Congreso Iberoamericano de las Lenguas en la Educación y en la Cultura / IV Congreso Leer.es Salamanca, España, 5 al 7 de septiembre de 2012 Ciberlenguaje juvenil en las redes sociales Mª Montserrat Vaqueiro Romero 1 Sección: La comunicación escrita en los medios digitales y las redes sociales 1 UNED Pontevedra, Directora CEP Altamira. mvaqueiro@pontevedra.uned.es; mvaqueiror@edu.xunta.es Un fenómeno relativamente reciente, el auge de las redes sociales, se ha convertido en el referente de la comunicación por Internet. Los jóvenes no solo no son ajenos a esta realidad, sino que han hecho del uso de las redes sociales una de sus aficiones preferidas, contribuyendo a su extensión de forma exponencial. El tiempo que pasan en Internet lo invierten en su mayoría en interactuar con sus amistades, con el deseo de estar conectados permanentemente con ellas. Esto es lo que ofrecen las redes sociales, que permiten a los usuarios compartir fotos o vídeos pero, sobre todo, intercambiar mensajes. El lenguaje juvenil ha sido analizado en los últimos años, pero no con la proliferación que podría esperarse. Con el término lenguaje juvenil se designa un conjunto de rasgos lingüísticos presentes en las manifestaciones lingüísticas de los jóvenes producidas de forma oral o por escrito, como reflejo de lo oral En el estudio de las variables que influyen en el uso de la lengua, el tema principal de investigación de la sociolingüística, la edad se constituye en uno de los factores más relevantes. Sin embargo, a pesar de la influencia del factor edad en el uso de la lengua y de que la comunidad de habla de los adolescentes sea la más diferenciada respecto a otras, el lenguaje de los jóvenes ha sido tratado de manera marginal porque, en primer lugar, la juventud no representa un grupo de poder en la sociedad, pues es menor de edad y económicamente dependiente y, en segundo lugar, los elementos característicos de su lenguaje cambian cada poco tiempo. Pero el uso de las redes sociales, mayoritariamente por personas jóvenes, está generando un nuevo lenguaje. Este lenguaje no solo lo emplearán los jóvenes, sino también aquellos que quieran pasarse por estos o quieran mimetizarse y, de esta manera, ejercerá su influjo en muy amplios sectores de edad. De ahí la conveniencia de estudiar el lenguaje en las redes sociales. Palabras clave: ciberdiscurso juvenil, redes sociales, heterografías, variantes ortotipográficas. 1. Formas de lectura y escritura en los nativos digitales: hipertextualidad y multimodalidad La hipertextualidad sustituye a la linealidad de la prosa en el papel: leer pasa a ser algo todavía más interactivo y exigente, puesto que el lector ya no sigue el camino “obligatorio” trazado por el autor, sino que debe tomar decisiones encadenadas a partir de los vínculos (links) que se le presentan y que le llevan automáticamente a otros documentos o partes del mismo escrito. Ante el mismo documento, los lectores ya no leen ni los mismos fragmentos ni en el mismo orden, tampoco tienen los mismos objetivos ni mucho menos obtienen la misma interpretación. La lectura adquiere todavía más complejidad y diversidad (Cassany 2006; Bolter, 1991). En este sentido, las formas de lectura han variado tan vertiginosamente que, hoy en día, existen recopiladores de contenidos de páginas web que permiten elegir entre múltiples textos sin necesidad de visitar sus web. El nombre de este nuevo formato de datos es RSS, el cual permite redistribuir el contenido de una página web hacia una cuenta general semejante a la de un correo electrónico. El lector solo tiene que seleccionar en la web de origen lo que quiere leer y dar una dirección de cuenta: periódicamente recibirá en ella lo que se vaya publicando en aquella web, con sus modos, formatos y links 1 exactos. Este procedimiento reduce la navegación en la red y ahorra tiempo, pero exige tener todavía más conciencia sobre lo que se quiere leer. En general, los nativos se sienten cómodos con el hipertexto, que concede mucha más libertad al lector, que puede apropiarse y personalizar el texto de manera todavía más evidente. Los recursos que ofrece el hipertexto se perciben como un potencial creativo y sugerente de signifi cados. En cambio, los inmigrantes están acostumbrados a la prosa lineal, que empieza por la primera página, termina por la última, y que ofrece una única dirección de lectura, con significados e interpretaciones más cerrados o controlados. En las últimas décadas hemos asistido a una diseminación y popularización de diferentes modos de representación del conocimiento, como la fotografía o el vídeo. También hemos creado modos nuevos como la reproducción virtual o diferentes tipos de esquemas. Los documentos han dejado de ser esencialmente escritos, con unas tímidas y escasas ilustraciones gráficas, en dibujo o fotografía en blanco y negro, para pasar a ser