La villana Zarzuela en tres actos Texto original de FEDERICO ROMERO y GUILLERMO FERNÁNDEZ SHAW Basada en la tragicomedia de Lope de Vega «Peribález y el comendador de Ocaña» Música de AMADEO VIVES PERSONAJES Y REPARTO CASILDA ........................................ FELISA HERRERO JUANA ANTONIA ................................... ROSITA CADENAS BLASA ............................................... CÁNDIDA FOLGADO PERIBÁÑEZ ................................................ PABLO GORGÉ DON FADRIQUE ..................................... MATEO GUITART DAVID / EL REY ...... VICTORIANO REDONDO DEL CASTILLO ROQUE .................................................... JOSÉ MONCAYO OLMEDO ........................................... ANTONIO PALACIOS MIGUEL ÁNGEL .................................... ENRIQUE GANDÍA CHAPARRO / PREGONERO .......................... MANUEL LUNA EL LICENCIADO / GARCÉS ........................ SR. RODRÍGUEZ QUINTANILLA ............................ SR. RODRÍGUEZ FLORES UN MAYORAL ................................................ SR. PERALES PAREDES ......................................................... SR. MUÑOZ GAÑÁN 1.º .................................................... SR. LLABONA GAÑÁN 2.º ........................................................... SR. SEBA GAÑÁN 3.º ....................................................... SR. CORAO . Estrenada el 1 de octubre de 1927 en el Teatro de La Zarzuela de Madrid. ACTO PRIMERO La acción se desarrolla a principios del siglo XV en las inmediaciones de Ocaña (Toledo). Es el atardecer de una tarde de agosto. Miguel Ángel, cachicán de la hacienda y su esposa Juana Antonia, mujer del campo, joven y alegre, están esperando en patio de carros de la casa de labor de Peribáñez a que baje su amo para la ceremonia de su boda. Peribáñez, en traje de fiesta y alegre porque va a casarse con una villana guapa y honrada, sale de la casa acompañado del licenciado Seseña, cura de la parroquia de Ocaña. JUANA ANTONIA Mi amo Peribáñez presto bajará. http://lazarzuela.webcindario.com/ MIGUEL ÁNGEL JUANA ANTONIA MIGUEL ÁNGEL JUANA ANTONIA MIGUEL ÁNGEL LOS DOS LABRADORAS MIGUEL ÁNGEL JUANA ANTONIA LABRADORES JUANA ANTONIA MIGUEL ÁNGEL LABRADORAS LABRADORES TODOS J. ANTONIA Y M. ÁNGEL SEGADORAS SEGADORES CORO PERIBÁÑEZ 2 A la ceremonia tiene que ir galán. Calzas primorosas luego va a estrenar. Y mujer... que es prenda de más calidad. Cállate, insolente. Tente, lenguaraz. Cuando estemos solos, me las pagarás. Dicen que la novia es una villana cabal. Y más rubia que la mies. ¡Tú que sabes, animal! Peribáñez es la flor de las personas de bien. Y el más rico labrador. Y si no lo fuera, amén. ¡Qué pareja más bizarra de seguro formarán! Una hogaza blanca y tierna y un racimo agraz. Si ella es, como dicen, bella por demás, ¡Cuánta pesadumbre su marido habrá por si la quieren enamoricar! Tales conjeturas no sé a qué vendrán. «Trébole, ¡ay, Jesús, cómo huele! Trébole, ¡ay, Jesús, qué olor!» «Trébole, ¡ay, Jesús, como huele! Trébole, ¡ay, Jesús, qué olor!» «Trébole de la soltera que tantos amores muda; trébole de la viuda, que otra vez casarse espera.» _____ Tengo un majuelo de tres verdores y ya recojo cosecha de él. No hay por aquestos alrededores tan finas uvas de moscatel; http://lazarzuela.webcindario.com/ CORO PERIBÁÑEZ huelen a flores, saben a miel; y, si me huelgo de su sabor, tengo en su olor todo mi orgullo de labrador. De aquestas vides corto el racimo para la puesta del sol de agosto; en mis lagares el fruto exprimo, en mis tinajas encierro el mosto, y, por la fiesta de San Miguel, aquella gloria de moscatel, que huele a flores y sabe a miel, es ambrosía olorosa para el olfato más fino; que, como al señor la rosa, le huele al villano el vino. ¡El vino! El rojo vino que, en este jarro, fecunda el seno que lo recibe, es como el alma que hace del barro ser que despierta, se yergue y vive; y, de sus pasos es delator, porque a cien varas alrededor se le conoce por el olor. El rico labrador recibe presentes nupciales de varios campesinos y espigadoras, al frente de las cuales avanza Juana Antonia para entregarle su presente al amo. Olmedo, uno de los labradores, recita unas coplas. Comienzan a sonar campanillas aún lejanas, y al poco tiempo aparece la comitiva con Casilda y Blasa –su tía– en un carro de labranza adornado con flores silvestres. Peribáñez se acerca al carro para darle la mano a Casilda y la pareja se encamina a la ermita seguida por todos.. CASILDA Jamás soñé la dicha que logré. ¡Mi nuevo hogar! En él contenta viviré, si deletrear en tus ojos sé; feliz seré, http://lazarzuela.webcindario.com/ 3 PERIBÁÑEZ CASILDA PERIBÁÑEZ CASILDA PERIBÁÑEZ CASILDA LOS DOS CORO LOS DOS PERIBÁÑEZ CASILDA PERIBÁÑEZ CASILDA PERIBÁÑEZ CASILDA CORO PERIBÁÑEZ 4 si en tu mirar tu pensamiento logro adivinar. ¡Miradla! Miradla... Ni la parva de trigo blanco es tan limpia como su alma. ni una aurora de primavera es tan alegre como su cara. ¡Sabedlo! Lo que me hace quererle tanto no es lo honrado de su deseo, ni su fama, ni su rudeza... y es un poquito de todo eso. ¡Miradla! Su voz es el suspiro de una alondra mañanera. Su mirada es la primera que me