Adventista en Dios Copyright © 2005 All right reserved to: www.adventistaendios.com.pe adventistaendios@hotmail.com El Segundo Mandamiento, ídolos, dioses extraños e imágenes Parte I I. Introducción: El estudio del Segundo Mandamiento es de crucial importancia, dadas las circunstancias que lo envuelven, y la costumbre tan arraigada en el corazón del hombre. Esta práctica, mayormente se da cuando el hombre, esta fuera del conocimiento de los mandatos expresos de Dios. A través de la historia, se evidencia que la mayor parte de las culturas antiguas han practicado una idolatría politeísta. Algunas, teniendo dioses mayores y otras añadiendo a los principales, dioses menores. Por ejemplo, en la cultura romana, se tenía dioses menores conformados por ancestros de renombre, es decir un pariente del pasado muerto. Nosotros como cristianos que profesamos ser, veremos lo que la Palabra de Dios nos pide en relación a este mandamiento. II. Imágenes con Condición: El estudio del Segundo Mandamiento de la Ley de Dios contemplara en esta parte, una estructura general. Para dar inicio a este estudio, veamos primeramente el mandamiento: Éxodo 20: 4- 6 “No te harás imagen, ni ninguna semejanza de cosa que este arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra. No te inclinarás a ellas ni las honrarás; porque yo soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos, sobre la tercera y sobre la cuarta generación de los que me aborrecen; y que hago misericordia en millares de los que me aman y guardan mis mandamientos.” Primeramente consideraremos el versículo 4: Éxodo 20: 4 “No te harás imagen, ni ninguna semejanza de cosa que este arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra.” Si tan solo consideráramos este versículo, descartando los otros dos, lo que conseguiríamos sería llegar a una conclusión absurda y extrema. Esta conclusión sería, que no podríamos tener ningún tipo de imagen, ni siquiera ilustraciones en libros tales como zoología, botánica, anatomía humana y ni siquiera se salvarían las películas, ya que ellas están hechas en base a imágenes continuas llamadas cuadros o frames. Estos al ser visualizados uno seguido del otro generan el aparente movimiento de las mismas. Entonces ¿cuál es la respuesta y solución a este dilema? El apóstol Pablo nos brinda la respuesta: Gálatas 3: 10 “Porque escrito está: ‘Maldito todo aquel que no permaneciere en todas las cosas escritas en el libro de la ley, para hacerlas.” El apóstol presenta, que no podemos depender de tan solo una parte de las Escrituras sin tomar en cuenta lo que esta presenta en forma adicional. No podemos descartar nada de la Escritura por el simple hecho de que nos parezca que está en contradicción o no nos sea conveniente. No podemos dejar nada, debemos considerar todo y buscar la armonía que ella presenta. Al continuar viendo el mandamiento en el versículo 5 nos sigue diciendo: Éxodo 20: 5 “No te inclinarás a ellas ni las honrarás; porque yo soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos, sobre la tercera y sobre la cuarta generación de los que me aborrecen.” Una vez que la Palabra de Dios nos manda expresamente, no hacer ningún tipo de imagen, nos da la condición bajo la cual cumpliremos con ese propósito. Esa condición es que, si hacemos imágenes, no deberemos inclinarnos ni honrarlas o venerarlas. Nótese que el versículo 5, da por sentado el hecho de que las imágenes ya tienen existencia, por lo que Dios pide: ‘No te inclinarás a ellas ni las honrarás…”. Si las imágenes ya existen no podemos hacer esto. La palabra “inclinarse” que es equivalente a arrodillarse o postrarse en tierra, cuando es utilizada en la escritura como una veneración apoteósica o ensalzamiento con grandes honores y alabanza y que es dirigido hacia un ángel, hombre, ídolo o a Dios mismo; consolida un acto de adoración. Por esta razón Dios prohibió inclinarse ante una imagen o ídolo. Veamos dos versículos como muestra: Génesis 24: 26 “El hombre entonces se inclinó y adoró a Jehová.” Nehemías 8: 6 “Bendijo entonces Esdras a Jehová Dios grande. Y todo el pueblo respondió: ‘¡Amén! ¡Amén! Alzando sus manos y se humillaron y adoraron a Jehová inclinados a tierra.” Por otro lado, cuando Dios nos dice que debemos honra, es algo que nos lo