Efectos del abandono y aislamiento familiar transitorio grupal y

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Efectos del abandono y aislamiento familiar transitorio en el funcionamiento grupal y psíquico de dos grupos de mujeres
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EFECTOS DEL ABANDONO Y AISLAMIENTO FAMILIAR TRANSITORIO
EN EL FUNCIONAMIENTO GRUPAL Y PSÍQUICO DE DOS GRUPOS DE MUJERES
ADOLESCENTES INSTITUCIONALIZADAS
María Alejandra Calderón Martínez
Directora de Trabajo de grado:
Cecilia Muñoz Vila
(En colaboración)
PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA
FACULTAD DE PSICOLOGÍA
Maestría en Psicología Clínica – Énfasis Psicoanalítico
Enero 2014
Efectos del abandono y aislamiento familiar transitorio en el funcionamiento grupal y psíquico de dos grupos de mujeres
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TABLA DE CONTENIDO
RESUMEN…………………………………………………………………………………6
ABSTRACT……………………………………………………………………………..….7
INTRODUCCIÓN………………………………………………………………………….8
CAPITULO I. PLATEAMIENTO DEL PROBLEMA, OBJETIVOS Y
METODOLOGIA………………………………………………………………………...13
A. PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA………………………………………….13
B. OBJETIVOS………………………………………………………………………..22
1. Objetivo general…………………………………………………………………22
2. Objetivos específicos……………………………………………………………22
C. METODOLOGÍA…………………………………………………………………..23
1. Diseño…………………………………………………………………………...24
2. Participantes……………………………………………………………………..26
3. Procedimiento…………………………………………………………………...28
4. Técnica y materiales……………………………………………………………..30
CAPITULO II. MARCO TEÓRICO……………………………………………………34
A. Las dimensiones de la metapsicología expandida………………………………….35
1. Las dimensiones estructural, económica y dinámica de Freud………………….35
2. Las dimensiones económica, dinámica, estructural y geográfica de Klein……..41
3. Las dimensiones epistemológica y dinámica de Bion…………………………...47
4. Dimensionalidad del espacio psíquico, grupos de supuestos básicos y Familia en
Meltzer……………………………………………………………………………...52
CAPITULO III. RESULTADOS DE LA INVESTIGACIÓN……………………...…64
Efectos del abandono y aislamiento familiar transitorio en el funcionamiento grupal y psíquico de dos grupos de mujeres
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A. Resultados Grupales…………………………………………………………..……66
1. Grupo de niñas alejadas de sus familias (“grupo de paso”)…………………....66
a. Primer momento……………………………………………………………66
b. Segundo momento…………………………………………………………70
c. Tercer momento……………………………………………………………73
d. Cuarto momento……………………………………………………………75
2. Grupo de niñas abandonadas (“grupo permanente”)…………………………...77
a. Primer momento……………………………………………………………77
b. Segundo momento………………………………………………………….81
c. Tercer momento……………………………………………………………83
d. Cuarto momento..………………………………………………………..…84
3. Comparación entre el funcionamiento del grupo de paso y del permanente…...88
4. Comparación entre los grupos de niñas alejada y abandonadas con los
niños
desplazados y abandonados……………………………………………………….101
a. Grupo de niños y niñas alejados o desplazados…………………………….101
b. Grupo de niños y niñas abandonados………………………………………104
B. Funcionamiento individual………………………………………………………106
1. De las niñas alejadas de sus familias…………………………………………...106
a. Tere una niña rabiosa que se sentía mal mirada por todos………………….107
b. Kelly una niña forzada a ser mamá cuidadora desde pequeña…………...…111
c. Ana una niña inmensamente triste y emocionalmente aislada………………118
d. Diana una niña desconfiada que no quiso contar nada……………………...127
e. Jenny una niña descuidada, maltratada y abusada…………………………..131
2. De las niñas abandonadas de sus familias……………………………………...137
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a. Yolima una niña en identificación oscilante entre el padre y la madre…….139
b. Luisa una niña adhesiva……………………………………………………..148
c. Juana es una niña perdida en el mundo……………………………………...154
d. Mara una niña mentalmente inexistente………………………………….....161
C. Comparación entre las niñas alejadas y abandonadas………………………….....165
D. Comparación entre las niñas y los niños alejados y abandonados……………......167
IV. DISCUSIÓN…………………………………………………………………………172
A. Los estados mentales de las niñas………………………………………………...175
1. El objeto invasor, el aniquilamiento del yo, la desaparición de las emociones y la
bidimensionalidad……………………………………………………………...175
2. Vida en condición de peligro y un funcionamiento bajo supuestos básico……176
3. Aislamiento, soledad, aburrimiento, desesperanza, los vínculos negativos de
Bion vs Esperanza de reencuentro, entusiasmo y los vínculos positivos de
Bion……………………………………………………………………………180
4. En medio del abandono, desamparo, confusión y desorientación, sí posible
recuperar en la lejanía al buen padre lo que produce la esperanza de reencuentro
futuro.………………………………………………………………………….181
B. La atmósfera “moral” y persecutoria en las instituciones………………………..182
1. El ambiente persecutorio en las instituciones de protección y la desconfianza
generalizada de las niñas “protegidas”………………………………………...182
2. La difícil vida en la “cárcel protectora” cuando no se conocen las razones de la
reclusión o no son consecuencia de acciones propias. ………………………..184
3. La vida en la institución bajo un tiempo y un espacio vital suspendidos……...186
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4. Las
instituciones
favorecen
la
dependencia
infantil
y
rechazan
5
las
manifestaciones de la parte adulta de la personalidad. ………………………..186
C. Relaciones entre la terapeuta y las niñas bajo un marco institucional…………….188
1. La
terapeuta
externa
una
espía
de
la
que
se
desconfía….……………………………………………………………………….188
2. La terapeuta un vínculo hacia el exterior añorado. ……………………………189
3. La terapeuta alguien que posee todo aquello de lo cual ellas carecen.….……..190
4. El abandono terapéutico trae consecuencias negativas que dificultan la
continuidad de los procesos terapéuticos………………………………………....192
5. Limitaciones de la terapia puntual……………………………………………..193
V. A MANERA DE REFLEXIÓN FINAL…………………………………………….195
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS…………………………………………………202
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RESUMEN
En este trabajo se llevó a cabo un proceso de terapia grupal de carácter puntual con dos
grupos de adolescentes mujeres institucionalizadas en los que había cuatro niñas
abandonadas y cinco niñas alejadas de sus familias. El objetivo fundamental de la
investigación era establecer las diferencias y semejanzas entre los estados mentales de estas
niñas y el de los grupos de adolescentes abandonados y desplazados de sus familias del
trabajo de Trevisi y Muñoz (2012) llevado a cabo en la misma institución de protección.
Los hallazgos principales de este estudio fueron los siguientes: 1. Los grupos de
adolescentes hombres y mujeres en situación de abandono solían caer en un funcionamiento
de supuesto básico de dependencia. 2. Los grupos de adolescentes hombres y mujeres
alejados de sus familias tendían a caer en un funcionamiento de supuesto básico de lucha y
fuga. Sin embargo la carga agresiva y destructiva de los muchachos era menor que el de las
niñas. Los primeros se ubicaron en posición de burla contra el terapeuta, mientras que las
niñas la concibieron todo el tiempo como una espía de la institución que venía a recoger
información para impedir el regreso a sus familias. 3. El estado mental que predominaba en
las niñas adolescentes tempranamente abandonadas era de desmentalización, con
desmantelamiento sensorial y estructural del self, bajo un estado de muerte psíquica, que
solamente se modificaba cuando entraba una compañera a la que podían adherirse
bidimensionalmente y funcionar copiando su manera de pensar y actuar. 4. Los muchachos
abandonados eran unidimensionales en tropismo beligerante o delictivo .5. Las niñas
alejadas de sus familias, no caían en estados de desmentalización, por el contrario
mantenían su estructura mental funcionando y se defendían de las agresiones del medio. Lo
único que buscaban era regresar al lado de sus familias con quienes aún mantenían vínculos
afectivos claros. Su estado mental era más de tipo tridimensional. 6. Los muchachos
desplazados estaban más en guerra con el mundo. 7. La terapia puntual no es útil bajo los
estados de desmentalización en instituciones de protección, ni bajo transferencias
preformadas que llevan a los niños institucionalizados al aislamiento.
Palabras claves: abandono, desmentalización, desmantelamiento y bidimensionalidad;
alejamiento familiar, funcionamiento mental, vínculos afectivos y tridimensionalidad.
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ABSTRACT
A group therapy process of punctual character was carried out in this research for two
groups of institutionalized female teenagers, having four abandoned girls and five girls who
were moved away from their families. The main objective of this research is to determine
the differences and similitudes between the mental state of these girls and the mental state
of the group of teenagers (abandoned and moved away from their families) analyzed in the
research work of Tevisi and Munoz (2012) that was carried out in the same institution of
protection. The main findings of this research are the following: 1. The groups of male and
female teenagers in abandoned situation used to fall into a functioning of the basic
assumption of dependency. 2. The groups of male and female teenagers who were moved
away from their families tend to fall into a functioning of the basic assumption of fight and
runaway. However, the aggressive and destructive load of the boys was lower than the one
in the girls. The boys placed themselves in a position of mock at the therapist, whilst the
girls all the time conceived the therapist as a spy from the institution who came to collect
information to obstruct their return to their families. 3. The mental state that predominates
in the early abandoned female teenagers was of dismentalization, with sensory and
structural dismantling of their being, under a state of psychic death that was only modified
upon the entrance of a room-mate to whom they could get bonded bidimentionaly and
function by copying their way of thinking and acting. 4. The abandoned male teenagers
were one-dimensional in belligerent tropism or criminal. 5. The girls who were moved
away from their families did not fall into a state of dismentalization, but, on the contrary,
they kept their mental structure functioning and defended themselves from aggressions.
They were only looking for returning to their families as they still had clear affective bonds.
Their mental state was more of the tridimensional type. 6. The boys who were moved away
from their families were more in war with the world. 7. The punctual therapy is not useful
under the state of dismentalization in institutions of protection, nor under preformed
transfers that lead the boys to isolation.
Keywords: abandon, dismentalization, dismantling and bidimensionality, familial distance /
family dislocation, mental functionality, affective bonds and tridimensionality.
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INTRODUCCIÓN
El abandono y el maltrato infantil, así como el infanticidio y el abuso sexual infantil son
realidades que parecen no tener modificación a lo largo del tiempo. Desde comienzos del
siglo XX la difícil condición de vida de los niños en las barriadas pobres y en las calles de
la ciudad de Bogotá era reconocida por las autoridades municipales, por los profesionales
de la salud y la educación y por los periodistas quienes dejaban constancia de su existencia
en la prensa capitalina (Muñoz, Pachón, 1991, 2002). La creación permanente de nuevas
instituciones y programas de protección a lo largo del siglo pasado y del actual es reflejo
de un problema que en lugar de lograr solucionarse se va agudizando en la ciudad a lo largo
del tiempo.
Desde la antropología y la sociología los trabajos exploraban los problemas sociales de
vagancia y delincuencia que se generaban por la ausencia de cuidado adecuado de las
familias hacia sus hijos, producto de su condición de pobreza, falta de educación,
alcoholismo y costumbres que aceptaban la dominación violenta de los hombres hacia las
mujeres y los hijos. Se trataba de niños que no siempre eran acogidos por las escuelas o que
carecían de control adulto una vez salían de ellas. Desde la psicología algunos trabajos
mencionaban las conductas inadecuadas y las perturbaciones psíquicas que se generaban
en los niños que de manera muy temprana tenían experiencias de abandono y maltrato.
A partir del trabajo realizado por el Grupo de investigación sobre maltrato y abandono,
dirigido por Nubia Torres (Coordinadora del programa de Maestría de Psicología clínica de
orientación psicoanalítica de la Facultad de Psicología de la Universidad Javeriana) y
Cecilia Muñoz (Profesora de cátedra en el mencionado programa) al cual se han vinculado
estudiantes y egresados de la maestría, en los últimos tres años se han llevado a cabo varios
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trabajos de grado dirigidos y realizados en colaboración por Muñoz con los estudiantes
Rincón (1911), Aguirre (1911), Gil (1912) Trevisi (2012), Idrobo (1912) y por Torres con
Caro (2012), Sanguino (2011), Manrique (2011), que han hecho aportes a la comprensión
de la estructura y el funcionamiento psíquico de niños y jóvenes, hombres y mujeres, que
han sido abandonados, maltratados y abusados sexualmente desde las dimensiones de la
metapsicología ampliada (Meltzer, 1990) .
El trabajo de grado que presentamos en este documento es una continuación de la
investigación realizada por Trevisi y Muñoz (2012) con grupos adolescentes masculinos,
unos alejados de su familia para protegerlos de su maltrato y otros abandonados desde muy
temprano y vinculados a programas de adopción, pero que muchas veces al no ser acogidos
por familias se quedan a cargo de estas instituciones de protección hasta que cumplen 18
años. La investigación que ellos realizaron se enmarcó bajo el concepto de “terapia
puntual” que Muñoz (2010) había elaborado como una forma de acercamiento terapéutico
grupal para explorar la problemática mental de niños que habían tenido experiencias de
duelo, sin posibilidad de hablarlas ni pensarlas, sino que las habían padecido en silencio y
en la soledad de sus cuartos. Experiencias traumáticas que los habían dejado sumidos en el
dolor, la rabia y muchos temores que les dificultaban su relación con el mundo. El carácter
puntual de la terapia se basaba en la elección de una serie de temas y de actividades
compartidas (Muñoz y Sanchez, 2011 y Trevisi y Muñoz, 2012) a través de los cuales se
esperaba que los niños pudieran recuperar el dolor, la rabia y los temores que habían
surgido por la pérdida temporal o definitiva de sus seres queridos (padre o madre), por tener
que pasar a vivir en instituciones de protección o en nuevas familias donde muchas veces se
buscaba adaptarlos a la nueva condición de vida sin ninguna consideración a sus
experiencias pasadas. Otro de los objetivos que se buscaba con la terapia puntual era
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reducir las maniobras defensivas (negación, escisión, idealización, denigración,
identificación proyectiva) que habían desarrollado para no contactar las experiencias
dolorosas vividas ni los sentimientos de dolor, rabia y temor que les molestaban.
Igualmente se buscaba que pudieran recuperar las imágenes de la familia y los padres con
sus cualidades positivas y negativas, con el fin de que pudieran salir de las identificaciones
adhesivas o proyectivas en las que estaban inmersos. Otro objetivo adicional era contactar
las ansiedades persecutorias y depresivas e intentar reducirlas.
La definición operativa de la terapia puntual, como lineamientos simples y sencillos de un
listado de actividades y temas que podría ser utilizada por psicólogos, pero también por
maestros en las escuelas, partía de un análisis teórico detallado del libro de Gerturd
Mander, Diversity, Discipline and Devotion in Psychoanalytic Psycotherapy. Clinical and
Training Perspectives (2007) el de Jenny Pearson, Analyst of the imagination. The life and
work of Charles Ryccroft (2004), donde recogía algunas ideas sobre la necesidad de
elaborar nuevos acercamientos terapéuticos, apoyándose en disciplinas como la historia, la
literatura, y la etología que pudieran ser mas limitados en tiempo e intensidad, pero que, por
su carácter grupal, permitieran compartir experiencias y sentimientos comunes que les
permitieran reconsiderar las ideas propias o los malos entendidos que los seguían
perturbando. El primer listado de temas y actividades utilizados en la terapia puntual del
duelo y luego ajustado en los diferentes trabajos de grado que lo utilizaron fueron los
siguientes:
1) El dibujo de la familia, 2) La imagen del padre muerto, 3) Cuento con frases
incompletas sobre la vida y la muerte del ser querido, 4) Dramatización sobre la
vida y la muerte del ser querido, 5) Historietas en movimiento con tema libre 6)
Lectura y comentarios a cuentos infantiles donde hay pérdidas, 7) Dibujos sobre la
vida antes, en el momento de la muerte, después, ahora y en el futuro, 8)
Conversación con la imagen del ser querido muerto, 9) Collage de vivencias y
sentimientos sobre la muerte del ser querido 10) contar sueños con el ser querido
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muerto y hablar de sus fotos 11)Vivencias y sentimientos sobre la muerte en dibujos
o mímica, 12) vivencias y sentimientos representados en el árbol genealógico, 13)
Historias de vida y muerte imaginadas a partir de fotografías ambiguas, 14)
Imágines y sentimientos reflejados en la letra de una canción, 15) Lectura y
comentarios al cuento “La noche rota” 16) semejanzas y diferencias entre ellos y sus
seres queridos muertos, 17) Historias en movimiento sobre deseos de venganza 18)
Juego del noticiero sobre la muerte del ser querido, 19) Fantasía colectiva
construida con juguetes pequeños y 20) La carta de despedida al padre. Cada una de
estas actividades se describe detalladamente en términos de objetivos, materiales,
pasos a seguir en la hora de trabajo, recomendaciones y preguntas que permiten
ampliar la información y está acompañada de una imagen y un texto que ilustra lo
que se logra con la actividad.
Ahora bien, en palabras de Muñoz (1911)
[…] desde el punto de vista de los objetivos que se propone la terapia
puntual con relación a cada una de las actividades que se sugieren a los pacientes,
deberían tenerse en cuenta los siguientes elementos de exploración e intento de
modificación: 1) aclarar estados del yo, del ello y del superyó, 2) Establecer si el
funcionamiento del yo se realiza predominantemente bajo una compulsión a la
repetición, bajo el principio de placer o bajo el principio de realidad (Freud), 3)
Definir el estado del self y de los objetos bajo el predominio de un funcionamiento
mental en posición esquizoparanoide y en posición depresiva (Klein), 4) Aclarar la
manera como el yo participa en grupos de trabajo, o como se disuelve cuando entra
a funcionar bajo Supuestos Básicos, con un predominio del sentimiento y el
pensamiento y el aprendizaje por la experiencia en el primero y un predominio de la
evacuación de productos mentales o la participación de mitos grupales en el
segundo (Bion), 5) Explorar el estado de funcionamiento mental adulto, bajo la
égida de la pareja de padres combinados o infantil con predominio de deseos sin
control, o con obediencia ciega a objetos poderosos o tiránicos unidos a las fuerzas
destructivas del self (Meltzer) (p..
Esta definición de carácter teórico sobre la terapia puntual definía un marco de análisis del
material clínico a la luz de las dimensiones de la metapsicología ampliada que debía
permitirle a los estudiantes
encontrar formas de relación terapéutica que llevara a los pacientes individuales o
en grupo a centrarse en una exploración continua de su ser y de su actuar en el
mundo, de sus experiencias vividas en el pasado y en el presente, donde
predominaba el dominio de los otros sin consideración a ellos mismos, bajo una
realidad emocional muy limitada y un funcionamiento social repetitivo y
estereotipado, donde apenas si había una idea remota, vaga y distorsionada sobre
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antiguos objetos buenos que fueron fácilmente abandonados atacados y convertidos
en perseguidores sin fin (pp. 9-10)
Las actividades creativas que se proponían en la terapia hicieron posible que los pacientes
tomaran contacto con sus deseos, necesidades, rabias, temores, tristezas y empezaran a
encontrarle sentido y significados incipientes a las difíciles condiciones de vida (duelo,
abandono, maltrato y abuso) en las que habían crecido. Este fue el marco teórico que
utilizamos en este trabajo de grado, y el modelo de trabajo terapéutico para establecer
similitudes y diferencias en los estados mentales de las
adolescentes mujeres que
estuvieran en las mismas condiciones que los muchachos de Trevisi y Muñoz (2012).
El documento que presentamos a continuación tiene cuatro capítulos: en el primero se
consignan el planteamiento del problema, las preguntas de investigación, los objetivos y la
metodología utilizada en el proceso terapéutico puntual con referencia a los
procedimientos, actividades y temas elaborados en las sesiones, así como el diseño de
investigación utilizado, las características socio demográficas y de protección de los
participantes en el estudio, los procesos de elaboración de los protocolos y las formas de
codificación utilizadas para explorar en detalle el material clínico. En el segundo capítulo
se expone el marco teórico desarrollado como marco de análisis para comprender las
características de las experiencias de abandono, aislamiento y maltrato vividas por estas
niñas y los efectos que estas experiencias generaron en su estructura mental, en los
mecanismos defensivos que utilizaron, en los principios económicos que rigen su mente, en
las dimensiones del espacio psíquico en el que viven, en la conformación de sus
pensamientos y aparato para pensar y en el estrechamiento de su mente por su funcionar
bajo supuestos básicos, con predominio de las partes infantiles de la mente . En el tercer
capítulo se presentan los resultados de la investigación a nivel grupal e individual a la luz
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de los objetivos y el marco teórico. Estos resultados se construyeron en forma de narrativas
breves en donde se especifica la posición y las intervenciones de cada una de las niñas y la
terapeuta en las sesiones de trabajo del grupo. En el cuarto capítulo se presenta la discusión
final, donde se destacan tres puntos: los estados de la mente de las niñas, el funcionamiento
de la institución, y la relación de la terapeuta con las niñas. Por último, a partir de unas
breves reflexiones finales se integran las ideas de la discusión a la luz del modelo de
desarrollo del aparato para pensar y la elaboración de los pensamientos de Bion
(1962,1963).
Para terminar la introducción, yo -María Alejandra Calderón- quisiera agradecer a Hogares
Club Michin y a sus funcionarios, la manera cordial y amable como me abrieron las puertas
y me brindaron un espacio para que este trabajo se llevara a cabo, a las niñas participantes
que aunque dudosas y algunas veces molestas iban a cada sesión y hacían la respectiva
actividad, a mi directora de tesis, la doctora Cecilia Muñoz que con su paciencia y
conocimiento clínico me apoyó y ayudó en todo este proceso. Por último, quiero
agradecerle a Dios y a mi familia, por su apoyo incondicional a lo largo de mi formación en
la maestría y en el momento de la elaboración del trabajo de grado.
Efectos del abandono y aislamiento familiar transitorio en el funcionamiento grupal y psíquico de dos grupos de mujeres
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CAPITULO I. PLATEAMIENTO DEL PROBLEMA, OBJETIVOS Y
METODOLOGIA
B. PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA
Como se trataba de replicar un estudio, consideramos indispensable no alejarnos del
planteamiento el estudio inicial (Trevisi y Muñoz, 2012), mantener constantes algunas de
las definiciones básicas, las estadísticas señaladas y hacer manifiestas algunas de las
preguntas que surgieron del trabajo inicial.
El abandono y el maltrato intrafamiliar son experiencias traumáticas que afectan el
desarrollo psíquico de quienes los padecen, era el punto de partida del trabajo inicial. Es
frecuente que ambos problemas se presenten bajo condiciones de pobreza extrema y bajo
esquemas de valores distorsionados acompañados de conductas violentas, lo cual determina
que muchos niños y adolescentes sean objeto de maltrato físico y de abuso de poder y
fuerza sobre sus cuerpos y sus mentes por parte de sus padres. Bajo estas mismas
condiciones es posible que alguno de los padres abandone el hogar y el padre que se queda
finalmente no logre mantener el hogar y los niños queden abandonados y tengan que ser
asumidos por familiares que finalmente no logran tampoco conservarlos y cuidarlos sino
que los entregan a Instituto de Bienestar Familiar para que sea el Estado el que asuma su
cuidado y protección.
Las experiencias tempranas de abandono y maltrato dejan huellas graves en la
mente de los niños que luego, en el periodo de adolescencia, aparecen con expresiones de
sometimiento o de rebeldía extremas que tienen consecuencias muy graves para sus vidas.
Las instituciones de protección toleran muy poco la rebeldía de los niños y de los
adolescentes, ejerciendo sobre ellos acciones extremas de traslado a instituciones muy
Efectos del abandono y aislamiento familiar transitorio en el funcionamiento grupal y psíquico de dos grupos de mujeres
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represivas (Gil, 2012), exponiéndolos a mayores peligros como: consumo de drogas y fuga
de las instituciones de protección.
Bajo un marco de comprensión psicoanalítico intentamos indagar en la mente de
nueve niñas institucionalizadas por abandono, maltrato o abuso sexual, las consecuencias
psicológicas que estas experiencias produjeron en su funcionamiento social y en las
dimensiones estructural, dinámica, económica, geográfica y epistemológica de sus mentes.
En esta investigación se trabajó con dos grupos de mujeres, uno de niñas en
condiciones de abandono y vinculadas a posibles procesos de adopción y otro de niñas
alejadas transitoriamente de sus familias para protegerlas de su negligencia como padres,
del maltrato bajo el que vivían y del abuso sexual del cual podían haber sido víctimas.
Explorar el estado de sus mentes y su manera de relacionarse con la familia, la escuela y la
institución, así como los procesos transferenciales y contratransferenciales que se
presentaron en el trabajo grupal y en la relación con la terapeuta era el objetivo
fundamental para poder replicar y comparar los resultados con el estudio llevado a cabo por
Trevisi y Muñoz (2012) “Proceso de psicoterapia puntual en grupo y exploración
comparativa
de
funcionamiento
psíquico
en
dos
grupos
de
adolescentes
institucionalizados”, en el cual se habían descrito algunas de las perturbaciones que el
abandono, el maltrato y el desplazamiento familiar habían producido en la mente de sus
participantes hombres y en la forma como se relacionaban con el mundo institucional,
familiar y escolar en el momento.
Breves esclarecimientos conceptuales
Para entender la población investigada era importante tener en cuenta las vicisitudes
que abarca la adolescencia, ya que ésta
Efectos del abandono y aislamiento familiar transitorio en el funcionamiento grupal y psíquico de dos grupos de mujeres
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“[…] es un período de transición que implica cambios sociales, culturales,
académicos, cognitivos, corporales y psíquicos difíciles de asimilar para el
individuo. Los impulsos instintivos, que se habían apaciguado durante el periodo de
latencia, retornan de manera virulenta con el desarrollo de la pubertad. En este
periodo se reviven muchos de los conflictos irresueltos de la infancia y se
reactualizan bajo nuevas condiciones. Esta nueva emergencia pulsional hace que el
adolescente tenga la tendencia de actuar externamente sus dramas internos. Sin un
continente adecuado, carente de vínculos y de límites que le den sentido a sus
emociones, se abre el espacio para una tendencia que favorece la acción directa en
lugar del pensar. Se trata de individuos que privilegian la acción impulsiva sobre el
pensar reflexivo. En vez de pensar para hacer, hacen para no pensar. (Muñoz &
Pachón, 2002, citado en Trevisi, 2012, p.23).
Para el presente estudio añadimos algunas de las nociones básicas que Meltzer
desarrolló, junto con Harris y el Grupo de Barcelona con relación a los estados mentales de
los adolescentes y que consideramos útiles para comprender muchas de sus reacciones
hacia la familia, la escuela, la institución y el mismo proceso terapéutico puntual.
Las niñas con quienes trabajamos estaban entre los doce y los quince años y sus actitudes y
comportamientos reflejaban su condición adolescente. Las chiquitas se acercaban más a un
estado infantil en transición y las grandes eran claramente adolescentes. Esto nos llevo a
revisar algunos de los conceptos de Meltzer sobre los estados mentales adolescentes que
queremos resaltar para entender sus dificultades vitales. La adolescencia se define como un
periodo de crisis que llevan a confusiones múltiples. Ansiedades extremas en relación con
los objetos, llevan a que los procesos de escisión e idealización se incrementen, a que la
diferenciación self y objeto tienda a negarse y se mantenga una confusión estructural. La
tercera confusión que resalta Meltzer es la confusión zonal que se expresa en una confusión
entre las distintas zonas del cuerpo propio y entre diferentes partes del cuerpo del objeto
que generan una confusión funcional en la relación entre las partes. Se produce además una
confusión entre las partes infantiles y la parte adulta de la personalidad y entre lo bueno y
lo malo, del sí mismo y del objeto.
Efectos del abandono y aislamiento familiar transitorio en el funcionamiento grupal y psíquico de dos grupos de mujeres
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Antes de entrar a la adolescencia los niños han pasado por el periodo de latencia donde lo
que predomina son las defensas obsesivas que limitan el desarrollo de la mente; este es un
periodo de obediencia y sometimiento, donde la afectividad y la imaginación están
reducidas por una “armazón moralista”. Esta armazón es la que cae con la entrada de la
pubertad cuando los impulsos se exacerban y la sexualidad se hace dominante, con el riesgo
de convertirse en perversa, en sadomasoquista, donde hay una identificación con los objetos
malos y destructivos. (Meltzer 1998).
Meltzer describe la existencia, en la mente de los adolescentes, de tres mundos claramente
diferenciados: el mundo adulto, donde sienten que se concentra todo el poder y que está
acompañado por una mirada despreciativa y aristocrática por las posesiones que tienen los
adultos. Mundo que según ellos, suele estar conformado por “tiranos”, “estafadores” e
“hipócritas”, mientras que el mundo infantil en sus términos, está conformado por niños
“siervos” o “esclavos”, que adoran a los padres como dioses y todavía creen que los padres
lo pueden todo y lo saben todo. El mundo de los adolescentes en el que ellos viven hace
que desde una posición omnipotente miren llenos de desprecio el mundo adulto, al que no
quieren llegar y el mundo de los niños que quieren dejar atrás. Meltzer aclara que los
adolescentes están preocupados por conocer y comprender, no están tanto interesados solo
en la sexualidad por considerarla la esencia de la situación autoritaria, sino porque el
derecho a la sexualidad se ha convertido en control autoritario sobre el dinero, la casa, los
alimentos etc. Este control es el que ellos rechazan, como rebeldes intentan adueñarse del
poder accediendo a la libertad sexual, convertida en “un deporte que no tiene que ver con
hacer niños” (Meltzer 1998). Actitudes y comportamientos displicentes y despreciativos
suelen poner en jaque muchos acercamientos terapéuticos con adolescentes.
Efectos del abandono y aislamiento familiar transitorio en el funcionamiento grupal y psíquico de dos grupos de mujeres
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El marco de comprensión para enfrentar el fenómeno estudiado es la metapsicología
ampliada (Meltzer, 1990) que se desarrolló en la línea de pensamiento psicoanalítico
iniciada por Freud (1920), ampliado por nuevos conceptos desarrollados con los trabajos
teóricos y clínicos de Klein (1946), Bion (1963) y Meltzer (1979) que permiten establecer
las dimensiones estructural, económica, dinámica, geográfica, epistemológica y espacial del
funcionamiento mental individual e interpersonal y describir la reducción del
funcionamiento mental a un funcionamiento socio animal cuando estados emocionales
intolerables para el grupo, conduce a sus miembros a funcionar bajo supuestos básicos de
lucha y fuga, dependencia o apareamiento (Bion, 1991/2003) o cuando la vida en familias
de tipo matriarcal o patriarcal, de pandilla o invertidas (Meltzer-Harris (1990) llevan al
predominio de los estados mentales infantiles, con tendencia antisocial que no generan
crecimiento mental sino deterioro psíquico.
Bajo esta mirada teórica y el modelo de terapia puntual, similares al del estudio de
Trevisi y Muñoz (2012) queríamos poder comparar las diferencias en el funcionamiento
grupal e institucional de las niñas del grupo de paso y del grupo permanente que habían
sufrido maltrato en sus familias y en las instituciones de protección, así como establecer
semejanzas y diferencias en los resultados obtenidos en las terapias puntuales del grupo de
mujeres (Calderón y Muñoz, 2014) y el grupo de hombres del estudio de Trevisi y Muñoz
(2012).
Las categorías de la OMS que Trevisi y Muñoz (2012) destacaron para definir con
mayor claridad las cuatro formas de maltrato infantil más reconocidas: “abuso físico,
abandono o negligencia, abuso sexual, y abuso emocional.
El abuso físico hace referencia al uso deliberado de fuerza sobre el cuerpo
del un menor como golpearlo, sacudirlo, morderlo, patearlo, quemarlo, envenenarlo
y otros. El abandono o negligencia ocurre cuando los guardianes del menor no
Efectos del abandono y aislamiento familiar transitorio en el funcionamiento grupal y psíquico de dos grupos de mujeres
19
ofrecen los requisitos necesarios para favorecer el desarrollo emocional, psicológico
y físico del menor como por ejemplo su alimentación, vestido, refugio, limpieza,
cuidados médicos y protección. El abuso sexual hace referencia a la exposición
sexual de un niño o adolescente por parte de una persona significativamente mayor.
Esto incluye caricias genitales, copulación, incesto, violación, sodomía,
exhibicionismo y explotación sexual por medio de la prostitución y/o material
pornográfico. Por último, el abuso emocional es un ataque verbal al sentido del yo
del menor que causan trastornos cognitivos, conductuales, emocionales o mentales.
Es común que éste último coexista con otros tipo de abuso (Wekerle, 2007).
Si seguimos los parámetros señalados por la OMS (Organización Mundial de la
Salud), el abuso o maltrato de menores abarca toda forma de maltrato físico y/o emocional,
abuso sexual, abandono o trato negligente, explotación comercial o de otro tipo, de la que
resulte un daño real o potencial para la salud, la supervivencia, el desarrollo o la dignidad
del niño en el contexto de una relación de responsabilidad, confianza o poder (OMS, 2010).
Para efectos de este estudio tomamos la descripción realizada por la OMS en la que
se afirma que se produce abandono y trato negligente
“cuando en el contexto de los recursos razonablemente disponibles de la familia o
cuidadores, no se proporciona al niño lo necesario para su desarrollo en todas las
esferas: salud, educación, desarrollo emocional, nutrición, protección y condiciones
de vida seguras. Como consecuencia de ello, se perjudica o se corre un alto riesgo
de perjudicar la salud del niño o su desarrollo físico, mental, espiritual, moral o
social” (OMS, 2010).
Uno de los mayores impactos de este tipo de violencia se da en el desarrollo
psicológico de los niños, quienes pueden presentar distorsiones en el concepto de sí
mismos, en su autoimagen y autoeficacia. Igualmente, pueden presentar grandes
dificultades para reconocer y expresar sus propios sentimientos, pierden la espontaneidad y
atribuyen la causa de todo lo que les sucede a factores externos. Para algunos es difícil
establecer la relación existente entre su comportamiento y las consecuencias que éste tiene
en el ambiente, lo cual genera confusión, desorganización, pasividad y en algunas
Efectos del abandono y aislamiento familiar transitorio en el funcionamiento grupal y psíquico de dos grupos de mujeres
20
circunstancias, aislamiento y depresión (Vargas & Ramírez, 1999, citados en Díaz, Bello,
Vanegas & Sastoque, 2009).
Breve información estadística
Trevisi y Muñoz (2012) tomaron algunos datos sobre maltrato infantil que nos
parece importante retomar y completar. Según estos autores
De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (OMS), actualmente hay 40
millones de niños que sufren de violencia, siendo América Latina y el Caribe, los
continentes con números más alarmantes (Díaz Barros, 2010). Adicionalmente se
sabe que durante el año 2002, existieron 31,000 casos de muertes por violencia de
niños menos de quince años (WHO, 2006). De acuerdo a estas estadísticas los niños
entre los cero y cuatro años son los más vulnerados debido a su condición de
dependencia, vulnerabilidad y relativa invisibilidad social. Además, de acuerdo al
UNICEF (Fondo Internacional de Emergencia de las Naciones Unidas para la
Infancia) se estima que hoy en día existen entre 500 y 1.500 millones de niños y
niñas víctimas de violencia (Unicef 2009). De acuerdo a la OPS (Organización
Panamericana de la Salud, 2002) durante el año 2000, se produjeron 57.000
homicidios en contra de niños menores de 15 años de edad en el mundo. Estas
diferencias tan drásticas entre datos sobre el maltrato infantil refleja una verdadera
dificultad para conocer a ciencia cierta, la cantidad de víctimas que cobra este
fenómeno alrededor del mundo.
De acuerdo con la información suministrada por el Instituto Nacional de Medicina
Legal y Ciencias Forenses en el año de 2007 hubo un registro de
[…] 13.913 casos de maltrato infantil, de los cuales 11.315 fueron
dictaminados por médicos forenses y 2.598 por otros profesionales de la medicina.
De la misma manera que en años anteriores, la población de niños y niñas
pertenecientes al grupo entre 10 y 14 años es el que contiene el porcentaje más
representativo del maltrato físico en la infancia con un 32.6% del total de los casos.
Sin embargo, la tasa para el 2009 establece que los menores más vulnerables a
recibir una lesión física producto de la violencia intrafamiliar son los que están en el
rango de edad comprendido entre los 15 y 17 años, con una tasa de 102.6 por
100.000 habitantes” (citado en Díaz, Bello, Vanegas, Sastoque, 2009).
Efectos del abandono y aislamiento familiar transitorio en el funcionamiento grupal y psíquico de dos grupos de mujeres
21
Otra fuente de información utilizada, proviene de las estadísticas registradas por
Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF) que demuestra un aumento del maltrato
infantil durante los últimos seis años.
[…] para mitad del año 2011 hubo más de 104 mil denuncias por el maltrato infantil
siendo los niños de menores de cinco años las víctimas, mientras que para esta
misma época del año 2010, se habían recibido menos de 100 mil denuncias. El
abuso sexual es el tipo de maltrato infantil más preocupante, pues de acuerdo a las
cifras, este flagelo se ha duplicado en los últimos seis años. El maltrato físico y
psicológico es el segundo tipo de maltrato más frecuente en Colombia. El ICBF
reveló que en el 2011 hubo cerca de 40 mil menores de edad víctima de este abuso
de poder por parte de un adulto. Por último, la explotación laboral, el abandono de
niños, y las consecuencias del desplazamiento forzoso y el conflicto armado hacen
parte de las variables sociales que inciden en que el fenómeno del maltrato infantil
sea una problemática compleja y difícil de resolver.
Por declaraciones del director general del ICBF, recogidas en la prensa:
De todos los niños que ingresan a Bienestar Familiar por maltrato, el 51,5%
corresponde a niños y el 48,5% a niñas. En la capital colombiana se registra el
mayor índice de ingresos por esta causa, con 18.475 casos, seguido por
departamentos como Valle del Cauca, con 10.719; Antioquia, con 6.322; Nariño,
con 3.398 y Caldas, con 2.911 (Revista el Nuevo Siglo, 2013).
Las preguntas que guiaron este trabajo fueron las siguientes: ¿Hay alguna diferencia
entre los estados mentales de las niñas adolescentes abandonadas y el de las de niñas
separadas de sus familias? ¿Hay alguna diferencia en cuanto a la forma de participar en el
grupo de trabajo, frente a las actividades y temas a tratar y frente al trato con las
compañeras entre las niñas abandonadas y las niñas transitoriamente separadas de sus
familias? ¿La terapeuta se comporta de manera diferente frente a estos dos grupos? ¿El
trabajo terapéutico se facilita o se dificulta con las niñas de estos dos grupos?
Efectos del abandono y aislamiento familiar transitorio en el funcionamiento grupal y psíquico de dos grupos de mujeres
22
Esta investigación tenía la intención de recoger información sobre un proceso
terapéutico puntual, expuesto ya en la introducción, llevado a cabo con niñas abandonadas
y niñas alejadas de sus familias que se hallan institucionalizadas en casas de protección,
con el fin de comparar los resultados con los del trabajo de grado de Trevisi y Muñoz
(2012) quien había llevado a cabo, en la misma institución, un estudio anterior con niños y
adolescentes hombres en las mismas condiciones. Queríamos comprobar si las reacciones
eran similares o diferentes manteniendo, en lo posible, la misma metodología y los mismos
objetivos.
Esta investigación al igual que la anterior estaba enmarcada dentro del grupo de
investigación Sujeto y Relaciones perteneciente al Programa de Maestría de Psicología
Clínica con énfasis psicoanalítico, de la Facultad de Psicología de la Pontificia Universidad
Javeriana. El objetivo general de este grupo de investigación tal y como lo recogió Trevisi y
Muñoz (2012) fue “presentar, desarrollar, y evaluar múltiples estrategias de comprensión y
atención, que se adecuen a las necesidades actuales de los contextos y de los individuos que
sufren o demandan nuestra participación, favoreciendo procesos sociales y personales más
constructivos desde una postura ética y políticamente comprometida” (Grupo de
Investigación Sujeto y relaciones, 2004).
B. OBJETIVOS
1. Objetivo general
Comparar la exploración y la descripción de cinco dimensiones de la mente;
estructura y el funcionamiento grupal en dos grupos de adolescentes mujeres (ambos
Efectos del abandono y aislamiento familiar transitorio en el funcionamiento grupal y psíquico de dos grupos de mujeres
23
institucionalizados, pero por causa diferentes: abandono y alejamiento de la familia) con los
resultados que habían logrado encontrar Trevisi y Muñoz (2012) con los dos grupos de
adolescentes hombres con quienes habían trabajado. Igualmente queríamos ver si el
funcionamiento de la terapeuta, mujer, con un grupo de mujeres, era diferente al que se
había dado entre el terapeuta hombre y sus pacientes hombres
2. Objetivos específicos
•
Explorar y describir la dimensión estructural, dinámica, económica,
geográfica y epistemológica de la mente de las adolescentes mujeres pertenecientes
a los dos grupos (alejadas de la familia y abandonadas). Y comparar estos
resultados con los obtenidos por Trevisi y Muñoz (2012) en su trabajo con
adolescentes hombres.
•
Explorar y describir el funcionamiento grupal de los dos grupos de
adolescentes mujeres, y comparar estos resultados con los obtenidos por Trevisi y
Muñoz (2012).
•
Explorar y describir el funcionamiento terapéutico en los dos grupos
de adolescentes mujeres a lo largo del proceso psicoterapéutico. Y comparar estos
resultados con los obtenidos por Trevisi y Muñoz (2012) en su trabajo de grado.
•
Basados en los resultados, se propondrán estrategias de mejoramiento
para el manejo institucional de los adolescentes con vivencias de abandono y
alejamiento familiar.
Efectos del abandono y aislamiento familiar transitorio en el funcionamiento grupal y psíquico de dos grupos de mujeres
24
C. METODOLOGÍA
Tal como se manifiesta previamente, el presente trabajo de grado utilizó los mismos
lineamientos del proyecto realizado por Trevisi y Muñoz (2012): “Proceso de psicoterapia
puntual en grupo y exploración comparativa de funcionamiento psíquico en dos grupos de
adolescentes institucionalizados”. Se trató de un trabajo con las características
metodológicas de investigación-intervención; puesto que al tiempo que se intervino se
generó conocimiento, el cual retroalimentó el proceso investigativo. Lo anterior, se hizo
con un acompañamiento y apoyo psicoterapéutico, y se utilizaron algunos conceptos
teóricos del pensamiento psicoanalítico para arrojar luz sobre los resultados.
1. Diseño
Este proyecto de tipo cualitativo se concentró en la observación de
comportamientos, pensamientos y emociones de las niñas que participaron. Adicionalmente
y tal como se menciona en la introducción, se trató de un proyecto de investigación que se
origina en una intervención terapéutica puntual, que es un tipo de diseño no experimental.
Al igual que Trevisi y Muñoz (2012) se conformaron dos grupos de adolescentes con 9
niñas que vivían en un hogar de refugio con el fin de explorar y comparar algunos
elementos de su funcionamiento mental tanto a nivel individual como grupal.
La recolección de la información sobre las sesiones de trabajo con los grupos
alrededor de temas y actividades específicas se realizó a lo largo de dos semestres
universitarios, debido a que durante la aplicación se cruzaron las vacaciones de diciembre,
y luego se presentaron algunos inconvenientes tanto de la terapeuta como de la institución
que dificultaron terminar el trabajo en el tiempo estipulado. De estas sesiones se obtuvo el
material de análisis que fueron los protocolos (utilizados como la principal unidad de
Efectos del abandono y aislamiento familiar transitorio en el funcionamiento grupal y psíquico de dos grupos de mujeres
análisis tanto de las dimensiones mentales de los
25
individuos como también del
funcionamiento mental del grupo) y las observaciones de campo que consignó la terapeuta
luego de cada sesión (utilizadas a lo largo del proceso investigativo para conocer las
impresiones y sentimientos del terapeuta, así como las intervenciones de las niñas). Este
material, se trabajó y analizo a lo largo de un proceso de supervisiones realizadas con la
doctora Cecilia Muñoz, coautora del proyecto.
Cabe recalcar que tanto los nombres de los participantes y el de la casa refugio
fueron cambiados para proteger sus identidades, por tal motivo se denominó en el escrito
“institución” o “refugio”, la participación de dicho hogar fue totalmente voluntaria.
También se realizó un consentimiento informado con todos los miembros de los grupos,
con el fin explicar detenidamente el proceso y contar con su aprobación para la realización
del proyecto (este fue hecho de manera individual con fecha, firma de la participante y de la
terapeuta).
Por último, el presente proyecto investigativo se enmarcó bajo la Resolución
0008430 de 1993 del Ministerio de Salud y la Ley 80 de 1989, cuyo propósito es garantizar
la ética de la investigación científica. Clasificamos la investigación dentro de la categoría
de investigación sin riesgo. La razón por la cual la investigación se clasificó dentro de la
mencionada categoría es porque no se está poniendo a los sujetos participantes bajo
ninguna condición y/o circunstancia de peligro y/o inseguridad física y/o psicológica. Sólo
se realizaron una serie de sesiones psicoterapéuticas que permitieron a los adolescentes
tomar conciencia sobre sus experiencias vividas y pensarlas bajo el esquema de exploración
de los objetivos propuestos por el estudio (semillas.org, citado en Trevisi y Muñoz, 2012,
p: 32).
Efectos del abandono y aislamiento familiar transitorio en el funcionamiento grupal y psíquico de dos grupos de mujeres
26
2. Participantes
Los participantes fueron nueve adolescentes mujeres entre los 12 y 15 años de edad,
quienes en el momento de iniciar la intervención se encontraban viviendo en la institución.
Cinco de ellas eran “niñas alejadas de la familia” y cuatro eran “niñas en condición de
abandono”. Con cada grupo se realizaron 16 sesiones las cuales fueron supervisadas por la
directora del trabajo de grado que además participó activamente en todo el proceso, lo cual
hizo que esta tesis fuera en colaboración.
El grupo de “niñas alejadas de la familia” fue integrado por 5 niñas que habían sido
apartadas de sus familias como medida de protección. Esto sucede cuando algún episodio
de maltrato se presenta en la familia a un menor de edad y este es denunciado a las
autoridades; esto implica que el Estado intervenga y retire forzosamente al menor de la
familia. En ese momento, los niños o adolescentes entran a un centro de emergencia y
luego son ubicados en casas refugios como en la que se realizó el proyecto de grado.
Posterior, los padres deben seguir un proceso en donde demuestren que sí cumplen con los
requisitos necesarios para brindar un ambiente sano que permita el desarrollo físico y
emocional adecuado para que sus hijos puedan ser reintegrados a sus hogares. Debido a que
las niñas pertenecientes a este grupo estaban en el proceso de regresar con sus padres,
durante el tiempo de trabajo varias salieran del grupo, quedando a partir de la sesión 11
sólo 2 niñas, las cuales en el mes de mayo fueron retiradas de la institución como medida
de precaución una por evasión y otra por consumo de drogas. A finales de julio, regresaron
a la institución y el proceso logró terminarse.
El grupo de “niñas en condición de abandono” fue conformado por cuatro niñas con
vivencias de abandono familiar. Estas niñas pertenecían a la institución, por delegación del
Efectos del abandono y aislamiento familiar transitorio en el funcionamiento grupal y psíquico de dos grupos de mujeres
27
ICBF, puesto que previamente los padres habían hecho una declaratoria de abandono en
donde renunciaban a sus derechos y al quedar en condición de adoptabilidad el Estado
asumía su tutela, a través de la ONG que apoyaban económicamente. Cuando las niñas no
son adoptadas, quedan a cargo de la institución hasta el momento en que cumplen la
mayoría de edad. Lo anterior permite que el grupo sea constante. Sin embargo, una de las
niñas participantes que tenía 15 años, cuando entró a trabajar en período las vacaciones, no
asistió a algunas sesiones terapéuticas.
Las características particulares, de cada grupo repercutieron sobre la experiencia
vivida con ellas. Con el grupo de “niñas alejadas de la familia”, por ejemplo, fue un poco
difícil establecer contacto al comienzo de la investigación, pues se mostraban muy apáticas
frente a cualquier cosa que proviniera de la institución, ya que veían la experiencia de estar
allí como algo injusto y forzoso, lo que fomentaba su rabia y enojo. A diferencia del grupo
de “niñas en condición de abandono”, que desde el inicio se mostraron empáticas frente a la
experiencia, puesto que el pertenecer a la institución las hacía obedientes y sumisas a
cualquier actividad que les propusieran (al inicio ellas vieron este proceso como una
actividad más del refugio).
Lo anterior y tal como lo mencionan Trevisi y Muñoz (2012) hace pensar en el
funcionar de la institución hacia estos dos grupos es diferente. Las niñas del grupo alejadas
de sus familias son percibidas como “miembros pasajeros”, que, debido a su pronta partida,
no merecen ni necesitan la misma atención y cariño que las abandonadas. Las niñas
abandonadas prácticamente pertenecen al refugio y es con ellas con quienes se establece
una relación estrecha y constante al pasar a convertirse en “hijas de la institución”. Esto
claramente afecta la percepción y adaptabilidad de cada grupo a la casa hogar donde viven.
Efectos del abandono y aislamiento familiar transitorio en el funcionamiento grupal y psíquico de dos grupos de mujeres
28
Por último, la institución donde se llevó a cabo el proceso psicoterapéutico con los
dos grupos de adolescentes se encuentra ubicada en el occidente de Bogotá, es de carácter
privado y tiene un contrato con el ICBF, quienes, además de financiar el funcionamiento de
la institución, lo supervisan para asegurar que se cumpla con el objetivo de protección a
grupos de hermanos que han sido abandonados, maltratados o abusados sexualmente. Se
trata de una entidad no gubernamental, sin ánimo de lucro, que desarrolla programas de
acción social para proteger, prevenir y apoyar la infancia, la adolescencia, la mujer
maltratada, y algunas comunidades de escasos recursos. Cuenta con un grupo de trabajo de
profesionales provenientes de diversas áreas del conocimiento como psicólogos,
trabajadores sociales, profesores, nutricionistas, médicos, abogados, y estudiantes
universitarios de posgrado (Trevisi y Muñoz, 2012, p: 33).
3. Procedimiento
En primera instancia, en compañía de la Dra. Cecilia Muñoz, se planteó la
posibilidad de realizar una réplica de la tesis de Trevisi y Muñoz (2012) debido a la
necesidad de explorar, ampliar y comprobar los resultados encontrados en la población de
adolescentes hombres, con un grupo de adolescentes mujeres. La idea era que en ambos
proyectos se cambiara el género tanto de los participantes, como del terapeuta, y de esta
manera observar las variaciones en el comportamiento y el funcionamiento mental de los
cuatro grupos de adolescentes.
Posteriormente se realizó una nueva intervención de la Dra. Cecilia Muñoz para
establecer contacto con la institución en el cual se llevó a cabo el primer proyecto, lo cual
fue aceptado con mucho interés. Las adolescentes participaron voluntariamente en el
desarrollo de las 16 sesiones durante el periodo de noviembre de 2012 a agosto de 2013,
Efectos del abandono y aislamiento familiar transitorio en el funcionamiento grupal y psíquico de dos grupos de mujeres
29
cada sesión tuvo una duración de 45 a 50 minutos y tenía una actividad y un tema de
exploración planeada de antemano.
Todo lo que sucedió durante las sesiones fue registrado en protocolos escritos, que
intentaron ser los más fiel posible a la experiencia de la sesión ya que ninguno de los dos
grupos autorizó grabar durante las sesiones lo que allí sucedía por cuanto sentían que esto
podía ser escuchado por los trabajadores o las directivas de la institución.
Tal como lo propusieron Trevisi y Muñoz (2012), las actividades propuestas
estuvieron dirigidas a explorar algunas experiencias de la vida en sus familias, con las
defensoras y con los miembros de la institución. A través de ellas fue posible observar los
estados mentales de los individuos en el grupo, el funcionamiento grupal, la manera de
intervenir de la terapeuta en cada una de las sesiones y a lo largo de proceso terapéutico.
Como en muchas actividades se realizaron dibujos, escritos y collages individuales, donde
también se reflejaban elementos de su psiquismo, estos fueron analizados como parte del
proceso investigativo. Adicional a los protocolos y las manualidades, también se hicieron
observaciones de campo inmediatamente después de cada sesión donde la investigadora
terapeuta registró algunas observaciones e impresiones generales y algunos eventos
especiales, así como sus sentimientos hacia el grupo por considerarlas relevantes para la
comprensión de lo vivido con los adolescentes en sesión.
Una vez recogido el material y codificado de diversas maneras (intervenciones
verbales y gestuales de cada niña, y de la terapeuta entrelazadas y separadas en hojas
aparte, clasificaciones de las intervenciones de manera temática y clasificadas por tipo y
uso de los pensamientos expresados en las intervenciones) se pasó al análisis del
funcionamiento mental individual a la luz de la teoría metapsicológica desarrollada en la
Efectos del abandono y aislamiento familiar transitorio en el funcionamiento grupal y psíquico de dos grupos de mujeres
30
línea de pensamiento Freud-Klein-Bion-Meltzer y el funcionamiento grupal e institucional
bajo la línea de Bion-Meltzer.
Con el fin de poder observar y entender los cambios que se produjeron a nivel grupal e
individual en el proceso terapéutico se tomaron dos caminos. Primero, para el análisis
grupal se hizo una división del material clínico de las 16 sesiones en 4 momentos que se
definieron e la siguiente manera: el encuentro-desencuentro de la sesión 1 a la 3, mirada
hacia el pasado-presente (miradas hacia la familia y la institución) de la sesión 4 a las 8,
mirada hacia presente-futuro (miradas hacia la salida de la institución y entrada al mundo
de afuera) de la sesión 9 a la 12, y la despedida de la sesión 13 a la 16 ( maneras diferentes
de vivir la separación y el abandono de la terapeuta). Segundo, para el análisis individual,
se tomaron tres grandes categorías: relaciones vinculares (relaciones con la familia,
institución, amigos, colegio, y grupo terapéutico), estados mentales (aburrimiento,
entusiasmo y desconfianza),
y otros temas (adopción, abandono, maltrato, sueños y
sexualidad), esto nos permitió el análisis detallado de cada una de las niñas y por lo tanto la
descripción de su personalidad. En los cuatro momentos y en las categorías se fueron
cotejando los hallazgos clínicos con algunos conceptos propuestos en el marco teórico de
trabajo.
La investigación se cerró con una discusión donde se condensan algunos de los
hallazgos fenomenológicos con los objetivos y el marco conceptual propuesto, y se realiza
una comparación entre los hallazgos teóricos y técnicos de los dos proyectos, de la cual
surgieron algunas recomendaciones específicas para la institución.
Efectos del abandono y aislamiento familiar transitorio en el funcionamiento grupal y psíquico de dos grupos de mujeres
31
4. Técnica y materiales
Al igual que en Trevisi y Muñoz (2012), en cada sesión hubo una actividad
planeada la cual buscaba indagar emociones, deseos, fantasías, angustias, entre otras, sobre
un temas como familia, institución o sueños. Lo sucedido en las sesiones tal y como se
mencionaba previamente se plasmó en protocolos y observaciones de campo que fueron
cruciales para el análisis de la investigación. Todo el material recolectado fue supervisado
con la directora de tesis Cecilia Muñoz y poco a poco fuimos identificando los problemas
que se presentaban en el trabajo con los grupos y los movimientos transferenciales y
contratransferenciales que se presentaron a lo largo del proceso.
A continuación describimos temas y actividades propuestas en las 16 sesiones y las
vivencias y estados de la mente que esperábamos explorar y poder pensar con las niñas.
Actividades y temas que consideramos permitirían reflejar los efectos del abandono, del
maltrato y del aislamiento en las imágenes del sí mismo y los objetos, en las emociones de
amor, odio, interés, desinterés, tristeza, rabia y temor, propias y de los objetos.
Sesion1: El tema era describir la familia a través de su elaboración en dibujo o con figuras
en plastilina, para lograr tener una primera descripción de las imágenes que ellas tenían del
padre, la madre, los hermanos y otros familiares, en su dimensión de objetos externos o
internos. Materiales utilizados: cartulina, plastilina, lápiz y colbón
Sesión 2: Se le propuso al grupo imaginar un encuentro entre las familias de las distintas
niñas en el parque, describiendo las características del lugar del encuentro, de lo que allí
sucedía y las cualidad de las relaciones entre ellas. Se trataba de explorar conflictos,
imágenes y relaciones afectivas (amor, odio, interés o desinterés) que podrían ser
Efectos del abandono y aislamiento familiar transitorio en el funcionamiento grupal y psíquico de dos grupos de mujeres
32
dominantes en la mente de las niñas. Materiales utilizados: un pliego de cartulina, colores,
marcadores y crayolas.
Sesión 3: La actividad propuesta fue un collage libre. Se esperaba que en la construcción
que realizaran con recortes de revistas pudieran expresar sus deseos, temores, rabias y
tristezas, pero también sus alegrías y entusiasmos. Era posible también que aparecieran
algunas imágenes sobre ellas, las personas cercanas con quienes tuvieran vivencias
negativas o positivas. Inclusive podrían aparecer ideas más abstractas, dado el carácter libre
de la actividad. Materiales utilizados: revistas, cartulina, tijeras, pegantes
Sesión 4: En la actividad sobre la dramatización alrededor la vida en la institución
esperábamos que pudieran describir el mundo en el que estaban viviendo, las características
de las personas que las acompañaban, cuidaban o atacaban y sus sentimientos hacia los
objetos externos. A través de lo expuesto pensamos que podíamos deducir las
características de las relaciones entre ellas y la institución. Materiales utilizados: hoja,
lápiz, tijeras y cinta
Sesión 5: En esta sesión se propusieron dos actividades: escribir un cuento sobre su vida o
escribirle una carta a un ser especial. Con estas actividades y con la elección que hicieran
nos proponíamos que ellas pudieran expresar sus emociones frente a experiencias con los
seres queridos que en ese momento no estaban con ellas, a quienes posiblemente habían
perdido. Pensamos que los temores y las nostalgias podrían aparecer con esta actividad
para pensarlas con ellas. Materiales utilizados: marcadores, crayolas, colores, hojas, tijeras.
