Diversidad racial y diversidad sexual en escenarios de explotación

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Diversidad racial y diversidad sexual en escenarios de explotación sexual en
Cartagena de Indias, Colombia.
Trata de personas que afecta a hombresque tienen sexo con hombres.
Wilson Castañeda Castro.
Director Caribe Afirmativo.
RESUMEN
Cartagena es una ciudad de asentamiento afrodescendiente; con comunidades
negras, palenqueras y raizales; que heredaron comportamientos de sus
antepasados, víctimas del esclavismo que incluían: los intercambios sexuales;
venta de servicios placenteros y cosificación del cuerpo; dando origen a practicas
soterradas y excluyentes de servicios sexuales de esclavos a españoles y nativos,
convirtiendo a la ciudad en punto de “oferta” de practicas eróticas africanas y
éstas, a su vez, portadoras de una imagen masculina reificada que con el cuerpo y
desde el cuerpo creaba caminos de libertad en medio de esclavitud.
Estas practicas son recreadas en la contemporaneidad por las redes de “trata de
personas”, a través de jóvenes afrodescendientes, que son utilizados para el
“comercio del cuerpo”, sobre todo, con hombres mayores que vienen a la ciudad
buscando practicas de turismo sexual; redes que en la mayoría de los casos, –a
pesar de ofrecer sexo a otros hombres- no esta conformada por personas que
manifiesten un interés erótico hacia los hombres; sino que, su cosmovisión los
lleva a considerar que el “ejercicio penetrativo” hacia otro hombre en “actitud
activa”, lejos de ser una practica homosexual, es ejercicio de fuerza y virilidad, a
cambio de un beneficio económico en medio de una precariedad que es su
constante; dando paso, a que sean victimizados como “objetos de deseo” por
parte de oferentes de los servicios sexuales de hombres para hombres.
Si bien las practicas sexuales entre hombres en lugares estratégicos para el
turismo, como el puerto de Cartagena, no son reconocidas, si son evidenciadas
tanto por los turistas, como por todos los que articulan esta red, desde los
empresarios de estos procesos de “trafico humano”; autoridades portuarias,
hasta, los jóvenes afro, provenientes de los barrios periféricos, una situación que
cada d a est en aumento
Esta situación, contrasta con los procesos de exclusión que viven jóvenes
Cartageneros, que al asumir su orientación sexual no heterosexual, son
expulsados y rechazados por practicar una vida sexual en contravía de su
cosmovisión; es necesario, comprender este tipo de exclusión desde la relación
raza, género, sexualidad y diversidad sexual, como un escenario de
interseccionalidad; y la trata de personas en este escenario, donde diferentes
fuentes estructurales de desigualdad están en disputa.
JUSTIFICACIÓN.
Las grupos afrodescendientes, y las personas que tienen relaciones sexuales con
el mismo sexo, históricamente han sido invisibilizados, excluidos y olvidados del
entramado de la ciudad, por lo que se hace necesario un abordaje trasversal de la
situación de los derechos humanos de éstos grupos poblacionales y las garantías
para que el estado les genere una ciudadanía plena, pues su ausencia en una
ciudad turistica y con altos niveles de inequidad genera o cocificacion de lso
sistemas turisticos o reduccionismo de la calidad de vida; Es decir, para la garantia
de la ciudadania plena se hace necesario, abordar una reflexión cívica a manera
de ejemplo desde una revindiciación social de la diversidad étnica, sexual y de
género; donde se entenderá en general la sexualidad como una construcción
cultural e histórica, en la cual nuestra organización social patriarcal y androcéntrica
occidental ha naturalizado la heterosexualidad y el dimorfismo de género, dejando
por fuera, excluyendo y estigmatizando las diversas orientaciones sexuales y las
distintas expresiones de género. O en palabras más precisas, según Jeffrey
Weeks, en materia de sexualidad humana, históricamente la diversidad y la
variedad son la norma y no la uniformidad. Lo preocupante e este abordaje de la
diversidad sexual para los planteamientos de la teoría critica desde la búsqueda
por el reconocimiento, es que esta forma de percibir el mundo se expande en
cualquier relación opresiva jerarquizada y se articula bajo criterios clasistas,
étnicos, religiosos, políticos, sexuales y raciales. Dando origen a practicas
excluyentes y discriminatorias en la sociedad.
Uno de los argumentos que ha mantenido vigente la discusión de la sexualidad en
entramados étnico raciales y de diversidad sexual, es la necesidad imperante de
una cultura de derechos – ante el debacle de las guerras mundiales – cuyo
propósito fundamental más allá de las teorías positivas del Estado, debe ser el
reconocimiento de que los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y
derechos en medio de su diversidad. Una violación evidente de este principio es
consecuencia de estructuras sociales prejuiciosas que discriminan y clasifican a
la hora de otorgar acciones orientadas en la evidenciación de la dignidad humana
asunto que se evidencia principalmente en la exclusión y persecución por
motivos de raza, opción sexual y origen étnico.
Aquí hay dos asuntos problemáticos y necesarios de resolver para dicho abordaje
en un territorio como Cartagena de Indias y en general en el contexto Caribe: de
un lado la presencia de las diferencias como un valor negativo necesario de
superar en las sociedades normativas y de otro lado resaltar como es un motivo
hoy
desencadenante de violencia
y descomposición social por su no
reconocimiento; al respecto, Albert Memm 1 en obra citada por Maria Mercedes
•
•
1
Memo, A. 1971, Dominated Men. Boston, Beacon Press.
2 La expresión corresponde a I.M. Young, 1990. “The Scaling of Bodies and the
Politics of Identity” en Justice and the Politics of Difference, Princeton, Princeton
University Press.
Gómez señala que, la diferencia es un valor que asignamos a características
reales o imaginarias para instituir jerarquías sociales. Aquellos que tienen el poder
de asignar valores suelen situarse a sí mismos en el extremo dominante de ese
escalafón y usan su poder para “jerarquizar los cuerpos”; al hacerlo, determinan el
carácter relacional de cada identidad. Históricamente las diferencias han sido
establecidas de diversas maneras: a través de la reificación de las características
biológicas, como en el caso de la raza y el género; mediante la estigmatización de
prácticas y expresiones culturales particulares, como en el caso de la religión, la
etnicidad y la sexualidad; y a través de la formación de estratificaciones
económicas y diferencias de clase. Las diferencias biológicas, culturales y
económicas con frecuencia se entrecruzan y se configuran entre sí. Por ello uno
de los más importantes desafíos, como lo advierte Axel Honeth para garantizar
derechos a grupos diferenciados es saber cómo reconocer e incluir mejor esas
diferencias sin reproducir las jerarquías.
En el Caribe este tipo de précticas en contextos de cosmovision afro, son
comunmente referidas desde el prejuicio; la definición de prejuicio como lo señala
María Mercedes Gómez, se entiende como un intento de conocimiento anterior al
juicio pero que se presenta a quien lo tiene como ya justificado y fundado. Asume,
por decirlo de algún modo, la terquedad de una fijación. Sartre en su magnífico
texto sobre el retrato de un anti-semita[1] o Adorno y sus colaboradores en los
estudios sobre la personalidad autoritaria señalan como rasgo prominente del
prejuicio, la terquedad, la resistencia a la diferencia y/o al cambio[2]. En ese
mismo sentido, defino el prejuicio como una “racionalización” que incluso en
términos psicoanalíticos señala un procedimiento por el cual los individuos se dan
y dan razones para justificar frente a su grupo social y frente a sí mismos, la
reacción, por lo general negativa, que sienten hacia algo o alguien.[3] Además de
entender el prejuicio en este sentido, también afirmo que el prejuicio o los
prejuicios son siempre sociales, tienen eco en grupos y por lo mismo, son locales
y situados. Cada sociedad o grupo produce y reproduce sus prejuicios
particulares. No hay prejuicio en solitario, no hay prejuicio sin contexto que lo
apoye, no hay prejuicio individual sin complicidad social. 2
Hay varias formas de prejuicios vigentes hoy en la sociedad; unas relacionadas
ampliamente con la violencia directa como el genocidio y/o apartheid, hasta
formas más sutiles y soterradas que en algunos momentos incuso son
presentadas en clave de tolerancia; por la cual ciertos grupos poblacionales
como los Afro o los LGBT, se encuentran privados del pleno disfrute de los
2
Maria Mercedes Gómez en: Los jueces. Cf. Sartre, J. P. 1946 “Portrait of the
Anti-Semite” En Bigotry, Prejudice and Hatred, R. Baird y S.E Rosenbaum
(Editores), Buffalo, New York: Prometheus Books, Pp. 35-45.
mismos derechos civiles, políticos, económicos, sociales y culturales que los
demás miembros de la sociedad, motivando esta privación precisamente en su
diferencia.
Para hablar sobre la afectacion de la trata de personas genera sobre personas
con prácticas sexuales diferentes, y estas en contextos afrodescendientes,
negros, palenqueros y raizales, podríamos hablar de algunos antecedentes que
validan la discriminación o exclusión de estas personas, que articulan escenarios
de interseccionalización de la discriminación: por ser de un grupo étnico racial
victima de discriminación estructural y además por ser “constructores”, “reales” o
“imaginarios”; o en muchos casos “utilizados” en prácticas de diversidad sexual e
identidades de género diversas.
En primer lugar, las Sociedades tradicionales, patriarcales y heteronormativas,
validan las practicas sociales que se inscriben por fuera- la diversidad sexual como un asunto que está en el plano de lo enfermizo, moralmente censurable y
por ello debe ser controlado, ajustado o revertido desde, la abyección, el castigo y
ciertas prohibiciones.
En segundo lugar, el desconocimiento frente a los temas de la sexualidad y la
diversidad de género en las sociedades caribeñas, lleva a reproducir imaginarios y
prácticas donde el estigma social, el prejuicio y creencias sustentadas en un orden
religioso, conducen a naturalizar.
En tercer lugar, el rechazo o la discriminación hacia aquellas personas en
contextos afros, palenqueros, negros y raizales que no esconden, ocultan o
revierten su construcción diversa de la sexualidad por su ataque a la cosmovisión;
son víctimas sistemáticas de
INJUSTICIA Y VIOLENCIA SIMBOLICA.
El construirse como sujeto en un contexto afro, necesariamente conlleva a unas
apropiaciones de cosmovisión que en materia de sexualidad parten del principio
del hombre reproductor, penetrador y altamente proveedor de deseo tanto en su
comunidad como en los entornos afros, y al mujer cono receptáculo de lujuria,
generadora de satisfacción y responsable de emerger en el deseo. Practicas tales
que no dan pie para pensar en tránsitos, trasformaciones u negaciones a una
sexualidad que no corresponda a esa cosmovisión.