ha visto suspirar. Soy una labradora... Eres sol que pule y dora mi rudeza de labrador. ...Que te ofrece un amor como el que ella te implora. ¡Feliz amor! el de una labradora y un labrador! ¡Feliz amor! ¡Feliz amor! ¡El de una labradora y un labrador! ¡Oh, miel del amor! ¡Dulcísima miel! Abeja en tus labios quisiera ya ser. Yo quiero ser flor. ¡Oh, cáliz de miel! Si tú eres la abeja, ¡qué puedo yo ser! Ni la parva de trigo blanco es tan limpia como su alma... ...Ni una aurora de primavera es tan bella como su cara. http://lazarzuela.webcindario.com/ CASILDA PERIBÁÑEZ CORO LOS DOS ¡Sabedlo! Yo le quiero porque es honrado, cariñoso, cristiano y bueno. ¡Ay, Dios mío, si no lo fuera! ¿Cómo pudiera yo no quererlo? ¡Miradla! ¡Miradlos! ¡Así! Suena la campana de la ermita y se oye el bullicio de la gente que sale precediendo a los recién casados. Tras la boda, los recién casados y los demás vuelven a la casa, pero antes de que terminen de entrar todos los invitados al patio de la hacienda, una mala noticia ensombrece la alegría. Miguel Ángel y Olmedo entran armando un gran revuelo, pues el comendador don Fadrique, ha sido derribado de su caballo por un toro. Traen al herido y lo acomodan en un sillón. Casilda queda a solas con el comendador, mientras todos van en busca de auxilio, y le ofrece las flores de azahar para que aspire su olor y se reanime. Don Fadrique vuelve en sí, y al ver a Casilda queda prendado de su belleza. Se incorpora y le pregunta si es la novia, a lo cual contesta Casilda que ya está casada. CASILDA DON FADRIQUE CASILDA DON FADRIQUE CASILDA ¡Caballero bien portado, por tus hechos alabado! ¿Quién así te ha maltratado, caballero? ¿Cómo agora en tierra dan con tus alas de alcotán, si no ha habido capitán que triunfara de tu acero? ¿Es posible que tu vida se doblegue a la embestida de una fiera embravecida, caballero? Estas flores de azahar, ¿no podrían despertar en tus ojos el mirar, aunque mires altanero? ¡Yo te haré resucitar, caballero! ¡Ay... de mí! ¡Señor! ¡Señor! ¿Quién me habla? Yo os hablé. Perdonadme... http://lazarzuela.webcindario.com/ 5 DON FADRIQUE CASILDA DON FADRIQUE CASILDA DON FADRIQUE CASILDA DON FADRIQUE CASILDA DON FADRIQUE CASILDA DON FADRIQUE CASILDA DON FADRIQUE CASILDA DON FADRIQUE CASILDA DON FADRIQUE CASILDA DON FADRIQUE 6 Del dolor en la gloria desperté. Todavía deliráis. ¡Oh, qué hermosa aparición! Don Fadrique, ¿dónde vais? A decirte mi opinión. Estuve muerto en el suelo, y, como ya lo creí, cuando los ojos abrí pensé que estaba en el cielo. Desengañadme, ¡por Dios!, que es justo pensar que sea el cielo donde se vea que hay ángeles como vos. Antes, por vuestras razones, podría yo presumir que estáis cerca de morir y os dan alucinaciones. Y advierta vueseñoría que, si es agradecimiento de hallarse en mi casa, es mía apenas hace un momento. ¿Sois la novia? Casada y muy bien empleada. ¿Con algún labrador? Labrador es mi hombre. Dime cuál es su nombre. Peribáñez, señor. ¡Un villano! Villano. Mas de ti soberano para siempre jamás. ¡Lo será hasta la muerte! Pues si tiene esa suerte ¿para qué quiere más? ¡Ay de mí! ¡Señor! ¡Señor! La fortuna no envidiéis de un humilde labrador, a quien tanto conocéis. Peribáñez tiene en mí como un padre desde hoy. http://lazarzuela.webcindario.com/ CASILDA DON FADRIQUE CASILDA DON FADRIQUE CASILDA DON FADRIQUE ¡Pues si yo mi fe le di, reparad en lo que soy! Caballero bien portado, por tus hechos alabado, ¿qué fortuna no has logrado, caballero? Mis honores de señor no se igualan al honor de ser dueño de esa flor que tú tienes y yo quiero. Pues tomadla de mi mano. ¡Oh, perfume soberano! ¡El más puro y el más sano, caballero! Estas flores de azahar significan que el hogar donde se han de marchitar es honrado y es austero. ¡No lo debes olvidar, caballero! ¡No las dejes marchitar, que las quiero! Regresa Peribáñez en compañía de Miguel Ángel y dos lacayos con una silla. Peribáñez se interesa por el estado del comendador, y don Fadrique le anuncia que le hará hidalgo en premio a su hospitalidad y que le pida un deseo. El buen labrador, que no se ha dado cuenta de que don Fadrique se ha enamorado de Casilda, dice que ya tiene buen pago al haber éste recobrado la vida; pero a fuerza de insistir el comendador le dice que su mujer deseaba ir a la fiesta de Toledo, pero como su carro es de labrador y no está engalanado, le agradecería mucho si le prestara una alfombra y repostero. PERIBÁÑEZ DON FADRIQUE PERIBÁÑEZ Señor, feliz me hiciste en un momento. La voz atiende de mi agradecimiento. Yo quiero darte pruebas de ser tu amigo, ya que tú fuiste vasallo fiel conmigo. Gracias, señor; el ser tu amigo es tu merced mejor. http://lazarzuela.webcindario.com/ 7 DON FADRIQUE PERIBÁÑEZ DON FADRIQUE PERIBÁÑEZ DON FADRIQUE PERIBÁÑEZ DON FADRIQUE PERIBÁÑEZ 8 Y mi amistad, ya de contino, será la estrella de tu camino... Sabré morir por ella. ¡Gentil querella! ¡Si Dios querría, morir por ella también sabría! ¡Ay, por ella! Señor: en las palabras que has pronunciado, la dicha labras de tu criado. Si feliz no eres ya, Casilda, tu dulce esposa, feliz te hará. Al oíros, señor, bendigo a Dios, porque Él me da un amigo fiel ¡después