Sesión 6: La actividad propuesta era un juego de roles entre víctimas y periodistas. Se
trataba de llevarlas a una situación donde pudieran identificarse con las víctimas o con los
periodistas que daban a conocer situaciones difíciles de otros. Era una situación como
Efectos del abandono y aislamiento familiar transitorio en el funcionamiento grupal y psíquico de dos grupos de mujeres
33
algunas de las que ellos vivían frente a las comisarias: victimas y comisarias. Situaciones
de conflicto propias podrían expresarse bajo esa situación propuesta. Debían surgir
ansiedades persecutorias frente a los enemigos y las defensas usadas para liberarse de sus
temores y ansiedades. Materiales utilizados: ninguno
Sesión 7: Se trataba de pintar el retrato de cada una o algo que les guste. Lo que
buscábamos era encontrar la imagen de ellas mismas que dejaran plasmadas en sus retratos.
Qué cualidades tenían esas imágenes y qué estado mental reflejaban era lo que nos
interesaba explorar para
poder pensarlas con ellas.
Materiales utilizados: Pintura,
escarcha, cartón paja.
Sesión 8: La actividad de realizar diferentes juegos surgió del grupo a manera de descanso.
Se fue desarrollando poco a poco con la participación de todos. Se llevaron a cabo juegos
de stop tinto-tango, limones, concentración. Se hacían presentes estados de ánimo actuales,
y se fue convirtiendo en una actividad alegre con cierta tonalidad de alivio. Materiales
utilizados: papel, lápiz y una pequeña pelota de papel periódico.
Sesión 9: La actividad buscaba poder hablar sobre los sueños de la noche. Con lo cual
pensábamos que podríamos contactar su mundo interno, la cualidad de sus objetos internos,
sus emociones, ansiedades y defensas. Materiales utilizados: ninguno
Sesión 10: Fue una sesión de despedida antes de las vacaciones en la cual se compartieron
una torta y gaseosas con ellas, se habló libremente de varios temas y se hizo un pequeño
cierre del proceso con expresión de agradecimientos por su colaboración. Materiales
utilizados: Ninguno.
Sesión 11: Se les propuso como actividad una narración sobre lo sucedido en vacaciones.
La intención era explorar si en ese período las imágenes negativas no estaban tan presentes,
Efectos del abandono y aislamiento familiar transitorio en el funcionamiento grupal y psíquico de dos grupos de mujeres
34
si se había echado de menos el trabajo del grupo y a la terapeuta, o si por el contrario los
sentimientos negativos hacia la terapeuta y la institución se habían mantenido. Materiales
utilizados: Ninguno.
Sesión 12: La actividad se concentró en hablar de las defensoras y otros funcionarios de la
institución y de las comisarías. Queríamos comparar estas imágenes sobre los miembros de
la institución con las primeras imágenes que nos habían dado. Podrían haberse aliviado con
imágenes positivas o podrían haberse acentuado su carácter negativo Materiales utilizados:
colores, hojas, crayolas, marcadores
Sesión 13: Se les propuso que contaran si tenían algunas imágenes sobre su vida futura.
Nuestro interés era explorar cómo se veían a ellas mismas una vez que salieran de la
institución, qué esperanzas o desesperanzas estaban presentes, qué temores, o sentimientos
de soledad o desolación o bien de bienestar y felicidad podrían aparecer que pudiéramos
tomar como modificaciones de las ideas de condena y desesperanza. Materiales utilizados:
ninguno
Sesión 14:.. Era una actividad de elaboración de pulseras a través de la cual pensábamos
que podría hablarse del trabajo que se había realizado en el grupo, de cómo se habían ido
hilvanando recuerdos, imágenes, sentimientos. Materiales utilizados: Hilo, canutillos,
nailon, tijeras
Sesión 15: La actividad estaba dirigida a elaborar imágenes al escuchar música
instrumental. Era como la del collage una manera de volver a explorar sus proyecciones a
través de las cuales pudiéramos tener imágenes del sí mismo y de los objetos, así como
expresiones de sentimientos positivos o negativos Materiales utilizados: Colores, hojas,
crayolas, marcadores
Efectos del abandono y aislamiento familiar transitorio en el funcionamiento grupal y psíquico de dos grupos de mujeres
35
Sesión 16: El collage de despedida. Se buscaba lograr un encuentro alrededor de los
recuerdos compartidos y hacer un balance de lo logrado. Materiales utilizados: Ninguno.
A pesar de que este era el seguimiento del trabajo de Trevisi y Muñoz (2012), varias
de las actividades planteadas por ellos fueron modificadas, puesto que la experiencia que se
vivió con el grupo de niñas no fue la misma que experimentó Trevisi con los adolescentes
hombres. Estas actividades previamente descritas, buscaron despertar el interés de ellas,
disminuir su desconfianza y por lo tanto sus ansiedades persecutorias.
CAPITULO II. MARCO TEÓRICO
El aparato psíquico o el aparato mental como concepto estructural aparece en los
años veinte en el pensamiento psicoanalítico de Freud, con sus trabajos “Más allá del
principio del placer” (1920) y “El yo y el ello” (1923) e “Inhibición, síntoma y angustia”
¿Cómo está conformado? ¿Qué partes hay en ese aparato estructural que vale la pena
investigar desde el punto de vista de su funcionamiento? ¿Qué principios económicos lo
rigen? ¿Qué mecanismo defensivos usa para protegerse de las tensiones y dolores que lo
perturban y aquejan? Estas son preguntas básicas para encontrar el marco conceptual que
nos permite acercarnos a los fenómenos que observamos en las niñas abandonadas y
recogidas por instituciones de protección o bien sacadas de sus casas temporalmente para
protegerlas de fallas en el funcionamiento familiar. Desde el comienzo de la formación en
la Maestría nos enfrentamos con el esquema teórico expandido que fue desarrollado con los
aportes de Freud, Klein, Bion y Meltzer. Por esta razón revisaremos como elementos
fundamentales para acercarnos a la observación y análisis del material de las niñas con
quienes trabajamos, las dimensiones estructural, económica y dinámica del aparato psíquico
en cada uno de estos autores.
Efectos del abandono y aislamiento familiar transitorio en el funcionamiento grupal y psíquico de dos grupos de mujeres
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A. Las dimensiones de la metapsicología expandida
1.
Las dimensiones estructural, económica y dinámica de Freud
En su trabajo Metapsicología (1913-1917) Freud planteaba que la cualidad
conciente de las representaciones estaba dada por su presencia en la percepción y la
conciencia, mientras que la cualidad inconciente de algunas representaciones de la vida
anímica solo se reconocían por los efectos distorsionadores que ejercían sobre los
comportamientos motrices y verbales cotidianos, sobre el cuerpo y sus órganos, sobre los
sueños durante el dormir y sobre la aparición los síntomas neuróticos o psicóticos. La
definición sencilla sobre las cualidades concientes e inconscientes de las representaciones
mentales, de las ideas, y las imágenes (primera tópica freudiana). Para que las ideas
inconcientes pasen a la conciencia tienen que vencer, según Freud, algunas resistencias. En
sus propias palabras, lo inconsciente
“[…] es una fase regular e inevitable de los procesos que cimentan nuestra
actividad psíquica; todo acto psíquico comienza por ser inconsciente y puede
continuar siéndolo o progresar hasta la conciencia, desarrollándose según tropiece o
no con una resistencia” (p. 1079)
En su trabajo Lo inconciente (1915)
pasó a usar el término con un sentido
sistémico, y se refirió al sistema Cc o conciente, al Prec o preconciente, susceptible de
convertirse en consciente, y el Inc, que permanece como sistema ajeno a la conciencia. En
ese documento afirmaba que el Sistema Inc estaba constituido por “representaciones de
instintos que aspiran a derivar su carga” por desplazamiento o por condensación y cuyo
destino depende de la fuerza que adquirieran en el proceso. Bajo este sistema no hay
negación, ni duda, ni inseguridad, ni contradicción. Todo lo cual permite sustituir la
realidad exterior por la psíquica, sin consideración ninguna al tiempo o al espacio en que se
dieron, lo cual permite su transferencia. Allí rigen los impulsos inconscientes. Por el
Efectos del abandono y aislamiento familiar transitorio en el funcionamiento grupal y psíquico de dos grupos de mujeres
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contrario en el sistema Prec no se producen o son muy limitados los desplazamientos o
condensaciones. En este sistema hay comunicación entre los contenidos de las ideas, que se
influyen entre sí, se ordenan cronológica y espacialmente y son censuradas. Este sistema
está en contacto con la realidad y se rige por el principio de realidad.
Los sistemas se relacionan entre sí. Lo inconciente puede pasar a ser preconsciente
si vence la censura. Lo conciente puede permanecer latente durante mucho tiempo o
reprimirse con mayor o menor fuerza al sistema inconsciente, teniendo después que vencer
resistencias para regresar al conciente, a través de ramificaciones y deformaciones como las
que se dan en los sueños, o que se expresan en el cuerpo o en comportamientos individuales
o sociales. En Más allá del principio del placer (1920) continúa elaborando sus ideas sobre
el sistema P.Cc cuando afirma que como entidad receptora constituye el límite entre el
mundo exterior (percepciones) y el interior (sensaciones), cumpliendo a veces una función
protectora frente a las tensiones. Cuando esta función falla se produce la angustia. A
manera de resumen afirma que
[…] una de las más tempranas funciones del aparato anímico es la de ligar los
impulsos instintivos afluentes, sustituir el proceso primario que lo rige por el
secundario y transformar su carga psíquica móvil en carga fija. De esta manera no
se desarrolla el displacer y el principio de placer no queda derrotado. La ligadura
asegura su dominio (p. 2540).
La dimensión estructural (segunda tópica freudiana) es presentada por Freud en su
trabajo El Yo y El Ello (1923). Allí define la existencia dentro del aparato psíquico de tres
instancias: ello, yo, superyó; cuyas características, tensiones y relaciones aclara. Para Freud
es claro que el yo, instancia intermedia entre el mundo interior y exterior, está sujeto a tres
amos: el ello con sus exigencias instintivas, el superyó con las exigencias normativas de los
objetos interiorizados y la realidad externa. Del Yo, afirma Freud
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[…] depende la conciencia; él gobierna los accesos a la motilidad, vale decir: a la
descarga de las excitaciones en el mundo exterior; es aquella instancia anímica que
ejerce un control sobre todos sus procesos parciales [...] De este yo parten también
las represiones, a raíz de las cuales ciertas aspiraciones anímicas deben excluirse no
sólo de la conciencia, sino de las otras modalidades de vigencia y de quehacer.
(1923. p. 3)
De esta entidad psíquica, Freud asevera que busca transformar el ello a partir
de sus propios elementos vinculados a la realidad externa y a través del sistema de
percepción-conciencia: “(el yo) se afana por reemplazar el principio de placer, que rige
irrestrictamente en el ello, por el principio de realidad” (1923, p. 5). Para el yo, la razón
cumple el papel que en el ello corresponde a la pulsión; el yo intenta satisfacer las
demandas del ello de forma que no se contrapongan a la realidad. Además, debe conciliar
con las imposiciones hechas por el superyó, Es por esto que es posible nombrar al yo como
moderador del aparato psíquico, aunque en ocasiones no logre controlar los conflictos entre
las otras instancias:
La importancia funcional del yo se expresa en el hecho de que normalmente le es
asignado el gobierno sobre los accesos a la motilidad. sí, con relación al ello, se
parece al jinete que debe enfrenar la fuerza superior del caballo, con la diferencia de
que el jinete lo intenta con sus propias fuerzas, mientras que el yo lo hace con
fuerzas prestadas. Este símil se extiende un poco más. sí como al jinete, si quiere
permanecer sobre el caballo, a menudo no le queda otro remedio que conducirlo
adonde este quiere ir, también el yo suele trasponer en acción la voluntad del ello
como si fuera la suya propia. (Freud, 1923. p. 5)
El yo, por tanto, es una instancia que se origina vive y se alimenta de las otras dos
instancias que, a su vez, lo alimentan para que combatan a su favor:
El yo se enriquece a raíz de todas las experiencias de vida que le vienen de afuera;
pero el ello es su otro mundo exterior, que él procura someter. Sustrae libido al ello,
trasforma las investiduras de objeto del ello en conformaciones del yo. Con ayuda
del superyó, se nutre, de una manera todavía oscura para nosotros, de las
experiencias de la prehistoria almacenadas en el ello (Freud, 1923. p. 13).
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Los anteriores movimientos son realizados por el yo buscando la mayor satisfacción
posible para el ello, pero adecuando sus acciones a las demandas del mundo exterior. Freud
manifiesta que, en pro de mantener un equilibrio entre las instancias y la realidad, el yo
utiliza mecanismos de defensa que ayudan a desviar el displacer. No obstante, estos no son
originados desde la conciencia: “Hemos hallado en el yo mismo algo que es también
inconciente, que se comporta exactamente como lo reprimido, vale decir, exterioriza
efectos intensos sin devenir a su vez conciente, y se necesita de un' trabajo particular para
hacerlo conciente”(Freud, 1923. p.3). Desde esta afirmación se puede constatar la esencia
del yo; para Freud, esta instancia proviene del ello, diferenciado exclusivamente para
interactuar con el mundo externo:
La ponderación más inmediata nos dice que el ello no puede vivenciar o
experimentar ningún destino exterior si no es por medio del yo, que subroga ante él
al mundo exterior. Ahora bien, no puede hablarse, por cierto, de una herencia
directa en el yo. Aquí se abre el abismo, la grieta, entre el individuo real y el
concepto de la especie. En verdad, no es lícito tomar demasiado rígidamente el
distingo entre yo y ello, ni olvidar que el yo es un sector del ello diferenciado
particularmente (Freud, 1923. p. 9).
Como vía de acercamiento a la realidad, el yo se beneficia del sistema de
percepción-conciencia:
El yo se desarrolla desde la percepción de las pulsiones hacia su gobierno sobre
estas, desde la obediencia a las pulsiones hacia su inhibición. En esta operación
participa intensamente el ideal del yo, siendo, como lo es en parte, una formación
reactiva contra los procesos pulsionales del ello (Freud, 1923. p. 14)
El ideal del yo, que posteriormente se conocerá como superyó, también tiene
elementos que se pueden adjudicar al ello:
El ideal del yo es, por lo tanto, la herencia del complejo de Edipo y, así, expresión
de las más potentes mociones y los más importantes destinos libidinales del ello.
Mediante su institución, el yo se apodera del complejo de Edipo y simultáneamente
se somete, él mismo, al ello. Mientras que el yo es esencialmente representante del
mundo exterior, de la realidad, el superyó se le enfrenta como abogado del mundo
interior, del ello. Ahora estamos preparados a discernirlo: conflictos entre el yo y el
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ideal espejarán, reflejarán, en último análisis, la oposición entre lo real y lo
psíquico, el mundo exterior y el mundo interior. (Freud, 1923. p. 8).
Aunque la energía que moviliza al superyó proviene del ello, cabe aclarar que el
mundo externo juega un papel fundamental en su formación; el contacto con los otros es
necesario para que se inicie el proceso de idealización. Cuando la vivencia del complejo de
Edipo entra a jugar un rol primario en la vida psíquica del individuo, el yo internaliza el
proceso, a su vez uniéndolo con diversas experiencias arcaicas que se encuentran en el ello,
y dependiendo del manejo que el yo le haya dado a esta vivencia, se podrán discriminar
ciertas características en el superyó:
La historia genética del superyó permite comprender que conflictos anteriores del
yo con las investiduras de objeto del ello puedan continuarse en conflictos con su
heredero, el superyó. Si el yo no logró dominar bien el complejo de Edipo, la
investidura energética de este, proveniente del ello, retomará su acción eficaz en la
formación reactiva del ideal del yo. (Freud, 1923. p. 9)
Por lo anterior, Freud asevera que es en el superyó donde podemos evidenciar la
mayor cantidad de historia filogenética del individuo, porque aunque en un principio es
acumulada en el ello, el yo extrae estos contenidos ligados a la energía necesaria para la
creación del superyó. A simple vista, el superyó pareciera entonces estar formado por los
restos de las primeras relaciones objetales del individuo; Sin embargo Freud justifica lo
contrario:
[…] el superyó no es simplemente un residuo de las primeras elecciones de objeto
del ello, sino que tiene también la sígnificatividad {Bedeutung, «valor díreccional»}
de una enérgica formación reactiva frente a ellas. Su vínculo con el yo no se agota
en la advertencia: «Así (como el padre) debes ser», sino que comprende también la
prohibición: «Así (como el padre) no te es lícito ser, esto es, no puedes hacer todo lo
que él hace; muchas cosas le están reservadas». (Freud, 1923. p. 7)
Freud puntualiza así que la rigidez y dureza con la que el superyó arremete sobre las
decisiones del yo está ligada a la intensidad y rapidez con la que se reprimió el conflicto
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edípico, lo cual posteriormente se manifestará “[...] como conciencia moral, quizá también
como sentimiento inconsciente de culpa, sobre el yo” (Freud, 1923. p. 8). Esta severidad
repercutirá en la forma como el yo reacciona frente a los contenidos provenientes tanto del
ello como de la realidad; es más que probable que los mecanismos defensivos formados por
esta instancia mediadora tomen parte de esta rigurosidad, siendo esto una más que probable
vía para el síntoma.
La dimensión dinámica. Los mecanismos de defensa que utiliza el yo para extraer
el mayor placer posible de cada experiencia varían según el individuo (y de la estructura
psíquica dominante en éste). En esta investigación se reflexionará en torno a dos de estos
mecanismos: la negación y la proyección. Para Freud (1925), la negación es un mecanismo
en el que es posible evidenciar el deseo del individuo, aunque para éste sea virtualmente
imposible reconocerlo como un anhelo propio a pesar de devenir consciente:
[...] un contenido de representación o de pensamiento reprimido puede irrumpir en
la conciencia a condición de que se deje negar. La negación es un modo de tomar
noticia de lo reprimido; en verdad, es ya una cancelación de la represión, aunque no,
claro está, una aceptación de lo reprimido. (Freud, 1925. p. 60)
Este mecanismo permite percibir contenidos que previamente se encontraban
reprimidos, pero que a causa de algún fenómeno externo (como un proceso terapéutico)
empiezan a manifestarse en la conciencia. Sin embargo, al ser contenidos censurados, no
pueden ser aceptados plenamente por el yo: Freud (1925) afirma que la función intelectual
está encargada de “[...] afirmar o negar contenidos de pensamiento” (p. 60), impedir que el
contenido pase a la conciencia de manera intacta, pero a su vez se libra de ser
completamente reprimido: “Por medio del símbolo de la negación, el pensar se libera de las
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restricciones de la represión y se enriquece con contenidos indispensables para su operación
(Freud, 1925. p. 60).
La proyección por su parte es un mecanismo primario del aparato psíquico, pues se
presenta desde las etapas más tempranas de su existencia. Freud (1901) describe como
normal este mecanismo, debido a la necesaria repulsión (y expulsión) de los contenidos que
no pueden admitirse dentro de la psique. El yo por lo tanto se encarga de encontrar un
objeto externo a quién culpar por el origen del displacer interno (los cuales se originan en
las excitaciones o pulsiones): “se tenderá a tratarlas como si no obrasen desde adentro, sino
desde afuera, a fin de poder aplicarles el medio defensivo de la protección antiestímulo.”(Freud, 1920. p. 7).
2.
Las dimensiones económica, dinámica, estructural y geográfica de Klein
Klein, partiendo del pensamiento de Freud, fue construyendo sus propias ideas
sobre las tres dimensiones del aparato psíquico y añadirá la dimensión geográfica del
espacio psíquico. Esta autora enriqueció aún más el pensamiento psicoanalítico
descubriendo y elaborando los mecanismos psíquicos de identificación proyectiva y
escisión, las ansiedades diferenciadas en persecutorias, depresivas y confusionales y
abriendo además la concepción económica al definir las posiciones esquizoparanoide y
depresiva como momentos en el desarrollo inicialmente, y luego como estados de la mente
entre los cuales oscilamos; que implican sistemas de valores que originan ansiedades y
defensas diferentes.
La dimensión económica. Klein descubrió, a partir de su interacción con niños,
cómo en el aparato psíquico se empezaban a establecer ciertos funcionamientos que le
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permitían al individuo adaptarse a las vicisitudes que se presentaban tanto en su interior
como en el mundo externo, y favorecían o impedía su crecimiento psíquico. En sus propias
palabras afirma que “Las ansiedades psicóticas, los mecanismos y las defensas del yo en la
infancia ejercen una profunda influencia en todos los aspectos del desarrollo, incluyendo el
desarrollo del yo, superyó y relaciones de objeto” (Klein, 1946. p. 1)
Posteriormente postula que al no ser fenómenos transitorios, no deberían ser
pensados como fases o etapas, sino como momentos psíquicos que pueden volver a
presentarse:
Elegí el término "posición" para designar las fases paranoide y depresiva porque
estos agrupamientos de ansiedades y defensas, aunque surjan primeramente en los
estadios primitivos, no se restringen a estos, sino que aparecen y reaparecen durante
los primeros años de la infancia y, bajo determinadas circunstancias, en la vida
ulterior. (Klein, 1952a. p. 35)
La autora señala en su trabajo “La Influencia Mutua en el Desarrollo del Yo y el
Ello” (1952) que está de acuerdo con Freud cuando éste afirma que el ello funciona desde
el principio de la vida de todo ser humano, aunque difiere en su planteamiento al manifestar
que para ella, el miedo a la aniquilación, por la usencia del objeto, es la causa primaria de la
angustia, la cual lleva al yo a formar las defensas frente a la fantasía de ser destruido. Para
Klein, estas fantasías tempranas se desarrollan desde los instintos, y se encuentran tras los
mecanismos usados por el yo: “La fantasía subyace a los mecanismos de introyección y
proyección que permiten al yo llevar a cabo una de las funciones básicas mencionadas, la
de establecer relaciones de objeto” (Klein, 1952. p. 2).
Ansiedades, defensas y relaciones de objeto son constelaciones que difieren en las
dos posiciones y generan formas diferentes de concebir y relacionarse con los personajes
del mundo interno y del mundo externo. Klein plantea que en la posición esquizoparanoide
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44
se observan “[...] los mecanismos de escisión del objeto y de los impulsos, la idealización,
la negación de la realidad interior y exterior, y el ahogo de las emociones” (Klein, 1946. p.
2). En la posición depresiva, que para la autora sucede al funcionamiento esquizoparanoide
y depende de su adecuada elaboración, se evidencian mecanismos que llevan al individuo a
integrar tanto al objeto de amor como a las partes del yo que fueron proyectadas ante la
incapacidad de soportarlas. Las defensas maníacas, la identificación proyectiva o la
reparación son algunos de los mecanismos que se presentan en este funcionamiento de la
mente.
La posición esquizoparanoide se presenta inicialmente durante los cuatro primeros
meses de vida, y se caracteriza por la presencia de fantasías que deben ser proyectadas.
Klein incorpora al concepto de proyección utilizado por Freud la dirección que toman los
elementos displacenteros:
Desde un comienzo, el impulso destructivo se dirige hacia el objeto y se expresa
primeramente en fantasías de ataques sádico-orales al pecho de la madre, que pronto
se transforman en violentos ataques a su cuerpo con todos los recursos del sadismo
(Klein, 1946. p. 2).
La dimensión dinámica. La proyección no es la única defensa ante el displacer de
estos elementos destructivos; Klein (1946) describe cómo, a pesar de ser el mecanismo
primario junto a la introyección (“[...] funcionan desde el comienzo de la vida postnatal
como dos de las primeras actividades del yo [Klein, 1959. p. 4]), la proyección se apoya en
otras defensas que ayudan a menguar las tensiones generadas por las fantasías
persecutorias. Dentro de la posición esquizoparanoide, los mecanismos que se evidencian
con regularidad son la escisión (tanto de los objetos como del yo), el control omnipotente a
través de la identificación proyectiva, la idealización con su contraparte la denigración y
finalmente la negación de la vida emocional.
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45
Los intentos de protección buscados a través de estas defensas, no siempre son
útiles para el desarrollo, por cuanto debido a su intensidad pueden llevar a la desintegración
del sí mismo y de los objetos. Sin embargo, el yo los usa para diferenciar las cualidades
buenas y malas del objeto parcial y del objeto total, y las emociones de amor y odio. Estas
diferenciaciones son las que posteriormente a través de la tolerancia a la ambivalencia
permitirán la síntesis del objeto bueno amado y el objeto odiado y aterrador y la integración
del sí mismo bueno y malo. Estas diferenciaciones internas regulan después muchas de las
relaciones con los objetos del mundo externo. Como dice Klein
La necesidad de dominar la ansiedad persecutoria da ímpetu a la disociación,
externa e interna, de pecho y madre, en un objeto que ayuda y es amado, y otro es
terrorífico y odiado. Estos son los prototipos de todos los objetos internalizados
siguientes (Klein, 1958. p 3)
La dimensión estructural. Para Klein el objeto bueno, tanto parcial (pecho-pene)
como el total (madre-padre) se convierte para Klein en el núcleo de la fortaleza del yo,
factor además que le permite generar procesos de integración y reparación (Klein, 1952).
Por otro lado, cuando la angustia persecutoria frente al objeto malo es intensa e
insoportable, o existe un gran temor de perder al objeto bueno el yo queda debilitado y se
somete a las demandas del objeto malo como del objeto bueno; El estado persecutorio
planteado por Klein es de cualidad múltiple, por cuanto puede provenir del sí mismo malo
interno o proyectado, o del objeto malo, o del objeto dañado por el self, o de la unión del sí
mismo malo con el objeto malo, o del objeto paranoide que es aquel objeto bueno que sin
razón se convierte en objeto malo y finalmente de los objetos muertos, o desaparecidos.
Este estado persecutorio es aliviado por la presencia de un objeto bueno que acompaña,
protege y fortalece al yo. Klein afirma que
Efectos del abandono y aislamiento familiar transitorio en el funcionamiento grupal y psíquico de dos grupos de mujeres
46
Si el bebé introyecta a la madre en su mundo interior como un objeto bueno y
seguro, se suma al yo un elemento de fuerza, pues considero que el yo se desarrolla
en gran parte en torno de ese objeto bueno, y que la identificación con las
características buenas de la madre se convierte en la base para ulteriores
identificaciones beneficiosas (Klein, 1959. p. 5).
La interacción con la madre, así como con otros objetos externos, va a estar mediada
por procesos de identificación; Tanto al proyectar como introyectar elementos en y del otro,
Klein asegura que el individuo realiza un proceso de feedback, dependiendo de qué tipo de
identificación se dé:
[...] si se toma un objeto en el sí-mismo (si se introyecta), el acento recae en la
incorporación de algunas de las características de ese objeto y en la influencia que
ejercen. Por otro lado, al colocar una parte de uno mismo en otra persona
(proyección), la identificación está basada en que atribuimos a la otra persona
algunas de nuestras propias cualidades (Klein, 1959. p. 7).
Cuando el bebé es capaz de reconocer que los contenidos y elementos tanto del
objeto bueno que idealiza como del malo que niega o rechaza hacen parte de una misma
persona, se produce la integración del sí mismo y la síntesis de los objetos y de los
sentimientos hacia este, lo cual, acompañado de la conciencia de haberle hecho daño al
objeto, genera sentimientos de culpa y la posibilidad de repararlo, surge así lo que Klein
(1958) denomina como la posición depresiva. El miedo a la pérdida del objeto se
incrementa, hecho que origina nuevos sentimientos persecutorios y mecanismos maníacos
que buscan la reparación de carácter maníaca:
El impulso a la reparación, que aparece en esta etapa, puede ser considerado como
la consecuencia de un mayor insight de la realidad psíquica y de una creciente
síntesis, ya que muestra una respuesta más realista a los sentimientos de aflicción,
culpa y temor a la pérdida, resultantes de la agresión contra el objeto amado (Klein,
1946. p. 15).
Al reconocer y aceptar a la madre como un objeto integrado, el yo acepta que el
mundo interno del individuo, además de los elementos amorosos, también está poblado de
elementos destructivos y agresivos, los cuales fueron proyectados en la madre. Este proceso
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promueve igualmente la integración del yo. Klein (1958) agrega lo siguiente: “Esta
integración, que lleva gradualmente a una culminación de la posición depresiva, depende de
la preponderancia del instinto de vida e implica, en cierta medida, la aceptación por parte
del yo de la actuación del instinto de muerte (p. 10).
Para Klein (1959), “Cuando la ansiedad persecutoria no es tan fuerte y la
proyección al atribuir a los demás principalmente buenos sentimientos, se convierte en la
base de la empatía, la respuesta del mundo exterior es muy distinta” (p. 12). La finalidad
de las defensas de la posición depresiva es proteger al objeto de los ataques del yo (al cual
se le reconocen sus partes malas), y al mismo tiempo defender al yo de las ansiedades
depresivas y la culpa por poder hacerle daño al objeto. Las defensas maníacas tienden a ser
los primeros intentos del bebé por evitar la destructividad inherente a sus pulsiones, pero es
sólo cuando se llega a la reparación cuando en el aparato psíquico predominan las pulsiones
de vida por encima de las de muerte:
El éxito de estos procesos fundamentales y el consiguiente fortalecimiento e
integración del yo dependen -en lo que concierne a los factores internos- del
predominio del instinto de vida en la interacción de los dos instintos. [...] cuando
predomina el instinto de vida, la integración y síntesis pueden progresar con éxito
(Klein, 1958. p. 7-9).
3. Las dimensiones epistemológica y dinámica de Bion
La dimensión epistemológica. Wilfred Bion realiza un aporte significativo al
ampliar no sólo las teorías kleinianas y freudianas, sino al darle una nueva forma de
entender el aparato psíquico y sus funciones. Para este autor (1997), toda experiencia
vivenciada por un individuo (sin importar si ocurre durante el sueño o la vigilia) debe poder
ser elaborada por el aparato para pensar, siendo la función-alfa la herramienta utilizada para
realizar dicho proceso. Esta función se encarga de otorgar significados a elementos que son
Efectos del abandono y aislamiento familiar transitorio en el funcionamiento grupal y psíquico de dos grupos de mujeres
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expulsados por su incapacidad de ser procesados, causando malestar y dolor: los elementosbeta. Estos elementos son experiencia emocional pura, aunque al no poder ser
metabolizados ante la ausencia de una función que se encargue de ellos, deben ser
expulsados al exterior: “Los elementos-beta no son propensos a ser usados en los
pensamientos oníricos, pero sí son apropiados para ser usados en la identificación
proyectiva.” (Bion, 1997. p. 32).
Bion señala que es necesario que un aparato para pensar externo y más desarrollado
metabolice gracias a la función-alfa los elementos-beta proyectados por el bebé o por el
paciente, lo que permitirá que estos se transformen en elementos-alfa y puedan ser
reintroyectados;
“Los elementos-beta se almacenan, pero difieren de los elementos-alfa en que no
son tanto recuerdos como hechos no digeridos, mientras que los elementos-alfa han
sido digeridos por la función-alfa y por lo tanto se convierten en disponibles para el
pensamiento”. (p. 32)
La función-alfa, por lo tanto, es fundamental para
la transformación de la
experiencia emocional, hasta el punto de que éstas puedan ser utilizadas como elementos
que generen pensamiento:
[…] para aprender de la experiencia la función-alfa debe operar sobre la captación
de la experiencia emocional; los elementos-alfa surgen de las impresiones de la
experiencia; por lo tanto se convierten en acumulables y disponibles para los
pensamientos oníricos y para el pensamiento inconsciente de la vigilia. (p. 35).
Pero la función-alfa no sólo se encarga de la metabolización y transformación de los
elementos-beta; permite además que el aprendizaje obtenido de la experiencia procesada
pueda pasar a un plano automático o inconsciente:
La función-alfa es necesaria para el pensar y el razonamiento consciente y para
relegar el pensar a lo inconsciente cuando es necesario liberar a la conciencia de la
carga del pensamiento mediante el aprendizaje de una habilidad. (Bion, 1997 p. 36).
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Además, al estar en contacto con una función-alfa externa, el aparato psíquico
rudimentario puede ir introyectando sus características y cualidades; lo cual servirá como
modelo para que se establezca una nueva función-alfa dentro de este aparato psíquico
rudimentario del bebé:
La construcción de modelos durante la experiencia está relacionada con el modelo
necesario para esa experiencia; la función-alfa durante la experiencia provee los
elementos necesarios para la construcción de modelos en una experiencia posterior.
(Bion, 1997. p. 126)
Uno de los conceptos fundamentales desarrollados por Bion en su libro Elementos
de psicoanálisis es el de los elementos psicoanalíticos, entre los cuales se encuentran dos
mecanismos u operaciones PSD (desintegración-integración) entre cuyas funciones
además de la discriminación y diferenciación de los elementos existentes en un objeto
integrado, permite que esta totalidad se rompa en pedazos para abrir el espacio a la creación
de partículas que unidas a otro hecho seleccionado generan una nueva integración.
Finalmente afirma que los elementos beta dispersos y un hecho seleccionado pone fin a la
dispersión (p.64). La operación ♀ ♂ (continente-contenido, expulsión e ingesta) acaba
siendo una abstracción de la denominada identificación proyectiva de Klein, cuya
característica fundamental es que es dinámica en el proceso de dar significado a las
experiencias emocionales. Las dos operaciones se encargan de generar pensamientos a
partir de su intervención sobre los elementos beta.
Los otros elementos psicoanalíticos son los vínculos de A, O, C, (Amor, Odio y
Conocimiento) entre los objetos que pueden ser de de signo positivo y de signo negativo y
las funciones
R (Razón) que representa una función al servicio de las pasiones que
permitirá modificar la frustración por cuanto genera un espacio entre el impulso y la
satisfacción y la I (Ideas) que representan los productos (pensamientos que se generan por
Efectos del abandono y aislamiento familiar transitorio en el funcionamiento grupal y psíquico de dos grupos de mujeres
50
la acción de la Función alfa sobre las impresiones sensoriales de las experiencias
emocionales (p. 20). Bion nos dice que:
Si el pensar debe ser empleado como un término que cubre tanto la manufactura
como la utilización de los pensamientos debe ser diferenciado de modo tal que las
actividades de la creación y la utilización puedan ser consideradas por separado.
Entonces considere a PSD y ♀ ♂ en forma separada como mecanismos que se
ocupan de la elaboración y uso de los pensamientos. Finalmente intente mostrar que
PS y ♀ ♂ no deben ser considerados como representando una realización de
dos actividades separadas sino como mecanismos cada uno de los cuales puede, de
ser necesario asumir las características del otro. (p.69)
Para Bion (1963) los elementos cumplen a su vez el papel de funciones: “Los
Elementos son funciones de la personalidad. Lo que puede decirse sobre todos ellos es que
cada uno es una función de alguna otra cosa y cada uno tiene una función” (p. 27). Esto
explicaría el rol de la función continente, la cual permite que los elementos-beta puedan ser
recibidos, aunque para que se cumpla el proceso completo de la función-alfa es necesario
contar con una función contenido; ésta se encargará de devolver los elementos
metabolizados (elementos-alfa) para que puedan ser pensados. Bion afirma que la
capacidad de comprender los elementos-beta y transformarlos en elementos-alfa (a lo que
llama reverie) es factible contrastarla con la función contenido: “La capacidad de reverie de
la madre es considerada aquí como inseparable del contenido, porque claramente uno
depende del otro. […] El término reverie puede aplicarse prácticamente a todo contenido”
(1980, p. 74). Por lo tanto, continente-contenido-reverie son factores que establecen la
función-alfa.
Bion (1963) señala además la importancia que tienen los vínculos en la vida
de cada individuo al decir que “una experiencia emocional no se puede concebir aislada de
una relación” (1980, p. 82); cada relación está mediada por diferentes formas de vincularse
que permiten que las experiencias emocionales de cada individuo tomen forma. El autor
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plantea entonces pensar las relaciones a partir de tres factores esenciales en todos los
vínculos: amor (A), odio (O) y conocimiento (C). Estos cuentan a su vez con su valoración
negativa (-A, -O y –C), lo cual especifica su forma de establecerse en una relación; en otras
palabras, “[…] aquellos objetos así vinculados se afectan mutuamente” (Bion, 1963. p. 20).
Cada una de estas formas de vínculo posee una cualidad determinada que posibilita
o dificulta la función-alfa, dado por ejemplo que los vínculos negativos llevan a que sea
improbable que los elementos-beta puedan ser metabolizados, consumando con esto el
fracaso de la función-alfa. Bion dice de este fracaso que se debe principalmente a “[…] la
aparición de elementos-beta, objetos extraños estrechamente asociados y serias
perturbaciones generalmente asociadas con una marcada intrusión de los elementos
psicóticos de la personalidad” (1980, p. 97). El resultado de este fracaso es la ausencia de
experiencias emocionales que permitan al individuo pensar, así como el deterioro de la
barrera de contacto y el establecimiento de una pantalla-beta. Se asocia igualmente a estos
resultados las partes psicóticas de la personalidad, las cuales son incapaces de introyectar
experiencias debido a los ataques a la función-alfa. Al triunfar las partes psicóticas de la
personalidad sobre las no psicóticas, es de esperar que sólo los elementos-beta (cargados
de ataques a los vínculos) irrumpan en los espacios donde normalmente el pensamiento y el
aprendizaje estuvieran presentes, a su vez dando pie a la instauración de un aparato
evacuativo en lugar de un aparato para pensar. Las relaciones con el mundo, así como la
posibilidad de transformar las experiencias provistas por éste, son casi imposibles:
El intento de evitar la experiencia de contacto con objetos vivos destruyendo la
función-alfa incapacita a la personalidad para establecer una relación con cualquier
aspecto de sí misma que no se parezca a un autómata. Sólo los elementos-beta están
disponibles para cualquier actividad que tome el lugar del pensar y los elementosbeta son solamente apropiados para la evacuación, tal vez mediante la intervención
de la identificación proyectiva (Bion, 1980 p. 41).
Efectos del abandono y aislamiento familiar transitorio en el funcionamiento grupal y psíquico de dos grupos de mujeres
52
La dimensión dinámica. La identificación proyectiva desarrollada en la teoría
kleiniana toma en la obra de Bion un carácter mayor al otorgársele el valor de factor
posibilitador del pensamiento. El autor (1966) enuncia igualmente que “la interrelación
entre las posiciones depresiva y paranoide-esquizoide está también relacionada con el
desarrollo de los pensamientos y el pensar” (p. 61). Es evidente la relación que hay entre
estos dos factores pensando su proximidad desde la teoría propuesta por Klein, pero Bion
complejiza su vínculo al querer sumar además continente (♀) y contenido (♂) como
función (♂♀), siendo éstas posibilitadoras de pensamiento:
[…] antes que ♀ ♂ puedan actuar, ♀ debe ser encontrado y el descubrimiento de ♀
depende de la operación Ps  D. […] la cohesión de los elementos-beta para
formar ♂ es análoga a la integración característica de la posición depresiva; la
dispersión de los elementos-beta es análoga al splitting y fragmentación
característicos de la posición paranoide-esquizoide (Bion, 1963 p.64, 65).
Por lo tanto, estos factores/funciones forman en comunión los elementos necesarios
para la formación de un aparato para pensar que permita la producción de pensamientos,
siempre y cuando estos factores se mantengan en continua transformación y movimiento
gracias a las mismas experiencias emocionales que metabolizan.
4. Dimensionalidad del espacio psíquico, grupos de supuestos básicos y Familia en Meltzer
Donald Meltzer en su trabajo sobre la identificación adhesiva, vinculada a la
dimensionalidad comienza por afirmar que el psicoanálisis “es un tema y un método tan
esencialmente historio” que siempre que nos enfrentamos a un concepto hay que trazar el
camino que ha seguido el concepto desde Freud hasta el autor posterior que se está
trabajando. En este caso nos enfrentamos al pensamiento de Meltzer, para quien la
dimensión geográfica de la mente descrita por Klein se convierte en espacios en los cuales
el funcionamiento psíquico es diferente. Para este autor la forma de vida depende del
Efectos del abandono y aislamiento familiar transitorio en el funcionamiento grupal y psíquico de dos grupos de mujeres
53
espacio psíquico interno o externo en que se viva. Meltzer define en su libro Familia y
Comunidad (1990), siguiendo a Klein, los siguientes espacios: 1) espacio externo donde
nos relacionamos con los otros y que contiene el self y los objetos externos, regidos por las
normas de la sociedades y por las leyes de la naturaleza;2) el espacio interno que es un
lugar concreto que existe dentro de los límites de nuestro cuerpo donde quedan depositados
a través de los procesos de introyección, proyección y escisión, partes de self y de los
objetos internos; 3) el espacio dentro de los objetos internos y externos, donde pueden
depositarse partes del self o el sí mismo total que puede quedarse a vivir dentro de la madre
interna (su cabeza-pecho, sus genitales o su ano); 4) fuera de los objetos internos y
externos, donde el self se encuentra separado del objeto, tiene libertad de existencia y
movimiento y le permite la misma libertad a los objetos externos. El desarrollo psíquico
tiene relación con no vivir dentro de los objetos, sino fuera de ellos, pero también con que
exista el mundo interno. 5) el “no lugar” que es un espacio desierto de vida psíquica y
social donde se hace presente el sistema delirante, al que queremos traer a los otros, pero
para envolverlos en el delirio mismo.
En su trabajo Exploración sobre el autismo (1979), amplía la concepción del espacio
psíquico, en el cual se presenta el material clínico de cuatro pacientes, Meltzer plantea su
concepto de dimensionalidad psíquica, la cual establece como espacios diferentes con
relaciones diferentes entre el self y los objetos. En la unidimensionalidad, el sí mismo no
es más que un punto y los objetos que lo rodean como si fueran planetas alrededor del rey
sol, que son ellos, no son más que accidentes con los cuales el sí mismo se encuentra o
tropieza. Allí no hay más que relaciones de tropismo, donde las experiencias carecen de
significados donde lo que está vigente es el principio del placer, y todo lo que se oponga a
este se convierte en rechazo abierto muchas veces con peleas aniquiladoras.
Efectos del abandono y aislamiento familiar transitorio en el funcionamiento grupal y psíquico de dos grupos de mujeres
54
La unidimensionalidad es entonces un punto básico y estático, sin mente; “[…] un
mundo con un centro fijo en el self y con un sistema de rayos en dirección y a distancia de
los objetos, concebidos como potencialmente atractivos o repelentes” (Meltzer, 1979. p.
198). En esta dimensión no hay espacio para el tiempo o la distancia, así como tampoco la
diferenciación entre ellos, pues para lograr la diferenciación es necesario un grado de
complejidad mayor, sólo alcanzado en la tridimensionalidad, cuando aparecen el adentro y
el afuera. El placer por lo tanto tampoco es posible discriminarlo: “La gratificación no
podría diferenciarse de la fusión con el objeto” (p.198). Fusión o pugilato parecen regir el
contacto con los objetos.
La bidimensionalidad se concebía un tipo de funcionamiento donde lo que se daba
era una relación perceptual del self con el mundo y los objetos. No hay espacio interno
aun, tampoco imaginación y fantasía. Simplemente el sí mismo se relaciona con los otros
desde su aparato perceptual conciente y capta las cualidades perceptuales que el objeto le
permite. Lo compara con una hoja de papel que capta lo que sucede alrededor con sus
sentidos y tiene la capacidad de imitar las cualidades que capta sensorialmente de los otros
que no son más que hojas de papel en las que se observan movimiento, olores, sabores,
gustos, que se pueden oír, ver y tocar. Esther Bick se estaba encontrando, nos dice Meltzer
(1974), con pacientes que desarrollaban a través de la palabra o de sus músculos una
segunda piel como sustituto de su propia piel. Se trataba de niños “pegajosos” que se
adherían a la piel del objeto y no podían separarse de ellos. Todo en ellos parecía ser
externo: su lenguaje, sus valores, su comportamiento. Pero eran hábiles para copiar lo que
el otro les dejaba pegado a su piel. No les era posible establecer la diferencia entre estar
adentro y afuera, porque no eran más que superficies sin volumen.
Efectos del abandono y aislamiento familiar transitorio en el funcionamiento grupal y psíquico de dos grupos de mujeres
55
En un nivel superior se encuentra la bidimensionalidad; en ésta no es posible
encontrar significación de objetos externos, aunque debido a la carencia de espacio interno,
el individuo es incapaz de producir pensamiento:
Esta superficie sensible puede ser maravillosamente inteligente en la percepción y
apreciación de las cualidades de la superficie de los objetos, pero sus objetivos van a
ser necesariamente cercenados por una empobrecida imaginación, dado que carece
de medios para construir en su pensamiento objetos o hechos distintos de aquellos
experimentados de manera concreta (1979. p. 199).
Al no existir un espacio interno que le permita al individuo generar fantasía,
es improbable que se produzca pensamiento experimental; éste es un elemento que favorece
tanto la introyección como la transformación de los elementos introyectados. La
reconstrucción y la resignificación de las experiencias quedan entonces limitados. A su vez,
el tiempo se experimenta de manera circular, pues al no haber posibilidad de pensar
cambios duraderos, el individuo tenderá a repetir su funcionamiento: “Las circunstancias
que amenazan esta inmutabilidad tenderán a vivenciarse como ruptura de las superficies
[…] una sensación difusa, sin sentido y por ende atormentadora, como de picazón” (1979.
p. 199).
El autor relaciona la dimensionalidad con procesos de organización y diferenciación
tales como la idealización y disociación del self y de los objetos: “ nosotros nos parecería
que la disociación e idealización emergerían como una necesidad lógica en algún punto
dentro del establecimiento de la bidimensionalidad y antes de la transición a la
tridimensionalidad” (Meltzer, 1979, p. 198). Lo anterior podría ayudar a pensar este
concepto como un paso hacia el desarrollo sano y esperado del individuo, así como a la
confirmación de ésta dentro de las teorías que nutren el entendimiento del aparato psíquico.
La tridimensionalidad por el contrario era un espacio interno que se creaba a partir
de haber tenido la experiencia de relacionarse con un objeto que tuviera a su vez un mundo
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interno, donde pudiera recibir lo que el niño le depositaba y podía pensarlo y devolverlo de
manera tolerable como pensaba Bion con respecto a la relación de la madre con su bebé;
ayudada por la función alfa y las funciones de reverie y contención, que ya describimos en
el aparte de Bion. Mundo interno que elabora formas a partir de la experiencia externa pero
que luego adquieren vida propia y se convierten en los escenarios de nuestra mente donde
vivimos temporalmente, en los sueños de la noche y en la dimensión del pensamiento
inconciente de vigilia, que a su vez van a darle color y significado alas experiencias del
mundo externo, en ese movimiento entre la realidad interna y la realidad externa que
señalaba Klein.
Para dar el paso hacia la tridimensionalidad, Meltzer menciona que se hace
necesaria la función-continente que le permita obtener un espacio interno donde introyectar.
Utiliza las palabras de Esther Bick (1970) para explicar lo anterior:
Mientras las funciones continentes no hayan sido introyectadas, el concepto de un
espacio dentro del self no puede emerger. La introyección, es decir, la construcción
de un objeto en un espacio interior, está en consecuencia reducida (Bick, en Meltzer,
1979. p. 204).
Se hace necesaria además la introyección de la función de esfínter:
[…] la capacidad de un objeto de proteger y, por ende, de controlar sus propios
orificios es una condición previa para que el self realice un movimiento en esa
dirección, de continencia tanto como de resistencia a la penetración agresiva (1979,
p. 200).
Al integrarse a la visión-del-mundo la función de continente tanto del self como de
los objetos, el individuo es capaz de percibir el tiempo de manera más oscilatoria, aunque
no logra alcanzar su cénit de desarrollo debido a la omnipotencia y el narcisismo que
aparecen también como logro al evidenciarse una separación de los objetos externos. Esta
omnipotencia, a su vez, es la encargada de iniciar el funcionamiento de identificación
proyectiva; se busca un control casi dictatorial de los objetos (tanto internos como externos)
Efectos del abandono y aislamiento familiar transitorio en el funcionamiento grupal y psíquico de dos grupos de mujeres
57
que le permita al individuo satisfacer sus necesidades. Sin embargo, al ser el ataque hacia el
otro la vía de relación con el mundo, no se logrará paliar en totalidad las necesidades, lo
cual lo lleva hacia el dolor psíquico.
La tetradimensionalidad es el momento en que se termina la relación omnipotente
con los objetos. El control del objeto se acaba y se le da libertad de existencia al sí mismo y
a los objetos, diferenciados entre sí.
Meltzer considera que sólo con la renuncia de la identificación proyectiva el
individuo será capaz de dar el paso definitivo hacia el desarrollo: la tetradimensionalidad.
Sin embargo, como ya se dijo anteriormente, el autor aclara que esta renuncia no será total,
puesto que este mecanismo va a seguirse presentando a través de la vida y las experiencias
de cada individuo:
Es solamente una vez que se ha montado la lucha contra el narcisismo y ha
disminuido la omnipotencia que imponen la intrusión y el control sobre los objetos
buenos en los mundos interno y externo, que quede comenzar la formación de un
mundo tetradimensional. […] al surgir trae la visión del desarrollo como una
posibilidad. Donde la envidia y los celos no podían hallar otro alivio que la
afirmación de la voluntad del individuo (1979, p. 200)
Para lograr lo anterior, se debe entonces dar paso al empleo de la identificación
introyectiva, que “[…] eleva la vida mental fuera de la esfera del narcisismo en específica
conexión con la tetradimensionalidad” (1979, p. 201).
llí las cualidades del objeto no son
objeto de envidia, de robo, sino que son tomadas como cualidades que bien vale la pena
emular. No necesito quitarle nada al objeto, solamente admirarla y pensar que con esfuerzo
puedo llegar a adquirir esa cualidad valorada.
Al estar sumergido el hombre en la convivencia en sociedad, y dada la importancia
que tuvo la visión grupal para la realización de este proyecto de grado, se hace inexcusable
profundizar algunas de las teorías que nutren el pensamiento psicoanalítico de grupos y que
Efectos del abandono y aislamiento familiar transitorio en el funcionamiento grupal y psíquico de dos grupos de mujeres
58
aportan mayor claridad y entendimiento a los términos ya revisados desde una mirada
individual, ampliando asimismo su aplicabilidad; ya que al sumar elementos al
funcionamiento del aparato psíquico es posible pensarlo dentro de las vicisitudes de un
grupo.
Entre esos elementos a incorporar se encuentran los grupos de supuesto básico y el
grupo de trabajo, los cuales fueron postulados por Bion (1980) y retomados por Meltzer
(1990) como instrumentos inherentes al aparato mental para que el individuo pueda hacer
parte de los grupos. Los autores afirman que al estar las relaciones establecidas desde un
nivel protomental, las reacciones emocionales y físicas se tornan indiferenciables dentro de
los grupos de supuesto básico, dificultando la capacidad de pensamiento dentro de estos.
Bion (1980) afirma que todo grupo de supuesto básico, sin importar sus particularidades,
tiene un líder claro:
Todos los supuestos básicos incluyen la existencia de un líder, aunque, como lo he
dicho, en el grupo apareado el líder sea no-existente, es decir, no haya nacido. Este
líder no necesita identificarse con ningún individuo del grupo; no necesita en
absoluto ser una persona, sino que puede estar identificado también con una idea o
un objeto inanimado (p. 125).
El tiempo es otra dimensión que es imposible de percibir o reconocer para un
individuo dentro de un supuesto básico, distorsionando las acciones que requieran
temporalidad: “[…] todas las actividades que reclaman conciencia del tiempo son captadas
imperfectamente y tienden a provocar sentimientos de persecución” (Bion, p. 129). Se
puede deducir además que, al no haber percepción de tiempo, se distorsiona también la
capacidad de desarrollo o proceso evolutivo.
Este tipo de características facilita su formación, ya que “participar en una
actividad de supuesto básico no requiere entrenamiento, experiencia ni madurez mental. Es
instantáneo, inevitable e instintivo” (Bion, 1980. p. 124). Según Meltzer:
Efectos del abandono y aislamiento familiar transitorio en el funcionamiento grupal y psíquico de dos grupos de mujeres
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[…] puede surgir en cualquier momento en que estén presentes dos o más personas.
Puede tener miembros ausentes que son tan importantes como los presentes y su
modo de funcionamiento es a través de un acuerdo común inconsciente dentro del
mito que es su Supuesto Básico (1990, p. 30).
A diferencia de los anteriores, el grupo de trabajo debe ser formado a partir de
funciones reflexivas por parte de sus miembros, así como de tiempo (o capacidad de espera,
tolerancia a la frustración) y capacidad de comunicación entre estos. Este tipo de grupos,
por lo tanto, debe reunir cualidades que no se alcanzan fácilmente:
[…] todo grupo se reúne para hacer algo; cada miembro coopera en dicha actividad
de acuerdo con sus capacidades individuales. Esta cooperación es voluntaria y
depende del grado de habilidad sofisticada que el individuo posea. Sólo pueden
participar en tal actividad los individuos que tienen años de entrenamiento y una
capacidad para la experiencia que les ha permitido evolucionar mentalmente. […]
sus métodos son racionales y, en consecuencia, aunque sea de forma embrionaria,
científicos (Bion, 1980. p 117).
Estos funcionamientos grupales, al igual que la mayoría de conceptos propuestos en
la línea de pensamiento Freud-Klein-Bion-Meltzer, no son estados inamovibles sino
fenómenos transitorios que dependen de las capacidades de los individuos que integran los
grupos. Asimismo, los tres grupos de supuesto básico tienen entre sí cierta secuencia que
permite pensarlos como un proceso que está dominado por un mito inconsciente propio de
la historia de cada comunidad, familia o grupo (Meltzer, 1990). Estos tres grupos cuentan
cada uno con singularidades que entraremos a especificar:
El Supuesto básico de Dependencia nos enseña cómo el grupo enviste a un líder
de responsabilidades como el pensamiento y la planificación con el fin de generar en los
miembros del grupo una falsa sensación de paz y magnanimidad que les aleje la percepción
de violencia y maldad. El líder, sin embargo, sólo cumple el papel representativo de
sabiduría y competencia, pues es incapaz de ejecutar las funciones que el grupo espera de
él.
Efectos del abandono y aislamiento familiar transitorio en el funcionamiento grupal y psíquico de dos grupos de mujeres
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El grupo de Supuesto básico de Lucha y Fuga, por su parte, tiene a la violencia
como elemento central, ya que es vista como la única vía certera al triunfo. De esta manera
es entendible que el líder de este tipo de grupos sea el individuo más violento (que no el
más fuerte). La distorsión de tiempo se combina con la incapacidad de pensar, lo cual
genera la primacía de la acción sobre la reflexión. El pesimismo es otro elemento que se
presenta en este tipo de grupos, lo cual lleva a que al no poder imaginar una victoria ante
otros grupos o individuos, se busque huir ante la posibilidad de retaliación.
Por último, el Supuesto básico de Apareamiento vive en una constante espera de
su líder, el cual está ausente pero igualmente adorado por un ideal mesiánico. En estos
grupos la atmósfera de sexualidad cumple una función central, llegando a vivenciarse
incluso como un producto. Además, la persecución incrementa sus niveles, al punto de
llevar al grupo a aislarse de las “inmoralidades” que el resto del mundo puede contagiarles.
El resultado de este aislamiento es un sentimiento de autosuficiencia, que no obstante puede
ocasionar la pérdida de los miembros del grupo, y llevarlos nuevamente a un
funcionamiento de supuesto básico de lucha y fuga.
En este punto cabe además señalar que la familia ocupa un lugar singular dentro de
la teoría de grupos propuesta por los dos autores, ya que en ésta se evidencian
funcionamientos que pueden ser el origen de los mitos fundadores de los posteriores grupos
que puedan formar sus miembros. Meltzer (1990) afirma que, aunque no es totalmente
claro el origen y organización de algunos funcionamientos grupales como lo son los
supuestos básicos, hay dos factores dentro de la estructura familiar que, al actuar en
conjunto, posibilitan su establecimiento: un impasse en la organización familiar, y la
influencia de la confusión de un miembro de ésta hacia los demás integrantes.
Efectos del abandono y aislamiento familiar transitorio en el funcionamiento grupal y psíquico de dos grupos de mujeres
61
Meltzer (1990) además postula cinco categorías de organización familiar: la familia
conyugal, matriarcal, patriarcal, familia-pandilla y familia invertida. De igual manera, el
autor plantea 8 funciones que establecerán los tipos de relaciones que se generen dentro de
cada uno de estas categorías de familia: Generar amor, promulgar odio, promover
esperanza, sembrar desesperanza, contener el dolor depresivo, emanar angustia
persecutoria, crear confusión y pensar.
La Familia Conyugal, se espera que sea presidida por una pareja (no tiene que ser
los padres), en esta combinación desempeñaran las funciones de generar amor, promover
esperanza, contener dolor depresivo y pensar. En consecuencia, los otros miembros
dependerán de ellos para poder introyectar estas funciones, lo que lleva a que haya
modulación del dolor mental a un nivel consonante con el crecimiento (Meltzer, 1990, p:
37).