Estos análisis ya venían desde finales del siglo XX siendo abordados por la
filosofía social, bajo los planteamientos de Nancy Fraser, Pierre Bourdieu y Judith
Butler, que posibilitan realizar un primer acercamiento a esta intersección
(patriarcado – heteronormatividad . origen étnico racial y diversidad sexual e
identidades de género):
Para Fraser (1997) la sociedad a través de sus instituciones, reproduce una
injusticia simbólica que se materializa en un NO reconocimiento pleno del sujeto a
nivel familiar, jurídico, político y social.
Estas injusticias simbólicas - violencia
simbólica, Bourdieu (2000) para referirse a acciones de negación, sumisión,
desvalorización o invisibilización hacia un otro que está por fuera de una sociedad
androcentrista y estructurada en una dominación masculina . Ordenamiento
naturalizado de la sexualidad- que sitúa en la periferia, en la ficción o en
borramiento y en ultima instancia para la construcción afro en el no lugar en la
comunidad.
En las culturas afro descendientes, negras, palenqueras y raizales del caribe la
dominación Masculina entendida como un principio de diferenciación sexual es
adoptado y reproducida, mediante disposiciones que se hacen pasar como
naturales, al ser incorporadas y programadas en el juego simbólico del lenguaje,
del sentido común, o de lo dado por descontado; de esta manera, las tradiciones,
los gobiernos autónomos, la creencias, la educación, el trabajo; son instituciones
que se configuran simbólicamente, para perpetuar y reafirmar ese principio de
diferenciación sexual que se reproduce desde el nicho familiar afroy que obliga a
una historización de la sexualidad masculina desde el macho penetrador y
perpetuador de la vida y de la mujer generadora de placer, sensualidad y
responsable de la vida.
Judith Butler afirma que (2001) la sociedad ha configurado unos discursos
hegemónicos sobre cómo debe asumirse la sexualidad. La sociedad espera una
coherencia entre el sexo anatómico y el género y quien rompa con esa coherencia
es un ser que no se entiende, que produce extrañeza, un abyecto, alguien
humillable que produce rechazo y repudio al ser personas que subvierten la norma
sexual y cuestionan la legitimidad de ese orden hegemónico heterosexual y de
dominación masculina anteriormente mencionados. Y cuando ello ocurre en
escenarios afros, donde los cuerpos de los hombres son expuestos, desnudos pro
el fuerte sol, que son altamente dotados y encumbrados como íconos de la
sexualidad penetrativa, esta hipótesis cobra mayor valor.
Esta situación, evaluada por nosotros en la realidad de las construcciones de
sexualidad en el Palenque de San Basilio (Bolívar) y en la presencia de jóvenes
hombres que ofrecen servicios sexuales a turistas hombres blancos en el puerto
de Cartagena, nos permitió constatar un asunto que parece contradictorio, pues si
bien de un lado la cosmovisión afro descendiente, niega cualquier atibo de
diversidad sexual sobre el supuesto que desvirtúa la potencia y virilidad masculina
y la sensualidad femenina, cuando se trata de hombres afros que ofrecen sexo a
otros hombres afros y cuyo rol permanece en el ejercicio penetrativo y de suma
potencialidad de su cuerpo viril, lejos de verlo como una amenaza a su
construcción cultural, lo ven como una potencia que afirma su grandeza sexual
que incluso es buscada por otros hombres (blancos) que son inferiores a ellos, en
el escenario de la sexualidad pues esto son buscados para ser penetrados.
Situación que no ocurre igual con las mujeres que lejos de valorar las practicas
eróticas entre ellas, (incluso para si es entre hombres afro o palanqueros) son
fuertemente castigadas porque están poniendo en riesgo la sensualidad ya que
una mujer con otra mujer no tiene nada que comunicar.
Esta situación se recrea incluso en el asentamiento san Basilio de Palenque,
donde su sistema de baño (el único rio que transita por la población porque no
hay agua potable) es un escenario ideal para que en un brazo del rio se balen los
hombres desnudos y
tengan prácticas de contacto entre ellos (casi
masturbadoras) con el afán de mostrar ello como un ejercicio de fortalecimiento
de su potencia sexual y las mujeres tengan la prohibición de develar su s cuerdo y
tener contacto ente ellas, porque ese oficio pone en riesgo su rol dependiente y
sumiso en la sexualidad.
Esta situación ha generado dos realidad en la ciudad de Cartagena: de un lado el
crecimiento de jóvenes, casi todos liderados por redes de trata de personas que
diariamente proviene de asentamientos afros y palanqueros y que llegan hasta el
puerto de Cartagena, o el centro histórico a ofrecer sexo penetrativo a turistas
blancos que provienen de cruceros y que previamente han sido contactados
para que en el caribe puedan encontrar hombres de cuerpos afros que ofrecen
la mejor práctica sexual; jóvenes que lejos de ser desestimados pro sus
comunidades, son vistos como de alto grado de representatividad de su
masculinidad porque incluso penetran a hombres y ofrecen a hombres turistas,
blancos el miso sexo que a sus compañeras afro descendientes. Pero de otro
lado las expresiones de afecto que puedan darse ente hombres, o entre mujeres
palanqueras de inmediato en sancionado con al expulsión y el rechazo general de
sus comunidades.
Es decir, encontramos en los asentamientos afro descendientes de Cartagena un
fuerte incremento del turismo sexual, sorbe todo de hombres en ejercicios de
sexo penetrativo hacia otro s hombres, y un fuerte rechazo a las practicas
afectivas entre ellos con la claridad que: si es a otro hombre, penetrarlo, el mismo
oficio que en sus prácticas sexuales cotidianas lejos de ponerlos en riesgo los
proponen como modelos de sexualidad pero si esas prácticas son mediadas por
el afecto y el enamoramiento y pero aun si tocan el limite de la trasgresión del
genero, sobre todo del genero masculina hacia el femenino las presiones y
sanciones son inmediatas porque ponen en riesgo su comunidad.
Si bien este escenario se da casi igual, aunque no de manera tan pública y con
condiciones de tanto camuflaje, con las mujeres afro que ofrecen servicios
sexuales a hombres turistas en Cartagena; el alto índice de homofobia que en el
Caribe se despierta y el fuerte rechazo a las practicas de sexuales entre hombres,
hace que el riesgo y los niveles de clandestinidad de ofrecer sexo entre hombres
sea mayor. Pero de la misma manera que se incrementa el turismo sexual en esta
región del país, crece la oferta a turistas de sexo con personas de su mismo sexo,
no mediado pro las relaciones afectivas y espontáneas, sino con la reificación y
“el uso” de los cuerpos afro, de hombres con altos niveles de “masculinidad
cl sica” que se ofrecen en cat logos para que hombres blancos homosexuales o
con intereses de practicas sexuales con el mismo sexo encuentren en Cartagena
posibilidades de saciar ese deseo por altas sumas de dinero que parecen pagar al
clandestinidad y el reproche prejuiciosos hacia esas prácticas sexuales en el
Caribe.
María Mercedes Gómez, plantea que la Discriminación en la sociedad hacia
hombres que ofrecen sexo a otros hombres, debe de entenderse como cualquier
práctica que pretenda jerarquizar y/o establecer identidades, actos o acciones
como superiores frente a otras que serían reconocidas como inferiores, en otras
palabras, busca determinar la superioridad o inferioridad de unos sobre otros. De
otro lado, plantea que Excluir, en el caso de negar que el tener sexo con otro
hombre pueda ir mas allá de la venta de servicios y pasar a un escenario de
afectos, es una acción que descarta, rechaza o niega la posibilidad de alguna
cosa, puesto que considera que dos cosas juntas son incompatibles; es decir, es
una noción que muestra la incompatibilidad entre los diferentes elementos;
las
prácticas de excluir, suprimen y tratan de eliminar aquello que es incompatible o
que amenaza la existencia presente y futura
Manifestación de la discriminación en Cartagena a afro descendientes que pasan
de ofrecer servicios sexuales a manifestar interés afectivo por personas del mismo
a partir de la Investigación de Caribe Afirmativo: “Cuando dejamos de ser
fantasmas” (2010)
También al interior de las comunidades afro descendientes y palenqueras se pasa
de valorar al hombre negro que tienen dominación con el hombre blanco a partir
de las practicas sexuales penetrativas a ridiculizar a aquellos que pasan a un
escenarios de afectos y eroticidad validada, con el uso de palabras o conceptos
para designar o nombrar al otro, con un sentido denigratorio, enmarcado en ideas
erróneas y prejuicios otorga un sentido despectivo. Se busca ridiculizar,
menospreciar a través de términos peyorativos:
“eso le pasa por no ser hombre, por ser una crispeta... deje de llorar que parece
un maricón... y marica el último!!!... ¿Usted es que no se mira en el espejo?... que
infortunio el mío con estos hijos, si al menos, se parecieran a mi”.
La naturalización e invisibilización de estas acciones de discriminación y exclusión
en las construcciones de sexualidad en comunidades afro, palenqueras y raizales
del Caribe hacia personas con una construcción diversa del género y orientación
sexual lleva a que sea un tema que permanece en los ámbitos de lo privado, la re
victimización a la que se somete a los miembros cuestionados/as y conduce a que
sean asuntos que se esconden y se dejan al sufrimiento cotidiano y dan pie a que
terceros aparezcan en los dos escenarios: o a mover a los oferentes a conseguir
recursos a partir de la venta de sus cuerpos o a otros en un asunto de inequidad a
construir su interés erótico afectivo a partir de la utilización de su cuerpo como un
negocio, ya que por ser “negro”, parece que sus relaciones de enamoramiento no
pueden validarse en la autonomía cuando se trata de una personas del mismo
sexo por la falta de autodeterminación.
1. Casos de trata de personas en rutas de ofertas de sexo entre hombres
en Cartagena.
Partiendo del hecho de que la trata de personas es una forma sostenida de
esclavitud, de alto nivel de vulneración y una violacion constante a la garantia de
los derechos humanos, pues pone en riesgo la digndiad, llevando a las personas
al estatus de “cosa”, y como tal reificadas y utilizandolas Este delito en lo ultimos
años, ha afectado a todos los grupos poblacionales, niños y niñas, adolescentes,
jovenes, mujeres, indigenas, Afordescendientes, LGBT; etc. Sin embargo, en los
ultimos años, y por el incremento de la visibilidad de las prácticas sexuales no
heterosexuales por un lado, que en algunos escenarios son permitidas y avaladas
por la ley y en otros perseguidas y reprochadas porla sociedad, hacen que se
crucen en escenarios de alta vulnerabilidad, como en los espacios turísticos de
paises altamente homofóbicos como Colombia, y en culturas altamente
prejuiciosas como la caribeña, donde lso primeros llegan convencidos de su
libertad y los segundos son expuestos para el disfrute de los primeros como
mercancia de compraventa o como unico escenario de su libertad; y en ambos
casos bajo practicas utilitaristas y no como ciduadanos.
