COHERENCIA Y CONFIANZA DE SU HIJO La coherencia es la base para generar confianza en su hijo y para que pueda tener una mayor y eficaz resolución de conflictos en casa. Las siguientes estrategias cotidianas todas ellas y aplicables fácilmente en su día a día le ayudarán a disfrutar más de la compañía de su hijo y evitarán los conflictos diarios por cualquier motivo. - Evite discutir eternamente sobre el mismo tema con su hijo: después de los dos primeros minutos de discusión su hijo ya no le está escuchando. Si se ha fijado, los niños tienden a cerrar la conversación con la misma pregunta que hicieron media hora antes: “pero, entonces, ¿puedo ver la tele o no?” “¿al final me dejarás ir a la fiesta o no?” No discuta con su hijo del mismo modo que lo haría con otro adulto; su estructura mental es diferente, sus objetivos no son los suyos y sus emociones tampoco. Recuerde: más de dos minutos circular sin sentido. le llevará a una conversación Es adecuado mostrar al niño cuando da usted una conversación por terminada; de este modo se asegura que el niño les está entendiendo. Es mejor utilizar frases muy cortas del tipo: “ahora basta” “ y con esto se acaba la discusión” “no voy a seguir hablando de esto ahora”… - Mantenga la coherencia frente a su hijo entre lo que dice y lo que hace: es importante que el niño confíe en usted porque esta capacidad es lo que le llevará a su hijo a anticipar que cuando usted dice algo, ese algo acaba ocurriendo. Si cada vez que usted menciona que hará algo o que ocurrirá algo, esa segunda parte referida a la acción no llega, el niño dejará de confiar en usted y de creerle. La confianza se refiere tanto a si el contenido es positivo como si es negativo. Lo que genera confianza o falta de ella es la coherencia, no el contenido. Si usted lleva toda la semana prometiéndole al niño que irá al zoo el sábado, es importante que cuando llega el sábado esto se cumpla y el zoo se convierta en una realidad. Habrá muchas ocasiones en las que no podrá ser así, pues factores imprevistos y ajenos a su voluntad harán no cumplir aquello que usted había anticipado. No se preocupe: la confianza se consigue a base de elementos repetidos, los episodios aislados no tienen mayor importancia. - Sin coherencia, ¿qué aprende su hijo?: de no mantenerse usted coherente su hijo aprende que las cosas no ocurren o dejan de ocurrir bajo un criterio de anticipación, más bien bajo otros factores que él no puede anticipar de ningún modo porque no siguen una pauta lógica. Por lo tanto, ante estas situaciones de incoherencia los niños aprenden que no pueden aprender. - Coherencia y conflictos: relacionando la coherencia con los conflictos infantiles vemos que es muy importante que ocurra aquello que usted ha dicho a su hijo que ocurriría en caso de comportarse mal. Si su hijo patalea en el supermercado porque quiere unos caramelos y usted le dice que no tendrá caramelos porque se porta mal, su coherencia debe imperar todo el rato, hasta el final. Así aprenderá que si desea algo extra tendrá que pedirlo de otras maneras, no exigirlo bajo un mal comportamiento. Si no se muestra usted coherente, su hijo aprenderá cuánto tiempo tiene que estar portándose mal para conseguir sus preciados caramelos. “si sigues dando patadas no te compraré los caramelos” “bueno, te los compro pero deja de llorar, vale?” De hecho la coherencia es fundamental para ser feliz y la coherencia más importante se muestra con usted mismo, pero de este tipo de coherencia interna hablaremos largo y tendido en otro artículo. - Explicar las normas del juego: es importante que usted le explique a su hijo cuáles son las normas de aquello que va a establecer. No sería justo castigar al niño por no hacer algo que no sabe que debe de hacer. Si usted quiere que su hijo llegue a casa y cuelgue su chaqueta y su mochila en el colgador a la vez que guarde los zapatos en el zapatero, deberá explicárselo antes para darle la oportunidad de hacerlo bien. Si le explica las normas y le anticipa qué ocurrirá tanto si lo hace bien como si lo hace mal, después podrá aplicar su coherencia ante el niño sin problema. “si dejas las cosas en su sitio podrás jugar con tu juguete nuevo. Si no lo haces, no podrás jugar con tu juguete nuevo ni podrás hacer nada hasta que lo coloques bien”. - Anticipar las consecuencias: relacionado con el apartado anterior, anticipar es lo justo para el niño y para usted. Es mejor que anticipe los hechos y las consecuencias de los mismos, siempre entendiendo que el tiempo para un niño pasa de un modo muy diferente que para un adulto. Una anticipación de una semana es excesiva para la mayoría de cosas porque pierde eficacia y poder. Las anticipaciones que haga a su hijo tienen que ser a corto plazo para que el niño no se pierda en la inmensidad del tiempo y sea eficaz lo que usted pretende. - Las consecuencias tienen que estar relacionadas con el hecho que las ha provocado: “no cenar a tiempo conlleva quedarte sin cenar porque el tiempo se ha terminado”; “no recoger los juguetes conlleva no poder jugar más hasta que lo recojas”. Siempre damos al niño la posibilidad de hacerlo bien; pero también le enseñamos que en caso de no hacerlo en el tiempo establecido decidiremos que lo ha hecho mal y ya no podrá rectificar hasta que haya otra ocasión para ello. - El orden de las cosas sí altera el producto: el niño no tiene el mismo concepto de orden e higiene que tiene usted. Debe de entender esto para ponerle las cosas lo más fáciles que sea posible y conseguir vivir en armonía. Si usted pide a su hijo de 5 años que guarde una camiseta en su armario, debe haberle proporcionado una estantería que sea de su altura; en demasiadas ocasiones ocurre que los niños viven inmersos en un mundo de gigantes en el que no alcanzan casi nada; por lo tanto, acaban no haciendo casi nada. Son más autónomos de lo que creemos, pero para demostrar eso tenemos que ponerles a su alcance las herramientas adecuadas.