de un gran amor! ¡Dios me conserve tan grande ventura! Yo premiaré tu leal proceder con usura. Lucha mi amor con mi amistad y envidio al labrador en su felicidad. Villana hermosa: mi rango y mi poder, ¡qué valen si he de ver que alcanza un labrador la dicha que un señor no puede merecer! Un buen amor y una amistad son una misma flor de la felicidad. Casilda hermosa: tu amor es mi poder, porque eres la mujer de un rudo labrador, http://lazarzuela.webcindario.com/ DON FADRIQUE PERIBÁÑEZ DON FADRIQUE PERIBÁÑEZ DON FADRIQUE PERIBÁÑEZ DON FADRIQUE PERIBÁÑEZ DON FADRIQUE PERIBÁÑEZ ventura de un señor quisiera merecer. ¡Adiós! Y pronto de mí tú sabrás. En premio de tus desvelos, ¡hidalgo serás! ¿Yo? ¡Tú! ¿Yo? ¡Sí!... ¡Lo quiero! Abrázame y adiós. Señor, aquí quedamos a tu servicio con alma y vida. Con alma y vida, adiós. Tu generosidad contigo me obligó. ¡Mujer!...! ¡Adiós! ¡Oh, mujer! ¡Señor...! ¡Adiós! ¡Gran señor! Vase el noble ya repuesto de su caída. Al rato, cuando se marchan los invitados y quedan solos Casilda y Peribáñez, estos se declaran su amor a la luz de la luna frente a sus tierras. PERIBÁÑEZ CASILDA PERIBÁÑEZ Ya estamos en casa... ¡La nuestra, mujer! En ella no caben traición ni doblez. Si cabe en tu casa mi felicidad, un palacio mayor no habrá. Ven, Casilda, conmigo, porque quiero que veas desde aquel altozano cómo lucen mis tierras, http://lazarzuela.webcindario.com/ 9 CASILDA PERIBÁÑEZ CASILDA PERIBÁÑEZ CASILDA PERIBÁÑEZ CASILDA PERIBÁÑEZ CASILDA 10 a la luz de la luna que envidiosa se quiebra cuando da en las espigas, tan doradas y esbeltas. Ven a ver mi rebaño de corderos merinos, en el tibio refugio maternal del aprisco. Y la parva en la era, y en la vid los racimos, y en las trojes el grano y en la loma el molino. Ven conmigo, Casilda, porque quiero que sepan que de aquestos lugares y de mí ya eres reina. Pedro: a la luz de la luna quiero decirte otra vez que no por rico te quise, sino por hombre de bien; por tu cabal pensamiento, por tu sentir sin doblez; ¡porque te quiero y me quieres como tú sabes querer! De tu mano leal donde quieras iré. ¡Mi bien! Como un ciego amorcillo tras de ti marcharé; dame la mano, sé mi lazarillo. Ven de mi mano, Casilda, ven de mi mano, mujer; ya estamos en nuestra casa... Ya estamos en nuestra casa... Su dueño y mío has de ser. De mis hazas paniegas serás amapola... Pintada de rubor. ...De mis hondos afanes serás confidente. Confías en mi amor. http://lazarzuela.webcindario.com/ PERIBÁÑEZ CASILDA PERIBÁÑEZ CASILDA PERIBÁÑEZ CASILDA PERIBÁÑEZ CASILDA PERIBÁÑEZ CASILDA PERIBÁÑEZ Ven conmigo, Casilda, porque quiero que sepan que de aquestos estados y de mí ya eres reina. Que te quiero y me quieres presto van a saber. Porque presto lo sepan dame un beso, mujer. Tómalo. ¡Dulce bien! ¡Flor de amor! ¡Cielo azul! ¡Miel en flor! ¡Luz de hogar! ¡Claro sol! ¡Deslumbrante luz! ¡Mi amor! Casilda y Peribáñez entran en su hogar. Es de noche y se ilumina la ventana de los recién casados. Aparece Olmedo, con la esperanza de ver a Juana Antonia, de la que está enamorado, y pronto ve llegar al comendador, que desea ver de nuevo a Casilda. Olmedo le pregunta si viene a felicitar al novio, y don Fadrique no tiene reparos en expresar la pasión que siente por Casilda. El comendador se queda solo, afligiéndose de amor. DON FADRIQUE Tus ojos me miraron; tus ojos color de alba clara. ¡Ay! Sentí que me moría, ¡sentí que me robaste el alma! ¡Ay! ¡Ay! Sin alma vengo a que me miren, ¡ay!, ...tus ojos color de alba clara. Yo sé que nunca han de mirarme ¡ay!, tus ojos color de alba clara. ¡Ay! ¡Ay! ¡Si así lo quieres tú, mejor sería no vivir que la ilusión de vivir sin alma! http://lazarzuela.webcindario.com/ 11 ACTO SEGUNDO CUADRO PRIMERO.– Gran cocina en la casa labor de Peribáñez. Es de noche. Olmedo y otros campesinos están cenando. Un pregonero anuncia que por orden expresa del comendador –que desea que esté lejos para así poder abordar a Casilda–, Peribáñez es nombrado capitán de una leva de labriegos voluntarios que el rey don Enrique ordena reclutar para que luchen contra los moros de Jerez. Peribáñez y Casilda se despiden, pues él debe organizar la leva y partir con ella para la guerra. PERIBÁÑEZ MIGUEL ÁNGEL CASILDA PERIBÁÑEZ CASILDA PERIBÁÑEZ 12 ¿Vamos, seor escudero? ¡Vamos, seor capitán! Toma tu capa, buen mozo. Ella me torna galán. La capa de paño pardo no es prenda de caballero guerrero. No sabe doblar un dardo de acero. La capa de paño pardo se viste en la tierra llana y es prenda de paz y amor. ¡Qué airoso, con su tabardo de lana, va al campo mi labrador! En sus vuelos, quizás, alguna vez, una espiga clavó la rubia mies. Signo de paz; flecha de oro que no hiere jamás. A tu capa labriega, de tosca traza, tengo envidia, y de celos me ciega ver que te abraza. Y con ella, mi bien, te marchas hoy. Yo, que por seguirte diera vida y alma, no me voy. ¡Ay, cuando sienta sus dulces abrazos! http://lazarzuela.webcindario.com/ CASILDA ¡Creeré que tus brazos me abrazan también! La capa de paño pardo se teje con lana fina merina, y es áspera como el cardo de espina. La capa de paño pardo no es túnica de doncella ni manto de emperador... Por eso va