Esta explotación que sufren alginso hombres que en contextos tan adversos
como el Caribe tiene sexo con otros hombres; por sus características tan
particulares, donde se cruza la pobreza, marginalidad, poca educación y presión
social, con el aprovechamiento de terceros que les esclavizan y utilizan,
configuran ante todo escenarios de exploracion sexual, que en Cartagena tiene su
principal renglón en el turismo sexual, que incluso valiendose en muchos casos
que las victimas son personas con interes de relaciones sexuales con el mismos
sexo, muestran este tipo de prácticas – e incluso le hacen creer a la víctima- que
esta aportando a su desarrollo personal, situación que va en contravía de la la ley
985 de 2005, ya que no se puede validar en ese consentimiento (que no es otra
cosa que la voluntad debil y no informada) la exoneracion de responsabilidad de
quien genera el delito.
El incremento en contextos afro descendientes, negros, palenqueros y raizales de
personas víctimas de trata de personas y /o personas en vulnerabilidad de ser
victimas del turismo sexual por sus practicas sexuales con personas de su mismo
sexo, particulamente hombres, llama poderosamente la atención en contexto
como el de la ciudad de Cartagena donde se entrecruzan una amplia población
que se autoreconoce como afrodescendiente, rechazo social, prohibición y
persecución de las prácticas no hegemónicas en relación a las sexuales (lo
contrario a la heterosexualidad) y el crecimiento de la oferta de turismo sexual
para hombres que quieran tener sexo con hombres, particularmente de grupos
racializados a traves de ofertas turisticas y en redes de trabajo sexual, que se
fabrican desde otros paises.
En una ciudad donde se conservan las prácticas esclavistas y racistas, se
encuentra un alto caldo de cultivo para la trata de personas, por la poca
importancia que le dan las autoridades a éste fenémeno y el desentendimiento
que asume la sociedad, y cuando, en el contexto se une un alto fenómeno de
prejuicios hacia las personas que tiene relaciones sexuales con personas del
mismo sexo, victimizándolas, mas que reconociéndolas como ciudadanas, se
agudiza esa “trata de personas” hacia el comercio y el trafico de servicios sexuales
bien sea como oferentes de servicios o como una respuesta a satisfacer sus
necesidades sancionadas en lo público por la sociedad.
Este contexto no es ajeno a la realidad de bienestar que vive la ciudad y en ella la
poblacion afrodecendiente: mayores niveles de pobreza, falta de oprotunidades
laboales, bajos niveles de educacion, ofertas de utilitarismo por parte de las
empresas turisticas “clandestinas” como único medio de trabajo en la ciudad y
una alta reificación de sus cuerpos, por los imaginarios sexuales hacia las
personas afrodescendientes, aumentando vertiginosamente las practicas de
explotación sexual hacia ellos. Sobre todo a los mas jovenes en escenarios como
puertos, parques, centro historico, y lugares de divertimento usados por los
turistas, donde pasan deesapercividos a las autoriddades y facilmente puede ser
controlados por las traficantes y controladores de sus vidas.
Los altos flujos de “turismo satelital” que vive la ciudad de Cartagena consistente
en estadia por pocos dias de turistas, registros incompletos de su procedencia
persisividad de sus planes y acciones, y en suma beneficios al turista contra el
bienestar del ciudadano, aumentan el riesgo de la utilización de personas afro, que
desean tener sexo con otros hombres por placer o por interes en redes de servicio
sexual, involucrándolos además en venta y consumo de droga,
en
relacionamiento con actores al margen de la ley y en practicas que ponen en
riesgo su vida, en relación con enfermedades de transmisión sexual y VIH.
Esta situación es tan aguda en hombres que tienen sexo con hombres como en
mujeres trans trabajadoras sexuales tanto en las calles y el espacio público, que
tambien responden en la mayoria de los casos a redes de control como las que
ofrecen servicios a domicilio, en redes sociales y por llamadas telefónicas.
La falta de restitucion de derechos para hombres que tienen sexo con hombres y
mujeres trans que ya experimentan antes de ser víctimas de trata de personas,
negación y desconocimiento de sus derechos, unida a la falta de oportunidades,
para cosntruir otros escenarios más alla del trabajo sexual, para quien no quiera
hacerlo, hace que para muchas personas, no solo la vinculacion a la trata, sea
una realidad, sino que en ocasiones, pese a que saben de los peligros que alli
tienen y que sus derechos estan en riesgo, prefieren no salir de ese espacio de
esclavitud, ademas de verse sometidas a circuitos y rutas que los alejan de su
nucleo vital y que los acercan a zonas “fronterizas” de alta compeljidad en el
conflcito armado y demas; al no ver opciones ni compromiso por parte del Estado
Social de Derecho para su garantía plena de vida digna.
Casos encontrados en nuestro trabajo de campo:
“soy una mujer trans del sur de Bolivar, me vina a Cartagena desplazada
por la violencia, los primeros dias dormí en la calle, hasta que un señor de
las CONVIVIR, me dijo que si queria estar ahí tenia que trabajar como
prostituta… desde ese dia, me gano la vida con mi cuerpo y tengo que
darle la mitad de lo que hago al señor, sino me castiga, no me gusta pero
no tengo otra opcion” (mujer trans trabajadora sexual de Cratagena)
“soy un hombre y me gustan las mujeres, pero desde uan vez que un man
blanco me miro (la verga con ganas) accedi a comermelo y me dio 80
barras, desde entonces todos los sabados me vengo pal centro, yo se pro
donde se hacen ellos y bueno me los culeo, por cuatroscientos o
quinientos mil pesos semanales… yo le sdigo que soy un varon y tengo mi
hembra, pero yo les doy por el culo siempre que me quieran dar dinero…
eso si como el trabajo mejoró, unos manes nos estan cobrando vacuna y
toca porque si no nos sapean y barro… ” (joven palenquero parque de
Cartagena)
“Un cucho me abordó en el centro me propuso un trabajo… me cito a una
cafeteria y me dijo muy sencillo, usted se desnuda frente a una camara y se
masturba cada que un señor por el chat se lo pida y yo le pago veinte mil
por cada serivico… al principio lo hice, necesitaba dinero, pero cuando me
quise salir, el man me amenazó que no podia dañarle el negocio, que el
sabia donde vivia yo y mi esposa asi que si le faltaba el no respondia… me
toca ir alla, y mi esposa me pregunta y siempre le digo mentiras” (joven
afrodescendiente de Cartagena)
“Me gustan los manes, pero en mi pueblo eso es bien dificil… un dia me
vine a rumbiar a Cartagena, y un man paisa me hecho los perros y nos
fuimos pa su casa, tuvimos sexo, a mi me gusto y el man cada ocho diasa
me llamaba, al principio me ilusione porque me estaba enamorando, pero
el man me llamaba para que yo ofreciera sexo a sus amigos cada
semana…me senti ofendido y no volvi, y el man fue a mi casa y le conto
todo a mi mama y me echaron asi que me toco volver donde el… es asi o
me muero de hambre” (hombre raizal desplazado que vive en Cartagena)
“somos tres compañeros, todos haciamos barras en la cancha y pa
que…con buenos cuerpos, un dia un man nos dijo que nos daba
trescientas lucas por una despedida de solteros, fuimos y era una
despedida de manes, pues ya en el bololo toco darles a esos manes, y
bueno en eso lelvamos un año, aveces es desagradable porque toca con
gente mayor, alcoholica y dorgada y en ocasiones ni nos proteguemos
pero la necesidad nos obliga” (jovenes Afro descendientes de un barrio de
Cartagena)
“Yo cada ocho dias voy al puerto, me voy bien mostron y alla me levanto el
cucho gringo, a mi me da asco esos maricas, pero tiene plata y en dolares,
eso si qu eno me toquen que yo no soy marica, yo los dejo qu eme la
chupen me toquen y si hay buen billete me los como… y cuando el trabajo
es bueno me traigo otras manes del barrio, eso si toca dale la liga al man
del puerto que nos hace el cruce, al taxista que nos moviliza y al señor del
motel que nos presta la pieza y que nos da escopolamina pa dale al viejo si
esta jodiendo mucho” (Palenquero de San Basilio)
2. Cartagena de Indias, la revictimiazacion entre lo racial y lo diverso.
En Colombia, y de manera particular en Cartagena, los hombres que tienen sexo
con otros hombres, convive en una sociedad en la que si bien constitucionalmente
se les reconoce sus derechos con base en los principios de igualdad, dignidad,
libertad y libre desarrollo de la personalidad, en la práctica y en su vida cotidiana
son insuficientes las herramientas jurídicas efectivas e integrales que los
garanticen pues se siguen enfrentando a constantes vulneraciones y aún no se
generan acciones transformativas que permitan a esta población acceder en
igualdad de condiciones a una ciudadanía plena.
Estas constantes vulneraciones a los derechos humanos de los hombres que
realizan practicas sexo diversas con otros hombres, generadas por el rechazo,
desconocimiento o desprecio de sus expresiones afectivas, eróticas e identitarias
de género, se deben básicamente a la construcción de un entramado cultural que
se fundamenta en el desconocimiento de la diversidad en todos sus matices y,
específicamente, en relación con la diversidad sexual e identidades de género se
han instaurado un discurso y unas representaciones sociales dominadas por un
modelo homogeneizante que sólo reconoce la heterosexualidad como la única
orientación sexual y naturaliza un rol de masculinidad al hombre y de feminidad a
la mujer, por lo que todas aquellas expresiones o acciones que se dan por fuera
de este marco son deslegitimadas, aniquiladas y prejuiciadas (Werner: 2008).
Sin embargo, en la vida cotidiana se continúan generando focos de discriminación
y exclusión social a ciudadanos y ciudadanas que asumen en el ejercicio del
derecho constitucional del libre desarrollo de la personalidad, una orientación
sexual o identidad de género por fuera de los preceptos tradicionales y los
condicionamientos sociales basados en prácticas patriarcales y sexistas;
trat ndolos como seres “desviados”, “anormales”, “inferiores”, “pervertidos”,
“pecaminosos”, entre otros calificativos; imaginarios estos que se sustentan en
preceptos de orden moral y religioso que son producto del desconocimiento de la
perspectiva de derecho del Estado y de las garantías que éste debe brindar a los
ciudadanos y ciudadanas en igualdad de condiciones, independientemente de sus
expresiones, acciones y motivaciones.
Cartagena no es ajena a esta construcción asimétrica de ciudadanía, pues se
presentan acciones y omisiones de parte del Estado y sus habitantes que dan
cuenta de conductas prejuiciosas que no garantizan el derecho a la ciudad. En la
investigación de Caribe Afirmativo “Cuando dejamos de ser fantasmas” (2010) que
da cuenta de las prácticas, usos y acciones de control hacia la población LGBTI en
espacios públicos de la ciudad, se presentan algunos resultados que de manera
alarmante son la expresión de una construcción ortodoxa frente a la sexualidad y
la diversidad en la ciudad en Cartagena.
