Debido proceso y garantías judiciales Alexei Julio Estrada El derecho al debido proceso Generalmente se hace diferencia entre el debido proceso adjetivo y el debido proceso sustantivo, el primero se relaciona con el derecho de acceso a la justicia y con otras expresiones cercanas tales como el derecho a la tutela judicial efectiva o garantías judiciales. El derecho al debido proceso El debido proceso sustantivo por su parte es un concepto desarrollado por la jurisprudencia norteamericana y guarda relación con un medio para controlar la razonabilidad de las leyes y a la tutela de los derechos de los individuos frente al arbitrio del poder público en el ámbito ejecutivo y legislativo. El derecho al debido proceso En el marco del Sistema Interamericano el debido proceso, como antes se mencionó, se concentra en el artículo 8 referente a garantías judiciales y en las normas de derecho a la protección judicial recogidas en el artículo 25. En el artículo 8 figuran tanto las garantías judiciales generales (párr. 1) como las garantías judiciales penales (párr. 2) en una extensa relación que aparecen referidas inicialmente a enjuiciamientos criminales. El debido proceso El artículo 25 se refiere a la existencia de un recurso sencillo y rápido, además de efectivo, que ampare al sujeto en el ejercicio de sus derechos. El derecho al debido proceso también está en conexión con otros preceptos de la CADH tales como el artículo 4 (derecho a la vida), en lo que concierne la posibilidad de que el condenado a muerte pueda combatir la sentencia mediante un indulto, amnistía o counmutación. El debido proceso Particularmente relevante es el artículo 7 (derecho a la libertad personal) que hace referencia a la privación de la libertad, exclusión de detenciones arbitrarias, información sobre las razones de la detención y los cargos formulados, control judicial y plazo razonable, y decisión judicial acerca de la legalidad de un arresto o de una detención. El debido proceso La suspensión de garantías en estados de emergencia también guarda relación con el debido proceso, razón por la cual resulta relevante el artículo 27 de la CADH. Hay derechos sujetos a suspensión mientras que otros se hayan excluidos de esta posibilidad, al respecto es particularmente importante la intangibilidad de las garantías judiciales indispensables para la protección y defensa de los derechos y libertades que no están sujetos a suspensión. El debido proceso La vigencia de las garantías constitucionales, tales como el habeas corpus o los mecanismos de protección de los derechos fundamentales, bajo los estados de excepción permite que las autoridades judiciales examinen la razonabilidad y proporcionalidad de las medidas adoptadas para superar la situación de anormalidad. El debido proceso Finalmente los preceptos relacionados con el debido proceso, al igual que los restantes preceptos de la CADH, son el objeto de las obligaciones generales que asumen los Estados partes: reconocimiento, respeto y garantía de los derechos, y adopción de disposiciones y medidas protectoras de orden interno. El debido proceso El debido proceso se refiere al conjunto de requisitos que deben observarse en las instancias procesales a efectos de que las personas estén en condiciones de defender adecuadamente sus derechos ante cualquier acto del Estado que pueda afectarlos (SGS 2012). El debido proceso En materia penal incluye tanto las garantías mínimas previstas en el artículo 8 de la CADH como otras que pudieran ser necesarias para la integración de ese concepto, esa garantías pueden estar en otros tratados de DDHH, en tratados que no sean de DDHH (Ej. Convención de Viena sobre relaciones culturales) o incluso en instrumentos del soft law. El debido proceso La jurisprudencia ha atribuido un carácter expansivo a las garantías previstas en el artículo 8.2 CADH: “a pesar de que el citado artículo no específica garantías mínimas en materias que conciernen a la determinación de los derechos y obligaciones de orden civil, laboral, fiscal o de cualquier otro carácter, el elenco de garantías mínimas establecidas en el numeral 2 del mismo precepto se aplican también a esos órdenes”. El debido proceso También se entiende que se aplican en los procedimientos administrativos, sobre todo cuando tiene un carácter sancionatorio, pues éstos son un una expresión del poder punitivo del Estado ( Ver por ejemplo en los casos Apitz Barbera, Reverón, Chocrón