tan gallardo con ella mi esposo, que es labrador. En mi arcón de nogal te la guardé, con un ramo oloroso de laurel. Pienso feliz, que ese aroma quizás te hable de mí. A tu capa confío mi triste cuita, para que ella, en mi nombre, bien mío, te la repita. Al salir del hogar, piensa en volver. Mira que en tu casa queda suspirando tu mujer. Cuando Peribáñez ya está a punto de partir, aparece en la casa un judío llamado David, que pie hospitalidad que pagará a cambio. TODOS PERIBÁÑEZ MIGUEL ÁNGEL DAVID PERIBÁÑEZ DAVID PERIBÁÑEZ ¿Quién habrá llamado? ¿Quién será? Abre, Miguel Angel. ¡Eh! ¿Quién va? ¡Abrid, abrid, por caridad! ¿Quién es? ¡Por favor, abrid! ¡Abre ya! http://lazarzuela.webcindario.com/ 13 DAVID PERIBÁÑEZ DAVID PERIBÁÑEZ DAVID 14 ¿Quién es Peribáñez? ¿Qué quieres de mí? Dormir en tu casa, pagarte... y partir. Llegaste en mal hora. Mi casa no es venta. Si acaso consiento que duermas en ella, no puedo cobrarte la hospitalidad. Escúchame y oye con quién te las has. Allá, en la judería toledana, en una calle lóbrega y oscura, yo tengo un manantial de donde mana maravillosa linfa de agua pura. La taza de alabastro donde brota refulge como un sol al recogerla, y al declinar el día, cada gota de pronto se convierte en una perla. ¡Hechizo prodigioso de un hijo de Israel! Perla de maravilloso Oriente; gota de la linfa de mi fuente; chispa transparente y luminosa que del Sol te has escapado: ¡para adorno de una hermosa te he forjado! El hijo de Israel, porque es abuelo, conoce de los hombres la flaqueza, que por una mujer pierden el cielo si se lo piden labios de cereza. El juego del amor es mi aliado; mis perlas son figura monetaria con que se compra a veces el pecado, y, a veces, la virtud imaginaria. Mira cómo lucen estas perlas; quiero sobre tus mejillas verlas; http://lazarzuela.webcindario.com/ toma esta alhaja como pago del favor que me haces hoy. Nada valen; yo las hago, ¡yo las doy! Peribáñez no acepta, pero David le entrega a Casilda, en pago de su hospitalidad, unos pendientes de perlas. CASILDA PERIBÁÑEZ CASILDA PERIBÁÑEZ CASILDA Me guarda la sombra que dejas aquí, y aunque es tu primera salida de casa después de la boda, no temas por mí. Los días son cortos... Tres días, ¿qué son? ¡Verdad que tres días sin verte a mi lado serán en mi alma tres días sin sol! Tu propio albedrío será tu guardián. ¡Los días son cortos! Los días felices apenas, Casilda, se sienten pasar. ¡Qué tristes, empero, los días sin luz! Y aquesta salida será noche larga, si pienso, alma mía, que no vienes tú. ¡Adiós, dulce amor! Me voy, y al salir ya pienso en volver. ¡Saberlo, será sostén de mi voluntad! ¡Tu vuelta fío, mi bien, en Dios! Se marcha Peribáñez. David está, en realidad, enviado por el comendador. Roque y Blasa –tíos egoístas de Casilda– sospechan algo y vigilan al hebreo. Tras un diálogo con el judío, el matrimonio se pone al servicio del comendador. Sale Roque en busca del comendador mientras Blasa habla con Casilda para criticar discretamente a Peribáñez. Todo esto lo están oyendo Olmedo y Chaparro. Casilda se retira a su cuarto y al rato llega don Fadrique, vestido de labrador y acompañado de Roque. El comendador intenta entrar en el cuarto, pero la puerta está bien cerrada. Casilda se asoma a la ventana y en cuanto ve al comendador llama a los segadores con mucha diplomacia: ya amanece y deben ir a trabajar. Mientras huye don Fadrique para que no le reconozcan, aparecen http://lazarzuela.webcindario.com/ 15 Olmedo y Chaparro, que comentan la honradez y el valor del ama, y cuán gallardamente se ha sabido defender. CUADRO SEGUNDO.– Exterior de una venta, en el camino de Ocaña a Toledo. Es por la mañana. Miguel Ángel y algunos labradores jóvenes están esperando a su amo. David, el judío, sale de la venta y tiene un altercado con los labradores. Cuando llega Peribáñez impide que se luche, lo que salva al pérfido David, quien ofende al labrador al asegurarle que el comendador –que fue quien le envió a su hacienda– se relaciona con Casilda. Peribáñez trata de no dudar de su mujer, pero las palabras del judío le causan un gran trastorno. PERIBÁÑEZ DAVID PERIBÁÑEZ DAVID PERIBÁÑEZ DAVID PERIBÁÑEZ DAVID PERIBÁÑEZ DAVID PERIBÁÑEZ DAVID PERIBÁÑEZ 16 ¡Malvado! ¡Calma tus iras! ¡Yo no mentí! Mientes, deliras, sueñas mentiras... ¡Mentiras, sí!... Repórtate, villano; no olvides que tu señor es soberano. ¡Es el tirano! Refrena tu furor. Lo matará mi mano si mancilló mi honor. Repórtate, villano. Tú no ciñes espada, ni en tu plebeya casa de labor hay puerta blasonada. ¡Tú no tienes honor! ¡Bellaco! ¡Traidor! ¿Por qué, lenguaraz, profanas mi honor? Hablemos en paz, que yo no soy el burlador de tu mujer. ¡Te he de matar! ¿Por qué me culpas sin querer escuchar? Como un sayón de Lucifer en casa entraste con argucias estudiadas. http://lazarzuela.webcindario.com/ DAVID PERIBÁÑEZ DAVID PERIBÁÑEZ DAVID PERIBÁÑEZ DAVID PERIBÁÑEZ DAVID El corazón de mi mujer estremeciste con aquellas arracadas. De aquel hogar, que era apacible y venturoso como un nido... –Mi acción yo sabré justificar...– ...