El 66% de las personas participantes en este estudio señalan que las prácticas
realizadas por personas del mismo sexo son inmorales y definen a las personas
de éstas prácticas con apelativos como: anormal, peligrosos, faltos de identidad,
entre otras. Estas atribuciones, además de estar cargadas de prejuicio, suelen
servir de antesala y excusa para sustentar agresiones físicas y verbales; al respecto, en ese mismo estudio el 64 % de las personas Afro que dicen tener interés
erótico afectivo por otros hombres entrevistadas, afirma haber sido víctima de
agresiones físicas y verbales por parte de diferentes actores como vecinos,
transeúntes, miembros de su comunidad y Fuerza Pública. Estas agresiones se
presentan en espacios públicos en diversos lugares de la ciudad, siendo más
vulnerados y vulnerables en sectores por fuera del Centro Histórico o del sector
turístico y al regreso a sus comunidades, en el caso de los que aun se desplazan
todos los días, porque el promedio regular de quienes manifiestan interés erótico
afectivo pro el mismo sexo, es dejar de inmediato sus comunidades por temor a
represarías.
Lo anterior pone en evidencia cómo la violencia se convierte en una experiencia
cotidiana para la aquellos hombres afros que tienen interés afectivos por otros
hombres en sus comunidades y en la ciudad, en calles, escuelas y centros de
trabajo Los insultos, burlas, rechazos y hasta “linchamientos” hacia esta
población, son acciones que se presentan en la ciudad, y que permanecen en el
silencio porque esa validación del afecto, parece que los hace “culpables” y
“merecedores” de los rechazos y no se denuncian y además se han asumido
como un asunto naturalizado o aproblemático por quienes las sufren; así mismo
son recibidas con aceptación e indiferencia en algunas ocasiones por la sociedad,
y en otras las promueven y/o participan generando exclusión.
Esta situación hace que la mayoría acudan a escenarios de clandestinidad, y
ocultamiento para sus prácticas afectivas, espacio de encuentro con otros de su
grupo poblacional que a diferencia de los primeros se mantienen en ese lugar por
un asunto de servicios. Sin embargo unos y otros en la vulnerabilidad del
ocultamiento y en la reificación de sus cuerpos como pieza de compraventa,
rápidamente son identificados pro terceros que en la ciudad y en la región los
reclutan en redes y proceso de personas que ofrecen a partir de catálogos y
servicios directos sexo a otros hombres sobre todo blancos europeos que viene a
Cartagena bajo esa invitación, allí los primeros se mantiene con el propósito de
que con alguno se de el proceso de enamoramiento y hagan realidad su interés
afectivo y los otros con el prospecto de continuar un proceso e de consecución de
recursos que siempre será bajo pro los altos promedios de intermediación de los
terceros en estos procesos. Que en ocasione s rilen con escenarios criminales y
violentos.
La violencia que se genera contra unos y otros motivada por su orientación sexual
real o imaginada en los contextos caribes aumenta el riesgo e implica una mayor
subyugación de los terceros llevándolos a una grave violación a los derechos
humanos, produciendo no sólo muertos, por los negocios anexos de trafico de
drogas y vendetas a los que les obligan participar.
Este tipo de violencia es un problema de seguridad ciudadana que obliga al
Estado a tomar acciones preventivas, correctivas y sancionatorias para la
protección de la vida de las personas Afro descendientes, negras, palenqueras y
raizales, que les permitan a unos lograr dejar ese negocio que los cosifica y a
otros dignificar su vida desde el afecto y no desde el comercio, que garanticen un
proceso de transformación social. Es por ello que los tratados internacionales de
Derechos Humanos, la Constitución Política, leyes, decretos y acuerdos jurídicospolíticos deben ir generando y promoviendo acciones en el Estado Social de
Derecho tendientes a garantizar, como lo proponen los principios constitucionales
en Colombia, la igualdad, la libertad y el libre desarrollo de la personalidad; pues
las personas que
sufren discriminación por su construcción afro, negra,
palenquera o raizal, comienzan a sufrir una doble o triple discriminación cuando
construyen “o parece” construir pr cticas sexuales diferentes.
Esta situación reviste especial atención en la ciudad de Cartagena, pues el
crecimiento del comercio sexual, es del 150% en relación con ofertas de sexo
para hombres con otros hombres y de la misma manera se incrementan las redes
de trata de personas que en la mayoría de los casos proceden con conductas
esclavistas y extorsivas y de otro lado acercan a las víctimas a renglones de la
criminalidad, el tráfico de droga y
portadores.
la violencia sistemática de al que son
En Cartagena el 36,5 % de los y as cartageneras se reconocen como
afrodescendientes, el abandono de la política estatal se ve reflejada en
desigualdad, falta de oportunidades poco accesibilidad a servicios públicos y
educación, desplazamiento forzado e interno, precarios servicios de salud; en los
entornos sociales se duplican estereotipos negativos hacia la población afro
principalmente las mujeres negras. Según la evaluación de los Objetivos del
Milenio, el 35,1% de los afro cartageneros tienen necesidades básicas
insatisfechas, el 36% de los adultos afros son analfabetas, 15,8% de los afro dejan
de comer alguna de las tres comidas diarias, las mujeres afro ganan la cuarta
parte desempeñando el mismo trabajo de lo que gana un hombre no étnico.
En la ciudad, si bien se avanza en una mesa de acciones afirmativas para las
comunidades afro descendientes, nos e articulan expresiones de
intersecconalizacion como las prácticas sexuales entre hombres y sus prejuicios,
sin observar como la violencia que se genera hacia las personas motivada por su
orientación sexual, por “ser” o “parecer”, implica una grave violación a los
derechos humanos, produciendo no solo muertos, sino nuevas muertes en vida; a
partir de violencias sutiles restringiendo derechos; lo que obliga una actuación
inmediata del estado, aplicando su debida diligencia3 para que se logre un trato
digno y ciudadano de todos las personas.
Éste tipo de violencia es un problema de seguridad ciudadana que obliga del
estado unas acciones preventivas, correctivas y sancionatorias de un lado para
desestimar la sexualdiad entre hombres como un escenario de “trata de
personas”, pbajo el supuesto cosificante de los cuerpos afro, como un negocio y
para la protección de la vida de la población afrodescendietne que cosntruye una
sexualidad diversa. Que no solo individualicen la violencia, sino que garanticen
un proceso de transformación social
Proponer una reflexión en materia de agenda política o de politica pública, o mejor
aún en un proceso de transición como lo son las acciones afirmativas para
poblaciones históricamente excluidas o discriminadas; obliga necesariamente
acercarse a las realidades culturales y a los procesos coyunturales que la
población afro vive en relacion con su sexualidad y sobre todo cuando esta es
diversa, o no hegemónica y se ha vivido y asimilado en sus espacios vitales y la
3
Debida Diligencia: principio del derecho internacional de los derechos humanos que
obliga al Estado a evitar daños a los derechos humanos bajo el principio: “no evitar un
daño, equivale a producirlo” y a partir de allí se obliga a los Estados a prevenir, remediar
y sancionar cualquier asomo de violencia que ponga en riesgo la vida de sus ciudadanos
y ciudadanas.
manera como estos han sido asumidos, despreciados o revindicados en
perspectiva de sujetos de derechos.
Es esa precisamente la intención de ésta ponencia, al dar cuenta por los procesos
de reconomiciento de derechos de hombres que tienen sexo con otros hombres,
por interes o por placer, en el caribe en un contexto que más allá de sus
particularidades geográficas, reune unas sinergias culturales, sociales, politicas y
religiosas donde la pregunta por el otro se articula de la realidad de la
discriminación, que se asume como un asunto histórico, y se actualiza siempre
como un espejo de carencias
de políticas
adecuadas
que pasa del
“reconocimiento de la diferencia” (el respeto por lo que el otro representa) a la
“diferenciación de lo distinto” (clasificación de exclusión), logrando con éste no un
ejercicio de “trato diferenciado” (pol ticas de la identidad y diferencia), sino del
“trato diferente” (pr cticas de inequidad e injusticia social) Ecuación que reclama
la presencia de sistemas políticos y sociedades cohesionadas en torno prácticas
más igualitarias y más diversa al mismo tiempo.
Uno necesidad imperante de una cultura de derechos – ante el debacle de las
guerras mundiales – cuyo propósito fundamental más allá de las teorías positivas
del Estado, debe ser el reconocimiento de que los seres humanos nacen libres e
iguales en dignidad y derechos en medio de su diversidad. Una violación evidente
de este principio es consecuencia de estructuras sociales prejuiciosas que
discriminan y clasifican a la hora de otorgar acciones orientadas en la
evidenciación de la dignidad humana asunto que se evidencia principalmente en
la exclusión y persecución por motivos de raza, opción sexual y origen étnico.
La garantía de los derechos de los hombres afro descendientes, negros,
palenqueros y raizales que tienen sexo con otros hombres, es sin duda una deuda
histórica en Colombia, pero que en las particularidades se sus regiones se
complejiza más por los entramados culturales, poblacionales y territoriales; asunto
que se evidencia con mayor fuerza en la región Caribe, que en el concierto
internacional del “Gran Caribe” aparece junto con el Asia menor, u el Africa Central
los lugares del mundo con mayor presencia de prácticas homofóbicas, violentas y
excluyentes hacia éstas prácticas.
Por ello, al abordar esta reflexión axiológica del Estado desde una ciudad caribeña
y que a su vez presenta los mayores indices de violencia contra la población LGBT
entre las ciudades capitales del Caribe Colombiano, es necesario plantear las
condiciones sociológicas y razgos culturales particulares que obligan en el marco
de la constitución y las leyes, identificar expresiones propias de la exclusión y
discriminación social que pasan por los imaginarios culturales que por mas
arraigados que estén en la sociedad no pueden ser excusa para reconocer
derechos humanos como en éste caso de los hombres afro y sus derechos
sexuales.
Ello implica que es necesario profundizar y problematizar las regulaciones
culturales y medios de dominación que afectan y obstruyen las identidades
sexuales . El pensar la diversidad sexual y las identidades de género desde
escenario en el Caribe, implica promover acciones que vinculen la lucha articulada
contra el racismo, situación histórica de ésta región y la homofobia, propiciando
espacios para dialogar y debatir sobre el asunto de ser un ser sexuado en los
contextos de cultura caribeña, afro y raizal, combinando los siguientes escenarios
de discusión:
1. Identificar practicas de racismo y homofobia dentro de las organizaciones y
los momentos de movilización social de la región
2. Promover agendas de multidiversidad que permitan incidir en políticas
antidiscriminatorias.
3. Identificar el entramado complejo de la discriminación: socavando
derechos históricamente negados.
4. Derrotar la cosificación sexual del sexo entre hombres, propia del turismo
sexual.
