BENVOLIO: Vamos, y en cuanto estemos adentro, empecemos a bailar.
MERCUCIO: ¡Vamos, no pierdan tiempo! (están apunto de salir, Romeo se detiene y regresa)
ROMEO: No, ir no es prudente.
MERCUCIO: ¿Por qué? Pregunto.
ROMEO: Tuve un sueño esta noche.
MERCUCIO: Igual yo
ROMEO: ¿Y cual fue el tuyo?
MERCUCIO: Que los soñadores mienten.
ROMEO: Al dormir los sueños se vuelven realidad.
MERCUCIO: OH OH…Entonces la reina Mad te visito
ROMEO: ¿La reina Mad?
MERCUCIO: Es la nodriza de las hadas y no es mas grande que un ágata en el dedo de un
regidor. Cuyo cortejo perturba a los hombres mientras duermen. Su carroza esa una cáscara
de avellana. Su cochero, un mosquito gris, yen ese carro recorre noche tras noche los
cerebros de los amantes que sueñan con el amor. Se adhiere al cuello del soldado y sueña
que degüella al enemigo, quien sobresaltado dice una plegaria o dos y se duerme. Es el hada
de las doncellas: las presiona y les enseña a soportar, y las convierte en mujeres decididas.
Esta es…
ROMEO: Basta Mercucio, basta. No significa nada.
MERCUCIO: Cierto, son solo sueños. Que son hijos de un cerebro ocioso, engendrados de la
fantasía. Una sustancia tan tenue como el aire y más inconstante que el viento que, rechazado
por el helado norte, vuelve al sur, cargándose de rocío.
BENVOLIO: Este viento del que hablas viene de nuestras cabezas. Debemos cenar y
llegaremos tarde.
ROMEO: Es temprano. Mi ánimo presiente una desgracia que aun no han revelado las
estrellas. Los festejos de esta noche marcan el inicio de algo que pondrá fin con una muerte
anticipada que cortara esta inútil existencia. Pero el piloto de mi existencia sabrá guiarla.
BENVOLIO: ¡Que suenen los tambores!
Escena IV
Salón de la casa de CAPULETO.
(Entran ROMEO y los otros enmascarados y se dirige a un costado de la escena)
CRIADO 1º: ¿Dónde esta Potpan que no ayuda a levantar la mesa?
CRIADO 2º: ¿No piensa retirar un plato ni fregarlo?
CRIADO 1º: Saquemos los bancos y las fuentes cuidado con la platería; Antonio, Potpan!
(Entran Antonio y Potpan)
ANTONIO: Si muchacho estamos listos.
CRIADO 1º: Se los busca, llama y reclama en el salón principal.
POTPAN: No se puede estar en dos lugares al mismo tiempo. ¡Vamos muchacho con alegría!
(Salen todos los sirvientes. Entran CAPULETO, LADY CAPULETO, JULIETA, TEOBALDO, LA
NODRIZA, los invitados y los músicos. Se acercan los enmascarados)
CAPULETO: ¡Bienvenidos, caballeros! Las damas los esperan para bailar ¡Ay señoras mías!
¿Cuál se va a negar a bailar? La que lo haga seguramente tiene callos ¡Bienvenidos,
caballeros! (Los músicos tocan y empieza el bailar)
La NODRIZA: (a Julieta) Mi niña ven… (Se la presenta a Paris)
PARIS: No te negaras a bailar (Bailan)
LADY CAPULETO: Un hombre niña y que hombre.
TEOBALDO: ¿Qué? ¿Se atreve ese esclavo a burlarse de nuestra gran solemnidad? Ahora
juro por mi linaje que sin cargo de conciencia le quitare la vida.
CAPULETO: ¿Qué te pasa sobrino? ¿Por qué estas tan furioso?
TEOBALDO: Es el villano Romeo, un Montesco enemigo.
CAPULETO: Romeo, dices.
TEOBALDO: El es…
CAPULETO: Tranquilízate sobrino. Déjalo solo. Ni por todas las riquezas de esta ciu dad. Me
harían una ofensa en mi casa. Así que, ten paciencia, no hagas caso.
TEOBALDO: No lo consentiré jamás
CAPULETO: Lo consentirás. Calla, tienes que obedecer. Se quedara.
TEOBALDO: Tío es una vergüenza
CAPULETO: A ti debería darte vergüenza. ¿Cometerás un disturbio? Eres un grosero. Vete y
quédate callado (a los invitados) ¡Alegría, queridos amigos!
(Sale TEOBALDO)
ROMEO: (Observando a Julieta) Jamás ame hasta ahora. Pues mis ojos, nunca vieron belleza
como esta. (Finaliza la pieza musical)(Tomando de la mano a Julieta) Si acaso con mi mano
he profanado tan divino altar, perdóname. Mis labios, cual peregrino ruboroso borraran la
mancha con un tierno beso. (Besa su mano)
JULIETA: El peregrino ha errado el camino aunque parece devoto. El palmero solamente ha
de besar manos de santo, de palma a palma, es un beso de santo.
ROMEO: El santo tiene labios igual que el palmero (intenta besarla)
JULIETA: Si peregrino, labios que son para rezar.
ROMEO: Entonces queridas santa, que los labios hagan lo que las manos o habrá
desesperación
JULIETA: Los santos no intervienen, aunque oyen súplicas.
ROMEO: Y mientras rezo, óyeme con serenidad (se besan) Y de mis labios mi pecado mas
expiado.
JULIETA: En mis labios queda tu pecado.
ROMEO: ¿El de mis labios? Están arrepentidos devuélveme mi pecado (la vuelve a besar)
JULIETA: Besas con devoción. (Entra la nodriza)
NODRIZA: Mi niña, tu madre desea hablar contigo. Ven vamos
(Romeo observa a Julieta que se va con LADY CAPULETO)
ROMEO: ¿Es una Capuleto?
BENVOLIO: Vamos. La fiesta esta en lo mejor.
ROMEO: Eso me temo, y mayor es mi inquietud
CAPULETO: No, señores. No se vayan. Tenemos un ligero refrigerio a punto de servir.
¿Insisten de todos modos? Bien, les doy las gracias a todos. Les agradezco, hon orables
caballeros, buenas noches (a los sirvientes). Se ha hecho tarde, me voy a dormir.
(Salen todos excepto JULIETA y la NODRIZA)
JULIETA: Ven aquí Nodriza. Quien es ese caballero.
NODRIZA: Su nombre es Romeo y es un Montesco. El hijo de tu peor en emigo.
JULIETA: (Aparte). ¿Mi único amor nacido de mi único odio? ¡Demasiado temprano te
encontré, sin saber quien eras, y demasiado tarde me entero de quien eres! Monstruoso nace
este amor, me obliga a amar a un odiado enemigo.
(Se oye la voz de LADY CAPULETO, que la llama desde adentro)
NODRIZA: Si, ya enseguida. Vamos, ya se han ido todos los invitados.
(Salen)
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