exige hacia nuestros padres: Éxodo 20: 12 “Honra a tu padre y tu madre, para que tus días se alarguen en la tierra que Jehová tu Dios te da.” La “honra” que es algo que Dios nos pide hacerlo con nuestros padres, no lo permite en ninguna manera que lo hagamos a las imágenes. Es decir que las imágenes están por debajo de la honra dirigida a nuestros padres. Por tanto la prohibición de no hacer imágenes no contempla una situación extrema tal como la de llegar a prohibir aun las ilustraciones para las distintas formas de estudio. O sea que si hacemos imágenes, mientras no las adoremos, honremos o veneremos, no es ningún pecado. III. Razones para no honrar Imágenes: Como es característica de todos los mandamientos de Dios, el Segundo Mandamiento también tiene sus razones de existir. Dios nunca pide algo para ser acatado sin una razón. No existe, de acuerdo con la Escritura, una creencia fundamentada en una fe ciega. Ese es el cuento, de aquel o aquellos, que buscan el dominio sobre la gente, de acuerdo con sus propios conceptos. Veamos cuales son las razones que Dios nos da al respecto: a. Nos corromperemos asemejando a la divinidad con las imágenes y estatuas: Esta primera razón esta en concordancia con la fornicación o adulterio espiritual. Esto a su vez es lo que despierta, como hemos visto en el segundo mandamiento, los celos de Dios. Eso fue lo que hicieron los israelitas antiguos: Deuteronomio 32: 16 “Le despertaron a celos con los ídolos ajenos, le ensañaron con abominación.” La corrupción del hombre es presentada por Dios mismo como una razón, para no hacer imágenes para inclinarse, honrar o venerar, veamos: Deuteronomio 4: 12 “Y hablo Jehová con vosotros de en medio del fuego; oísteis la voz de sus palabras, pero a excepción de oír la voz, ninguna figura visteis. Guardad pues mucho vuestras almas, pues ninguna figura visteis el día que Jehová hablo con vosotros de en medio del fuego; para que no os corrompáis, y hagáis para vosotros figura alguna, estatuas ya sea de hombre o de mujer. Figura de algún animal que este en la tierra, figura de ave alguna alada que vuele por el aire, figura de ningún animal que vaya arrastrando por la tierra, figura de pez alguno que haya en el agua debajo de la tierra; y porque alzando tus ojos al cielo, y viendo el sol la luna y las estrellas, y todo el ejército del cielo, no seas incitado y te inclines a ellos y les sirvas; que Jehová tu Dios los ha concedido a todos los pueblos debajo de todos los cielos.” Increíblemente, la razón que Dios da es, para que no nos corrompamos. Así de sencillo. ¿Cómo es que siendo seres racionales, podemos imaginar que el yeso, la piedra, la madera, el oro, la plata, etc., -porque al fin y al cabo son eso, pero con una forma diferente- puedan interceder por nosotros? A esta corrupción Dios le llama fornicación y/o adulterio, obviamente espiritual: Jeremías 3: 9 “Y sucedió que por la liviandad de su fornicación la tierra se corrompió y adulteró con la piedra y con el leño.” b. Seremos sordos y ciegos a los mandamientos de Dios: Esto solo lo entenderemos, si es que hemos estado practicando la idolatría, cuando verdaderamente conozcamos su Palabra. Al principio muchos al conocer este mandamiento, no lo aceptan, no quieren admitir por ningún motivo, que se encuentran en error. No creen que el tener una imagen sea pecaminoso. Lo que es peor, algunos se han confirmado tanto por “un milagro”, según ellos, hecho en su favor, que se han propuesto ser fieles a la imagen hasta su muerte. Pero, ¿Dios esta de por medio? Veamos los siguientes textos: Salmo 115: 2- 9 Por qué dirán las gentes: ¿Dónde está ahora su Dios? Nuestro Dios está en los cielos, todo lo que quiso ha hecho. Pero sus ídolos son plata y oro, obra de manos de hombres. Tienen boca, mas no hablan. Tienen ojos, mas no ven. Orejas tienen, mas no oyen. Tienen narices, mas no huelen. Tienen manos, mas no palpan. Tienen pies, mas no andan. No hablarán con su garganta. Como esos ídolos, así son los que los hacen y cualquiera que confía en ellos. Oh Israel, confía en Jehová, el es tu ayuda y tu escudo.” Preguntamos a nuestro querido lector: Nuestro Dios, ¿dónde está? La respuesta de los Israelitas, como lo debe ser la nuestra es: ‘Nuestro Dios está en los cielos’. Si Dios está en