5. Develar las practicas violatorias de machismo, patriarcado, y misoginia.
6. Dar cuenta como la sexualidad y las relaciones de género se precarizan
cuando están entrelazadas con racismo y discriminación.
7. La desigualdad y discriminación que viven estos grupos poblacionales en
muchas ocasiones es fruto de discursos, practicas y autopercepciones de
los actores.
El acto discriminatorio es la conducta, actitud o trato que pretende - consciente o
inconscientemente - anular, dominar o ignorar a una persona o grupo de personas,
con frecuencia apelando a pre concepciones o prejuicios sociales o personales, y
que trae como resultado la violación de sus derechos fundamentales. Constituye
un acto discriminatorio, el trato desigual e injustificado que, por lo común, se
presenta en el lenguaje de las normas o en las prácticas institucionales o sociales,
de forma generalizada, hasta confundirse con la institucionalidad misma, o con el
modo de vida de la comunidad, siendo contrario a los valores constitucionales de
la dignidad humana y la igualdad, por imponer una carga, no exigible jurídica ni
moralmente, a la persona”
Los actos discriminatorios inconscientes o consientes en los espacios caribeños
contra hombres que tienen sexo con otros hombres, son actitudes o conductas
que tienen como intención anular, dominar o ignorar a la persona por su
orientación sexual y que está sustentado en prejuicios sociales y sexuales 4 que
traen como resultado la violación de derechos fundamentales.
4
Por prejuicio sexual se retoma a Gregory Herek, citado por (Gómez, 2006) quien
afirma que este tipo de prejuicio se configura en sociedades con un régimen
sexual de heteronormatividad obligatoria y se refiere a toda actitud negativa
inspirado en la orientación sexual y dirigida a personas que se perciben como
homosexuales, bisexuales o heterosexuales.
Para no ser víctimas de estas acciones discriminatorias los hombres que tienen
sexo con otros hombres, acuden a estrategias como el ocultamiento y el
autocontrol; mantener en silencio su orientación sexual; “yo me lo guardo, me lo
oculto”, pareciera ser una premisa de control en los espacios afrodescendientes
que permite para muchos hombres con sexo diverso o no hegemónico, no perder
los “privilegios” que se obtienenal interior de su comunidad.
3. El reconocimiento de la diversidad desde el terreno filosofico.
En su libro La mirada de los Jueces, la profesora Goméz anliza la exclusión y la
discriminación contralas prácticas sexuales diversas; planea que esta se gesta en
el espacio en que el otro/a es visto como amenaza –es decir la creación del
enemigo- tiene un rol fundamental en lo que David Goldberg llama la “igualdad
homogeneizada” [1] La instauración de un “nosotros” es forzada por medio de la
afirmación de la norma al “crear” el opuesto, un “ellos ” Es decir, “lo no-blanco”,
“no-masculino”, “no-heterosexual” se produce para afirmar “lo blanco”, “lo
masculino” y “lo heterosexual ”[2] Sin embargo, esta homogeneidad – forzada y
socialmente construida- es fuente de ansiedad debido a que las fronteras entre el
“nosotros” y el “ellos” son porosas y débiles [3] Esta debilidad de las fronteras –
debida a su impostura/ a que son fraudulentas- obliga a marcar las diferencias y
esta marca suele ser violenta.[4] 5
Desde la escuela de Frankfurt; la realidad de la discriminación, se asume como un
asunto histórico, y se actualiza siempre como un espejo de carencias de políticas
adecuadas que pasa del “reconocimiento de la diferencia” (el respeto por lo que el
otro representa) a la “diferenciación de lo distinto” (clasificación de exclusión),
logrando con éste no un ejercicio de “trato diferenciado” (pol ticas de la identidad
y diferencia), sino del “trato diferente” (pr cticas de inequidad e injusticia social)
Ecuación que reclama la presencia de sistemas políticos y sociedades
cohesionadas en torno prácticas más igualitarias y más diversa al mismo tiempo.
La Propuesta de Axel Honneth, máximo representante de la Teoría del
Reconocimiento, en la tercera generación de la teoría crítica será: pasar de la
discriminación a la “acción afirmativa” de valorar lo “otro” no como “distinto”, sino
como “diferente”, de pasar del lenguaje subjetivo de los privilegios al de derechos
Asunto que debe ir más allá del nombramiento y la aceptación, que las sociedades
pusieron en práctica con la aparición de las teorías de la tolerancia, promoviendo
una sociedad no de la integración, sino de la segregación que en vez de
respetar y no excluir al otro, lo llevaron a marginar más y a reducirlo al espacio de
la censura y la limitación. A Partir de allí, se formula una teoría critica de la
sociedad, llamada a reflexionar sobre los proceso de cambio en la iteración
humana, buscando explicarse más allá de la propuesta Habermasiana, en
referencia a pretensiones normativas, estructuralmente desprovistas en relación
del reconocimiento reciproco; los argumentos transformadores de la sociedad, que
más que validar la justicia en si misma, derrumben las limitaciones a la vida buena
de los individuos.
La lectura que la sociedad ha venido haciendo de “las diferencias” ha sido
mediada por redes jerarquicas produciendo hacia ellas, en términos kantianos,
prejuicios; entendidos como un intento de conocimiento anterior al juicio, pero que
se presenta a quien lo tiene como ya justificado y fundado. Asume, por decirlo de
algún modo, la terquedad de una fijación. Sartre en su magnífico texto sobre el
retrato de un antisemita o Adorno y sus colaboradores en los estudios sobre la
personalidad autoritaria, señalan como rasgo prominente del prejuicio, la
terquedad, la resistencia a la diferencia y/o al cambio. En ese mismo sentido, el
prejuicio es visto desde la escuela de Frankfurt como una “racionalización” ,que
incluso en términos psicoanalíticos señala un procedimiento por el cual los
individuos se dan y dan razones para justificar frente a su grupo social y frente a sí
mismos, la reacción, por lo general negativa, que sienten hacia algo o alguien.
Además de entender el prejuicio en este sentido, también es importante señalar
que el prejuicio o los prejuicios son siempre sociales, tienen eco en grupos y por lo
mismo, son locales y situados. Cada sociedad o grupo produce y reproduce sus
prejuicios particulares. No hay prejuicio en solitario, no hay prejuicio sin contexto
que lo apoye, no hay prejuicio individual sin complicidad social. Hay varias formas
de prejuicios vigentes hoy en la sociedad; unas relacionadas ampliamente con la
violencia directa como el genocidio y/o apartheid, hasta formas más sutiles y
soterradas que en algunos momentos incuso son presentadas en clave de
Tolerancia; por la cual ciertos grupos poblacionales como los Afro o los LGBT
(Lesbianas, Gays, Bisexuales y Trans ), se encuentran privados del pleno disfrute
de los mismos derechos civiles, políticos, económicos, sociales y culturales que
los demás miembros de la sociedad, motivando esta privación precisamente en su
diferencia.
Esta situación propuesta en los últimos años por la Filosofía Social, contrasta con
el proyecto capitalista que pretende empoderar una sociedad ideal determinada,
con ausencia de toda racionalidad o una seudo racionalidad en palabras de
Lukacs , “lo singular de esta forma de racionalidad ésta en que se obliga a los
sujetos a un tipo de praxis que los convierte en espectadores sin influencia de un
acontecer desprendido de sus necesidades e intenciones: la división y
mecanización del trabajo y el intercambio de mercancías promueven una forma de
percepción en la que todos los otros seres humanos aparecen como cosas, sin
sensibilidad, de modo que las características en si valiosas de la interacción social
quedan privadas de toda atención” (1969:42) Con la que el capitalismo ha llegado
a prevalecer con una forma de praxis que obliga a ser indiferente a los aspectos
de valor de otros seres humanos;
en lugar de relacionarse entre si
reconociéndose, los sujetos se perciben como objetos que hay que conocer según
los intereses propios.
Esta ausencia de significado del otro, o de reconocimiento en palabras de
Honneth, está ampliamente anclada en los niveles de prejuicios que la sociedad
legitima y que permiten su reproducción en acciones estigmatizadoras y
discriminadoras que causan invisibilización y exclusión de las diferencias; donde el
“Prejuicio”, en el sentido que el Psicoanálisis plantea, se fundamenta en las
patologías sociales que se expresan en un sufrimiento que mantiene vivo el
interés por el poder emancipador de la razón y que se valida en las prácticas
sociales.
El reto que encuentra a éste respecto la teoría del reconocimiento, es que en
sociedades diferenciadas y multiculturales “el otro, ya no es tan diferente a m ”, en
consecuencia, individuos y grupos históricamente privilegiados han perdido
claridad acerca de las maneras de marcar la diferencia, sobre todo porque creen
que si no la hacen evidente de alguna forma, corren el riesgo de perder “los
privilegios” que acompañan sus identificaciones o lo que perciben como su
identidad Si por ejemplo, las fronteras entre géneros y razas son “notorias,” la
alteridad aparece como visible a priori al gesto violento. El gesto sólo advierte para
que el otro no se atreva a subvertir una jerarquía social establecida de antemano.
Es el caso de la violencia doméstica contra las mujeres, éste es un uso jerárquico
de la violencia (1997: 20). A la autolimitación y la autocensura de las víctimas de
discriminación suele sumarse una pérdida de autoestima y de la propia dignidad
personal, lo cual sucede cuando el afectado internalizar el estigma y los
prejuicios. Generando así una sociedad temerosa, insegura y resentida.
Prejuicios -discriminación-violencia, forman parte de un particular circuito de
realimentación mutua que se despliega a través de la producción social de las
diversas formas de aceptación que legitiman tanto la desigualdad como las
practicas discriminatorias y a
la vez, invisibilizan las consecuencias. En
consecuencia, la producción de tales legitimaciones es de gran importancia
pol tica ya que transformar “al diferente” en “inferior”, y esta situación forma parte
de una de las cuestiones centrales de toda formación social que necesite sostener
sistemas de apropiación desigual: producir y reproducir incesantemente las
condiciones que lo hagan posible. Para tales fines se conjugan violencias
represivas y simbólicas en diferentes ámbitos de la vida social.
