Las asociaciones Empresas de riesgo compartido y sociedades estratégicas Las empresas de riesgo compartido por lo común suponen la fundación de una nueva entidad corporativa, propiedad de los socios, mientras que las sociedades estratégicas representan un convenio de colaboración que por lo general puede darse por terminado en el momento en que alguno de los socios así lo decida. En la mayoría de las empresas compartidas intervienen dos socios e, históricamente, se formaban casi siempre para buscar oportunidades hasta cierto punto periféricas para los intereses estratégicos de los socios; muy pocas compañías han usado las empresas de riesgo compartido para diversificarse en nuevas industrias centrales para la estrategia corporativa. En años recientes, las sociedades o alianzas estratégicas han sustituido a las empresas de riesgo compartido como el mecanismo favorito para unir fuerzas con el objeto de buscar oportunidades de diversificación estratégicamente importantes porque pueden dar cabida con facilidad a varios socios, además de ser más flexibles y adaptables al veloz ritmo de cambio de condiciones tecnológicas y de mercado que una empresa de riesgo compartido formal. Una sociedad estratégica o una empresa de riesgo compartido son una manera útil de obtener acceso a un nuevo negocio en por lo menos tres tipos de situaciones. En primer lugar, una alianza estratégica o empresa de riesgo compartido es una buena manera de seguir una oportunidad que es demasiado compleja, poco económica o arriesgada para una sola organización. En segundo término, las alianzas estratégicas o empresas de riesgo compartido convienen cuando las oportunidades en una nueva industria requieren una gama más amplia de competencias y conocimientos que la que una organización puede reunir en lo individual. Muchas de las oportunidades en las telecomunicaciones vía satélite, biotecnología y sistemas basados en redes que combinan hardware, software y servicios exigen el desarrollo coordinado de innovaciones complementarias y la integración de una gran cantidad de factores financieros, técnicos, políticos y reglamentarios. En tales casos, la agrupación de recursos y competencias de dos o más organizaciones independientes es esencial para generar las capacidades necesarias para alcanzar el éxito. Tercero, las empresas de riesgo compartido son en ocasiones la única forma de ingresar a un mercado extranjero deseable donde la entrada está restringida por el gobierno y las compañías deben conseguir un socio local para lograr el ingreso; por ejemplo, el gobierno chino cerró el ingreso a la industria automotriz a todos los fabricantes de autos, salvo a unos cuantos seleccionados, y en la industria de los ascensores permitió solamente que Otis, Schindler y Mitsibushi establecieran empresas de riesgo compartido con socios locales. (Aunque esta cifra se amplió después, los tres participantes desde el principio pudieron conservar su ventaja de mercado sobre los participantes tardíos). Las empresas de riesgo compartido con socios locales también son una manera útil de vencer las barreras arancelarias y las cuotas de importación. Las alianzas con socios locales se han convertido en el mecanismo favorito de las compañías globales para afianzarse en mercados extranjeros deseables, ya que los socios locales ofrecen a las compañías externas los beneficios del conocimiento local sobre las condiciones del mercado, costumbres regionales, factores culturales y hábitos de compra de los clientes; también representan una fuente de personal ejecutivo y de marketing y proporcionan acceso a los canales de distribución. La función del socio extranjero es por lo general aportar habilidades especializadas, conocimientos tecnológicos y otros recursos necesarios para penetrar el mercado local y atenderlo con eficiencia. Sin embargo, dichas sociedades no carecen de dificultades y a menudo plantean preguntas complicadas acerca de cómo dividir los esfuerzos entre los socios y quién tiene el control efectivo. Es posible que surjan conflictos entre socios extranjeros y nacionales respecto a si deben contratar proveedores locales de los componentes, cuánta producción exportar, silos procedimientos de operación deben ajustarse a las normas del socio local o a las de la compañía extranjera y el grado hasta el cual el socio local tiene derecho a hacer uso de la tecnología y propiedad intelectual del socio extranjero. A medida que el socio extranjero adquiere experiencia y confianza en el mercado local, su necesidad del socio local generalmente disminuye, lo que plantea el problema estratégico de decidir si la alianza o empresa de riesgo compartido debe disolverse. Esto suele ocurrir en alianzas entre fabricantes globales y distribuidores locales.’8 Los fabricantes japoneses de autos han abandonado a sus socios de distribución europea y establecido sus propias redes de concesionarios; BMW hizo lo mismo en Japón. Por otro lado, varios socios locales ambiciosos han usado sus alianzas con compañías globales para dominar tecnologías y adquirir las habilidades competitivas fundamentales para emprender su propio ingreso en el ámbito internacional. Acer Computer Group de Taiwán usó su alianza con Texas Instruments como piedra de toque para ingresar al mercado mundial de computadoras de escritorio y portátiles. Un obstáculo para incursionar en industrias atractivas por medio de la adquisición es la dificultad de encontrar una compañía adecuada a un precio que satisfaga la prueba de costo de ingreso. Los mayores obstáculos para incursionar en una industria mediante la formación de una nueva compañía interna son los costos de superar las barreras de ingrese y el tiempo adicional que se requiere para crear una posición competitiva fuerte y rentable. Arthur A. Thompson, Jr. y A. J. Strickland III (2006). Administración Estratégica. México, D.F.: McGraw-Hill Companies, Inc.