Familia Matriarcal, en este tipo de familia la función paterna es débil o nula (ya
sea por fallecimiento, ausencia o insuficiencia) y en algunos casos es delegada a los
abuelos. En esta configuración la madre puede desarrollar aspectos anti-masculinos
acompañados de agresividad y hostilidad lo que puede llevar a una pandilla de chicas de
tipo delincuente. Sin embargo, este tipo de familia no siempre tiene que estar acompañada
de agresividad, por el contrario debido a las condiciones que reflejan y una actitud de
optimismo y vitalidad, es fácil que caigan en supuesto básico de dependencia con la
comunidad, no de manera parasitaria, sino por supuestos de benevolencia y generosidad,
especialmente de figuras masculinas con autoridad (gerentes de bancos, asistentes sociales,
ministros, médicos y abogados), esto debido a que muestran una imagen atractiva y tienen a
recibir apoyo rápidamente.
Efectos del abandono y aislamiento familiar transitorio en el funcionamiento grupal y psíquico de dos grupos de mujeres
62
En este tipo de familia, la atmosfera de la casa tiende apoyarse en la disciplina por
la culpa e ideas moralistas, y los criterios son diferentes del indicador de crecimiento de la
familia conyugal. Además, en esta configuración es poco frecuente poder llevar acabo las
cuatro funciones introyectivas (generar amor, promover esperanza, contener la depresión y
pensar), estas funciones tienen a ser puestas en el afuera, en otras personas.
Familia patriarcal, en esta familia la figura paterna es muy dominante y la materna
esta incapacitada o ausente (depresión, alcoholismo, enfermedades físicas). Sin embargo,
Meltzer (1990) aclara que también puede darse un paternalismo suave que llega a una
configuración familiar parecida a la matriarcal o si existe un carácter bisexual por parte del
padre esta puede acercarse a la familia conyugal. Pero si el patriarcado es agresivo,
impuesto y grandioso, la disciplina es muy rígida (palizas, regaños intimidatorios y
punitivos) tanto para los varones como para las niñas, si la figura materna deserto esta
tiende a ser suplida por alguna hermana mayor, o la madre anciana del padre.
En este tipo de familia surge un sistema feudal con el control económico, del cual
los adolescentes tienen a huir rápidamente y pero las chicas tienden a ser mantenidas en una
sumisión masoquista cuasi-sexual hasta los 20 años. Debido a las características
disciplinarias que ejerce el padre en la familia, los distintivos femeninos como la ternura es
signo de debilidad y la mentira es considerada el peor de los crímenes (puede llevar a una
atmosfera paranoide).
La relación con la comunidad es de orgullosa independencia y de dependencia no
reconocido, ya que el padre no logro reconocer los cuidados que los hijos buscan y reciben
en vecinos, profesores, etc. En consecuencia la función de generar amor puede ser puesta
en otras personas como los abuelo o alguna figura cercanas, sin embargo si el padre tiene
Efectos del abandono y aislamiento familiar transitorio en el funcionamiento grupal y psíquico de dos grupos de mujeres
63
una formación adecuada puede llevar a cabo algunas funciones introyectivas como
promover esperanza, contener el dolor depresivo o pensar.
Familia pandilla, cuando el carácter de la persona dominante mantiene un precario
equilibrio entre la madurez y la pseudo-madurez, ya sea en el matriarcado o patriarcado,
estas familias pueden caer fácilmente en el estado más narcisista de la formación de la
pandilla. Sin embargo también puede darse cuando una o ambas figuras paternales están
impulsadas por identificaciones negativas, por lo tanto, desarrollaron una independencia
temprana de los padres a los que consideran inadecuados, malos o equivocados en sus
métodos de crianza, en consecuencia, estos padres basan sus metodologías con elementos
intelectuales lo que deja poca cabida a la emoción, comprensión o sensibilidad.
Por lo tanto la funciones introyectivas tienden a ser simuladas más que ejecutadas,
lo que genera que no se den funciones genuinas, cada una pasa a ser reemplazadas, por
ejemplo: el generar amor es sustituido por seducción, mimos e indulgencia, el optimismo
por alegría maniaca que niega el dolor depresivo y pensar se convierte en slogans, clichés,
dogmas (elementos superficiales).
Referente a la relación de la familia con la comunidad, esta puede ser ambigua
puesto que es desafiante, al mismo tiempo deseosa de aceptación y orgullosa, por lo tanto,
es propensa a no reconocer su dependencia de la comunidad, sino que adopta una actitud
delincuente de pillaje de desperdicios respecto ayudas y servicios potencialmente
disponibles. Debido a lo anterior este tipo de familia puede dejarse seducir por lo excitante
del sistema delincuencial lo que puede llevar a convertirse en grupo de supuesto básico de
Ataque-y-fuga.
Por último, familia invertida se considera una caricatura hostil de la vida familiar,
puede surgir cuando una o ambas figuras parentales son psicóticas o están dominadas por la
Efectos del abandono y aislamiento familiar transitorio en el funcionamiento grupal y psíquico de dos grupos de mujeres
64
perversión sexual o tendencias criminales. La relación con la comunidad es desafiante y sus
valores son invertidos. Los integrantes de este tipo de familia rara vez se capacitan, por lo
tanto su economía es precaria y con tendencia a lo ilegal, en consecuencia, las funciones
introyectivas de pensar y planificar son casi nulas, por lo tanto, el comportamiento tiende a
ser desenfrenado lo que les genera dolor mental (casi totalmente persecutorio).
En esta configuración familiar predomina la ley del más fuerte, lo que fomenta la
confusión, rivalidad, desconfianza y aumenta la angustia persecutoria. En consecuencia el
funcionamiento y los roles familiares son una parodia y las funciones migran sin orden,
este caos puede llevar a que la familia se desplace hacia un supuesto básico de
apareamiento, sobre todo si la comunidad reacciona en oposición a su comportamiento.
CAPITULO III. RESULTADOS DE LA INVESTIGACIÓN
La presentación de los resultados tuvo en cuenta el objetivo general de este trabajo
que consistía en comparar el funcionamiento mental presentes en los resultados grupales e
individuales de los niños del estudio de Trevisi y Muñoz (2012) con el de las niñas de
Calderón y Muñoz (2014). Comenzamos con la descripción y análisis del funcionamiento
grupal, dividido en dos partes: el de las niñas alejadas de sus familias y el de niñas las
abandonadas, seguido de la comparación entre los dos grupos de las niñas y finalmente de
los grupos de Trevisi-Muñoz y Calderón-Muñoz. Enseguida presentamos el funcionamiento
individual dividido igualmente en el funcionamiento psíquico de las cinco niñas alejadas de
sus familias y el de las cuatro niñas abandonadas. Los resultados específicos se presentaron
en el siguiente orden para cada grupo: 1) descripción del funcionamiento grupal (niñas y
terapeuta) en los cuatro momentos, con reflexiones teórico-clínicas parciales a lo largo de la
Efectos del abandono y aislamiento familiar transitorio en el funcionamiento grupal y psíquico de dos grupos de mujeres
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presentación y una breve reflexión final sobre la evolución del grupo. En cada uno los
momentos y sus sesiones destacamos las relaciones de las niñas con las actividades, con las
compañeras, con la terapeuta, además de destacar sus vivencias en el grupo. En las
descripciones del funcionamiento individual, resaltamos las relaciones de cada una de las
niñas con los miembros de su familia y con los de la institución, donde era posible observar
la cualidad de los objetos y del sí mismo así como sus relaciones. Después recogimos sus
opiniones sobre el abandono, el maltrato y los procesos de reintegro y de adopción.
Enseguida se describieron las relaciones en la escuela y con sus amigos, así como las
relaciones con los miembros de grupo terapéutico (compañeras y terapeuta), donde de
nuevo y de manera transferencial se hacían manifiestas las relaciones con los objetos
externos. Para terminar destacamos dos estados mentales: apatía y aburrimiento,
entusiasmo y diversión, que surgían con frecuencia en las niñas de los dos grupos.
Finalmente describimos los deseos que se expresaron en varias sesiones y con relación a
varias actividades, así como los sueños que algunas niñas narraron y finalmente los dibujos
que surgieron en algunas de las actividades: familia, encuentro en el parque, collage,
retrato. Los estados mentales individuales se dedujeron las palabras de las niñas dichas en
sesión, de sus breves historias, de sus comportamientos y reacciones frente a los otros. Esta
descripción fenomenológica se acompañaba de breves comentarios que hacían referencia a
conceptos provenientes del marco teórico y a breves menciones sobre el logro de ciertos
objetivos propuestos. Al finalizar la descripción del funcionamiento grupal de cada grupo y
el funcionamiento individual de cada niña se hicieron algunas reflexiones teóricas generales
que permitían comprender los hallazgos y las dificultades que se presentaron a lo largo del
proceso.
Efectos del abandono y aislamiento familiar transitorio en el funcionamiento grupal y psíquico de dos grupos de mujeres
66
Para la presentación de cada uno de los casos individuales de los dos grupos
utilizamos las breves historias sobre cada una de de las niñas que estaba registradas en los
papeles de la institución y que nos pareció importante conservar como la primera imagen
que de ellas se hace el ICBF y que trasmite a las instituciones donde son referidas las niñas.
A lo largo de cada una de las historias pusimos las voces de las niñas en bastardilla
y entre comillas y la voz de la terapeuta y la supervisora en texto normal. Por tratarse de
una construcción narrativa compartida entre lo que piensa la terapeuta, la supervisora y lo
que dicen las niñas, dejamos el texto en espacio sencillo. La historia inicial de cada caso va
en doble espacio, al igual que las reflexiones parciales sobre su funcionar particular y las
finales donde se resalta la evolución de cada una de las participantes.
A. Resultados Grupales
1. Grupo de niñas alejadas de sus familias (“grupo de paso”)
Fueron cinco las niñas que participaron en el grupo de niñas alejadas de sus
familias: Tere, Kelly (las grandes) Ana, Diana y Jenny (las chiquitas). Muchas veces las
veíamos moverse en la misma dirección: aburrimiento, descontrol, desesperación,
desesperanza, desolación por encontrarse encerradas, en contra de su voluntad. Vivían en
un ambiente institucional, con niñas y jóvenes de edades y condiciones similares, en el que
se sentían dominadas, reprimidas, irrespetadas no solo por los adultos sino por ellas mismas
que, con sus explosiones de rabia desbordadas, arrasaban con lo que encontraban a su
paso, pero que cuando estaban bajo estados de desinterés parecían muertas en vida que no
tenían nada que decir , ni nada para hacer, como si no valiera la pena expresar nada,
porque, en ese momento estaban inmensamente solas y desoladas.
Efectos del abandono y aislamiento familiar transitorio en el funcionamiento grupal y psíquico de dos grupos de mujeres
67
La terapeuta se encontraba presionada cuando no lograba movilizarlas en sesión, y
otras veces angustiada cuando las veía moverse en direcciones un poco agresivas que no
sabía cómo transformar. Su propio estado de ánimo se convertía en objeto de observación
para la terapeuta lo que solía paralizarla y otras veces se movía y reaccionaba de manera
un poco descontrolada porque se sentía observada no solo por la institución sino por tener
que llevar a cabo un trabajo que no veía muy bien cómo evolucionaba.
a. Primer momento
Primera sesión (Dibujo sobre la familia en plastilina) Los primeros encuentros
generaron en la terapeuta un poco más de angustia y ansiedad que en las mismas niñas. En
consecuencia en muchos momentos la terapeuta no supo cómo intervenir ni que decir, solo
intentaba trabajar en la aceptación y adaptación del grupo, para que este, pudieran estar en
ese espacio terapéutico sin miedo a ser atacadas. Desde ese momento se percibió un
ambiente institucional persecutorio. El grupo se centró en sus temores, más en su
interacción.
Ana hacía muchas preguntas referentes a si alguien se iba a enterar de lo que
sucedía en el encuentro o si la terapeuta pertenecía a Bienestar. Al inicio de la sesión
cuando solo estaban las dos pequeñas y la terapeuta, Ana fue quien tuvo la iniciativa de
empezar a indagar y hacer preguntas sobre ella, esto fue a los 10 minutos de haber
empezado. Con la llegada de Kelly y Tere, este papel pasó a Kelly. Esa curiosidad hacia la
terapeuta desde el inicio, esos deseos por conocerla, escondían la desconfianza y la
necesidad de asegurase de quién era ella; querían descubrir a quien le iban a contar sus
experiencias, sí era alguien confiable, les era importante asegurarse de que la terapeuta no
era un funcionario más del bienestar, ni tampoco alguien que tuviera el poder para
recluirlas por más tiempo en la institución y retardar su reintegro familiar.
A pesar de la desconfianza, a las niñas del “grupo de paso” no les costó trabajo
realizar la actividad, se veían muy empáticas con el trabajo era una más de las actividades
que tenían que realizar en el refugio. El grupo no tenía afán de terminar la actividad, las
niñas se sentían cómodas. Solo Ana comentó que no le gustaba dibujar y el resto del grupo
le decía “hágalo, no moleste”. Las que terminaron el dibujo rápido lograron hablar de sus
experiencias en familia, las que se demoraron no tuvieron tiempo de compartir sus
vivencias Diana no logró hablar de lo que le había pasado. Kelly explicó quién era quién en
la familia. Tere no comentó nada.
Ese día la terapeuta respondió todas sus preguntas, puesto que pensó que tal vez era
necesario que la conocieran y de esta manera reducir la desconfianza. Ellas sentían que
había un contacto frio y distante con los psicólogos del centro, y varias mostraron una
actitud de fastidio ante la posibilidad de que una de las psicólogas viera su trabajo, puesto
que estábamos en su consultorio y ella podía entrar y verlos. El grupo daba a entender que
había mucha chismografía en la institución sobre el comportamiento y las actitudes de las
Efectos del abandono y aislamiento familiar transitorio en el funcionamiento grupal y psíquico de dos grupos de mujeres
68
chicas de parte de los psicólogos. Temían que lo que me dijeran fuera a parar a esa
corriente peligrosa de la que no lograban defenderse. Todo el ambiente se sentía peligroso,
porque el poder estaba en los adultos.
Con este grupo la terapeuta experimentó las inquietudes típicas al iniciarse un
proceso terapéutico de esta índole. No sabía bien como dirigirse a ellas: “bueno chicas (no
sé si sea correcto llamarlas de esa manera) como les dijo Ruth yo me llamo María
Alejandra y ahora en adelante todos los martes trabajaremos juntas, ¿Me recuerdan sus
nombres?” La terapeuta se concentró en buscar la aceptación y la adaptación del grupo al
espacio terapéutico y en crear una atmósfera de confianza. Sin embargo, la curiosidad que
las niñas mostraron hacia la terapeuta, incrementó su angustia: “¿sienten mucha curiosidad
por saber de mí?”, “se sentirían mejor si les digo ¿Quién soy?”. La terapeuta decidió
responder a la desconfianza asegurándoles de manera racional que no era un apersona
peligrosa: “segura, yo no voy hacer evoluciones, ni nada, esto quedara entre nosotras”,
“tengo 24 años”.
Vimos en supervisión cómo, con la llegada de las chicas grandes, se rompió la
dinámica que se venía dando. Las chiquitas se silenciaron y la terapeuta se volvió muy
normativa y crítica hacia su propio comportamiento, como si sintiera que fallaba mucho. Se
miraba a sí misma negativamente sin considerar lo que estaba sucediendo en el grupo.
Criticaba el dar demasiadas respuestas o hacer demasiadas preguntas. Lo que no podía
discriminar era si algunas de ellas eran legítimas y si algunas no eran sino la expresión de
su angustia frente a la nueva experiencia. Las grandes eran peligrosas para las chiquitas, los
psicólogos para los niños.
Segunda sesión (Encuentro de las familias en el parque). En este encuentro las
niñas se mostraron incómodas mientras se realizaba la actividad en el espacio por fuera de
la institución. La presencia de niños de otro colegio y el paso constante de funcionarios de
la institución las hizo estar muy prevenidas y afectó su manera de actuar y de sentirse. El
peligro surgía ahora en el afuera, pero continuaba estando en la institución. Esta era vivida
como una cárcel con reglas sin sentido, donde la protección era igual al ahogo y pérdida de
libertad.
Durante la actividad se instauró la burla y la crítica, por parte de Tere y Jenny que
decidieron no participar y atacaron todo el tiempo el trabajo de sus compañeras. La
terapeuta sólo se dio cuenta de lo sucedido al hacer el protocolo. Por esta razón no logró
detener la situación o mostrárselos en sesión. Estas niñas usaban la burla y la crítica como
una defensa ante su propia ansiedad persecutoria frente a quienes se podían convertir en
espías de su trabajo. Los temores propios se pueden convertir en ataques a los otros.
En la sesión la terapeuta, aunque seguía nerviosa, intentó que el ambiente fuera
tranquilo y les informó que no estaban obligadas a hacer las actividades: “bueno está bien
si no quiere dibujar no hay problema, no se trata de obligar a nadie”, “puedes hacerlo
como tú quieras”.
En supervisión comentamos que para Jenny, a medida que la familia se alejaba
como opción de regreso y reencuentro, la desesperanza se instauraba en términos similares
a los de la ausencia de la familia que abandona y no logra proteger. También reflexionamos
sobre la desconfianza que se generaba frente a un confinamiento forzado, donde las mismas
niñas no sabían cuál era su culpabilidad, pero temían, todo el tiempo, que cualquier
comentario pudiera ser usado en su contra para retardar el reintegro familiar. El sentimiento
de encarcelamiento institución era compartido por las participantes del “grupo permanente”
Efectos del abandono y aislamiento familiar transitorio en el funcionamiento grupal y psíquico de dos grupos de mujeres
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de niñas abandonadas, quienes también se quejaban del permanente uso de las reglas por
parte de coordinadoras y funcionarios de la institución para controlarlas. Por último, cuando
se acabó la sesión y la terapeuta habló aparte con Jenny, la sintió muy triste y
desesperanzada.
Tercera sesión (Collage alrededor de las personas que les han hecho daño). Las
niñas aceptaron con agrado la actividad. Kelly era quien lideraba el grupo y lo movilizaba
si las niñas estaban desanimadas. Era una niña que, a pesar de ser ruda, acompañaba con
alegría y entusiasmo al grupo. Las niñas pequeñas cambiaban el comportamiento con la
llegada de Kelly, se volvían más activas y menos tímidas. Aparecía un cambio en la mirada
hacia Kelly quien pasaba a convertirse en un objeto generador de entusiasmo y parecía ser
una niña capaz de generar amor, promover esperanza, y reducir las ansiedades
persecutorias.
Con la actividad del collage se esperaba que ellas pudieran crear un panorama
donde se hicieran presentes las personas o familiares hacia las cuales ellas sentían rabia.
Kelly decidió poner a quienes ella “quería” porque sentía que no valía la pena poner a las
personas que ella sentía que la habían lastimado; esta posición la adoptó el resto de las
niñas pero combinando “a quienes querían con quienes no querían”. El sentimiento que
predominó en la sesión fue la rabia hacia el Bienestar, todas concordaron en que a las
figuras a las que les tenían rabia era a las de la institución, ninguna mencionó integrantes de
su familia o amigos, solamente a las trabajadoras sociales y a las comisarias.
Otro tema importante que apareció en la sesión fue “el reintegro” pues Tere volvía
a casa ese día. Esta situación produjo una atmósfera de tristeza y resignación entre las otras
niñas, sobre todo en Ana, quien debía tener reingreso pronto pero, por la evasión del
hermano, este se retrasó hasta el 4 de enero; al parecer Ana también era muy cercana a
Tere, pues sentía que perdía a alguien muy cercano.
A Tere, quien volvía a casa, también se le veía muy triste, callada y pensativa. Se
intentó motivarla para que hablara y se despidiera del grupo pero seguía callada, esto llevó
a que fuera el grupo quien se despidiera de ella. El grupo pudo comenzar a hablar de los
sentimientos que despertaba el reintegro, los cuales eran ambivalentes: les dolía que su
compañera se fuera, pero, al mismo tiempo, se alegraban, porque por lo menos una de ellas
podía volver a donde su familia. También se despertó la angustia de nunca volver a casa y
la ansiedad de que ojalá llegara pronto el momento de salir del refugio. En sus mentes
estaba la idea general de “borrar todo lo vivido en la institución” a través del Facebook;
como si borrar todos los contactos de la red social relacionados con la institución, fuera
igual a borrarlos de su mente. Tal vez estas niñas tenían la tendencia a negar las situaciones
desagradables vividas.
Facebook, era un medio de comunicación muy importante en la vida de estas niñas;
era el único contacto con el mundo externo, con sus amigos, con sus antiguos compañeros
de colegio, con familiares. Kelly relacionaba Facebook con un espacio para poner sus
pensamientos. La terapeuta era vista, al igual que el Facebook, como un contacto con el
mundo externo, como alguien que “las podía sacar de ahí”. Por eso ellas, en esta sesión, le
solicitaban que pidiera permiso para llevarlas a algún lugar a conocer, y que fuera solo a
ellas a quienes las llevara. Tal vez era una cierta forma de decirme que ellas podían hacer
un grupo especial ella, pero por fuera de la institución. Surgía la idea de un espacio de
relación no peligrosa con la terapeuta pero por fuera de la institución.
Efectos del abandono y aislamiento familiar transitorio en el funcionamiento grupal y psíquico de dos grupos de mujeres
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En supervisión se comentó cómo en este grupo se reconocían las pérdidas, las
ausencias, igualmente se quería borrar todo el pasado que las conectara con una situación
de encierro que sentían como castigo y como estigma. Ellas no se sentían de ahí, habían
sido traídas a la fuerza y muchas veces sin saber por qué. Además no sabían con claridad
cuando iban a regresar junto a sus familias.
Cuarta sesión (Dramatización sobre la vida en la institución). A diferencia de las
otras actividades, la actividad sobre la institución no la aceptaron las niñas con facilidad, se
mostraron reacias y a la hora de desarrollarla lo hicieron de manera mecánica, como
“cumpliendo un requisito”. Tal vez habían ya hablado mucho sobre la institución. Por el
contrario, el regreso a la familia era el tema que les preocupaba más en ese momento.
En este encuentro las niñas empezaron a burlarse de la terapeuta y esta respondió:
“ah, me estás diciendo que me veo despelucada”, “es que mi pelo es un poco rebelde por
lo grueso, pero es eso”. Lo sucedido no había sido tomado por ella como un ataque sino
como un chiste tolerable.
Con la partida de Tere la dinámica del grupo cambió: la líder ya no era Kelly sino
Ana y por momentos se formaba un subgrupo conformado por Ana, Jenny y Diana (las
pequeñas) y Kelly quedaba sola e intentaba aliarse con la terapeuta, la miraba y se reía
como buscando una compañera de grupo. A pesar de que se hizo este señalamiento, por
momentos Ana y sus compañeras empezaban a escribirse en un idioma que ellas estaban
creando, o hacían comentarios en donde solo decían partes que ellas entendían,
definitivamente querían excluir a Kelly y a la terapeuta, tal vez vengándose de su exclusión
inicial. Las pequeñas salían de la dominación y rechazaban al antiguo líder que había
perdido su fuerza con la salida de Tere.
Ana siempre mostró una actitud de jartera, de desagrado frente la actividad y el
espacio. Jenny lideró la actividad y fue la que más trabajó y aportó ideas, pero la dinámica
grupal la regía Ana. En esta sesión no se evidenciaron del todo los sentimientos negativos
hacia la institución, tal vez porque dos niñas del grupo pronto reingresarían a su casa.
Jenny, por el contrario, comentó que había elementos positivos en la institución y Ana
reconoció una figura positiva en la institución.
En esta sesión, la terapeuta se molestó con la nueva dinámica del grupo, consideró
que Ana era un líder que podía llegar a estancar las actividades, pues lograba que ninguna
hiciera nada, o que la actividad se volviera simple y mecánica. Ana quería que la
dramatización se hiciera desde sentadas, no aportaba ideas a la actividad, y cerraba el grupo
apoyándose en Jenny y Diana.
Rosi: Profe, profe, Luci de orino en la cama
Ludibia: le dice a Luci que “queda sin actividades y que se vaya a orinar al baño”
Luci: Le contesta a Ludibia y las personas le pegan
Ruth: Regaña clara porque Luci se orino “¿usted porque no está pendiente de la niña?”
Clara: no doy, es que la niña ya se me sale de las manos deberían llevársela.
Luci: de malas, de malas
Surgía la rebeldía de las pequeñas y la desesperación de la terapeuta por haber
perdido el control del grupo. En ese momento se creaba un subgrupo con características de
pandilla de chicas, pero con orientación destructiva, que finalmente rechazaba a las grandes
Efectos del abandono y aislamiento familiar transitorio en el funcionamiento grupal y psíquico de dos grupos de mujeres
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y quería eliminarlas. Se daban las condiciones para crear un grupo de supuesto básico de
lucha, el de las chiquitas, un individuo en fuga (Kelly) y otro el retaliación (la terapeuta)
b. Segundo momento
Quinta sesión (Cuento sobre su vida o carta a un ser querido). Las niñas seguían
prevenidas, no querían que nadie supiera lo que de verdad sentían y pensaban. La dinámica
del grupo en esta sesión, fue la del silencio. Ana no pudo hacer nada y se quejó de dolores
corporales durante el encuentro. Jenny, se sintió muy expuesta en esta sesión, y tuvo que
salirse a llorar, pues no toleraba que los demás la vieran mal. Jenny era una niña con una
actitud muy ruda, al igual que Kelly, sólo que esta última sí se permitía conectarse con sus
emociones de cariño, y pudo escribir su carta tranquila y hablar sobre su vida. Sentí que la
actitud ruda las protegía de la intrusión de los demás como si atacara de entrada para que
nadie pudiera llegar a sus verdaderos sentimientos y deseos. Diana parecía que estaba
haciendo la actividad de manera mecánica, sin conectarse con lo que escribía. Al final
terminó perdida en sus pensamientos, y habló muy poco, solo mencionaba que “era difícil
recordar”. Como si su única opción fuera aplanar su mente para defenderse del supuesto
objeto agresor (Muñoz, 1997) Al final cuando habló a solas con Ana, esta intentó tener
contacto físico con la terapeuta (buscando un abrazo), pero hubo dificultades por parte de
la terapeuta para recibírselo.
La terapeuta intentaba crear un ambiente receptivo y continente pero esto era muy
difícil, las niñas mostraban una gran desconfianza y una clara negativa a hablar de sus
experiencias personales: “bueno niñas yo pensé en esta actividad pensando en lo mucho
que les cuesta desahogarse aquí”,” si las ven tristes piensan que es por drogas, me
cuentan que sienten que sus compañeras son chismosas y no se interesan realmente por sus
cosas y por eso prefieren guardárselas. Por eso nuevamente les repito, este es un espacio
para desahogare, para que intenten expresar todo eso que no pueden decir, o sentir
¿listo?”.
En la sesión cinco (historia personal), fue un encuentro difícil pues ninguna quería
hablar de su vida, ni de sus experiencias personales. La terapeuta trató de que la actividad
no fuera algo impuesto y les dio opciones para que se sintieran más cómodas: “en serio, les
tengo otra opción, ya que la idea es trabajar en sus sentimientos pueden hacer una carta a
alguien que sientan que deben decirles muchas cosas pero no pueden, puede ser a alguien
que le tienen rabia, o que extrañan mucho ¿les parece?”.
En supervisión nos dimos cuenta que aún no sabíamos por qué estas niñas habían
sido alejadas de sus familias, todo parecía indicar que había sido por descuido, desinterés y
abandono de los padres, o por dificultades económicas pero no sabíamos si alguna había
sido objeto de abuso sexual. Lo que sí era claro era que la actitud ruda y el ataque al mundo
que las había atacado dominaban en el grupo y definía la manera de estar en el espacio
terapéutico. No hacer nada de lo que se les proponía era la manera de atacar a la terapeuta y
hacerle sentir que no confiaban en ella. Se sentían entre traidores y su única defensa eran el
silencio y la inactividad como formas de atacarla.
Sexta sesión (Juego de roles víctimas y periodistas). La actividad de esta sesión,
fue aceptada con agrado por Ana y Diana; Kelly y Jenny mostraron de nuevo resistencia a
la actividad y hacían todo lo posible por sabotearla; sobre todo Kelly quien, con su
Efectos del abandono y aislamiento familiar transitorio en el funcionamiento grupal y psíquico de dos grupos de mujeres
72
constante burla hacia sus compañeras, las interrumpía y las desanimaba a participar. Jenny,
por el contrario, mostraba una dificultad para jugar, parecía un adulto torpe en un cuerpo
de niña. Kelly se había mostrado excitada durante varias sesiones, siempre hacía
comentarios referentes a la sexualidad. Fue curioso que la inclusión del tema del aborto por
parte de las niñas, no pudiera desarrollarse bien. En supervisión pensamos que habría que
indagar en la vida de ellas puesto que parecía que en el grupo se hubiera vivido un aborto.
Otro tema importante de la actividad fue el abuso, pareciera que varias niñas del grupo
fueron abusadas, la que más resistencia mostró para hablar del tema fue Ana.
Al hacer de víctima, las niñas hacían comentarios despectivos, solo Ana mostró
preocupación por ella al creer que la historia que se estaba contando era real. Sin embargo,
el hecho de que la terapeuta hiciera de victima ayudó a que durante la actividad se armara
un grupo de trabajo entre Ana y Diana. El sentirse víctimas caían en un funcionar bajo
supuesto básico de ataque o fuga, pero cuando este sentimiento fue ubicado en la terapeuta
pudieron asumir el trabajo.
En esta sesión surgieron nuevamente burlas hacia la terapeuta. Ella había iniciado
el juego de roles haciendo de victima para que las niñas se animaran a hacer una puesta en
escena, pero su relato les generó mucha gracia, y hasta hicieron comentarios despectivos.
Solo Ana logró mostrar preocupación, puesto que llegó a pensar que era verdad lo que la
terapeuta decía: “yo opino que el maltrato es algo muy fuerte, cuando uno como víctima lo
vive uno no sabe cómo debe comportarse ni cómo defenderse, me acuerdo una vez que mi
papá que me persiguió para pegarme y yo me fui corriendo, me escondí en un rio, porque
yo vivía a las afuera de Bogotá, ese rio era muy, muy frio y duré mucho tiempo ahí metida
y luego me quedé con la ropa puesta y cuando llegue a la casa mi papá me encerró y a mí
me dio hipotermia porque no me dejó cambiar”
En supervisión vimos que era claro que el grupo, en general, estaba entrando en un
estado de persecución generalizado que se hacía cada vez más presente y fuerte. Esta
situación fue la que produjo la dificultad, por parte de la terapeuta, para registrar las
observaciones del grupo; surgían pocos elementos, y teníamos la sensación de que se
estaban presentado muchos más fenómenos de los que la terapeuta había podía captar. El
grupo había entrado claramente en un grupo de lucha frente a la terapeuta y ella se
refugiaba en la fuga. Solo la compasión originó la posibilidad de abrirse a pensar e intentar
crear un grupo de trabajo (Ana y Diana), pero la terapeuta en ese momento ya se había
aislado.
Séptima sesión. (Pintando mí retrato) Durante el transcurso de la actividad Ana
estaba incómoda. Diana sí dibujó pero no comentó nada al respecto; hizo un dibujo muy
detallado y con marcadores resaltó partes de su cara, y dibujó la ropa que llevaba puesta ese
día y con mucho cuidado intentó no salirse de las líneas que había hecho con lápiz. Ana fue
muy descuidada al hacer el dibujo. Jenny, tampoco le dio importancia. La ausencia de
Kelly no fue percibida por las niñas; a pesar de haberles preguntado por ella, ellas hicieron
caso omiso, no le dieron importancia.
En esta sesión hubo mucha curiosidad hacia la vida personal de la terapeuta hasta el
punto de esperarla fuera de la institución, para continuar con el interrogatorio. La terapeuta
se puso un poco nerviosa con tantas preguntas e intentó no responderlas, pero fue tan
intensa la presión que terminó haciéndolo. Como si ellas le estuvieran haciendo una
encerrona para lograr obtener alguna información al respecto, de la misma manera que a
ellas se las hacían en la institución. Al final decidió contestar para aclarar quién era ella:
Efectos del abandono y aislamiento familiar transitorio en el funcionamiento grupal y psíquico de dos grupos de mujeres
73
“¿por qué me preguntas eso?”, “sí, Ana yo tengo carro”, “sí, efectivamente mi pareja me
está esperando”. Bajo el supuesto básico de lucha y fuga, la inquisición al enemigo era
parte del funcionamiento grupal. Pero podría tratarse también de construir un retrato
verdadero de la terapeuta, que les permitiera confiar en ella.
Octava sesión. (Juegos grupales en competencia). La actividad fue creada y
aceptada con mucho agrado por parte del grupo. Ana mostró un poco de resistencia al
inicio, pero después participó. La resistencia de Ana ha sido más notoria en las últimas
sesiones. Tal vez se trata de un alejamiento previo al reintegro como el que se observó en
Tere. La terapeuta intentó hablar con ella sobre el reintegro, pero Ana se negó a hablar.
Jenny se había vuelto muy dominante en el grupo y a veces interrumpía a sus
compañeras y expresaba su voluntad la cual terminaba siendo aceptada por el grupo.
Durante el juego de stop Jenny pudo llenar casi sin dificultad la casilla de las emociones, a
diferencia del resto de grupo que muchas veces no sabía que poner. Las emociones que
predominaron en el juego fueron la tristeza y la rabia. Kelly fue la única que mencionó el
amor, sentimiento conectado con la estrecha relación que tenía con su madre.
La terapeuta estuvo más integrada en las actividades del grupo, logró jugar y
divertirse con las niñas, pasando un momento agradable con ellas: “bueno, como les dije
arriba, cada una tendría un número y sería un limón, la gracia del juego es que digamos
adjetivos o emociones como que limón dos debe decir emociones que empiezan por N cosas
así ¿jugamos?”.
Siguieron los movimientos entre grupos de supuesto básico de lucha, de fuga, de
apareamiento, con breves momentos de dependencia en parejas transitorias que se armaban
e iban cambiando a lo largo del tiempo. Las narraciones de la terapeuta sobre lo sucedido
eran cada vez más escuetas. Su incapacidad para narrar en detalle el contenido de lo
sucedido hacía pensar que se sentía marginada y aceptaba ese rechazo, aislándose, y
prestando poca atención a lo que estaba sucediendo.
c. Tercer momento
Novena sesión (Sueños). Debido a las actividades de Navidad y a los prontos
reintegros era difícil reunir al grupo, ya se había presentado un primer aplazamiento en
donde faltó Diana y en esta sesión tampoco estaba Ana. Reacias a los deseos de la
terapeuta, las niñas no querían aplazar por segunda vez la sesión, y la terapeuta accedió a
sus deseos. Una de las niñas introdujo el juego UNO y de nuevo el juego proporcionaba un
momento de diversión en el que todas se conectaron con el juego. Parecía que las niñas no
querían trabajar más; preferían aferrarse a elementos lúdicos antes de entrar a pensar en sus
sentimientos o en sus sueños. Hablar de lo más propio era lo más peligroso que uno se
podía imaginar, pues en su mente cualquier comentario podía retardar el reintegro.
Pareciera que los peligros del encierro de protección se parecen a los de las cárceles. El
silencio es la mejor arma de defensa. Jugar no daña a nadie porque no había nada personal
implicado, pero cualquier información que pudiera tocarlas directamente era mejor
eliminarla. La fuga era la salida a todo lo que tuviera que ver con sus vivencias. El juego
era un escape más, pero por lo menos producía un contacto entre ellas y la terapeuta. Sin
embargo, los subgrupos se mantenían. Jenny y Kelly fueron las más competitivas, y cada
una de ellas se alió con alguien (a manera de ayuda); Jenny con Diana y Kelly con Ana,
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esto reducía el juego a Jenny y Kelly compitiendo. En el juego se utilizaba la palabra
“cancelar” para cambiar la dirección del juego, y de esta manera se eliminaban, cada tanto,
la frustración y la impotencia de las que iban perdiendo. Como si el juego permitiera
“cancelar” el displacer generalizado.
El grupo no aceptó la actividad y predominó el silencio. Diana logró traer un sueño
y compartirlo con el grupo pero esto no movilizó al resto de las niñas. La terapeuta buscó
una razón externa, las vacaciones, y el rechazo a las tareas que les pusieran, para explicarse
este silencio. Debido a la falta de colaboración de las niñas, la terapeuta se empezó a
molestar y se los manifestó al querer aplazar la sesión. Surgió otra parte de la personalidad
de la terapeuta, las niñas se mostraron aburridas y desinteresadas en lo que había planeado
para ese encuentro, por lo que ella puse brava y expresó su deseo de aplazar la sesión:
“miren yo no las puedo obligar; no sé, están aburrida, tal vez porque son vacaciones y no
quieren”, “si quieren aplazamos la sesión ¿listo?”.
Sesión diez (Despedida por Navidad). En esta sesión se despidieron antes las
vacaciones. El tema era libre y la terapeuta, les llevó una torta y el rato fue agradable:
“bueno niñas la sesión de hoy es tema libre, es decir, podemos hablar de lo que queramos,
y por eso y como un modo de despedirnos por este tiempo les traje algo para que comamos
juntas ¿listo?”.
Se puede decir que en general todo se aceptó con agrado, en comparación a la
sesión nueve, las niñas querían estar ahí y colaboraron, Jenny era quien lideraba al grupo
durante toda la sesión. El desorden que se estaba dando afuera en las oficinas, referente a la
novena la cual debían organizar los directivos y los regalos de Navidad, contribuyó a que
las niñas estuvieran desordenadas durante el encuentro, al mismo tiempo que se mostraban
ansiosas y animadas de lo que fuera a pasar hoy.
También la falta de límites por parte de la terapeuta contribuyó al desorden que se
estaba presentando, ya que no las calmaba, por el contrario les permití algunos gritos, ya
que por la euforia hablaban y reían duro. Jenny nuevamente preguntó sobre mi procedencia,
quería asegurarse, como durante todos los encuentros, que yo no fuera parte del bienestar
familiar, es decir, que no fuera su enemiga.
La partida de Ana generó mucha sorpresa entre ellas, esto también contribuyó a las
reacciones exageradas de las niñas, ya que preferían estar así que sentir el dolor de que una
de sus compañeras se iba. Los subgrupos se volvieron a conformar, y Kelly excluida del
círculo que crearon Jenny y Diana. Al tocar el tema de la institución, surgieron ideas y
sentimientos de persecución y ataques, que en este momento se centraron en la
coordinadora, como alguien que había llegado para hacerles la vida peor.
Sesión once (Se habla de lo que pasó en vacaciones). Iniciar trabajo después de las
vacaciones fue difícil, tanto para la institución por la ausencia de algunos de sus
funcionarios, como para la terapeuta y las niñas, quienes en vacaciones preferían hacer
otras actividades. Desde el inicio todo fue entorpecido: encontrar consultorio, poder hablar
con una de las funcionarias, y buscar las llaves para organizarnos. El tema central de este
encuentro fueron las fiestas de navidad y año nuevo. En general las describieron como muy
aburridas, con comida de mal gusto, pues hasta la cárcel comen mejor. También hablaron
de momentos divertidos que tuvieron en esos días como una pijamada que les organizaron.
Surgió el tema de los regalos de Navidad, también predominó la crítica y la insatisfacción
por los regalos. Inclusive se burlaron de la institución puesto que todo lo que recibieron al
Efectos del abandono y aislamiento familiar transitorio en el funcionamiento grupal y psíquico de dos grupos de mujeres
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parecer era donado. En general estas niñas tendían a expresar más los elementos negativos
de lo vivido que los positivos. Como si les costara trabajo recibir lo que la institución les
ofrecía. Estaban tan molestas con la reclusión y la imposibilidad de vivir fuera con sus
familias que recibían con mucho desagradecimiento y rechazo lo que allí les daban. Eran un
continente cerrado que atacaba cualquier contenido que les fuera entregado.
Indagaron sobre lo que la terapeuta había hecho en vacaciones, sobre cómo las
había pasado. La terapeuta les contó algunas cosas, porque le pareció importante compartir
con ellas su experiencia: “bueno yo comí pernil un día con arroz con coco que es un arroz
típico de la costa y el 31 también tamal”.
Sesión doce (Se habla de la defensora y otros miembros de la institución). Este
encuentro fue únicamente con Kelly, debido a que Tere, Ana y Diana ya se habían ido de
reintegro, y a Jenny la habían trasladado a otra institución. En esta sesión Kelly se mostró
desanimada y aburrida de volver a iniciar el proceso; estaba callada, al punto en que el
inicio del encuentro se convirtió en una sesión de preguntas y respuestas forzadas que a
Kelly no le interesaba responder y lo hacía con monosílabos
La terapeuta intentó trabajar y mostrar que la ausencia y la falta de contacto durante
tanto tiempo, había afectado la confianza y empatía de Kelly hacia a ella. Pero este tema
tampoco le interesaba, al igual que el hablar de su defensora, psicólogo o coordinadora.
Kelly respondía mecánicamente, suspiraba y pensaba largamente qué decir. Su opinión en
general era plana, sin fondo emocional, a excepción del momento en que se habló de la
psicóloga, con la cual estaba molesta por retrasar el traslado de su madre. Para Kelly el
tema de su madre era algo que la afectaba mucho puesto llevaban mucho tiempo separadas.
Debido a esta situación, y a la sensación de falta de colaboración por parte de su psicóloga,
aumentó la sensación de aburrimiento y persecución en la institución.
El cambio de la coordinadora de su casa, también la tenía afectada, comentó que
ella estaba acostumbrada a la anterior y le era difícil acomodarse a otra. Los cambios de
planes y rutinas para Kelly parecían afectarla mucho.
d. Cuarto momento
Sesión trece (Sueños a futuro). Kelly se mostró totalmente desmotivada por lo que
la terapeuta intentó despertar su interés de diferentes maneras, y todo terminó con un
exceso de preguntas de la terapeuta, con mucha incomodidad para las dos, en un
intercambio de palabras entrecortado e inútil. Debido al aburrimiento de Kelly, la terapeuta
intentó mostrarle que ese era un espacio para desahogarse y expresarse, sin embargo ella se
mantuvo monosilábica. La terapeuta y Kelly estaban aisladas. Kelly se veía aburrida y
triste, se mostró desmotivada hacia la institución y la escuela. El cambio de colegio, la
afecto, pues ahora hacía parte del programa de consumo de drogas.
Parte de la desmotivación de Kelly en el colegio, se debía a que allí no entendía lo
que le estaban enseñando; venía de una escolaridad llena de baches y se encontró con
materias como algebra que nunca había visto. Este fue el principal detonante para que Kelly
no quisiera regresar al colegio y en consecuencia desertara. Kelly comentó que su sueño a
largo plazo era vivir junto a su madre y hermano, trabajar para ellos y estar todos juntos.
Ese día la terapeuta recalcó que en ese espacio podía desahogarse y expresarse,
Kelly se mantuvo monosilábica, y solo al final cuando se refirió a su traslado de institución
Efectos del abandono y aislamiento familiar transitorio en el funcionamiento grupal y psíquico de dos grupos de mujeres
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habló un poco más. Comentó sobre la posibilidad de que la cambiaran de institución
debido a su deserción del colegio y al consumo de drogas. Esto aumentó en Kelly su
aburrimiento y tristeza pus sentía exacerbada la sensación de incomprensión que vivía en la
institución.
Sesión catorce (armando collares y pulseras). Después de dos meses sin vernos, se
retomó la relación con Jenny y Kelly que se había roto, no solo por las vivencias que habían
tenido de rechazo institucional sino por su propio problema de drogas. Ese día lo que se dio
fue un claro desencuentro. Jenny no reconoció a la terapeuta, y cuando se ubicó de nuevo
mostró su desinterés de seguir en el proceso.
Esa actitud de Kelly empezó a cambiar con el regreso de Jenny. La terapeuta no
tenía que forzar a Kelly para que hablara o hacerle preguntas que no quería responder, sino
que tanto Kelly como Jenny contaron sus vivencias fuera de la institución. En este
encuentro la terapeuta mostró su preocupación por ellas, pos su aislamiento, la droga y la
tristeza, lo cual las hizo sentirse más cómodas y confiadas en el proceso y para poder
continuarlo: “¿Cómo así? ¿Qué paso? Si la última vez que hablamos todo estaba muy bien
con tu hermano, te hablabas con él, esperaban juntos la llamada de tu mamá”, “ojala lo
hagas, es importante que hables con tu mamá”, también me mostré feliz y contenta con
que pudieron ver a sus familiares: “oye que buena noticia la de las dos, ¿Cómo está tu
mama Kelly? Hace rato que no la veías”.
Finalmente, a las dos les gustó la actividad, se veían entusiasmadas haciendo su
pulsera y el collar, pero hubo poco interacción con la terapeuta. Las dos niñas se aislaron
haciendo su propio grupo y hablando de tal manera que casi no podía entender lo que
decían. Un par de veces me comentaron cosas, pero en general hablaron más entre ellas.
A diferencia de las sesiones anteriores, Kelly se veía mucho más cómoda con la
presencia de Jenny, no se aisló, ni se mantuvo callada. Jenny mantuvo su actitud hostil,
pero intentó comentarme cosas que eran importante para ella como el poder ver a su abuela,
lo que indicaba que aun quedaban esbozos de la confianza de ellas hacia la terapeuta. Jenny
no perdió la oportunidad de probarla, preguntándole por Ruth y lo que hablaba con ella. .
Sesión quince (Música y que escriban lo que esta les suscita). En esta sesión, las
niñas pusieron un poco de resistencia cuando escucharon la instrucción de la actividad, pero
luego la aceptaron y disfrutaron. A pesar que hubo muchos inconvenientes técnicos fue útil
porque tanto Kelly como Jenny hablaron y la terapeuta estuvo más tranquila. No se
preocupó tanto por el plan de la actividad, sino porque Kelly y Jenny pasaran un buen rato:
“es que yo había cargado la página en mi casa, y al parecer no me di cuenta que no cargo
nada y aquí no tengo internet, y así no tendremos música, hm, pero espérenme un segundo
a ver si carga de mi celular”.
En esta sesión Jenny se vía más tranquila e integrada, le permitió a la terapeuta
participar de su conversación con Kelly. Fue un grupo donde las tres pudieron expresarse.
Esta fue una de las pocas sesiones donde Jenny no presentó un comportamiento hostil, ni
defensivo, al contrario estaba muy serena y disfrutando el momento. En cuanto a Kelly se
veía como al inicio del proceso, animada, jalonando el trabajo y cumpliendo con la
actividad, en esta sesión la Kelly aburrida empezó a desaparecer.
Ese día la terapeuta logró estar más tranquila. Solucionó los problemas técnicos que
se presentaron sin preocuparse tanto por el tema y la actividad sino que se abrió y las niñas
Efectos del abandono y aislamiento familiar transitorio en el funcionamiento grupal y psíquico de dos grupos de mujeres
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pudieron comenzar a comunicar sus inquietudes más libremente. Era tal vez el primer día
en que había un grupo de trabajo.
Sesión dieciséis (Muestra de collage de despedida). Esta fue una sesión difícil,
tanto para la terapeuta como para las niñas. Era un momento con una fuerte carga
emocional, ya que nos estábamos despidiendo, y el encuentro se llenó de silencios que en
realidad no fueron incómodos. Era como si todas hubiéramos tomado contacto con que esta
era la última sesión y posiblemente no volverían a verse. Tanto Jenny como Kelly estaban
tranquilas, su parte defensiva, que atacaba y era agresiva no estaba, ni tampoco el
aburrimiento que siempre las invadía, por el contrario, surgían las partes de Kelly y Jenny
que confiaban y se sentían seguras.
Les gustó la idea del collage, y de recordar juntas todo el proceso, los trabajos que
habían realizado ellas y sus compañeras. La terapeuta también participo activamente: “si
ahí están las tres actividades que ella hizo con nosotras”, “ahí está el de cada una”, y
procure cerrar la sesión despidiéndome de una manera sencilla: “bueno por mi lado, les
digo me encanto conocerlas, me parecen unas niñas increíbles, divertidas, chéveres, muy
valientes porque yo sé que no es fácil estar acá, me gustó mucho trabajar con ustedes, si
necesitan algo yo voy a estar viniendo un par de días más, me pueden buscar, no va haber
problema”.
Después de un rato de silencio pasó algo que dio un vuelco a la sesión. Era como si
ellas cambiaran rápidamente de tema antes de ponerse tristes. Comenzaron a hablar de los
novios y de la vida sentimental de Kelly. En ese lapso de tiempo, sentí que ellas se
olvidaron de que esta era la última sesión.
Para terminar solo quisiéramos señalar que lo fundamental en el funcionamiento de
este grupo fue su negativa a participar y sus caída permanentes hacia un funcionamiento de
grupos de supuestos básicos. La descripción del funcionamiento general del grupo la
dejamos para el momento de la comparación entre los dos grupos.
2. Grupo de niñas abandonadas (“grupo permanente”)
Fueron cuatro las niñas que participaron en el grupo de niñas abandonadas de sus familias:
Yolima y Luisa, (las grandes) Mara y Juana (las chiquitas). La presencia de las niñas
grandes y su participación activa limitaba la de las más pequeñas. Mara era la acompañante
y protectora de Juana, quien tenía algunas dificultades cognitivas. La terapeuta
se
encontraba más a gusto con este grupo, pero seguía sin tolerar los silencios prolongados
que se le volvían persecutorios y la llevaban a hacer innumerables preguntas que no
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siempre lograban encontrar respuesta y que algunas veces llevaban a que las niñas se
silenciaran más y la terapeuta siguiera ansiosa y temerosa de haber fallado.
a. Primer momento
Primera sesión (Dibujo de la familia en plastilina). Los silencios, la falta de
motivación hacia la actividad, el no querer ponerle color al dibujo, creaba vacíos tanto
físicos como verbales y mentales en su expresión. Las chicas muchas veces se quedaban
calladas resumiendo sus historias rápidamente sin ninguna emocionalidad o tapaban los
dibujos o no sabían cómo armarlos. Como si perdieran el contacto con lo que estaban
haciendo, o quisieran proteger sus productos de ataques ajenos. Los silencios se volvieron
muchos más incómodos y el que la hora pasara lento hacía que la terapeuta mirara el reloj
con frecuencia. No estaba cómoda y quería que la actividad se acabara. Era como si no
hubiera nada que decir, ni nada que hacer, como si el destino de ellas y el de la sesión fuera
similar al de sus vidas: solitarias y lentas. De tendencia más pasiva la indagación en este
grupo se dio solo a mitad de sesión.
Con este grupo de niñas abandonadas, la terapeuta no se sintió tan nerviosa como
con el grupo de paso, desde la primera sesión pudo controlarse y concentrarse más en lo
que pasaba en el encuentro que en su propio estado de ánimo. Refiriéndose a la manera de
ubicarse alrededor de la mesa expresó: “No, pero la gracia es que estemos juntas, no una
por allá, la otra por acá, busquemos la manera que todas quepamos en la mesa, ¿les
parece? Mira Juana tú te puedes sentar aquí (a mi lado), y así todas nos rodamos, Mara te
puedes poner en esa parte de la mesa (la esquina derecha) y Luisa tú te ruedas un poco
más y Yolima se pone ahí, y así hacemos un círculo alrededor de la mesa”. Pero también
empezó sentir en el grupo una sensación de vacío y desesperanza: “bueno a estas chiquitas
se les comió la lengua los ratones, sigamos con los dibujos que ya veo que Luisa termino,
cuéntanos de lo que dibujaste”.
Con este grupo desde la primera sesión la terapeuta procuró ser flexible con la
actividad: “puedes hacer el dibujo como tú desees, y poner a las personas que quieras”.
También fue mucho más tolerante con sus deseos de tener información sobre ella: “está
bien, si eso las hace sentir mejor con gusto les respondo, mis papás viven en la costa y
tengo dos hermanos grandes, grandes yo soy la menor”. Pudo entender que las niñas
necesitaran saber de ella para poder confiar.
Para tres de las cuatro niñas la adopción era el último recurso, si este se perdía se
moría la esperanza de tener una familia o de salir de la institución. Juana y Mara, las
participantes menores se mostraron culpables de no ser adoptadas, sentían que por su mal
comportamiento habían sido rechazadas. Los miembros de la institución les decían que
tenían que portarse muy bien cuando estuvieran en Estados Unidos para que las adoptaran,
que si se portaban mal no las escogían. Estas niñas no mostraban ningún interés en regresar
con sus familias originales porque en realidad la habían perdido desde temprano en sus
vidas y para siempre. Solo una de ellas, Yolima, aún mantenía contacto con su madre y sólo
esperaba salir de la institución para regresar al lado de ella. Por el contrario la motivación
del grupo de paso giraba siempre alrededor de volver a ver a sus familias y regresar a vivir
con sus padres y sus hermanos.
Efectos del abandono y aislamiento familiar transitorio en el funcionamiento grupal y psíquico de dos grupos de mujeres
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En este grupo las dominantes eran las mayores, las niñas más pequeñas cambiaron
su comportamiento drásticamente con la presencia de Yolima y Luisa, se volvieron más
calladas y tímidas, prefirieron no contar nada sobre sus vidas y no mencionar las razones
por las cuales estaban en la institución. Sin embargo, Juana mostraba su molestia
criticando todo. Cuando se acabó la sesión y la terapeuta decidió quedarse un momento con
Mara y Juana, ellas regresaron a la confianza, hablaron fluidamente y sin necesidad de
hacerles preguntas. Ellas sí querían responder, solo que no lo habían hecho en el grupo por
sentirse intimidades por sus compañeras mayores.
Cuando la terapeuta se quedó con las más pequeñas ellas empezaron a rayar sus
dibujos, sobre todo Mara, quien parecía que estuviera intentado llenar los vacíos de su
cartulina con rayones, desorden, con elementos sin sentido, con lo cual tal vez mostraba
que eso que dibujaba no existía. Tal vez su nombre en el dibujo, ubicado alrededor de ella,
representaba la coraza que había tenido que construir para protegerse de las personas que
tenía a su alrededor y en las que no confiaba. Por otro lado, Mara intentaba buscar
semejanzas con la terapeuta quien al hablar de su lugar de procedencia, permitió que la
niña exclamara con alegría: “Yo también soy de Barranquilla”.
Segunda sesión (El encuentro familiar en el parque). Los silencios se hicieron
más prolongados y la terapeuta comenzó a inquietarse y resolvió esta inquietud con
preguntas para llevarlas a hablar: “bueno y ¿cómo les fue en el puente?” “Pero ¿Qué tal
les gusto, que hicieron?” “Bueno ¿dónde nos hacemos?” “¿Quién es ella?” “¿Así te
imaginas el reencuentro con tu familia?” “¿Crees que tus hermanos tendrán la misma
reacción hacia tu mamá?”. No se daba cuenta de que el silencio era producto de la
concentración de las niñas en la actividad. Eran niñas que por su baja participación las
sentía incómodas, y como les costaba trabajo crear historias, dibujar, y sus actividades eran
simples y no siempre seguían las “instrucciones”, la terapeuta comenzó a sentir que se
alejaban de ella.
No fue imposible que las niñas pudieran imaginar sus familias ni su encuentro, no
solo porque no hubiera familias sino porque les era difícil imaginar, parecía que solo lo
presente y concreto existiera. Les costaba vencer las dificultades o no lograban hacer lo que
se había propuesto, lo que lograban realizar era siempre construido con elementos
estereotipados y simples. Los dibujos fueron totalmente apartados el uno del otro.
A Luisa era a quien más le costaba hacer las actividades pero era por pereza, y a
Juana y Mara también pero esto estaba más relacionado con que no lograban integrarse al
grupo. Por otro lado solo Yolima mostró fantasías de reencuentro con su familia, las otras
se mostraban incapaces de imaginarlas. Luisa quería atacar a su madre y Juana quería
escaparse de la institución. Mara casi no recordaba a su madre, y en ella se veía más la
desesperanza y el vacío emocional. Esta situación de alejamiento y vacío era fomentada por
la institución al separarlas o restringirles el único contacto familiar que tenían, el de sus
hermanos.
En la supervisión comenzamos a pensar en la bidimensionalidad y
unidimensionalidad de las niñas abandonadas y posiblemente en un estado mental más
tridimensional en las niñas que tenían familia, pero no era seguro, pues su estado de
pugilato externo no hacía fácil detectar el estado mental alejado del grupo. Pensamos en el
vacío del grupo de abandonadas pero finalmente llegamos a concluir que era la ausencia de
la familia, especialmente la ausencia de la madre la que les había impedido construir el
espacio mental, o que al desaparecer repentinamente, más tarde, había dejado sus mentes
Efectos del abandono y aislamiento familiar transitorio en el funcionamiento grupal y psíquico de dos grupos de mujeres
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“llenas de vacío”. Pero lo que en ellas sucedía era que todo parecía escurrirse, situación que
dejaba a su alrededor un vacío de entorno, no un vacío interior. Esta era una idea nueva
que había que pensar. Sin interior no se puede llenar de vacío el adentro, mientras que con
un vacío en el exterior de su existencia plana lo que habría es una hoja de papel que cae y
cae sin encontrar nunca un límite que pueda dar noción de existencia, o que se adhiere a
otros para poder existir. Pensamos también que tal vez valdría la pena tener en cuenta la
sugerencia de las niñas de separarlas, puesto que Mara, una de las pequeñas, mostraba
deseos de no asistir a las sesiones y esto podría generar el retiro de Juana, su compañera.
