COMMENTARIOS AL LIBRO DE DONNA LEE VAN COTT POR

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COMMENTARIOS
AL
LIBRO
DE
DONNA
LEE
VAN
COTT
POR
WILLEM
ASSIES
Publicados
en
European
Review
of
Latin
American
and
Caribbean
Studies,
no.
67,
December
1999
La
amigable
liquidación
del
pasado:
La
política
de
la
Diversidad
en
América
Latina,
por
Donna
Lee
Van
Cott.
Pittsburgh:
University
of
Pittsburgh
Press,
2000.
El
reconocimiento
formal
de
la
multietnicidad
y
pluriculturalidad
es
tan
solo
un
nuevo
maquillaje
de
las
sociedades
latinoamericanas
y
se
ha
realizado
a
través
de
las
recientes
reformas
constitucionales
y
es
un
fenómeno
notable
y
hasta
ahora
poco
estudiado.
Van
Cott
señala
que
cuando
comenzó
su
investigación
del
proyecto
en
1996,
sólo
unos
pocos
estados
habían
hecho
este
movimiento,
pero
desde
entonces
el
debate
sobre
estas
reformas
se
ha
extendido
y
las
nuevas
reformas
se
pusieron
en
marcha
lo
que
sugiere
que
un
"modelo
multicultural
regional"
puede
estar
surgiendo.
El
estudio
examina
los
procesos
de
"transformación
constitucional"
en
dos
países:
Colombia
y
Bolivia.
Mientras
que
la
mayoría
de
la
literatura
de
democratización
se
ha
centrado
en
los
cambios
de
régimen,
es
decir,
las
transiciones
del
autoritarismo
a
un
régimen
democrático,
la
transformación
constitucional
es
más
acerca
de
la
consolidación
de
la
democracia
a
través
de
una
transformación
de
las
instituciones
políticas
y
jurídicas
de
una
sociedad.
En
los
casos
estudiados
estos
esfuerzos
de
transformación
han
sido
provocadas
por
una
coyuntura
de
crisis
de
representación,
participación
y
legitimación
que
convenció
a
las
elites
políticas
que
el
costo
de
no
a
la
reforma
sería
más
alto
que
el
mantenimiento
del
statu
quo.
Estas
coyunturas
han
proporcionado
un
contexto
favorable
para
los
pueblos
indígenas
para
influir
en
las
reformas.
El
reconocimiento
del
fracaso
del
proyecto
criollo
construcción
de
la
nación
puede
ser
una
fuente
de
legitimidad
moral
renovada
como
el
reconocimiento
de
los
derechos
indígenas
resuena
con
la
necesidad
de
una
renovación
simbólica
y
la
búsqueda
de
un
nuevo
pacto
social.
Las
ideas
sobre
"la
fuerza
y
la
unidad
en
la
diversidad"
abrir
el
camino
para
un
nuevo
"constitucionalismo
post­nacionalista"
y
que
supone
el
reconocimiento
de
los
derechos
de
los
pueblos
indígenas
colectiva.
Otra
característica
de
las
transformaciones
constitucionales
de
Colombia
y
Bolivia,
es
la
incorporación
de
mecanismos
de
democracia
participativa.
Para
estudiar
los
procesos
de
transformación
constitucional
de
tres
fases­modelo
se
propone
que
proporciona
el
marco
para
los
estudios
de
casos
posteriores.
Una
"coyuntura
constitucional"
es
seguida
por
una
"fase
creativa"
de
la
reforma
constitucional
que,
a
su
vez,
es
seguido
por
una
"fase
de
ejecución."
El
contexto
para
el
reconocimiento
del
carácter
pluricultural
de
la
sociedad
es
muy
diferente
en
los
dos
países.
En
Colombia
los
indígenas
constituyen
sólo
un
2%
de
la
población
total.