Por ello para Honneth, la patología social se da en el momento en el que la
sociedad comienza a reprimir el potencial de racionalidad que habita la energía de
la imaginación anclada en el mundo de la vida de cada individuo, cuyo espacio
permite que los sujetos se expresen partir de lo que son y sienten poseer,
permitiéndole a la sociedad construir procesos colectivos a partir de lo que cada
una de esas diferencias va abonando sin pretensiones de inclusión o corrección
social; sino más bien en búsqueda de lo que los Habermasianos llaman procesos
de “consensos”; pues, “en Habermas, la idea Hegeliana de un universal racional
esta depositada en el concepto del entendimiento comunicativo cuyos
presupuestos idealizantes deben encargase de que en cada nueva etapa del
desarrollo social, vuelva a cobrar vigencia el potencial de la razón discursiva; por
consiguiente, podemos hablar de una patología social cuando la reproducción
simbólica de la sociedad ya no esta subordinada a los estándares de racionalidad
trazados en la forma mas desarrollada del entendimiento lingü stico”(2009: 33),
sino en la reificación del otro. Para la tercera corriente de la teoría crítica,
cualquier desviación de la construcción subjetiva de “identidad- diferente”, a un
proceso de afianzamiento o de potencialización- con la realización social de lo
universal racional, como las sociedades modernas construyen sus acuerdos,
puede describirse como “patolog as sociales” porque tiene que ir acompañadas de
una perdida dolorosa de oportunidades
de autorrealización intersubjetiva
(2009:33)
En sus textos, Honneth deja claro, que para la autorrealización se necesitan las
formas de acción común, lo que implica la identidad (se actúa por sentido común)
y el reconocimiento (se es aceptado en lo común); de esa manera la expresión
inicial brota de la espontaneidad natural y es acogida y respetada por el espacio
natural que encuentra la sociedad en la iteración con el otro. Para la
autorrealización son adecuadas principalmente las formas de acción común en
las que la naturaleza humana se expresa de manera espontánea satisfaciendo
necesidades de los sentidos en la iteración con el otro.
Para plantear la dinámica del reconocimiento que permita transitar desde lo
subjetivo hasta lo social, sin perder de vista, la identidad como el hilo conductor,
desde lo que se concibe como propio. Honneth propone construir el ejercicio
critico de la sociedad desde los componentes del análisis sociológico, que permita
plantear discusiones entre la existencia de la “anomalia” social y la esencia de
“reacciones” públicas: la anomal a social poseer a entonces entre otras cosas la
particularidad de ocasionar precisamente ese silencio o esa apatía que se expresa
en la ausencia de reacciones públicas y allí es donde se cuaja la exclusión social
caracterizada por un contexto de prejuicios.
Ante éste escenario, la teoría social crítica parte del hecho de que la falta de
racionalidad en la sociedad, entendida como falta de reconocimiento de la
identidad, genera síntomas de patología infiriendo en principio un sufrimiento de
los sujetos por el estado de la sociedad: ningún individuo puede evitar verse
menoscabado o ser descrito como menoscabado por las consecuencias de la
deformación de la razón, porque con la perdida de un universal racional o su
ausencia efectiva también se reducen las posibilidades de lograr la
autorrealización, que necesita de la cooperación mutua, del reconocimiento del
otro.
Allí la teoría del reconocimiento permite hacer visibles fenómenos de exclusión
que no son percibidos por los hombres: “…Somos ciegos ante determinados
rasgos específicos de nuestra forma de vida y es necesario que la critica
evocadora permite a los sujetos percibir su malestar y perfilar una praxis política;
una pol tica basada no solo en principios morales sino en valores éticos”
(2011:37); pues, cuando las personas están inmersas en una determinada forma
de vida, no están en situación de percibir determinados rasgos de ésta porque
viven en contextos de obnubilación, lo que se esta queriendo decir con ello, es que
ellas tiene convicciones y modos de percibir que pueden ser tachados de falsos.
La teoría del reconocimiento reconoce que se mueve en el escenario social entre
la crítica a la dominación (legado de lucha capitalista) y la critica a la liberación
(exigencias de vida buena) asuntos traspasados por una alta expresión de
indiferencia social validada en la Reificación intersubjetiva entendida como la
tendencia creciente de autoreificación, en relación conmigo en vez, actitud que
tomas las personas
víctimas de
niveles de prejuicios, discriminación y
estigmatización, de tener un reconocimiento previo de sus vivencias interiores y
de sus impulsos, adoptando una disposición de identificación y constatación
cognitiva: “Siempre que me reduzco a un determinado formato, desarrollo la
tendencia a deificarme a mi mismo. Es decir, no tomo mis vivencias interiores
como oportunidades de articulación o exploración o apertura, sino que percibo mi
mundo interior como un campo fijo de entidades estables” (2009: 67).
El reconocimiento es el problema esencial de la justicia. Axel Honneth propone un
giro teórico del reconocimiento (que sirva) para resolver los problemas que tienen
que ver con la tematización de la injusticia social como tal (esto porque) incluso las
desigualdades “materiales”…deben poderse interpretar como expresión de la
violación de las reivindicaciones bien fundamentadas del
4. La cultura antropocéntrica, blanca y heterosexual es el caldo de cultivo
para la trata de personas que son o parecen ser homosexuales.
Como un acto de reivindicación y de reconocimiento de derechos hoy es posible
hablar de aquellas poblaciones que por muchos años han sido excluidas y
marginadas de los procesos sociales, políticos y económicos, además,
desplazadas de sus territorios; estas acciones discriminatorias han permitido que
estos pueblos sean vulnerables en todos los sentidos, evidenciando la violación de
los Derechos humanos. Sin embargo las luchas por el reconocimiento y respeto de
se ha generado a partir de los movimientos sociales afros, quienes han logrado
avances afirmativos frente a la reivindicación de sus derechos.
Lo afro en Cartagena se configura a partir de las lógicas centrales de una
sociedad heteronormativa, donde la sexualidad de cada sujeto se valora a partir
de la construcción del género y de acuerdo a este se le es designado su rol dentro
de la comunidad, por lo tanto hablar de la diversidad sexual en los contexto afro se
torna un tema difícil, puesto que dentro de los imaginarios socioculturales de esta
comunidad chocan con las practicas no heterosexuales, desde la adopción del rol
masculino/femenino hasta la orientación sexual, puesto que dentro de las
normativas culturales no se concibe las preferencias homosexuales o las
identidades de género distintas al sexo biológico.
Por lo tanto resulta importante construir una base conceptual frente a las
dinámicas que giran alrededor de la diversidad sexual y las identidades de género
en la población afrodescendiente de Cartagena y de esta manera lograr visibilizar
las prácticas discriminatorias por orientación sexual generadas desde la sociedad
cartagenera, incluyendo el movimiento afro. De esta manera podemos comprender
este tipo de exclusión desde la relación entre raza, género, sexualidad y
diversidad sexual. Entendiendo esta relación como interseccionalidad el termino
para señalar “cómo diferentes fuentes estructurales de desigualdad mantienen
relaciones recíprocas. Es un enfoque teórico que subraya que el género, la etnia,
la clase, u orientación sexual, entre otras categorías sociales, son construidas y
que están interrelacionadas (...) nos lleva a explorar las categorías mismas de las
que hablamos, a preguntarnos por las relaciones mutuas entre estas categorías
sociales, tanto para conformar una posible forma de exclusión estructural, como
para generar estrategias únicas de afrontamiento y resistencia” por lo tanto se
puede decir que una persona que se reconozca como afrodescendiente, de
orientación sexual homosexual además sea transgenerista, es sometida a
acciones de exclusión por la suma de categorías sociales establecida por el
imaginario colectivo. Se destaca entonces, la importancia de visibilizar esta
situación puesto que implica una problemática dentro de un colectivo cultural y la
vulneración de unos derechos que se legitiman porque las victimas no son
aceptadas socialmente. Una de la categoría que transversaliza esta situación es la
raza que según mara viveros “es un correlato del proceso de propagación de esta
bio-racionalización del gobierno y de la difusión de estas tecnologías de poder
para la administración de la población (...) el tema de la “raza” ha sido abordado
en sus nexos con las desigualdades sociales y muy poco en relación con las
desigualdades de género y sexualidad, América Latina el orden socio-racial
jerárquico de las desigualdades interactúa con la etnicidad. Mientras el orden
racial produce unas formas de clasificación social arbitrarias de las apariencias
físicas, la etnicidad genera diferencias que conllevan marcas culturales también
construidas socialmente”
Es necesario romper con los comportamientos que separan las luchas de dos
grupos históricamente excluidos, particularmente los discursos hegemónicos de la
sociedad mestiza sobre la sexualidad afro. Ello implica que es necesario
profundizar y problematizar las regulaciones culturales y medios de dominación
que afectan y obstruyen las identidades diversas sexualmente y afro.
El pensar la diversidad sexual y las identidades de género desde escenario Afros
en el Caribe, implica promover acciones que vinculen la lucha articulada contra el
racismo y la homofobia, propiciando espacios para dialogar y debatir sobre el
asunto de ser diverso sexualmente en los contextos afro y de ser afro en los
contextos diversos sexualmente:
1. Dar cuenta como la sexualidad y las relaciones de género se precarizan
cuando están entrelazadas con racismo y discriminación.
2. La desigualad y discriminación que viven estos dos grupos poblacionales
en muchas ocasiones es fruto de discursos, practicas y autopercepciones
de los actores.
3. Percepciones sobre la sexualidad y los cuerpos en los afro.
La puesta en escena de las identidades afro Las prácticas sexuales,
históricamente se han asumido como determinante de jerarquía en los grupos
afro; lo que obliga a generar mecanismos para una autovaloración étnica que
ataque la discriminación e identificar asuntos articulados de desigualdad y
exclusión social en la negación a derechos de la diversidad sexual y afro. Para
ello, es necesario que en los estudios de diversidad sexual e identidad de género
se asuma la reflexión del cuerpo como espacio de dominación y reproductor de
exclusión; cuerpos afros racializados y diversas sexualmente estigmatizados que
se recrean en las dinámicas sexuales a través de estereotipos que permitan
promover una visión de la sexualidad de la función social a la función cultural,
articulando relación entre sexualidad, identidades, diversidades e identidades de
genero.
Las acciones investigativas a éste respecto, buscan analizar el proceso d
construcción de sexualidades a la luz de los cambios socioeconómicos y culturales
de la población afro y describir el papel que juegan os imaginarios ,
representaciones y normas sobre las sexualidades en los proceso de
conformación de identidades y relaciones de género; para, como acción política y
reivindicativa repeler roles, temas, discursos y prácticas sexuales.
En la interacción con hombres y mujeres afros, palenqueros, negros y raizales con
prácticas sexuales diversas descubrir las percepciones sobre la sexualidad y los
cuerpos en los afro, la puesta en escena de las identidades afro y la sexualidad
como determinante de jerarquía en los grupos afro que permite:
 Generar mecanismos para una autovaloración étnica que ataque la
discriminación.
 Identificar asuntos articulados de desigualdad y exclusión social n la
negación a derechos de lgbt y afro.
 el cuerpo como espacio de dominación y reproductor de exclusión
 cuerpos afros racializados y lgbt estigmatizados que se recrean en las
dinámicas sexuales a través de estereotipos
 promover una visión de la sexualidad de la función social ala función
cultural.
 relación entre sexualidad, identidades, diversidades e identidades de
genero.
 analizar el proceso d construcción de sexualidades a la luz de los cambios
socioeconómicos y culturales de la población afro.