los cielos, ¿pensamos traer a la divinidad, a través de las imágenes a nuestro lado? Los discípulos de Jesús, jamás hicieron imagen alguna de su maestro, como veremos en el transcurso de este estudio, sino que creyeron firmemente en su promesa: ‘… yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo…’. Jesús estaba con ellos, no necesitaban de ninguna imagen. Además, el Salmo 115, deja claro el hecho, de que si recurrimos a hacer imágenes o ídolos, demostramos ser tan ciegos, sordos y mudos como las imágenes a las que nos inclinamos. c. Nos aferraremos a las Imágenes descartando la Palabra de Dios: Otra razón que la Palabra de Dios presenta, es que no podremos discernir entre lo verdadero y lo falso. El practicar la idolatría, sea que lo hagamos siendo fabricantes de imágenes o adoradores de las mismas, indudablemente es una trampa para quien ha entrado en ella, luego de volvernos ciegos y sordos ante los mandamientos de Jehová, el camino siguiente es aferrarnos a las imágenes, sin que casi nadie nos mueva de nuestra creencia. ¿Cómo ocurre esto? Veamos: Isaías 48: 5 “Te lo dije hace tiempo, antes que sucediese te lo enseñé, para que no dijeses: ‘Mi ídolo lo hizo, mis estatuas de escultura y de fundición me mandaron estas cosas’.” Es increíble, pero Dios se ha anticipado en prevenirnos contra las imágenes, para que no creamos en ellas. Esta precaución va hasta el punto de llamar nuestra atención, de que no vaya a ser que digamos: “… ellas me hicieron un milagro o favor…”. Por esta razón, Dios nos ha anticipado lo siguiente: Jeremías 10: 2- 7 “Así dijo Jehová: ‘No aprendáis el camino de las gentes, ni de las señales del cielo tengáis temor, aunque las gentes las teman. Porque las ordenanzas de los pueblos son vanidad; porque leño del monte han cortado e hicieron obra de manos de artífice con azuela. Con plata y oro la engalanan, con clavos y martillo la afirman para que no se salga. Como palma lo igualan y no hablan; son llevados porque no pueden andar. No tengáis temor de ellas; porque ni pueden hacer mal ni para hacer bien tienen poder’. No hay semejante a ti, oh Jehová; grande tú, y grande tu nombre en fortaleza. ” Note que en el texto dado hace miles de años atrás, Dios nos ha puesto en autos por medio del profeta de que las imágenes no tienen poder para hacer mal ni para hacer el bien. O sea no tienen poder ni siquiera para obrar un milagrito pequeño. ¿A quien creeremos?, ¿a las imágenes de las cuales Dios dice que no pueden ver, oír, hablar, andar, etc.?, o ¿creeremos en Dios quien nos habla a través de su Palabra? ¿Quién tiene más poder? ¿Dios con su Palabra o las imágenes? Considerando el texto leído, nos formulamos la pregunta siguiente: Entonces, ¿quién nos hizo el milagro? Para responder esta pregunta, veamos ¿quién está detrás de las imágenes? Deuteronomio 32: 16- 19 “Le despertaron a celos con los dioses extraños; le ensañaron con abominaciones. Sacrificaron a los diablos y no a Dios. A dioses que no habían conocido. A nuevos dioses venidos de cerca que no habían temido vuestros padres. De la roca que te creo te olvidaste. Te has olvidado del Dios tu creador. Y lo vio Jehová y se encendió en ira, por el menosprecio de sus hijos y de sus hijas.” Quienes despertaron a Dios a celos y encima lo menospreciaron de esa manera, eran quienes tenían sus ídolos; así adoraban a través de ellos a Satanás y sus demonios. Muchos objetan este texto, porque aducen que se refiere a los dioses paganos, y por ende detrás de ellos, sí estaban los demonios. O sea que, cuando el pagano tiene ídolos el demonio está de por medio y si el cristiano tiene ídolos Dios está de por medio. ¿Será esto verdad? ¿Para qué entonces existe el segundo mandamiento? Cuando la Biblia habla de dioses, ¿no se refiere a ídolos? Pero veamos estos mismos sucesos presentados en los Salmos: Salmo 106: 35- 40 “Antes se mezclaron con las gentes, y aprendieron sus obras. Y sirvieron a sus ídolos; los cuales les fueron por ruina. Y sacrificaron sus hijos y sus hijas a los demonios; y derramaron la sangre inocente, la sangre de sus hijos y de sus hijas que sacrificaron, a los ídolos de Canaán; y la tierra fue contaminada con sangre. Se contaminaron así con sus obras y fornicaron con sus hechos. Se encendió por tanto el furor de