Capítulo 3 Diagnóstico en sentido sagital César Augusto Pérez Córdova María del Pilar Gutiérrez Salazar Esta parte del diagnóstico cefalométrico es muy importante en ortodoncia, pero sobre todo en ortopedia dentofacial y en cirugía ortognática, ya que nos indica la posición que tienen los maxilares en sentido anteroposterior, ya sea relacionando al maxilar y la mandíbula de manera independiente, relacionando ambos maxilares entre sí o bien relacionando a éstos con alguna estructura del cráneo. El punto importante es determinar la presencia de una relación esqueletal de Clase I, Clase II o Clase III, ya que este conocimiento determina los límites del tratamiento estrictamente ortodóncico o bien el de requerir procedimientos quirúrgicos —cirugía ortognática—, en el caso de pacientes adultos. Por otra parte, cuando se están diagnosticando pacientes en crecimiento, la determinación de la relación sagital de las bases maxilares permitirá aplicar de manera adecuada procedimientos de ortopedia funcional o mecánica, útiles para corregir maloclusiones de Clase II y Clase III. Dentro de mi práctica como ortodoncista por más de 20 años, y como profesor de ortodoncia y ortopedia dentofacial por más de 19 años, en mi experiencia con el diagnóstico cefalométrico encontré consistentemente que, en determinados pacientes, la relación sagital de los maxilares obtenida por medio del ANB mostraba contradicciones con la observación clínica, y con otros parámetros cefalométricos en un mismo paciente. Es decir, mientras la observación clínica y otros parámetros nos indicaban que estábamos ante un paciente de Clase I, por ejemplo, el ANB nos indicaba una relación sagital de Clase II. La importancia de la congruencia del diagnóstico cefalométrico con el aspecto clínico ha sido enfatizada por algunos autores, debido a las contradicciones que con cierta frecuencia se presenta entre la observación clínica y los datos cefalométricos. Autores como McNamara refiriéndose a los datos obtenidos en su análisis cefalométrico mencionan que donde hay duda, habrá que hacerle caso al aspecto clínico. Habría que considerar también que el Dr. Pedro Planas nunca utilizó la radiografía lateral de cráneo como medio de diagnóstico, dando una importancia relevante a la observación clínica. La congruencia esperada entre la observación clínica y la evaluación cefalométrica de la relación sagital de los maxilares se explica gráficamente en las Figuras 3.1 A, B y C a 3.3 A, B y C. Las Figuras 3.1 A, B y C indican la relación dental de Clase I esperada ante una buena relación sagital de los maxilares. La relación dental de Clase I, en donde la posición de los molares está perfectamente establecida, está acompañada de una relación de los caninos de Clase I y también por una guía anterior ideal. Esta situación es reflejo del buen equilibrio entre las bases maxilares en sentido sagital, y, por lo tanto, se puede establecer que ésta es una relación de Clase I esqueletal, es decir, ninguno de los maxilares, con respecto al otro, se encuentra desplazado hacia atrás o hacia delante. Es importante señalar que esta relación de Clase I dental y esqueletal la podemos encontrar en pacientes que tienen un perfil recto, un perfil biprotrusivo, o un perfil birretrusivo. 41 42 Tratado de Cefalometría Figura 3.1 (A) Figura 3.1 (B) Figura 3.1 (C) En las Figuras 3.2 A, B y C, se presentan una relación de los maxilares de Clase II esqueletal; al estar desplazado distalmente el maxilar inferior con respecto al superior, este desplazamiento de estructuras óseas se refleja en la relación dental de molares y caninos, así como también en la rela- ción de los dientes anteriores, en donde se observa una sobremordida horizontal. Esta relación de Clase II esqueletal puede estar provocada por una mandíbula retrognática, un maxilar protrusivo o una combinación de un maxilar protrusivo y una mandíbula retrognática. Capítulo 3 Diagnóstico en sentido sagital 43 Figura 3.2 (A) Figura 3.2 (B) Figura 3.2 (C) Las Figuras 3.3 A, B y C, muestran una relación de Clase III dental de molares y de caninos, así como también una guía anterior alterada mostrando una mordida cruzada anterior; como se observa, la posición dental está determinada por el desplazamiento hacia mesial del maxilar inferior con respecto al superior, a esta mala relación sagital se le denomina Clase III esqueletal. Esta situación puede ser provocada por un maxilar retrusivo, una mandíbula prognática o una combinación de prognatismo mandibular y retrusión maxilar. 44 Tratado de Cefalometría Figura 3.3 (A) Figura 3.3 (B) Figura 3.3 (C) Como conclusión de lo anterior se esperaría que siempre que tenemos una relación dental de Clase I, Clase II o Clase III, los valores del ángulo ANB que indican la relación sagital de los maxilares coincidieran. En realidad, esto sucede así, la posición de los maxilares se refleja directamente en los valores del ángulo ANB, el problema de la incongruencia entre el diagnóstico cefalométrico y la observación clínica está dado por el valor considerado como normal para el ángulo ANB según Steiner. El valor normal (según Steiner) para el ángulo ANB, es de 2º (±2), es decir, en presencia de una relación sagital de los maxilares de Clase I, los valores estarían entre 0º y 4º. Sin embargo, de acuerdo a mi experiencia, el ángulo ANB es afectado por la dirección de crecimiento y es de este punto de donde se deriva la falta de correspondencia entre los valores establecidos como normales por Steiner para el ángulo ANB y la observación clínica. Veamos: Todos los tipos de crecimiento o biotipos faciales tienen el potencial de evolucionar normalmente hacia una relación de Clase I esqueletal y por lo tanto a una relación de Clase I dental.