¿Por qué te atreves, ¡oh, alimaña ponzoñosa!, con tus artes de raposa su ventura a profanar? Era el señor de tu vida y de tu hacienda quien, por amor, me encargó de aquella ofrenda. Como yo, la obediencia le debes también. No comprendo la demencia de hacer frente a tu señor. ¡Si es suyo tu honor! ¡Ah, maldito, sucio reptil! No escupas tu baba de venenosa víbora vil. ¡Ah, malvado, ruin mercader, que precio le pones hasta al cariño de una mujer! ¡Ah, vil Judas, que vendes el alma como intentaste vender mi honor! Merecías que te arrancara la lengua cobarde, que se ensaña con mi dolor. ¡Óyeme! Nunca, ¡no! Te lo diré. ¡Jamás! Tú debes oír mi voz. http://lazarzuela.webcindario.com/ 17 PERIBÁÑEZ DAVID PERIBÁÑEZ DAVID PERIBÁÑEZ DAVID PERIBÁÑEZ DAVID PERIBÁÑEZ ¡Atrás! Amigos hemos de ser. ¡Vete ya! ¡Óyeme! ¿Qué me puedes explicar? Algo que tú debes pensar. Si acaso al entrar de nuevo en tu casa, tuvieras que ver que tu mujer llegó a pecar... ¡No puede ser! ¡Hay que dudar! ...Si a tu señor dióle su amor, ¿qué vas a hacer? Si mi mujer le obedeció, si su deber sacrificó por la riqueza, entonces yo, que la adoré con una fe que no dudó de su pureza, ¡la mataré sin vacilar... aunque sin ella he de morirme de tristeza! Mas algo tú no has de olvidar: ¡ay, del infame que me labra esta amargura, porque, igual que a la perjura, al traidor he de matar! ¡Matar! CUADRO TERCERO.– La era de Peribáñez, en las afueras de Ocaña. Campos de trigo maduro, por la mañana. Un mayoral y tres mozos están trabajando. A poco aparece Peribáñez, que vuelve a su casa con la duda de si han mancillado su honor. Alterado, oye a Olmedo cantar una copla sobre el comendador y Casilda. De pronto llega ésta y Peribáñez le pregunta por los pendientes de perlas; ella le contesta que siendo labradora 18 http://lazarzuela.webcindario.com/ y villana, y habiéndose casado también con un villano, llevando pendientes de perlas le dirían que eran de señor. Peribáñez se percata de la sólida fidelidad de su mujer. Llega la leva de labradores, seguida por las mujeres de éstos y por don Fadrique. El comendador hace caballero a Peribañez ante todos. Luego, éste manda al comendador que le ciña su propia espada, dejándole a su cuidado su hacienda y su mujer mientras él luche en la guerra; y que si él le ha dado el honor, ya sabe lo que le roban si se lo quitan. Embarazoso encargo para el comendador... ¡y más hecho en público! OLMEDO PERIBÁÑEZ CASILDA PERIBÁÑEZ CASILDA PERIBÁÑEZ CASILDA PERIBÁÑEZ CASILDA PERIBÁÑEZ CASILDA La mujer de Peribáñez hermosa es a maravilla. El comendador de Ocaña de amores la requería. La mujer es virtuosa cuanto hermosa y cuanto linda. Mientras Pedro estaba fuera de esta suerte respondía: «Más quiero yo a Peribáñez, con su capa la pardilla, que no a vos, comendador, con la vuesa guarnecida.» ¡Ah! Sosiégate, corazón, aunque en canciones ande mi honor. ¡Esposo! ¡Esposo! ¡Casilda! ¡Luz de mi alma! ¿Cómo estás? Estoy sin ti. Y al ver que tu compañía sin su capitán volvía, a buscarte vine aquí. ¡Tardaste!... ¡Luz de mi alma! ¿Por qué, Pedro? Porque al ver una mujer en mi era, pensé que fuera mi dulce esposa, mujer. Poder saborear tu voz, eco de amor, ¡qué alegría y qué dolor, si presto has de partir, http://lazarzuela.webcindario.com/ 19 PERIBÁÑEZ CASILDA PERIBÁÑEZ CASILDA PERIBÁÑEZ CASILDA PERIBÁÑEZ CASILDA PERIBÁÑEZ CASILDA PERIBÁÑEZ CASILDA PERIBÁÑEZ CASILDA PERIBÁÑEZ CASILDA PERIBÁÑEZ CASILDA 20 dejando nuestro hogar sin sosiego y sin calor! ¡Maldito quien nubló la dicha de mi hogar, en donde yo quise encontrar para siempre la ventura! ¡Ah, triste de mí! Tanto dolor no merecí. Partir es mi deber. ¿Quién nos puede separar? Partir es merecer la alegría de volver. ¡Quién te viera retornar! ¡Volver a nuestro hogar! ¡Ay, qué largo padecer! ¡Volver a concertar tu reír con mi cantar! ¡Quiera Dios que pueda ser! ¡Te juro que ha de ser! ¡Quiera Dios que sea así! No hay fuerza ni poder para estorbar que vuelva a ti, miel deliciosa de mi vida. ¡Oh! ¡Yo volveré para quererte con más fe! ¡Dulce amor, vuelve a mí! Yo sabré desde aquí recordar el dolor de tu partida, dolorida, pero ansiosa de embriagarme con tu amor. Creo ten ti, dulce bien. ¡Dulce bien! Al partir, yo también... Tú también... ...curaré del dolor de marchar, pensando en la gloria de volverte a besar. No tardes, luz de mi hogar. ¡Bésame! ¡Bésame con tus miradas! http://lazarzuela.webcindario.com/ PERIBÁÑEZ CASILDA PERIBÁÑEZ CASILDA PERIBÁÑEZ CASILDA PERIBÁÑEZ CASILDA PERIBÁÑEZ CASILDA PERIBÁÑEZ CASILDA PERIBÁÑEZ CASILDA PERIBÁÑEZ CASILDA PERIBÁÑEZ CASILDA PERIBÁÑEZ CASILDA Pero di: ¿dónde están las arracadas que te fueron regaladas la noche que yo partí? ¿Te turbas? Sí. ¿Cuándo vengo de tus caricias celoso? ¿Por qué? Porque no las tengo. ¡Mujer!... Escúchame, esposo. Nací labradora y villana, casé con villano también, me precio de buena cristiana y tú eres un hombre de bien. Si llevo arracadas de perlas viviendo en tu hogar labrador, que son, me dirían al verlas, preseas más bien de señor. Sí, mi Casilda, tienes razón; y tu cara, que es ramo de flores, se engalana con rayos de sol. Señor, eres tú, dueño mío; señor de tu casa y de mí. Las armas de tu señorío las veo, señor desde aquí: campos floridos, parvas de mies... Y amapolas y espigas doradas son las galas que yo ostentaré. Creo en ti, dulce bien. ¡Dulce bien! De tu honor no dudé. Soy feliz al saber... ¡Ah! ¡Ven a mí, dulce bien! ...Que en tus recuerdos no te llevas ¡ni una sombra!... ...