Jehová sobre su pueblo y abominó su heredad.” Este último texto presenta los mismos eventos presentados por el libro de Deuteronomio. Mientras que el texto de Deuteronomio se los llama “dioses”, aquí en el libro de los Salmos se los llama “ídolos”. Esto indica, considerando ambos textos, que nos habla de lo mismo. Por lo menos en estos dos textos, “dioses” es equivalente a “ídolos”. Lo que es importante, saber es que a través de los ídolos se manifiesta Satanás. Es el diablo quien se encuentra detrás de ellos. No es raro ni nada extraño entonces, que el diablo y sus demonios nos hagan el supuesto milagro, con el propósito de hacer que dependamos de los ídolos e imágenes, para dejar de obedecer a Dios. ¿Satanás puede hacer milagros o presentarse como un ser celestial? ¿Qué nos dice la Palabra de Dios? 2 Tesalonicenses 2: 9 “Aquel inicuo cuyo advenimiento es según operación de Satanás, con grande poder, haciendo señales y milagros mentirosos.” Ciertamente Satanás, si puede hacer milagros, a los cuales la Palabra de Dios los llama “milagros mentirosos”. No es raro entonces que los haga a través de las imágenes o ídolos ya que el se encuentra detrás de ellos. Quien venera o le da honra a una imagen, lo está haciendo a Satanás mismo. Además el diablo puede manifestarse como un ser celestial con el único propósito de apartarnos de Dios: 2 Corintios 11: 14 “Y no es maravilla, porque el mismo Satanás se transfigura en ángel de luz.” Cuando el hombre incurre en una falta, como lo es la idolatría, sin conocer la ley, no se le imputa de pecado. Pero, una vez que el hombre conoce sus mandamientos queda expuesto a la ira de Dios; tal como quedo el pueblo de Israel. Aun con todas estas pruebas muchos no creen en el claro escrito de la Biblia. Habiendo conocido todo esto, nos preguntamos, por aquellos que creen en las imágenes: ¿Hay evidencia de que Dios actúe a través de ellas? ¿Qué nos dice Dios mismo? Isaías 42: 8 “Yo soy Jehová, este es mi nombre; y a otro no daré mi gloria ni mi alabanza a esculturas.” Rotundamente podemos decir, Dios no tiene nada que ver con las imágenes o ídolos. IV. Una Costumbre Ancestral: Una costumbre muy antigua en relación a las imágenes o ídolos es lo que veremos en el siguiente texto: Isaías 46: 5 “¿A quién me asemejáis y me igualáis y me comparáis para que sea semejante? Sacan oro del talego y pesan plata con balanzas, alquilan un platero para hacer un dios de ello, se humillan y le adoran. Se lo echan sobre los hombros, lo pasean y luego lo asientan en su lugar; allí se esta y no se mueve de su sitio. Le dan voces y tampoco responde ni los libra de la tribulación.” Resulta que las procesiones no son cosa última. Las procesiones ya se practicaban en las naciones paganas que estaban alrededor de Israel. Naciones grandes como Babilonia, Media y Persia, Grecia y Roma, practicaban esta costumbre. La idolatría es considerada por la palabra de Dios como un acto pecaminoso, las procesiones son un acto censurado doblemente, ya que la Palabra de Dios, califica del modo siguiente a los que la practican: Isaías 46: 8 “Acordaos de esto y tened vergüenza, volved en vosotros, prevaricadores.” Dios considera a los practicantes de procesiones, en personas que han perdido la vergüenza son prevaricadores. Esto es real y verdadero, porque ¿cómo es posible que seres racionales puedan venerar una piedra, un yeso o un leño? Veamos lo que Dios mismo presenta por medio del profeta Isaías: Isaías 44: 14- 20 “Se cortará cedros y toma encina y alcornoque, y entre los árboles del bosque se esforzará; plantará pino, que se críe con la lluvia. De el se servirá luego el hombre para quemar y tomará de ello para calentarse; encenderá también el horno y cocerá panes; hará además un dios y lo adorará, fabricará un ídolo y se arrodillará delante de él. Parte del leño quemará en el fuego; con parte de el comerá carne, aderezará asado y se saciará; después se calentará y dirá: ¡Oh! Me he calentado y he visto el fuego. Luego toma su sobrante en un dios, una escultura, se humilla delante de ella, la adora y le ruega diciendo: ‘Líbrame, que mi dios eres tú’. No supieron ni entendieron; porque encostrados están sus ojos para no ver y su corazón para no entender. No discurre para consigo, no tiene sentido ni entendimiento para decir: ‘Parte de esto quemé en el fuego y sobre sus brasas cocí pan, asé carne y la comí; ¿he de volver en una abominación lo sobrante de ello?, ¿delante de un tronco de árbol tengo que humillarme?’ De ceniza se apacienta; su corazón engañado le desvía, para que no libre su alma, ni diga: ‘¿No es una falsedad lo que tengo en mi mano derecha?’.” La Palabra de Dios presenta que muchos no disciernen la realidad, y lo que es peor, a veces no lo creen aunque por ellos mismos lean estos textos. Note en el texto que quien llama la atención es Dios mismo. El que es llamado a la atención no discierne, no se da cuenta de nada, por lo cual Dios le dice: ‘No supieron ni entendieron; porque encostrados están sus ojos para no ver y su corazón para no entender’. Estos idólatras no se preguntan del ídolo: ‘‘¿No es una falsedad (el ídolo) lo que tengo en mi mano derecha?’. V. Los Formadores de Imágenes: Los fabricantes de ídolos, están colocados entre aquellos que forman parte de la idolatría, aunque ellos no las adoren o veneren. Son los que permiten su realización y por ende los que admiten en forma indirecta la adoración de las mismas. Ellos están contados entre los que reciben una maldición de Dios por su tarea de formar ídolos: Deuteronomio 27: 15 “Maldito el hombre que hiciere escultura o imagen de fundición en abominación a Jehová, obra de manos de artífice y la pusiere en un altar para ser adorada. Y todo el pueblo responderá y dirá: Amén.” Esta tarea en muchos de ellos genera confusión, como veremos: Isaías 44: 9- 11 “Los formadores de imágenes de talla todos ellos son vanidad y lo más precioso de ellos para nada es útil; y ellos mismos para su confusión son testigos, que las imágenes ni ven ni entienden. ¿Quién formó un dios, o quién hizo una estatua que para nada es de provecho? He aquí que todos sus compañeros serán avergonzados, porque los mismos artífices son artífices de los hombres. Todos ellos se juntarán, estarán, se asombrarán y serán avergonzados a una.” En estos versículos vemos que desde el inicio de la formación de las imágenes, estas ya engendran confusión, primeramente en los fabricantes de esculturas e imágenes. Claro, es lógico, ellos son testigos que las imágenes son el fruto de su trabajo y de sus manos y no de alguna fuerza sobrenatural. Ellos además saben con certeza que las imágenes y esculturas al fin y al cabo son piedra, madera, yeso, oro, plata, etc.; es decir, material inerte. Lo que es peor, saben que esas imágenes no ven ni entienden y sin embargo las siguen venerando. Veamos el proceso por el que pasa la formación de una imagen de acuerdo con la Palabra de Dios: Isaías 44: 12, 13 “El herrero tomará la tenaza, obrará en las ascuas, le dará forma con los martillos y trabajará con ella con la fuerza de su brazo; tiene luego hambre y le faltan las fuerzas; no beberá agua y se desmaya. El carpintero tiende la regla, la señala aquella con almagre, la labra con los cepillos, le da figura con el compás, la hace en forma de un varón, a semejanza de un hombre hermoso para estar en un altar.” Saque la conclusión por Ud, mismo. ¿No es verdad que pasa toda imagen por este proceso hasta convertirla en semejanza de un hombre hermoso para adorarlo? Sorpréndase, esto ha sido escrito hace cerca de 3000 años, y el hombre no cambia. Sigue siendo tan idólatra como en el pasado. VI. La Idolatría Condenada en el Nuevo Testamento: Quienes hoy en día son defensores del culto a las imágenes, manifiestan que no existe en el Nuevo Testamento prohibición alguna contra la idolatría. Que esto era asunto del pasado, en el Antiguo Testamento. Como veremos a través de los siguientes textos este aserto es totalmente falso. Veamos el primero de ellos: Romanos 1: 21- 23 “Porque habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, antes se envanecieron en sus discursos, y el necio corazón de ellos fue entenebrecido. Diciéndose ser sabios se hicieron necios. Y cambiaron la gloria del Dios incorruptible en semejanza de hombre corruptible, de aves, de animales de cuatro pies y de serpientes.” Este texto del nuevo testamento, muestra a las claras la disconformidad que presenta el apóstol por medio de su predicación con la idolatría. Si esto no es suficiente veamos el siguiente texto: 1 Corintios 