RICARDO TELLO – ECUADOR CATEG INCLUSAO SOCIAL Cap 2 Subcap 1: Perú, un país que expulsa gente Huaquillas. Un grupo de peruanos va en el bus de la cooperativa Azuay desde Huaquillas y, de todos ellos, Juan es el único que no ríe a carcajadas ni grita como el resto de sus compañeros de viaje. Juan apenas sonríe, aunque su rostro cobrizo oscuro es amable y sereno. No mira a los ojos cuando habla y anda con la cabeza baja. Su timidez le impide sentarse en uno de los puestos del bus: solamente ha pagado para ir en el pasillo y, por la insistencia de sus amigos, se sienta por un momento en uno de los puestos hasta que en Arenillas lo ocupe quien lo reservó y pagó con anticipación. Juan es peruano. Es campesino. Es pobre. Es delgado, más bien desnutrido. Es indígena. Juan se apellida Marín y tiene otras características adicionales, como ser servicial y buena gente. Por eso sonríe cuando le cuentan que creyeron que se había quedado en Huaquillas porque no le oyeron contestar cuando le llamaron. Él y sus compañeros de viaje tienen la tarjeta andina y sólo deben esperar a que el bus llegue a su destino: Cuenca. Son 10 peruanos que viajan al Ecuador para ganarse la vida vendiendo en las calles. En el camino solamente hay un sobresalto y es el momento de la revisión de documentos en La Y del Jobo, en la vía entre Arenillas y Santa Rosa, de la provincia de El Oro. Cada uno, junto a los ecuatorianos que están en el bus, baja con un carné azul en la mano, que es su documento nacional de identidad, DNI. Juan es primerizo y únicamente sigue con un poco de aturdimiento lo que hacen los demás. El grupo de peruanos ha iniciado en su departamento de Cajamarca un viaje que les llevará, tras cerca de un día en buses, hasta las provincias del Azuay y Cañar. Juan se va porque en su tierra no hay trabajo y cuando hay, es poco lo que le pagan, asegura. En el Perú, el desempleo está en alrededor del 10 por ciento, mientras la remuneración mínima es de 500 soles, alrededor de 156 dólares, según el Ministerio de Trabajo de ese país. Las cifras no son muy distintas a las ecuatorianas, pues acá el desempleo afecta a alrededor del 9,90 por ciento de la población, según cifras del Banco Central del Ecuador y del Instituto Nacional de Estadística y Censos, mientras que el salario básico está en 170 dólares. El paisaje de la Costa se aleja, la noche empieza a caer y el frío traspasa las ventanas del bus. Juan recibe de uno de sus compatriotas un disco compacto pirateado y le pide que 1 lo pase al chofer para que lo ponga en el equipo de música del bus. Es El Disco de Oro de los Valses Peruanos y empieza a sonar una música triste: Qué quieres que haga, que me ponga alegre como día de fiesta mientras mis hermanos doblan las espaldas por cuatro centavos que el patrón les paga ... quieres que me alegre mientras mis hermanas van a casas de ricos lo mismo que esclavas Cholo soy y no me compadezcas. Mariana Peláez regresó desde España al Perú el 31 de marzo pasado, justo un año después de un hecho doloroso para ella. Ese mismo día del 2006, su padre había muerto. Llegó el 31 por la madrugada al aeropuerto Jorge Chávez de Lima. Su hermano César estuvo ahí para recibirla y acompañarla a Trujillo, 550 kilómetros al norte de la Capital. En la casa esperaba una misa de honras, comida, trago y música para recordar, como Dios y las costumbres de la zona mandan, el día en que murió su padre. Ella es una de los alrededor de tres millones de peruanos que han salido de su país para vivir en el extranjero. Vive en España y, como empleada doméstica, tiene para mantener un nivel económico aceptable. César, en cambio, no ha querido irse pese a la insistencia de sus familiares, entre ellos todos sus hermanos, que viven en el exterior. “Para qué me voy a ir si aquí sí puedo hacer plata y ya he hecho algo”, dice con orgullo. Pero el caso de César es una excepción en los barrios pobres de Trujillo y en otras ciudades peruanas, sobre todo de los departamentos de Amazonas, San Martín, Cajamarca, Piura, Lambayeque, La Libertad, que según un registro hecho en Paute es de donde más llegan a ese cantón. En esas zonas viven millones de pobres. De los más de 27 millones de peruanos, el 51,6 por ciento vive en la pobreza y el 19,2 por ciento en la extrema pobreza, según la Encuesta Nacional de Hogares de ese país. La mayor parte de este sector está en la Selva y en la Sierra, sobre todo en el área rural. No dicen ustedes que el cholo es sin alma y que es como piedra sin voz, sin palabras y llora por dentro sin mostrar las lágrimas. 