Valdés Leal, Juan De

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1. Biografía :
Valdés Leal, Juan de
Nacionalidad: España
Sevilla 1622 - Sevilla 1690
El 4 de mayo de 1622 es bautizado en Sevilla Juan de Valdés Leal, hijo del noble portugués don Fernando de
Nisa y de la sevillana Antonia de Valdés Leal. Sobre su formación artística no tenemos información,
especulándose que su aprendizaje se debió realizar entre 1637-1642, cuando Valdés Leal contaba entre 15 y 20
años. Con 25 años aparece documentado en Córdoba, instalándose allí como maestro pintor y casándose con
Isabel Martín de Morales el 14 de julio de 1647, en la parroquia de San Pedro. Su instalación en Córdoba podría
obedecer a la elevada competencia que existía en Sevilla con artistas de la talla de Zurbarán, Herrera el Viejo o
el joven Murillo. Los encargos pronto empezaron a aparecer y Valdés Leal dispuso de casa propia con taller en
la calle de la Feria. En estos primeros trabajos ya manifiesta un estilo absolutamente barroco, marcadamente
naturalista y con tendencia al tenebrismo, empleando un dibujo contundente, un colorido potente y poco
matizado y unos volúmenes monumentales. La epidemia de peste que sufre Córdoba en 1649 motivará la marcha
de Valdés Leal y su familia a un lugar más seguro, estando documentado al año siguiente en Sevilla, donde
arrienda una casa en la calle Boticas. Su primer encargo en la capital andaluza está documentado en 1652 y se
trata de un ciclo de pinturas para el convento de Santa Clara en Carmona entre las que destaca la Retirada de los
sarracenos. En 1654 de nuevo regresa a Córdoba, bautizando a su primera hija, Luisa Rafaela. Posiblemente al
año siguiente realizaría un breve viaje a Madrid, contratando en 1655 la ejecución del retablo de la iglesia del
convento de los Carmelitas Calzados de Córdoba. El traslado de Zurbarán y Herrera el Viejo a Madrid durante
esta década de 1650 abriría mayores oportunidades en Sevilla, donde Murillo quedaba como primer pintor. Esta
sería la razón por la que Valdés Leal se instaló definitivamente en la capital sevillana en 1656, haciéndose con
una no despreciable clientela, aunque contentándose siempre con trabajos de carácter secundario y a inferiores
precios que Murillo. Su segunda hija -Eugenia María- nace en 1657 y al año siguiente Valdés Leal se dirige al
cabildo municipal sevillano para solicitar que se le eximiese de la realización del obligado examen como maestro
pintor, aludiendo a su precaria economía, situación que le acompañará a lo largo de su vida. El cabildo le
concedió una licencia temporal que le permitió desempeñar su oficio sin ningún impedimento, alcanzando en
1659 el cargo de examinador municipal del gremio de pintores sevillanos. Al año siguiente fundó -junto a
Herrera el Mozo y Murillo- la Academia de Pintura, ocupándose en primera instancia de recaudar las cuotas de
los académicos para sufragar los gastos de la institución. Cuando Murillo abandonó la dirección de la Academia
será Valdés Leal el encargado de dirigirla. En 1661 nacerá su tercer hijo, Lucas, futuro heredero de su taller
aunque no de su talento artístico. Entre 1664 y 1667 nacerán dos hijas más -María de la Concepción y Antonia
Alfonsa-. Precisamente en 1667 ingresará en la Hermandad de la Santa Caridad de Sevilla, para cuya iglesia del
Hospital realizaría entre 1671-72 sus obras más famosas: los Jeroglíficos de las Postrimerías, formando parte del
programa iconográfico diseñado por don Miguel de Mañara, artífice de estos magníficos trabajos. En 1682, a la
muerte de Murillo, Valdés Leal quedaba como el más importante pintor en Sevilla, a pesar de sufrir este mismo
año un ataque de apoplejía que mermó sus condiciones físicas. Esta última década la dedicará a la realización de
importantes ciclos decorativos en diferentes edificios religiosos sevillanos como el Hospital de la Caridad, la
iglesia del Monasterio de San Clemente o la iglesia del Hospital de los Venerables, decoración esta última que
compartió con su hijo Lucas ya que su salud se iba resintiendo paulatinamente. El 9 de octubre de 1690 Valdés
Leal redacta su testamento, falleciendo a los pocos días para ser enterrado el 15 de octubre de 1590 en la iglesia
de San Andrés de Sevilla.
2. Discurso de la Verdad, Miguel de Mañara
"Es la primera verdad que ha de reinar en nuestros corazones: polvo y ceniza, corrupción y
gusanos, sepulcro y olvido…si consideras los viles gusanos que han de comer este cuerpo y
cuán feo y abominable ha de estar en la sepultura y cómo esos ojos, que están leyendo estas
letras, han de ser comidos de la tierra, y estas manos han de ser comidas y secas, y las sedas y
galas que hoy tuviste se convertirán en una mortaja podrida, los ámbares en hedor, tu
hermosura y gentileza en gusanos, tu familia y grandeza en mayor soledad imaginable"
Miguel de Mañara, Discurso de la verdad, quarta
impresión, Madrid : Herederos de Antonio Gonçalez
de Reyes, 1671
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