Chocrón y López Mendoza). El debido proceso La jurisprudencia interamericana ha advertido que compete al juzgador preservar las garantías constitutivas del debido proceso. Esto se extienden tanto al desempeño del tribunal, sus integrantes y auxiliares, como a la protección de las partes y a los participantes en el enjuiciamiento, o incluso de terceras personas que pueden resultar afectadas por el proceso. El debido proceso El juez es garante de los derechos del justiciable, por lo tanto debe adoptar las medidas conducentes a garantizar la más amplia defensa del acusado en el juicio en aras del debido proceso. Por ejemplo, en el caso Dacosta Cadogan v. Barbados (2009) se sostuvo que el juez tenía la obligación de esclarecer el efecto que podía tener una enfermedad del sujeto al momento de cometer el delito. La presunción de inocencia Se trata de un derecho que en principio está referido a casos penales. Ha sido reconocido en diversos instrumentos jurídicos internacionales de protección de los derechos humanos, como el artículo 11.1 de la Declaración Universal, el artículo 14.2 del PIDCP y en el artículo 8.2 de la CADH. La presunción de inocencia Esta última señala que toda persona se presume inocente mientras no exista plena prueba de su responsabilidad y no se establezca legalmente su responsabilidad. Se trata de un principio que busca evitar los juicios condenatorios anticipados en contra del inculpado, sin una consideración detenida en la prueba de los hechos y en la carga de la prueba. La presunción de inocencia Así mismo se relaciona con otras garantías procesales, tales como el derecho de defensa y el deber de motivación, pues obliga a determinar la responsabilidad del acusado mediante una sentencia fundada, congruente y acorde con las fuentes del derecho vigentes. La presunción de inocencia Conforme a este principio nadie puede ser tratado como culpable de un acto ilícito mientras no haya sentencia en firme en su contra. No se puede suponer culpabilidad por cuanto esta tiene que ser probada fuera de toda duda razonable. Una condena no puede estar fundada en indicios y sospechas, sino en pruebas objetivas (Observación General 13 del CDH). La presunción de inocencia La Corte ha señalado que el propósito de las garantías judiciales subyace en el principio de presunción de inocencia, el cual afirma que una persona es inocente hasta que se demuestre su culpabilidad. El artículo 8.2 alusivo a esa materia exige que una persona no pueda ser condenada mientras no exista plena prueba de su responsabilidad penal. Si obra contra ella prueba incompleta o insuficiente, no es procedente condenarla sino absolverla. La presunción de inocencia Un dato sustancial de este principio atañe a la prueba de los hechos imputados de los que derivan consecuencias jurídicas adversas, la carga correspondiente incumbe a quien formula la imputación: el derecho a la presunción de inocencia implica que el acusado no debe demostrar que no cometió el delito que se le atribuye, ya que el onus probandi corresponde a quien acusa. La presunción de inocencia La Corte IDH se ha pronunciado sobre este principio en numerosas oportunidades y abordando distintos tópicos: (i) la actuación de los funcionarios judiciales respecto a la prueba de los elementos que configuran la responsabilidad penal, (ii) la imposición de medidas restrictivas de la libertad personal mientras dure el proceso y (iii) la actuación de otras autoridades públicas. La presunción de inocencia Caso Ricardo Canese vs. Paraguay (2004). 159. La Corte ha notado que el Juzgado de Primera Instancia en lo Criminal del Primer Turno y el Tribunal de Apelación en lo Criminal, Tercera Sala, presumieron el dolo del imputado del hecho de que éste no se retractó de las declaraciones que había realizado sino que las ratificó, de su grado de preparación intelectual y de su conocimiento sobre la obra pública de Itaipú La presunción de inocencia a criterio del juzgador, implicaban que “sabía perfectamente a quienes iban dirigidas sus declaraciones, el alcance que tenían sus expresiones y el daño que podría causar a éstos”. Además, a partir de estas implicaciones, los juzgadores asumen que el señor Canese tenía intención de agraviar o menoscabar la imagen, fama, crédito o intereses de los integrantes del directorio de Conempa. La presunción de inocencia 161. A partir de las anteriores razones, el Tribunal encuentra claro que tanto