En
Bolivia
la
población
indígena
del
altiplano,
junto
con
la
dispersión
de
los
pueblos
indígenas
de
las
tierras
bajas
constituyen
alrededor
del
60%
de
la
población.
En
ambos
países
las
movilizaciones
en
las
últimas
décadas
aumentó
rápidamente
la
visibilidad
de
los
pueblos
indígenas
y
su
capacidad
para
sacar
provecho
de
un
cambio
en
la
estructura
de
oportunidad
política.
La
coyuntura
de
la
reforma
también
fue
diferente
en
los
dos
países.
En
Colombia
la
espiral
de
violencia
y
los
bloqueos
del
sistema
tradicional
bipartidista
provocó
una
campaña
de
la
sociedad
civil
para
la
reforma
constitucional
que
encuentra
apoyo
con
el
candidato
presidencial,
César
Gaviria,
quien
fue
elegido
en
1990.
Más
tarde
ese
año
una
Asamblea
Constituyente
que
fue
elegido,
además
de
los
partidos
tradicionales
incluyen
una
fuerte
representación
de
los
grupos
guerrilleros
desmovilizados,
así
como
un
representantes
de
los
movimientos
sociales,
entre
ellos
dos
delegados
indígenas
que
llegaron
a
desempeñar
un
papel
destacado
en
el
proceso
de
constitución.
Esto
produjo
una
nueva
Constitución
en
1991.
Bolivia
había
visto
el
retorno
a
la
democracia
formal
en
1982,
después
de
que
el
país
había
sido
objeto
de
duras
políticas
de
ajuste
estructural
implementadas
en
precarias
pactos
políticos.
La
elección,
en
1993,
de
Gonzalo
Sánchez
de
Lozada,
con
el
aymara
Víctor
Hugo
Cárdenas,
intelectual
como
vice­presidente,
abrió
el
camino
para
una
"segunda
generación
de
reformas",
siguiendo
en
el
choque
antes
del
tratamiento.
En
Bolivia,
la
reforma
fue
mucho
más
de
un
proceso
de
arriba
hacia
abajo,
aunque
el
debate
sobre
el
reconocimiento
del
carácter
multiétnico
y
pluricultural
de
la
sociedad
boliviana
había
estado
reuniendo
fuerza
y
resonancia
con
la
élite
reformista.
En
1994
se
modificó
la
Constitución.
Ambas
constituciones
lo
que
vino
a
consagrar
los
derechos
étnicos
importantes.
En
el
caso
de
Colombia
la
aplicación
de
la
nueva
carta
resultó
ser
difícil
y
después
de
unos
años
prácticamente
se
estancó
durante
la
administración
Samper,
elegido
en
1994.
Los
aumentos
más
significativos
del
proceso
han
sido
en
el
ámbito
de
la
reforma
judicial
a
través
de
la
creación
de
un
Tribunal
Constitucional,
Defensor
del
Pueblo
de
Derechos
Humanos
y
la
Oficina
del
Fiscal
Nacional.
Cuando
los
derechos
étnicos,
la
Constitución
ha
contribuido
a
la
consolidación
de
territorios
indígenas
en
la
forma
de
resguardos
(reservas)
y
el
aumento
de
las
transferencias
de
recursos.
La
implementación
de
un
nuevo
régimen
territorial
con
amplias
competencias
para
las
autoridades
indígenas
se
estancó,
sin
embargo.
Negro
comunidades
de
la
costa
del
Pacífico
también
obtuvo
algunos
nuevos
derechos.
El
Tribunal
Constitucional
ha
desempeñado
un
papel
central
en
la
defensa
de
algunos
de
los
derechos
consagrados
en
la
nueva
Carta,
en
particular
a
través
de
muy
popular
la
acción
de
tutela
(recurso
de
protección)
un
mecanismo
simple
apelación
a
los
ciudadanos
contra
las
violaciónes
de
los
derechos
fundamentales.