Tercera sesión (Elaboración del collage). Como en las sesiones anteriores habían
surgido conflictos entre las grandes y las pequeñas, y estas últimas se quedaban calladas y
aisladas cuando entraban las grandes. Junto con la supervisora decidimos establecer una
serie de reglas que ayudarán a mejorar la convivencia entra las niñas pequeñas y grandes
del grupo, para no perder a las pequeñas. Estas reglas contribuyeron a que Yolima y Luisa
no atacaran a Juana y Mara y les permitieran hablar, disminuyendo los silencios y
motivando a las pequeñas a integrarse e interactuar: “bueno Luisa que bien que tocas el
tema porque íbamos a empezar hablando de eso, estuve pensado y sí, puede que la
separación sea una buena idea, pero no me parece necesaria, es importante que entre
todas hagamos un trabajo en equipo, sepamos escuchar y respetarnos, es por eso y viendo
los subgrupos tan definidos que se formaron en el grupo, que vamos a establecer unas
reglas: 1. Vamos a respetar la palabra de la compañera, no la vamos a presionar, ni
vamos a responder por ella, si se queda en silencio también respetaremos su silencio. 2.
También vamos a tener cuidado con lo que nos cuenta la compañera, no, nos vamos a reír,
ni nada, vamos a respetar su trabajo y su historia, cuando me refiero a trabajo es como a
las actividades que hacemos aquí. 3. No nos vamos a interrumpir cuando alguna
compañera este hablando, esperaremos que termine y luego hablaremos ¿Listo? Que
opinan de esas reglas, les gustaría agregar otras”. El que yo defendiera a las pequeñas
generó un cambio en las grandes, que empezaron a oír la presentación de las chiquitas, sin
atacarlas, lo cual permitió que Mara y Juana hablaran un poco más. Las grandes aceptaron
con facilidad las reglas y hubo un acuerdo en mantener al grupo unido.
Después de enfrentar al subgrupo de las niñas grandes con relación a su forma de
comunicarse y de tratar a las niñas pequeñas, en supervisión reflexionamos sobre cómo
Yolima y Luisa, las grandes, repetían el mismo patrón de relación con el que eran tratadas
en el hogar. Según el relato de las niñas, la institución era un lugar de muchas reglas,
castigos y amenazas, pero sentían que era sobre las grandes que se ejercía mayor presión y
persecución, que las mantenía bajo amenazas de peligro y con medidas defensivas de no
responder se instauraba la forma en que ellas se vinculaban con el mundo. Otras veces
encontraban chivos expiatorios en quienes depositar sus reacciones de rabia que no podían
expresar ante los adultos de la institución, por eso posiblemente se había dado el ataque a
las niñas pequeñas. Algo similar se había sido transferido al grupo terapéutico.
Las niñas decidieron poner en su collage las cosas “que quiero y no tengo”. En ellos
predominaban elementos sencillos y concretos. Las niñas pequeñas no lograban mostrar
anhelos y deseos claros, no lograban visualizarse fuera de la institución. En las grandes
predominó el deseo de construir un hogar, y al reflexionar con ellas sobre este tema,
estuvieron de acuerdo en que este podía ser el deseo de construir un hogar propio para
remplazar el hogar que perdieron. Por otro lado, la terapeuta pudo hablar, aunque con un
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poco de ansiedad, sobre el uso que le iba a dar a la investigación que estaba realizando con
ellas, decidió mencionarles que hacía parte de su trabajo de grado.
Cuarta sesión (Dramatización sobre la vida en la institución). Con la ausencia de
Yolima en sesión, Luisa lideró la actividad, pero su liderazgo inclinó la actividad lo
mecánico, no le permitió a las más pequeñas divertirse, ni realizarla como querían. Las
pequeñas se dejaron guiar por lo que decía Luisa, pero era más como si la obedecieran y
tuvieran temor a decir algo diferente a lo que ella proponía.
La puesta en escena que escogieron los dos grupos fue la misma, hasta el punto que
los personajes eran iguales, Lucy, Rosi, y Clara. Esto puede mostrar la poco emocionalidad
que hay en las casas, la poca relación que había entre la institución y las niñas. Era como si
repitieran simplemente lo que vivido en sus casas-hogar. El libreto era el siguiente:
Se levanta Jenny
Buenos días niñas
Jenny: Buenos días chicas
Jenny: Rosi me trae shampo y crema
Rosi: si, si ya vos
Clarita: filas niñas
Jenny: niñas no entiende que hagan las filas
Rosi: agugugutata
Jenny: deje de comportarse como una bebé estúpida
Clarita: oiga señorita no se busque que la ponga hacer planes oyó
Jenny: profe es que Rosi habla como bebé
Clarita: pero ese no es el hecho
Pasan al comedor
Clarita: cuarto y cuarto
Jenny: Rosi me lleva el plato
Clarita: niñas shampoo
Rosi: si
Clarita: no señorita lo lleva usted y me hace 10 planas
Y Rosi aprendió la lección
Desayuno
b. Segundo momento
Quinta sesión. (Cuento sobre su vida o carta a un ser querido). La terapeuta
mantuvo flexible con relación a las actividades pues no quería que las niñas se sintieran
forzadas. Notó que las niñas estaban empezando a confiar en ella, por lo que se esforzó por
oírlas y brindarles un espacio donde se sintieran a gusto y no perseguidas: “bueno o les
tengo una opción, pensado en los momentos difíciles que les ha tocado vivir también
pueden hacerle una carta alguien, puede ser a alguien que le tengan mucha rabia, o que
extrañen mucho ¿no sé qué piensan? ¿Qué quieren hacer?”, “no Luisa tranquila, ella
saben que una de la reglas es respetar lo que la otra diga, y no repetir nada de lo que se
habla aquí ¿cierto?”.
A Luisa y Juana les fue más sencillo conectarse con sus emociones y con miembros
de su familia, mientras que Mara buscó personas diferentes, escogió la familia con la que
estaba involucrada a su vida presente (los padrinos puestos por la institución). Parecía que a
Mara le costaba reconocer que alguna vez tuvo una familia, prefería no recordarla.
Efectos del abandono y aislamiento familiar transitorio en el funcionamiento grupal y psíquico de dos grupos de mujeres
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Ninguna de las niñas pudo entregarme la carta que hizo, Luisa la rompió, Juana la
escondió y Mara quería entregársela a los padrinos; seguramente eso es lo que hacen con
sus emociones, las esconden o las atacan, o las usan de manera oportunista para conquistar
gente nueva. Han aprendido a ser complacientes para obtener beneficios y tratan de olvidar
todo lo que pueda molestarlas en su existencia dentro de un entorno que exige
sometimiento.
De la carta de Luisa, se pueden recoger sentimientos positivos hacia figuras
familiares como el padre; aún mantiene en su concepción de familia a su padre. También se
muestra reflexiva sobre la experiencia de estar en el hogar, reconoció sus errores y la idea
de no repetirlos. También reconoció a la institución como un elemento que la ayuda.
Ninguna quiso hacer el cuento de su vida, todas se enfocaron en hacer las cartas
para personas externas a la institución, mientras que en el “grupo de paso”, sus cartas iban
dirigidas a integrantes del hogar o a funcionarios de la institución. Este grupo, logra confiar
un poco más en la terapeuta, aunque al principio les cuesta, al final pueden reconocerme
como una figura positiva, esto hace que se pueda dar un grupo de trabajo y un verdadero
espacio de contención. En el “grupo de paso” esto aun no se da, por el contrario se están
empezando a instaurar la burla hacia la terapeuta y se está entrando en un grupo de
supuesto básico de ataque y fuga.
Sexta sesión. (Juego de roles víctimas y periodistas) Debido a que en la sesión
anterior las niñas menores, Juana y Mara, habían elegido la actividad, se pensó que iban a
estar motivadas para trabajar. Sin embargo, no se dio un trabajo en equipo, parecía que lo
hicieron de manera mecánica. Juana y Mara daban respuestas simples, algunas veces no
sabían qué decir, a diferencia de Luisa que se esforzaba en comentar algo.
La forma de hablar de Juana era de tono bajo; con el pasar de las sesiones por
momentos se veía mejoría pues lo levantaba un poco el tono de la voz, pero después, de
nuevo, lo volvía a bajar drásticamente. Pareciera que a través del tono de la voz mostraba
su comodidad y confianza con la actividad. Luisa casi siempre mostraba pereza para
trabajar, pero era la que daba respuestas más amplias. . No siempre se entendía el curso de
las preguntas que hacían Juana y Mara, eran desordenadas y desajustadas, sobre todo las de
Juana.
Séptima sesión. (Pintar mi retrato). Pienso que la actividad se aceptó con algo de
resistencia, ni Mara ni Luisa se mostraron animadas, a comparación de Juana que parecía
que trabajaba a gusto. Luisa, a pesar de que lo típico de los adolescentes es ser fanáticos y
seguidores del grupo, solo puso el nombre, no habló de lo que le producía, ni de por qué le
gustaba. Este grupo me hacía pensar que una vez ingresaban a la institución y fueran dadas
en adopción, borrarían de su mente recuerdos, deseos o sentimientos para ser una especie
de mente que funciona mecánicamente, en donde el aprendizaje no es verdadero, sino
acomodaticio al entorno.
Parecía que en ellas todo era muy mecánico, cumplían con la actividad pero de
manera rutinaria y no hablaban de ella como si les fuera difícil encontrar sentido y
significado a lo que hacían. Cuando las niñas se volvieron a quedar en silencio, y no
querían hablar de su retrato, por lo que la terapeuta inquieta las llenó de preguntas: “a
bueno, Luisa nos vas a contar de tu pintura ¿Qué es?”, “bueno todas terminaron, ¿alguna
quiere decir algo de sus dibujos?”, “¿no quieren decir más nada?”.
Efectos del abandono y aislamiento familiar transitorio en el funcionamiento grupal y psíquico de dos grupos de mujeres
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Juana era un chica muy tímida, aunque mostraba que ya se sentía integrada y
tranquila en el espacio terapéutico, tenía mucho temor de hablar, sus frases empezaban en
un tono alto y lo iba a bajando hasta el punto que no se le oía bien; y si se le pedía que
repitiera lo dicho no lo hacía. Generalmente era Mara quien hablaba y pensaba por ella.
La terapeuta nuevamente entró a hacer muchas preguntas, lo que llevó a que la
actividad se limitara a preguntas y respuestas, lo que generó una ansiedad mayor en la
terapeuta. Ninguna de las niñas de este grupo dijo nada sobre lo que pintaron. Su curiosidad
hacia a la terapeuta era mucho menor o casi nula en comparación con la del grupo de paso,
sus preguntas hacia su vida personal eran muy pocas y muy esporádicas.
Octava sesión. (Juegos grupales de competencia). Esta actividad se aceptó
fácilmente por las niñas, quienes tendían a hacer sin protestar lo que se les pidiera, era
como si no tuvieran voz ni voto. Tal vez sabían que obedecer las beneficiaba. Cada vez se
hacía más evidente el dominio de Mara en el grupo. Tendía a imponerse mucho y aunque
también hacía caso, a veces le costaba y tal vez hubiera querido hacer algo diferente. Esta
experiencia en grupo le ha permitido a Mara ejercer su liderazgo tal como le gustaría que
fuera en su casa o en otros ámbitos de su vida.
Mara y Luisa llegaron a tener discusiones o ligeros altercados en el grupo, pero
Juana era muy sumisa, estaba atenta a lo que decía Mara y hacía lo que Mara dijera. Esta
actividad permitió que Juana se divirtiera de verdad, en otras sesiones no la había visto
riéndose y hablando tanto, por el contrario tendía a ser muy callada.
En supervisión vimos que el celular fue un recurso importante en esta sesión. Mara
estaba totalmente adueñada de él, era invasiva y quería todo el tiempo revisarlo, quería
saber la clave todo. ¿Qué representaría el celular para ellas? ¿ ería que al poder manipular
el objeto inanimado adquirían algo de control, mientras que frente al objeto animado que
las forzaba a la obediencia no tenían ningún control? Pero también podía tratarse de un
objeto atractivo y tal vez por eso Luisa mostró deseos de llevárselo con ella.
c. Tercer momento
Novena sesión (Los sueños) En esta sesión Luisa hizo con mucha agilidad el
consentimiento, seguida por Mara. Juana mostró temor de tener que leer lo que había
escrito, y procuró esconderlo y entregárselo a la terapeuta rápidamente, esto al parecer
estaba relacionado con algunas dificultades de lecto-escritura que ella tenía. La terapeuta
procuró enfatizar mucho en que no venía del Bienestar y que era por esto que necesitaba el
consentimiento, les recordó que este era un estudio voluntario que estaba realizando basado
en uno llevado a cabo con los muchachos en la misma institución, dos años antes.
Referente a los sueños surgieron variables importantes: el miedo a la institución y el
castigo que esta puede implementar, el despertar sexual y la necesidad de ser cuidadas así
sea por una entidad sobre natural. Juana y Mara mencionaron lo sexual en sus sueños, en
ellos estaban presente elementos eróticos, como el lobo que se come a todas sus
compañeras. Mara también mencionó el terror que representaba la institución a la hora de
castigar, tal vez esta era castradora para ellas. La sexualidad estaba cargada de deseos pero
también de temores a ser castigadas por sus deseos sexuales.
También se puede ver que todos sus sueños eran con la institución, solo cuando se
mencionó a la familia ellas empezaron a recordar sueños que tuvieron con ellos, como si
Efectos del abandono y aislamiento familiar transitorio en el funcionamiento grupal y psíquico de dos grupos de mujeres
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tocara recordarles que alguna vez tuvieron familia. Pareciera que el mundo que existe es
solamente el externo.
Décima sesión (Despedida de vacaciones de navidad). Juana y Mara estaban
concentradas en cuáles serían sus regalos y empezaron a opinar sobre ellos, desvalorizando
las acciones de la institución. Las más grandes Yolima y Luisa les explicaron los esfuerzos
que allí se hacían para tener este tipo de cosas, esto calmó las críticas de Mara y Juana, pero
se presentó nuevamente la tensión entre las grandes y las pequeñas.
Esta sesión Luisa estaba distraída con su novio que se encontraba fuera del
consultorio; la llegada tarde de Yolima retrasó el inicio, y esto fomentó la distracción en
Juana y Mara, que estaban más pendientes de lo que sucedía afuera de lo que hacíamos
adentro. El regreso de Yolima provocó nuevamente silencio en las niñas. Tal vez la sentían
como “una mandona que ataca e intimida”.
Sesión once (Regreso de vacaciones). El inicio de la sesión estuvo lleno de
torpezas y dificultades. Las niñas mostraban pereza y no querían iniciar nuevamente el
proceso. En esta sesión, predominaron los silencios y las constantes preguntas de la
terapeuta que intentaban movilizar e interesar a las niñas, pero se encontraba con sus
resistencias. Tal vez había pasado mucho tiempo y se sintieron abandonadas y
traicionadas. En ciertos momentos intentó, por medio de preguntas y comentarios con tono
cómico, reiniciar el dialogo: “bueno ¿Qué hicieron en vacaciones?”, “¿qué hicieron en las
fiestas?”, “¡nada! En todo este tiempo ¡nada! Hm, no sé si creerles”.
Los temas tratados fueron: lo que pasó en vacaciones en las casas y las mentiras
como una forma de camuflaje en el colegio. Referente al primer tema, tanto Luisa como
Mara y Juana se mostraron pesimistas, vieron las vacaciones como un espacio lleno de
aburrimiento, a pesar de que en el hogar se planeaban actividades diarias para ellas. Luisa
comentó que estuvo fuera de la institución con la familia que la apadrina, que había pasado
casi todas las vacaciones con ellos, pero al igual que sus compañeras al preguntarle ¿Cómo
le había ido? Sus respuestas fueron “bien” y “aburrido”. Mara también pasó tiempo con sus
padrinos, pero no mucho, porque sentía que estaba más cómoda en la institución.
Enseguida Luisa hizo un comentario importante referente a su vida escolar, en
donde se sentía amenazada por el ingreso de nuevas compañeras al colegio y sentía que
podían delatarla, ya que para encajar y no sentirse diferente a sus compañeras había dicho
una serie de mentiras para ocultar que era del bienestar. En este grupo en espacial, la
mentira surgía como un modo de protección y seguridad.
Sesión doce (Hablar de la defensora y otros miembros de la institución) La
actividad también se inició con tropiezos, puesto que luego de acordar con la institución los
nuevos días que iba a trabajar con las niñas debido a mi horario laboral, no se les informó, y
ellas no estaban esperando a la terapeuta, unas se fueron a sus actividades y las otras
estaban en su casa descansando. El deber de estas niñas es obedecer: no les consultan, ni les
informan nada, siempre deben estar dispuestas a seguir lo que estipula el hogar.
En esta sesión la terapeuta les explicó las razones de su ausencia y les informó cuál
sería el nuevo horario: “porque yo ya entré a trabajar, no a una institución del bienestar ni
nada parecido, a un colegio, entonces referente al horario me quedó un poquito
complicado, por eso nos veremos una vez a la semana, es decir los jueves ¿listo?”.
Efectos del abandono y aislamiento familiar transitorio en el funcionamiento grupal y psíquico de dos grupos de mujeres
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En general, la actividad fue aceptada, sobre todo por Yolima y Luisa, quienes
expresaron sus sentimientos hacia personas del hogar, a las cual se les unió Mara hablando
del Bienestar. En general las opiniones fueron negativas, Yolima tenía deseos de muerte y
mucho odio hacia algunas figuras consideraba que Bienestar como una entidad injusta que,
en muchas ocasiones, maneja mal los casos. Ese Bienestar del que hablaban era el de la
Comisarías de Familia.
El tercer momento está lleno de altibajos, primero la terapeuta se mostró
extremadamente flexible incapaz de mantener su posición, luego regresaron los múltiples
intentos para que las niñas hablaran y se pudiera conservar su confianza. Intentos para
restablecer el vínculo perdido. La culpabilidad de la terapeuta, unida al sentimiento de
abandono y desinterés, impedían el reencuentro. Era como un nuevo comienzo, pero con
sensación de traición compartida.
d. Cuarto momento
Sesión trece (sueños a futuro). Ese día la terapeuta intentó recrear un espacio
continente donde Juana, la única niña que asistió, pudieran expresarse. Juana aceptó con
agrado estar solo las dos en la sesión, esto la hizo sentirse segura, por lo que pudo por
primera vez contarle su historia familiar. Ese día el objetivo era indagar los sueños futuros,
pero como Juana se sentía libre, la terapeuta decidió dejarla hablar y la oyó con mucho
interés. En un momento de la sesión la terapeuta empezó a hacerle muchas preguntas a
Juana, intentando aclarar detalles de su historia, y Juana, sin ningún problema, le respondía,
lo que le permitió entender a la terapeuta que ese día la niña se sentía segura y confiada.
Al preguntarle sobre sus sueños futuros, comentó que deseaba estar junto a sus
hermanos, conseguir un apartamento, trabajar y estudiar. Cuando la terapeuta intentó
indagar un poco más, ella no tenía imágenes muy clara sobre el particular. Juana reconocía
cosas buenas de la institución y, a diferencia de lo que se oía en las sesiones grupales, se
sentía bien estando en el hogar. Juana estaba muy tranquila y cómoda con la terapeuta, y a
pesar de sus múltiples preguntas, la sesión fluyó sin problemas. Tal vez Juana era la niña
más opacada y amilanada por la presencia de las grandes en el “grupo permanente”.
Sesión catorce (armando collares y pulseras). El regreso de Yolima con su
entusiasmo y presencia no le permitió darse cuenta de que Juana, la más pequeña,
desapareció completamente en el encuentro. Las historias que Luisa y Yolima narraban la
entusiasmaron y eso hizo que dejara sola a Juana. Ese día Juana estuvo silenciosa y
simplemente se dedicó a hacer la actividad. La ausencia de Mara en la sesión influyó pues,
Mara y Juana se tendían apoyar la una a la otra.
Sesión quince (Música y que escriban lo que esta les suscita). Ese día la terapeuta
explicó lo que iban a hacer: “bueno, la idea de esta actividad, es que recordaran no solo
cosas que las ponen tristes sino cosas que les gustan, como tu Juan que te acordaste de tu
familia y es algo que te gusta”. Y al terminar la sesión aclaró de nuevo: “bueno niñas, la
idea de hoy era desahogarse, que no se sintieran mal por estar triste, que lo dejaran salir y
lo habláramos, ya por hoy se nos acabó el tiempo, pero nos vemos la otra semana, ya la
otra semana es la última sesión”. En estas dos sesiones la terapeuta estuvo muy tranquila y
Efectos del abandono y aislamiento familiar transitorio en el funcionamiento grupal y psíquico de dos grupos de mujeres
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fue algo que las niñas percibieron, pero al no lograr establecer una verdadera confianza
entre las niñas, la comunicación se dificultó.
Las niñas estaban cómodas y disfrutando la música, Yolima logró conectarse con
sus emociones, pensar en su historia, tanto en las cosas que la ponían triste, como las que le
generaban felicidad. Había un tono de esperanza en su discurso, una transformación: de la
niña enojada y molesta que atacaba surgía ahora la niña tranquila que empezaba a
entender la situación y las razones de su estancia en la institución.
En general, las niñas se mostraron tranquilas entre ellas, al parecer esta vez Yolima
no fue percibida como un agente persecutorio por las pequeñas. Tanto Yolima como Juana
lograron desahogarse: Yolima expresó lo que le molestaba en la institución y con lo que
estaba en desacuerdo. Consideraba que sería importante que las figuras continentes en las
casas, las coordinadoras fueran más como unas madres y menos distantes con el
sufrimiento de ellas. Juana por su parte, logró expresarse un poco, mostró su enojo y
desconformidad hacia la actitud de su coordinadora de casa. Sin embargo, en la actividad
como tal, fue muy reservada, solo comentó que le había dado sueño y había recordado a su
familia, pero no quiso profundizar más.
En esta sesión la terapeuta y las niñas comentaron que sentirse triste no estaba mal,
que era posible hablar de las emociones para así desahogarse y pensarlas, y que este había
sido el principal objetivo del trabajo: procesar el dolor de ellas y pensar sus sentimientos.
La terapeuta, al igual que las niñas, se sintió muy cómoda. Se dio cuenta de que la música
había permitido una atmósfera que tranquilizaba los ánimos.
Sesión dieciséis (Muestra de collage de despedida). A pesar de que hubo risas y
buenos recuerdos del proceso, se sintió que la despedida fue fría y distante. Solo Yolima
respondía las preguntas, lo que la hizo pensar en la gran desconfianza en la que estas niñas
vivían. Miraban el collage, recordaban y se reían del proceso que vivido. Sus silencios
eran momentos para detallar y buscar sus dibujos o actividades dentro del collage, para
aceptar y cerrar el ciclo, que por incomodidad o aburrimiento muchas veces había sido
interrumpido. La despedida no efusiva tal vez se debía a la frecuencia con que estas niñas
tienen que decir adiós. Las cambian de institución, de hogares en la misma institución, sus
compañeras se van en adopción o se reintegran, las profesoras y coordinadoras las rotan, y
esta era una más de esas frecuentes despedidas. Desde que fueron abandonadas estas niñas
han vivido bajo situaciones inestables siempre.
Los silencios no solo se presentaron al quedarse mirando el collage, sino cuando la
terapeuta les hacía preguntas, cuando intentaba indagar: ¿cómo se sintieron durante el
proceso vivido? Solo Yolima siempre había manifestado lo mucho que le gustaba el trabajo
que hacían juntas. Mara y Luisa se quedaron calladas. Luisa habló de su aburrimiento
hacia la institución. Desde el inicio de la sesión se mostró inconforme y molesta y esto
pudo influir en su comportamiento en el encuentro. Mara parecía que no estuviera ahí con
nosotras. Su progreso a lo largo del tiempo parecía retroceder ahora.
Al terminar la presentación del trabajo con los dos grupos nos surgieron algunas
inquietudes con relación al funcionamiento del proceso terapéutico puntual con estas niñas.
Efectos del abandono y aislamiento familiar transitorio en el funcionamiento grupal y psíquico de dos grupos de mujeres
87
¿Qué factores habían intervenido para que no se hubieran logrado construir grupos de
trabajo en los dos grupos? ¿Qué factores podían originarse en su pertenencia a las
instituciones y a su forma de reaccionar hacia el encerramiento? ¿Qué factores podían
provenir del funcionar mismo de la terapeuta? ¿Qué factores vendrían de la forma de
trabajo planteada en la terapia puntual? Fuimos entonces en búsqueda de las ideas de
Meltzer (1997) sobre el funcionamiento terapéutico, para pensar a su lado.
Las características del método terapéutico psicoanalítico planteadas por Meltzer
(1997) se referían a un proceso que se daba en un grupo de trabajo de dos miembros:
terapeuta y paciente, bajo una atmósfera de aislamiento e intimidad donde la parte infantil
estaba presente, pero debía ser descubierta a través de los procesos transferenciales y
contratransferenciales que inundaban el campo terapéutico, y la parte adulta de la
personalidad con quien contaría el terapeuta para llevar a cabo la investigación sobre las
dimensiones del aparato psíquico.
[…] el método terapéutico del psicoanálisis se basa en la capacidad del paciente
para experimentar una relación de transferencia y tolerar, aunque no activamente,
participar en la descripción y la investigación que su analista hace de esta relación
de transferencia. El beneficio terapéutico para el paciente se halla en la evolución de
la misma, una evolución que depende sobre todo del encuentro de la transferencia
con una contratransferencia congruente, que el paciente pueda reconocer y usar, con
miras a un objetivo de comprensión antes que de acción” (Cap 29, pp. 484).
La condiciones de trabajo con los grupos era diferente y nos preguntamos ¿qué
sucede cuando la relación se da entre un grupo de antemano dividido entre una terapeuta
que llega a un campo institucional que no conoce y se enfrenta a un grupo de niñas que
expresan rechazo a su intervención?
Meltzer (1997), después de veinte años de haber escrito El proceso psicoanalítico y
trabajar como supervisor con muchos analista en varios países de Europa y de América
Efectos del abandono y aislamiento familiar transitorio en el funcionamiento grupal y psíquico de dos grupos de mujeres
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Latina, consideraba que la “modificación” de la ansiedad dependía “de la evolución real de
la configuración de la transferencia” y que esta se favorecía bajo un ambiente, en el cuarto
analítico, caracterizado por “la intimidad, la regularidad y la simplicidad” de la relación
(p.485). De manera paralela afirmaba que la interpretación dependía de la riqueza, claridad
y economía del material que se lograba recuperar y elaborar entre el paciente y el analista.
Estas dos condiciones no se daban en estos dos grupos.
Reconocía también lo difícil que era realizar el trabajo terapéutico en ambientes
institucionales donde la intromisión de otros funcionarios, los informes y las limitaciones
en la frecuencia de las sesiones entorpecía las condiciones de intimidad, regularidad y
simplicidad que la relación terapéutica analítica exigía. Adicionalmente consideraba que la
transferencia institucional preformada que el terapeuta recibía de sus pacientes cuando lo
consideraban “un representante, controlado por la jerarquía” (p.845) era otra limitante de
este tipo de trabajo. Esta limitante estaba presente con los dos grupos de niñas. Veamos a
continuación las características de cada grupo y la comparación sobre la conformación y el
desarrollo del funcionamiento grupal en los dos grupos.
3. Comparación entre el funcionamiento del grupo de paso y del
permanente
Primero vamos a reflexionar sobre lo que descubrimos en el trabajo con el grupo de
las niñas “alejadas de sus familia” y enseguida sobre lo que surgió del trabajo con las niñas
abandonadas. Con las niñas alejadas se confirmaron las ideas de Meltzer sobre las
dificultades del trabajo institucional, cuando es difícil sacar al grupo de la transferencia
preformada de la terapeuta relacionada con la institución, en calidad de espía. Este grupo
estaba conformado por cinco niñas institucionalizadas que provenían de grupos de
Efectos del abandono y aislamiento familiar transitorio en el funcionamiento grupal y psíquico de dos grupos de mujeres
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pertenencia anteriormente constituidos en los hogares donde vivía, en las escuelas donde
asistían y que ahora se encontraban reunidas bajo criterios no explícitos, para realizar
actividades cuyos objetivos no eran claros para ellas. Sabíamos que se trataba de niñas que
estaban presentando problemas en la institución, pero a ellas no se les había dicho nada al
respecto.
Desde el primer día de trabajo, este grupo se instauró bajo una atmósfera de grupo
de supuesto básico de lucha y fuga. Lucha porque la terapeuta se vivenciaba como una
espía que venía a descubrir sus fallas, a delatarlas y a causar, con sus denuncias, problemas
en su reintegro. La interacción entre las niñas participantes se rompió desde el inicio entre
las grandes y las chiquitas. Todo esto auguraba una atmósfera persecutoria, donde
predominaban los comportamientos guiados por la parte infantil de la personalidad que las
hacía reaccionar con rabia, desesperación y ataque ante cualquier evento o situación en la
que sintieran que se alejaban de sus deseos.
El grupo se encontró, de entrada, en un campo de batalla que se prolongó durante
las primeras sesiones, donde se presentaron expresiones abiertas de rechazo y sospecha.
Igualmente se observaron reacciones de fuga cuando las niñas se alejaban con su silencio o
su
inactividad. En algunos momentos, vivían a los objetos externos, terapeuta y
compañeras, como enemigos y esta vivencia les permitía depositar en ellas las
características de un objeto persecutorio, no confiable y traicionero del cual había que
defenderse y, si era necesario, atacar. Transferencia difícil de tolerar por parte de la
terapeuta quien algunas veces intentaba resolver la situación con demandas normativas y
otras con intentos racionales para convencerlas de que ella no era lo que ellas pensaban. La
terapeuta y la supervisora no lograron recuperarse y entender que lo que había que trabajar
con las niñas era precisamente esta comprensión: “Estamos metidas en un problema y entre
Efectos del abandono y aislamiento familiar transitorio en el funcionamiento grupal y psíquico de dos grupos de mujeres
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todas tendremos que resolverlo. ¿Cómo salir de este sentimiento de campo de batalla en el
que estamos metidas?” “Comencemos por entender que nos está pasando”. Sin embargo, la
intensidad de las ansiedades persecutorias en el grupo de las niñas y la terapeuta era tal, que
se renovaban estas ansiedades constantemente sin que pudiera comprenderse la vivencia y
sin lograr reducirlas para dar paso al grupo de trabajo.
Muñoz (1911) aclaró precisamente que para Bion “el estado emocional del grupo
(es) el que da origen a la aparición de los supuestos básicos y no a la inversa” (p.200) y
que en el grupo de lucha y fuga los sentimientos que predominan son los de “odio,
destrucción y desesperación”. Esto era lo que estaba sucediendo en las dos primeras
sesiones de grupos de las “niñas alejadas de sus familias”, hasta que al aparecer con el
reintegro de Tere
en la tercera sesión surgió el grupo de apareamiento. Había un
entusiasmo por “salir del encierro y volver al paraíso de la familia”, donde todo iba a
cambiar. Aunque la tonalidad captada por la terapeuta era la tristeza por estar aún lejos de
sus familias, en ellas prevalecían los sentimientos de “esperanza, amor y reconstrucción”
Muñoz (2011) . Sin embargo, como no todas iban a salir ese día, surgió el dolor por la
salida de una de ellas y la desesperación por tener que permanecer en el encierro durante un
lapso de tiempo desconocido. Surgía un sentimiento apocalíptico desperanzador. Es posible
además que la niña que se reintegraba tuviera algunas dudas sobre el regreso a su casa, pues
iba a encontrarse de nuevo con una madre que estaba limitando sus deseos de encuentro
con un hombre. La sensación general de la terapeuta y la supervisora era la de no saber
mucho ni sobre el pasado, ni sobre el futuro, el tema sobre el que más se hablaba era sobre
el encierro presente y el desagrado por todo lo que tenía que ver con la institución.
En el segundo momento, la terapeuta tenía dificultades para registrar los
movimientos que se daban en el grupo y el contenido de las actividades. Esta situación
Efectos del abandono y aislamiento familiar transitorio en el funcionamiento grupal y psíquico de dos grupos de mujeres
91
estaba relacionada con una molestia de la terapeuta ante la no colaboración del grupo. No
poder lograr crear un grupo donde se pudiera hablar claramente de diversos temas y donde
los miembros pudieran tener confianza y prestarse a la colaboración, la llevaban a la fuga.
¿Sería que la situación difícil del grupo se relacionaba únicamente con el estado “no
mental” de las niñas, y su funcionar bajo supuestos básicos? ¿Qué era lo que no estábamos
pudiendo recuperar de las observaciones de campo? ¿Por qué estas eran incompletas? ¿Por
qué la terapeuta se encontraba tan reducida en su desempeño terapéutico? ¿Sería que en la
base se estaba dando una reacción contratransferencial frente a la transferencia del objeto
no confiable, ausente, rechazado, que llevara a la terapeuta al aislamiento y el vacío? El
contenido se perdía y lo que quedaba era un ritual de rechazo y aislamiento.
Después de un tiempo comenzamos a entender que se trataba posiblemente de la
aparición del supuesto básico de congoja y aislamiento (Muñoz, 2011) que surge después
de haber perdido la batalla. La terapeuta sentía desánimo frente a este grupo, no encontraba
elementos para animarlas y entusiasmarlas, tampoco lograba llevarlas a pensar, ni sentía
que podía sacarlas de la queja repetitiva sobre la institución. Ella misma se sentía plana,
inútil. En todo el tiempo trabajado no había logrado construir un grupo de trabajo. Situación
que podría relacionarse con no haber podido construir objetivos comunes en el grupo, y
haber visto aparecer una y otra vez pequeños grupos contrarios a su quehacer lo que le
generaba sentimientos de molestia y de incapacidad que la llevaban hacia el
comportamiento socio-animal de congoja y aislamiento que no es más que una retirada del
campo de batalla con la sensación de no haber podido hacer nada de lo que se pretendía
inicialmente. Pero ¿no podría ser también esa molestia e incapacidad que la terapeuta vivía
semejante a la que las niñas de este grupo vivían en la institución, con los psicólogos, las
trabajadoras sociales, con el resto de funcionarios administrativos y con las defensoras y
Efectos del abandono y aislamiento familiar transitorio en el funcionamiento grupal y psíquico de dos grupos de mujeres
92
comisarias? ¿Estaría la terapeuta recibiendo una transferencia grupal producto de la
situación intolerable de reclusión y aislamiento que las niñas vivían?
En el grupo de niñas alejadas temporalmente de sus familias se presentaba una
situación en la que se debatían entre la pelea y el aislamiento, sin que nada lograra
aglutinarlas como grupo de trabajo. Nos preguntarnos entonces: ¿qué otros factores habían
impedido que este grupo se armara como grupo de trabajo? ¿Era toda una cuestión de
desconfianza en la terapeuta por sentida vinculada a la institución? ¿Por qué la imaginación
no aparecía por ningún lado, ni en las niñas, ni en la terapeuta? ¿Qué había contribuido para
que el grupo mismo se hubiera estrechado y limitado en interés y entusiasmo hacia el
trabajo? El contacto amable y alegre solo aparecía cuando jugaban juntas. Las otras
actividades las sumían en un trabajo individual que no compartían con el grupo. Algo
similar ya lo habíamos observado en el grupo de los muchachos del estudio de Trevisi y
Muñoz, con quienes solo se había dado un trabajo verdaderamente grupal con el dibujo
colectivo del parque y la llegada de la caja de arena. Sin embargo, el grupo le había
permitido a Trevisi tener conversaciones más íntimas con ellos en medio del trabajo.
También era claro que en otros trabajos de grado donde se había utilizado la terapia puntual
en consultorios o en escuelas, la intimidad sí se lograba en los pequeños grupos. Tal vez la
institución de protección con su carácter represivo y amenazante para las niñas alejadas
temporalmente de sus familias era un factor determinante que afectó a las niñas y a la
misma terapeuta.
Surgía una pregunta adicional: ¿será que los grupos femeninos adolescentes entran
en estados persecutorios más intensos que los masculinos? ¿Será que los cambios
hormonales, mes a mes, impactan su estado emocional exacerbando su rabia y
desesperación lo que les dificulta aún más sus relaciones con los otros? Estas preguntas no
Efectos del abandono y aislamiento familiar transitorio en el funcionamiento grupal y psíquico de dos grupos de mujeres
93
las podemos responder y no fueron objeto de este estudio, pero podrían explicar en parte las
dificultades del grupo para salir de las ansiedades que las llevaban hacia los grupos de
supuesto básico.
El sentimiento persecutorio las llevaba siempre hacia el funcionamiento de supuesto
básico y no les permitía conformar el grupo de trabajo. Solamente al final de las sesiones
cuando algunas de las niñas se quedaban solas con la terapeuta, lograban contar algo más
sobre ellas mismas. Esto hacía pensar que la mayor desconfianza estaba dirigida hacia el
grupo de compañeras en la oposición entre grandes y chiquitas. ¿Sería entonces necesario
utilizar grupos homogéneos de edad para lograr integrar los grupos de trabajo? Como
sucedió en el estudio de Muñoz y Sanchez (2011), donde los grupos eran muy homogéneos
en edad. Tal vez en este grupo se habían hecho presentes, con mayor fuerza, los conflictos
de los adolescentes con el mundo adulto hipócrita y traicionero y con el mundo de los
niños “siervos” y “esclavos” de los adultos que se convierten en delatores y esta situación
había dificultado aún más la conformación del grupo de trabajo.
En el tercer periodo que coincide con las vacaciones de Navidad se observó, con
claridad, el desprecio hacia todo lo que provenía de la institución: la burla hacia la pobreza
que atravesaba, la desconfianza incrementada en la terapeuta que se alejaba y se demoraba
en regresar. El reintegro de tres niñas y la evasión de Jenny, llevaron finalmente a la
disolución del grupo. El único miembro que quedó fue Kelly y ella no quería tener nada
que ver ni con la terapeuta ni con el trabajo. Lo único que ella deseaba intensamente era
recuperar a su madre.
Cuando el grupo se terminó, solo quedó el aislamiento y el dolor de la soledad en la
institución para Kelly.
Este tema, que hubiera podido ser objeto de trabajo entre la
terapeuta y la niña, no se abordó. La terapeuta no tenía la flexibilidad suficiente para
Efectos del abandono y aislamiento familiar transitorio en el funcionamiento grupal y psíquico de dos grupos de mujeres
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recuperarse de los cambios sino que se aniquilaba cada vez más. Solamente quedaba el
aislamiento y la congoja para los dos miembros del grupo.
Al comienzo del último periodo se hicieron más extremos la congoja y el
aislamiento de Kelly y la terapeuta, al punto que el grupo se llenó de preguntas y respuestas
cortas y repetidas con las que se intentaba tapar la sensación de fracaso. Fue el regreso de
Jenny, el que rompió esa relación estéril entre la terapeuta y Kelly. En las últimas sesiones
logró construirse, finalmente, un grupo de trabajo en el que las tres pudieron participar
pensando la experiencia común que habían vivido en el grupo que ya no existía. El vacío
que se había creado en el grupo con la salida de casi todos los miembros y la ausencia
prolongada de la terapeuta vacaciones, parecía que tenía un nuevo comienzo ahora con tres
miembros que encontraban temas e intereses comunes que querían compartir. La ausencia
de sentimientos persecutorios permitía que se esbozara la creación de un grupo de trabajo
que por fin había encontrado en el recuerdo un elemento común para trabajar y eso les
permitía ahora encontrarse de manera más emocional e íntima en las últimas sesiones.
Al comienzo de las sesiones con las niñas abandonadas, la angustia de la terapeuta y
la de las niñas no era intensa, lo que permitió que trabajaran en la actividad propuesta, y el
silencio fuera aceptado como expresión de concentración de las niñas. Lo que parecía darse
era un proceso de acomodación simple que orientaba al grupo hacia un grupo de supuesto
básico de dependencia, que no surgió de manera inmediata sino que se instauró como parte
del proceso natural al que la institución las había habituado. A lo largo de las sesiones
siguientes se fue construyendo lo que parecía ser un grupo en el que cada una realizaba
aisladamente sus actividades, sin que se compartiera con el grupo el contenido de los
trabajos realizados. Los movimientos de las niñas con respecto al liderazgo permitían
pensar en que lo que sucedía era que poco a poco se iban aclarando posiciones en el grupo
Efectos del abandono y aislamiento familiar transitorio en el funcionamiento grupal y psíquico de dos grupos de mujeres
95
de dependencia. Al terminarse el segundo momento era claro que en este grupo se acercaba
cada vez más a un grupo de dependencia, cuyos líderes se modificaban en el tiempo y
surgían adicionalmente parejas dependientes: Yolima y luisa, Mara y Juana.
La terapeuta estaba más cómoda con el grupo, pero empezaba a ver que la
dependencia iba más allá de la condición actual del grupo, parecía que se trataba de un
estado mental de supuesto básico de dependencia que se había instaurado en la mente de
estas niñas con el abandono como una forma de aprovechar los beneficios que el entorno
les ofrecía. Tal vez el oportunismo de los niños abandonados lo que expresa era la
presencia de buenos recolectores que aprovechan cualquier oportunidad para obtener lo
mejor en cada momento. Solos y sin protección externa son ellos los que tienen que luchar
por su supervivencia.
En el tercer momento nos encontramos con el rompimiento del grupo de
dependencia, rompimiento que llevó al alejamiento y al desinterés. Aquí la congoja no era
tan clara, lo que realmente se hacía sentir era la distancia y el vacío. Como si lo que
estuviera vigente fuera la muerte del grupo, la muerte de la confianza, la muerte de la
intimidad, la muerte del proceso terapéutico. La muerte que las niñas abandonadas habían
sentido cuando sus padres desparecieron.
Tal vez estas niñas habían estado sometidas, como casi todos los niños abandonados
a muchos momentos de rompimiento de vínculos y por eso se entregaban aparentemente de
manera fácil pero bajo supuesto básico de dependencia-supervivencia. Cuando este vínculo
se rompía se alejaban y se iban, ya vendrían otros y finalmente ninguno sería
verdaderamente confiable. Esta parecía ser la forma de vivir de los niños abandonados. Es
como si ellos estuvieran dispuestos a construir castillos de naipes, sabiendo de antemano
que finalmente todo se caerá. La obediencia se hace presente y parece que participan
Efectos del abandono y aislamiento familiar transitorio en el funcionamiento grupal y psíquico de dos grupos de mujeres
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libremente, pero construyendo situaciones que saben que dejaran de existir muy pronto.
¿Será cómo vivir de espejismos de encuentro? nos preguntamos. Tal vez por eso su
sexualidad, intensa y voraz, parece tener la cualidad que tiene en los momentos de duelo,
sumirse en las propias sensaciones corporales para no sentir la tristeza, ni la rabia, ni los
temores por el abandono, ni la ausencia del objeto perdido (Muñoz y Sánchez, 2010 y
Muñoz (2011).
Surgieron entonces varias preguntas: ¿Cómo se construye el psiquismo con esa
inestabilidad “constante” de los objetos? ¿Cómo puede bajo esta carencia de presencia
estable y confiable del objeto crearse un espacio interno? ¿Cómo pueden estos niños tener
seguridad en ellos, si no hay permanencia de buenas miradas que les aseguren el
reconocimiento de su ser? El grupo nos permitió observar como las niñas salían del
aislamiento y el vacío adhiriéndose de manera bidimensional con el objeto más cercano.
Con un sentimiento de soledad constante, por cuanto finalmente no hay objeto que
permanezca con ellos el tiempo suficiente para rehacer la imagen y recuperar las cualidades
buenas del objeto perdido.
Imágenes
Dibujo de la familia
Grupo de Niñas alejadas de la familia
Grupo de niñas en condición de abandono
Imagen 1, Tere: familia
Imagen 14, Yolima: familia
Efectos del abandono y aislamiento familiar transitorio en el funcionamiento grupal y psíquico de dos grupos de mujeres
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Imagen 2, Kelly
Imagen 15, Luisa
Imagen 3, Diana
Imagen 4, Ana
Imagen 16, Juana
Imagen 17, Mara
Imagen 5 Jenny
Una de las grandes diferencias entre estos dos grupos es la percepción de familia. En los
dibujos de las niñas alejadas se observa que a pesar de que el grupo tienen conflictos con
sus padres o cuidadores, la idea de volver con ellos está viva y es su motivación grande.
Sus relaciones con ellos son vitales y presentes, y el color en los dibujos así lo confirma.
En el grupo de niñas abandonadas, al perder la familia, esta quedó convertida en un
recuerdo muerto en sus vidas, ya que no tendrán la posibilidad de volver a estar juntos, es
por esta razón que Juana y Luisa solo consideran a sus hermanos su familia y Mara ya se
ve sola. La ausencia de color en sus dibujos, esas líneas no muy fuertes de las imágenes
reflejan la pérdida del recuerdo y la ausencia de esos objetos en sus mentes
Efectos del abandono y aislamiento familiar transitorio en el funcionamiento grupal y psíquico de dos grupos de mujeres
Grupo de Niñas alejadas de la familia
Imagen 6, Tere
Collage
Grupo de niñas en condición de abandono
Imagen 18, Yolima
Imagen 7, Kelly
Imagen 19, Luisa
Imagen 8, Ana
Imagen 20, Juana
Imagen 9, Diana
Imagen 21, Mara
Imagen 10, Jenny
98
Efectos del abandono y aislamiento familiar transitorio en el funcionamiento grupal y psíquico de dos grupos de mujeres
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Es claro que en el collage de las niñas alejadas se reflejan dos elementos importantes:
personas que han sido significativas a lo largo de su vida y sus emociones hacia estas, ya
sean odio o amor. Referente al grupo de abandonadas vemos imágenes inanimadas, en las
que registran sus deseos superficiales como cosas que le gustaría tener o hacer. Yolima es
la única que tiene una imagen propia con a futuro como el querer ser policía y psicóloga.
Pintado el retrato personal o algo que les guste
Grupo de Niñas alejadas de la familia
Grupo de niñas en condición de abandono
Imagen 11, Ana
Imagen 12, Diana
Imagen 13, Jenny
Imagen 22, Luisa
Imagen 23, Juana
Imagen 24, Mara
En los dibujos anteriores, vemos un patrón en la mente de las niñas abandonadas, al igual
que en el collage, muestran imágenes vacías, vistas en cualquier lugar sin ningún
significado. Las niñas alejadas, por el contrario tienen imágenes de ellas mismas donde
muestran sus conflictos, deseos, percepción familiar y personal.
Efectos del abandono y aislamiento familiar transitorio en el funcionamiento grupal y psíquico de dos grupos de mujeres
100
Trabajo grupal: el encuentro de las familias en el parque
Imagen 25, Grupo de Niñas alejadas de la familia
Dibujo Jenny
Dibujo diana
Dibujo Ana
Dibujo Kelly
Imagen 26, Grupo de niñas en condición de abandono
Dibujo Yolima
Dibujo Luisa
Dibujo Mara
Dibujo Juana
En el trabajo grupal del encuentro en el parque se observa primero la incapacidad del
grupo de las abandonadas de imaginarse un encuentro con sus familias, y tampoco
pudieron establecer relaciones entre ellas, lo cual no permitió un dibujo integrado, sino
cuatro dibujos aislados. No hay ninguna elaboración imaginaria de sentimientos, sino el
Efectos del abandono y aislamiento familiar transitorio en el funcionamiento grupal y psíquico de dos grupos de mujeres
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registro de imágenes concretas de un presente continuo, sin pasado ni futuro. En el grupo
de niñas alejadas sucedió todo lo contrario, integraron todos los dibujos, y podían
imaginarse de nuevo con su familia y en un encuentro entre ellas. En este último grupo
hubo algunas referencias a la institución, situación que las alejaba de sus familias. Sus
imágenes representaban de nuevo deseos, conflictos, vínculos de tiempo prolongado.
A manera de conclusión general podemos afirmar que la carencia de vitalidad
psíquica se expresa en la ausencia del color. No aparece ninguna figura resaltada, los
padres han desaparecido, son más bien imágenes fantasmagóricas. En el collage, como en
los retratos la gran diferencia está en que las alejadas incluyen su propia vitalidad y la de
sus objetos a través de las figuras animadas que usan, mientras que el grupo de las
abandonadas solamente incluyen imágenes de figuras inanimadas. En el parque lo que se ve
es que la dispersión prima en las mentes de las abandonadas, y la relación entre los
elementos en la niñas alejadas.
En el análisis de cada niña que se presenta en el aparte B de funcionamiento
individual toman de nuevo los dibujos y se ve lo que significada en cada una de ellas.
4. Comparación entre los grupos de niñas alejada y abandonadas con los
niños desplazados y abandonados
De entrada, es importante mencionar que a pesar que este fue un estudio
comparativo, entre el proyecto de Trevisi-Muñoz (2012) y Calderón-Muñoz (2014), no se
hicieron las mismas actividades, ni el proceso fue vivido de la misma manera, que el
primero. Sin embargo esto no impidió que el estudio arrojara similitudes y diferencias por
cuanto el planteamiento era similar.
a. Grupo de niños y niñas alejados o desplazados
En el grupo de “niñas alejadas” y niños desplazados es donde encontramos mayor
similitud: Trevisi y Muñoz (2012) describen que “este grupo entró desde el comienzo en
Efectos del abandono y aislamiento familiar transitorio en el funcionamiento grupal y psíquico de dos grupos de mujeres
102
una posición de grupo se supuesto básico de lucha y fuga donde predominó la burla, el
desprecio, el rechazo al líder” (p 170). De igual forma, en las niñas de esta investigación
predominó el mismo grupo de supuesto básico en el que expresaba el “odio, destrucción y
desesperación”, comúnmente hallado en este tipo de grupo, lo que hacía que se atacaran
entre sí o a la terapeuta, o bien entraran en situación de fuga a través del aislamiento, del
silencio y la inactividad en sesión.
Desde un comienzo con el grupo de alejadas la desconfianza se hizo presente en el
comportamiento de las niñas y en su expresión verbal: no hablaban y hasta saboteaban el
tema y la actividad por temor a que lo que dijeran fuera usado en su contra e impidiera su
reintegro. Esta misma situación se presentó con los niños desplazados del estudio anterior.
Inicialmente, el grupo de los desplazados solía oponerse a la actividad propuesta,
boicotearla, darle poca importancia y aprovecharla para asumir la protesta directa
contra el tontarrón desconocido que había llegado, como espía institucional, a
encontrarse con ellos para llevar la información a “la psicosocial”. (p 169.)
Una clara diferencia en este grupo, fue el funcionar terapéutico, puesto que ambos,
tanto el terapeuta hombre como la terapeuta mujer, fueron atacados por este grupo, con la
diferencia que en el de niñas la terapeuta no fue el objeto de burla, sino que esta se instaura
entre ellas atacando el trabajo que hacían. La terapeuta es vivida como una espía que puede
delatarlas, sobre ella se aplicó toda la transferencia de un objeto persecutorio y no
confiable. Fue el cómo cada terapeuta asumió los ataques de este grupo, lo que determinó
la diferencia: mientras Trevisi (2012) se defendía llenándolos de preguntas, Calderón, se
sumió en el desánimo lo que no le permitió trabajar sobre lo que estaba sucediendo. Trevisi,
como terapeuta afirma que:
Al inicio, las preguntas eran utilizadas como mecanismo de defensa con que me
protegía frente a los ataques del grupo, pero a medida que los ataque bajaron, pude
Efectos del abandono y aislamiento familiar transitorio en el funcionamiento grupal y psíquico de dos grupos de mujeres
103
pensar y hacer uso de las preguntas, no para defenderme, sino para indagar, aclarar,
interpretar, explorar, y confirmar hipótesis (p. 176).
Otra gran similitud estaba en el contacto de los sentimientos, puesto que tanto
hombres como mujeres mostraron dificultades para expresar o mostrar sus emociones, los
niños utilizaron la burla y el chiste como mecanismo de defensa, pero las niñas tomaron dos
caminos uno la somatización y otras el silencio.
Se niegan a entrar en contacto con los sentimientos de abandono. Se ridiculiza y se
hace chiste de cualquier tema que toque las fibras afectivas de su vida emocional.
Esto impide elaborar las actividades en profundidad. Razón por la cual pensamos
que este grupo estaba ubicado bajo la mentalidad grupal propia de grupo de
supuesto básico, en el cual el contacto con las emociones no es tolerado ni aceptado,
situación que dificulta la evolución psíquica (p. 171).
Siguiendo con lo anterior, encontramos la segunda diferencia, y es que las niñas
tomaron el silencio como mecanismo de defensa, no se trataba de que no conocieran o
negaran su dolor, era una decisión a la que habían llegado para proteger su regreso a casa y
poder sobrevivir a la institución, este silencio era una manera de aislarse.
Otra diferencia, es la entrada del grupo de las niñas a supuesto básico de
apareamiento, a partir de la tercera sesión con la partida de Tere, cuando se presentó un
entusiasmo por “salir del encierro y volver al paraíso de la familia”, donde todo iba a
cambiar. Esto no se vivió con el grupo de niños.
Por ultimo encontramos que al final del proceso ambos grupos empezaron a vivir el
espacio terapéutico de manera diferente, un lugar donde podían llegar y descargarse. Jenny
en la sesión catorce, quien regresó más abierta al trabajo terapéutico pues había reiniciado
su contacto con la abuela materna y su estado emocional era diferente, repercutió
directamente sobre Kelly, quien comenzó a participar activamente.
desplazados Trevisi y Muñoz (2012) cuentan:
En los niños
Efectos del abandono y aislamiento familiar transitorio en el funcionamiento grupal y psíquico de dos grupos de mujeres
104
Hacia el final del proceso, hubo un cambio de actitud de Manuel frente al terapeuta,
más no de Beck, quien seguía bajo el esquema mental de ataque y fuga. Manuel
logró entender que el espacio terapéutico era un espacio que estaba a su disposición,
que le podía usarlo constructivamente para hablar de sus sentimientos y emociones
sin sentir que esto sería utilizando en su contra. Esto me hizo pensar que la posición
mental de Manuel había cambiado pues pudo ponerse en contacto con la emoción
para poder pensar e integrar lo que estaba sintiendo en terapia (p 173).
Sin embargo vale aclarar que el grupo de niñas desplazadas en ningún momento
logro convertirse en un grupo de trabajo.
b. Grupo de niños y niñas abandonados
En el grupo de niños y niñas abandonados, la angustia persecutoria y los ataques
hacia el proceso y el terapeuta no se presentaron; tanto en el grupo de niños como en el de
niñas, desde el inicio prevaleció una actitud sumisa, lo que permitió que ambos terapeutas
se mostraran mucho más cómodos y complacidos con estos grupos, ya que les permitió
realizar las actividades y cumplir con los objetivos pactados.
Este comportamiento lo describen Trevisi y Muñoz (2012) como “un adaptación
sumisa”, la cual inclinaba al grupo hacia el supuesto básico de dependencia, solo que este
fue vivido de manera diferente en el grupo de las niñas. Trevisi y Muños (2012) afirman:
Aunque inicialmente hubiera cierta protesta, el grupo de los abandonados terminó
con una posición de aceptación sumisa. Este grupo recibió al líder con agrado y se
plegó a sus propuestas. Pero la relación de cada uno de los miembros con él fue
diferente. Eduardo se adhirió a él, situación que se vio, desde la segunda sesión,
cuando Beck amenazó y atacó al grupo diciéndoles que no iban a tener tiempo de
trabajar; Eduardo se hizo a mi lado y me preguntó con cierta ansiedad: “¿cierto que
vamos a poder trabajar?” Como si quisiera asegurarse de su existencia en esa
relación que apenas comenzaba (p. 162).
Lo anterior nos lleva a otra semejanza y es la necesidad de adhesión de estos niños
para existir. Situación que estuvo mucha más presente en las niñas, puesto que tres de las
cuatro participantes tenían un funcionamiento bidimensional, lo que determinaba que para
Efectos del abandono y aislamiento familiar transitorio en el funcionamiento grupal y psíquico de dos grupos de mujeres
105
trabajar tuvieran que pegarse a una compañera cercana. Esta adhesión no se dio con la
terapeuta, como en el caso de Trevisi, sino entre ellas, lo que fomentó y marcó claros
subgrupos: Luisa y Yolima y Juana y Mara, si la compañera de una faltaba al encuentro, la
otra se sumergía en el silencio, prácticamente dejaba de existir ante la ausencia de la otra.
Este tipo de elementos no se vieron reflejados en el trabajo con los niños.
Esto nos marca otra diferencia relacionada con la desaparición del supuesto básico
de dependencia en los grupos: mientras que en lo niños dio paso a un grupo de trabajo, en
las niñas llevo a la muerte: “muerte del grupo, muerte de la confianza, muerte de la
intimidad, muerte del proceso terapéutico”. Es decir si la dependencia, la cual era su forma
de supervivencia desaparecía, ellas también lo hacían.
Con relación a lo anterior encontramos una diferencia que es crucial para el
funcionamiento mental de estos niños, y es la concepción que ellos tienen de los
funcionarios de la institución. Aunque las niñas dicen pocos elementos negativos de los
funcionarios, tampoco reconocen muchos positivos, por el contrario los objetos que
rescatan como positivos son padrinos que la institución les otorga pero estos son externos a
los Hogares. Esta diferencia es muy importante puesto que Trevisi y Muñoz (2012)
encontraron que estos niños abandonados si tenían objetos positivos en la institución:
Le dije que él sentía que la defensora era una persona buena que lo protegía contra
su madre, le daba comida cuando tenía hambre, lo resguardaba cuando estaba
lloviendo, y lo iluminaba cuando era de noche, como si fuera una buena madre (p.
160).