2 Acaso no fueron los blancos venidos de España que nos dieron muerte por oro y por plata no hubo un tal Pizarro que mató a Atahualpa tras muchas promesas, bonitas y falsas. Julio Loja es un peruano que llegó al Ecuador hace cuatro años para trabajar. Vino con la ilusión de ganar en dólares, pero no le fue bien. Trabajó en dos áreas, primero en una mina de Bella Rica, donde ganaba 240 dólares, y luego intentó en Cuenca. Con su experiencia como albañil, se paró en la plaza de San Francisco todos los días a esperar que alguien le contratara. “La 1, la 16, la 25...”, empieza a recitar de memoria las líneas de buses que usaba cada vez que trabajaba. Junto a decenas de sus compatriotas buscaba trabajo, pero no consiguió lo que quería. Por cada día recibía 10 dólares y de ahí debía pagar un dólar diario para el cuarto que arrendaba, uno para el desayuno, uno para el almuerzo y uno para la merienda. En total, usaba seis dólares diarios de sus ganancias. Y a eso se sumaba que sólo trabajaba entre lunes y viernes; el fin de semana no había actividad y tampoco ingresos. La paga era muy poca para lo que esperaba y luego de un tiempo se regresó a su país. En estos días y mientras dure la construcción del edificio de la Caja de Sullana en Tumbes, que debe tomar hasta octubre, ganará 35 soles diarios (poco más de once dólares) por todos los días del mes, incluidos domingos, que le pagan pero no trabaja. Además, vive en su casa, con su familia y sin esconderse. Por eso, asegura, mientras tenga trabajo no volverá a Ecuador. “Sí me trataban bien, pero no pagaban mucho”, dice mientras se pone una tabla al hombro. Entre los peruanos, unos se han establecido en el Ecuador, otros viajan ocasionalmente y otros más, luego de haberlo intentado, han preferido quedarse en su tierra, como lo hizo Julio. Déjame en la puna vivir a mis anchas trepar por cerros detrás de mis cabras arando la tierra tejiendo unos ponchos pastando mis llamas y echar a los vientos la voz de mi quena …Cholo soy y no me compadezcas 3 Cap 2 Subcap 2: Un proceso de más de ocho décadas La salida de peruanos hacia el exterior no es reciente. Viene desde hace más de ocho décadas, pero se ha incrementado en los últimos años. Según un estudio del Banco Central de la República del Perú, de febrero del 2007, “el Perú ha pasado de ser un país de inmigración neta a uno de emigración neta, proceso que se ha desarrollado principalmente en las últimas décadas”. El documento menciona que entre 1985 y 1988 menos de 50.000 peruanos emigraron, pero en los últimos cinco años se registró una salida de ese país de más de 550 mil peruanos. Hacia el Ecuador, el incremento de emigrantes también se dio en los últimos años. En el año 2001, vivían en este país 5.682 peruanos, según el estudio Migración internacional, derechos humanos y desarrollo de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, CEPAL. Hoy, las cifras más conservadoras hablan de al menos 30.000. Teófilo Altamirano, profesor de la Universidad Pontificia Católica de Lima, dice que hay hasta cinco etapas en el proceso de emigración de los peruanos, desde la década de los años 20, y que tuvo como destinos Estados Unidos y Europa, luego se incorporaron países como Japón y los latinoamericanos. En la actualidad, dice Altamirano, se estima que 3 millones de peruanos viven fuera del país: 40 por ciento en Estados Unidos, 20 por ciento en Europa, 25 al 30 por ciento en América Latina y el resto en Canadá, Japón, Australia. 4 Cap 2 Subcap 3: “En la mentalidad de los peruanos está inserto emigrar” Teófilo Altamirano dice de él que fue, durante muchos años, el “llanero solitario” de la investigación del fenómeno de la emigración. Pocos lo hacen incluso ahora. Es investigador y además profesor de la Universidad Católica de Lima. Altamirano explica este fenómeno en su país. ¿Por qué se da la emigración de peruanos al Ecuador? En la mentalidad de los peruanos está inserto emigrar. El proyecto de vida de cada hombre y mujer joven es migrar, incluso en la situación actual, de estabilidad económica y política. Y ante el aumento de las regulaciones y controles en Estados Unidos y Europa, se abre la situación de la migración a Ecuador. … Como una alternativa, no tan atractiva pero más fácil... Sí, sí. La teoría neoclásica económica dice que los países pobres expulsan trabajadores y los países ricos los incorporan por la disparidad de los ingresos en los países de ingreso y de destino. Pero ya no es tan cierto, cuando ve los índices de desarrollo humano, encuentra que Ecuador y Bolivia están por debajo del Perú, según el Programa de la ONU para el Desarrollo. ¿Qué explicación hay, entonces? Hay explicaciones no solamente económicas: la proximidad, el costo, el hecho de que nuestros países vecinos son casi una extensión del Perú, especialmente Ecuador y Bolivia. Entonces el peruano se siente bien en sus países. ¿Cómo es el peruano que se va al Ecuador, cuál es su perfil? No hay todavía un informe sostenido, aparte de los trabajos de la Iglesia, no hay un trabajo que pueda hacer una interpretación demográfica, social y económica. ¿Qué características tiene esta migración? Hay un fenómeno que está pasando y no podemos considerar migración, sino una especie de comercio de hormigas, que permanentemente se mueven entre Ecuador y Perú. Es una especie de trashumancia permanente por razones económicas o cambio monetario de los países, qué compra o vende Ecuador y Perú. Se estima que hasta un 70 por ciento de la población de frontera está inmerso en el “comercio de hormigas”. Pero también hay trabajadores. Hay una que ya es migración, fronteriza. Hay algunos establecidos pero viven en dos mundos porque tienen la facilidad de pasar la frontera. Puede ser el trabajo estacional de cosechas en Loja, Azuay o en El Oro; ellos van un período y regresan a su lugar de origen, combinan dos tipos de economía, no dejan a sus esposas. 5 ¿Por qué a esa zona y no otra? El Sur del Ecuador experimentó una emigración casi masiva desde muy temprano, desde los años 60, 70. Eso dejó un mercado de trabajo no cubierto, masculino. 6