¡Ni una espina! ¡Creo en ti! ¡Bésame! ¡Ven a mí! ¡Ah, soy feliz al saber que es mi amor tu sostén! http://lazarzuela.webcindario.com/ 21 PERIBÁÑEZ CASILDA PERIBÁÑEZ CASILDA PERIBÁÑEZ CASILDA PERIBÁÑEZ DON FADRIQUE PERIBÁÑEZ CASILDA DON FADRIQUE CASILDA PERIBÁÑEZ CASILDA CORO 22 ¡Alma mía, con ansia te espero aquí; fía en mí. ¡Ah, soy feliz al pensar que me espera mi mujer con ansiedad! ¡Ah! Casilda, mi pensamiento vive en paz. La hora ya llegó. ¡Qué pronto llegó la hora! Partir es menester. ¡Partir muy lejos, esposa! ¡Malhayan los tambores, que me llaman estando en tus brazos y oyendo tu voz! ¡Adiós, mi bien, adiós! _____ Señor, pediros querría una cosa desusada. Decid a ver. Que la espada me ciña su señoría. ¿Para qué tal ceremonia? Tiene razón, a fe mía, y con ello testimonia saber de caballería. Esposo: ¿no te basta el hierro de tu arado y, aunque de humilde casta, haber vivido honrado? Esposa: el ser honrado de nada me ha valido, porque es el honor dado mejor que el merecido. No sé qué pesadumbre se advierte en su mirada. Sus ojos echan lumbre, su voz está velada. Honrado Peribáñez: agora vas a ser soldado y caballero del rey. http://lazarzuela.webcindario.com/ PERIBÁÑEZ DON FADRIQUE PERIBÁÑEZ CASILDA JUANA ANTONIA DON FADRIQUE MIGUEL ÁNGEL PERIBÁÑEZ CORO Hincaos de rodillas, igual que lo hago yo, y oíd de don Fadrique la voz. Eres por mi mano caballero desde hoy, y mi propia espada para serlo te doy. Mira bien, que no fue rendida jamás, que honrada por mi mano te la entrego. Con tu honor agora guardarás mi propio honor. Señor: he sido labrador; jamás turbó mi pecho la sombra de un mal hecho ni el grito de un rencor; al ser hidalgo, es menester que siendo honrado siga y nada el mundo diga de mí y de mi mujer. Por el tono de su voz, no me cabe duda ya de que teme por su honor. Alguien hubo de decir todo aquello que pasó. Me pareció que Peribáñez con los ojos me acusó. Si recela el amo, ¿qué nos va a pasar? ¡No quiero pensar! Ya comprendió que su maldad conozco yo. Veo en su mirada fuego de pasión. Veo en su mirada que conoce la traición. http://lazarzuela.webcindario.com/ 23 DON FADRIQUE PERIBÁÑEZ CASILDA DON FADRIQUE JUANA ANTONIA CORO CASILDA JUANA ANTONIA DON FADRIQUE MIGUEL ÁNGEL 24 ¡Ay, de mi amor! ¡Amor de mi vida! ¡Por qué la llama fui de su pasión! ¡Por qué sin vida está mi corazón! ¡Qué desazón! ¡Malhaya el señor! ¡Maldita hermosura que vio en la villana! ¿Por qué nacería graciosa de cara? ¡Ay, si cegara! ¡Ay! ¡Cómo pensar que una labriega deslumbrara al señor! ¡Ay, la fiebre ciega de los sueños de amor! El ama es tan bella, que no es maravilla que amor insensato despierte en un día. ¡Ay, madre mía! ¡Ay! ¡Líbreme Dios Omnipotente de gustar al señor! Nadie estamos libres de un capricho de amor. ¡Ay de mí, si su amor no encendí y avivo su rencor! ¡Cómo pensar que una labriega desdeñara a un señor! ¡Ay, la fiebre ciega de los sueños de amor! Como turbión de tempestad, una pasión lo arrolla todo sin piedad. ¡Cómo pensar que una labriega deslumbrara al señor! ¡Ay, la fiebre ciega de los sueños de amor! http://lazarzuela.webcindario.com/ PERIBÁÑEZ MUJERES HOMBRES Y MUJERES DON FADRIQUE CASILDA PERIBÁÑEZ DON FADRIQUE ¡Oh, juventud de labrador, sin conocer el amargor del amor! ¡Oh, juventud! ¡Oh, tiempo aquel en que vivía con la salud y alegría, que me ha robado esta inquietud! ¡Ay, Señor, qué ansiedad! Como turbión de tempestad, una pasión lo arrolla todo. ¡Ay! ¡Cómo pensar que una labriega deslumbrara al señor! ¡Ay, la fiebre ciega de los sueños de amor! Capitán tiene desde agora esta grey; su espada desde agora es vuestra guía. Por voluntad del propio Rey es capitán. ¡Capitán es mi esposo, del Rey! ¡Qué pesadumbre me causa ese honor! Dura ley me obliga a vivir sin amor. Piensa en mí con afán. ¡Y adiós, capitán! ¡Ay, Casilda, no sé lo que pasa por mí! ¡Es la voz del deber militar! Tengo sed de luchar: ¡morir o matar! Por el amor cualquier pecado se puede absolver. http://lazarzuela.webcindario.com/ 25 JUANA ANTONIA MIGUEL ÁNGEL MUJERES HOMBRES DON FADRIQUE PERIBÁÑEZ DON FADRIQUE PERIBÁÑEZ 26 El honor de nadie quisiera ofender. y si fui pecador, pequé por amor. ¡Ay, Miguel Ángel! Llegó la temida separación. ¡Ay, del que agora me obliga a vivir sin amor! Es cruel por demás. ¡Sin mí no te vas! ¡Calla, mujer! ¡Qué le vas a hacer! Se vive muy bien sin amor, y al volver para acá mejor te sabrá. ¡Qué gran pesar! ¡Qué gran dolor! Tu larga ausencia me obliga a vivir sin amor. ¡Qué gran placer! ¡Qué gran honor! Ya verás, mujer, que vives muy bien sin amor. Y al volver, para acá, mejor te sabrá. Ya podéis partir; a Toledo marchad, y ante el trono del Rey las frentes inclinad. Oíd, señor. Me hiciste caballero y, a fuer de hidalgo, quiéroos decir, con ruda claridad, mi anhelo y mis sentir. ¡Ya tardas en hablar! Yo dejo por vos mi casa y mujer, recién desposado. http://lazarzuela.webcindario.com/ CASILDA DON FADRIQUE CORO CASILDA DON FADRIQUE PERIBÁÑEZ DON FADRIQUE PERIBÁÑEZ CASILDA PERIBÁÑEZ DON