En consecuencia Trevisi y Muñoz (2012) notan que en la mente de estos niños sí
existen objetos protectores por parte de la institución, por lo tanto sí se siente protegidos y
no inmersos en un mundo de mentiras y de adultos tiránicos tal y como lo vivieron las
Efectos del abandono y aislamiento familiar transitorio en el funcionamiento grupal y psíquico de dos grupos de mujeres
106
niñas. Esto nos llevó preguntamos ¿será que existe en la institución tratos preferenciales
hacia las casas de los niños?
A pesar de lo anterior, esto no fue impedimento para que el abandono generara
estragos en la mente de los niños, puesto que una de las grandes similitudes de estos dos
trabajos fue la incapacidad que se encontró en estos niños de desarrollar un mundo interno.
Sobre esta condición mental todo es concreto y limitado a lo sensorial, de esto Trevisi y
Muñoz (2012) comentan:
Tal vez la experiencia de abandono temprano de estos niños no les permitió
desarrollar un mundo interno, una realidad psíquica y se quedaron viviendo en la
concreción de sus sentidos, tratando de adaptarse a las exigencias del mundo
externo con el fin de sobrevivir en él. Eran más dóciles que los del otro grupo,
podían pasar por periodos de trabajo en grupo pero también la primacía de un
miembro los llevaba a un funcionamiento de supuesto básico de dependencia […]
Los sueños que tenían eran más una repetición de eventos concretos vividos, de la
misma calidad que la construcción del parque y la escena que imaginaban
simplemente repetía lo que comúnmente ellos hacían en el parque del barrio (p.
165).
Por último, es claro que el grupo de abandono tanto el de niñas como el de niños fue
mucho más amable con los terapeutas, pero esto se dio por circunstancias diferentes. Los
niños al reconocer a la institución como un elemento positivo que los trata con cariño, de la
misma manera ellos lo hacen con cualquier persona que sientan que está relacionada con
esta. Sin embargo con las niñas esto se dio por obediencia, sumisión y dependencia. Esta
diferencia se debe también a que en el caso de las niñas, todas venían de familias callejeras
invertidas.
B. Funcionamiento individual
Para iniciar el registro de cada uno de los casos utilizamos las breves historias
institucionales sobre cada una de las niñas y luego dividimos la presentación de los
Efectos del abandono y aislamiento familiar transitorio en el funcionamiento grupal y psíquico de dos grupos de mujeres
107
resultados en los siguientes temas: a) Relaciones familiares que incluían lo que decían
sobre sus padres y hermanos, y las vínculos con ellas; b) relaciones con las instituciones en
las que describían los funcionarios de la institución y las maneras en las que las trataban y
como se sentían hacia ellos; c) relaciones con las escuelas y los amigos en la que se
pusieron los personajes sobre los que hablaban y cómo se relacionaban con ellos; d)
relaciones en el grupo terapéutico lo que incluía las imágenes y relaciones con la terapeuta
y sus compañeras de trabajo. Enseguida se describieron los estados mentales que incluían:
a) apatía y aburrimiento, b) entusiasmo y diversión y c) desconfianza y persecución.
Finalmente se incluyeron los comentarios que realizaron con relación a otros temas: a)
abandono, maltrato y adopción, donde se recogieron sus opiniones y vivencias al respecto;
b) deseos que incluía todo aquello que querían hacer o poseer c) sueños y sexualidad y d)
dibujos.
1. De las niñas alejadas de sus familias
Fueron cinco las niñas que participaron en el grupo de niñas de alejadas de la familia.
Dos grandes: Tere (15 años) y Kelly (15 años) y tres pequeñas: Ana (12 años), Diana (13
años) y Jenny (13 años).
a. Tere una niña rabiosa que se sentía mal mirada por todos
Breve historia institucional. Tere tenía 15 años de edad y estaba cursando séptimo grado.
Ingresó en julio de 2012. Fue llevada por la madre al centro zonal de Usme, debido a que se
había escapado del hogar, y deseaba irse a vivir con su novio y otros amigos. La madre
afirmaba que la relación con su hija se encontraba en un momento de crisis, lo que la había
llevado a amenazar a Tere con llevarla a un internado o a casa de su padre biológico, a lo
que la adolescente le respondía que se evadiría de esos lugares.
Efectos del abandono y aislamiento familiar transitorio en el funcionamiento grupal y psíquico de dos grupos de mujeres
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La madre asistía a psicología para recibir pautas de crianza, enfatizándose el trabajo
en elaborar los límites. El novio de Tere ingresó al ejército a prestar servicio militar, lo que
tenía preocupada a la madre quien sentía que el comportamiento de Tere podía empeorar y
ella no sabía cómo controlarla.
Objetos y relaciones
Relaciones familiares
“Yo… bueno yo estoy aquí porque me volé de mi casa, es que mi mamá nos pegaba
muy duro, huy eso nos daba pero durísimo, y yo me cansé y me fui, luego la policía me
cogió y me empezaron a preguntar cosas y terminé acá, pero ya en un mes salgo”.
Tere no quiere compartir con la terapeuta detalles sobre su vida, hace una
descripción muy somera para señalar que ya no le queda casi tiempo en la institución y no
le interesa participar en el grupo al que la mandaron.
Relaciones con la institución
Prefería mantenerse callada y distante. Esta manera de existir era una forma de
impedirle a los otros que utilizaran alguna información en su contra para retrasarle su
reintegro: “eso dicen los del bienestar pero quién sabe si creerles, así en San A. (otro
hogar del bienestar) me decían: ya va a salir, y así me tuvieron dos meses”. El día del
reintegro afirmó: “no yo no las tengo a ninguna de ustedes… mentiras si tengo a una”,
“no, cuando yo salga voy a borrar a todas las personas que tengo de acá, bueno solo voy a
dejar a unas, las más cercanas”, “si, yo si voy a borrar a muchas personas como a
Ximena”, “yo si espero irme y no volver a verlas”, “aparte uno aquí no puede estar triste,
porque creen que uno es un vicioso”. Salir de la institución le permitió expresar todo su
desagrado: “yo ya menos mal me voy y espero nunca volver a verlas”.
En su mente todo lo que sucedía en las instituciones era usado en su contra y el gran
enemigo era Bienestar. No había logrado establecer ninguna relación que valiera la pena
conservar, y quería alejarse del todo y de todos, lo más rápidamente posible. El día de su
reintegro manifestó, apasionadamente, su deseo de borrar esta experiencia de su vida, de
nunca volver por la institución y de olvidar el mal momento que vivió; para lograrlo
decidió que iba borrar de Facebook los contactos, fotos o comentarios. Sentía que así
borraba la experiencia y los malos recuerdos.
Efectos del abandono y aislamiento familiar transitorio en el funcionamiento grupal y psíquico de dos grupos de mujeres
109
Relaciones con la escuela y los amigos
Por otro lado, el colegio para Tere no era importante, era solamente un lugar al que:
“yo si voy, pero voy a molestar”, porque es peor quedarse en esta casa, que horrible”, “es
que en los colegios grandes es fácil capar clase”. También buscaba la manera de
comunicarse con sus amigos del barrio o familiares a escondidas: “si claro, yo digo que voy
a la tienda y me dan permiso y ahí aprovecho para llamar a mis amigos del barrio, a otros
familiares”, tal vez de esta manera no se siente tan sola, ni tan encerrada.
La institución era el peor lugar en el mundo, la limitaba tanto que ella simplemente
buscaba la oportunidad de alejarse con mentiras y engaños.
Relaciones en el grupo terapéutico
Era muy ruda con sus compañeras y hacía críticas negativas al trabajo que las otras
realizaban: “usted si es boba no sabe sacarle la punta a un lápiz, venga y la ayudo”, “huy
¿qué es eso? ¿Qué son esas nubes tan deformes? ¿Usted qué está haciendo ahí?”. Pero a
ella no le gustaba ser molestada por sus compañeras: “Tere se empieza a enojar mucho,
empieza a bajar la cabeza como conteniendo la rabia, Tere no vuelve hablar”.
La sensación de vivir en un mundo hostil donde siente la persecución y los ataques
contantemente, también la tenía hacia la terapeuta cuando le preguntaba de manera
agresiva: “¿A usted la mandó alguien de bienestar? Entonces, ¿por qué esta acá?”.
Tere debido a la frustración intolerable en que vivía presentaba una tendencia al
pugilato, a la pelea reactiva antes de ser atacada.
Estados mentales
Apatía y aburrimiento
La actitud de Tere no cambiaba, continuaba desafiante y apática a lo que se le
proponía y hacía comentarios como: “No, yo no quiero”, “huy no eso pa‟ que, no ve que
me ensucio”. El día del reintegro la terapeuta le preguntó si le pasaba algo y le respondió:
“no, no tengo nada”, “(risas suaves) estoy esperando que llegue mi mamá”, “voy a ver si
ya llegó mi mamá, la estoy esperando”. Al preguntarle cómo se sentía con su partida, solo
respondió: “normal”, “nada, normal”.
En la sesión número tres (el collage) que fue la última sesión en la que estuvo
presente, mantuvo una actitud de desinterés y de autómata; cumplió con la actividad, pero
no habló, ni la explicó, la hizo por hacerla. Como ese día se iba de reintegro, solo estaba
pendiente de la llegada de su madre; le podía permiso a la terapeuta para salir y ver que
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todo estuviera listo. Nunca quiso nunca estar en sesión, lo único que ella quería era irse
para su casa a ver sus amigos.
Desconfianza y persecución
Otra parte importante de la personalidad de Tere era su sensación de persecución y
de ataque de los demás: “huy como odio que lo miren así a uno y se burlen de las cosas
que uno hace”.
Había en ella una fuerte desconfianza hacia todos los que la rodeaban. Tal vez por
esto mostraba tanta resistencia a trabajar y a integrarse en las sesiones, prefería mantenerse
callada y distante, para que nadie la mirara. Tere era hostil y quería destruir todo lo que
veía y sentía que podía hacerle daño.
Otros temas
Dibujos
Su actitud ruda no le impidió trabajar en la primera sesión (familia en plastilina), sin
embargo no dijo nada sobre su dibujo. Con esta actitud empezó a mantenerse al margen de
las actividades.
Un momento de la actividad en el parque, logró calmarse e integrase, por unos
minutos y surgió una parte amable que le permitió crear una breve historia donde las
familias se reunían a conversar: “que llega la familia de Diana y hacemos un picnic, nos
ponemos hablar entre todos”, “yo traigo el pollo asado”.
Desgraciadamente Tere hizo los dibujos pero no habló mucho sobre ellos. Así que
lo que vamos a decir son interpretaciones de un sueño sin asociaciones. La imagen de la
familia que Tere dibujó, era la de una familia completa pero en el aire cubierta por unas
nubes oscuras. Las figuras tenían color, la imagen de una mujer, posiblemente la madre era
la que sobresalía; el padre era una figura pequeña a su lado y al otro lados dos figuras de
niños, posiblemente ella y su hermano. Familia completa en su mente pero no en la
realidad.
Efectos del abandono y aislamiento familiar transitorio en el funcionamiento grupal y psíquico de dos grupos de mujeres
111
Tere es marginal en su familia, en la escuela y en la institución. Estaba siempre
atacando o protegiéndose de los ataques.
En el collage aparecieron sus deseos pero
también el padre-hombre añorado, las rivales, y unos trozos de su ser infantil que se
escondía bajo una imagen grandiosa de su ser mujer y de los edificios maravillosos de una
ciudad esplendorosa. Era una niña que no está contenta con nada de lo que tenía. Solo
quería irse y alejarse, ser diferente y esconder todo aquello que la ubicara como una niña de
bienestar, de esas que son despreciables. Era una niña que quisiera ser algo maravilloso,
pero no lograba que nadie la mirara bien, ni la aceptara. Era un yo rabioso que pelea con el
mundo entero porque no se siente aceptada por nadie. Se defendía con la rabia, la fuga y el
engaño.
A pesar de la poca información que tenemos es claro que la institución exacerbó en
ella sus ansiedades persecutorias, su desconfianza y su enojo con el mundo. Para Tere el
único objeto bueno era su novio, de resto su padre no eran nadie para ella y su madre
alguien que solo quería mandarla y alejarla de su novio.
b. Kelly una niña forzada a ser mamá cuidadora desde pequeña
Breve historia institucional: Kelly tenía quince años y cursaba séptimo grado.
Ingresó en enero de 2012, cuando tenía catorce años. Llegó a protección por encontrarse
viviendo junto a su hermano menor sin el acompañamiento de un adulto. En la habitación
que compartían, con su madre antes de que ella fuera detenida en Rivera (Huila); cuando
su madre fue detenida en esa ciudad, volvieron solos a Bogotá y desde entonces Kelly
asumió el rol de cuidadora, ella era quien realizaba labores propias de la casa y además
trabajaba para satisfacer las necesidades de ella y su hermano por lo que los dueños de la
casa denunciaron esta situación al ICBF.
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Kelly tenía contacto con su abuela materna pero debido a que ella y la madre tenían
una relación conflictiva, Kelly y su hermano no la reconocían como una figura importante y
por eso la abuela se había negado a tener la custodia de los niños. En cuanto al padre no
existía mayor información sobre su ubicación, ni tampoco ayudaba con cuotas alimenticias
a la madre. El hermano de la niña contaba que la madre solía trabajar en una cafetería y
que los dejaba largas temporadas solos y que era Kelly quien asumía su cuidado. La abuela
describía a la madre de los niños como una mujer negligente en el cuidado de sus hijos,
que los exponía a ventas callejeras por períodos largos, sin supervisión y con horarios
nocturnos de trabajo.
La madre fue trasladada a la cárcel del Buen Pastor en Bogotá, en donde se le inició
un proceso de visitas con sus hijos. Pero como Kelly había sido descubierta en situaciones
de hurto y consumo de drogas, fue trasladada a un centro de emergencia en donde se le
restringieron las llamadas a la madre. Al volver a la institución a Kelly se le permitieron las
visitas con la madre y entró a un curso de validación los domingos.
Objetos y relaciones
Relaciones familiares
Debido a su rápida integración con la terapeuta, Kelly logró narrar su historia sin
ninguna dificultad: “bueno, mi mamá está en la cárcel y mi hermano está en otra casa
aquí, él tiene 11 años”, “lo que pasa es que nosotros tres nos fuimos de paseo a Neiva, y
estábamos allá y la policía cogió a mi mamá y se la llevó. En un momentico que pude
hablar con ella me dijo que me viniera con mi hermano a Bogotá, y ese mismo día me vine
con mi hermano solita. Luego vivimos solos como 11 meses y un día me fueron a buscar al
trabajo, ah porque yo trabajaba, entonces me fueron a buscar y como yo sabía que eran
del ICBF yo decía no aquí no hay niños y cerraba la puerta, ya luego me cogieron y me
llevaron para el centro zonal, y luego para acá y aquí sigo (risas)”.
En el collage, Kelly quiso mantener lo bueno y desechar lo malo: “pero yo no
quiero poner a las que les tengo rabia, eso pa‟ que, quiero poner a las que quiero”,
“puedo poner a mi perrita, es que yo la amo”. Ella prefiere quedarse con la imagen de la
madre buena que la acompaña y la quiere. Pera Kelly, también quisiera borrar de la mente
el paso por la institución: “¡huy sí! Si yo me fuera de acá también los borraría a todos, no
Efectos del abandono y aislamiento familiar transitorio en el funcionamiento grupal y psíquico de dos grupos de mujeres
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mentiras tal vez no a todos”. A pesar de todo, tampoco puede abandonar ni a su hermano ni
a su madre.
Kelly tiene la tendencia a escindir, a mantener alejados los objetos y los afectos en
buenos y malos. Si aparece el bueno desaparece el malo y viceversa. Tiende a idealizar su
familia.
Relaciones con la institución
En el primer encuentro, Kelly se mostró molesta por algunas represalias que tomó la
institución con ella: “¡que por eso! Ni que me hubiera ido a mi casa, fijo me hubiera ido a
mi casa y nadie se hubiera dado cuento (risas)”, “no fue que fui a la casa a pedirle a Ruth
reporte pero no estaba y fui a ver a otra niña que, hay que apoyarla y ya por eso me van a
poner reporte, puedo decir que me fui al parque y quien va a decir que no”.
En ella es muy claro el uso de la mentira como un medio de protegerse de la
persecución de los adultos. Se siente tratada injustamente con regaños y castigos que no se
merece, ella trata de ayudar pero la castigan. Ella eso es lo que sabe hacer: protegerse y
proteger a los necesitados.
En la sesión once habló de lo bueno de la institución: “pues no yo si la pasé muy
bien, hicimos pijamada en la casa, vimos películas de miedo, dormimos todas juntas”, “si
la pasamos re-chévere, es que la señora de la casa es súper buena gente nos deja hacer de
todo”. Y de manera irónica criticó la cena de Navidad que les dieron en la institución: “si
es que nos estamos quedando pobres (risas), a nosotras nos dan eso y a mi mamá en la
cárcel le dieron pavo, de almuerzo bandeja paisa y rica porque mi mamá sabe de eso y ella
dijo que estaba rica y en la noche pavo y uno aquí disque hamburguesa (risas)”.
En la sesión doce estuvo sola con la terapeuta y mostró un cansancio emocional y
físico generalizado, producto de las situaciones desagradables vividas en la institución, pero
también por la falta que le hacía su madre, a quien no veía hacia un año: “pues sí, hoy iba
mi psicosocial a verla y definían si la iba a ver o no, pero tocaría hasta el dos del otro mes
(hace mala cara)”, “si es que tengo pereza, pues de mi psicóloga, ella me caí bien normal,
porque yo llevo mucho tiempo pidiendo los papeles de psicología, los últimos para que se
la enviaran a la cárcel que estaba mi mamá y la trasladaran para acá porque nosotros la
necesitábamos pero se demoró mucho y eso, pero ella que no, que no podía hacer eso y por
eso mi mamá se demoró mucho”.
En esta misma sesión, Kelly expresó su sensación de encierro y malestar, de
aburrimiento y tristeza, por estar en un lugar donde le impedían las actividades propias de
su edad: “mire que estoy muy aburrida de estar acá”, “es que aquí no se puede hacer
nada, va a ver un paseo del colegio y toca pedir permiso y ya eso es que no vamos a ir, es
seguro, además vale 30.000 y aquí no nos van a dar la plata”, “una amiga me dijo que me
pagaba el paseo, listo yo por ese lado puedo ir, pero no me van a dar permiso, porque así
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es con todo, si a uno lo invitan a cine o a cualquier lado le dicen que no porque uno no
puede salir de acá, uno nunca puede salir de acá”.
Es como si en Kelly todo lo bueno estuviera puesto del lado de su madre y su
familia y todo lo malo del lado de la institución, cuando reconoce algo bueno de la
institución parece estar presente una acomodación al discurso de otros.
Relaciones con la escuela y los amigos
En la quinta sesión, Kelly decidió escribirle una carta a un amigo especial, se
mantuvo muy concentrada, tranquila y sensible mientras escribía: “es que le estoy
escribiendo a Steven y yo a él lo quiero mucho y lo extraño”, él era como mi hermano
mayor (se le aguan los ojos) él era mi compañía aquí, mi confidente, yo a él le contaba
todo, todo, éramos muy unidos, él era quien me alegraba el día en el colegio. No, mejor
dicho, cuando se fue a mí me dio durísimo, y lo extraño mucho me gustaría que esté aquí
conmigo nuevamente (se le salen las lágrimas)”, “muchísimo, me quedé sola”.
Carta a Stiven.
Hola hermanito mayor, hay Stiven lo extraño, este la verdad es que usted es como mi
apoyo acá, usted sabe que yo no confió en alguien tan rápido no sé porque le cogí tanta
confianza de contarle todo y usted sabe a lo que me refiero. La verdad me siento re triste
desde que usted se fue, todo cambió. Uy fue muy difícil, esa última semana de colegio en
ese salón usted era el que me hacía reír, si estaba triste usted sabía cómo hacerme reír.
Fue algo bien raro me alejé de todos ya no le hablaba a nadie, peleé con Betty, fueron
muchas cosas, la verdad es que todo cambio, ya no me rio, no le cuento a nadie mis cosas,
lo de mi mamá usted era quien me apoyaba, lo extraño re arto, ya me da igual ir al
colegio, sin usted es como si estuviera sola.
A ver ¿Qué le cuento? Ha me bauticé hice mi primera comunión y mi hermano
maya no estuvo, fue algo feo sin usted, si ve todo lo que usted hizo cambió todo, todo en
realidad. Cuando pensé que tenía a alguien se aleja y cada vez más y me da tan duro, mire
mi mamá por allá bien lejos y usted también se da garra, yo todas las noches, también, por
el día pienso en usted y en mi mamá, ¿estarán bien? ¿Dormirán bien? No sé yo le pido a
Dios que me los cuide y los tenga con salud.
Aquí con todas esas chinas, usted sabe que no me la llevo bien con esas chinas, qué
más da, ojalá nos volvamos a ver y usted allá pensando en todo y haya cambiado un poco
en lo que usted sabe, me hace la de falta, me siento re mal por todo lo que pasó. ¿Qué más
le cuento? Pues mis padrinos como que son un apoyo que llegó pero todavía no los
conozco bien, pero ahí vamos, igual se ven buena gente. Ha el osito que usted me dio le
puse Stiven y ese oso es el que le cuento todo, es igual a usted, sé que no le van a decir
nada a nadie, son como una tumba y ojala usted piense bien para que nos veamos pronto y
ojala se encuentre bien y que Dios lo cuide, lo quiero y lo extraño mucho y me hace la de
falta hermanito, y no escribo más porque me aburre, lo quiero mucho, mucho.
Att: Kelly, su hermana menor (X, X, X, X jajaja todavía me acuerdo con quien me
molestaba y lo dejo me voy, ojala nos veamos pronto lo quiero mucho).
Efectos del abandono y aislamiento familiar transitorio en el funcionamiento grupal y psíquico de dos grupos de mujeres
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En la carta, se observa de nuevo la aparición de un objeto amado añorado que, al
igual que la madre, cuando está presente parece trasmitirle mucha vida y mucha alegría,
pero cuando se aleja la deja perdida en un mundo hostil donde hay enemigas que la atacan
y a quienes ella detesta. Como si hubiera en la relación con Stiven una trasferencia de lo
vivido con su madre.
Relaciones con los miembros del grupo terapéutico
En los primeros encuentros, cuando aún estaba Tere en el grupo, Kelly era quien
dirigía las sesiones. En ese momento tenía una actitud receptiva e interesada hacia las
actividades e intentaba ser motivar y movilizar a sus compañeras. También mostró interés
en la terapeuta.
En el segundo momento Kelly comenzó a distanciarse por las dificultades que tuvo
para integrarse con sus compañeras más pequeñas que habían formado un subgrupo, del
cual ella y la terapeuta habían quedado excluidas.
Estados mentales
Apatía y aburrimiento
Con la partida de Tere, Kelly se distanció del grupo. Esto podía estar relacionado
con que Tere era su compañera de casa y la única de la misma edad, por lo que pudo
sentirse sola y sin apoyo, y esto la llevó a aislarse y mantenerse callada. Kelly no ha hecho
más que cuidar a los otros, y siente que no puede abandonarlos. Sus objetos necesitados la
tienen atrapada. Es un yo bondadoso que ha necesitado desde siempre que alguien la cuide,
y de hecho siente que su madre la cuida y le da gusto. Tal vez Tere la cuidaba también y
ahora la echaba de menos como añoraba también a la madre.
En la sesión 12 y 13, Kelly se encontraba totalmente desmotivada, estaba callada y
sus respuestas era monosilábicas y simples: “nada normal”, “si nada todo igual, sigo
yendo al mismo colegio feo ese, no quiero ir más”, “no yo prefiero validar”. Comentó con
relación a sus sueños hacia el futuro: “si, ya para esa época ya habré terminado el
bachillerato, y ya tendré 18 años y saldré de acá”, “no pues vivir bien, no escasos pero si
con lo necesario”, “no sé no lo he pensado, trabajar para darle a mi mamá y mi hermano
lo que necesitan”. En ese momento, Kelly comentó que era probable que la cambiaran de
institución: “si de pronto la otra semana no estoy, eso es lo que me va a decir la defensora
si me voy a otra institución”.
Efectos del abandono y aislamiento familiar transitorio en el funcionamiento grupal y psíquico de dos grupos de mujeres
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Entusiasmo y diversión
En la séptima sesión Kelly se ausentó debido a algunas actividades de la institución,
pero regresó en la sesión ocho, en donde nos dedicamos a jugar. En esta sesión Kelly se
divirtió y se integró un poco más con sus compañeras en el juego de stop; ella fue la única
que en la casilla de emociones no mencionó ninguna negativa, por el contrario, mencionó el
amor y fue la única de todas las participantes que lo hizo, esto podría estar relacionado a la
estrecha relación que tiene con su madre, quien a pesar de estar en la cárcel se mantiene en
contacto con sus hijos. Desde el principio de la sesión Kelly manifestó lo importante que
era, para ella y su hermano, la llamada de su madre los jueves.
Kelly había pasado por varios momentos diferentes en su relación con el grupo:
inicialmente estaba entusiasmada, luego aburrida y desinteresada en los encuentros, y
después con su cambio de institución y el regreso con Jenny, se mostró nuevamente
cómoda y animada, volviendo a ser la misma del inicio de los encuentros, donde cumplía
con la actividad, y jalonaba al grupo hacia al trabajo. Kelly regresó en la sesión catorce,
después de mes y medio de ausencia. En esa sesión se hicieron collares y pulseras.
Cuando Kelly volvió a estar a junto Jenny, se la vio motivada y animada lo que le
permitió hablar fluidamente y comentar todo lo sucedido en el tiempo que no estuvo: “no
ya nada, ya hasta me dejan salir sola, antes nada antes ni a la tienda sola, ahora sí, ya
hasta voy al centro de validación sola, antes que ruta, que con la profesora, ya no ya voy
sola y regreso sola “, “yo también vi a mi mamá”, “por eso, mi mamá era toda alta y yo
chiquitica y ya la voy a pasar, me le paré al lado”. Ese día también mostró interés por la
actividad y por estimular a su compañera: “me pido este (bolitas azules)”, “(risas) no le
puedo hacer nudo a esto”, “¡ja! El mío, con las que son más chiquitas se pueden hacer
figuras”.
En la sesión quince, en donde se oyeron trozos de música instrumental, para
plasmar lo que les producía, Kelly se mostró muy animada: “haga algo Jenny”. Hablaba de
sus gustos y experiencias: “¿ese celular tiene juegos? (dirigiéndose a la terapeuta), huy en
Apple hay uno de esos y uno juega así”, “un día yo me metí a Apple y el señor disque, ¡ay!
Voy a llamar a la policía y yo le dije que no estábamos haciendo nada, no le estamos
robando, estamos es mirando y él ay empezó a gritar voy a llamar a la policía ustedes
siempre vienen aquí es a jugar… que no sé qué”.
En la última sesión, se hizo un recuento de lo vivido en este proceso por medio de
un collage donde estaban todos los trabajos realizados. En este encuentro, Kelly logró
recordar y divertirse: “aquí está el mío”, “este es el mío”, “ah esto lo hizo Tere”, “y trajo
la carpeta con nuestros trabajos”. También, habló de su madre y de los problemas que se
le habían presentado: “esta semana dicen si me van a dejar hablar con mi mamá”, “si y
tampoco se sabe si me van a dejar ir a verla”.
Efectos del abandono y aislamiento familiar transitorio en el funcionamiento grupal y psíquico de dos grupos de mujeres
117
El regreso a la institución con mayores libertades y poder retomar contacto con la
madre le permitió a Kelly recuperar su vitalidad. La imagen de la madre buena presente en
ella, y la ilusión de verla pronto, así como el regreso de Jenny es lo que le permite salir de
la tristeza y el aburrimiento.
Otros temas
Deseos
Kelly expresó su deseo de volver a casa y a las comodidades que esto representaba:
“¡huy! Quien no quisiera estar en la casa, no hay nada como la casa, ver televisión
acostada, que la mamá a uno le cumpla los antojos, que si uno quiere pollito ella compre
pollito, huy no, no hay nada como eso”.
En la sesión seis, donde se realizó el juego de roles “periodistas-victimas”, a pesar
de su poca participación, intentó dar su opinión sobre algunos temas, como el aborto: “yo
no dejaría que ninguno de mis hijos aborte”, “porque ellos no tienen derecho a quitarle la
vida a ese ser”. Otro elemento importante de la sesión fue el deseo de ver a su madre: “uy
si yo también quiero ver a mi mamá”.
Sueños
Al igual que algunas de las participantes en la sesión nueve, Kelly comentó: “yo no
sueño”, Esto claramente la mantuvo desmotivada en la actividad, por lo que se propuso
jugar el Uno.
Dibujos:
En el dibujo de la familia fue la que primero habló: “yo empiezo, yo estoy poniendo
aquí a mi mamá y a mi hermano, solo los tengo a ellos”, “déjela no ve que es la primera
vez que está aquí con nosotros”.
En la familia aparecía la imagen de ella con su mamá y su hermano. El color de la
madre es el color del sol. Está la imagen de la madre que les alumbra la vida cuando están
juntos. Es el objeto bueno al que ella echa de menos. Encima de su hermano y de ella estan
las nubes negras de la vida dificil que les ha tocado vivir desde que la madre fue recluida en
la cárcel en Neiva. La madre, descalificada por la abuela es la que Kelly echa de menos: la
que le ayudaba cuando ella la necesitaba, la que la complacía y le daba lo que ella quería.
En la sesión en el parque, Kelly propuso otro sitio para realizar el encuentro: “no
ese es horrible (me mira) ay vamos al de bonanza”, “no es acá cerquita pasando el puente
peatonal”. También se mostró animada por lo que se iba a realizar: “¿no trajiste
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temperas?”, “yo voy hacer un árbol, ahí va a estar todo mi familia y aquí mi hermano
porque es todo un miquito (risas de todas) […] pero primero me pido hacer el cielo y el
sol”.
En el dibujo del parque la familia de Kelly, ella y su madre, están bajo la sombra de
un árbol y el hermano está subido en el árbol y puede moverse libremente y miquiar. Ella y
su hermano se movían libremente en la calle pero al final del dia se reunían con su madre y
ella los protegía, como el árbol del dibujo.
Kelly tuvo tres momentos durante el proceso terapéutico; primero, una Kelly
animada e interesada en las actividades propuestas tomando el liderazgo del grupo.
Segundo, con la partida de Tere, Kelly se alejó del grupo, y cuando poco a poca cada una
de las integrantes fueron partiendo, unas por reintegro familiar y otras por cambio de
institución, Kelly, ya sola con la terapeuta, se alejó completamente del proceso terapéutico,
manifestando su malestar con respuestas monosilábicas o con silencios incómodos.
Tercero, luego de ver a su madre en la cárcel y del regreso de Jenny a la institución,
nuevamente se dio un cambio en Kelly quien volvió a mostrarse interesada y animada en
las sesiones.
c.
Ana una niña inmensamente triste y emocionalmente aislada
Breve historia. Ana tenía 12 años y cursaba séptimo grado. Ingresó a la institución
en marzo del 2012 cuando tenía once años. Llegó con medida de protección siendo su
primer proceso con el ICBF, al ser víctima del maltrato infantil por parte de su madrastra.
Ana narró que después de contarle a su padre cómo la madrastra le había pegado a su
hermano menor, la madrastra tomó represalias colocándole en tres lugares diferentes de la
cara una cuchara caliente, indicándole que de esta manera le enseñaría a no decir mentiras;
evento que fue reportado por el colegio quien activó la atención especializada y a través del
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119
Hospital de Tunjuelito se solicitó la medida de protección para los niños. Según informaba
el grupo de hermanos, la madrastra solía utilizar castigos físicos como cachetadas, golpes
con palos, les refregaba el cuerpo con ortiga, los bañaba y rasguñaba. Después de esas
agresiones amenazaba a los niños y los presionaba para que no le dijeran nada al padre y a
las instituciones que los rodeaban como el colegio.
El padre, por su parte, no tenía los cuidados adecuados para con los niños. Los
dejaba mucho tiempo solos, y los viernes y sábados llegaba tomado y con amigos
exponiéndolos a situaciones peligrosas de abuso sexual por parte de otros adultos o del
mismo padre.
Objetos y relaciones
Relaciones familiares
“Bueno mi mamá se murió hace como 7 años de hepatitis b, luego mi papá conoció a
otra señora y nos fuimos a vivir, ella, mi papá, mi hermano y el hijo de ella. Ella al inicio
era muy bien, no dejaba que mi papá nos pegara, nos defendía, pero jum, yo no sé qué le
pasó y de repente cambió mucho con nosotros, nos empezó a pegar mucho, a mi hermano
le pegaba con ortiga, ¿si sabes cuál es? Bueno, ella nos pegaba así durísimo y mi papá no
me creía hasta que un día yo llegué y ella le estaba dando a mi hermano con la planta y le
daba durísimo, él tenía la colita roja, roja, y luego cogía y le enterraba más en la cola las
espinitas de la planta, yo bajé corriendo y le conté a mi papá y el vino y la vio, ellos se
encerraron en el cuarto, pero jum la dicha me duró muy poco, porque al día siguiente yo
bajé a la cocina temprano a desayunar y dejar las cosas listas para todos, entonces ella
bajó a pringar su almuerzo con agua caliente, entonces de repente ella calentó una
chuchara, con esas con las que uno come y me cogió y me la puso en la cara, aquí, aquí y
aquí, yo estaba rojísima, en el colegio se me veía la cara deforme. Bueno ese día me vine
para el colegio y me preguntaron qué me había pasado, pero como mi madrastra me había
amenazado con hacerle algo a mi hermanito yo prefería no hablar. Bueno, luego de un
tiempo me dijeron que si les contaba no iban hacer nada, pero que va, aun así estoy aquí y
me gustaría regresar a mi casa, porque yo a esa señora no le guardo rencor”.
En la narración de su historia personal, vemos como se hace presente la inestabilidad
emocional de los objetos, y es esta inestabilidad la que fomenta en ella la desconfianza.
También refleja la necesidad de estar cerca de su padre, es preferible soportar el maltrato
físico fuerte, que estar lejos de él que junto con su hermano son su única familia. En el
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dibujo de la familia muestra la persecución que se origina en eventos dramáticos: la muerte
de la madre, la agresión de la madrastra, el abandono del padre.
Relaciones con la institución
Era tal la desconfianza de Ana, que ella solo logro contarnos algo muy corto
respecto a su percepción sobre la institución “hay que reconocer que aquí nos dan muchas
cosas pero materiales, y no… ¿si me entiende? (Se lleva los brazos al pecho).
Más tarde el reencuentro con el padre le permitió empezar a reconocer figuras
positivas en la institución: “es que ella es toda linda conmigo, está pendiente de mi proceso
y todo”, “si pero ella está pendiente, de que se hagan las cosas, ella me ayudó a que todo
se diera para que pudiera salir con mi papá”.
Relaciones en el grupo terapéutico
En la segunda sesión, Ana estaba menos prevenida y expresó el temor a ser
cambiada y abandonada por la terapeuta: “es que nosotras vinimos porque queríamos saber
si ya no vas a trabajar con nosotras”, “si es que hay un rumor que ahora vas a trabajar
con otras niñas de la casa”, “ah, es que nosotras no sabíamos si venir o no, solo venimos
porque queríamos preguntarte”. Ese día quería agradar y ayudar a la terapeuta: “Así, yo
soy tu secretaria y tengo tus cosas”.
Surge claramente el sometimiento al objeto. Aquella misma dependencia y entrega
que se dio con la madrastra buena, que le recordaba a su madre y que luego la dejó en las
garras de la madrastra-bruja, de quien el padre no logró defenderla ni a ella ni a su
hermano.
En la actividad del cuento donde se narraba la historia personal, o una carta a un ser
especial, ella simplemente no pudo hacerlo; empezó a decorar su hoja, pero no escribió
nada, por el contrario empezó a somatizar, a sentirse mal.
Para ella tener que entregar un trabajo que pudiera ser evaluado, le exacerbaba aún
más su malestar: “esto toca entregártelo”, “huy no”, “si por eso yo no he podido escribir,
“porque no quiero ponerme a recordar”, “yo me estoy sintiendo mal, puedo ir al baño”,
“Ganas de vomitar, me empezó a doler el pecho”. Ella había optado por no recordar: “es
que es muy difícil recordar, pensar en la vida de uno”.
En supervisión vimos cómo a Ana le era difícil no solo confiar, sino desahogarse,
expresar su dolor, todo quedaba localizado en su cuerpo. Esto nos hizo pensar en la
Efectos del abandono y aislamiento familiar transitorio en el funcionamiento grupal y psíquico de dos grupos de mujeres
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incapacidad que ella tenía de metabolizar sus emociones y experiencias, tal vez porque no
había tenido donde depositarlas.
En la sesión ocho, en la cual solo se iba a jugar, Ana prefirió no integrarse del todo,
se involucró pero de manera lejana, ella dibujó mientras que sus compañeras y la terapeuta
jugaban stop: “Yo no quiero, yo prefiero dibujar ¿trajo los marcadores?” “No, no me
gusta prefiero pintar”. Ana empezó a dictar las letras y ayudar a Jenny con algunas
palabras: “niñas es que ustedes son muy inteligentes, en cambio Jenny necesita ayuda”.
Ana tenía dificultades para realizar actividades donde la imaginación fuera la
principal herramienta de trabajo. Ni en el collage, ni en la historia personal, ni pintar algo
que les gustara pudo hacerlo, tampoco jugar stop. En esos momentos se alejaba del grupo
y realizaba otra actividad. Tal vez también lo que se hacía presente la gran desconfianza en
los otros que en cualquier momento pasan de ser buenos a convertirse en malos. Como si en
ella se hubiera conformado una ansiedad paranoide.
Ana no asistió a la novena sesión debido a una actividad diferente que le habían
programado en la institución, regresó a la sesión siguiente que era la despedida de
vacaciones de Navidad. Al indagar sobre su pronto reingreso, comentó algunas cosas: “es
que uno… por un lado estoy feliz, pero por otro uno extraña lo que tiene aquí, a las
personas, porque muchos le enseñan a uno cosas, pero sí estoy feliz de irme a mi casa”.
En esta sesión Ana, estaba muy callada, no se quería integrar y se negó a jugar con
el grupo. Ese día se despidió de la terapeuta y le dio las gracias. Ana en realidad
solamente cuando supo que ya se iba logró vincularse al grupo, solo para despedirse.
Estados mentales
Apatía y aburrimiento
Estos sentimientos eran los que predominaban en na. En la primera sesión “la
familia en plastilina” ella se mostró desinteresada: “no yo no sé dibujar, no quiero (se
rasca la cabeza)” “hm (hace mala cara)” “¿no los va a evaluar?”. A pesar de que Ana no
quería trabajar lo hacía puesto que sabía que era un requerimiento de la institución. La
figura más importante era su padre.
En la actividad del collage se mostraba desanimada, no le gustaba nada, ni siquiera
la revista que tenía: “En esta revista no hay nada, solo caras de gente fea, hay mire (foto
de animales) “este año compórtese como un animal” me gusta ¿se pueden poner
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animales?”, “¡ay no en esta revista no hay nada! Me tocó una revista con gente fea”. Al
parecer, la razón de este comportamiento era la partida de Tere de la institución, la cual le
recordaba que ella aún no podía salir: “aish, a mí ya me figuró pasar navidad y eso aquí”,
“lo peor que a uno le puede pasar es entrar acá”, “es que ya no quiero estar más acá y me
toca hasta enero (se le salen las lágrimas)”.
En la actividad siete, en donde se esperaba que pintaran su retrato o algo que les
gustara, Ana nuevamente no se sintió cómoda; por el contrario, estaba perdida, como si no
tuviera nada que decir, ni que dibujar en el cartón, como si nada le gustara lo suficiente
como para pintarlo: “Ustedes ya empezaron a pintar y yo nada, no sé qué hacer”, “nada,
¡ay! No, no me gusta pintar”.
Al recordar su comportamiento en la actividad cinco y siete, pensamos sobre las
dificultades de Ana y su tendencia a somatizar, a convertir sus tristezas en dolores
corporales. Tal vez nadie había logrado ayudarle a pensar las experiencias dolorosas que
había tenido desde la muerte de la madre. No estaba emocionalmente involucrada con la
actividad, ni con el grupo, estaba complemente cerrada hacia todo y hacia todos. Tal vez
eso era lo que había hecho desde siempre, aislarse para no sentir los sentimientos dolorosos
y protegerse de los ataques de los otros.
Entusiasmo y diversión
En la cuarta sesión, Ana comenzó a burlarse d la terapeuta. Desde el inicio del
encuentro, Ana se empezó a reír de mi aspecto físico: “¿se acaba de bañar? “Porque tiene
el pelo muy mojado”, “¿y se peinó? ¿Con la peinilla?” “(Risas) es que no parece”.
Fue en la sesión de la dramatización de la institución, que Ana mostró un cierto
interés y se divirtió con la actividad. Pero este estado de ánimo no tenía nada que ver con
el trabajo, simplemente le habían autorizado salidas con el padre, y había surgido la
esperanza de un reencuentro cercano con su familia, lo que le permitía existir.
Desconfianza y persecución
Desde los primeros encuentros Ana mostró su gran desconfianza y apatía hacia todo. Hacía
muchas preguntas referentes a si alguien se iba a enterar de lo que se hablaba en sesión o si
la terapeuta pertenecía al bienestar: “¿puedo hacerte una pregunta? ¿Segura que nadie,
nadie del centro va a saber lo que decimos aquí?” Este temor hizo que fuera ella la que se
opusiera a que se grabaran las sesiones: “hace mala cara y se empieza agarrar la cabeza”,
“si, la verdad si preferiría que no lo hicieras”, “si, hm, pero es que o sea no quiero que
nadie nos escuche”. Este comportamiento estaba relacionado a su historia de vida, donde se
Efectos del abandono y aislamiento familiar transitorio en el funcionamiento grupal y psíquico de dos grupos de mujeres
123
desarrolló una dificultad para confiar en las otras personas: “Sí, es que yo ya he confiado en
muchas personas y siempre me terminan haciendo algo, o sea no es por usted, es que ya me
ha pasado”. Debido a su desconfianza procuraba indagar todo sobre los encuentros, desde
mi procedencia hasta mis intenciones: “¿Por qué de las actividades?: “oye te puedo hacer
un pregunta y esto ¿para qué es?”.
La desconfianza generalizada claramente afectó su desempeño e interés en el grupo y las
actividades, puesto que se sentía en peligro, atacada y perseguida todo el tiempo.
Otros temas
Abandono, maltrato y adopción
En el juego de roles, Ana intentó divertirse, hasta dirigió la actividad y escogió los
temas a tratar, logró inventar una historia para “el programa periodístico”: “bueno está bien
yo digo algo”, “yo cuando tenía 5 años un viejo verde me ¡violó! Cuando tenía 5 años
(dramatizaba se ponía las manos en la cara haciendo poses de tragedia) y jamás me pude
recuperar de eso”.
La burla caía sobre una situación dramática. La alegría no era genuina lo que se
daba era la manía encubridora frente a experiencias posiblemente vividas por ella.
Dibujos
Referente al dibujo de la familia, se ve lo empobrecido de sus objetos, una madre
muerta y un padre que no logró defender a los hermanos de la madrastra. Lo que logró
pintar nos hizo pensar en una combinación de las figuras paternas, un sol que representaba
a papá y el mar que en su profundidad podía representar a mamá, estaban muy juntos, casi
como si fueran una misma figura. Pensamos que esta era la forma
que Ana había
encontrado para superar la muerte de su madre, unirse a él, refugiarse en su padre, a quien
convirtió en una figura buena y protectora que la sacaría de la institución que era un lugar
muy malo y la salvaría de las brujas malas que habitaban en la institución y de la madrastra
mala que la había atacado.
En el dibujo en el parque habló así de su familia: “nada, esta es mi familia, que
siempre estamos acompañados de nubes negras (risas) siempre nos llueve, y este es mi
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papá; esta, mi madrastra; este. Mi hermano; este un aparecido (risas)”. “Bueno
estábamos aquí y había un perro y el perro era un súper héroe y nos persigue”, “entonces
no nos estaba persiguiendo, estábamos jugando y se da cuenta que el hermano de Kelly
estaba allá arriba y va a rescatarlo, y ya”, “que a la hermanita le salen cachos de la
rabia”.
Persecuciones y ataques que son las nubes negras que tiene encima. El desconocido
podría ser el padre que no la defiende, pero que lo escinde porque no tolera que no sea
protegida por él. Y el superhéroe bajo la primacía de la omnipotencia, no es más que un
engaño más.
Ana fue una niña que al perder a su madre, se alejó del mundo, se murió con ella.
Los ataques de la madrastra, su descalificación y su rechazo la llevaron a tener que alejarse
aún más. Ella no podía mostrar sus limitaciones, ni sus sentimientos, tenía que estar en el
mundo pero sin estar en él. Por eso no podía jugar con el grupo. La imagen del sol al final
de un mar en la lejanía, podría ser más bien interpretado como la lejanía de la luz que
desaparece al final de la vida. Era la desaparición de la luz que la madre representaba para
ella. Esa tonalidad de querer irse a su casa, pero con cierto temor, tal vez tenía que ver con
que al regresar constataría de nuevo la ausencia de la madre, que la había dejado con la
sensación de desprotección total, en un mundo hostil.
Al pensar en Ana consideramos que era una niña en el que predominaban la tristeza,
la desconfianza y la agresividad. Estas tres características se mantuvieron de manera
constante a lo largo del proceso terapéutico. Desde el inicio de los encuentros Ana se
mostró muy apática y le costó mucho integrarse al grupo, al parecer se sentía perseguida,
pero no solo por el Bienestar y sus funcionarios, sino por cualquier objeto externo que
quisiera acercase a ella.
Su carencia de objetos buenos se ve desde la primera sesión, al dibujar a su familia,
en donde el único que tiene color es el padre, de resto todo el dibujo es opaco, esto nos hizo
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125
pensar que el único objeto bueno y confiable para Ana era su padre. La sensación de
persecución que mencionamos en el párrafo anterior, también se dio en el trabajo de Ana,
en la segunda sesión, en donde se dibujó nuevamente a la familia debajo de una nube negra
que les lanzaba lluvia y rayos. Así mostraba que se sentía perseguida por personas malas,
sino por una serie de eventos desafortunados que fomentan su sentimiento de desesperanza
y desconfianza, y por objetos buenos que podrían convertirse en objetos malos.
A la hora de pensar en su historia personal, vimos su incapacidad de plasmar,
recordar o hablar de su vida: decoró y arregló la hoja una y otra vez, pero el espacio quedo
vacío, mostrando su dolor y malestar a través del cuerpo, ahogando y negando de esta
manera sus emociones y sus recuerdos, dejando fluir el mareo, ganas de vomitar y dolor de
cabeza. Es posible que con la partida de su madre, su objeto continente desapareciera tanto
de lo externo, como de lo interno, incapacitándola para procesar el dolor emocional que le
generó su partida. Como forma de supervivencia se había adherido al padre, idealizándolo
como una figura buena y segura, pero que luego la defrauda. Sin embargo la idealización
resurge y se olvida de lo pasado.
Lo anterior, indica que Ana está en una posición esquizoparanoide, puesto tal y
como postula Klein (1946) en esta posición se observan “los mecanismos de escisión del
objeto y los impulsos de idealización, la negación de la realidad interior y exterior, y el
ahogo de las emociones” (p.2).
Siguiendo con Klein (1959) cuando la angustia persecutoria frente al objeto malo es
intensa e insoportable, o existe un gran temor de perder al objeto bueno el yo queda
debilitado y se somete a las demandas del objeto malo como del objeto bueno. El estado
persecutorio planteado por Klein es de cualidad múltiple, por cuanto puede provenir del sí
mismo malo interno o proyectado, o del objeto malo, o del objeto dañado por el self, o de la
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unión del sí mismo malo con el objeto malo, o del objeto paranoide que es aquel objeto
bueno que sin razón se convierte en objeto malo y finalmente de los objetos muertos, o
desaparecidos. Este estado persecutorio es aliviado por la presencia de un objeto bueno que
acompaña, protege y fortalece al yo.
Siguiendo con lo mencionado previamente, entendemos mejor que la estructura
mental de Ana consiste en un yo totalmente debilitado con las demandas de los objetos
malos o externos, y al no existir una figura verdaderamente buena, sino idealizada, esta no
la protege, ni fortalece verdaderamente a su yo.
Pasando a las dimensiones de Meltzer hablaríamos de una bidimensionalidad de la
mente
como
método
de
supervivencia
de
Ana.
Meltzer
(1974)
explica
La
bidimensionalidad se concebía como un tipo de funcionamiento donde lo que se daba era
una relación perceptual del self con el mundo y los objetos. No hay espacio interno aun,
tampoco imaginación y fantasía. Simplemente el sí mismo se relaciona con los otros desde
su aparato perceptual consiente y capta las cualidades perceptuales que
el objeto le
permite. Lo compara con una hoja de papel que capta lo que sucede alrededor con sus
sentidos y tiene la capacidad de imitar las cualidades que capta sensorialmente de los otros
que no son más también que hojas de papel en las que se observan movimiento, olores,
sabores, gustos, que se pueden oír, ver y tocar. En Ana vimos una empobrecida en cuanto a
imaginación y fantasía, con tendencia a someterse al objeto y hacer las cosas o las
actividades en la que las instrucciones fueran más sencillas, pero las que requería
imaginación, plasmar los gustos, no las lograba realizar, por el contrario se indisponía y se
aleja del grupo.
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d. Diana una niña desconfiada que no quiso contar nada
Breve historia institucional: Diana tenía 13 años y cursaba séptimo grado. Diana
pertenecía a un sistema familiar recompuesto, convivía con su madre, su padrastro y dos
hermanas. Se presentaron situaciones de robo por parte de las niñas a la madre lo que,
sumado a eventos de transgresión de límites, evasión de responsabilidades del hogar y fuga
de clases en colegio, así como exposición a riesgos psicosociales, condujo a la madre a
solicitar ayuda al Bienestar Familiar para su cuidado.
La participante era hija de la primera relación de la madre en la cual predominaba la
violencia intrafamiliar. Posterior a la separación, el padre no asumió su rol por lo que la
madre lo demandó asignándosele una cuota mensual de 150 mil pesos, la cual es
descontada de la nómina dado que es militar, pertenece al ejército. Sin embargo, el padre no
se preocupaba por tener una relación cercana con sus hijas.
Debido a la separación, la madre delegó el cuidado de Diana a su tía materna hasta los 7
años de edad, la cual regresó nuevamente al lado de su madre debido al mal
comportamiento que presentaba. Sin embargo, esas conductas se siguen presentando con su
madre la cual utiliza el maltrato como forma de corregir y ejercer autoridad.
Objetos y relaciones
Relaciones familiares
En la actividades del collage y dramatización de la institución sus explicaciones
eran muy cortas y escuetas: “aquí están las personas que quiero y aquí las que no quiero”,
“pues las que quiero son de mi familia, mis papás, mis hermanos, y los que no quiero son
las de aquí, las trabajadoras sociales”.
En cambio la historia de su vida fue muy amplia: “Mi nacimiento fue el 8 de julio de
1999 un jueves a las dos de la tarde. A los dos años de mi edad mi mamá se separó de mi
papá. Cuando yo tenía 4 años me fui a vivir con mi tía Cecilia la cual vivía en Arauca con
mi tío Richard, y mi primo Wilmer. Allá cuando llegué a los cuatro años me pusieron a
estudiar de preescolar me pasaron a segundo. Duré dos años sin ver a mi mamá porque mi
tía no me dejó viajar. Termine mi primaria haya y cuando mi mamá viajó a verme yo
decidí venirme a vivir con ella. Cuando llegue entré a estudiar en un colegio a una hora de
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mi casa. En el 2010 del 10/10/10 se murió alguien que yo quería mucho y yo como de
costumbre lo llame y en ese momento lo estaban enterrando pero yo no sabía y a las 11:00
de la noche me contaron, al otro día y con esa esperanza que todo fuera mentira, pero
cuando llegamos al número de la tumba ahí estaba el cemento un poco fresco y ahí estaba
el nombre de él. En el 2012 casi a mitad de año se me partió el espejo del armario pero fue
sin culpa y cuando llego mi mamá me iba a pegar y salió a buscar un palo y mientras tanto
yo salí corriendo para la calle, esa noche me quede en la calle al otro día fue con una
amiga a mi casa y me cambie y nos fuimos a andar y no fuimos al colegio, mi mamá ese día
fue al colegio a preguntar por mí y en la formación dijeron que si alguien sabía algo de mí
porque estaba desaparecida. Por la noche yo ya estaba decidida a ir a mi casa pasara lo
que pasara, y con mi amiga íbamos subiendo unas escaleras y ya iba a llegar cuando una
muchacho de 18 a 20 años llego y me dijo que mi mamá me iba a dar una paliza, entonces
el llamo a otro muchacho, y salimos corriendo me empezaron a perseguir, entonces llegue
hasta un parque que quedaba al lado de una CAI, me cogí de la reja y el muchacho llego y
me jalo del pelo y me dijo que me iba a llevar a donde mi mamá, ahí llego un policía y me
dijo que si yo era la niña que estaba desaparecida y me llevo al CAI llego mi mamá.”
Relaciones con la institución
En la dramatización empezó a manifestar su opinión referente a las niñas de la
institución: “si no es como con las otras niñas que todo es por chismosear”, “el problema
es que las otras niñas sapas van a querer ver”. En la sesión cinco logró expresar lo que
pensaba y sentía acerca de los trabajadores de la institución: “hay defensoras buena y
defensoras malas, las buenas me dejan salir, las que ponen impedimentos son las malas”.
Relaciones en el grupo terapéutico
Diana desde el inicio se caracterizó por ser muy callada e introvertida, no le
gustaba hablar sobre su familia, ni narrar experiencias personales. Sin embargo, eso no le
impidió trabajar e interesarse en las actividades propuestas. En la sesión uno, realizó la
familia en plastilina pero a la hora de hablar de esta o comentar por qué estaban aquí, solo
dijo: “yo estoy aquí porque me volé de la casa”, “no quiero hablar de eso”. En la
actividad en el parque, nuevamente se observó a Diana muy callada, intervino poco,
aunque intentaba mostrar interés por lo que se iba a realizar: “ah bueno ustedes son los
malos porque los súper héroes persiguen a los malos (risas)”, “no, yo soy mala
inventado”.
El comportamiento reservado de Diana persistía. Durante la sesión de la historia
intentó movilizar a sus compañeras, como lo había hecho otras veces. Diana tendía a
cumplir con las actividades sin mayor interés pero reclamaba el trabajo de sus compañeras:
“(dirigiéndose a Ana) usted solo decora, póngase a escribir”, “¿por qué en vez de hablar
tanto no escribe?” Ellas no se dejan trabajar, funcionan como funciona la…” De esta
manera las descalificaba.
Estados mentales
Apatía y aburrimiento
Efectos del abandono y aislamiento familiar transitorio en el funcionamiento grupal y psíquico de dos grupos de mujeres
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En la sesión diez, en donde se hizo la despedida de vacaciones y en la once, donde se habló
de lo sucedido en las vacaciones, el comportamiento fue el mismo distante: “hola”, “bien,
normal”, “si todo fue aburrido”.
Entusiasmo y diversión
En la sesión siete, en donde pintó su retrato, a pesar que mantenía la misma actitud,
se mostró muy concentrada y entretenida en lo que hacía, al parecer fue una actividad que
le gustó mucho, pero no comentó nada sobre esta. Hubo dos temas que la movilizaron en
cada sesión, en la sesión diez, el juego Uno, el cual la animó; y en la sesión once, el que
pudo pasar fiestas con sus familiares y le informaron sobre su pronto reintegro.
Otros temas
Abandono y maltrato y adopción
En el juego de roles Diana mantiene la misma actitud distante, comenta que desea
salir pronto y que está a la espera de su reintegro. En el momento de la entrevista logró dar
sus opiniones sobre el maltrato y el abuso: “que es un tema muy difícil de superar, que el
abuso y el maltrato dejan huellas en el corazón y que así le pongan psicólogo, eso no se
superan o se borran”.
Sueños y sexualidad
En ese tiempo, Diana mantenía la misma distancia con el grupo y al igual que en las
sesiones anteriores, en la única que mostró interés fue en la actividad de los sueños,
momento en el cual narró un sueño: “bueno que yo estaba en la casa con mis papás, pero
como yo nunca conocí a mi papá entonces me lo imaginaba, que él estaba ahí, estábamos
los tres parados en la puerta y yo le gritaba, yo estaba en pijama y le gritaba que venía un
caballo blanco que jalaba esos carritos de helados, detrás venía una señor pero él señor
era como diabólico, tenía una mirada satánica y mandó al caballo a que me matara, pero
el caballo se convirtió en un unicornio y empezó a perseguirme enfrente de mi casa. Había
una casa larga de 5 pisos y el caballo empezó a pegarle a la casa hasta que se cayó y así”.
En el sueño se veía cómo los hombres y sus penes la perseguían y además le
destruían su mundo. El padre no aparecía por ningún lado para protegerla. En este sueño
estaba presente el abuso sexual, del cual no se había podido hablar. Este tal vez fue un
intento por ayudar a la terapeuta ante el silencio y desinterés de sus compañeras. Diana
podía simbolizar.
A Diana no le interesaba compartir con el grupo los problemas que había tenido en
su familia y que la habían traído hasta la institución. Nunca se sintió con la confianza
suficiente para hablar de eso. Tampoco buscó un momento especial, como si hicieron otras
Efectos del abandono y aislamiento familiar transitorio en el funcionamiento grupal y psíquico de dos grupos de mujeres
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niñas, para comentarlo en privado con la terapeuta. Se podría decir que cuando el tema era
de acción y no tenía nada que ver con sus sentimientos, o tristezas o rabias, ella podía
participar, como en el juego de Uno. Quiso traer un sueño, pero no obtuvo ninguna
respuesta de la terapeuta. Después de esta sesión Diana regresó a casa y no volvimos a
saber de ella.