el Juzgado de Primera Instancia en lo Criminal del Primer Turno como el Tribunal de Apelación en lo Criminal, Tercera Sala, presumieron el dolo del señor Canese y, a partir de ello, le exigieron que desvirtuara la existencia de su intención dolosa. La presunción de inocencia De esta manera, tales tribunales no presumieron la inocencia del imputado, por lo que la Corte concluye que el Estado violó, en perjuicio del señor Canese, el artículo 8.2 de la Convención Americana. La presunción de inocencia Del principio de presunción de inocencia la Corte ha derivado la obligación estatal de no restringir la libertad del detenido más allá de los límites estrictamente necesarios, para asegurar que no impediría el desarrollo normal de las investigaciones, ni eludirá la acción de la justicia. La prisión preventiva es una medida cautelar no punitiva, y por lo tanto debe ser una medida excepcional y no la regla general. La presunción de inocencia Por lo tanto privar de la libertad por un plazo desproporcionado a personas cuya responsabilidad criminal no ha sido establecida es violar la garantía de la presunción de inocencia. En el caso Tibi vs Ecuador la Corte IDH sostuvo que se había vulnerado la presunción de inocencia. La presunción de inocencia En el caso Cantoral Benavides vs. Perú expresó que constituye una violación de la presunción de inocencia la presentación de una persona ante los medios de comunicación “vestido con un traje infamante, como autor del delito de traición a la patria, cuando aun no había sido legalmente procesado ni condenado”. La presunción de inocencia La presunción de inocencia “exige que el Estado no condene informalmente a una persona o emita juicio ante la sociedad, contribuyendo así a formar una opinión pública, mientras no se acredite conforme con la ley la responsabilidad de aquella”. La presunción de inocencia puede ser violada no sólo por el juez o por la Corte sino por otras autoridades públicas (Lori Berenson vs. Perú). El principio contradictorio Sobre el principio contradictorio la Corte IDH ha sostenido que “en todo proceso deben concurrir los elementos necesarios ara que exista un mayor equilibrio entre las partes, para la debida defensa de sus intereses y derechos. Esto implica entre otras cosas que rija el principio contradictorio.” El principio contradictorio se relaciona estrechamente con otras garantía tales como el derecho de defensa, la doble instancia y los recursos. El derecho de defensa El derecho de defensa es sin duda una de las garantías más amplias del derecho al debido proceso, incluye el derecho a ser asistido por un traductor, el derecho a la defensa técnica, el derecho a ser informado de la acusación, el derecho a no autoincriminarse, . El derecho de defensa La primera de las garantías relacionadas con el derecho de defensa es el derecho a ser asistido gratuitamente por el traductor o intérprete, si no comprende o no habla el idioma del juzgado o tribunal. Inicialmente este derecho aparece reconocido sólo para procesos penales, sin embargo en virtud de la interpretación extensiva que se ha hecho de las garantías judiciales podría entenderse que se aplica a otro tipo de procesos. El derecho de defensa Adicionalmente la redacción de los artículos convencionales dan a entender que este derecho se ejerce ante los tribunales y no ante las actuaciones que se realizan ante el Ministerio Público o la Vista Fiscal. Según los estándares establecidos por el TEDH se aplican respecto de todos los actos procesales, no sólo las vistas orales, sino también los documentos escritos y la instrucción perentoria. El derecho de defensa Derecho a ser informado de las acusaciones en su contra. El CDH ha señalado que este derecho puede satisfacerse formulando la acusación ya sea verbalmente o por escrito siempre que en la información se indique tanto la ley como los supuestos hechos en que se basa. El derecho de defensa Según la Corte IDH: “(p)ara satisfacer el artículo 8.2.b convencional el Estado debe informar al interesado no solamente de la causa de la acusación, esto es, las acciones u omisiones que se le imputan, sino también las razones que llevan al Estado a formular la imputación, los fundamentos probatorios de ésta y la caracterización legal que se da a esos hechos. El derecho de defensa Toda esta información debe ser expresa, clara, integral y suficientemente detallada para permitir al acusado que ejerza plenamente su derecho