EN LAS PUERTAS DEL SIGLO XXXI Alfa Centauri La Cruz del Sur RODOLFO REYES NÚÑEZ EN LAS PUERTAS DEL SIGLO XXXI RODOLFO REYES NÚÑEZ Rodolfo Reyes Núñez © 2011 Rodolfo Reyes Núñez © 2011 En Las Puertas Del Siglo XXXI ISBN: 978-958-44-9396-5 Autores Editores Colombia NIT.: 900392296-9 Impreso en Colombia Printed in Colombia Estoy muy agradecido con mi madre, Ignacia Núñez Guzmán, porque desde mi infancia, me enseñó a mirar las estrellas en las noches despejadas. Rodolfo Reyes Núñez Dedico esta obra a quienes se esfuerzan cada día por conocer la verdad sobre todo lo que vibra y se mueve en el universo, especialmente a los que luchan por recobrar el equilibrio de los diversos ecosistemas de nuestro planeta. No faltarán en esta dedicatoria las juventudes y los niños que vienen del futuro a heredar un mundo mejor. Mal haríamos en dejarles los despojos de lo que no fuimos capaces de cuidar, sólo por hacer caso omiso al sentido común y a la malicia indígena. Debo incluir en esta página a los que se esmeran en satisfacer la imaginación de la gente, con la magia de la ciencia ficción, porque gracias a ellos se puede viajar a otros mundos y olvidar temporalmente la cruda realidad que vivimos. No obstante, estoy en desacuerdo con la imaginación terrorífica de quienes crean mundos peores que el nuestro, para satisfacer los oscuros instintos y captar dinero. Ustedes, mis lectores, los primeros convocados a esta dedicatoria, no van a encontrar en mi obra, seres supra inteligentes con forma de lagartos, pulpos, humanoides con rabo, insectos, y menos aún, plantas depredadoras que se desprenden del suelo y corren detrás de las presas; es decir, personajes taquilleros. No se puede concebir un genoma de tal superioridad, que ordene la creación de cuerpos tan limitados. Tampoco van a encontrar ángeles de paz, porque nuestro universo En las puertas del siglo XXXI es dual, desde el más pequeño átomo hasta el más voluminoso de los soles. Así las cosas, en un solo ejemplo, necesitamos dos hemisferios cerebrales para poder encender una bombilla que sólo prende, si hay el concurso de dos corrientes, una masculina y otra femenina. Sin el concurso de las dos, no se puede crear ni luz ni oscuridad. El mejor ejemplo de paz, lo da la Naturaleza con la guerra; el equilibrio, es el punto medio. Dios debe de haber dudado en un principio, pero al ver que no podía crear otra cosa, so pena de aniquilarse a sí mismo, optó por crear el universo que conocemos. Rodolfo Reyes Núñez En las puertas del siglo XXXI PRÓLOGO Hace aproximadamente 3.500 millones de años, se inició la vida en la Tierra. Los primeros organismos eran unicelulares. Hubo de pasar mucho tiempo para que la Madre Naturaleza perfeccionara en cada microorganismo, el biochip de la vida o genoma, capaz de almacenar información genética de cada generación anterior, y pasarla a los descendientes inmediatos hasta formar una interminable cadena de duplicados, predispuestos a adaptarse a las circunstacias del medio ambiente. Comenzó desde entonces una feroz lucha por la supervivencia, durante la cual, el genoma se convirtió en un formidable ordenador. Sus principales objetivos eran percibir las condiciones del mundo externo, por lo general adversas, ordenar modificaciones, blindajes, armas, nuevas estrategias de lucha, tácticas de avance, ataque, retroceso o escape, tal como sucede en las guerras humanas. Tres mil quinientos millones de años después, el genoma humano, el más complejo de todos, con esa prolongadísima experiencia de luchas por sobrevivir, no ha asimilado del todo los grandes esfuerzos que hace la mente consciente para frenar el peligroso potencial de agresividad que ha acumulado y almacenado el genoma en las oscuras profundidades del inconsciente. Que recuerde la historia, hemos protagonizado alrededor de 14.500 guerras, 234 años de paz y 8.00 0 tratados para 9 Rodolfo Reyes Núñez evitar la guerra. Y recuérdese que aún se dice: “Para lograr la paz, hay que prepararse para la guerra”. ¿Será que lograremos la paz mientras no se haga primero al interior de nuestra milenaria cadena de ADN? ¡Claro que no! Por tener la guerra origen genético, la paz no es más que una ilusión retórica. Téngase en cuenta que la vida sólo es posible si se le permite vivir de sí misma, sin intervención de ningún tipo de raciocinio. La Naturaleza ha dispuesto que todos los seres vivos permanezcan en el umbral de la inconsciencia, para que la feroz depredación, obligatoria entre las especies, se dé sin objeciones o críticas, y cada cual recurra a los mecanismos de defensa de que dispone. Si el Homo sapiens es una excepción, corre la duda de la intervención directa de factores naturales en este caso.De ser así, otras especies habrían ya recibido igual beneficio, y el planeta se habría hecho invivible. Entonces ¿Cómo escapó nuestra especie al estricto control de “nuestra madre”? No nos queda otro camino que aceptar la posibilidad de intervención de un agente externo que pudiera burlar aquellas leyes, y, escudriñando el complicado “árbol de la vida”, haya hecho una modificación, injerto o nanocirugía que permitiera tal cambio. El agente en mención debió de tener avanzados conocimiento en genética, un propósito deliberado y una categoría superior a la del Homo sapiens actual. De esta 10