Diana parecía una niña reservada. Esto quería decir que sabía distinguir los espacios
donde se podía hablar y los espacios donde no valía la pena hacerlo. Ella podía poner junto
lo bueno y lo malo, sin tener que eliminar ninguna de las partes. Aunque sentía rechazo por
la institución, fue capaz de reconocer las cosas y personas buenas que esta tenia. Mostró
capacidad de aceptar su dolor, reconociendo que era difícil recordarlo y hablarlo, e intentó
contarnos algo más de su vida a través de la hoja, siendo prudente.
Iniciando con el primer punto, dentro de este grupo Diana fue verdaderamente capaz
de reconocer los elementos buenos y malos del hogar: “hay defensoras buena y defensoras
malas, las buenas me dejan salir, las que ponen impedimentos son las malas”. Diana
podía diferenciar lo bueno de lo malo, así como saber que hay situaciones en las que se
puede confiar en la gente y otras en que esto no es posible. Como si Diana hubiera podido
desarrollar su mente al punto de diferencial el self de los objetos, con cualidades y
diferenciaciones que le permiten enfrentar la realidad de manera reflexiva. Es así como
Diana tiene la capacidad de pensar sus experiencias y emociones y a diferencia de Ana y
Jenny podía recordar, imaginar y soñar.
Recogiendo lo anterior, esto nos hizo entender que Diana tiene objetos buenos
introyectados, lo cual según Klein (1952) es el núcleo de fortaleza del yo, lo que permite
que se generen procesos de integración y reparación. En consecuencia, es esto lo que le
permitió a Diana construir límites que la protegieran del difícil ambiente institucional y de
Efectos del abandono y aislamiento familiar transitorio en el funcionamiento grupal y psíquico de dos grupos de mujeres
131
las angustias persecutorias que esta puede despertar. Klein (1959) explica que cuando “la
ansiedad persecutoria no es tan fuerte y la proyección al atribuir a los demás principalmente
buenos sentimientos, se convierte en la base de la empatía, (y) la respuesta del mundo
exterior es muy distinta” (p. 12). Diana a diferencia de algunas de sus compañeras era
callada e introvertida, no agresiva sino amable y empática con la terapeuta durante todo el
proceso. Tal vez su madre había sido una buena madre y su estadía en casa de los tíos
también, lo cual le había permitido desarrollar su psiquismo al lado de objetos protectores,
receptores, capaces de contener ansiedades, de pensar, de imaginar.
e. Jenny una niña descuidada, maltratada y abusada
Breve historia institucional: Jenny era una niña de 13 años que cursaba quinto de
primaria. Según los registro de la institución, Jenny y sus hermanas (una de 12 años, y otra
de 8 que se encuentran en la institución con ella y una de 15 años que vive con su pareja)
se encontraban expuestas a situaciones de riesgo, relacionadas con la ausencia de una figura
parental o familiar adulta que asumiera su cuidado y protección; fue el riesgo de maltrato
por descuido y negligencia, lo que las llevó a estadías en calle y al abuso sexual. Lo
anterior, se dio debido a la muerte de la madre, y el descuido de la abuela, quien asumió su
custodia y posteriormente los dejó porque fue encarcelada.
La familia registraba una historia delictiva con expendio y consumo de drogas, y
hurto de apartamentos, lo cual llevó a que el personal del ICBF considerara que el
ambiente familiar no era apto para el desarrollo de las niñas. En la familia extensa no había
quien asumiera la protección y cuidado de ellas; con los abuelos paternos no había contacto
y ningún otro familiar podía hacerse cargo de ellas.
Efectos del abandono y aislamiento familiar transitorio en el funcionamiento grupal y psíquico de dos grupos de mujeres
132
En el mes de febrero de 2013, Jenny empezó a evadirse de la institución, y a la
tercera vez en que se fugó fue enviada a un centro de emergencia del cual regresó varios
meses después. Luego de un largo proceso a Jenny y a sus hermanas se les autorizaron
llamadas y visitas a la abuela materna en la cárcel.
Relaciones familiares
Jenny narró su historia así:“Mi mamá se murió hace 5 años y entonces nos cogió mi
abuelita, yo tengo 3 hermanas dos están aquí y la otra está en otro lugar, mi abuelita nos
pegaba muy duro y como decía que no podía con nosotras siempre amenazaba con
entregarnos al Bienestar sobre todo a Angie, ella una vez nos dijo no salgan, y Angie salió;
como mi abuelita siempre amenazaba con que iba a llamar y jamás lo hacía entonces
Angie no le creyó, y que va, ella fue a un centro e hizo todas las vueltas para entregarnos
al Bienestar, ellos fueron por nosotras pero nos volamos, el plan era vivir todas juntas
pero como a mí me caía mal Angie me fui a vivir donde una amiga. La mamá era rebuena
gente. Pero los del Bienestar nos encontraron, primero a mi hermana Angie de 14 y estaba
embarazada. Bueno, y como cada una estaba con una (o sea estaban dos hermanas juntas
y dos hermanas juntas) se llevaron a mi otra hermana y luego nos encontraron a nosotras.
Esa vez estuvimos 7 meses en un centro del Bienestar y luego nos reintegraron con mi
abuela. Hasta que luego de un año y siete meses hicimos una fiesta y en la fiesta le
metieron droga a mi abuelita y se la llevaron presa y a nosotras nos trajeron para acá y
llevamos aquí once meses”.
En la séptima sesión, en donde se esperaba que las niñas pintaran su retrato o algo
que les gustara, Jenny no se interesó, pero hizo una cabeza femenina llena de estrellas, en
medio de un cielo casi inalcanzable, que me hizo pensar en su madre y abuela, como las
figuras maternas de su vida, inalcanzables y lejanas. Su madre murió, su abuela está en la
cárcel y ella esperaba su liberación para tener reintegro.
Jenny era como si esperara alguna ayuda divina para salir de la institución. Esto lo
reflejaba en su discurso: “yo lo único que quiero es ver a mi abuelita, eso es todo lo que
quiero de Navidad”.
Relaciones con la institución
En la primera sesión, Jenny atacó la institución, y mostró el malestar que sentía al
estar ahí: “Si, aquí todo es reglas, todo está mal, uno se siente como en una cárcel, es
horrible estar aquí”, “yo no veo la hora de salir de aquí”, “sí sobre todo los psicólogos, si
les preguntamos cosas y no nos quieren decir”.
Otro elemento importante del discurso de Jenny era la sensación de engaño que
sentía con relación a vivir en la institución: “ojala no se inventen algo ese día, aquí son
unos mentirosos. A mí me están prometiendo que me van a llevar a ver a mi abuela y me
Efectos del abandono y aislamiento familiar transitorio en el funcionamiento grupal y psíquico de dos grupos de mujeres
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han dejado lista y todo (risa), pero aquí les da culillo entrar a un cárcel”. Esos
sentimientos son los que fomenta su rabia hacia los trabajadores de la institución y su
deseo, al igual que en algunas participantes, de borrar esta experiencia de sus mentes a
través del facebook: “¡usted tiene a Ximena! ¿Por qué? “No que horrible, yo a esa sería la
primera que borraría”. En la dramatización, Jenny empezó a reconocer a una de los
cuidadores como un elemento positivo: “la profesora de los fines de semana, es súper
buena gente”.
En el recuentro de vacaciones, Jenny habló del mal momento que había vivido en la
“casa-hogar” con el cambio de profesora; ahora sentía que la regañaba por todo, y que la
molestaban mucho, lo que hizo que pasara unas malas vacaciones: “fue horrible, es que nos
cambiaron a la profe Clarita y la pasaron a la casa de los niños y esta es un monstruo, es
horrible, nos regaña por todo, nos hace la vida imposible; es desesperante, imagínese que
camina en las noches”. Esto la motivó para que se evadiera un día y buscara la compañía
de su hermana mayor: “Me fui a donde mi hermana”, “sí a donde ella, y me quedé con ella
todo el día, fuimos al centro, luego en la noche llegó el esposo y comimos y me quedé ahí,
al día siguiente dormí como hasta las 12 y me bañé, me cambié y me vine”.
En esa misma sesión Jenny se quejó de lo recibido en vacaciones, de los regalos que
les dieron y de las comidas que tuvieron: “yo cambié la camisa que me dieron porque
parecía de hombre”, “a nosotras si (nos dieron regalos) pero cosas más feas “todo
donado, todo donado” (risas), “¡sí! a nosotras disque caldo, yo no lo podía creer ¡caldo! Y
el 31 tamal; no, que horrible”. Le cuesta reconocer elementos positivos de la institución y
no hace otra cosa que quejarse. A partir de la sesión doce, Jenny fue enviada a un centro de
emergencia debido a sus constantes evasiones de la institución, y solamente regresó en la
sesión catorce.
Esta misma sesión, vuelve a surgir la queja hacia la institución: “huy llegaron
varios niños, fijo van a la casa dos, a mí eso me parece injusto porque aquí disque tienen
que sacar niños y lo que hacen es recibir más, aquí quieren sacar a todas las de la tres”.
También, el deseo de que su abuela salga pronto de la cárcel: “un reinado que hacen en la
cárcel y quien se lo gane le dan la libertad”. A pesar de que Jenny no se sintió cómoda
con la actividad, su comportamiento hostil y defensivo no estuvo presente.
Relaciones en el grupo terapéutico
Desde el inicio de los encuentros, Jenny era un poco agresiva, su forma de
relacionarse con sus compañeras era por medio de burlas y críticas.
En la segunda sesión sobre el encuentro en el parque Jenny decidió no participar;
sus burlas y críticas hacia sus compañeras estaban exacerbadas, lo cual podía estar
relacionado con el cansancio que sentía de estar en la institución: “si, lo que pasa es que
estoy harta, no aguanto más estar acá no me he ido es por mis hermanas, más que todo por
la menor que aún no se sabe cuidar sola”.
Al hablar con ella aparte, su discurso se sentía muy triste y desesperanzado. Ella
tenía los mismos sentimientos que el resto de las niñas, haber sido alejadas de sus familias
sin tenerlas en cuenta y haberlas encerrado en un lugar sin saber por qué.
Efectos del abandono y aislamiento familiar transitorio en el funcionamiento grupal y psíquico de dos grupos de mujeres
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En el tercer y cuarto encuentro, estaba un poco más tranquila, sin embargo las
burlas hacia sus compañeras y miembros de la institución continuaban. En el collage
trabajó y se mostró a gusto con la actividad pero puso a una de las trabajadoras en forma de
burla hacia esa gente.
Con el reintegro de Tere surgieron algunos sentimientos de tristeza y nostalgia por
su permanencia en el hogar: “pues es que a uno le da tristeza porque se va, pero también le
da como alegría porque ya salió”, “que ella por lo menos tiene la esperanza de que va a
salir pronto pero uno”, “pues se supone que ella sale pronto pero aquí uno no sabe”.
Jenny empezó a mostrar una parte más sensible de sí misma en la quinta sesión, en
donde se narraba mediante un cuento la historia personal o se hacía una carta a un ser
especial, Jenny se sintió expuesta, y tuvo que salirse a llorar, no toleraba que la viéramos
así: “Sí, pero es que es difícil uno ponerse a recordar”, “si por eso yo no hice el cuento,
porque ponerme a recordar todo lo que he vivido”. También muestra un lado rudo y fuerte,
tal vez para compensar el momento sensible que vivió o sentía que podía vivir: “porque
sí”, “las cosas malas se las digo en la cara, yo ya le he dicho a ella que me cae mal”.
Jenny no entrega su carta.
En el juego de roles, Jenny no estaba muy interesada, y participó poco, pero en esa
sesión empezó a diferenciar el espacio terapéutico, del resto de los espacios brindados por
la institución: “huy nos has salvado de unas cosas, de unas actividades que ponen aquí
horribles”.
En la octava sesión, durante el juego de stop, surgió una parte dominante de Jenny,
además de las burlas y críticas, Jenny se impuso sobre sus compañeras quienes terminaron
complaciéndola: “nooooo, venga mejor juguemos este, uno tiene que decir todo lo que
dicen las otras antes, por ejemplo si ella dice la paloma yo digo la paloma y el gato y luego
la que sigue dice la paloma, el gato y la gallina”.
A diferencia de las otras sesiones, en esta estaba integrada e interesada, al punto que
llenaba casi sin ninguna dificultad todas las casillas incluyendo la de emociones, en donde
predomino: “bravo, aburrido, emoción, malgeniado, cansado, feliz”, era claro que
resaltaban las emociones negativas, lo que puede relacionado a su estado de ánimo en la
institución y a la situación con su abuela, puesto que las dificultades para verla la llenaban
de desesperanza y rabia.
Estados mentales
Apatía y aburrimiento
En la novena sesión, a la hora de hablar de los sueños ella no quiso trabajar,
simplemente no mostró interés en el tema y no cooperó en la sesión, prefirió quedarse
Efectos del abandono y aislamiento familiar transitorio en el funcionamiento grupal y psíquico de dos grupos de mujeres
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callada, solo cuando se introdujo el juego Uno ella se motivó. Esto me hacía pensar en
Jenny como una tirana, muy dominante y retadora, que solo trabaja si la actividad le
gustaba. En otras sesiones prefería quedarse callada o no trabajar si no se sentía contenta.
En la sesión quince, en donde escucharon canciones instrumentales esperando que
plasmaran lo que les producía, Jenny se mostró escéptica, no muestra mucho interés, por lo
que no logra conectarse con la música, por el contrario siempre estaba quejándose y
burlándose: “o sea toca pintar”, “si (risas)” . Al principio deja la hoja en blanco solo
poniendo su nombre y notas musicales, casi al final antes de entregar escribió un mensaje
de navidad.
Entusiasmo y diversión
En el último encuentro, se hizo mediante un collage un recuento de lo vivido
durante el proceso. En esta sesión Jenny mucho más tranquila y serena y fue capaz de
disfrutar verdaderamente el encuentro.
Al inicio pudo recordar, y reírse un poco: “ahí si aquí está el dibujo feo ese que hizo
Diana (risas)”, “hm (mira el collage y cambia el tema) aquí estaba Ximena, acá arriba
(se ríe)”. Y luego tal vez para no pensar en que era el momento de la separación, al igual
que Kelly, introdujo otro tema en la sesión: “si usted tiene un novio en otro trabajo y bueno
terminaron y él se va y usted pone en el Facebook “ay se me va, pero sabe que lo recontra
amo”, pues ¿a quién le escribe eso?”; por último y a pesar de la separación que hubo,
Jenny fue capaz de conectarse conmigo durante el proceso, reflejando el deseo de seguir
viéndonos: “si venga por la tarde y nos visita”.
Desconfianza y persecución
Cuando Jenny regresó tenía una actitud hostil a veces y una actitud serena con
capacidad de disfrutar la sesión, en otras. En el encuentro catorce cuando hicieron los
collares, Jenny persistió en su actitud de estar a la defensiva, pero hacía esfuerzos por
contarle a la terapeuta eventos que eran importante para ella como el poder ver a su abuela,
lo que indicba que aun confiaba en la terapeuta: ay! Imagínese que ya vi a mi abuelita”,
“noooo, fui a verla a la cárcel”.
Otros temas
Deseos
A pesar de que aun mostraba confianza en la terapeuta, al igual que en sesiones
anteriores no perdía la oportunidad para asegurarse de que ella no pertenencia a la
institución: “y ¿luego Ruth le contaba todo?”. En esta misma sesión, Jenny comentó sus
deseos y sueños a futuro: “no estudiar no, quiero vivir en un apartamento”, también
manifestaba su opinión sobre algunos de los trabajadores de la institución: “el psicólogo
me cae mal, yo le hablo ahí por hablar”. En la sesión diez, cuando se hizo la despedida de
Navidad. Jenny estaba un poco más integrada e interesada pero comenzó a decir algo de
Efectos del abandono y aislamiento familiar transitorio en el funcionamiento grupal y psíquico de dos grupos de mujeres
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manera repetida: “puede hacer conmigo lo que quiera” “María Alejandra que haga
conmigo (risas) no mentiras”, “haga lo que quiera conmigo (risas)”.
Tal vez expresaba el deseo de que la terapeuta la sacara de ese lugar y se la llevara
para su casa, la adoptara y se convirtiera en una madre que le diera órdenes, le impusiera
reglas e hiciera con ella lo que quisiera. La ausencia de protección había favorecido el
maltrato y el abuso y tal vez quería que alguien lo impidiera. En supervisión pensamos que
en realidad la vida de estas niñas ha estado en manos de otros que han hecho con ellos lo
que han querido y que muy pocas veces se les ha preguntado qué es lo que ellos quisieran
ser o hacer. El encierro y la imposición en la familia y en la institución es lo más frecuente.
Debajo de un caparazón que reflejaba dureza y rudeza, había una Jenny con deseos
de vincularse y de confiar.; una vez lo lograba mostraba su lado más tranquilo y sereno,
donde no había cabida para las agresiones. Era claro que había una Jenny muy agresiva,
dominante, retadora, desconfiada y burlona. Pero cuando se planteó el reencuentro con su
abuela y regresó a la institución, surgió el lado más tranquilo, confiado y divertido de
Jenny.
La familia de Jenny, inmersa en problemas legales, tenía un historial delincuencial y
consumo de drogas, acompañado de descuido, maltrato y amenazas a Jenny y sus
hermanas. Esto es lo que las lleva a la medida de protección. Se trata, en términos de
Meltzer (1990) de una familia invertida, que es vista por él como una caricatura hostil de la
vida familiar, donde una o ambas figuras parentales son psicóticas o están dominadas por la
perversión sexual o por tendencias criminales. La relación con la comunidad es desafiante y
sus valores son invertidos. Los integrantes de este tipo de familia rara vez se capacitan, por
lo tanto su economía es precaria y con tendencia a lo ilegal. Situación que determina que
las funciones introyectivas de pensar y planificar sean casi nulas, y el comportamiento
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tienda a ser desenfrenado con el surgimiento de un estado persecutorio generalizado. En
esta configuración familiar predomina la ley del más fuerte, lo que fomenta la confusión,
rivalidad, desconfianza y aumenta la angustia persecutoria.
Con base a lo anterior, podemos notar rasgos claro de este tipo de familia en Jenny,
así como la confusión, desconfianza y la angustia persecutoria, los cuales se exacerbaron al
entrar a la institución. La estructura psíquica de Jenny estaba regida por ello, regido por el
principio de placer. Al estar encerrada en la institución donde las reglas, y las actividades
eran rígidas y predeterminadas ella no toleraba la presión y se veía forzada a evadirse, a
buscar la libertad de la calle, o al lado de su hermana, la callejera.
Jenny vive casi siempre posición esquizoparanoide, donde los mecanismos de
negación, escisión e idealización predominaban. A pesar del descuido y maltrato que Jenny
pudo haber vivido junto a su abuela, el entrar en la institución la idealizó
negando
cualquier mala experiencia con ella y esperanzada en el reencuentro con ella. Como si bajo
ese estado mental no le fuera posible aprender de la experiencia.
La burla era un estado frecuente en Jenny, burla a los otros, de esta manera,
intentaba dominarlos y triunfar sobre ellos. Así mostraba el desprecio hacia los objetos que
no la complacían. Era la burla hacia los adultos, de una adolescente rebelde que quería
asumir las riendas de su vida, sin tener en cuenta los peligros en los que podía volver a
quedar inmersa.
2. De las niñas abandonadas de sus familias
Fueron cuatro las niñas que participaron en el grupo de niñas abandono de sus familias. Dos
grandes: Yolima (15 años) y Luisa (15 años) y dos pequeñas: Mara (13 años) y Juana
(12años), las chiquitas. La presencia y participación activa de las niñas grandes limitaba la
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de las más pequeñas. Mara y Juana, cercanas entre sí, lo mismo que Yolima y Luisa. La
terapeuta se encontraba más a gusto con este grupo, pero seguía sin tolerar los silencios
prolongados que se le volvían persecutorios y la llevaban a hacer innumerables preguntas
que no siempre lograban encontrar respuesta y que algunas veces llevaban a que las niñas
se silenciaran más y la terapeuta siguiera ansiosa y temerosa de haber fallado.
a. Yolima una niña en identificación oscilante entre el padre y la madre
Breve historia institucional: Yolima tenía 15 años e ingresó a la institución en julio
de 2009 cuando tenía 11 años. Entró a medida de protección debido a la solicitud de apoyo
al ICBF que hizo su madre por no contar con los recursos económicos suficientes para
solventar los gastos del hogar. Yolima proviene de familia uniparental donde la madre es
cabeza de familia y ella solo tiene un hermano menor.
La madre tenía antecedentes de consumo de drogas,
los ingresos familiares
provenían del trabajo en prostitución ejercido por ella. La niña se encontraba con los
derechos de salud y educación garantizados, no obstante los factores de riesgo a los que
estaba expuesta eran varios: estar en un lugar habitacional adecuado, estar sola con su
hermano en las noches, padecer la negligencia y el descuido permanente de la madre, y
carecer de una orientación sexual de la madre, que, según la historia, presentaba conductas
de lesbianismo.
La madre de la niña se vinculó al proceso de protección a través de una intervención
psicosocial. Teniendo en cuenta la fuerte vinculación entre ella y sus hijos, se procuró dar
tiempo para la movilización de la mamá, sin embargo, la señora no lo logró debido a su
nivel de dependencia del alcohol, las drogas y al ejercicio de la prostitución, razón por la
cual Yolima fue declarada en abandono bajo medida de adoptabilidad. Actualmente se
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percibe que la niña ha elaborado su situación familiar y tiene claridad frente a su condición
de adoptabilidad. De su padre biológico no se tiene ninguna información pero su padrastro
y padre de su hermano menor, fue quien asumió este rol, pero falleció un tiempo después.
Objetos y relaciones
Relaciones familiares
En la primera sesión, realizó la familia con plastilina, pero solo los dibujó con lápiz.
Entre lágrimas y palabras expresó lo mucho que los extrañaba, pero también como ahora
entendía que estaba mejor aquí. Al explicar su dibujo afirmó: “Este es mi papá que ya está
muerto, esta es mi mamá, mi tía y mi prima. Todo empezó cuando mi papá murió (se le
aguan los ojos), mi papá y mi mamá eran separados pero mi papá era el que nos mantenía,
mi mamá no hacía nada, nunca ha hecho nada en su vida, y mi papá, a pesar de que
estaban separados, la mantenía. Cuando mi papá murió entramos en una crisis, no
teníamos ni para comer, para nada; entonces yo le dije a mi mamá que nos entregara
porque que boleta ser una limosnera o quién sabe qué, una drogadicta, entonces nos
entregó, ella está en la cárcel”.
En otra sesión, Yolima expresa el deseo de realizar los deseos del padre: “no,
porque mi papá tenía el sueño de que nosotros estudiáramos y aquí lo podríamos cumplir,
con mi mamá tal vez no”. Yolima está identificada con la función proveedora y de cuidado
que tenía el padre con ella y con su hermano. L padre es el objeto bueno que ella incorporó.
En el sueño de futuro, Yolima se imagina al lado de su madre y hermano: “de aquí
en 5 años, si tendría como 21, huy yo me veo con mi mamá (lo dice muy animada), me veo
con mi mamá, feliz, con plata, con todo, ya para ese entonces mi hermano estaría fuera de
la institución, tendría 19 años y estaríamos todos juntos”. A pesar de estar vincula al
programa de adopción Yolima en su mente conserva su familia original y siente que puede
con el tiempo convertirse en el reemplazo del padre y rehacer su familia,
Yolima quería regresar al lado de su madre, con quien la unían buenos recuerdos y
su plan era salir y reencontrase con ella y su hermano: “yo no quiero ser adoptada, yo
quiero cumplir los 18 años e irme a buscar a mi mamá, yo quiero volver a vivir con ella
porque nosotros nos separamos porque nos tocó, pero ella ahora está en un momento de
reflexión en su vida, porque ella era muy viciosa y está cambiando”.
Relaciones con la institución
Yolima, desde la primera sesión, mostró desconfianza y rabia hacia la institución y
algunos de sus trabajadores y de manera irónica describía las relaciones falsas que se
instauraban en los hogares: “ellas dicen: nosotras los queremos mucho a todos ustedes,
queremos que estén bien; pero todo es por hipócritas, uno solo quiere a la familia de uno,
no a hijos ajenos”. “No es sino acostarse en el sol, y enseguida María, encargada de la
casa, nos regaña que éntrense porque les va a dar dolor de cabeza”.
La mentira surge como un método de supervivencia, sobre todo en las adolescentes
como ella: “y si uno tiene o llega a tener un celular es muy a escondidas, nadie se puede
dar cuenta. Acá toca mentir, cuando uno lo invitan a fiesta yo digo que estoy castigada
porque me fue mal en el colegio.”. Como si a través de la mentira lograran tener una vida
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social con muchachos de su edad y poder permanecer en la institución significara una
acomodación mentirosa.
Por razones de trabajo Yolima estuvo ausente entre la cuarta y la novena sesión.
Cuando regresó, recuperó el liderazgo que había tenido inicialmente y retomó la actitud de
intimidación hacia las más pequeñas. Era el momento de la despedida por vacaciones de
navidad y Yolima asumió una actitud diferente frente a la institución: la defendía
abiertamente y motivaba a las más pequeñas para que reflexionaran sobre los esfuerzo que
todos hacían para tenerlas bien: “ustedes si no saben la deuda que tienen con la institución
y tras de todo gastando plata para comprarles un par de zapatos. Ellos no tienen por qué
comprarles ni un par de zapatos, pero ellos hacen el esfuerzo para tenerlas bien, hasta
para llevarlas a cine”. La experiencia de Yolima con un buen padre proveedor, el haber
decidido trabajar y tener algunos ingresos propios le permiten reconocer la buena función
proveedora de la institución.
Al regresar de vacaciones, Yolima se ausentó nuevamente por su trabajo y regresó
en la sesión doce cuando se hablaba de las defensoras y otros trabajadores de la institución.
En ese momento estaba molesta: “bueno mi trabajadora social, ella es buena, es buena
persona, amable, pero la otra es una porquería, es una flacuchenta que no tiene cuerpo, es
bien asquerosita, produce ganas de vomitar. Maldita ,me amenazó y me quitó las llamadas,
y me dijo que podía hacer eso y más conmigo, la verdad deseo verla muerta eso es todo lo
que quiero, “ojalá le pase un carro encima, que nadie la llore el día de su muerte”.
La desesperación de Yolima frente a la arbitrariedad de la trabajadora social y la
actitud amenazante que asume,
la conducen a responder al ataque con deseos de
destrucción y muerte hacia una de las trabajadoras sociales. Yolima diferencia la buena
gente de la mala gente y sus sentimientos destructivos no se expanden indiferenciadamente
sino que se concentran directamente en el objeto que siente que la ataca.
Algunas medidas correctivas de la institución le generaban aburrimiento: “Yo estoy
aburrida es de la desconfianza, o sea uno no puede estar en el computador porque ¡ay ya
se va a meter a Facebook! Y no entiendo cuál es el problema, todo es una desconfianza y
un problema; por ejemplo no hemos empezado clases o acabamos de empezar y ya están
encima de uno, si uno pierde la materia, si quítele el Facebook pero sin haber hecho nada
no lo dejan ver. Aquí le ponen terapia a uno si por ejemplo yo estoy de mal genio y no digo
nada me mandan disque a terapias de control de ira”.
A Yolima le molestan la desconfianza generalizada de la institución y las medidas
represivas utilizadas sin diferenciaciones de ninguna especie e inclusive la incapacidad de
la institución de tolerar su mal genio, su molestia, que ella siente que es normal pero que la
institución utiliza entonces un componente terapéutico. Estos comentarios de Yolima nos
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muestran una niña que reclama la falta de claras diferenciaciones, y las generalizaciones
inadecuadas.
Yolima narra las injusticias que siente que cometieron con ellos por la intervención
del ICBF y la institución: “ si y ahí (en la historia) solo exageran, en la mía decía que yo
me la pasaba callejeando, que mi mamá nunca nos daba de comer, que si no fuera por mi
papá fuéramos unos muertos de hambre, algo así en resumen, y no, mi mamá trabajaba y
nosotros siempre tuvimos mercado ella trabajaba y nos daba de comer; que ella casi nunca
estaba eso si era verdad, y yo no salía casi, si salía era solo para las fiestas”.
En los comentarios anteriores se ve como Yolima aunque reconoce algunas
deficiencias en la madre, la sigue pensando como un objeto bueno. Lo que ha dicho antes,
sobre la vida callejera, de limosna y la carencia de educación que les esperaba, se
relacionaban con dificultades de la madre, no con “maldades” de la madre. Ella, a pesar de
todas las dificultades vitales construyó en su mente una madre buena.
En la sesión de la música, surgió nuevamente la queja y rabia hacia la institución y
el deseo de que sus cuidadoras fueran unas buenas madres: “si aquí son así, tras que
siempre toca mendigar todo, en el colegio también porque aquí no nos dan nada, por
ejemplo hoy tengo una exposición de tecnología y no llevo nada porque no pude hacer
nada ayer, porque no me dejaron utilizar el computador, y esta mañana me pusieron a
hacer aseo, entonces uno no puede hacer nada, ¿Cómo esperan que le vaya bien? Para
ellas es más importante mostrar que son la mejor profesora porque las niñas le hacen caso
y vamos a ver que pensamos de ellas ¡las odiamos! Que piensan ellas de nosotras ¡también
nos odian! Entonces…. la profe Clarita que ella si era toda bonita, era como una mamá”.
Yolima se queja de los comportamientos desajustados de la institución, de unas
demandas domésticas que les impiden llevar a cabo las tareas escolares y cuando les va
mal, las acusan a ellas de los resultados deficientes. Lo que va aclarándose con el tiempo es
que en su mente Yolima tiene claridades adecuadas por cuanto hace diferenciaciones
fundamentales y utiliza una capacidad de juicio sistemática para mirar el mundo.
La situación de encierro, de limitaciones, de trabas para poder estar con la madre y
los hermanos, sus objetos amados, le molestan. Considera que la institución y el ICBF
exageran el desamparo para sacarlas de sus familias, encerrarlas y alejarlas de sus padres. A
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pesar de la declaran en abandono y adoptabilidad ella no tiene interés en ese proceso y
espera volver a reunirse con su madre y con su hermano. Cuando mira hacia el presente
encuentra todas las limitaciones en los objetos cercanos que no le permiten estar con ellos,
y aplica sobre ellos todas las fallas y las deficiencias que le impiden vivir bien, pero
también reconoce que las cosas buenas que le da la institución, la educación entre ellas, no
las hubiera tenido con su madre en la calle. El mundo es el culpable, ni su madre, ni ella
tienen nada que ver con lo malo que le sucede. Son la institución y el ICBF los grandes
culpables de su difícil condición de vida. La culpa está puesta afuera en los objetos lejanos,
todo esto para proteger la buena imagen de la madre.
Relaciones con la escuela y los amigos
En una sesión hablaron sobre la plata y sobre todo lo que les tocaba hacer para verse
con amigos fuera de la institución: “yo estoy es preocupada, primero por el paseo, y
porque necesito plata, porque me quiero comprar una leggins, sobre todo para el paseo. Es
que para verse con él hay que saberla hacer; digamos que van a ir a cine, aproveche una
salida de aquí de la institución y que él la espere dentro del cine, pero tiene que ser
adentro para que las chismosas de acá no se den cuenta y así van a cine, pero hay que
saberlo hacer para que no se den cuenta”.
La institución con su carácter moralista y persecutorio lleva a las niñas a que entran
en grupo de supuesto básico de “patraña y engaño”, lo que convierte en mentirosas. Se trata
de lograr hacer lo que se quiere y que en sí mismo no es inadecuado, pero hacerlo de
manera disimulada y asegurándose de que no va a ver espías delatores. Los objetos
persecutorios están por todas partes y hay que defenderse de ellos.
Relaciones en el grupo terapéutico
En el encuentro en el parque, Yolima seguía molesta con la actitud silenciosa de las
más pequeñas: “¡ay! Yo no sé, ellas son raras, sabes creo que deberías dividirnos, a ellas
las ves a las 8 y a nosotras a las 10. Si, y uno intenta como integrarlas y a ellas no les
gusta”. Yolima quería que la obedecieran pero lo exigía con tanta fuerza que acababa por
intimidarlas. En otros momentos intentaba motivarlas, pero lo hacía con voz tan fuerte que
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opacaba la de las otras, respondiendo por ellas: “venga yo le digo, este es su mamá, su
papá, esta es Angie, una hermana de ella (Mara) que de evadió”.
En el párrafo anterior se expresaba el conflicto entre las niñas grandes y las
pequeñas, las adolescentes veían a las chiquitas como un estorbo por su lentitud y torpezas.
Aparecía la intolerancia del grupo adolescente contra los niños que todavía están bajo el
dominio de los adultos (Meltzer, 1997).
Yolima orientaba a la terapeuta sobre la forma de relacionarse con ellas y le
explicaba cómo ganarse su confianza: “es que si sabemos de ti, podemos confiar en ti”. La
terapeuta empezó entonces a responder sus preguntas. Yolima estaba preocupada por quién
era la terapeuta y le preguntaba: “¿tú qué haces?” (Dirigiéndose a la terapeuta). Sí yo
pensé que estudiabas, ah, y ¿haces psicología?”. En otra sesión volvió a preguntar, tal vez
para entender qué estaba pasando en ese espacio: “entonces, claro nos está analizando
¿cierto?”, y ¿tú qué haces con lo que hacemos acá? ¿Se los muestras a tus compañeros?
¿Lo llevas a la universidad?, entonces ¿para qué hacemos esto?”. Yolima mostraba con
sus preguntas que podía imaginar el marco de las exigencias docentes de la terapeuta. De
nuevo la mente clara y discriminadora de Yolima se hacía presente.
Yolima no asiste a la sesión trece, regresa en la catorce y muestra un desagrado
general, no quiere hacer la actividad le produce pereza, sin embargo hablo y se mantuvo
activa: “ay, yo no quiero hacer eso, eso me implica esfuerzo y estoy cansada porque tengo
que hacer como una empresa para una clase, con misión, visión, todas esas cosas, y no
quiero hacer nada. Es que no quiero porque me toca esforzarme, que combinar colores,
que cortar”.
En la última sesión, Yolima fue la única que respondió las preguntas que le hacia
la terapeuta y manifestó su opinión lo vivido: “a mí sí me gustó, hubo actividades muy
divertidas, sobre todo la que acabamos hacer de la música”. En los dos párrafos anteriores
se observa la misma tendencia un día no quiere hacer nada, esta aburrida, rechaza el
trabajo, pero en la sesión final reconoce las bondades del trabajo que hicieron.
Estados mentales
Apatía y aburrimiento. Entusiasmo y diversión
En la sesión quince, cuando después de escuchar música instrumental tenía plasmar
lo que esta les había producido, Yolima logró conectarse con sus emociones, pensar en su
historia, tanto en las cosas que la ponían triste, como las que la hacían feliz, sentí un tono
de esperanza en su discurso; como si hubiera aparecido una niña diferente a la niña enojada
y molesta que ataca al mundo, a una niña tranquila que a pesar de su tristeza pensaba que
ser feliz: “a mí sí me gustó, me gustó más que todo la primera”, “me hizo recordar cómo
me siento”, “no tranquila”, “yo escribí… hice como una historia basada en una
experiencia personal que mezcla el dolor, la tristeza, el triunfo, la felicidad y aparte la
melancolía, y tiene un final triste que fue como el final de la canción y eso fue lo que yo
sentí”, “era como algo nuevo, la sorpresa, la emoción, la sorpresa de descubrir algo que
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uno nunca se espera, pero también hay una tristeza que acompaña la alegría, la felicidad,
la satisfacción y la nostalgia”.
De nuevo en esta sesión encontramos en Yolima su tendencia a la integración
emocional. Ya vimos integración de bondad y maldad en su madre, bondad y
responsabilidad en su padre, inadecuados comportamientos de los funcionarios de la
institución, pero también las bondades de las acciones que realizan con ellos.
Otros temas
Deseos
Yolima, quería regresar al lado de su madre, con quien la unían buenos recuerdos y
su plan era salir y reencontrase con ella y su hermano: “yo no quiero ser adoptada, yo
quiero cumplir los 18 años e irme a buscar a mi mamá, yo quiero volver a vivir con ella
porque nosotros nos separamos porque nos tocó, pero ella ahora está en un momento de
reflexión en su vida, porque ella era muy viciosa y está cambiando”. En la mente de
Yolima las situaciones tienen posibilidad de cambiar y aunque en algunos momentos
pueden suceder eventos incontrolables con el esfuerzo pueden modificarse. Como si en ella
los mecanismos PSD y continente contenido descritos por Bion (1963) funcionaran
adecuadamente y de manera dinámica. Lo que se rompe se puede volver a unir, de manera
diferente y en otro momento, y esto se logra con el esfuerzo de todos.
Habló sobre aquello a lo que le gustaría dedicarse: “huy hartas cosas todavía no sé
qué escoger, porque mira yo quiero ser psicóloga, pero también abogada, trabajar en la
policía y ser agente especial”, “si, es que yo quería entrar de una vez, pero bueno entonces
pum entré a psicología, luego soy la psicóloga de la policía y pum me convierto en agente
especial de la policía”.
Mirando hacia el futuro Yolima de manera omnipotente, expresa su deseo de poder
llegar a convertirse en psicóloga, abogada y agente especial, todo lo que en ese momento se
le pasa por la mente.
El yo guiado y dominado por el ello funciona bajo principio del
placer cuando mira hacia el futuro funciona bajo la omnipotencia de su parte infantil
(Meltzer, 1990). Cuando está ubicada en el presente en situaciones extremadamente
molestas vuelve a caer en esta condición pero bajo deseos de muerte de quienes imponen
una dominación arbitraria que no puede modificar.
Sueños y sexualidad
Efectos del abandono y aislamiento familiar transitorio en el funcionamiento grupal y psíquico de dos grupos de mujeres
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Yolima no habla ni de sueños, ni de sexualidad de manera abierta. Pero cuando
expresa las dificultades y la necesidad de mentir para encontrarse con los muchachos, de
manera latente están sus deseos de verse con ellos. Tal vez no habla porque considera que
este no es el espacio para hacerlo, con las chiquitas presentes y con una terapeuta a la que
no conoce muy bien, pero que puede imaginar. Creo que el rasgo fundamental de Yolima,
es que tiene un aparato para pensar bien construido, que solamente se altera cuando las
ansiedades de no poder controlar el mundo se hacen presentes y utiliza la omnipotencia
para liberarse de ese control e imaginar poder dominar todo para cumplir sus deseos.
A lo largo del proceso Yolima mostró dos aspectos de su personalidad: una niña
mandona, que intimida y dirige el grupo a su antojo, y una joven capaz de calmarse y dejar
de lado su actitud intimidante y beligerante,
momento en el que se convierte en una
persona reflexiva que diferencia lo bueno de lo malo, el niño del adulto, el objeto y el sí
mismo.
En supervisión logramos elaborar un cuadro más completo de Yolima: pareciera que
en ella la actitud protectora del padre quedó como una función importante que es la que la
lleva a reconocer las ventajas de la protección en el presente y en el futuro. Ella misma
intenta acercarse de manera protectora hacia la madre, a quien espera poder cuidar y
reunirse con su hermano para armar los tres un grupo familiar. Ese deseo no le permite ver
con claridad la drogadicción en la madre y en el hermano. Le molesta la actitud de la
institución que intenta someterla como si fuera una niña inadecuada e inútil. Por su lado
busca trabajo e intenta convertirse en alguien más autónomo. Tal vez su desarrollo
emocional que se hizo notorio al final en la actividad de la música, cuando se ve como ella
puede pensar emociones muy variadas y diferenciadas al mismo tiempo permite suponer
que en su menta hay un padre y una madre que a pesar de sus dificultades lograron cuidarla
durante un tiempo suficiente, como para que se construyera objetos buenos con
limitaciones reconocidas y luego a la muerte del padre y la desorganización de la madre,
ella misma pudiera pedir ayuda para no quedarse viviendo en la calle como la madre sin
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buscar un lugar donde pudiera tener un techo, comida y educación, lo cual agradece a pesar
de los momentos en que odia como los adultos se comportan de manera tiránica y
arbitraria..
El yo de Yolima es fuerte y tiene recursos. Las ansiedades esquizoparanoides están
dirigidas hacia la institución y los objetos actuales inadecuados. A veces aparece con
relación a su madre y su hermano la negación de su drogadicción y de la vida callejera
desorganizada que llevan para poder mantener una imagen idealizada de un encuentro
futuro de los tres donde la familia podrá unirse y ella podrá cumplir con la función de
padre hacia ellos. Hay en ella una parte realista de su yo que es lo que la lleva a trabajar y
prepararse para el reencuentro con su madre y su hermano que es su mayor deseo en la
vida. La imaginación y el contacto con sus emociones en algunas sesiones permiten afirmar
que Yolima alcanzó un desarrollo mental tridimensional, que según Meltzer (1979) es un
espacio interno que se crea luego de haber tenido la experiencia de relacionarse con un
objeto que tuviera a su vez un mundo interno, donde pudiera recibir lo que el niño le
depositaba y podía pensarlo y devolverlo de manera tolerable, en el caso de Yolima su
padre.
Cuando se relacionaba con las chiquitas y las intimidaba era porque había
depositado en ellas sus partes débiles de las que quería alejarse. Su parte más adulta estaba
presente en el trabajo, en su agradecimiento hacia las bondades de la institución y cuando le
ayudaba a Luisa o aconsejaba a las chiquitas. Su parte adolescente era la que más se oponía
al intento de control y encerramiento institucional y su rechazo a las pequeñas estaba
contaminado por su temor a que la delataran frente a la institución de la que ella se defendía
con mentiras.
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b. Luisa una niña adhesiva
Breve historia institucional: Luisa tiene quince años y cursa octavo grado, ella
ingresó a la institución en marzo de 2007 cuando tenía 9 años. Se encuentra en medida de
protección desde octubre de 2006, cuando tenía 8 años.
Provienen de una familia
uniparental y estaban al cuidado del padre quien presentaba limitación visual. No existían
condiciones adecuadas para su vida, pues había posible presencia de mendicidad, y carecía
de una red de apoyo familiar, y falencia en las pautas de crianza.
Los padres eran separados desde hacía dos años, tenían historial de violencia
intrafamiliar; el padre con ceguera ejercía la mendicidad con los niños, la madre los
abandonó y los dejó al cuidado del padre. Luisa era la hija mayor en quien por su condición
se delegaba el cuidado de sus hermanos menores.
Después de la separación la madre de Luisa inició una relación con el esposo de su
prima. La actual pareja de la madre asume la economía del hogar y según el informe de la
institución muestra rasgos de agresividad e impulsividad; el hogar en donde viven
actualmente está en riesgo de deslizamiento y no garantiza los derechos de los menores. En
el momento no se ve ningún interés de la madre en movilizarse para modificar la situación.
Luisa no muestra deseos de regresar al lado de su madre, manifestando que prefiere
quedarse en la institución.
Objetos y relaciones
Relaciones con la familia
En la primera sesión Luisa narró la situación que la había llevado a Bienestar: “lo
que pasó es que yo un día salí con mi papá y dejamos a mis hermanos en la casa y la
vecina llamó al bienestar porque que mis hermanos habían llorado toda la noche;
regresamos al día siguiente, entonces nos llevaron a mis hermanos y a mí al centro de
emergencia y allá nos tuvieron, y luego nos trasladaron acá. ¿Te cuento? Mis papás eran
separados y mi mamá se fue de la casa y al principio nos llevó con ella, pero yo quería
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regresar con mi papá, entonces después de un tiempo ella nos llevó a los tres con él y ya
estábamos con él bien, hasta que pasó esto”.
Durante la sesión del parque expresó la rabia hacia su madre y el amor hacia su
padre “mi mamá y me cae mal por eso le estoy tirando piedras, y este es mi papá y a él si
lo amo”. “¡No!, yo no quise, mi mamá quería quedarse con nosotros, pero yo le dije que
no, yo le dije que se abriera”. Como si Luisa hubiera querido suplantar a la madre en la
función de compañera del padre.
En la sesión cinco, Luisa decidió escribirle una carta a su papá en la que le expresó
lo mucho que lo quería y extrañaba, reconoció sus errores y plasmó su intención de no
repetirlos. “hola papá, quiero decirle que lo extraño mucho, que me duele mucho estar
aquí y no poder verlo, y además saber que en parte es por mi culpa, y por esa señora que
no sé si se le puede llamar mamá. Mis hermanos están bien, usted y ellos son lo más
importante para mí, son mi familia, me gustaría verlo. Luisa decidió conservarla y después
romperla, no quiso compartirla con el grupo.
Luisa, como algunos niños sometidos a condición de adoptabilidad, conserva
estrechos lazos con su familia original, pero lo hace de manera secreta, por cuanto se le
prohíbe relacionarse con la familia desde el momento en que se hace la declaración de
abandono y de adoptabilidad.
Relaciones con la institución
Luisa con frecuencia caía en estados de aburrimiento, cargados de pensamientos
persecutorios y de sensaciones de estar prisionera: “Si aquí no se puede hacer nada, ni
tener celular, todo se lo quitan a uno, todo son regaños. Además todo es un rutina, que
mamera, uno va al colegio regresa y refuerzo, sino tal cosa, sino tal otra, todo es una
rutina. Aquí uno siempre está encerrada, porque uno con los papás no está siempre
encerrado, ellos lo regañan a uno y todo, pero uno dice mamá o papá voy a tal fiesta, ellos
dicen como bueno mija vuelva a tal hora, así uno puede salir con los amigos, ser libre”.
Este contraste donde habla de la manera como lo tratan “a uno” los padres no es producto
de la vivencia directa de Luisa sino de lo que oye decir a otros y que ella repite.
Cuando Luisa estaba sola, primaba el aburrimiento pero cuando regresaba Yolima
ella se le pegaba y se acomodaba a la manera de pensar de Yolima. En la despedida de
Navidad, Luisa secundaba a Yolima en la defensa a la institución con palabras ajenas: “si
es que mira, aquí se hace un presupuesto al año, y no debemos pasarnos, pero siempre nos
pasamos y terminamos debiendo muchos millones, porque gastamos muchos millones que
no debemos gastar, y o sea ellos están gastando más para darnos a nosotros cosas que no
son obligatorias”.
En este tipo de lenguaje colectivo anterior, referido a la institución y los cambios de
opinión de Luisa cuando aparecía Yolima, se ve con claridad su funcionamiento
bidimensionalidad, puesto tal y como ejemplifica Meltzer (1979) la bidimensionalidad es
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como una hoja de papel que capta lo que sucede alrededor con sus sentidos y tiene la
capacidad de imitar las cualidades que capta sensorialmente de los otros que no son más
que hojas de papel en las que se observan movimiento, olores, sabores, gustos, que se
pueden oír, ver y tocar, por lo tanto no hay diferenciación self objeto. Cuando ella está sola
pierde su vitalidad, pero cuando se adhiere al objeto adopta la fuerza, las ideas, la vida del
objeto. Lo que solía repetir de lo dicho por Yolima, en boca de Luisa sonaba muy infantil,
mientras que en Yolima era más clara y precisa la voz de su parte adulta.
En el encuentro doce, cuando se hablaba de la defensora y otros miembros de la
institución, el aburrimiento de Luisa por estar en la institución se hizo más evidente: “yo la
verdad estoy aburrida puede que demuestre lo contrario pero estoy aburrida, no quiero
estar más ahí”. “Es que nosotras necesitamos alguien joven, para que nos entienda, nos
de consejos de verdad y aquí no la encontramos”.
Luisa se ausentó en la sesión quince y regresó en la última, en donde se les entregó
un collage para recordar todas las actividades que habían realizado durante el proceso. En
esta sesión, Luisa llegó molesta y aburrida con la institución: “nada, estoy aburrida”, “es
cierto no aguanto, ya no quiero estar más en esa casa, yo lo intento pero no puedo” “si
pero que, aquí uno no puede hacer nada, ni salir ni nada”.
El aburrimiento en Luisa surgía unas veces como copia del de Yolima y otras por la
ausencia de Yolima. El aburrimiento ligado a la ausencia hacía pensar en una
desmentalización donde desparecían sus deseos, el yo dejaba de existir, y no parecía haber
objetos tampoco. Como si se diera en ella la caída del aparato psíquico por la desaparición
del objeto. (Meltzer).
Relaciones con la escuela y los amigos
Al igual que Yolima, Luisa usaba la mentira como método de supervivencia en una
institución que a veces no reconocía sus necesidades ni deseos: “cuando me piden el
número del celular yo digo que me lo robaron y entonces les digo que mi mamá me puso a
escoger entre el celular y el computador y yo obviamente escogí el computador y eso digo
siempre. Siempre digo lo mismo, que boleta que se den cuenta que a uno no lo dejan salir,
que es de bienestar. Así uno cómo se va a sentir normal”.
Luisa mostraba temor de ser descubierta este año por sus compañeras de colegio,
puesto que varias integrantes de la institución iban a entrar al mismo colegio: “lo malo es
que ahora van a meter a niñas de aquí en ese colegio y me van a delatar. La verdad sí,
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porque yo allá decía que no podía salir porque estaba castigada que no sé qué, pero ahora
si va gente de acá para allá si pueden sapearme”.
También expresaba lo importante que era para ella la vida social y aparentar tener
una familia como el resto de sus compañeras: “si tocó meterse para tener vida social,
porque cuando a uno lo invitan a cine o algo así toca decir siempre que no puedo, porque
te imaginas que oso decir que toca pedir permiso en el bienestar”.
Ser de Bienestar es una vergüenza que hay que ocultar. Pero en Luisa, cuando
pensamos que está en esta institución desde los 9 años, parece más bien que adopta la
posición de las adolescentes y copia el sentimiento general.
Luisa no era una buena estudiante y afirmaba con desgano frente a las tareas
escolares: “no tampoco lo intenté, ni hice el esfuerzo, la verdad no hice nada, a mí no me
gusta estudiar”.
Relaciones con los miembros del grupo terapéutico
Luisa se caracterizó por sus caídas desanimadas y llenas de pereza hacia los
encuentros con el grupo y las actividades cuando Yolima no asistía al grupo, porque cuando
sí venía, Luisa se unía a las palabras y al entusiasmo de Yolima.
En el encuentro en el parque, Luisa y Yolima estuvieron amalgamadas, al punto en
que Luisa apoyó a Yolima en sus comentarios hacia las pequeñas: “: es que ellas no
hablan, nunca hacen nada; no, todas calladas y eso es por nosotras”. “Mire la hora, esas
niñas si… ¿al fin nos vas a separar?”
Con la primera salida de Yolima, Luisa ocupó la posición de liderazgo de Yolima en
y jugó con Juana y Mara, permitiéndoles que ellas interactuaran; sin embargo, en medio de
su afán y pereza, ella asumía todo de manera mecánica. Aparecía la Luisa bidimensional,
que al no poder adherirse se volvía mecánica, o copiaba a Yolima como si no tuviera vida
propia. Cuando estaba sola se la veía muy aburrida.
Luisa se ausentó en la sesión trece y regresó en la catorce, cuando se hicieron las
pulseras y cadenas, y en este encuentro apenas llegó Yolima, se puso muy contenta y
animada y dijo: “esto está chévere”. Luego y al igual que Yolima, indagó sobre la
terapeuta: “¿trabaja en una empresa?”, “¿Dónde?”, “y ¿Quién la trae en el carro?”, “¿y
él trabaja?”, “y en ¿Qué trabaja? Luisa se adhería a Yolima y se volvía la continuidad de
ella.
Efectos del abandono y aislamiento familiar transitorio en el funcionamiento grupal y psíquico de dos grupos de mujeres
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En la última sesión con relación al collage de trabajos colectivos se reía, pero lo
mira muy poco. Fueron pocos sus comentarios “¿Cuál?”, “ah eso fue en diciembre, no este
es otra”. En general estuvo callada y poco interesada. Cuando sintió la cercanía de Yolima
con la terapeuta, quedaba lejos del objeto sumergida en su inexistencia propia.
Estados mentales
Apatía y aburrimiento
Luisa no muestra ningún interés en la actividad del retrato, solamente copió el
nombre de un grupo musical y puso en un letrero estereotipado “I love U y no comentó
nada al respecto. Como si Luisa no tuviera una imagen de sí misma. Sin embargo, logró
hablar algo con Juana y Mara sobre la novena a quienes les preguntó:”y ¿ustedes van hacer
algo más o solo el Baile?”, “¿se van a disfrazar?”.
En la octava sesión, durante el juego de stop, Luisa se mostró apática y aburrida de
jugar y al igual que sus compañeras tuvo dificultades para escribir algo en la casilla de
emociones. La atención y el interés de Luisa era de tiempo muy limitado; después de un
rato solía afirmar: “ya me cansé”, “ya no quiero jugar más”. Parecía presentarse laa
desmentalización con caída pasiva del aparato psíquico cuando no lograba adherirse a un
objeto externo y tomar prestada su piel sensorial y verbal y expresar algún tipo de vitalidad.
A partir de la sesión nueve, Luisa intervino muy poco. No participaba en las
actividades alegando por ejemplo: “no me acuerdo de mis sueños”, pero al indagar un
poco más, lograba comentar: “yo me he soñado con mi mamá y con mi papá”, “con la
instituciones porque esta es la casa de uno y uno se sueña es con la casa de uno”.
Se trata de los sueños que Bion señalaba como inexistentes, porque no encierran
ninguna simbolización, sino que son la repetición de lo concreto vivido. Las frases usadas
por luisa son el reflejo de un yo que no recuerda, que no sueña, que repite pero carece de
existencia propia. Si aparece un objeto que le guste y que permita que ella se adhiera a el,
toma prestada la vida de ese objeto y la imita: habla, piensa y actúa como el objeto.
En las últimas sesiones, Luisa se desconectó del tema familiar, mencionó muy poco
a su padre y a su madre y mantuvo una actitud de aburrimiento hacia la institución y hacia
las sesiones. Había caído en la nada de su inexistencia. Era una de esas niñas que contaba
su historia, la repetía, como un evento que no hace parte de su vida, era un parlamento
ajeno, carente de emoción. Le escribe la carta al padre, pero no la comparte, y finalmente la
Efectos del abandono y aislamiento familiar transitorio en el funcionamiento grupal y psíquico de dos grupos de mujeres
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rompe. ¿ Era esto otra formalidad? ¿O había en ella por lo menos un recuerdo remoto de un
padre ausente?
Otros temas
Abandono y maltrato y adopción
Durante el juego de víctimas y periodistas, Luisa no se sintió cómoda en la actividad
cumplía, con lo propuesto, pero lo hacía rápido como para salir del paso; en comparación a
Juana y Mara, Luisa intentaba dar respuestas más elaboradas pero se trataba de
generalidades simples: “hm, no, pues el abandono es algo muy feo, el ser abandonado es
difícil, porque uno quiere estar con su familia, estar con el papá o la mamá, pero no, al ser
abandonado ya uno no está con ellos, y uno extraña a su familia y todo eso”, “no, no he
sido maltratada, pero igual el que maltraten a alguien debe ser algo que nunca se olvida,
que uno lo recuerda siempre a lo largo de su vida”.
Sobre la adopción Luisa manifestó cómo se sentía al respecto: “pues antes tenía
esperanzas ya no, yo sé que nunca me van adoptar, “es que la gente viene y adopta los más
pequeños no a los más grandes, “yo ya sé que me quedo acá hasta los 18”.
Deseos
En la tercera sesión expresó sus deseos de diversión: “yo, yo puse la comida, porque
no quiero ser gorda, puse el trago y fiestas porque me gustaría mucho ir a fiesta y poder
salir, también quiero casarme, viajar, vivir en un lugar así y puse al delfín porque es mi
animal favorito”. Surge la Luisa que se liga a objetos inanimados.
En la sesión once, volvió a surgir el deseo de Luisa de tener una familia y sentirse
normal: “no pero eso se consigue, cuando salgo con mis padrinos de la institución, ellos
me dejan tomar cerveza cuando tengo sed, pero en sí me gusta el néctar, el rojo y el
verde”. De nuevo lo importante es el trago, lo material que se ingiere, no lo emocional
Luisa habló de sus sueños futuros, en los cuales se veía sola viviendo en el norte:
“pues ya tendré 20, yo me veo trabajando en una empresa ya con contrato, me veo
viviendo en el norte, si y así. Mis hermanos no habrán salido aun. Tal vez busque a mi
papá, no sé. No tengo ni idea donde vive tal vez en Ciudad Bolívar creo, no sé”, “¡huy es
que los del sur!”. Si, ella es ahora del norte, del lugar de sus padrinos, de los que lo tienen
todo. Estos niños acaban viviendo unas vidas que no les pertenecen y que simplemente
copian, como posibilidad.
Luisa es una niña abandonada muy temprano en la vida que ha tenido una vivencia
callejera de limosna y desorganización familiar previamente, donde no existe un objeto
capaz de contener sus angustias y dolores, sino objetos inestables y agresivos. Proveniente
de una familia invertida, “caricatura hostil de una familia” donde no hay ninguna
capacitación laboral y se vive bajo una economía precaria y una vida donde el alcohol, la
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droga y la diversión promiscua y hasta el incesto se hace presente, como dice Meltzer,
donde el abandono de los hijos y su acogida y encierro en centros de protección, donde
muchas veces tampoco encuentran objetos que contengan sus angustias y reconozcan sus
dolores ocultos, quedan convertidos en niños que no logran desarrollar su aparato psíquico.