a la defensa y muestre al juez su versión de los hechos” El derecho de defensa En el caso Tibi vs. Ecuador la Corte IDH señaló que para considerar efectivo este derecho la notificación de la acusación debía realizarse antes de que el inculpado rindiera su primera declaración, pues de otra manera se vería conculcado el derecho de toda persona a preparar su defensa. El derecho de defensa Sostuvo que esta obligación convencional “rige incluso antes de que se formule una ‘acusación’ en sentido estricto (pues para) que el mencionado artículo satisfaga los fines que le son inherentes, es necesario que la notificación ocurra previamente a que el inculpado rinda su primera declaración ante cualquier autoridad pública”. El derecho de defensa A los efectos del cumplimiento de la garantía, debe entenderse que la oportunidad de informar al inculpado de la acusación es el momento de su detención y no el de ser puesto el detenido a disposición de la autoridad judicial competente. De esta forma corresponde a las autoridades policiales informar inicialmente de la acusación al inculpado, en ciertos eventos a las autoridades judiciales (caso Barreto Leiva). El derecho de defensa En el caso Barreto Leiva nuevamente la Corte IDH se ocupa de esta garantía y reitera la regla de que la información debe tener lugar antes de ser rendida la primera declaración por el investigado. Considera admisible que en ciertos casos exista reserva de las diligencias adelantadas durante la investigación preliminar en el proceso penal, para garantizar la eficacia de la administración de justicia. El derecho de defensa Asiste al Estado la potestad de construir un expediente en búsqueda de la verdad de los hechos, adoptando las medidas necesarias para impedir que dicha labor se vea afectada por la destrucción u ocultamiento de pruebas. Sin embargo, esta potestad debe armonizarse con el derecho de defensa del investigado, que supone, inter alia, la posibilidad de conocer los hechos que se le imputan. El derecho de defensa El hecho de que el señor Barreto Leiva hubiese podido conocer por los medios de comunicación o por su declaración previa ante el Congreso (supra párr. 33) el tema de la investigación que se estaba realizando, no relevaba al Estado de cumplir con lo dispuesto en el artículo 8.2.b de la Convención. El derecho de defensa El investigado, antes de declarar, tiene que conocer de manera oficial cuáles son los hechos que se le imputan, no sólo deducirlos de la información pública o de las preguntas que se le formulan. El derecho de defensa Concesión al inculpado del tiempo y los medios adecuados para la preparación de su defensa. Lo que constituye tiempo adecuado según el CDH depende de las circunstancias de cada caso, pero los medios deben incluir el acceso a los documentos y demás elementos probatorios que el acusado necesita para preparar su defensa, así como la oportunidad de contratar a un abogado y comunicarse con éste. El derecho de defensa Si un acusado cree que el tiempo que se le ha concedido para preparar su defensa ha sido inadecuado debe solicitar al tribunal la suspensión de las diligencias, por no haber dispuesto del tiempo suficiente para prepararse. El derecho de defensa En el caso Suárez Rosero Vs. Ecuador la Corte IDH sostuvo que la incomunicación de un detenido vulneraba esta garantía porque impide la oportunidad de preparar adecuadamente la defensa. El derecho de defensa Igualmente se ha abordado esta garantía desde la perspectiva de los derechos de las víctimas de graves violaciones de derechos humanos, en el sentido que tienen derecho a acceder al expediente y a las pruebas que obran en el proceso. El derecho de defensa Derecho del inculpado a defenderse personalmente o a ser asistido por un defensor de su elección y de comunicarse libre y en privado con su defensor. Los instrumentos internacionales garantizan este derecho y de su redacción se entiende que es aplicable para todos los casos, leves y graves (Caso Milosevic). El derecho de defensa Al considerar la indispensable concurrencia del defensor la Corte IDH ha tenido en cuenta los estándares internacionales en la materia que van mucho más allá de la mera designación de un abogado. Especialmente ha aplicado instrumentos del soft law tales los Principios Básicos sobre la función de los abogados (Caso Castillo Petruzzi vs. Perú).. El derecho de defensa Por ejemplo en el caso Lori Berenson hizo alusión al