Hacer éste ejercicio dentro de una cosmovisión profundamente afro, palenquera,
raizal o negra, permite describir el papel que juegan los
imaginarios ,
representaciones
y normas sobre las sexualidades en los proceso de
conformación de identidades y relaciones de género en sus construcciones
sociales y repeler roles, temas, discursos y prácticas sexuales que articulando
discriminación con homofobia y transfobia recvitimicen y desconozcan derechos
humanos en integralidad, dignidad y autonomía.
La población Negra, Afrocolombiana, Raizal y Palenquera enfrenta uno de los
mayores niveles de pobreza y exclusión, se les ha vulnerando el derecho a gozar
de una vida digna y al goce efectivo de los derechos. Esta desigualdad social se
agrava con una marcada segregación geográfica espacial y una dinámica de
discriminación racial que se refleja en diversos ámbitos, tales como el mercado
laboral y de ingresos, y en el acceso a las oportunidades educativas, entre otras.
Los pueblos Negros, Afrocolombianos, Raizales y Palenqueros por mandato
cultural se caracterizan por su vocación y espíritu pacifico. No obstante, producto
del conflicto que vive el país -cuyo transfondo es la disputa territorial y apropiación
de recursos naturales-, distintos actores han convertido muchos de sus territorios
ancestrales en escenarios de guerra, produciéndose como consecuencia el
desplazamiento forzado de muchas familias a distintos lugares del territorio
nacional (Ley 387 de 1997, Sentencia T-025 de 2009 y Auto No. 004 de 2009).
Por lo tanto resulta importante construir una base conceptual frente a las
dinámicas que giran alrededor de la diversidad sexual y las identidades de género
en la población afrodescendiente de Cartagena y de esta manera lograr visibilizar
las prácticas discriminatorias por orientación sexual generadas desde la sociedad
cartagenera, incluyendo el movimiento afro. De esta manera podemos comprender
este tipo de exclusión desde la relación entre raza, género, sexualidad y
diversidad sexual. Entendiendo esta relación como interseccionalidad el termino
para señalar “cómo diferentes fuentes estructurales de desigualdad mantienen
relaciones recíprocas. Es un enfoque teórico que subraya que el género, la etnia,
la clase, u orientación sexual, entre otras categorías sociales, son construidas y
que están interrelacionadas (…) nos lleva a explorar las categorías mismas de las
que hablamos, a preguntarnos por las relaciones mutuas entre estas categorías
sociales, tanto para conformar una posible forma de exclusión estructural, como
para generar estrategias únicas de afrontamiento y resistencia” 6 por lo tanto se
puede decir que una persona que se reconozca como afrodescendiente, de
orientación sexual homosexual además sea transgenerista, es sometida a
acciones de exclusión por la suma de categorías sociales establecida por el
imaginario colectivo. Se destaca entonces, la importancia de visibilizar esta
situación puesto que implica una problemática dentro de un colectivo cultural y la
6
Platero, Mendez Raquel Una mirada sobre la interseccionalidad, la construcción del género y la sexualidad
en las políticas de igualdad centrales, de Andalucía, Cataluña, Madrid y País Vasco.Universidad Complutense
de Madrid. Pag 4.
vulneración de unos derechos que se legitiman porque las victimas no son
aceptadas socialmente. Una de la categoría que transversaliza esta situación es la
raza que según mara viveros “es un correlato del proceso de propagación de esta
bio-racionalización del gobierno y de la difusión de estas tecnologías de poder
para la administración de la población (…) el tema de la “raza” ha sido abordado
en sus nexos con las desigualdades sociales y muy poco en relación con las
desigualdades de género y sexualidad, América Latina el orden socio-racial
jerárquico de las desigualdades interactúa con la etnicidad. Mientras el orden
racial produce unas formas de clasificación social arbitrarias de las apariencias
físicas, la etnicidad genera diferencias que conllevan marcas culturales también
construidas socialmente
Siguiendo a Franklin Gil, en relación con los contextos donde estamos haciendo la
reflexión, el papel que juega la interseccionalidad en el ejercicio etnográfico y
reivindicativo para develar el cruce de factores que ayudan a entender al situación
tales como género, raza, clase, sexualidad, etc. estamos hablando de varias
modalidades de relación,
que se manifiestas de forma diferente, Y esa
aproximación metodológica se puede hacer en varios niveles: en un primer nivel,
podemos estar interesados en saber la manera en que se expresan cada una de
estas categorías en un problema, y eso lo podemos responder de manera
separada. En un segundo nivel, podemos explorar las relaciones entre categorías
y el modo en que interactúan unas con otras. En un tercer nivel, estaremos
atentos a las modalidades de las relaciones entre categorías, que no son siempre
intersecciones (Gil, 2008).
5. El erotismo en los cuerpos Afros de Cartagena.
La pregunta que motiva el proceso indagación de afectacion de la “trata de
personas” hacia personas afrodescendientes, negras, palenqueras y raizales con
practicas sexuales del mismo sexo, está ubicada en el escenario del erotismo,
como mecanismos de apuntalamiento d las sexualidades afro, entendiendo éste,
como un recurso interior del ser humano que históricamente se ha presentado en
una dicotomía conceptual, partiendo desde un plano femenino de la corporalidad
hasta un plano espiritual de la contemplación. Asumido en uno u otro escenario lo
erótico, como un sentimiento reprimido, no expresado o desconocido por los seres
humanos que o lo padecen como una epidemia o lo consiguen como una
consagración.
La palabra “erótico” proviene de la expresión griega “eros”, entendida como la
personificación del amor en todos los aspectos, nacida del caos que encarna el
poder creativo y la armonía (2009.12) sin embargo, cuando en el escenario
artístico hablo de lo erótico, me refiero a ello como afirmación de una fuerza vital
de la energía creativa presente en el cuerpo, llena de poder de expresión y acción
en el ambiente vital que se refleja en las relaciones interpersonales y en la
cotidianidad de los contextos.
Lo erótico según Audre Lorde, funciona de diversas maneras, la primera es:
proporcionando el poder que deriva de compartir profundamente cualquier
actividad con otra persona, la segunda es la afirmación, abierta y sin miedo, de
desarrollar la capacidad de placer…es la manera en que mi cuerpo se mece con la
música y se abre en respuesta a ella, escuchando sus ritmos más profundos, así
cada nivel de lo que siento se abre también a la experiencia satisfactoria de lo
erótico, sea bailando, construyendo una estantería, escribiendo un poema o
reflexionando sobre una idea” (2009,129).
La eroticidad como un recurso profundamente humano, ha sido altamente
desvalorado en la sociedad occidental, pues por una parte se ha promovido la idea
de que lo superficialmente erótico es un signo de la inferioridad sexual, y por otra
parte, las personas han tenido que sufrir y sentirse despreciables y sospechosas
en virtud de su existencia cuando ésta se manifiesta profundamente erótica bien
sea por la disposición siempre abierta de compartir la vida o por manifestar y dar
rienda a la expresión individual del placer.
Estos imaginarios han llevado a la sociedad ha reprimir altamente el ejercicio de lo
erótico, representado de manera equívoca y situándolo en el ámbito de la
sensación confusa trivial y psicótica, desconociendo lo erótico como fuente de
poder e información, confundiéndolo incluso, con lo “pornogr fico”, cuando la
pornografía, como lo expresa Lorde, es una negación directa y absoluta del poder
de lo erótico, ya que representa la supresión del sentimiento verdadero: “la
pornografía enfatiza la sensación sin sentimiento” (2009, 126) pues lo erótico no
tiene que ver solo con lo que hacemos, significa más bien, cuan intensa y
plenamente sentimos mientras lo hacemos, pues una vez conocemos nuestra
capacidad de sentir, ese modo de satisfacción y realización, podemos observar
cual de nuestros diversos cometidos vitales nos acercan más a esa plenitud.
En esta altura surge una pregunta ¿porqué la eroticidad parece la relación
necesaria de hombres y mujeres?, ¿porqué no se permite evidenciar ciertas
practicas eróticas entre los hombres, independientemente que estos se
reconozcan o clasifiquen dentro de una practica sexual no hegemónica
(heterosexual)? Pues bien, si el erotismo es tan neutral y en ocasiones se
desdibuja en lo expontáneo, igual que muchas categorías sociales, ha caído en el
binomio, de lo natural y antinatural, de lo permitido y lo prohibido, de la bueno y lo
malo, en concreto de lo que Foucault llama, “normal – anormal” en términos de la
sexualidad.
El proceso de indagación, al iniciar el acercamiento a la comunidad del Palenque
de san Basilio, busca partir de unas prácticas poblacionales específicas,
territorializarse en unos ejercicios culturales y
habitacionales concretos y
tematizarse en indicadores y categorías de análisis que permitan reinventar y
proponer acciones y creaciones artísticas; es decir, se acerca al escenario del
erotismo que se ha construido en la cotidianidad de los palenqueros que circulan
por las calles y el puerto de Cartagena, en la región Caribe en medio de los
espacios de encuentro y “cruce” de hombres que articulan, socializan y generan
prácticas placenteras con otros hombres, independientemente de su pertenencia a
grupos poblacionales disidentes sexualmente.
El cuestionamiento a éste punto, se agudiza en la pregunta, ¿porqué los ejercicios
del erotismo se debaten entre el argumento dicotómico de la permitido y lo
prohibido? O dicho de otra manera, ¿Porqué parece que en la vida cotidiana las
expresiones de deseo se suman como una realidad normal en escenarios de
feminización y como anormal cuando se acerca a lo masculino? Y en concreto
cuestionaría: ¿Porqué las practicas eróticas de los habitantes del Caribe, debe
estar mediadas por el género identificando entre practicas de normalidad o
practicas de anormalidad, O practicas aprobadas o desaprobadas?. Todo esto,
porque el artística encuentra ejercicios eróticos en la cotidianidad entre hombres,
que sin asumirse como hombres gays u homosexuales (que debaten la orientación
sexual y el género establecido), son invisibilizados, no nombrados o
pormenorizados por la distancia de su deseo a su identidad de género (ello solo
en lo femenino).
Si bien la eroticidad es un escenario siempre expresado en las expresiones
sociales, se asume su ejercicio de validez en relación a procesos identitarios de
género, designándola como práctica normal o anormal donde, en el terreno de lo
normal se encuentran aquellas que tienen aceptación en la sociedad por
corresponder a la construcción de género y orientación sexual deseada y en el
terreno de lo anormal se encuentran las practicas eróticas, cuyo ejercicio no
responden a un género identificado o una orientación establecida (disidencias
sexuales) y por tanto, no tiene una validez, o son reprimidas de manera más
fuerte por la sanción social y en ese ejercicio aparece una nueva pregunta ¿por
qué cuando los hombres que tienen un ejercicios eróticos entre ellos que no
pertenecen a un grupo poblacional gay u homosexual, son consideradas como
anormales, e incluso más problemáticas que las relaciones gays? ¿Por qué la
prohibición de la reflexión de sexualidades entre hombres en contextos afros,
esta siendo utilizada como mecanismo de explotación de sus cuerpos, bien sea en
el ejercicio de la hegemonia de su penetración (los que lo hacen por poder) o
como la unica posibilidad de saciar su satisfacción (los que lo hacen por placer)?