FADRIQUE HOMBRES Remito las dos a vuestro cuidado. Y espero, señor que vos me guardéis la prenda que quiero. Lo que es el honor de sobra sabéis, pues sois caballero. Esta es, señor, la joya de mi joyero que, en lealtad, con la mía, no más compite. Si tú el honor me has dado de caballero, ya sabes lo que roba quien me la quite. Mi lealtad de esposa yo te la fío. Soy de tu honor escudo como del mío. Su acento, al escucharle me daba frío. Siento que, por instantes, me falta el brío. ¡Su idea bien comprendí! En esta leal promesa que aquí me hacéis, confío. En honor me aleccionáis y me hacéis igual que vos. Ved, pues, cómo la guardáis, ¡que he de volver, vive Dios! ¡Ay, del que atente a tu honor, que desde agora es el mío! Voyme tranquilo, señor, y en tu palabra confío. Te ha de bastar con la mía, que no dará nunca en tierra. ¡Basta, mujer! Compañía: saldremos para la guerra apenas decline el día. ¡A la guerra, ballesteros, por Castilla y por el Rey! ¡En la guerra triunfaremos! En la guerra bravamente lucharemos por Castilla y por el Rey. http://lazarzuela.webcindario.com/ 27 MUJERES CASILDA PERIBÁÑEZ DON FADRIQUE ¡Adiós! A la guerra voy con ardiente fe y, si quiere Dios, pronto volveré. En la guerra lucharéis los ballesteros por Castilla y por el Rey. ¡Adiós! A la guerra tú qué contento vas; pero sabe Dios si no volverás. ¡Favor! ¡Sálvame, Señor! ¡Qué será de mí si se va mi amor! No puede ya dudar de mi intención. ¡No, no! ¡Tengo que volver por guardar mi honor! Pues, a pesar de las barreras de tu amor, mujer, ¡mía habrás de ser y me harás feliz, porque muerto estoy desde que te vi! ACTO TERCERO CUADRO PRIMERO.– El patio de carros de la casa de Casilda y Peribáñez. Es noche de luna llena. Juana Antonia sale con traje de marcha y dispuesta para ir a la guerra con su Miguel Ángel, afrentando a Olmedo –que ha logrado evitar la leva– por no ir, tras lo cual éste también se marcha. Queda sola Casilda en la casa, lamentándose de la ausencia de Peribáñez, y rogando ante la imagen de la Virgen. Cuando termina la plegaria ve al comendador, que insiste en sus proposiciones deshonestas Casilda le rechaza y logra encerrarse en la casa, pero don Fadrique le contesta que si no lo quiere por la buenas lo tendrá por la fuerza y salta por la ventana, dejando la capa en el suelo. Casilda pide socorro. En esos momentos, Peribáñez, que se ha sentido celoso e intranquilo, ha vuelto 28 http://lazarzuela.webcindario.com/ y oye los gritos de su mujer. Al ver la prenda se teme lo peor, y espada en mano –la misma que le ciñó el comendador– entra en la casa y lo asesina. CASILDA DON FADRIQUE CASILDA Se fue... ¡Se fue!... El alma mía va con él. La amarga soledad testigo de mi dolor será. ¡Ay de mí! Quisiera que en mi pecho se escondiese mi dolor; mas, ¡ay!, que mis suspiros van en busca de mi amor. Suspiros de mi alma, volad para decirle que sólo pienso en él. ¡Ay, del amor mío! ¡Quizás para siempre se fue! Virgen santa, bendita; dulce amparo del triste: sé luz en mis ojos, como siempre lo fuiste. Por la fe que me alienta y el amor que me guía, ¡escucha el lamento de mi voz, Virgen mía! En mi senda de zarzas pon camino de flores. ¡Dame temple de acero contra vanos temores! Ve que a solas, ¡oh, Virgen!, mi plegaria te envío. Tú no me abandones, ¡porque a ti me confío! A un alma que implora no le niegues, ¡oh, Señora!, tu amor protector. ¡Casilda!... ¡Señor! http://lazarzuela.webcindario.com/ 29 DON FADRIQUE CASILDA DON FADRIQUE CASILDA DON FADRIQUE CASILDA DON FADRIQUE CASILDA DON FADRIQUE CASILDA DON FADRIQUE CASILDA DON FADRIQUE CASILDA DON FADRIQUE CASILDA DON FADRIQUE CASILDA 30 ¡Señora! ¡Señor!... ¿Por qué os asusta mi presencia? Quisiera que en mi pecho vieses toda mi pasión. ¡Virgen, socórreme! ¡Virgen, ampárame! Que oyeses los latidos de mi pobre corazón. ¡Virgen, auxíliame! ¡Oh, Virgen, sálvame! Latidos de mi alma que tiembla, conmovida por verse junto a ti. ¡Ay, del amor mío! ¡Por qué no ha de hacerme feliz! ¡Ah!... ¿No teméis que Dios maldiga vuestro nombre? Nada temo. ¿Qué pretendéis con acción tan torpe? Respirar tu mismo aliento. ¡No busquéis, señor, lo que no puede ser vuestro! ¡Ten piedad del amor mío! ¡No sigáis, que yo no he de oíros! ¡Oh, cruel villana, mírate en mí! ¡Jamás sospeché que los caballeros cegaran así! Mas, ¿cómo domar la fiebre de amor que abrasa mi vida? Me hirieron tus ojos y aún llevo en el pecho sangrando la herida. Si tú la restañas, ¡amor y riquezas para ti serán! ¡Señor! ¡Callad! ¡Callad! Si llenarais mis campos de doradas espigas, y alfombraseis con oro mi labriega cocina http://lazarzuela.webcindario.com/ DON FADRIQUE CASILDA DON FADRIQUE CASILDA DON FADRIQUE y volvieseis a hablarme con amantes palabras, ¡vuestras torpes promesas no escuchara! ¡No colmes, Casilda, mi cáliz de hiel, ni me tortures inclemente! ¡Nunca vi tan insensata altivez! Si, en nobleza, tuvieseis la del rey de Castilla, y diademas reales me ofrecieseis por mías, la nobleza y las joyas fueran dádivas vanas ¡y el amor de mi pecho yo os negara! No quieras perderte, ¡porque mi amor es tan inmenso que irá contigo hasta la muerte! ¡Callad, señor, por caridad! Si me ataran las manos a una fuerte columna