numeral 8, este señala que a toda persona arrestada, detenida o presa se le facilitarán las oportunidades, tiempo e instalaciones adecuadas para recibir visitas de un abogado, entrevistarse con él y consultarle, sin demora, interferencia ni censura y en forma plenamente confidencial. El derecho de defensa El derecho de defensa abarca tanto el derecho del justiciable a defenderse por sí mismo como a designar su defensor de confianza o a recibir a falta de éste, la asistencia profesional de un defensor provisto por el Estado. El derecho de defensa Además la Corte IDH sostuvo que la defensa debe ser efectiva pues nombrar un defensor de oficio con el sólo objeto de cumplir una formalidad procesal, equivaldría a no contar con una defensa técnica, por lo que es imperante que dicho defensor actué de manera diligente con el fin de proteger las garantías procesales del acusado y evite así que sus derechos sean lesionados. El derecho de defensa Se ha dicho que la asistencia letrada debe ser oportuna, en el caso Tibi vs. Ecuador se entendió que había sido vulnerada esta garantía porque el Sr. Tibi prestó su declaración ante el fiscal, un día después de su detención, sin la presencia de su abogado defensor. El derecho de defensa El CDH ha afirmado que este derecho exige que el defensor se comunique con el acusado en condiciones que garanticen plenamente el carácter confidencial de sus comunicaciones. Los abogados deben poder asesorar a sus clientes de conformidad con su criterio y normas profesionales establecidas, sin ninguna restricción, influencia, presión o injerencia debida. El derecho de defensa La Corte IDH ha entendido que el derecho a ser asistido por un defensor de oficio es un derecho irrenunciable, que no depende de las condiciones económicas del acusado, pues la CADH a diferencia de otros instrumentos internacionales no establece limitaciones a este derecho. El derecho de defensa De la redacción de los instrumentos internacionales parecería que esta garantía sólo rige en los procesos penales, pero la jurisprudencia, sobre todo del TEDH ha ido ampliando su aplicación para todo tipo de procesos. El derecho de defensa Derecho de la defensa de interrogar a los testigos presentes en el tribunal y de obtener comparecencia, como testigos y peritos de otras personas que puedan arrojar luz sobre los hechos. En el caso Canese Vs. Paraguay la Corte IDH sostuvo que esta garantía había sido desconocida porque se cerró la etapa de investigación sin citar a declarar los testigos y peritos que el acusado había solicitado. El derecho de defensa En el caso Castillo Petruzzi vs. Perú sostuvo que la legislación que se aplicaba para juzgar ciertos delitos que prohibía el interrogatorio de los agentes del estado era contraria a la CADH. ¿Qué pasa con los testigos sin rostro? No autoincriminación Derecho a no ser obligado a declarar contra sí mismo ni a declararse culpable. Se entiende que es un derecho aplicable en los procesos penales y en los procesos administrativos y sancionadores y de ser el caso también en los procedimientos administrativos previos. Se han presentado discusiones interpretativas respecto del alcance de la expresión declarar. No autoincriminación En el sistema interamericano aparece como una garantía específicamente reconocida por el artículo 8.3. que la confesión del inculpado es solamente es válida si es hecha sin coacción de ninguna naturaleza. En el caso Cabrera García y Montiel Florez vs. México (2010) la Corte IDH se pronunció también ampliamente sobre las reglas de exclusión de la prueba. No autoincriminación Sostuvo: Al respecto, la Corte observa que la regla de exclusión de pruebas obtenidas mediante la tortura o tratos crueles e inhumanos (en adelante “regla de exclusión”) ha sido reconocida por diversos tratados y órganos internacionales de protección de derechos humanos que han establecido que dicha regla es intrínseca a la prohibición de tales actos. Al respecto, la Corte considera que esta regla ostenta un carácter absoluto e inderogable. No autoincriminación Además, el Tribunal considera necesario recalcar que la regla de exclusión no se aplica sólo a casos en los cuales se haya cometido tortura o tratos crueles. Al respecto, el artículo 8.3 de la Convención es claro al señalar que “[l]a confesión del inculpado solamente es válida si es hecha sin coacción de ninguna naturaleza”, es decir que no se limita el supuesto de hecho a que se haya