Si quisiéramos graficar ésta realidad que aparece, Podríamos decir que hay una
pregunta por la eroticidad, que de entrada muestra una realidad, que hace
referencia a lo normal y lo anormal, donde lo erótico es normal siempre que este
validado por un grupo social, y aplica a aquel o aquella de quien podemos hablar
en referencia a ese grupo social, llámense heterosexuales, homosexuales o
bisexuales, claro aquí hay una desventaja los grupos homosexuales y bisexuales,
frente a los heterosexuales, como lo habíamos planteado anteriormente, pues
ellos, representan una hegemonía de género y
una adecuación a las
construcciones sexuales establecidas desde la moralidad social. Mientras que los
no heterosexuales, por su parte, son un grupo social en desventaja dentro de su
“normalidad” en relación con los heterosexuales, pero sus practicas eróticas, por
suscribirse a esa comunidad tienen cierta validez en la medida en que sectores
sociales van naturalizando sus construcciones sexuales con leyes y normas de
aceptación .
Sin embargo, aparecen unos individuos que lejos de las coyunturas de grupos
poblacionales cohesionados, se asumen en prácticas eróticas entre el mismo
sexo, pero que no se suscriben al escenario de lo homosexual, situación que hace
que de un lado se complejise su vida sexual, pues no solo no es heterosexual,
como normalmente se espera, sino que no se asumen dentro de esa minoría de
no heterosexuales (homosexuales) quienes en su ideología de grupo expresan y
sostiene su elección sexual. Estos individuos de inmediato son llevados a lo
anormal, una anormalidad invisibilizada que es más aguda cuando se trata de
hombres que de mujeres por los procesos culturales permeados de machismo y
patriarcado que aún son evidentes.
Desde el arte, se han adelantado innumerables producciones en lo erótico, sin
embargo, quiero suscribirme mi pregunta de investigación a identificar que pasa
en lo erótico en la ciudad de Cartagena, región Caribe cuando se expresa en las
relaciones sociales entre hombres, que es mi espacio de movimiento, de
producción de trabajo, En ésta ciudad, ampliamente leída como erótica y
seductora por sus cuerpos expuestos, sus temperaturas que obligan a al
desnudez y por sus orígenes corporales afro descendientes marcados por el
placer y el deseo; hay una discusión binaria entre un erotismo que es visto como
normal por las acciones del turismo y de la alta valoración de la sexualidad y de
otro lado un erotismo entre hombres que es negado y en la mayoría de las veces y
es visto como anormal, es en ese escenario, donde ese ejercicio erótico no se
nombra no se reconoce por no suscribirse a los grupos normales (heterosexuales)
o anormales (homosexuales) que se evidencian en Cartagena.
Ese erotismo anormal, invisibilizado, en los hombres, lo llamaremos
homoerotismo, no clasificando el homoerotismo únicamente en lo gay, sino como
todo aquel hombre biológico o no, que siente inclinación erótica, sin suscribirse a
este grupo poblacional o a sus particularidades de agrupación, entonces tenemos
que diferenciar practicas homoeroticas o sexuales entre hombres y practicas de
orientación sexual, entendiendo que la primera puede incluir la segunda, pero que
no necesariamente la segunda contiene a la primera; además es pertinente a ésta
altura hacer la aclaración de ¿cuál el la diferencia de un hombre que tiene
experiencia homoerotica y un hombre gay? La respuesta es que un hombre gay es
el que tiene ejercicio erótico pero además una identificación con unos valores
comunitarios a lo que se llama homosexualidad o interés, además de erótico,
afectivo por otros hombres, razón que no es necesaria y que casi siempre es
inexistente o no es importante en mi análisis de identificar las practicas eróticas
entre hombres que tienen sexo con otros hombres en espacios de Cartagena.
Esta es la realidad que asombra: ¿cómo aparece y cómo hacer aparecer las
manifestaciones de esa eroticidad masculina?. Para ello propongo tres niveles de
discusión, al nivel del activismo político, la pregunta por el cuerpo y la reflexión
de los referentes sociales.
La reflexión por el reconocimiento de Hegel, puede resultar aportante en éste nivel
de discusión del artista: en el s mil del “esclavo que lucha con su amo de manera
transitoria para que su vida privada tenga la garant a publica”, all la lucha aparece
como garantía para proponer asuntos que jamás han sido expuestos o que de
entrada son descalificados porque están en desigualdad de condiciones o las
jerarquías sociales impiden su surgimiento, en ese orden de ideas, cuando el
artista tiene que asumir en público, algo del mundo de lo privado lanza preguntas
para garantizar niveles de normalidad y visibilidad, claro, su olfato e intuición
artística le permiten proponer en que momento se tiene que develar lo privado en
lo publico para volver a lo privado si es el caso o quedarse en lo público si es su
pretensión; asunto que hace del activismo político del artista un escenario de
conceptos en movimiento de la sociedad, que al materializarlos en lo publico
pueden generar reflexión social garantizando interés en lo privado, en lo que hasta
ahora solo se evidenciaba desinterés o desinformación.
En ese escenario se instala, en el caso particular la pregunta por el cuerpo, otro
nivel de análisis, donde lo erótico no es otra cosa que expresión corpórea del ser
humano, sin embargo, se debe luchar contra la idea de que la sociedad a buscado
“racionalizar lo erótico”, cuando lo asume en la categor a de “normal y anormal”,
tratando de condicionar el cuerpo frente aquello que al cuerpo le puede parecer
erótico, en la medida que responda a una racionalidad tal como lo discutía Freud,
obligando a que el cuerpo aparezca en un binario: “como un veh culo que expresa
deseo, y como un objeto cosificado”, el primero hace referencia el cuerpo que a
través de los sentidos esta percibiendo emociones con los otros y el segundo,
cosificado, cuando el cuerpo es predeterminado para ciertos placeres según los
intereses de quien domina las jerarquías sociales o las reifica, ambos escenarios
para el cuerpo en la modernidad, están determinados por lo racional.
Cuando yo soy hombre, mi cuerpo se ve obligado por lo racional, a emocionarse
con aquellas cosas y personas y zonas que la sociedad me valida, pero además
mi cuerpo que es cosificado empieza a tener niveles de mayor o menor valoración
erótica según los intereses del medio, por ejemplo, si soy joven entonces mi
cuerpo es mayor vehículo de eroticidad y si no responde a belleza entonces es
menos erótico y allí se empiezan además a entrecruzar relaciones de cosificación
social a mayor o menor escala.
Finalmente aparece, el referente social, que es la indagación para determinar en
referencia al proceso, en que teoría se instala la sociedad para racionalizar esto y
controlarlo en algunos casos a partir de las propuestas teóricas de la teoría de la
complementariedad corporal y la procreación, como lo propone la antropología
cristiana, dándole al cuerpo un papel meramente reproductor y enajenando su
deseo, entonces lo erótico se pierde incluso en el escenario de las relaciones
heterosexuales que se ven sumidas a la procreación. Pero de otro lado y en los
últimos años surgen propuestas desde la Psicología social y la sexualidad para
que más allá de la procreación se asuma la sexualidad desde el placer, donde la
eroticidad es complementaria e incluso no esta suscrita al ámbito de la
procreación, sino que puede leerse solo como disfrute de los cuerpos que no tiene
que estar relacionado con su orientación sexual; sin embargo, a un hombre le
cuesta ver eroticidad en su “culo”, porque la sociedad lo ha llevado sentirla solo
en el pene( órgano de la procreación). Esto tiene que ver con los referentes
judeocristianos, donde la teoría de la procreación entiende por su parte, que el
cuerpo es un instrumento, que esta puesto para un fin determinado: la
prolongación de la especie humana. Donde el deseo y la exploración son
totalmente aniquiladas.
La eroticidad entre hombres, asunto de nuestra indagación, esta reservada al
escenario de lo privado sin garantías de deseo y exploración, aparece el cuerpo
como un asunto cosificante y altamente moralizado por la teoría de la
complementaridad, asunto que plantea retos no solo metodológicos, sino también
transformadores para el quehacer del artista donde tomare con ejercicios
subsidiarios, la teoría Queer que replantea los binomios deterministas de la
sociedad desde la sexualidad y el activismo político como escenario de propuesta
transformadora y provocadora de revisión del entorno social.
Podríamos hablar que en referencia a la eroticidad, tal como es asumida en la
sociedad a partir de sistemas de vida o de entramados sociales donde en
diferentes niveles se dan asomos de experiencia seductora y de complacencia con
el deseo entre hombres, suscrito a un macrosistema, un exosistema y un
microsistema en el modelo ecológico.
1. El Macrosistema es asumido como el contexto mas amplio de entender la
eroticidad, que nos remite a las formas de organización social, los sistemas
de creencias, estilos de vidas, que prevalecen en una cultura, entre otros,
que en nuestro caso lo suscribimos a la sociedad caribeña.
2. El Exosistema que constituye el nivel intermedio formado por la comunidad
mas próxima a las prácticas eróticas; que incluye las instituciones
mediadoras entre el nivel de la cultura de la regulación y el nivel de placer
individual, es decir el exosistema son los ambientes en los que se da el
ejercicio de lo erótico de los cuerpos humanos, que en nuestro caso
referimos ambientes de marcación masculina.
3. El Microsistema, que lo entendemos como la referencia a las relaciones
“cara a cara”, que constituyen la red de vinculación mas próximas de las
personas; o sea es el encuentro propiamente erótico en los escenarios
masculinos que permite la seducción y el placer consciente o inconsciente
entre los hombres.
Finalmente no se puede perder de vista, que la preocupación por la trata de
personas que se da en escenarios de sexo entre hombres, parte de una realidad
social,: machista, jerarquica y utilitarista del cuerpo, contexto que hace tan difícil
las practicas homoeroticas. Los sistemas de vida que en nuestro caso se
suscriben a Cartagena, en espacios de encuentro como la playa, los partidos de
futbol, los espacios públicos y los lugares de divertimento, donde se dan practicas
normalizadas de placer y deseo entre sus acciones cotidianas, nos obligan a
denunciar coercividad en ellos y propiciar nuevas visiones de su uso, pues son
escenarios que sirven de excusa para desarrollar un “homoerotismo”, en relación
con: Un contexto, un medio, una experiencia pero de otro lado la clandestinidad,
lso cruces con los turistas y las redes de lugares, encuentros y transacciones se
mimetizan entre la ilegalidad y la presion de lo actores ilegales que controlan los
cuerpos y explotan la vida de gna de los palenqueros, raizales negros y afro
descendientes.
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