discursos complejos que integran múltiples modos para construir y transmitir el conocimiento, como la prosa, el habla, la imagen estática o en movimiento, la música, etc. Una web, un blog, un videojuego o incluso una revista en papel son ejemplos evidentes. Es lo que llamamos la multimodalidad. La fotografía y el vídeo ya no son tecnologías costosas, exclusivas de los profesionales; el mercado ofrece cada día equipos más baratos y con más prestaciones técnicas. Además, la imagen ha perdido el estatus que ostentó durante mucho tiempo de objetividad y neutralidad, de “reflejo detallado” de la realidad que debemos observar con credibilidad. La hipertextualidad sustituye a la linealidad de la prosa en el papel. Hemos tomado conciencia de que los documentos visuales también son “discursos” intencionales, elaborados por personas de carne y hueso, en circunstancias concretas, que aspiran a conseguir propósitos interesados. Siguiendo a Prensky, los nativos están familiarizados con los discursos multimodales: conocen intuitivamente las funciones que desarrolla cada modo, sus posibilidades significativas, su jerarquía y sus formas de interacción con el resto, etc. Un buen ejemplo de ello es su forma de navegar por la web –quizás el mejor ejemplo de discurso multimodal e hipertextual–. Los nativos navegan con fluidez por la red, identifican los vínculos, saltan de un lugar a otro sin dificultad, usan y manipulan fotografías y vídeos, etc. En cambio, los inmigrantes solo tienen destrezas sofisticadas con los textos escritos; su experiencia con la fotografía o el vídeo es menor y más pasiva. 2. Discurso escrito y oral En los estudios sobre el ciberlenguaje se advierte un común denominador y es el de presentar los discursos propios del mismo como un intento de acercamiento de la oralidad a la escritura. Este solo hecho llama la atención, toda vez que en la enseñanza y aprendizaje de la lengua es de vieja data la fijación de límites entre el lenguaje escrito y el oral. En cambio, dichos límites tienden a desaparecer en el uso de esta modalidad discursiva con características de la escritura, porque de hecho se puede conservar, pero a la vez con un gran número de elementos de la oralidad. 2 Cuando se piensa en la función de la escuela de acompañar al niño para dar el paso de la lengua oral a la escrita, sorprende la habilidad de los jóvenes para desenvolverse en el Chat, para enviar y recibir toda clase de mensajes de texto y, en general, para desempeñarse como usuarios en cualquiera de los géneros del ciberlenguaje. Si alguna vez se ha hablado del “fetichismo de la letra” (Rosenblat, 1971) a propósito del prestigio de la lengua escrita sobre la oral, habría que reconocer el salto que las modalidades de escritura presentes en la red están dando en el sentido de acercar la forma escrita a la pronunciación. ¿Escribir como se pronuncia o pronunciar como se escribe? Era la inquietud permanente a la hora de fijar la regulación ortográfica. La “seducción de la imagen gráfica” ha imperado en los ámbitos académicos, pero no han sido pocos los estudiosos, desde los primeros gramáticos, entre ellos Elio Antonio de Nebrija y los escritores del Siglo de Oro de la lengua española, hasta algunos autores actuales, que han subrayado la necesidad de ajustar la grafía a la pronunciación, como puede verse en (Quilis, 1977): “hay que señalar también esa misma intención fonológica en la misma ortografía, al procurar que cada letra represente un sonido y lo refleje fielmente.Aquí está en nuestra lengua el origen de una larga tradición que dotó al castellano de un sistema gráfico eminentemente fonológico: “que la diversidad delas letras no esta enla diversidad dela figura, sino enla diversidad dela pronunciacion” [Nebrija, citado por Quilis]”. Para todos ellos, el ideal de la escritura ha consistido en que a cada signo gráfico le corresponda un único sonido. Si bien cabe preguntarse: ¿Hacia dónde va la lengua? Rosenblat anota: “La historia nos muestra que la lengua no es del todo el triunfo de la corriente popular ni de la influencia culta, sino la integración, siempre inestable, de ambas fuerzas. A ello se debe, en parte, que la lengua no sea nunca un sistema rígido y cerrado”. La postura entre quienes pronostican “la muerte del lenguaje cuando la tecnología nos rebase” y la de aquellos que fijan su atención en estos usos innovadores presentes en el ciberlenguaje, representa un tira y afloja que puede ir para largo, toda vez que en materia de evolución lingüística nadie ha dicho la última palabra. Mientras algunos miran con preocupación el avance y masificación de estas modalidades de escritura, otros advierten los cambios y dejan “de lado el aspecto normativo de la ortografía, para considerar su aspecto creativo, sin duda una de las características más sobresalientes de estos textos” (Giammatteo y Albano, 2009). Frente al