Sencillamente se acomodan al objeto y lo copian con apariencia de adaptación, pero cuyo
estado emocional es de pereza, tedio y aislamiento, por efecto de la caída del aparato
psíquico cuando el objeto que permite la adhesión desaparece.
c. Juana es una niña perdida en el mundo
Breve historia institucional: Juana era una niña de 12 años que cursaba segundo de
primaria. Había entrado a los seis años a la institución. Según los registros de la institución
Juana ingresa a medida de protección junto con su hermano debido a que se encontraban en
situación de riesgo, permanecían en la calle, no asistían al colegio y desobedecían
frecuentemente a la madre, quien no contaba con las condiciones socioeconómicas
necesarias para el cuidado de sus hijos.
Juana proviene de familia mono parental en cabeza de la figura materna de 36
años, desempleada y sin ningún nivel de escolaridad. La madre tuvo cuatro hijos, el mayor
trabajaba como lustrador de zapatos, y los tres siguientes hijos son menores y producto de
otra relación, en donde el padre se dedicaba al reciclaje y consumía sustancias psicoactivas.
El padre de Juana siempre ha estado ausente y la madre, por su parte, muestra
marcados comportamientos agresivos y pensamiento concreto lo cual no favorecía procesos
reflexivos por parte de ella.
Durante el tiempo en el cual la madre estuvo vinculada al proceso de
intervención, visitó a sus hijos observándose una relación afectiva fuerte, especialmente
Efectos del abandono y aislamiento familiar transitorio en el funcionamiento grupal y psíquico de dos grupos de mujeres
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con el hermano de Juana. Aun así, fue evidente también la poca claridad de la madre para
asumir un rol formativo y de autoridad con sus hijos. Las actitudes y los comportamientos
agresivos, demandantes e impulsivos de la madre con frecuencia generaban temor en los
niños. La madre durante algún tiempo intentó tener contacto con ellos a escondidas de la
institución buscándolas a la salida del colegio.
Objetos y relaciones
Relaciones con la familia
Sobre su familia simplemente dijo: “Solo sé que mi mamá está muerta. Mi papá, no
sé, creo que él también era como vicioso, no sé nada de él”.
En general, Juana hacía breves comentarios informativos, y rechazaba todo lo que no
le gustaba. Un día las chiquitas llegaron tarde y Juana, que era una de ellas, explicó que se
habían demorado porque alguien les había dicho que tenían que irse para otra casa. Luego
de recibir un corto regaño de las grandes, se fueron todas al parque y Juana, en medio de
risas, dijo: “yo no me acuerdo de mi mamá, yo llegué aquí con mi hermano y con mi
hermana”
En la sesión doce, Juana aceptó con agrado que estuviéramos únicamente las dos.
Como no estaban las grandes estaba tranquila y por primera vez pudo contarme su historia
familiar: “porque mi papá consumía y porque mi mamá, o sea mi mamá nos cuidaba bien,
pero decían que no, que disque nos dejaba encerrados en la cocina y no nosotros íbamos a
estudiar normal y también porque mi hermano mayor consumía”; “si somos cuatro, somos
dos mujeres y dos varones”. “Mi mamá me dijo una vez que él estaba en la cárcel”; “huy
hace rato, ella se murió, ¿se acuerda que le conté?”. “Me dijeron que de algo de los
pulmones”; “ella antes nos visitaba acá y cuando ya no podía, llegaba al colegio y nos
visita allá; “Si, nosotros vamos cada jueves a visitarla a la tumba con mis hermanos,
cuando ella estaba viva que nos iba a ver al colegio, yo no la podía ver porque yo estaba
en otro lugar porque estaba en segundo en cambio mi hermana en quinto, (risas) que tal mi
hermana en quinto y yo en segundo. “(risas) “Entonces una vez estaban dando educación
física y se dieron cuenta que mi mamá iba a ver a mi hermana, entonces la cambiaron de
colegio”.
La condición familiar de Juana es la de una familia invertida (Meltzer) que vive en
la calle, del desperdicio, en medio de la drogadicción, el alcohol y la violencia, sin recursos
económicos ni capacitación ninguna, que los acerca a actividades delictivas. Mujeres que se
unen a varios hombres y luego se quedan con los hijos, sin poder mantenerlos ni criarlos.
Mujeres que no desempeñan ninguna de las funciones maternas descritas por Cárdenas y
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Muñoz (2011) no tienen capacidad de reverie, ni de contención, ni de pensar. Su condición
de supervivencia, que muchas veces viene de generaciones anteriores las llevan a tener que
concentrarse en actividades de consecución de hombre, alimento y techo, sin importar a
quien se arrimen para obtenerlo y acaban precisamente conformando estas familias
invertidas.
Relaciones con la institución
Juana se hizo partícipe de una crítica generalizada del grupo a la institución y dijo:
lo malo es que aquí todo está mal, todo son reglas”. Como norma institucional informaba
sobre las relaciones entre hermanos: “los chiquitos vamos donde los grandes y jugamos y
que en la institución son buenos con nosotros”.
De nuevo nos encontramos con una niña que parece que copia lo que otros dicen.
Comenzaron a aparecer las contradicciones alternantes de Juana: la crítica de todo, incluida
la institución pero también su agradecimiento por la ayuda que había recibido. Hablar un
momento para luego sumirse en el silencio, hacer algo y luego borrarlo.
En la sesión de despedida de Navidad, Juana manifestó que no le gustaban los
zapatos que iba a recibir de regalo por parte de la institución, todo en voz baja pues su voz
se opacó fácilmente por la presencia de las grandes, sobre todo de Yolima. En la sesión
doce, al hablar de la defensora y otros trabajadores, en un momento, a solas, Juana expresó
su malestar y la sensación de estar en una cárcel llena de reglas sin sentido, donde cantar o
expresarse eran respondidos con castigos que tenían que ver con labores domesticas:
limpiar, trapear, barrer. Estos castigos les quitaban tiempo y tal como le pasaba a Juana no
lograban terminar sus tareas: “lo que me pasa es que estoy brava, porque estaba haciendo
las tareas y la encargada de la casa me regañó y me puso a barrer y a trapear y no pude
terminar mi tarea. Porque estaba cantado mientras hacía las tareas, y me regañó”. Otro
día expresó su enojo y disconformidad hacia la actitud de su coordinadora de casa: “es que
es toda grosera, uno va a pedir algo y le dicen que no”.
Juana reconocía que había personas buenas en la institución, y que ella esataba bien
en la institución: “pues normal, son buenos conmigo, ahorita pedí que me dejaran pasar
más tiempo con mi madrina pero aun no me han dicho nada”. “Aquí hay gente que me
ayuda, mi psicólogo, la trabajadora, usted”. “Mara (cuando se fue) no pensó en eso”.
Relaciones con los miembros del grupo terapéutico
En las tres primeras sesiones Juana se caracterizó por ser una niña que se quejaba de
la institución y decía no saber nada de su familia. Comenzó por preguntarle a la terapeuta:
¿Quién eres ¿Qué haces aquí? y se presentó con un escueto: Yo me llamo Juana. Ese día
rechazó la actividad y dijo que no quería dibujar, se quedó en silencio, no quería hablar,
Efectos del abandono y aislamiento familiar transitorio en el funcionamiento grupal y psíquico de dos grupos de mujeres
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solo hacía gestos afirmativos o negativos con la cabeza. Finalmente dijo que tenía un
hermano y una hermana, pero volvió al silencio. Cuando las grandes del grupo se fueron,
dijo: es que delante de ellas no queríamos hablar. Yo no sé porque estoy acá, no sé qué
paso.
Aparecía en ese momento una niña que no tenía ninguna conciencia clara sobre las
vivencias de su pasado, ni de su futuro. Como si no hubiera tiempos en su mente. Ella
estaba en la vida pero sin existencia propia.
Comentó que le tenía rabia a Ximena porque se vestía feo y cuando dijo: Ella se
viste raro, pero aún así jugamos con ella y entonces se dirigió al grupo en busca de
aprobación con un “¿Cierto?” En un momento le dijo a la terapeuta en son de crítica: “es
que Yolima interrumpe a Luisa y eso estaba en las reglas”. La normatividad le ayuda a
existir.
Durante la sesión de las dramatizaciones se dio el pugilato y la complacencia entre
Juana y Mara. Juana estuvo muy activa durante la dramatización y contribuyó a la creación
del libreto. Rechazando de nuevo lo que no le gustaba, tratando de dominar a las otras con
fuerza, pero contradictoriamente, porque del pugilato saltaba a la complacencia.
Juana parecía estar dominando la escena. Primero aceptó el tema sugerido y dijo:
“¿listo ahora sí? Tú eres Rosa (psicóloga) y ¡sí yo soy Lucy! Lucy se vuelve a orinar y la
manda al médico a ver que tiene Lucy”; frente a un comentario de Mara, en voz baja le
dijo que no fuera sapa. Después de un contrapunteo entre ellas exclamó dos veces: “profe
me oriné” y cuando otra dijo lo mismo le pidió que se callara. En ese contrapunteo que se
instauró dijo: “no sea sapa soy yo la cochina no usted”. El grupo se rió y ella comentó: “la
profe de nuestra casa es muy linda, ella no le hablaría así a Lucy”. Mostró agrado frente a
la dramatización que hicieron y preguntó: “¿podemos hacer otro?” y de manera
complaciente hacia Mara le preguntó: “¿de que la hacemos?”, “Usted es Rosi” le dice a
Mara. “Jenny es la que tiene problemas la que viene al grupo de los martes. Ella pelea con
las que se dejan dice Juana, porque nosotros no nos dejamos”. Siguió planeando lo que
viene: “Es de mañana y Clarita trae el shampoo y Jenny le dice a Rosi que se lo traiga y
ella va, porque le obedece. Luego desayunamos y yo digo „fila, niñas´”. Hablan de la niña
que se cree una bebe de 3 o 4 años y después Juana resume y dramatiza lo sucedido:
“bueno”, “buenos días niñas”, “niñas shampoo”, “filas niñas”. Enseguida comentó, con
molestia, que la terapeuta solo tenía 23 o 24 años, y de nuevo se volteó hacia Mara y le
dijo: ¡no sea intensa!
Los libretos eran en general recuentos de escenas concretas ya vividas. No había
ninguna elaboración simbólica. Más que imaginación lo que había era una copia concreta
Efectos del abandono y aislamiento familiar transitorio en el funcionamiento grupal y psíquico de dos grupos de mujeres
157
de una mañana en el hogar. Empezábamos a entender que Juana tenía momentos de
bidimensionalidad, con momentos de pugilato unidimensional y con momentos de
inexistencia mental. En otro momento vemos a una Juana con muchos contrastes, primero
la vemos muy emotiva, siendo capaz de recordar a su familia, en especial a su madre, luego
desmotivada hacia las actividades, para luego volver a dar un giro mostrándose, animada, e
integrada al proceso.
En la sesión cinco, donde se narró la historia personal mediante un cuento o se hizo
una carta a alguien especial, Juana eligió hacerle una carta a su madre, estuvo callada y
recelosa de lo que hacía en el encuentro, cuando intenté acercarme ella tapaba con el brazo
lo que estaba realizado, y cuando la invité a compartir lo que hizo, solo comentó que era
una carta para su madre y que le expresó cosas que quería decirle, al pedírsela prefirió
quedársela: “¿Toca leer lo que escribimos?, yo no quiero”. “Yo se la hice a mi mamá y le
dije cosas que le quería decir”, “yo tampoco quiero entregarla, yo la voy a quemar”,
(Juana la guarda en su bolsillo).
En el sexto encuentro, hicimos un juego de roles, en donde unas hacían de
periodistas y otras de víctimas. En esta sesión Juana fue monosilábica, a la hora de actuar
como víctima, le costaba responder, sin embargo intentaba hacerlo como pequeñas frases
que se iban completando a través de las preguntas de la terapeuta: “no”, “porque maté “ a
mi esposo”, “el me pegaba a mí y a mis hijos”, “los tiene el bienestar”, “si”, “que es algo
feo”, “ya”. A la hora de hacer de periodista, estuvo más cómoda: “si (lo dice en voz
baja)… señorita M hm, ¿Qué iba a preguntar?”, “a bueno, señorita M ¿Qué opina del
abandono?”, “hm, ¿Qué opina del maltrato? Responda”, “¿usted ha matado?”, “¿tiene
hijos?”, “¿Cuántos?”, “y ¿Dónde los tiene?”, “¿los maltrata?” “¿usted roba?”. Eran un
texto entrecortado, en el que seguramente utilizaba las preguntas que les hacían a los padres
en las comisarías. De nuevo parecía una copia.
Después de la Juana cómoda y extrovertida de la sesión donde estuvo sola con la
terapeuta, el silencio volvió con el regreso de sus compañeras mayores. En la sesión trece,
donde se habló de los sueños hacia el futuro, fue claro que ella tenía dificultades de
aprendizaje en lectura, escritura y matemáticas, porque había periodo años escolares. Hacia
la mitad de proceso Juana se mostró más callada y tímida y trataba de esconder sus escritos,
quedárselos o no leerlos y entregarlos cerrados.
Efectos del abandono y aislamiento familiar transitorio en el funcionamiento grupal y psíquico de dos grupos de mujeres
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Estados mentales
Apatía y aburrimiento
En la sesión catorce, en donde elaboraron pulseras y collares, nuevamente la voz de
Juana se opaca con la presencia de sus compañeras mayores; en esta sesopm Juana
prácticamente no dijo nada, se dedicó a hacer la actividad y lo poco que decía era
monosilábico: “si (estaba enredada con el hilo fucsia)”, “(risas) bueno”, “no, no sé”,
“hum”. En la sesión quince, aún estaba un poco callada y no participó mucho ni habló
sobre la actividad, solo comentó: “la verdad me dio como sueño”, “y me hizo recordar a
toda mi familia”, “hm no”, “si, no quiero, tengo sueño”, “yo hice un dibujito”, “solo
escribí que tenía mucho sueño”, “me puse en esa silla azul”. Como si en ella también su
yo cayera, al igual que sus deseos. No está presente, hay un desinterés hacia el mundo.
Entusiasmo y diversión
En la sesión de los juegos, Juana se divirtió de verdad. El ambiente se llenó con sus
risas. Sin embargo, a la hora de jugar stop no quiso interactuar mucho, pero viendo a sus
compañeras se rio e intentó ayudarlas, mientras decía: “no, no me gusta y ya”, “yo digo la
letra”, “Mara escriba”, “bueno por la letra P”, “ya por la D”, “la letra C”. Durante el
escondite jugó y corrió por toda la casa donde estábamos trabajando. Jugar le gustaba pero
todo lo que tuviera que ver con leer o escribir la llevaba al aislamiento.
Otros temas
Abandono, maltrato y adopción
l poner el tema del abandono dijo: “no me gusta hablar de eso”. Contó que ya
había tenido un intento de adopción pero fracasado: “yo ya fui a Estados Unidos, una
familia nos iba adoptar a mis hermanos y a mí pero al final dijeron que no, que éramos
muchos y nos devolvieron. A uno lo llevan allá y si uno le gusta a la familia nos adoptan si
no, no. Luego añadió: “ellos nos iban adoptar, pero mi hermano ya estaba muy grande y
éramos tres, entonces les quedaba muy pesado, creo que ellos se querían quedar con mi
hermana y conmigo pero no se pudo, después de un tiempo me dijeron que ellos me
querían adoptar a mí sola, pero yo no quería separarme de mis hermanos, entonces les dije
que no, entonces estamos los tres aquí”.
Como si se los preparara para una exposición de “esclavos” donde quién los va a
“recoger”, “comprar”, “adoptar” los mira bien y así decide, excluye poco a poco
posibilidades hasta que finalmente la adopción no se hace.
Deseos
Después de hacer el collage en silencio y en voz baja comentó sobre lo que había
armado: “puse esto (la langosta) porque no me gusta, y quiero viajar, tomar fotos en los
viajes; puse este reloj porque me gustó, puse el chocolate porque me gusta mucho, me
gusta mucho scooby-do; quiero ir al mar, tener este carro y también me gustan las motos”.
Simplemente hablaba de lo que le gustaba, de lo que quería y de lo que no quería.
Efectos del abandono y aislamiento familiar transitorio en el funcionamiento grupal y psíquico de dos grupos de mujeres
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Con relación a sus sueños futuros, comentó que deseaba estar junto a sus hermanos,
conseguir un apartamento, trabajar y estudiar, pero cuando la terapeuta intentó indagar un
poco más, no lo tenía claro: “yo no sé, ah bueno yo le dije a mi hermano que cuando
saliera consiguiera un apartamento y para que cuando yo saliera esté allá, y no sé,
trabajar, estudiar y luego ayudar a mi hermana cuando salga de acá”, “aún no sé, yo no
sé, aún no he pensado en eso, solo sé lo del apartamento”.
Las ideas de Juana eran bastante generales e imprecisas. Eran imágenes concretas de
lugares y cosas, pero sin ninguna referencia al esfuerzo y parecían muy aljadas de su
realidad.
Sueños y sexualidad
En la actividad de los sueños, surgió la sexualidad como un elemento importante en
Juana, con elementos eróticos confusos: “que nosotros estábamos viajando en una buseta,
entonces yo y una niña estábamos sentadas escuchando música, yo tenía un Iphad y él
estaba sentado en un silla enfrente, entonces se paró así y nos miró (se ríe) y el tenia
¡senos! (se ríe)”.
Era difícil comentar este sueño. Al no haber asociaciones lo único que surgía era la
imagen de los tres hermanitos, sexualmente indiferenciados, y vinculados a la no adopción
del hermano a la excusión por ser hombre y tal vez a un pensamiento de que si los tres
hubieran sido mujeres si las hubieran aceptado. Podría haber una parte de su mente
conformada por tres personajes: ella y sus hermanos, momento en el que sí podían pensar y
decidir
Dibujos
En la séptima sesión, en donde ellas pintaron su retrato o algo que les gustara, Juana
pintó un muñeco que está en la casa cuatro donde vive. Juana estaba entretenida en su
dibujo, fue detallista, pero no comentó nada sobre este dibujo, por el contrario lo poco que
habló, fue sobre la novena: “acuérdese de la fiesta en la casa seis”, “¿usted va a bailar?
(dirigiéndose a Luisa)”, “piti y usted ya se saben los pasos”. De su pintura solo comento:
“Son unos muñecos que están en la casa los tengo al pie de mi cama”. De nuevo se hacía
presente la concreción y la inmediatez.
Juana era una niña abandonada desde muy temprano en la vida que había vivido en
una condición familiar con unos objetos paternos que no tenían ninguna capacidad de
integrar mentalmente sus experiencias, donde lo que vivían siempre eran pedazos
Efectos del abandono y aislamiento familiar transitorio en el funcionamiento grupal y psíquico de dos grupos de mujeres
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inconexos, de vivencias momentáneas, donde tampoco había un objeto fuerte que pudiera
aliviar sus ansiedades y protegerlos de los peligros de la vida, donde esos objetos no
pudieron finalmente hacerse cargo de ellos, tampoco tenían la capacidad de recibir las
percepciones del mundo ni elaborarlas ni darles ningún significado. Estos objetos
finalmente no pueden desempeñar las funciones de “reverie, contención, confianza” y
estabilidad necesarias para que sus hijos puedan desarrollarse psíquicamente. Lo que se
instaura es una vida limitada en el mundo externo (Cárdenas y Muñoz, 2011).
d. Mara una niña mentalmente inexistente
Breve historia institucional: Mara tenía 13 años, ingresó a medida de protección
debido a situación de negligencia y descuido familiar, así como a una situación económica
deficiente de la madre. Durante el proceso se descubrió la falta de interés de la madre y
ausencia de apoyo de una red familiar, aspectos por los cuales se definió el caso con
medida de adoptabilidad. Mara ingresó a la institución junto a sus hermanas, y debido a las
dificultades entre ellas, una solicita ser separada. Mara y otra de sus hermanas se
encuentran actualmente en el hogar.
Mara manifiesta que tenía una relación distante con su madre quien era prostituta y
por eso la veía muy poco. Manifiesta que deseaba vivir con su abuela pero no había una
red familiar activa, lo que impidió que esto se pudiera realizar.
Objetos y relaciones
Relaciones con la familia
En esta misma sesión, Mara por primera vez habla de su madre y el poder que las
instituciones tienen frente a su destino:“sí, ellos son los que deciden con quien estamos,
digamos mi abuelita vino a reclamarme que me quedara con ella, y la defensora dijo que
no, que yo no podía irme con ellos que se fuera y ya se fue y nunca más la volví a ver”;
“mi mamá sí era descuidada, ella solo se la pasaba durmiendo (risas), cuando ella le daba
pereza cocinar nos daba plata y nos decía que fuéramos y compráramos huevos, arroz y
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gaseosa, ella parecía no sé, solo dormía”, “mi mamá solo se ponía faldas, nunca se ponía
jeans”, “sí a mi mamá también le gustaban los tacones re altos”.
Relaciones con la institución
Mara no hace ninguna acusación, ni un mal comentario sobre su defensora o algún
otro miembro, al parecer desconocía quienes eran algunos: “yo no sé quién es mi
defensora”, “no (risas) es que no tengo nada que decir de la profe, es que ella a veces es
chévere y a veces no”.
De nuevo aparecía una mente ausente, alguien que no sabía muy bien que pasaba en
el mundo presente, ni pasado, como si careciera de una conciencia sobre sus percepciones y
de un aparato psíquico que le permitiera diferenciar sus vivencias.
Mientras estuvo fuera de la institución Mara no asistió a tres sesiones y llego
finalmente el último día donde estaba muy apática y desinteresada. C asi no habló y parecía
que no estuviera ahí. penas si decía: “bien”, “jum”, “si”, “nada”, “nada”, “a Claret”,
“a mí me gusto”. A pesar de su actitud, hacia el final habló un poco de su estadía en la otra
institución, y comentó el material del collage final: “aquí está el juego de stop”, “¿Cómo
hace para que quede así?”, “bueno yo me quedé con este”. “Nada nos levantaban, a las 4
nos íbamos a desayunar, hacíamos unos talleres, escuchábamos música normal, veíamos
películas”. Si, es una niña que se acomoda a cualquier lugar y hace lo que allí se hace, pero
siempre de manera apática y desinteresada.
Relaciones con los miembros del grupo terapéutico
En los primeros encuentros, Mara se caracterizó por ser una niña tímida, un tanto
callada y reservada, lo que estaba relacionado con la presencia de Yolima y Luisa, que por
ser las más grandes del grupo tendían a intimidarla. Solo en la sesión cuatro, en la que se
encuentra sola con Juana y la terapeuta, Mara trata de imitar a Yolima.
En el dibujo de la familia en plastilina, Mara prácticamente no participó, y al igual
que sus compañeras no le puso plastilina a su dibujo, por el contrario lo lleno de rayones, y
elementos sin sentido, En el trascurso del encuentro, estuvo muy callada.
En la sesión en el parque, Mara siguió mostrando las mismas dificultades para
relacionarse con el grupo y para recordar a su familia. Durante la actividad y luego de la
instrucción Mara hizo mala cara, y simplemente dijo: “hay que poner a la familia de uno,
¡ay no! (baja la cabeza)”, “(la historia) “nos vemos y vamos y compramos cosas a la
tienda”.
En la cuarta de sesión, sin las grandes presentes, Mara está más confiada le
pregunta a la terapeuta: “y usted ¿qué edad tiene 40 o 50 años?”, “diga la verdad”.
Posterior a esto, Mara y Juana juntas dirigen y organizan la sesión y la actividad, creando
los personajes y el libreto del juego. Esta nueva actitud le permite a Mara proponer otras
actividades durante la sesión: “si ahí hay lotería ¿podemos jugar?” “Toma estos cartones,
yo reparto las fichas”, “ahora los reparte usted (dirigiéndose a mí) y los dice en inglés”.
Trata de mandar pero no lo logra.
Efectos del abandono y aislamiento familiar transitorio en el funcionamiento grupal y psíquico de dos grupos de mujeres
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En la octava sesión, vemos una Mara desajustada que intenta imitar a las mandonas
grandes, pero lo hace de forma inadecuada y como una caricatura. Dice por ejemplo: “oiga
tiene música”, “no primero letra”, “yo le ganó a piti”. Ella quería coger todos los objetos
de la terapeuta. Cuando Yolima regresa, Mara desaparece y cuando se va, Mara hace unas
pocas preguntas imitando a Yolima.: “cuente ¿qué hizo allá?” “¿Pasó Navidad con ellos?
En la sesión doce, hubo un enfrentamiento entre Yolima y Mara, porque esta última
tenía en la mano un anillo que se le había perdido a Yolima, quien le reclamó y le dijo que
se lo devolviera, pero Mara se negó alegando: no invente”, “este lo trajo Paola
Contreras”. Yolima la retó para que fueran las dos a buscar a Paola. Indudablemente Mara
imitaba y copiaba a Yolima e inclusive le robaba sus objetos para parecerse a ella.
Surge una Mara que no tiene ninguna capacidad de juicio, no hace diferenciaciones
básicas, no tiene principio de realidad, y en ciertos momentos ni siquiera de placer. Está
ausente de la vida. Es como si con el abandono de sus padres en su mente solo hubieran
quedado pedazos inconexos de recuerdos y vivencias, funciones yoicas rotas, deseos
dispersos y momentáneos y objetos que aparecen y desparecen a los que imita. Aquí hay de
nueva una niña desmentalizada, que a través de la adhesión bidimensional logra vivir
sensorialmente imitando al otro.
Estados mentales
Apatía y aburrimiento
Cuenta sus vacaciones centrándose en sus regalos y el tiempo que pasó con sus
padrinos, Y al igual que las otras participantes comentaba que las festividades habían
estado aburridas: “nada la pasamos en la casa cinco y comimos y ya no hicimos más
nada”, “a mí me reglaron estos zapatos y esta camisa y un pantalón pero no lo tengo
aquí”.
Otros temas
Abandono, maltrato y adopción
Sobre una tentativa de adopción comentó: “yo también ya fui a Estados Unidos
pero no me adoptaron, adoptaron a dos de mis hermanos y se quedaron allá”, “uno allá
tiene que portarse bien para que lo adopten”, “yo estoy aquí por una bobada, resulta que
a mi mamá una vez la descubrieron con una navaja que ella tenía para defenderse y se la
quitaron y nos trajeron para acá”.
En las sesiones del juego de los periodistas y víctimas y en la del retrato, el
comportamiento fue muy parecido, sus respuestas referentes a los temas tratados, como el
abuso, el maltrato, entre otros, fueron simples: “yo opino que es algo malo”, “el abuso, no,
no sé, no sé qué más decir”, “no, el abusar de alguien es muy malo, y deben ir a la
cárcel”. De igual manera su pintura parecía que no fuera un recuerdo o algo que le
Efectos del abandono y aislamiento familiar transitorio en el funcionamiento grupal y psíquico de dos grupos de mujeres
163
agradara, sino una imagen calcada que vio en su casa: “¡ay! No me acuerdo del muñeco,
esto no es así”.
Se hace presente una mente que guarda pedazos de experiencias, cuyo contenidos
no se diferencian mayormente, son bastante simples, que no hace claras diferenciaciones,
que toma del ambiente lo que le da, que se une a los otros y se va con ellos, con quien sea,
como sea, donde sea, sin tener en cuenta las consecuencias de sus actos, ni la bondad o la
maldad de los eventos. ¿Pero no es así como viven las familias invertidas?
Deseos
Mara reconocía de manera formal el amor que sentía por su madre y la amabilidad
de algunos trabajadores de la institución: “esta que está aquí es mi mamá, la puse porque
la quiero mucho”, “pero hay personas chéveres como Mari”. En el collage solo presentaba
las cosas materiales y concretas que le gustaban: “ puse este celular porque me gusta, me
gustan los tacones, viajar, puse el tiburón que es mi animal favorito, me gustan también los
perros, también comer pan con mantequilla y ya”. Son deseos muy limitados, simples y
concretos.
Sueños y sexualidad
El sueño que Mara cuenta es el siguiente: cuenta “vivíamos, entonces luego por portarnos
mal nos mandaba a cortar la cabeza, entonces yo era la voluntaria”; “otra vez me soñé
que nos cuidaba un ángel” “espera yo me soñé con David, pero no era nada grave, era
que él a la media noche se convertía en lobo y se comía a las niñas, pero ellas pensaban
que se convertía en un perrito y se las tragaba”, “o sea él era un niño y se las comía”.
Son sueños concretos, que no están simbolizando nada. Castigo = que le corten la
cabeza; Ángel de la guarda = el que cuida; los niños = se comen las niñas como los lobos
Un pensamiento absolutamente concreto y pedazos que une, sin relación ninguna. Como
diría Bion no son sueños verdaderos donde se simbolicen y elaboren experiencias
emocionales. Son igualdades concretas.
Mara era la niña que mostraba la carencia total de desarrollo mental.
Apelmazamiento era la única actividad que lograba hacer con los pedazos de sus vivencias.
La carencia de objetos familiares y de objetos cuidadores en las instituciones la dejaron
convertida en una niña cercana a un estado de desmentalización más permanente que el de
Efectos del abandono y aislamiento familiar transitorio en el funcionamiento grupal y psíquico de dos grupos de mujeres
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Luisa y Juana que tenía un carácter más transitorio, pero las tres caían en ese estado en
ausencia del objeto que les permitiera adherirse. Mientras que Mara seguía a quien fuera, se
les pegaba a los objetos y los seguía como perro faldero.
C. Comparación entre las niñas alejadas y abandonadas
En cuanto al grupo de las niñas alejadas de sus familias encontramos que Diana, era
la niña que tenía un desarrollo mental más evolucionado. Era una niña que con su
prudencia, y los límites que lograba establecer mostraba que tenía una clara diferenciación
entre el self y el objeto, entre lo bueno y lo malo y lo infantil y lo adulto. La capacidad de
juicio le permitía darse cuenta de donde estaba, que le estaba permitido hacer y cómo podía
defenderse de la intromisión e invasión de los otros. La presencia de una familia en sus
primeros años, y luego la acogida temporal que le dieron sus tíos, mientras la madre salía
de la difícil situación con la pérdida de su marido, le permitieron tener a su lado objetos con
capacidad de reverie, con capacidad de conciencia y de pensamiento claras. Esos adultos
hacía uso de sus funciones psíquicas para permitirle a Diana crear un espacio interior donde
poder depositar parte de ella misma y de los objetos, donde las relaciones predominantes
eran las de los objetos buenos, pero con reconocimiento de la existencia de objetos malos
de los cuales hay que protegerse.
En cuanto a las niñas abandonadas encontramos que Yolima, gracias a la función
integradora, pensante y conciente de su padre, presenta un desarrollo mental adecuado, que
le permite darse cuenta de lo que le está sucediendo en el presente, de lo que le ha sucedido
en el pasado y puede sucederle en el futuro, así como percibir el mundo y encontrar en él
elementos variados que clasifica y ordena por funciones o por cualidades diversas. Esta
Efectos del abandono y aislamiento familiar transitorio en el funcionamiento grupal y psíquico de dos grupos de mujeres
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niña suele estar atenta, recuerda lo vivido de manera clara, tiene una adecuada capacidad de
juicio que le permite evaluar el mundo en que vive de manera ordenada. Las otras tres
niñas, Luisa, Juana y Mara son niñas en las que alternan breves momentos de organización
frente al mundo, pero caen fácilmente en condición de desmentalización. Cuando no tienen
a su lado un objeto al cual adherirse, su aparato mental cae: desaparecen sus deseos e
intereses y sus funciones yoicas dejan de existir, lo que las conduce al vacío de su mente.
El abandono temprano y la vida desorganizada de objetos inestables, promiscuos,
desinteresados, erráticos y ausentes con los que han vivido,
las dejan en la misma
condición mental. Las instituciones se han dedicado a crear ambientes ordenados y limpios,
donde la intensidad de las emociones deben reducirse al mínimo. Si esto no se da, resuelven
las dificultades enviándolas a otras instituciones más represivas.
Ni las familias ni las instituciones construyen ambientes donde existan objetos que
cumplan las funciones de receptores, verdaderamente interesados en las vivencias,
necesidades y emociones de las niñas. Tampoco existen objetos que cumplan la función de
integración, sino que por el contrario la mayoría de las veces fomentan la escisión, ni
objetos fuertes que puedan pensar con ellos sus ansiedades persecutorias y depresivas, sino
que suelen ser objetos tiránicos y exigentes que se convierten fácilmente en perseguidores.
Tampoco son frecuentes los objetos con capacidad de conciencia.
Las familias viven en el desorden, en el desaseo de la calle, en la promiscuidad, en
el aprovechamiento oportunista y hasta delictivo de cuanto se les acerca y en las
instituciones a las que llegan, bajo medidas de protección, se fomenta el cumplimiento
estricto de las normas por encima de cualquier consideración al estado emocional de las
niñas, buscan que todo esté limpio y ordenado, que estén listas para irse al colegio y que
cuando vuelvan hagan los oficios y las tareas, coman y se acuesten. La institución se ubica
Efectos del abandono y aislamiento familiar transitorio en el funcionamiento grupal y psíquico de dos grupos de mujeres
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únicamente en las funciones de un objeto instrumental pero no realiza ninguna función de
reverie, de pensamiento y de conciencia. Tampoco fomentan las funciones de recepción,
interés, integración, y fortaleza en las niñas; por el contrario buscan que se acomoden a sus
exigencias, sin darse cuenta que esto fomenta la mentira, el engaño y el deterioro psíquico
de las niñas.
Del abandono se pasa a la inexistencia mental, a vivir bajo supuestos básicos, a una
vida bidimensional, o a una vida oportunista y acomodaticia. Cuando aparece una niña
como Yolima, no es por efecto del trabajo de las instituciones, su existencia mental
proviene de un objeto paterno que logró cumplir unas funciones adecuadas y las cualidades
de tolerancia de la niña le permitieron aceptar las deficiencias de su madre, orientarse hacia
la integración, la fortaleza del yo, el pensamiento y la conciencia frente al mundo y a su
lugar y funciones en la realidad externa.
D. Comparación entre las niñas y los niños alejados y abandonados
Otro de los objetivos del estudio era comparar los hallazgos del estudio de Trevisi y
Muñoz (2012) sobre los niños abandonados y los niños desplazados con los hallazgos del
trabajo realizado por Calderón y Muñoz (2014). Para realizar esta comparación, cotejamos
solamente los hallazgos centrales de la revisión de los casos.
En el estudio de Trevisi y Muñoz (2012) los niños desplazados de sus familias
fueron: Alejandro (13 años) un muchacho que vivía en un estado expectante frente al
regreso a su familia, en el que se expresaba su calidad de “hijo agradecido” e “hijo
pródigo”. Capaz de realizar dibujos imaginativos donde plasmaba el ataque que las
instituciones le había hecho a su familia. En su mente primaba la idealización familiar,
idealización que se hizo manifiesta, cuando después del reintegro volvió a compartir con el
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grupo y expresó: “Uno piensa que todo va a ser mejor. ¡Pero qué va! ¡Todo sigue siendo lo
mismo!”. No encontramos ninguna niña en la condición igual a la de
lejandro, pero en
todas si vimos la idealización de la familia y del reintegro, y en Kelly, su calidad de hija
agradecida con la madre y con deseos de convertirse en hija pródiga y dedicarse a cuidar de
su hermano y de su madre.
El otro niño desplazado era Beck (13 años), “un adolescente en guerra total”,
rodeado de objetos “peligrosos, agresivos y dañinos”: la madre y el padrastro. Inmerso
siempre en angustias persecutorias frente a los objetos dañinos que lo atacaban y lo
llenaban de rabia y de deseos de venganza, reflejaba todos estos sentimientos en sus
dibujos. Con mucho temor a los objetos espías y peligrosos que podían enterarse de sus
pensamientos e ideas pidió que no se grabara más. Sintiendo que no lo van a dejar salir de
la institución se identifica con los perdedores, pero deseoso de convertirse en un
superhéroe. Cuando no logró comunicarse con sus padres, la frustración lo llenó de rabia y
desesperación, y cuando esto pasaba no podía pensar lo sucedido ni modificar la situación,
solamente lograba evacuar su incomodidad. El vive en medio de escenas de ataques, de las
que sale vencido y lleno de temor, de animales salvajes que están escondidos y pueden
atacar, sus propios impulsos agresivos y destructivos y los de los demás. Casi al final
expresó que tal vez podría aparecer alguien que pudiera cuidar y salvarlo. En las niñas,
como no se hizo la actividad de la caja de arena, ni los dibujos de superhéroes, no aparecían
imágenes de los objetos dañinos y destructivos diferentes a los de la institución.
Jenny era la niña más cercana a Beck, pero también más actuadora. Ella actuaba los
ataques, las venganzas, las evasiones, pero también cuidaba a niñas necesitadas como
Kelly. Usaba como Beck la burla para atacar a los objetos que sentía que lo dañaban y para
triunfar sobre ellos. Y era la niña donde las cualidades emocionales de los objetos y del sí
Efectos del abandono y aislamiento familiar transitorio en el funcionamiento grupal y psíquico de dos grupos de mujeres
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mismo tenían contenidos más amplios: “bravo, emocionado, aburrido, malgeniado, cansón
y feliz”.
Kelly se acercaba más a Eduardo, necesitada de otros objetos para vivir, caía en la
desmentalización transitoria y se recuperaba cuando aparecía el objeto al que podía
adherirse, pero con la diferencia que Kelly sabía cuidar y en la realización del cuidado se
revitalizaba también.
Tere era más cercana a Ramón, con reacciones de tropismo reactivo de tipo
unidimensional, con cierta beligerancia gestual.
Ana era diferente. Vivía en medio de las tres situaciones vitales traumáticas: muerte
de la madre, ataque de la madrastra y alejamiento no protector del padre. Su mente oscilaba
en estas tres situaciones. Sin ninguna capacidad de pensar, ni de simbolizar, evacuaba sus
dramas a través d estados de somatización.
En el estudio de Trevisi y Muñoz (2012), los niños abandonados eran: Eduardo (14
años), un niño abandonado y maltratado desde pequeño, cuya mente era bidimensional, y su
ello y su yo parecía no existir. Con frecuencia seguía a los objetos en búsqueda de contacto
sensorial con ellos y otras veces se quedaba agarrado a objetos materiales que le generaban
algún interés. Los autores destacan un artículo de Muñoz (1997) en el que se afirma que
los objetos abandónicos y destructivos generan ansiedades persecutorias, frente a las que se
defienden usando la bidimensionalidad. La consecuencia directa es la estrechez del yo,
donde las funciones de pensamiento y emoción son limitadas y los sueños no adquieren la
dimensión simbólica sino que se acercan a imágenes más concretas que cumplen una
función evacuativa. Los objetos materiales que agarran y no sueltan, llenan el vacío del
objeto primario que se alejó.
Efectos del abandono y aislamiento familiar transitorio en el funcionamiento grupal y psíquico de dos grupos de mujeres
169
Luisa, Juana y Mara, nos recordaban a Eduardo, pero a medida que explorábamos
más detenidamente su comportamiento y sus palabras en las sesiones, descubrimos que se
trataba de un funcionamiento diferente. Las tres parecían caer fácilmente en estados
desmentalización, donde lo que se produce es un desmantelamiento estructural del self
(Meltzer, 1979) de carácter pasivo, como si la mente se cayera en pedazos en ausencia del
objeto. Situación está que no generaba ninguna ansiedad, sino simplemente aislamiento,
aburrimiento, estrechez en la comunicación verbal, reducción en el tono de voz. Cuando
Juana y Mara, estaban juntas, era como si al adherirse una a la otra recuperaran la vitalidad
de su ser. Eso nos hacía pensar en unas hermanas que hubieran perdido a sus padres, siendo
muy pequeñas y hubieran quedado solas, sin vitalidad, sin emociones, sin funciones
diferenciadas, pero luego al unirse hubieran vuelto a vivir. Con Luisa pasaba algo similar:
cada vez que Yolima se alejaba, ella caía en un aburrimiento aterrador y cuando regresaba,
se adhería sensorialmente a ella y copiaba su hablar y su comportamiento.
Pensamos entonces que la desmentalización se presenta cuando el objeto
desaparece, pero una vez que surge un nuevo objeto que permita la adhesión, el adherido
vuelve a la vida, sale de la desmentalización y entra en la bidimensionalidad que le permite
existir en el mundo sensorial. Se trataría de dos momentos diferentes: la caída pasiva de la
estructura (self) el ello cae, los deseos y los impulsos desparecen, el yo igualmente se
derrumba y sus funciones quedan deterioradas. Solo persisten pedazos de percepción,
pedazos de vivencias, pedazos de recuerdos, frases inconexas, palabras o gestos
entrecortados que se repiten una y otra vez. Ni siquiera la conciencia del mundo sensorial
es clara, siguen siendo pedazos, el juicio y la imaginación no aparecen por ningún lado.
Tampoco existe un sistema de diferenciaciones conceptuales claro, ni sistemas de
clasificación de realidad, lo cual quiere decir que se suele vivir en un mundo sensorial,
Efectos del abandono y aislamiento familiar transitorio en el funcionamiento grupal y psíquico de dos grupos de mujeres
170
cercano a la nube generada por un tornado que está llena de pedazos inconexos y borrosos.
Lo que queda en la mente son elementos aislados, inconexos que no se pueden agrupar ni
recomponer por dimensiones de forma, ni de tiempo, ni de color, ni de espacio compartido.
Ese es el estado de desmentalización en el que caen las tres niñas, del cual se recuperan
cuando aparece un objeto al cual pueden adherirse sensorialmente. Estas niñas que caen en
la desmentalización, son proclives al maltrato de pareja y o al que les ejercen en ciertos
oficios como la prostitución, o inclusive el servicio doméstico, o de trabajadoras en los
bares.
En las cuatro niñas abandonadas no encontramos el estado mental de Ramón, aquel
niño maltratado, también desde muy temprano en su vida, que estaba siempre atento al
objeto que podía atacarlo y reaccionaba con un tropismo beligerante preventivo. El yo
estaba presente y podía defenderse de los objetos peligrosos con un tropismo reactivo de
tipo unidimensional. El paso por muchas instituciones había convertido a Ramón en un
niño siempre en pugilato, dispuesto a sacar el puño o la patada a la menor amenaza de
peligro.
Tampoco encontramos en ellas un estado como el de Nacho, aquel adolescente ladrón,
vinculado a grupos delictivos que asumía la posición de guerrero en cualquier momento.
Quería olvidar sus duras experiencia de vida llenas de violencia y de ataques y sabía que la
única defensa era o regresar a la casa de los tíos donde sentían que lo podían acoger o
vincularse a los grupos delictivos.
Tal vez las niñas puede que caigan en estos estados y adopten estos comportamientos
cuando están en la calle o en instituciones muy violentas, pero en las sesiones de grupo no
se presentaron, tal vez al comienzo cuando Luisa y Yolima intentaban matonear a las dos
pequeñas, pero no, estos fueron comportamientos que cedieron fácilmente. Se veían más
Efectos del abandono y aislamiento familiar transitorio en el funcionamiento grupal y psíquico de dos grupos de mujeres
171
claramente en las relaciones que tenían con las coordinadoras de las casas a quienes
atacaban, algunas veces, con agresiones verbales.
IV. DISCUSIÓN
Es difícil pasar de la descripción del fenómeno observado a la discusión de los
hallazgos por cuanto esto implica ubicarnos frente a dos unidades adicionales: el esquema
teórico y los objetivos propuestos en la investigación para definir lo que encontramos sobre
el estado mental de las niñas y el funcionamiento de los grupos. Desde un comienzo nuestro
interés estaba centrado en aquellos aspectos del funcionamiento familiar pero sobre todo
del funcionamiento institucional que favorecían o limitaban el crecimiento psíquico, tanto
de las niñas alejadas de sus familias y como las niñas abandonadas. En el libro de
desarrollos Kleinianos III, donde Meltzer revisa la evolución del pensamiento de Bion nos
encontramos con un trozo en el que resaltaba la importancia que para Bion tenía la
experiencia de la verdad como alimento adecuado para el desarrollo de la mente, en este
texto se leía lo siguiente: “un crecimiento mental sano depende de la verdad, del mismo
modo que el organismo viviente depende del alimento para vivir” (p.73). En esta
afirmación esta la concepción del desarrollo de la mente como un aparato digestivo de las
experiencias emocionales, la idea de que hay un otro, la madre, que recibe experiencias
emocionales intolerables las digiere y se las devuelve a su bebé, experiencia que le va a
permitir con el tiempo interiorizar la función alfa de la madre que en el futuro hará parte de
su aparato para pensar.
Lo que encontramos en las instituciones no es la verdad. Por todos lados se cuelan
las mentiras de las niñas hacia las instituciones y de los funcionarios tanto de las comisarias
Efectos del abandono y aislamiento familiar transitorio en el funcionamiento grupal y psíquico de dos grupos de mujeres
172
como de la institución donde nadie dice la verdad sobre lo que está sucediendo en sus
procesos; este terreno de relación en medio de mentiras se vuelve un alimento toxico para
la mente, elemento que las llena de angustias persecutorias, de temores de alejamiento cada
vez mayor de sus familias y de procesos de adopción que finalmente no se dan. Todas estas
experiencias frustrantes y tóxicas afectan el funcionamiento psíquico de las niñas, pero
sobre todo el de las niñas abandonadas, porque finalmente las niñas alejadas de sus familias
han tenido experiencias de protección en ciertos momentos y se han sentido parte de una
unidad que las contiene. Por el contrario las instituciones están regidas por unas normas
estrictas bajo lineamientos “autoritarios” donde se crea un “Super-yó” en el sentido Bion
que como ojo persecutorio siempre las observa y se convierte en un enemigo del yo:
“la usurpación de la posición que debería ser ocupada por el yo que realiza el
Super-yo implica un desarrollo inadecuado del principio de realidad, la exaltación
de una mentalidad moral y una falta de respeto por la verdad. Como resultado,
tenemos una inactivación del psiquismo y una detención del crecimiento” (p. 73).
El axioma anterior de Bion es lo que nos llevó a plantear la discusión en tres sub
capítulos. El primero de ellos se refiere a los estados mentales de las niñas, donde miramos
la forma cómo el objeto invasor aniquila al Yo y determina la desaparición de las
emociones por la reducción del espacio psíquico (bidimensionalidad), igualmente
señalamos cómo una vida mental en condición de peligro lleva a tener que optar por
funcionamientos bajo supuestos básicos que reducen el estado metal a un funcionamiento
socio-animal. Igualmente cómo una condición de vida donde prima el aislamiento, la
soledad, el aburrimiento, la desesperanza bajo los vínculos negativos de Bion aniquila la
mente y finalmente, cómo en medio del abandono, desamparo, la confusión y la
desorientación es posible, a través de la recuperación de un buen objeto cercano (el padre
Efectos del abandono y aislamiento familiar transitorio en el funcionamiento grupal y psíquico de dos grupos de mujeres
173
en dos casos), salir hacia la esperanza del reencuentro familiar lleno de entusiasmo bajo los
vínculos positivos de Bion.
En la segunda parte describimos la atmósfera moral y persecutoria en las
instituciones de protección que generan ansiedades persecutorias y una desconfianza
generalizada hacia el mundo en las niñas “protegidas”. Miramos también la difícil vida en
la cárcel “protectora” cuando no se conocen las razones de la reclusión o está no es
consecuencia de acciones propias. La condición vital para las niñas en estas instituciones se
caracteriza por un espacio y tiempo suspendidos donde los vínculos anteriores se rompen y
se desconoce qué va a pasar en el futuro, las instituciones parecen favorecer la dependencia
infantil y rechazar las manifestaciones adultas de la personalidad.
En el tercer punto vamos a mirar las relaciones entre la terapeuta y las niñas bajo un
marco institucional donde la terapeuta externa se convierte en un espía institucional de la
que se desconfía, pero también en un vínculo añorado hacia el exterior, en aquel ser que
parece poseer todo aquello de lo que ellas carecen, pero que también, en breves momentos,
las oye, las contiene, y les permite pensar. Sin embargo, el abandono terapéutico durante
las vacaciones de final de año y una demora por razones institucionales, pero también por la
condición laboral nueva de la terapeuta, dificultaron y afectaron el vínculo y la confianza
hacia la terapeuta.
A.
Los estados mentales de las niñas
1. El objeto invasor, el aniquilamiento del yo, la desaparición de las emociones y la
bidimensionalidad
Pensado en lo que han vivido estas niñas, maltrato físico, psicológico y abandono,
seria pertinentes preguntarnos ¿Qué pasa con su Yo cuando el objeto cuidador es
Efectos del abandono y aislamiento familiar transitorio en el funcionamiento grupal y psíquico de dos grupos de mujeres
174
maltratador? Para esto empezamos con una cita de Muñoz (1997) de su artículo la
bidimensionalidad: una defensa contra el objeto invasor y contra el objeto abandonador:
“[…]pensé que en situaciones en las cuales el objeto realiza procesos de
identificación proyectiva sobre la propia mente, por cuanto sin decir exactamente
que quería trata de lograr movilizar al otro en la dirección de su propia concepción,
una de las posibilidades para evitar la invasión es cerrar el espacio mental, pensé
entonces en la posibilidad de que el regreso a la bidimensionalidad fuera una
defensa frente a la invasión o la intrusión producida por una identificación del
objeto que no era posible ni digerir, ni modificar” (1997, P. 190). Tomando algo del
material fenomenológico es inevitable no pensar en Juana y Mara las niñas
pequeñas del grupo en condición de abandono, donde ellas ante figuras dominantes,
mayores o cuidadores tendían a callarse y opacarse casi hasta el punto de
desaparecer:
T: bueno niñas y ¿Qué les pasó? a ustedes dos, abajo hablaban y aquí no, ¿qué le
paso? ¿Se sentían incomodas?
Juana: es que delante de ellas no queríamos hablar
T: ¿Por qué? Les da pena
Juana: si
A pesar de que en estas niñas era más evidente, las vivencias referentes al maltrato y
la difícil vida de la institución, llevo a las niñas de los dos grupos a un comportamiento
imitativo y superficial, les costaba mucho pensar sobre sus emociones, en sus vidas y en
algunos casos hasta recordar a su familia. En las niñas de paso, esto se empezó a modificar
cuando iba acercándose el reintegro con su familia, se iban despertando de ese estado
letárgico, de aburrimiento absoluto, y volvían a vivir al pensar que regresaban a casa.
Siguiendo con los postulados de Muñoz (1997) podemos deducir que estas niñas a
modo de protección del maltrato vivido en casa y luego por la institución regresan o se
Efectos del abandono y aislamiento familiar transitorio en el funcionamiento grupal y psíquico de dos grupos de mujeres
175
mantiene en la bidimensionalidad, en donde su Yo queda totalmente recudido, y pareciera
que el funcionamiento mental se aniquila.
Muñoz explica que “la bidimensionalidad
implica la reducción de la experiencia emocional a la experiencia sensorial desmantelada
por efecto de una ruptura en el ejercicio de la función alfa” (1997, p. 185).
En consecuencia el comportamiento más que un pensamiento es una acción sin
fondo, ni espacio, ni tiempo, donde el significado y el sentido, quedan anulados. “En la
bidimensionalidad no hay conciencia ni inconsciencia, no hay una clara diferenciación
entre la vigilia y el sueño, no hay funciones yoicas claramente diferenciadas fuera de la
percepción y los estados mentales no son más que copias de las expresiones sensoriales
contactables del estado mental de los objetos externos” (1997, p. 191).
2. Vida en condición de peligro y un funcionamiento bajo supuestos básicos
Para seguir entendiendo este funcionar individual es importante entender y
comprender el tipo de dinámica que se manejaban en los grupos. Para esto se debe
mencionar el ambiente que se vive en estas casas o refugios. Tal como lo relatan las niñas,
sus cuidadoras son un objeto incapaz de contener sus angustias, por el contrario las
exacerban con reglas que para ellas son extremas y les generan castigos que siempre sienten
injustos:
Juana: lo que me pasa es que estoy brava, porque estaba haciendo las tareas y la
encargada de la casa me regaño y me puso a barrer y a trapear y no pude terminar
mi tarea
T: y ¿Por qué te regaño?
Juana: porque estaba cantado mientras hacia las tareas, y me regaño
T: sientes que fue injusta contigo
Juana: si
T: tampoco las dejan hacer cosas que les gustan
Juana: no, no nos dejan hacer nada
Efectos del abandono y aislamiento familiar transitorio en el funcionamiento grupal y psíquico de dos grupos de mujeres
176
En el grupo de paso la sensación es la misma:
Jenny: pero ya de resto fue horrible, es que nos cambiaron a la profe clarita y la
pasaron a la casa de los niños y esta es un mostro, es horrible, nos regaña por todo,
nos hace la vida imposible, no es desesperante, imagínese que camina en las noches
Diana: huy si
Jenny: la vez pasada me pego un susto la vi ahí parada y todo oscuro me asuste y le
dije vuélvase un poquito y por eso ya llamado de atención, es que no me la aguanto
Estas mismas cuidadoras fomentan en ellas sensaciones de sometimiento,
aburrimiento y desesperanza, haciéndolas incapaces de pedir, de desear algo o de reclamar
algo:
Juana: que uno va a pedir algo y le dicen que no
T: ¿Cómo así?
Juana: yo le pedí a mi coordinadora un cuaderno y me dijo que no, ¿Qué para qué?
Y es que el mío ya se me acabo, y me toca escribir en hojas
Yolima: si aquí son así, tras que siempre toca mendigar todo en el colegio también
porque aquí no nos dan nada, por ejemplo hoy tengo un exposición de tecnología y
no llevo nada porque no pude hacer nada ayer, porque no me dejaron utilizar el
computador, y esta mañana me pusieron hacer aseo, entonces uno no puede hacer
nada, ¿Cómo esperan que le vaya bien?
Lo anterior hace pensar en el funcionar de cada grupo y en lo que la institución está
sembrando en ellas. Mientras el grupo de niñas alejadas de su familia están bajo un
funcionar de grupo de supuesto básico de ataque y fuga donde el gran enemigo es la
institución, sus funcionarios, sus normas, sus fiestas, regalos, etc. El grupo de niñas en
condición de abandono está bajo un funcionar de grupo de supuesto básico de dependencia,
en donde la institución les resuelve todos sus problemas y ellas solo tienen que preocuparse
cuando no son adoptadas y tienen que salir de la institución a los 18 años.
Retomando los postulados de Bion (1961) y lo expuesto en el marco teórico
entendemos que los
Efectos del abandono y aislamiento familiar transitorio en el funcionamiento grupal y psíquico de dos grupos de mujeres
177
“el grupo de supuesto básico de ataque y fuga se caracteriza por el predominio de
los sentimientos de odio, destrucción y desesperación. Este grupo requiere de un
líder que les permita agredir o escapar del enemigo, y que los cohesione y organice
para lograrlo. Estas dos estrategias son alternas, no simultáneas, o hay ataque o hay
fuga” (Muñoz, 2011, p. 200).
Tal como hemos visto en la descripción de resultados, las niñas de paso siempre
mostraban su odio, rabia y molestia hacia la institución, esta era un constante en ellas, se
vivía a la institución como una enemiga que había que derrotar más que como una entidad
que les ofrecía algún beneficio. En Jenny y Kelly este malestar fue más evidente tal vez
porque eran las que más tiempo llevaban en la institución, su necesidad de algunas veces
atacar y otras escapar de la institución eran más fuerte que para las otras; mientras Jenny lo
hacía saliendo de la institución y yendo a donde su hermana mayor, Kelly lo hacía por
medio de las drogas. En consecuencia vemos cómo este funcionar permite que prime la
acción, muchas veces destructiva hacia ellas mismas, sobre la reflexión, sobre el pensar
.
Siguiendo con las niñas en condición de abandono se entiende que:
“el grupo de supuesto básico de dependencia se caracteriza por el predominio de
una persona en la cual todos los miembros delegan su cuidado y esperan la solución
de sus problemas; Temen estar lejos del líder y existen a su lado con un sentimiento
de recibir mucho y dar poco o casi nada. En el grupo se construyen imágenes y
creencias que mantienen la dependencia mágica hacia ese líder-mago al que se le
tiene devoción y adoración o reverente temor. Es un grupo donde se acepta el
dogma y se persiguen las herejías. Bajo este grupo de supuesto básico no se logra ni
el desarrollo individual ni el grupal, tan solo seguridad en la omnipotencia y
omnisciencia del líder, con constantes sentimientos de inadecuación y frustración”
(Muñoz, 2011, p.200).
Efectos del abandono y aislamiento familiar transitorio en el funcionamiento grupal y psíquico de dos grupos de mujeres
178
Retomando lo visto en la descripción de resultados este grupo siempre tendió
aceptar sin protesta las actividades que les proponía, sin embargo en muchos momentos
había temor sobre los efectos desastrosos que podían caer sobre ellas el oponerse a la
autoridad institucional; algunas veces se quejaban sobre lo que sucedía en la casa pero
tenían claro que su deber era obedecer no protestar, lo que les generaba mucha frustración.
pesar de malestar del vivían, tendían a ser agradecidas y a “entender” que estaban mejor
ahí, por lo que en algunas ocasiones magnificaban lo que la institución hacía por ellas,
sobre todo las menores del grupo Mara y Juana, esto les generaba problemas para poder
imaginarse a sí mismas por fuera de la institución, tal y como lo muestra Juana:
T: hm, bueno ¿Cómo te imaginas en 7 años? ¿Qué estarás haciendo? O ¿Qué
quieres hacer?