Por
otra
parte,
en
ausencia
de
aplicación
de
la
legislación,
la
Corte
ha
desarrollado
estándares
para
el
reconocimiento
de
una
"jurisdicción
especial
indígena",
que
permite
a
las
comunidades
indígenas
para
juzgar
los
asuntos
civiles
y
penales
de
acuerdo
con
sus
propias
normas
y
procedimientos.
En
Bolivia
una
política
de
participación
popular
se
convirtió
en
una
pieza
central
de
la
reforma
de
paquete
de
la
administración
de
Sánchez
de
Lozada.
La
participación
popular
y
el
reconocimiento
de
las
autoridades
indígenas
a
nivel
local
fueron
incluidos
en
una
política
de
descentralización
y
municipalización
que,
de
hecho,
creó
cerca
de
300
municipios
en
un
sistema
de
gobierno
hasta
entonces
muy
centralizado.
La
participación
de
los
municipios
de
las
transferencias
intergubernamentales
aumentado
sustancialmente
y
se
distribuyó
más
equitativamente
entre
los
municipios.
La
población
local,
incluidos
los
pueblos
indígenas,
fue
a
participar
a
través
de
comités
de
vigilancia
a
nivel
municipal
que
deben
guiar
y
controlar
el
gasto
municipal.
Mientras
tanto,
otras
reformas
que
podrían
beneficiar
a
los
pueblos
indígenas
se
realizaron
a
través
de
las
áreas
de
la
legislación
agraria
y
la
educación,
mientras
que
se
inició
con
la
reforma
del
poder
judicial.
Para
su
puesta
en
práctica
de
las
reformas
recibió
un
fuerte
respaldo
de
la
comunidad
internacional
de
donantes.
Sin
embargo,
a
pesar
de
las
reformas
obtuvo
bastante
adherencia,
la
aplicación
más
estancado
bajo
el
gobierno
de
Hugo
Banzer,
elegido
en
1997.
El
discurso
del
Estado
sobre
la
participación
y
el
multiculturalismo
ha
sido
abandonado
y
las
prioridades
han
cambiado.
La
comunidad
internacional
de
donantes
ha
sido
en
gran
medida
en
silencio
sobre
estos
cambios
desde
la
reforma
económica
y
la
erradicación
de
la
coca
son
vistos
como
más
importantes.
En
los
últimos
capítulos
el
autor
trata
de
evaluar
el
impacto
de
los
esfuerzos
de
reforma
en
dos
líneas:
la
participación
y
representación,
por
un
lado,
y
los
efectos
de
las
medidas
especiales
y
los
derechos
especiales
para
grupos
previamente
marginados,
por
el
otro.
Otros
factores
tenidos
en
cuenta
son
la
desigualdad
y
la
violencia.
En
términos
de
participación
y
representación
de
los
resultados
de
las
reformas
se
mezclan,
a
pesar
de
Bolivia
parece
haber
hecho
un
poco
mejor
que
Colombia,
donde
la
violencia
ha
obstaculizado
los
avances.
Por
otra
parte,
en
Colombia
la
reforma
del
poder
judicial
ha
contribuido
a
frenar
los
excesos
de
los
poderes
ejecutivo
y
legislativo
del
gobierno
y
la
jurisdicción
indígena
consolidado.
En
ambos
países,
la
consolidación
de
un
modelo
multicultural
y
de
los
derechos
étnicos
sigue
siendo
precaria,
en
parte
debido
a
las
inversiones
de
la
política
después
de
las
reformas
constitucionales
y,
en
parte
debido
a
la
modesta
capacidad
de
las
organizaciones
indígenas
para
asumir
competencias
anteriormente
monopolizadas
por
el
Estado.
Por
otra
parte,
en
ambos
casos
las
reformas
no
fueron
acompañadas
por
una
redistribución
significativa.
La
política
económica
fue
protegido
cuidadosamente
el
proceso
de
reforma
y
las
reformas
fortalecer
el
modelo
neoliberal.