desempeño de los jóvenes en el chat y otros géneros del ciberlenguaje, la doctora M. Gabriela Palazzo (2008) presenta dos puntos de vista: Por una parte, la de un escritor que en 2004 se refería a la ignorancia promovida por Internet con el argumento de que si tanta gente recurre al mal uso del lenguaje cómo ha de ser que se nivele por lo bajo y se proponga la ignorancia para todos. Por otra parte, cita al escritor y lingüista venezolano Luis Barrera Linares cuando afirma: “Ni en la cotidianidad ajena al ciberespacio ni en la realidad virtual hablamos mejor ni peor que nadie. … Quienes vivimos del lenguaje deberíamos ser los mejores modelos en eso de utilizarlo adecuadamente, aunque para ello no basta 3 con creer que lo hacemos bien y que son los otros quienes lo hacen mal”. Y agrega su propio comentario: “En esta cita notamos cómo se evita la dicotomía Ciberespacio / realidad (como si el Ciberespacio no fuera una forma de realidad) y la oposición construida sobre el juicio lingüístico mejor /peor o hablar mal /hablar bien. Por ello, hay que colocar las responsabilidades sobre el uso de la lengua en quienes corresponde, en los ámbitos adecuados a ello y no culpar a Internet como la fuente de todos los males. Es decir, la postura como investigadores del lenguaje y la comunicación humana debería situarse en el lugar del análisis y no del prejuicio para así construir conocimiento” (Palazzo, 2008) Para determinar si existen cambios en el español debido al uso de los nuevos medios digitales, Giammatteo y Albano (2009) presentan un análisis de las características de uno de los géneros: los fotologs. “¿Oralidad escrita o escritura oralizada?” sería como la carta de presentación de una tecnología, Internet, cuyo impacto en la civilización es comparable al de la escritura en la antigüedad y a la invención de la imprenta en los comienzos de la modernidad. Este tipo de comunicación aparece dominado por el carácter electrónico del canal con predominio de la función fática o de mero contacto, según la teoría del lingüista Roman Jakobson. Por la rapidez y su carácter global algunos estudiosos hablan de aspectos no consolidados y en transición. Pero todos coinciden en señalar que “se desarrolla en el medio escrito, pero participa de ciertas características de la oralidad”. “En suma, con grados diferentes según los distintos géneros, Internet ha hecho algo más que transgredir los lábiles límites entre oralidad y escritura: ha dado origen a una hibridación que comparte rasgos de los dos medios”. Al tratar los géneros de la red establecen la precisión de que pese a que el ciberlenguaje presenta ciertas características que lo diferencian de otros tipos de comunicación, no se trata de un producto homogéneo sino más bien del resultado de la hibridación constante que se da según la modalidad e intereses de los usuarios. Las autoras han seleccionado el género de los fotologs cuyos productores (floggers) son en su mayoría adolescentes a quienes interesa más el tipo de comunicación emotiva que propiamente informativa. Por tanto, las estrategias comunicativas que eligen tienden a identificarlos como grupo. El dinamismo de los textos así como su continua renovación les imprimen la característica de una “permanencia variable”; por otra parte, el contenido de los mismos se limita al intercambio de saludos o noticias personales cuyo interés se centra en el contacto entre los participantes. A ello se le suma un estilo breve, sencillo, sin preocupación alguna en cuanto a la elaboración textual. 3. El estilo de comunicación y el lenguaje de los jóvenes La bibliografía que se ocupa de los géneros electrónicos coincide en que estos presentan una ortografía y una ortotipografía distintas de los textos convencionales, Palazzo (2005) la llama «antiortografía», y que esta forma de escribir no produce problemas de comunicación al destinatario de los mensajes (los textos son coherentes y cohesionados porque los destinatarios de los mensajes comparten las mismas competencias), Cassany (2003), Domínguez Cuesta (2005), Laborda (2003; 2005), etc. Lejos de escandalizarse 4 por las características propias de estos registros, Domínguez (2005) los considera materiales actuales, accesibles, de lenguaje familiar, joven, moderno y cercano, con múltiples posibilidades didácticas. Morala (2001), Domínguez (2005) y Araujo (2006), entre otros, relacionan la ortografía de los chats y los SMS, y describen sus características fundamentales Martínez de Sousa (2004) establece una clara distinción entre faltas de ortografía (también disgrafías o cacografías) y las heterografías. Las faltas de ortografía se producen por ignorancia de las reglas que rigen la grafía del español; a pesar de las limitaciones de esta definición, entendemos con claridad qué es una falta de ortografía. Las heterografías son desviaciones intencionadas de la norma ortográfica