perpetrado un acto de tortura o trato cruel, sino que se extiende a cualquier tipo de coacción. No autoincriminación Asimismo, el carácter absoluto de la regla de exclusión se ve reflejado en la prohibición de otorgarle valor probatorio no sólo a la prueba obtenida directamente mediante coacción, sino también a la evidencia que se desprende de dicha acción. En consecuencia, la Corte considera que excluir la prueba que haya sido encontrada o derivada de la información obtenida mediante coacción, garantiza de manera adecuada la regla de exclusión. No autoincriminación Para analizar la relación entre las tres declaraciones, la Corte observa que el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, en el caso Harutyunyan v. Armenia, indicó que en caso de existir evidencia razonable de que una persona ha sido torturada o tratada de manera cruel e inhumana, el hecho de que ratifique la confesión ante una autoridad distinta a la que realizó la acción, no conlleva automáticamente que dicha confesión sea válida. No autoincriminación Lo anterior, debido a que la confesión posterior puede ser la consecuencia del maltrato que padeció la persona y específicamente, del miedo que subsiste después de este tipo de hechos. No autoincriminación La Corte comparte el criterio anteriormente descrito, y reitera que la situación de indefensión y vulnerabilidad en la que se encuentran las personas a quienes en el momento de ser detenidas se les somete a tratos crueles, inhumanos y degradantes, con el objeto de suprimir su resistencia psíquica y forzarla a autoinculparse, pueden producir sentimientos de miedo, angustia e inferioridad capaz de humillar y devastar a una persona y posiblemente quebrar su resistencia física y moral. No autoincriminación Por el contrario, uno de los fundamentos que utilizaron los jueces de instancia para no excluir la prueba del proceso se basó en que “no basta que alguien alegue que fue violentado física o moralmente, para que deba liberársele, puesto que, en principio debe probar que esa violencia existió y luego, demostrar que la misma sirvió de medio para arrancarle una confesión lo cual a lo mucho la invalidaría […]” No autoincriminación Por todo lo anteriormente expuesto, la Corte concluye que los tribunales que conocieron la causa en todas las etapas del proceso debieron excluir totalmente las declaraciones ante el Ministerio Público y la confesión rendida el 7 de mayo de 1999, por cuanto la existencia de tratos crueles e inhumanos inhabilitaba el uso probatorio de dichas evidencias, de conformidad con los estándares internacionales anteriormente expuestos. Doble instancia Derecho de recurrir el fallo ante el juez tribunal superior. En principio se trata de un derecho reconocido exclusivamente para procesos penales, aunque la Corte IDH la ha extendido a otro tipo de procesos (caso Vélez Loor). Según el CDH esta garantía no se limita a las infracciones penales más graves. Doble instancia Se trata de un derecho del que goza todo ciudadano para cuestionar una decisión dentro de la misma estructura jurisdiccional que la emitió, a fin de que una instancia superior pueda revisar y modificar. Doble instancia “El derecho a recurrir el fallo es una garantía primordial que se debe respetar en el marco del debido proceso legal, en aras de permitir que una sentencia adversa pueda ser revisada por un juez o tribunal distinto y de superior jerarquía orgánica”. Doble instancia El recurso al que se refiere el artículo 8 se plantea ante una instancia específica: un juez o tribunal superior al que ha emitido el fallo combatido, que debe satisfacer las condiciones de independencia e imparcialidad que se exigen de cualquier juzgador. Independientemente del nombre que se le de al recurso este debe garantizar la revisión integral de la decisión recurrida. Doble instancia Así lo señaló la Corte IDH en el caso Herrera Ulloa donde también dejó claro que los recursos de casación presentados contra la sentencia condenatoria no satisficieron esa condición, pues no permitían que el tribunal superior realizara un análisis o examen comprensivo e integral de todas las cuestiones debatidas y analizadas por el tribunal inferior. Doble instancia Igualmente se han presentado casos relacionados con la segunda instancia de funcionarios con fuero. Caso Barreto Leiva vs. Venezuela. La Corte IDH sostuvo que aun en los casos en que se aplicar un fuero especial debe ser garantizada una