J: (risas) yo no sé, a bueno yo le dije a mi hermano que cuando saliera consiguiera
un apartamento y para que cuando yo saliera este allá, y no se trabajar, estudiar y
luego ayudar a mi hermana cuando salga de acá
T: y ¿Qué te gustaría estudiar?
J: aún no sé, yo no sé, aún no he pensado en eso, solo se lo del apartamento
Tal vez estas niñas esperan tener en el futuro una persona que realice las mismas
funciones que hacía la institución cuando ellas eran pequeñas.
Si comparamos nuestros resultados con los del trabajo de Trevisi (2012) vemos una
coincidencia en la tendencia a la dependencia de los niños en condiciones de abandono.
Trevisi encontró que “el funcionamiento grupal de los adolescentes abandonados era propio
del supuesto básico de dependencia, lo cual aseguraba la acomodación a las reglas de la
institución” (p. 168). Es por esto que sus niños y mis niñas se acomodan tan fácil a las
actividades propuestas, para ellos obedecer no es una alternativa sino una necesidad
adaptativa grupal. Ahora, con el grupo de paso la situación era diferente, Trevisi en su
trabajo no describe a este grupo con un funcionar de supuesto básico, tal como sucedió en
mi caso que las niñas entraron en supuesto básico de ataque y fuga, por el contrario Trevisi
Efectos del abandono y aislamiento familiar transitorio en el funcionamiento grupal y psíquico de dos grupos de mujeres
179
sí resalta las ansiedades persecutorias pero no llega a considerarlas tan violentas, tan odio o
tan necesidad de atacar o de destruir a la institución, que es lo que sucedió con mis
adolescentes mujeres.
3. Aislamiento, soledad, aburrimiento, desesperanza, los vínculos negativos de
Bion vs Esperanza de reencuentro, entusiasmo y los vínculos positivos de Bion
Algo que primo en todas las participantes tanto del grupo de niñas alejadas de sus
familias como las de en condición de abandono fue la sensación de aburrimiento, de
soledad, y de desesperanza:
Jenny: no casi no la veo, aquí no dejan que nos veamos, solamente una vez al mes,
y es que estar aquí es cada vez más difícil, tantas reglas, para todo nos amenazan,
no aguanto más (se le empiezan a salir las lágrimas), aparte que tengo problemas
de convivencia con mis compañeras.
En el grupo de niñas alejadas de su familia, este estado variaba según se iban
reintegrando a la familia, mientras en unas generaba entusiasmo, esperanza al saber que
iban a regresar a su hogar, en las otras su aburrimiento y soledad aumentaba, ya que el
hecho de que su compañera se fuera de la institución les recordaba que ellas aun no lo
harían:
T: bueno niñas ¿Qué sienten con el reintegro de su compañera? ¿Les gustaría
decirle algo?
Jenny: pues es que a uno le da tristeza porque se va, pero también le da como
alegría porque ya salió
Kelly: si uno se pone contenta pero por ellas porque acá van hacer falta
Ana: y no yo le diría que suerte
T: Ana ¿qué tienes? ¿Nos quieres contar? Vivir aquí es lo peor para ellas
Ana: no, no tengo nada
Jenny: yo creo que ella está triste porque ya no se va el 28 sino el 4
T: es por eso
Ana: si
Jenny: es que pasar fechas importantes aquí es lo peor
T: ¿Cómo se han sentido en esas fechas? ¿Qué hacen?
Jenny: nada
Efectos del abandono y aislamiento familiar transitorio en el funcionamiento grupal y psíquico de dos grupos de mujeres
180
Kelly: estar aquí es lo peor
Por el contrario en el grupo de niñas en condición de abandono, la situación era
diferente, el aburrimiento, las ganas de no hacer nada, de sentirse solas en su casa siempre
fue constante, sobre todo en las mayores Yolima y Luisa:
Luisa: hay no que pereza (risas) no mentiras
Luisa: eso ya no saben ni porque regañarlo a uno ¡que pereza!
Luisa: si, pero aburrido porque habían puros viejitos, y nada pues con ellos todo el
tiempo
4. En medio del abandono, desamparo, confusión y desorientación, sí posible
recuperar en la lejanía al buen padre lo que produce la esperanza de reencuentro
futuro.
Durante el proceso con el grupo de abandono, notamos que Yolima y Luisa las
mayores del grupo, tendía a rescatar de sus recuerdos a una figura en particular “El padre”.
Figura que las lograba movilizarlas de la bidimensionalidad a la tridimensionalidad, pues se
trataba en realidad de un objeto interno:
Yolima: todo empezó cuando mi papá murió (se le aguan los ojos), mi papá y mi
mamá eran separados pero mi papá era el que nos mantenía, mi mamá no hacía
nada, nunca ha hecho nada en su vida, y mi papá a pesar de que estaban separados
la mantenía. Cuando mi papá murió entramos en una crisis, no teníamos ni para
comer para nada, entonces yo le dije a mi mamá que nos entregara porque que
boleta ser una limosnera o quien sabe que, una drogadicta, entonces nos entregó.
Yolima: no, porque mi papá tenía el sueño de que nosotros estudiáramos y aquí lo
podríamos cumplir con mi mamá tal vez no.
Luisa: mi mamá me cae mal por eso le estoy tirando piedras, y este es mi papá y a
él si lo amo.
Luisa: si claro, tal vez busque a mi papá, no sé.
Pienso que esta movilización de las niñas se debe a lo que Muñoz (1997 p.197)
llama la recuperación del objeto defensor, y es tal como se ve en el dialogo de las niñas,
Efectos del abandono y aislamiento familiar transitorio en el funcionamiento grupal y psíquico de dos grupos de mujeres
181
puesto que son capaces de recordar la paciencia, el cariño y el cuidado que recibían por
parte de estas figuras. Por lo tanto, vemos a unas niñas capaces de reconocer las partes
buenas de los objetos y en este caso de su familia abandonica. Lo anterior, les impide caer
completamente en esa sensación de abandono y desamparo que se siente en la institución,
puesto que tienen las herramientas para entender que esto no es cierto y que si existen
figuras que afuera las pueden proteger y cuidar.
B.
La atmósfera “moral” y persecutoria en las instituciones
1. El ambiente persecutorio en las instituciones de protección y la desconfianza
generalizada de las niñas “protegidas”.
Para empezar sería bueno preguntarnos ¿Por qué estas niñas en situación de
“protección” viven con una desconfianza constante? Consideramos que esta pregunta es
importante para entender el funcionamiento de estas instituciones, puesto que una vez un
bebé, un infante o un adolescente entra a uno de estos lugares lo primero que se debería
hacer seria contener su angustia, su dolor y ansiedad de ser separado de lo único conocido.
Es por esto que retomamos a Meltzer y Harris (1990) en sus postulados de familia y
comunidad.
Comparando el funcionamiento de estas instituciones con el de una familia, al
recibir un niño, al cuidarlo y ofrecerle un hogar, estas instituciones deberían cumplir con las
funciones positivas que hacen los padres o los cuidadores para el sano desarrollo de la
mente, como: generar amor, promover esperanza, contener el dolor depresivo y pensar. De
esto ser así todas las ansiedades y miedos con los que llegan todos los niños a las
instituciones serian tolerables o hasta desaparecerían por haber sido pensadas.
Efectos del abandono y aislamiento familiar transitorio en el funcionamiento grupal y psíquico de dos grupos de mujeres
182
Tal como hemos visto previamente, son las niñas en condición de abandono las que
más sufren daño en su aparato psíquico, no solo por ser abandonadas y entregas al Estado,
sino porque sus cuidadores permanentes no cumplen las funciones necesarias para su sano
desarrollo psíquico. Según lo que hemos visto, en estas instituciones suelen sembrarse:
desesperanza, aburrimiento, desconfianza, aumentarse la angustia y se crearse la confusión.
En las niñas de paso, los silencios, mentiras, y estrictas reglas por parte de la institución y
sus funcionarios exacerban su ansiedad persecutoria, de esta manera, empiezan a sentir que
no pueden, ni deben confiar en nadie a su alrededor:
T: ¿me quieren preguntar algo?
(Se ríen)
Tere: ¿a usted la mando alguien de bienestar?
T: no a mí no me ha mandado nadie
Tere: entonces ¿porque esta acá?
T: porque quiero trabajar con ustedes
Kelly: ¡porque quiere! Que rico poder hacer lo que uno quiere
T: veo que se sienten muy perseguidas por el bienestar
Kelly: huy demasiado, además aquí todo es un problema, todo son anotaciones e
informes
Ana: si, es que yo ya en confiado en muchas personas y siempre me terminan
haciendo algo, o sea no es por usted, es que ya me ha pasado.
Con base en lo anterior, y retomando a Meltzer y Harris (1990), nos atrevemos a
comparar estas instituciones con un funcionamiento familiar de tipo pandilla en donde: las
funciones introyectivas tienden a ser simuladas más que ejecutadas, lo que genera que no se
den funciones genuinas, cada una pasa a ser reemplazadas, por ejemplo: “el generar amor
es sustituido por seducción, mimos e indulgencia, el optimismo por alegría maniaca que
niega el dolor depresivo y pensar se convierte en slogans, clichés, dogmas (elementos
superficiales)” (p.42).
Efectos del abandono y aislamiento familiar transitorio en el funcionamiento grupal y psíquico de dos grupos de mujeres
183
Ahora, siguiendo con la idea anterior se podría decir que esto es lo que poco a poco
empieza hacer la institución con las niñas. Tratan de reparar el daño que vive el niño o la
niña al ingresar los miman con salidas, paseos, juegos, visitas, y regalos. Esto produce un
aprovechamiento oportunista de los niños que oculta sus conflictos de abandono aun no
resultado.
2. La difícil vida en la “cárcel protectora” cuando no se conocen las razones de la
reclusión o no son consecuencia de acciones propias.
A los dos grupos el acomodarse a una dinámica institucional estricta les generó
malestar, mientras unas niñas tenían que acostumbrase a esta dinámica, otras luchaban por
mostrar su molestia y rabia por estar ahí. Este funcionamiento institucional de exigencia
autoritaria sé parece a que se ejerce en la cárcel, donde la protección es sinónimo de
control, ataque, inhibición, prohibición y alejamiento:
Jenny: si, aquí todo es reglas, todo está mal, uno se siente como en una cárcel, es
horrible estar aquí.
Yolima: no nos dieron pescado, no nos dejaron salir, nos la pasamos encerradas, la
profesora de la casa es una mamera.
Kelly: una amiga me dijo que me pagaba el paseo, listo yo por ese lado puedo ir,
pero no me van a dar permiso, porque así es con todo, si a uno lo invitan a cine o a
cualquier lado le dicen que no porque uno no puede salir de acá, uno nunca puede
salir de acá.
Esta sensación empeora con el desconocimiento de las causas por las cuales se está
en este lugar, muchas de las niñas terminan en estas instituciones por llamadas de terceros y
en algunos casos no se les explica de manera clara él porque del alejamiento de su familia o
Efectos del abandono y aislamiento familiar transitorio en el funcionamiento grupal y psíquico de dos grupos de mujeres
184
porque están en condición de adoptabilidad. En consecuencia pierden su libertad sin
posibilidad de protestar y quedan a merced de una institución llena de reglas que para
muchas de ellas no tienen sentido.
En el libro Reflexiones psicoanalíticas de Cecilia Muñoz (2011), se explica
claramente la vivencia de los niños en instituciones o centros de protección: “donde había
una programación estricta de actividades con horarios fijos, que funcionaban como
internados escolares con régimen militar bajo esquemas de corrección que aplicaban un
control carcelario estricto con calabozos para los infractores” (p. 209) Estas niñas no tienen
calabozos, pero algunas veces las casas mismas son su calabozos. Muñoz (2011) también
explica cómo este tipo de funcionamiento los llevaba a funcionar bajo un supuesto básico
de dependencia forzada donde se les daban instrucciones permanentes sobre qué debían
hacer, para qué, cómo, cuándo y dónde. Señalaba también que este tipo de instituciones con
regímenes carcelarios no solo podían generar dependencia sino que los subgrupos de
internos enojados y rebeldes hacia el encierro tendían a caer en grupos de supuesto básico
de ataque y fuga o de patraña y engaño, tal como sucedía con las niñas mayores de la
institución.
Tere: si claro, yo digo que voy a la tienda y me dan permiso y ahí aprovecho para
llamar
T: a ¿Quién llamas?
Tere: a mis amigos del barrio, a otros familiares
Tere: eso dicen los del bienestar pero quien sabe si creerles, así en la X (otro hogar
del ICBF) me decía ya va a salir, y así me tuvieron dos meses.
Correlacionando todo lo anterior, el hecho de no entender con claridad por qué se
está en esa condición de encierro y aislamiento, generó en las niñas sobre todo las alejadas
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de su familia enojo y rebeldía, ganas de destruir a quienes las alejaron de su hogar, en el
caso contrario, las niñas en condición de abandono su única opción era adaptarse porque ya
no eran dueñas de su libertad, estaban a disposición de la institución y tal como menciona
Muñoz (2011) generan una dependencia forzada.
3. La vida en la institución bajo un tiempo y un espacio vital suspendidos
Consideramos que en esta apartado la mentira es fundamental puesto que es esta la
que no les permite tener una noción de tiempo ni de realidad, las niñas se sienten engañadas
sobre qué sucede con sus casos, cuándo saldrán, si serán adoptadas, si podrán recibir
visitas, preguntas frente a las cuales no se dan respuestas claras.
Tere: eso dicen los del bienestar pero quién sabe si creerles, así en la X (otro hogar
del ICBF) me decía ya va a salir, y así me tuvieron dos meses.
Es por esto que pensamos que el estar en estas instituciones de protección el tiempo
queda suspendido, la mente queda a la espera de respuestas, donde no se puede protestar,
sentir, o desear, y la personalidad queda reducida a cumplir lo estipulado y a seguir el
proceso pactado. Por lo tanto, ni el estudio, ni las salidas, ni los juegos que brinda la
institución son suficientes o de interés, solo se sienten vivas al contactarse con sus
familiares o si existe la posibilidad de ser adoptadas:
Kelly: además solo le dejan abrir el Facebook media hora y ya uno escasamente
saluda a los amigos o a los familiares por ahí
T: a por ahí tienen contacto con sus conocidos
Kelly: si
Kelly: ¡huy! Quien no quisiera estar en la casa, no hay nada como la casa, ver
televisión acostada, que la mamá a uno le cumpla los antojos, que si uno quiera
pollito ella compre pollito, huy no, no hay nada como eso
Efectos del abandono y aislamiento familiar transitorio en el funcionamiento grupal y psíquico de dos grupos de mujeres
186
Al parecer se retoman la vida una vez salgan de ahí, las niñas de paso lo hacen al
volver a su hogar y las abandonadas a los 18 años al salir de la institución.
4. Las instituciones favorecen la dependencia infantil y rechazan las
manifestaciones de la parte adulta de la personalidad.
Tal como hemos visto en el relato de las niñas y en apartados anteriores, en estas
instituciones de protección se maneja un funcionamiento de tipo carcelario, con normas y
reglas estrictas, cuyas consecuencias al romperlas son los castigos frecuentes que para las
niñas no tienen ningún sentido. Muñoz (2011) explica cómo este tipo de instituciones no
dejan ninguna decisión en manos de los niños, se les castiga frente a cualquier falta y no
se fomenta la responsabilidad individual y grupal.
T: veo que se sienten muy perseguidas por el bienestar
Kelly: huy demasiado, además aquí todo es un problema, todo son anotaciones e
informes
Jenny: sí que por tantas anotaciones le quitamos una semana de televisión, por 16
dos semanas, por 30 la televisión y el Facebook
Tere: huy a esta X le han puesto 82
T: y cuando son tantas ¿Qué les quitan?
Jenny: jum
Tere: todo hasta las visitas
Yolima: si ellas dicen, nosotras los queremos mucho a todos ustedes, queremos que
estén bien, pero todo es por hipócritas, uno solo quiere a la familia de uno, no a
hijos ajenos
L: si, eso es pura mentira
Muñoz (2009) en un trabajo inédito sobre el concepto de familia en la obra de
Meltzer, aclara la manera como se entiende la norma desde
la parte adulta de la
personalidad:
“Desde la organización adulta, las normas, límites y leyes familiares son
ajustados a la realidad cambiante. Su creación y uso se evalúa permanentemente y
se hacen los cambios necesarios para lograr un grado de ajuste adecuado a la
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187
relación entre la norma y los medios disponibles para el adecuado funcionamiento
mental del individuo y el funcionamiento social colectivo” (p.1)
Continúa Muñoz afirmando que
Desde la organización infantil las maneras de ser, de pensar, de acomodarse a las
costumbres, las normas y los valores de la familia son acomodaticias y oportunistas,
se usan para dominar y controlar a los otros o de manera tramposa, mentirosa e
intimidante para ajustar los beneficios hacia el grupo de pertenencia o hacia el sí
mismo. Todas ellas se imponen sobre los otros de manera estricta pero se hacen
laxas cuando se aplican al sí mismo. Son unas para los padres y otras para los hijos.
(Muñoz, 2009, p. 2)
Desde el modelo del cuidador, es frecuente que en la institución y sus funcionarios,
persista una organización infantil de exigencias normativas estrictas y sin consideración a
ninguna situación particular, tanto para las niñas que entren de manera permanente, las
abandonadas o de paso, las alejadas de sus familias. Un ambiente de este tipo no les
permite desarrollar un funcionamiento mental adulto, por el contrario se estimulan las
partes infantiles para que acepten convertirse en niñas dependientes y obedientes a las
autoridades de la institución. En las niñas en condición de abandono sus consecuencias son
aún más profundas ya que como mencionamos anteriormente, a futuro no logran
imaginarse sin la institución. No conocen una vida autónoma porque no han logrado un
desarrollo mental diferente a la unidimensionalidad acomodaticia al enemigo, la
bidimensionalidad sensorial a los cercanos y el desmantelamiento sensorial y la
desmentalización estructural.
Surgen entonces niñas que cumplen sus deseos, las moldean como les gustaría que
fueran y no como a la niña u adolescente desearía ser, o podría llegar a desarrollar sus
talentos. Si opinan o muestran sus emocionas son calladas con castigos o actividades que
para ellas son tediosas, buscando silenciar sus quejas o limitar sus emociones.
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188
Y: aquí le ponen terapia a uno si por ejemplo yo estoy de mal genio y no digo nada
me mandan disque a terapias de control de ira
L: ¿Quién?
Y: Nelly esa como la odio, y yo sé que soy fastidiosa pero no soy loca ni sufro de ira
T: si uno a veces puede estar de mal humor y no quieren que lo molesten
Y: si exacto pero aquí no entienden eso, quieren saberlo todo
C.
Relaciones entre la terapeuta y las niñas bajo un marco institucional
1. La terapeuta externa una espía de la que se desconfía
Desde el inicio del proceso, siempre hubo dificultad para poder entablar una
relación con ambos grupos, a pesar de que las niñas del grupo en condición de abandono
tendían a cumplir con las actividades, siempre se mantuvieron prevenidas conmigo:
Kelly: ¿usted tiene trabajo?
T: si
Jenny: en donde en otra institución
T: yo trabajo en otro lugar pero no es del bienestar
Durante todo el proceso, sobre todo por parte del grupo de paso, siempre intentaron
asegurarse que no fuera una espía del bienestar, que no fuera alguien que les iba dañar o
atrasar su proceso y por lo tanto su regreso a casa. el objeto atacante estaba siempre
presente y el defensor y protector no aparecía por ningún lado.
La transferencia del objeto espía por parte de las niñas y la contratransferencia con
ese objeto intolerable no se resuelve como comprensión sino con intentos de desvirtuarlas
con argumentos racionales.
Igualmente esta transferencia impactó en que los temas y las actividades, al igual
que la terapeuta, fueron rechazados. Por múltiples razones las niñas dejaron de asistir a
algunas sesiones, lo cual repercutió en que el material elaborado no tuviera ni la riqueza ni
la amplitud suficiente en lo verbal para poder lograr un proceso continuo, que permitiera
lograr mejores comprensiones sobre lo vivido.
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189
2. La terapeuta un vínculo hacia el exterior añorado.
Algo que también predominó en los dos grupos fue la necesidad de indagar sobre
mí, sobre mi vida, mi familia, las cosas que poseía y mi relación de pareja:
Ana: usted tiene carro
T: ¿porque me preguntas eso?
Ana: es que la vez pasada la vimos montarse a un carro
T: a, si Ana yo tengo carro
Jenny: ¿lo trajo hoy?
Luisa: y ¿Quién la trae en el carro?
(Me empecé a poner nerviosa)
T: hm, él es mi novio, le pedí el favor que me trajera para alcanzar a llegar aquí y
al trabajo
Yolima: yo si me imagine
Luisa: ¿y él trabaja?
T: si, en una empresa
Al parecer, estas niñas sentían que a través de mi tenían o se acercaban a tener lo
que ellas deseaban, que era un vínculo hacia el exterior y el mundo que anhelaban tener.
Pero esto no solo era a nivel material, en algunos momentos con el grupo de niñas
abandonadas, el hecho de que me preguntaran por mi familia y mi diario vivir me hacía
pensar en el profundo vacío que tenían o que se les había causado, y que a través de
terceros volvían acercarse o recordaban lo que era estar cerca a la familia y no bajo las
reglas estrictas de la institución:
T: ¿es importante saber de mi familia?
Y: es que si sabemos de ti, podemos confiar en ti
T: es decir, que el saber de mi familia nos acercaría más
Y: si
T: está bien, si eso las hace sentir mejor con gusto les respondo, mis papás viven en
la costa y tengo dos hermanos grandes, grandes yo soy la menor
Y: ah, y entonces ¿vives acá sola? (no sabía cómo detener esto)
T: tienen curiosidad por saber quién soy
L: (ella dice algo como así relacionado con la libertad) queremos saber que se
siente ser libre
T: y a través de mí creen que lo sentirán
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190
Y: si
T: para responder tu pregunta no vivo sola
Y: ¿con tu esposo?
L: y ¿vas a fiestas?
T: no L la verdad no me llaman mucho la atención, pero sé que a ti si te gustaría
mucho poder salir normal a una fiesta
El grupo de niñas abandonadas se preocupaba en indagar más sobre la vida familiar,
sobre la sensación de estar libre, de salir, ir a fiestas, y en elementos materiales como un
carro. El grupo de niñas alejadas de su familia mostraban la necesidad de suplir la carencia
por medio de elementos materiales, pues esto es lo que más echan de menos sobre las vida
en su familia, aquellas cosas que tenían y de las cuales carecen ahora, pero expresaban
relaciones afectivas hacia sus familias.
3. La terapeuta alguien que posee todo aquello de lo cual ellas carecen.
Siguiendo con lo anterior, vemos como estas niñas me ven como alguien que tiene
cosas que ellas desean poseer, y en algunas ocasiones actúan su deseo:
Mara: esas plastilinas cuanto te costaron
T: ¿Por qué quieres saber el precio?
Mara: (baja la cabeza)
T: me estás diciendo que la quieres
Mara: si
T: y ¿no se meten el problemas?
Juana: no a nosotras nos regañan cuando nos portamos mal
T: bueno toma
Mara: ¡enserio!
T: si
Mara: si eso (M toma mi celular sin pedírmelo y empieza a cambiar las canciones)
T: Mara yo no te he prestado el celular
Mara: ay ya va, espéreme un momento
T: Mara, no te estoy preguntado devuélveme el celular
Mara: pero mire que solo estoy v viendo las canciones
T: yo te hago el favor de cambiarla pero no tomes así las cosas
Kelly: en Apple aquí en el titán plaza
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191
T: ah ya y enserio les dijeron eso
Kelly: es que ahí atraparon robando a x
Jenny: todo dañado
Kelly: yo le dije haga lo que quiero que no estoy robando, después de eso nos
fuimos a las casa de Steven y más chévere nos dio canelazo y todo
Para entender lo anterior es importante retomar a Meltzer & Harris (1990) en sus
postulados de familia pandilla, en donde explican que la relación de este tipo de familia con
la comunidad puede ser ambigua puesto que es desafiante, al mismo tiempo deseosa de
aceptación y orgullosa. Es propensa a no reconocer su dependencia de la comunidad, sino
que adopta una actitud delincuente de pillaje de desperdicios respecto a ayudas y servicios
potencialmente disponibles. Debido a lo anterior este tipo de familia puede dejarse seducir
por lo excitante del sistema delincuencial lo que puede llevar a convertirse en grupo de
supuesto básico de Ataque-y-fuga.
Siguiendo con esta idea, es importante entender que las niñas institucionalizadas
muchas veces caen bajo comportamientos delincuenciales como robo, drogadicción, o
evasiones institucionales, y al ver a la terapeuta como una figura externa que podía darles
objetos, buscaban apropiarse de las cosas que ella llevaba, ya fuera colores, esferos o
celulares.
4. El abandono terapéutico trae consecuencias negativas que dificultan la
continuidad de los procesos terapéuticos
Es importante entender la ruptura que hubo en el proceso terapéutico al entrar a
vacaciones a final de año. Esta situación junto a algunas dificultades institucionales y la
entrada laboral, obstaculizaron enormemente el poder retomar el proceso terapéutico que
venía trabajando con las niñas. Es por esto que desde la sesión once con ambos grupos
Efectos del abandono y aislamiento familiar transitorio en el funcionamiento grupal y psíquico de dos grupos de mujeres
192
hubo problemas para motivar a las niñas a continuar trabajando y a que volvieran a confiar
en la terapeuta Ella indudablemente había repetido el abandono y con esto aumentó la
desconfianza vital, e hizo imposible reconstruir un objeto confiable, estable y seguro.
T: bueno cuéntame ¿Cómo has estado? ¿Qué ha pasado en todo este tiempo que no
nos vimos?
Kelly: nada normal
T: nada, segura
Kelly: si nada todo igual, sigo yendo al mismo colegio feo ese, no quiero ir más
En ese momento había muchos más silencios de los habituales, por lo que la
terapeuta bombardeaba a las niñas con preguntas en un intento por motivarlas o hacerlas
hablar. Lo que sucedió en este momento del proceso fue un abandono terapéutico que
claramente trajo repercusiones negativas para las niñas, por cuanto incrementó en ellas la
frustración que ya sentían por ser abandonadas o alejadas de sus familias. Ningún intento
de la terapeuta por que se sintieran seguras con ellas podía aliviar las consecuencias de un
distanciamiento:
T: también el que nos distanciáramos, y no nos viéramos afecta tus ganas de hablar
conmigo, igual como te lo he dicho antes, lo que me digas acá quedara entre
nosotras.
Tomando a Cárdenas & Muñoz (2009) en su texto inédito una mirada a las
capacidades maternas y el desarrollo de la mente, en donde explican la importancia de un
buen objeto externo:
“No se puede desconocer la importancia del objeto externo, especialmente
en los primeros años de vida. Un objeto que reasegure y retroalimente las funciones
interiorizadas de manera constante es fundamental, en el proceso de conservación de
las funciones. Si este objeto falla se pierde la efectividad y la intención emocional
de las funciones interiorizadas y se incremente la frustración por el abandono de la
madre” (p.9).
Efectos del abandono y aislamiento familiar transitorio en el funcionamiento grupal y psíquico de dos grupos de mujeres
193
Con base en lo anterior, vemos que el distanciamiento que hubo con las niñas no
permitió que lo que se había construido hasta el encuentro número diez permaneciera en
ellas, por el contrario, el distanciamiento prologando aumentó la desconfianza el
aburrimiento y la desesperanza. Este es un factor iatrogénico que los terapeutas tienen que
evitar, especialmente con los niños abandonados o maltratados que ya han construido una
estructura mental reducida, con períodos de desmentalización. Una situación como esta va
en dirección contraria a la que esperamos realizar con la terapia de orientación
psicoanalítica que desde los primeros postulados de Freud afirmaba la importancia de
ampliar
el funcionamiento yoico integrando y limitando las demandas del ello y
reduciendo la fuerza del superyó tiránico. Klein por su parte recalcaba la necesidad de
integrar las cualidades buenas y malas del objeto y del sí mismo como el aspecto esencial
del desarrollo. Bion recalcaba la importancia de las funciones de reverie y contención del
objeto como elemento fundamental del desarrollo psíquico. El abandono repite experiencias
anteriores traumáticas.
Para que no se repitan estas experiencias traumáticas, se hace necesario aclarar a
quienes trabajan con estos niños que ellos requieren de la constancia del objeto durante
período de larga duración. Requieren además de una empatía de parte del adulto que le
permita entender la vivencia de la inexistencia psíquica del otro y le abra el espacio para
que puedan existir, definiendo sus deseos y necesidades y dándole así espacio al yo+ello
(self) para que se exprese frente a un objeto confiable y respetuoso. Esta situación no se
presenta con frecuencia en las relaciones entre los niños y los adultos en las instituciones,
donde priman las relaciones normativas y limitadas por adultos cargados de actitudes
superyoicas: persecutorias y tiránicas.
Efectos del abandono y aislamiento familiar transitorio en el funcionamiento grupal y psíquico de dos grupos de mujeres
194
Finalmente hay que pensar las dimensiones éticas de la ausencia, que genera
finalmente el abandono terapéutico, una repetición de la experiencia iatrogénica en la
relación con los padres que ahora se repite con la terapeuta. Esto hay que evitarlo. Sin
embargo en este caso, la institución misma dificultó el regreso a la actividad terapéutica.
5. Limitaciones de la terapia puntual
Este tipo de acercamiento terapéutico solo es posible si se logra establecer una
relación de confianza entre los niños y la terapeuta, que les permita participar en las
actividades y los temas propuestos al grupo, bajo un esquema de actitud exploratoria. Es
indispensable que la terapeuta pueda usar su capacidad de contención y reverie frente al
material propuesto, donde la comunicación gire alrededor de las vivencias del grupo.
Existen razones externas, como las transferencias preformadas que surgen de las relaciones
institucionales que impiden el establecimiento de un vínculo abierto y expectante hacia el
terapeuta y de esta hacia las niñas. También se dan situaciones por razones internas como el
desmantelamiento sensorial (caída pasiva de los vínculos entre los sentidos), estructural
(caída pasiva del self) o vincular (caída de los afectos A, O, C) generadores de estados de
desmentalización de partes de los pacientes que impiden el establecimiento de relaciones de
comunicación entre los miembros del grupo.
Igualmente,
el regreso a un funcionar
unidimensional o bidimensional producto de la presencia de objetos agresores o
abandónicos impiden el funcionar mental. Todos los aspectos anteriormente señalados,
presentes en los dos grupos con los que se trabajó, nos llevan a afirmar que no se dieron las
condiciones para que se pudiera realizar adecuadamente la terapia puntual. Esta requiere de
estados mentales donde sea posible explorar de manera conjunta las vivencias de dolor,
rabia y temor, reducir las maniobras defensivas para protegerse de los atacantes, externos o
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internos y recuperar las cualidades buenas de los objetos externos o internos que puedan
acompañarlos en las difíciles condiciones de vida que tienen que vivir. Por el contrario, lo
que suele ocurrir es que surjan los supuestos básicos como formas de relación que limitan
el desarrollo de la mente por cuanto no permiten que se puedan crear o usar las funciones
básicas de ♀ ♂ y PSD ,(Muñoz, 1989).
V. A MANERA DE REFLEXIÓN FINAL
Los estados mentales en las niñas abandonadas más pequeñas están regidos por una
obediencia extremadamente persecutoria que busca el aplacamiento del objeto autoritario y
dominante. Este aplacamiento se da porque predomina en ellas una relación sensorial,
auditiva y visual, con el objeto y una relación adhesiva con él, todo lo cual fomenta el
supuesto básico de dependencia. En las niñas mayores el ambiente persecutorio y
amenazante despierta en ellas una desobediencia extremadamente explosiva que lleva a la
evacuación constante y al rechazo de la autoridad ubicándose cercanos al grupo de lucha y
fuga, en una reacción de desobediencia activa con reacción abierta de ataque a la autoridad
o bien de una obediencia pasiva y tramposa donde es importante acomodarse para evitar
males mayores, en una actividad clara de fuga a la posible reacción del enemigo. En el
grupo de niñas alejadas predomino la obediencia pasiva puesto que saben que enfrentarse a
la autoridad traería una demora en el reintegro, como si funcionaran entonces, más bien
bajo un supuesto básico de patraña y engaño para seducir el enemigo para que las libere
rápidamente. Las niñas pequeñas en los grupos siguen a las mandonas que limitan y cuartan
su participación y ahí de nuevo se repite el esquema de dominación institucional: los
funcionarios mandan, las niñas grandes mandan.
Efectos del abandono y aislamiento familiar transitorio en el funcionamiento grupal y psíquico de dos grupos de mujeres
196
Como vimos en la discusión el funcionar institucional suele ir en dirección contraria
al desarrollo y crecimiento psíquico. Si miramos de cerca este funcionar vemos que en las
instituciones predomina un funcionamiento no mental, donde lo que más importa es el
dominio de lo moral, de lo que está bien y de lo que está mal, y no el estado emocional y
afectivo de las niñas. El comportamiento acomodaticio de las niñas es la norma y está
regido por la mentira, como sistema de relación. Ellas no desarrollan fácilmente contactos
íntimos con el otro, porque la intimidad puede llevar a la verdad y la verdad puede ser
peligrosa.
Las funciones de recepción, contención y reverie, descritas por Bion están
prácticamente ausentes, lo cual lleva a que no se establezca con claridad el objeto protector,
confiable, receptivo, y cuando aparece a través de alguien especial, lo más probable es que
cambien a esa coordinadora como las niñas lo mencionan, como si la extrema cercanía
entre una coordinadora y las niñas fuera peligrosa. Las niñas se sienten viviendo en una
atmosfera donde lo que predomina es la persecución, con espías rondando por doquier, sin
lograr encontrar a nadie confiable, esto es lo que además las lleva hacia la mentira.
La incongruencia se hace sentir por todos lados. Las funciones que permiten digerir
las experiencias emocionales están ausentes. En las instituciones pareciera que se fomenta
un ambiente persecutorio en posición esquizo-paranoide, con relaciones continentecontenido abortivas donde predomina lo vínculos negativo de –L, -H, -K. Allí la mentira y
las posiciones extremas de acusaciones inquisidoras se hacen más constantes. Uno tiende a
encontrarse con el predominio de objetos abandonicos destructivos e invasores en ellas,
todo lo cual incrementa los conflictos entre sus deseos y ansiedades sin que nadie les
permita digerir la experiencia que están viviendo. Hay que esconder al Yo, hay que
Efectos del abandono y aislamiento familiar transitorio en el funcionamiento grupal y psíquico de dos grupos de mujeres
197
someterse falsamente al otro, ahí la verdad es un gran peligro, las niñas se vuelven
hipócritas, sínicas, manipuladores, desconfiadas, y amargadas a medida que van creciendo.
Bion afirma que si la experiencia emocional no se elabora por la función alfa, para
dar lugar a los elementos alfa lo que se produce es un incremento de los procesos
evacuativos, un simulacro de digestión mental que genera un sistema de mentiras y que
produce una digestión toxica que inhibe el crecimiento. La evacuación constante de
elementos beta y de ausencia de elementos alfa impide la construcción de la barrera de
contacto por eso se hace tan difícil encontrar en los niños institucionalizados una verdadera
construcción del mundo interno. Para Meltzer, como para Bion al no haberse establecido la
barrera de contacto tampoco se ha desarrollado el “órgano de la conciencia” como parte de
la personalidad aliada a los objetos internos buenos. Se estaría en realidad bajo un estado de
dominación externa donde en cualquier momento, se pierde “la batalla por la cordura y los
sentimientos y pensamientos civilizados”. Ese el gran riesgos que corren los niños
institucionalizados cuando salen al mundo y se vinculan a cualquier grupo delincuente que
les ofrezca beneficios.
Para terminar y teniendo en cuenta estas reflexiones finales quisiéramos proponer
unas recomendaciones sencillas para la institución que tan cordialmente nos abrió sus
puertas para llevar a cabo el intento de terapia y la investigación
Es importante que las instituciones de protección reconozcan que están trabajando
con dos poblaciones cuyas necesidades presentes y futuras no son las mismas. Las niñas
alejadas de sus familias, muchas veces desconocen las razones de su alejamiento familiar y
viven en la incertidumbre con respecto al momento en que podrán ser devueltas a la
familia. Las niñas abandonadas por el contrario saben que no volverán a ver a sus familias
pero también se encuentran bajo la incertidumbre de si serán o no adoptas por alguna
Efectos del abandono y aislamiento familiar transitorio en el funcionamiento grupal y psíquico de dos grupos de mujeres
198
familia en compañía de sus hermanos o si se verán forzadas a aceptar el alejamiento de sus
hermanos, su pérdida definitiva y tendrán que permanecer en la institución hasta los
dieciocho años, con la incertidumbre adicional de no saber cómo harán para sobrevivir
solas con el dolor inmenso de haber perdido a sus hermanos y sintiendo que ellos ya las
olvidaron y sin mayores recursos de capacitación laboral ni de dinero.
Estos dos grupos de niñas se mezclan en las instituciones. A las alejadas de las
familias se les permiten visitas después de un tiempo y las niñas abandonadas pueden
recibir visitas hasta la declaratoria de abandono. Van a las mismas escuelas y todas
quisieran no ser reconocidas como niñas del bienestar. Ser esas niñas les produce
vergüenza, pues detrás del encierro se esconden abandonos, maltratos, abusos y ellas, en las
escuelas, quisieran ser como cualquier niño con familia.
Las niñas “alejadas de sus familias”, viven la institución como un castigo que no se
merecen, como un encierro y un aislamiento que no saben por qué se los han aplicado. Con
estas niñas habría que realizar un trabajo individual para ayudarles a entender por qué se
encuentran en la institución y el tiempo que tendrán que permanecer en ellas antes de
volver a sus familias. Hay que abordar con ellas, de manera individual la realidad de sus
padres y las dificultades que tuvieron con ellas o con sus hermanos. Se trataría de un
trabajo de exploración y recuperación de las imágenes reales de la familia, para evitar que
caigan en idealizaciones o en imágenes distorsionadas o falsas. Hay que tratar de recuperar
en ellas también las buenas cualidades de sus padres. Este trabajo es central para que estas
niñas puedan recuperar las imágenes completas de buenas y malas de ellas mismas.
El trabajo individual, puede complementarse con trabajo grupal de niñas con
experiencias similares para que puedan a través de actividades creativas: pintura, escultura
en arcilla, teatro, y grupos de reflexión, imaginar y pensar en grupo sus experiencias. De
Efectos del abandono y aislamiento familiar transitorio en el funcionamiento grupal y psíquico de dos grupos de mujeres
199
esta manera se fortalecen las imágenes de los objetos integrados con el fin de permitirles su
propia integración estructural y emocional, donde puedan reconocer su manera de ser, de
sentir y de actuar, donde reconozcan sus cualidades y sus defectos en relación con los otros
y logren aceptar los lineamientos culturales que las orienten hacia una convivencia donde
prime el respeto y la consideración por el otro. Si este trabajo se logra, ellas podrán
permanecer más tranquilas el tiempo que tengan que ser institucionalizadas. Este mismo
programa era el que queríamos implementar con ellas, pero su estado emocional lleno de
incertidumbres y ansiedades persecutorias y la transferencia preformada aplicada al a
terapeuta, no lo permitió. Estaban tan inmersas en su condición de encierro forzado que a
veces era imposible acercarse a ellas. No estaban dispuestas a dar información sobre sus
vidas.
Solo con claridad y verdad desde el comienzo podría aliviarse su estado emocional.
Esto requiere que las coordinadoras este preparadas para recibir sus dificultades, para
hablarlas con ellas y, en lo posible, pensarlas. Los psicólogos de la institución tendrían que
realizar un trabajo centrado en el reconocimiento de la verdad sobre ellas y sus familias, sin
establecer ninguna culpabilidad hacia nadie. Finalmente todos son víctimas de una sociedad
que no les da los recursos psíquicos, sociales, económicos y culturales necesarios para la
labor que tienen que desempeñar como padres y como miembros útiles a la misma
sociedad.
Lo fundamental con estas niñas es que su acogida sea plena, la comunicación con
ellas sea siempre completa y clara, que sus deseos y necesidades sean reconocidos, que las
normas y reglas sean razonadas con ellos en función del bien común, y que los adultos
eliminen las amenazas y castigos de las relaciones con las niñas.
Efectos del abandono y aislamiento familiar transitorio en el funcionamiento grupal y psíquico de dos grupos de mujeres
200
En
con
las
instituciones
deben
mantenerse
los
grupos
de
hermanos
responsabilidades compartidas frente a su cuidado y consideración. Nunca deben utilizarse
como castigo el alejamiento de los hermanos entre sí, ni el alejamiento adicional de sus
familias. Situaciones que son las que los sumen en estados de rabia, desesperación,
desolación que llevan a las adolescentes hacia la droga, el comportamiento grupal delictivo,
y a fugarse con parejas inadecuadas. Permanencia y coherencia en el comportamiento de
los adultos que los cuidan es fundamental. Si esto no se da, la rebeldía se incrementará y la
acomodación institucional se basará en la mentira.
En cuanto a las niñas “abandonadas” y vinculadas a programas de protección, antes
de vincularlas a programas de adopción tiene que reconstruirse con ellas la imagen de un
objeto protector estable que las defienda no solo de las amenazas externas sino de sus
propios deseos rabiosos y destructivos. Un objeto que además les permita existir y
desarrollarse psíquicamente para que puedan enfrentar la vida de una manera más plena y
menos acomodaticia.
Debe evitarse el cambio constante de institución, de hogar, de
coordinadoras, de escuelas, profesores y compañeros, y de padrinos. Solo bajo condiciones
estables podrán ellas construir imágenes de objetos que las oyen, las miran, les tienen
afecto, las cuidan y protegen. Si esto se logra, ellas pueden reconstruir las imágenes
bondadosas de sus padres perdidos, también con sus lados buenos y malos, y así podrán
construir un espacio mental que les permita salir de la bidimensionalidad que las
instituciones suelen favorecer y que las hacen aparecer como adaptadas, pero que las llevan
a adaptarse a cualquier persona o grupo, independientemente de su condición bondadosa o
destructiva. Si no se fomenta su desarrollo psíquico con una adecuada evolución de las
funciones del yo, con reconocimiento de sus impulsos bondadosos y destructivos y con la
posibilidad de aceptar e interiorizar normas que les hagan más fácil la vida a ellas y a
Efectos del abandono y aislamiento familiar transitorio en el funcionamiento grupal y psíquico de dos grupos de mujeres
201
quienes los acompañan, habrá cada vez más niñas sometidas, cuya rebeldía no será tolerada
sino opacada y su existencia será siempre negada para acomodarse a las demandas de las
personas a quienes tengan cerca.
La atmósfera emocional que debe establecerse en los hogares debería delinearse en
términos de las funciones descritas por Harris-Meltzer con relación a la familia y
reformuladas por nosotras: generar amor, tolerando el odio y pensándolo; promover
esperanza tolerando la desesperanza y pensándola; contener el dolor, tolerando las
ansiedades persecutorias y depresivas; fomentar el pensamiento tolerando las confusiones
para poder pensarlas y aclararlas. Este programa teórico tendría que ser elaborado a través
de un taller con las coordinadoras donde pudiera implementarse con la elaboración de
ejercicios que les permitieran comprender estos conceptos y aplicarlos a las actividades
cotidianas que realizan con las niñas a quienes tienen a cargo.
Las recomendaciones anteriores surgieron de todas las dificultades que encontramos
en la relación con ellas durante las sesiones, pero también de las reflexiones realizadas en
las supervisiones y durante el proceso de la primera elaboración del trabajo de grado, así
como de las que hicimos en el proceso final de integración teórico-clínica al que nos llevó
la evaluación del jurado sobre el primer trabajo que presentamos. Fue la integración
sugerida, la que nos llevó a aclarar, aquello que con la recuperación inicial de los hallazgos
no habíamos logrado. Por esta razón terminamos este trabajo con un agradecimiento a
Nubia Torres, profesora de la maestría de María Alejandra Calderón y compañera de
trabajo de Cecilia Muñoz.
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202
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS:
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Bion, W. (1963). Elementos de psicoanálisis. Buenos aires; Paidós, 2000.
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Efectos del abandono y aislamiento familiar transitorio en el funcionamiento grupal y psíquico de dos grupos de mujeres
204
Trevisi H. (2012). Proceso de psicoterapia puntual en grupo y exploración comparativa de
funcionamiento psíquico en dos grupos de adolescentes institucionalizados.
Pontificia Universidad Javeriana
Efectos del abandono y aislamiento familiar transitorio en el funcionamiento grupal y psíquico de dos grupos de mujeres
205
ANEXO 2
CARTA DE AUTORIZACIÓN DE LOS AUTORES
(Licencia de uso)
Bogotá, D.C., febrero 25 de 2014
Señores
Biblioteca Alfonso Borrero Cabal S.J.
Pontificia Universidad Javeriana
Cuidad
Los suscritos:
María Alejandra Calderón Martínez
Cecilia Muñoz Vila
, con C.C. No
, con C.C. No
, con C.C. No
1045673666
20.243.354
En mí (nuestra) calidad de autor (es) exclusivo (s) de la obra titulada:
Efectos del abandono y aislamiento familiar transitorio en el funcionamiento grupal y psíquico
de dos grupos de mujeres adolescentes institucionalizadas
(por favor señale con una “x” las opciones que apliquen)
Tesis doctoral
Trabajo de grado
x
Premio o distinción:
Si
No
x
cual:
presentado y aprobado en el año
2014
, por medio del presente escrito autorizo
(Autorizamos) a la Pontificia Universidad Javeriana para que, en desarrollo de la presente
licencia de uso parcial, pueda ejercer sobre mí (nuestra) obra las atribuciones que se indican a
continuación, teniendo en cuenta que en cualquier caso, la finalidad perseguida será facilitar,
difundir y promover el aprendizaje, la enseñanza y la investigación.
En consecuencia, las atribuciones de usos temporales y parciales que por virtud de la presente
licencia se autorizan a la Pontificia Universidad Javeriana, a los usuarios de la Biblioteca Alfonso
Borrero Cabal S.J., así como a los usuarios de las redes, bases de datos y demás sitios web con los
que la Universidad tenga perfeccionado un convenio, son:
AUTORIZO (AUTORIZAMOS)
1. La conservación de los ejemplares necesarios en la sala de tesis y trabajos
de grado de la Biblioteca.
2. La consulta física (sólo en las instalaciones de la Biblioteca)
3. La consulta electrónica – online (a través del catálogo Biblos y el
Repositorio Institucional)
4. La reproducción por cualquier formato conocido o por conocer
5. La comunicación pública por cualquier procedimiento o medio físico o
electrónico, así como su puesta a disposición en Internet
6. La inclusión en bases de datos y en sitios web sean éstos onerosos o
gratuitos, existiendo con ellos previo convenio perfeccionado con la
Pontificia Universidad Javeriana para efectos de satisfacer los fines
previstos. En este evento, tales sitios y sus usuarios tendrán las mismas
facultades que las aquí concedidas con las mismas limitaciones y
condiciones
SI
NO
X
X
X
X
X
X
De acuerdo con la naturaleza del uso concedido, la presente licencia parcial se otorga a título
gratuito por el máximo tiempo legal colombiano, con el propósito de que en dicho lapso mi
(nuestra) obra sea explotada en las condiciones aquí estipuladas y para los fines indicados,
Efectos del abandono y aislamiento familiar transitorio en el funcionamiento grupal y psíquico de dos grupos de mujeres
206
respetando siempre la titularidad de los derechos patrimoniales y morales correspondientes, de
acuerdo con los usos honrados, de manera proporcional y justificada a la finalidad perseguida, sin
ánimo de lucro ni de comercialización.
De manera complementaria, garantizo (garantizamos) en mi (nuestra) calidad de estudiante (s) y
por ende autor (es) exclusivo (s), que la Tesis o Trabajo de Grado en cuestión, es producto de mi
(nuestra) plena autoría, de mi (nuestro) esfuerzo personal intelectual, como consecuencia de mi
(nuestra) creación original particular y, por tanto, soy (somos) el (los) único (s) titular (es) de la
misma. Además, aseguro (aseguramos) que no contiene citas, ni transcripciones de otras obras
protegidas, por fuera de los límites autorizados por la ley, según los usos honrados, y en
proporción a los fines previstos; ni tampoco contempla declaraciones difamatorias contra
terceros; respetando el derecho a la imagen, intimidad, buen nombre y demás derechos
constitucionales. Adicionalmente, manifiesto (manifestamos) que no se incluyeron expresiones
contrarias al orden público ni a las buenas costumbres. En consecuencia, la responsabilidad
directa en la elaboración, presentación, investigación y, en general, contenidos de la Tesis o
Trabajo de Grado es de mí (nuestro) competencia exclusiva, eximiendo de toda responsabilidad a
la Pontifica Universidad Javeriana por tales aspectos.
Sin perjuicio de los usos y atribuciones otorgadas en virtud de este documento, continuaré
(continuaremos) conservando los correspondientes derechos patrimoniales sin modificación o
restricción alguna, puesto que de acuerdo con la legislación colombiana aplicable, el presente es
un acuerdo jurídico que en ningún caso conlleva la enajenación de los derechos patrimoniales
derivados del régimen del Derecho de Autor.
De conformidad con lo establecido en el artículo 30 de la Ley 23 de 1982 y el artículo 11 de la
Decisión Andina 351 de 1993, “Los derechos morales sobre el trabajo son propiedad de los
autores”, los cuales son irrenunciables, imprescriptibles, inembargables e inalienables. En
consecuencia, la Pontificia Universidad Javeriana está en la obligación de RESPETARLOS Y
HACERLOS RESPETAR, para lo cual tomará las medidas correspondientes para garantizar su
observancia.
NOTA: Información Confidencial:
Esta Tesis o Trabajo de Grado contiene información privilegiada, estratégica, secreta,
confidencial y demás similar, o hace parte de una investigación que se adelanta y cuyos
resultados finales no se han publicado.
Si
No
X
En caso afirmativo expresamente indicaré (indicaremos), en carta adjunta, tal situación con el fin
de que se mantenga la restricción de acceso.
María Alejandra Calderón Martínez
No. del documento
de identidad
1045673666
Cecilia Muñoz Vila
20.243.354
NOMBRE COMPLETO
FACULTAD:
Psicología
PROGRAMA ACADÉMICO:
FIRMA
Maestría en psicología con énfasis en psicoanálisis
Efectos del abandono y aislamiento familiar transitorio en el funcionamiento grupal y psíquico de dos grupos de mujeres
207
ANEXO 3
BIBLIOTECA ALFONSO BORRERO CABAL, S.J.
DESCRIPCIÓN DE LA TESIS O DEL TRABAJO DE GRADO
FORMULARIO
TÍTULO COMPLETO DE LA TESIS DOCTORAL O TRABAJO DE GRADO
Efectos del abandono y aislamiento familiar transitorio en el funcionamiento grupal y psíquico de
dos grupos de mujeres adolescentes institucionalizadas
SUBTÍTULO, SI LO TIENE
AUTOR O AUTORES
Apellidos Completos
Calderón Martínez
Muñoz Vila
Nombres Completos
María Alejandra
Cecilia
DIRECTOR (ES) TESIS O DEL TRABAJO DE GRADO
Apellidos Completos
Nombres Completos
Muñoz Vila
Cecilia
Pregrado
FACULTAD
Psicología
PROGRAMA ACADÉMICO
Tipo de programa ( seleccione con “x” )
Especialización
Maestría
Doctorado
X
Nombre del programa académico
Maestría en psicología clínica
Nombres y apellidos del director del programa académico
Hugo Alberto Escobar Melo
TRABAJO PARA OPTAR AL TÍTULO DE:
Magister en psicología clínica con énfasis en psicoanálisis
PREMIO O DISTINCIÓN (En caso de ser LAUREADAS o tener una mención especial):
CIUDAD
Bogotá
Dibujos
Pinturas
AÑO DE PRESENTACIÓN DE LA TESIS
NÚMERO DE PÁGINAS
O DEL TRABAJO DE GRADO
2014
206
TIPO DE ILUSTRACIONES ( seleccione con “x” )
Tablas, gráficos y
Planos
Mapas
Fotografías
Partituras
diagramas
X
SOFTWARE REQUERIDO O ESPECIALIZADO PARA LA LECTURA DEL DOCUMENTO
Nota: En caso de que el software (programa especializado requerido) no se encuentre licenciado por
la Universidad a través de la Biblioteca (previa consulta al estudiante), el texto de la Tesis o Trabajo
de Grado quedará solamente en formato PDF.
Efectos del abandono y aislamiento familiar transitorio en el funcionamiento grupal y psíquico de dos grupos de mujeres
208
MATERIAL ACOMPAÑANTE
TIPO
DURACIÓN
(minutos)
CANTIDAD
FORMATO
CD
DVD
Otro ¿Cuál?
Vídeo
Audio
Multimedia
Producción
electrónica
Otro Cuál?
DESCRIPTORES O PALABRAS CLAVE EN ESPAÑOL E INGLÉS
Son los términos que definen los temas que identifican el contenido. (En caso de duda para designar
estos descriptores, se recomienda consultar con la Sección de Desarrollo de Colecciones de la
Biblioteca Alfonso Borrero Cabal S.J en el correo biblioteca@javeriana.edu.co, donde se les
orientará).
ESPAÑOL
INGLÉS
Abandono
Abandon
Desmentalización
Dismentalization
Desmantelamiento
Dismantling
Bidimensionaidad
Bidimensionality
Alejamiento familiar
Familial distance
Funcionamiento mental
Mental functionality
Vínculos afectivos
Affective bonds
Tridimensionalidad
Tridimensionality
RESUMEN DEL CONTENIDO EN ESPAÑOL E INGLÉS
(Máximo 250 palabras - 1530 caracteres)
RESUMEN
En este trabajo se llevó a cabo un proceso de terapia grupal de carácter puntual con dos grupos
de adolescentes mujeres institucionalizadas en los que había cuatro niñas abandonadas y cinco
niñas alejadas de sus familias. El objetivo fundamental de la investigación era establecer las
diferencias y semejanzas entre los estados mentales de estas niñas y el de los grupos de
adolescentes abandonados y desplazados de sus familias del trabajo de Trevisi y Muñoz (2012)
llevado a cabo en la misma institución de protección. Los hallazgos principales de este estudio
fueron los siguientes: 1. Los grupos de adolescentes hombres y mujeres en situación de
abandono solían caer en un funcionamiento de supuesto básico de dependencia. 2. Los grupos
de adolescentes hombres y mujeres alejados de sus familias tendían a caer en un
funcionamiento de supuesto básico de lucha y fuga. Sin embargo la carga agresiva y destructiva
de los muchachos era menor que el de las niñas. Los primeros se ubicaron en posición de burla
contra el terapeuta, mientras que las niñas la concibieron todo el tiempo como una espía de la
institución que venía a recoger información para impedir el regreso a sus familias. 3. El estado
mental que predominaba en las niñas adolescentes tempranamente abandonadas era de
desmentalización, con desmantelamiento sensorial y estructural del self, bajo un estado de
muerte psíquica, que solamente se modificaba cuando entraba una compañera a la que podían
adherirse bidimensionalmente y funcionar copiando su manera de pensar y actuar. 4. Los
muchachos abandonados eran unidimensionales en tropismo beligerante o delictivo .5. Las niñas
alejadas de sus familias, no caían en estados de desmentalización, por el contrario mantenían su
Efectos del abandono y aislamiento familiar transitorio en el funcionamiento grupal y psíquico de dos grupos de mujeres
209
estructura mental funcionando y se defendían de las agresiones del medio. Lo único que
buscaban era regresar al lado de sus familias con quienes aún mantenían vínculos afectivos
claros. Su estado mental era más de tipo tridimensional. 6. Los muchachos desplazados estaban
más en guerra con el mundo. 7. La terapia puntual no es útil bajo los estados de
desmentalización en instituciones de protección, ni bajo transferencias preformadas que llevan
a los niños institucionalizados al aislamiento.
ABSTRACT
A group therapy process of punctual character was carried out in this research for two groups of
institutionalized female teenagers, having four abandoned girls and five girls who were moved
away from their families. The main objective of this research is to determine the differences
and similitudes between the mental state of these girls and the mental state of the group of
teenagers (abandoned and moved away from their families) analyzed in the research work of
Tevisi and Munoz (2012) that was carried out in the same institution of protection. The main
findings of this research are the following: 1. The groups of male and female teenagers in
abandoned situation used to fall into a functioning of the basic assumption of dependency. 2.
The groups of male and female teenagers who were moved away from their families tend to fall
into a functioning of the basic assumption of fight and runaway. However, the aggressive and
destructive load of the boys was lower than the one in the girls. The boys placed themselves in
a position of mock at the therapist, whilst the girls all the time conceived the therapist as a spy
from the institution who came to collect information to obstruct their return to their families.
3. The mental state that predominates in the early abandoned female teenagers was of
dismentalization, with sensory and structural dismantling of their being, under a state of psychic
death that was only modified upon the entrance of a room-mate to whom they could get bonded
bidimentionaly and function by copying their way of thinking and acting. 4. The abandoned male
teenagers were one-dimensional in belligerent tropism or criminal. 5. The girls who were moved
away from their families did not fall into a state of dismentalization, but, on the contrary, they
kept their mental structure functioning and defended themselves from aggressions. They were
only looking for returning to their families as they still had clear affective bonds. Their mental
state was more of the tridimensional type. 6. The boys who were moved away from their
families were more in war with the world. 7. The punctual therapy is not useful under the state
of dismentalization in institutions of protection, nor under preformed transfers that lead the
boys to isolation.
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