Y
en
el
caso
poco
progreso
en
Colombia
se
ha
hecho
para
frenar
la
violencia.
Así,
las
reformas
se
encuentran
en
una
etapa
delicada
en
ambos
países.
La
euforia
inicial
se
ha
desvanecido
y
las
perspectivas
para
la
transformación
democrática
que
contribuya
a
una
mayor
consolidación
de
la
democracia
son
inciertas.
A
pesar
de
estos
resultados
un
tanto
decepcionantes,
Van
Cott
afirma
que
podemos
reconocer
los
desafíos
de
la
transformación
constitucional
sin
descartar
las
constituciones
como
mera
retórica
impotente.
Los
nuevos
derechos
han
sido
consagrados
y
puede
servir
de
base
para
la
movilización
de
futuro.
Además,
como
se
ilustra
en
el
último
capítulo,
el
modo
de
las
relaciones
indígenas­estado
ejemplificada
por
Colombia
y
Bolivia,
se
está
adoptando
una
serie
de
otros
países
de
América
Latina.
Este
cuidadosamente
investigado
y
bien
escrito
estudio
es
una
contribución
pionera
al
debate
sobre
y
el
análisis
comparativo
de
las
perspectivas,
dilemas
y
callejones
sin
salida
del
constitucionalismo
de
América
Latina
multiculturalista
emergentes.
Desde
la
perspectiva
de
la
transformación
democrática
que
llama
la
atención
sobre
los
problemas
de
consolidación,
una
vez
la
democratización
formal
se
ha
logrado
y
pretende
dar
a
conocer
los
aspectos
normativos
de
los
esfuerzos
para
apuntalar
la
legitimidad
del
Estado.
El
estudio
señala
el
hecho
de
que
la
transición
de
América
Latina
son
"transiciones
dobles,"
hacia
la
democracia
y
la
economía
de
mercado.
A
través
del
estudio
de
las
limitaciones
que
se
derivan
de
esta
"duplicidad"
salir
a
la
luz
y
se
pone
de
manifiesto
que
las
cuestiones
de
política
económica,
por
ejemplo,
quedan
fuera
del
ámbito
de
las
transformaciones
constitucionales
discutidos.
Esto
puede
ser
un
espacio
para
la
investigación
adicional
que
tiene
en
cuenta
la
"duplicidad"
de
las
transformaciones
constitucionales.
Ellos
no
sólo
buscan
la
renovación
de
la
legitimidad,
sino
también
proporcionar
un
marco
para
las
políticas
neoliberales
que
da
lugar
a
los
temas
clásicos
de
la
legitimación
y
la
acumulación.
Por
otra
parte,
cabe
señalar
que
el
neoliberalismo
tiene
también
un
fuerte
componente
cultural
y
moral.
Si
bien
términos
como
"participación"
y
"el
imperio
de
la
ley"
puede
ser
acordado
entre
los
diferentes
actores,
la
comprensión
de
importantes
pueden
ser
muy
dispares,
y
esto,
tal
vez,
también
es
responsable
de
las
políticas
que
parecen
estar
en
contradicción
con
las
expectativas
generadas
por
las
reformas
constitucionales
.
Antes
de
ser
elegido
vicepresidente
de
Bolivia,
Víctor
Hugo
Cárdenas
ha
contribuido
al
desarrollo
de
la
teoría
katarista
de
"mirar
la
realidad
a
través
de
dos
ojos",
que
hizo
hincapié
en
la
relación
entre
la
lucha
de
la
población
indígena
contra
la
opresión
étnica
y
su
lucha
como
una
explotación
clase
campesina.
Cuando
se
había
convertido
en
vicepresidente
en
el
gobierno
de
Sánchez
de
Lozada
fue
criticado
por
"haber
cerrado
un
ojo."
Willem
Assies
El
Colegio
de
Michoacán,
Centro
de
Estudios
Rurales

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