ESPAÑA ANTE EL NACIMIENTO DE LA REGENERAÇÃO El triunfo del pronunciamiento de Saldanha vino a significar un verdadero punto de asimetría en el devenir del liberalismo peninsular. El carácter estrictamente militar del levantamiento, excluyendo la participación de civiles en el mismo; la unidad del ejército bajo el mando del Mariscal, subordinando a los oficiales de uno y otro signo gracias a la “promoción monstruo” que vendría a decretar; el respaldo dado por la propia monarquía a este nuevo giro político, especialmente por parte de Fernando de Coburgo, verdadero cómplice del nuevo devenir político8, constituyeron elementos determinantes en el éxito de la Regeneração9. No obstante, es importante subrayar el papel representado por las fuerzas políticas que, a excepción del cabralismo recalcitrante, que pronto iba a quedar desplazado y al margen del nuevo espacio político, supieron adaptarse a las nuevas reglas que venían a definirse. El grueso del setembrismo fue capaz de contener las aspiraciones de su ala radical, asumiendo los límites que implicaba el mantenimiento de la Carta, mínimamente reformada con el Acto Adicional de junio de 1852, que apenas recogería sus pretensiones políticas. La formación del partido histórico, como reformulación ideológica y estratégica del viejo setembrismo, mostraba los límites admisibles dentro del nuevo orden regenerador, situación que pronto iba a expresar las contradicciones existentes en su seno, entre la fracción más templada – la que vendría a conocerse como “unha branca” – y la más radical –la “unha preta”10. Pero el verdadero artífice del cambio de régimen fue el partido regenerador, la fuerza política que conformaron diversos líderes del antiguo cartismo, que supieron contemporizar sus planteamientos con las necesidades y exigencias de un nuevo sistema político que pretendían estable y garante del orden. Y es que la estabilidad política resultaba ser la condición esencial para dar término al largo proceso constituyente y poner las bases del desarrollo económico y del progreso material del país, verdadero ingrediente ideológico con el que se iba a recubrir al nuevo orden político que venía a instaurarse y base del pretendido consenso entre los distintos partidos. Porque, en efecto, eliminadas del lenguaje político las veleidades constitucionales, los nuevos partidos de la Regeneração asumieron como principio común la irrenunciable necesidad de las mejoras materiales, que sólo parecía encontrar disentimiento en la forma expansiva – o no – de financiarlas, exhibiendo el partido histórico una actitud restrictiva en cuanto al presupuesto, que vendría a sustanciar en su defensa de las “economías”11. LA REGENERAÇÃO Y LA PREVENCIÓN DEL MODERANTISMO ESPAÑOL Mientras que en Portugal venían a esbozarse los primeros trazos modernizadores que iban a conducir a la construcción del nuevo régimen político, en España, con el poder todavía en manos de los moderados – Bravo Murillo había sustituido a Narváez en la presidencia del gobierno en enero de 1851 –, se iba a mantener la política de prevención ante la amenaza revolucionaria. Los sucesos 107