¿Quién quiere ser Feliz? Por: Jorge L. Hernández, Tiempo Para Dos Bueno, algunos dirán que la felicidad es relativa. Lo que satisface a uno, puede ser muy diferente a aquello que hace feliz a otro. Pero en términos generales podemos decir que todos deseamos al menos cierto grado de satisfacción y complacencia en nuestra vida cuando hablamos de la relación matrimonial. Yo no creo que Dios hizo el matrimonio para que vivamos una vida miserable. Me parece que su idea es que lo disfrutemos, como dice en Eclesiastés 9.9 (Nueva Versión Internacional) 9 Goza de la vida con la mujer amada cada día de la fugaz existencia que Dios te ha dado en este mundo. O como también dice Proverbios 5.18-19 (RVR60): 18 Sea bendito tu manantial, Y alégrate con la mujer de tu juventud, 19Como cierva amada y graciosa gacela. Sus caricias te satisfagan en todo tiempo, Y en su amor recréate siempre. 1 Como quien dice, de joven la conociste, te casastes con ella, disfruta tu relación con ella por toda tu vida. No en el principio, no en la luna de miel, sino siempre. Cuando conocí a mi amada esposa y me dispuse a proponerle matrimonio, le pregunté por qué le gustaría casarse conmigo. Luego de oír su respuesta, le dije: quiero casarme contigo para hacerte feliz el resto de tus días. Si todos queremos ser felices, y Dios también lo quiere, qué es lo que está pasando en nuestros matrimonios que en cierto momento parece que perdiéramos la capacidad para lograrlo. 1 Reina Valera Revisada (1960). 1998 (electronic ed.). Miami: Sociedades Biblicas Unidas. Derechos Reservados® - Tiempo Para Dos Yo creo que parte del problema es que ponemos demasiado énfasis en buscar nuestra propia felicidad. Yo merezco ser feliz. Se supone que si mi pareja me ama, me haga feliz. A mí me parece que el énfasis debe estar en cómo yo puedo hacer a mi pareja la persona más feliz de la tierra. En el mundo se enseña que el amor es condicional y que según yo doy debo recibir algo proporcional a cambio. Desde pequeños se nos enseña que en este mundo de oportunistas hay que saber negociar para lograr lo que queremos, nuestros sueños, nuestras metas. Y en cierta manera está bien que tengamos metas y sueños y deseemos ser felices. Pero el amor que nos enseña Dios va más allá de eso. Es un amor diferente al del mundo. No depende de condiciones, no espera nada a cambio, todo lo da, todo lo sufre. Es primeramente una decisión que va más allá de los sentimientos. Pero que difícil se nos hace amar sin esperar nada a cambio. Cuantas cosas exigimos de nuestra pareja para nosotros ser felices. Que bonito sería que en el pensamiento del esposo siempre esté el deseo de hacer sentir a su pareja como la reina del hogar. Que bonito sería que en el pensamiento de la esposa siempre esté el deseo de hacer sentir a su pareja como el rey del hogar. Y no solamente que lo pensáramos sino que lo llevemos a la acción. Pero recuerda que las percepciones del amor son diferentes en cada cual. Así que requerirá una buena dosis de tiempo y dedicación de tu parte para conocer a tu pareja, conocer cómo percibe el amor, conocer aquellas cosas grandes y pequeñas que le traen satisfacción a su vida. Seguramente has visto como a veces un insignificante juguete trae tanta satisfacción a un niño, más que otros de mucho valor. Seguimos siendo como niños, a veces pequeñas cosas nos hacen tan felices; una palabra de apoyo, un te amo, una flor, una noche romántica, una caricia en medio del atribulado día. Mientras más conozcas a tu pareja mejor la podrás amar, más feliz la podrás hacer. Derechos Reservados® - Tiempo Para Dos Mujer conoce a tu esposo, sabemos que tu deseo sexual no es igual al de él. Pero tu entrega y tu iniciativa lo harán el hombre más feliz. Hombre conoce a tu esposa; sabemos que no somos tan sentimentales como ellas. Pero tu esfuerzo por comunicarle tu amor, mostrarlo a través de la vida en diferentes consideraciones, dedicarle tiempo, preferir su felicidad antes que la tuya, la hará la mujer más feliz. En conclusión, cuando ambos decidan y realicen su mejor esfuerzo para hacer feliz al otro, ambos serán felices y lograrán sus sueños, también lograrán el sueño de Dios. Derechos Reservados® - Tiempo Para Dos