y sintiera mi frente coronada de espinas, si azotaran mi cuerpo y en la cruz me clavasen, ¡con cariño mis ojos no os mirasen! ¡Oh, mujer! ¡Óyeme! ¡Mírame! ¡Mírame a tus pies! ¡Tendré para ti sublimes ternuras que te harán feliz! De tu amor seré un esclavo, ¡porque no puedo sin él vivir! ¡Sálvame! Que mi razón delira. ¡Tiéndeme tu mano generosa! Ve que ante mí abismo fatal se abrió; ¡y en tu mano está, Casilda, mi salvación! http://lazarzuela.webcindario.com/ 31 CASILDA DON FADRIQUE CASILDA DON FADRIQUE CASILDA DON FADRIQUE CASILDA DON FADRIQUE PERIBÁÑEZ 32 ¡Oh, señor, jamás! ¡Por Dios, no deis un paso más! Por última vez escucha el ruego de mi amor. ¡Oh, jamás, señor! ¡Atrás! ¡Sois enviado de Satanás! Si la gloria me das me arrancarás de Lucifer, y así me redimirás. ¡Presto salid de la casa que profanáis! Si no te ablandaron mis quejas y ruegos, ¡tendrás que ser prenda del comendador! Ni viva ni muerta daré el alma mía, ¡que es sólo del dueño de mi corazón! ¡Ah, villana orgullosa, que me cierras la puerta! ¡Algún día mi amor bendecirás! Tu ventana me deja libre el paso, para que acaso me quieras más! ¡Oh, mujer! Tú misma lo has querido. La altivez tu perdición ha sido. Aspirarás las flores de mi pasión. Y por fin, mujer, mi corazón podrás conocer. ¡De nuevo mis pasos me vuelven aquí! La duda y los celos claváronse en mí. Silencio... Quietud... http://lazarzuela.webcindario.com/ CASILDA PERIBÁÑEZ ¡Su capa! ¡La capa del comendador! ¡y aquella ventana...! ¡Sin luz! ¡Maldición! ¡Casilda me vende! ¡Socorro!... ¡Favor! ¡Casilda! ¡Amor mío! ¡Casilda! ¡Soy yo! ¡Soy yo! ¡Soy yo! CUADRO SEGUNDO.– Plazuela de Toledo frente a la catedral. Es por la tarde. Unos cuantos labriegos se divierten bailando una jota castellana. LABRIEGOS Vengo de despedida, mi vida; ¡mira qué dolor! Voy a matar al moro, tesoro... ¡mira qué valor! Mi despedida toma, paloma, palomita blanca. Ya me traerá la nube, querube, que de ti me arranca. No sientas desconsuelo, mi cielo, porque soy soldado; pues antes que otra cosa, preciosa, soy enamorado. Tras el baile labriego, aparece en la plaza el cortejo real. El monarca entra en la catedral bajo palio. Llega la leva de Ocaña con Olmedo, Miguel Ángel y –disfrazada– Juana Antonia. Un pregonero anuncia que el comendador de Ocaña ha sido asesinado por un villano y que el rey recompensará a quien detenga al asesino. Todos temen por Peribáñez. De pronto, éste llega con Casilda, se arrodilla ante el soberano –que acaba del salir del templo– y se confiesa asesino de don Fadrique; pero también cuenta al rey los motivos de su acción. El rey pide a los soldados que le prendan pero ninguno se mueve, por lo que el rey pregunta por qué desoyen su voz, a lo que contesta Peribáñez que ellos le perdonan. Conociendo el motivo por el que mató al comendador, el noble monarca también le perdona. http://lazarzuela.webcindario.com/ 33 PERIBÁÑEZ CORO CASILDA REY PERIBÁÑEZ CORO PERIBÁÑEZ REY CORO CASILDA BALLESTEROS REY CORO BALLESTEROS REY PERIBÁÑEZ BALLESTEROS PERIBÁÑEZ 34 ¡Señor! ¡Quién osa acercarse con bríos al rey! ¡Piedad! ¿Quién sois? Dos villanos que te han menester. Pararon el curso de la procesión. ¡Lo mismo parara la marcha del sol! ¡Yo fui el asesino del comendador! ¡Prendedle! ¡Que muera! ¡Piedad! ¡Compasión! ¡Prendedles! ¡Matadlos! ¡Oídle, señor! ¿Por qué mis soldados desoyen mi voz? ¡Señor, porque todos me dan su perdón! Porque es Peribáñez. ¡Oídle, señor! Señor, aunque villano, tengo sangre cristiana y aunque humilde y labriego llevé una vida honrada, y casé con mujer honrada y buena aunque también villana. Don Fadrique era mozo y al verla dio en amarla; por manos de tercero regalos la enviaba y, ausente yo, buscando a mi Casilda de noche entró en mi casa. Como ella es virtuosa, no prosperó su traza. Me quiso hacer soldado y me ciñó esta espada, para que con aquestos ballesteros saliera yo de Ocaña. http://lazarzuela.webcindario.com/ CASILDA TODOS BALLESTEROS TODOS REY TODOS REY TODOS REY Salí, pero pensando que la ocasión buscaba para pisar mi honra, volví de noche a casa. Allí encontré a mi pobre mujer acorralada, como cordera simple del lobo entre las garras. Llegué, le vi, ¡mis ojos le vieron!, y esta espada que él me diera, señor, para servirte, se la hundí en las entrañas. ¡Ah, cómo dejó entonces a la cordera blanca! Señor: si mi cabeza ha sido pregonada, para que la justicia se pueda hacer, tomadla. Y dad los mil escudos a esta pobre villana... Es mi mujer... La quise, señor, con vida y alma. hacedle la merced, cuando yo muera, de vuestra protección. ¡Para mí la justicia y para ella el perdón! ¡Piedad! ¡Piedad! ¡Perdón! Te dice la verdad. Es un hombre de bien. ¡Piedad, señor, piedad! ¡También los villanos entienden de honor! ¡También los humildes defienden su amor! ¡Villano: te perdono! ¡Viva el rey! La gracia que me pides justicia ha sido en ley. Y quiero que ese acero que yo otra vez te doy, en defender tu honor y el de mis armas lo emplees desde hoy. http://lazarzuela.webcindario.com/ 35 PERIBÁÑEZ CASILDA TODOS REY CORO 36 ¡Señor! ¡Señor! Enrique el justiciero le otorga su perdón. Ya puede seguir la procesión. ¡Alleluya! http://lazarzuela.webcindario.com/