segunda instancia. Doble instancia Adicionalmente a los recursos previstos al interior de los procedimientos judiciales, los ordenamientos internos prevén mecanismos para la protección de los derechos fundamentales involucrados en los procedimientos judiciales y administrativos, tales como el habeas corpus y el amparo. Principio de ne bis in idem El artículo 8.4 de la CADH establece que el inculpado absuelto por una sentencia en firme no podrá ser sometido a un nuevo juicio por los mismos hechos. Este precepto utiliza dos expresiones que son susceptibles de discusiones interpretativas: sentencia y los mismos hechos. Ne bis in idem La jurisprudencia de la Corte ha prevalecido la idea de que un procedimiento violatorio de derechos no puede ser el sustento idóneo de una sentencia válida. Ne bis in idem En otros términos: aquél no constituye un verdadero proceso ni éste una auténtica sentencia; de ahí que la aparente resolución definitiva en la que culmina el también aparente proceso no pueda pretender la autoridad de cosa juzgada ni ser la referencia para la invocación de la garantía ne bis in idem. Ne bis in idem En este orden, el Tribunal observó que “el desarrollo de la legislación y de la jurisprudencia internacionales ha permitido el examen de la llamada ‘cosa juzgada fraudulenta’ que resulta de un juicio en el que no se han respetado las reglas del debido proceso, o cuando los jueces no obraron con independencia e imparcialidad”. Ne bis in idem Corresponde al Estado, en su caso, llevar a cabo -en un plazo razonable- un nuevo enjuiciamiento que satisfaga ab initio las exigencias del debido proceso legal, realizado ante el juez natural (jurisdicción ordinaria) y con plenas garantías de audiencia y defensa para los inculpados. Ne bis in idem Actualmente se presentan discusiones sobre el alcance de este principio, sobre todo cuando se trata de la investigación y sanción de graves violaciones de derechos humanos. Principio de publicidad del proceso En el marco de la CADH se trata de una garantía reconocida solo para los procesos penales: El proceso penal debe ser público, salvo en lo que sea necesario para preservar los intereses de la justicia. Empero en el marco de otros sistemas de protección se tiende hacia una progresiva ampliación de la aplicación de este principio. Publicidad La publicidad se entiende respecto de terceros o la sociedad y no entre las partes del proceso, y cumple diversos fines: garantizar los principios de audiencia y contradicción y aproximar la justicia al pueblo. Publicidad No es un principio absoluto, se otorga un criterio amplio al juez para que determine en que casos puede restringir la publicidad, por ejemplo el interés de los menores, el derecho a la intimidad, la seguridad nacional. Se ha discutido si la única garantía de la publicidad del proceso es el juicio oral, aunque sobre este extremo hay distintas posturas de los doctrinantes. Publicidad El CDH ha sostenido que todos los juicios en casos penales o casos conexos de carácter civil debería llevarse a cabo oral y públicamente. Es tarea de los tribunales facilitar al público información sobre la fecha y el lugar de la vista oral y disponer los medios adecuados para la asistencia de los miembros interesados del público. La prescripción en materia penal La Corte ha sostenido que la prescripción es inaplicable cuando se trate de muy graves violaciones a los derechos humanos en los términos del Derecho Internacional: “son inadmisibles las disposiciones de amnistía, las disposiciones de prescripción y el establecimiento de excluyentes de responsabilidad que pretendan impedir la investigación y sanción de los responsables de Prescripción en materia penal las violaciones graves de los derechos humanos tales como la tortura, las ejecuciones sumarias, extralegales o arbitrarias y las desapariciones forzadas, todas ellas prohibidas por contravenir derechos inderogables reconocidos por el Derecho Internacional de los Derechos Humanos”. Prescripción en materia penal En este mismo sentido, la Corte ha establecido que “ninguna ley ni disposición de derecho interno puede impedir a un Estado cumplir con la obligación de investigar y sancionar a los responsables de violaciones de derechos humanos”. En particular, al tratarse de graves violaciones de derechos humanos el Estado no podrá argumentar prescripción o cualquier excluyente similar de responsabilidad, para excusarse de su deber.