10: 19, 20 “¿Qué pues digo? ¿Qué el ídolo es algo? ¿o que sea algo lo que es sacrificado a los ídolos? Antes digo que lo que los gentiles sacrifican, a los demonios lo sacrifican y no a Dios; y no querría que vosotros fueseis participes con los demonios.” Nuevamente podemos ver que el apóstol no solo está en disconformidad con la idolatría, sino que va más allá, al presentar lo mismo que hemos estudiado líneas atrás, a saber que los demonios están detrás de las imágenes o ídolos, tal como se encuentra en el Antiguo Testamento. Esta coincidencia no es el fruto de la casualidad, más bien se ve en ella, el resultado de un estudio profundo de la escritura del Antiguo Testamento. Esto no es extraño en Pablo, ya que el mismo da el siguiente consejo a Timoteo: 2 Timoteo 3: 16 “Toda la Escritura es inspirada divinamente y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia.” Esta “Escritura” a la que se refiere Pablo, no puede ser el Nuevo Testamento, porque como tal aun no existía. Pablo se estaba refiriendo al Antiguo Testamento. Si aún esto no es todavía suficiente, veamos otro texto más: Hechos 17: 29 “Siendo pues linaje de Dios, no hemos de estimar la Divinidad ser semejante a ídolos de oro, plata, piedra, escultura de artífice o de imaginación de hombres.” Sin lugar a dudas, en verdad la idolatría tampoco tiene lugar en el Nuevo Testamento, porque no se la admite desde ningún punto de vista. Lo único que podemos ver en las palabras de Pablo, es la ratificación de los diez mandamientos de Dios. Si el apóstol Pablo, hubiera considerado que la idolatría para su tiempo, que era el del Nuevo Testamento, ya no era pecaminosa; entonces preguntamos, ¿Por qué dejó escritas las palabras siguientes?: 2 Corintios 6: 16 “¿Y qué acuerdo tiene el Templo de Dios con los ídolos?” Aquí no se entiende la palabra “ídolo” tan solo como dioses extraños, sino que viene a ser la imagen de cualquier ser que hayamos considerado digno de una honra suprema a la altura de la divinidad. Esto viene a ser tal como el becerro de oro en el tiempo de Moisés, un becerro que no tenía por objetivo sustituir a Jehová, sino más bien representarlo: Éxodo 32: 3- 5 “Entonces todo el pueblo apartó los zarcillos de oro que tenían en sus orejas y los trajeron a Aarón; el cual los tomó de las manos de ellos y lo formó con buril, e hizo de ello un becerro de fundición. Entonces dijeron: ‘Israel, estos son tus dioses, que te sacaron de la tierra de Egipto’. Y viendo esto Aarón, edificó un altar delante del becerro y pregonó Aarón y dijo: ‘Mañana será fiesta a Jehová’.” El propósito es claro, no se buscaba desechar a Jehová, sino más bien hacerlo tangible y visible. Esta es la propensión de nuestra naturaleza, queremos ver para creer. Dios había dicho: ‘Ninguna figura visteis… para que no os corrompáis y hagáis para vosotros figura alguna…’. Cuando Dios se dirigió a Moisés por este proceder del pueblo de Israel le dijo: Éxodo 32: 7 “Anda, desciende, porque tu pueblo que sacaste de tierra de Egipto se ha corrompido.” Dios aplica el termino “corrupción” como la falta hecha por el pueblo en contra de su mandato expreso acerca de la idolatría. Lo claro de este asunto, es que los israelitas no trajeron ningún dios extraño. Simplemente representaron a Jehová en semejanza de un becerro de oro, como también hubieran podido hacerlo en semejanza de un hombre hermoso. Sea cual fuere el caso, era de condenar. Juan el apóstol que escribió el Apocalipsis, también estaba en desacuerdo con la idolatría: 1 Juan 5: 21 “Hijitos, guardaos de los ídolos. Amén.” Finalmente, para cerrar esta parte, el apóstol Pablo en su carta a los Corintios, hace manifiesto el hecho, con respecto al reino de Dios futuro, que en ese reino, no entrará ningún idólatra. Si para el Nuevo Testamento, la condenación de la idolatría ya no era vigente, ¿por qué el apóstol hace hincapié, en que ningún idólatra ingresará al reino de los cielos?: 1 Corintios 6: 9 “¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No erréis, que ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los homosexuales.” Como vemos es abrumadora la cantidad de textos que presenta el Nuevo Testamento. Por falta de espacio, es que no hemos colocado muchos otros. Verifique por Ud., mismo y se sorprenderá.