que no se producen por desconocimiento, sino por discrepancias ocasionales con la norma académica. Por ejemplo, el uso sistemático de la tilde en palabras como el adverbio sólo, los pronombres demostrativos, el monosílabo guión, etc., constituyen claras desviaciones de la norma que se producen por desconocimiento de la regla ortográfica; pero pocos hablantes cultos las consideran faltas de ortografía en la actualidad. Del mismo modo, la utilización de determinadas convenciones ortográficas y ortotipográficas en algunos géneros de textos electrónicos muestran una desviación intencionada de la norma que se produce voluntariamente, no por desconocimiento; en consecuencia no constituyen faltas de ortografía. No hay duda de que en los textos electrónicos son frecuentísimas las faltas de ortografía (igual que en los textos manuscritos e impresos); pero también son muy frecuentes las heterografías, prácticamente inexistentes en los textos sobre papel. En conclusión, los nuevos géneros de la escritura electrónica presentan en ocasiones características ortográficas y ortotipográficas distintas de la norma general. No tiene sentido la condena generalizada de determinados géneros de escritura electrónica por el supuesto perjuicio ortográfico que provocan en el alumnado de secundaria, porque las discrepancias con la norma suelen ser intencionadas – heterografías– y el uso frecuente de los géneros electrónicos de escritura lleva aparejado una mayor competencia ortográfica. De nuevo nos encontramos con tópicos relacionados con la ortografía muy arraigados entre el profesorado de secundaria, pero que carecen de validez para la práctica didáctica. Leer mucho y hacer muchos ejercicios es la solución para la mala ortografía en la educación secundaria: un tópico que es cierto en muy pocos casos, por muy verosímil que parezca. Los SMS y los chats están en el origen de muchas de las faltas que se cometen en la educación secundaria: otro lugar común que habrá que comprobar en cada caso. Más que un problema ortográfico, se trata de un problema de adecuación a las distintas situaciones comunicativas similar al que se produce en aquellos hablantes que utilizan en sus textos escritos rasgos coloquiales propios de la comunicación. Consideraciones finales En esta propuesta de acercamiento a la temática juvenil en el entorno ciberespacial ubiqué la cuestión del ciberdiscurso juvenil en su contexto mayor: el de los cambios 5 tecnológicos, culturales, sociales y, por último, discursivos que han llevado a la conformación de formas de decir diferentes a las instituidas tradicionalmente. A modo de síntesis de lo expuesto, y sin pretender que estas tengan carácter generalizador o definitivo, establezco las siguientes conclusiones: 1. El ciberdiscurso juvenil forma parte de las prácticas culturales y, dentro de estas, las discursivas, propias de la TIC en el contexto del ciberespacio en cuanto espacio social practicado. 2. Los jóvenes usuarios o prosumidores aparecen como nuevos actores sociales situados en la cultura de la experimentación, la subjetividad y la inmediatez. 3. El ciberdiscurso juvenil se construye a través de formas socialmente acanónicas, antinormativas, pero adecuadas y reguladas por el género y la situación de comunicación. 4. Las imágenes de afiliación y autonomía se construyen a través de un lenguaje significativo y simbólico que, si bien responde a los modos de decir juveniles en espacios orales, se reafirma en la escritura y la imagen ciberespaciales. 5. Entre las regularidades discursivas generales se encuentran: la adecuación lingüística, la competencia comunicativa (en especial, la pragmática y tecnológica), el registro coloquial (la variedad coloquial escrita), la nueva oralidad, la construcción de la imagen, los participantes y las temáticas. El discurso es acción. Finalmente, considero que la reflexión y estudio en torno a este tipo de temáticas requiere de la transdisciplinariedad y de la puesta en contexto, y se sostiene en la idea de que el ser joven se manifiesta, se construye y se legitima en el ciberdiscurso. Bibliografía Caldevilla Domínguez, D. (2010). Las Redes Sociales. Tipología, uso y consumo de las redes 2.0 en la sociedad digital actual. Documentación de las ciencias de la información, nº 33, 45-68. Cassany, D. (2003). La escritura electrónica. Cultura y Educación, 15 (3), 239- 251. Dentzel, D. (2008). El éxito de Tuenti radica en la garantía de privacidad que ofrece. Domínguez Cuesta, C. (2002). Los mensajes de texto a móviles y la enseñanza de la lengua española. Ponencia presentada en el V Congreso de Lingüística General, León, España. Fernández, S. (2008). Redes sociales: fenómeno pasajero o reflejo del nuevo internauta. Telos: Cuadernos de Comunicación, Tecnología y Sociedad, 76, 118-121. 6 Gómez Torrego, L. (1995). 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