Desaceleramiento en China, ¿va a caer Latinoamérica?

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Desaceleramiento en China, ¿va a caer Latinoamérica?
Por Horacio Coral (*)
Aunque en Colombia no ha gozado de la atención mediática suficiente por estar los medios de
comunicación ocupados en problemas más domésticos, ahora mismo el mundo está con los ojos
puestos en el comportamiento de la economía china, de sus expectativas de crecimiento y de sus
efectos en el resto de países en desarrollo, principalmente Latinoamérica, luego de unas semanas
en las que los mercados de acciones sufrieron el embate del rumor de un desaceleramiento en el
crecimiento chino.
Y es que es difícil no predecir una catástrofe cuando la segunda economía del mundo parece estar
pasando por un mal momento estructural. Su demanda por bienes primarios es lo que hizo, en
parte, que los países en vías de desarrollo gozaran de más que aceptables tasas de crecimiento de
sus economías durante la última década. Con un escenario de crisis China definitivamente
demandará menos bienes primarios en el corto plazo, lo que significa que habrá menos ingresos
para estos países. Lo anterior sumado a la ya terrible situación de un precio del petróleo de menos
de 50 dólares y un precio del dólar por las nubes es lo que tiene a los economistas ansiosos por las
posibles consecuencias.
Sin embargo, aunque es fácil, no es necesario apresurarse a profetizar el fin del mundo. Hay
buenas razones para pensar que aunque la economía china tenga un crecimiento más modesto los
países en desarrollo, y en especial Latinoamérica, no van a entrar en una crisis generalizada.
Para empezar, las expectativas de crecimiento de China están alrededor del seis o siete por ciento
para los próximos años. A pesar de que China es un país en una etapa ya avanzada de desarrollo
aún debe garantizar altas tasas de crecimiento para su abundante capital de trabajo, y a pesar de
que en los últimos años el crecimiento rondaba en el ocho o nueve por ciento, una tasa más
moderada no se ve tan mal al lado de las expectativas de Japón, que están en cero por ciento, o las
de Europa, que no parece tener muchas esperanzas puestas en superar el uno por ciento. Con
China desempeñándose a tasas positivas, Latinoamérica no tiene que temer un futuro tan negro,
más allá del que ella misma se haya creado.
Lo cual permite pasar al siguiente punto: las expectativas de desempeño económico
latinoamericanas dependen en gran medida de sus propias decisiones. Frente a la tendencia
generalizada de los países latinoamericanos de alejarse de la influencia de Estados Unidos y
aparentemente acercarse más a China, muchos pensaron que se trataba de un simple cambio de
pasar de ser el patio trasero norteamericano a ser el patio chino. Sin embargo, en esa tendencia
había un esfuerzo consciente por ganar independencia en materia de política exterior. China pudo
establecer relaciones comerciales, y algunas veces políticas, con los países que así lo consideraban
conveniente o en donde las circunstancias se lo permitían. Así fue como Perú, Ecuador, Brasil y
Venezuela logran tener relaciones comerciales muy cercanas con China, mientras que otros países
como Colombia o Chile permanecían más al margen. Ahora que China amenaza con tener un
desempeño más modesto, seguramente Venezuela va a sufrirlo más que Perú, y paradójicamente
es posible que incluso Colombia se vea más afectado que Brasil. Esto se debe a que Venezuela no
aprovechó el periodo de abundancia para invertir en estabilidad económica, mientras que Perú sí,
algo que se repite en el caso de Colombia y Brasil.
Colombia, específicamente, ahora se enfrenta a un escenario muy peligroso: no solo está el leve
desaceleramiento chino que de alguna forma afectara su desempeño económico general, sino que
debe encarar una situación de déficit fiscal, agravado en gran medida por el precio del dólar, que
aumenta su nivel de deuda, y por el precio del petróleo, que reduce sus ingresos de capital al
disminuir los dividendos de Ecopetrol. El caso de Colombia, que parece no haber aprovechado la
época de crecimiento y abundancia, es el mismo de Venezuela. Los países latinoamericanos que
no hayan invertido el dinero proveniente de la demanda china y del escenario de crecimiento
general en infraestructura o en ahorros para este tiempo de escasez van a ser los que más van a
sufrir.
Por ahora, al menos, es difícil decir que las expectativas más modestas de la economía en China
representan un gran peligro para Latinoamérica. No obstante, los otros factores que se están
acumulando (un nuevo escenario de recesión en Europa, la caída del precio del petróleo y el
aumento del precio del dólar) pueden configurar un escenario del que es probable que muy pocos
salgan bien librados. Y esta vez China no estará tan dispuesta a invertir dinero en la recuperación
latinoamericana. Habrá que esperar a ver cómo se resuelven estos asuntos.
(*) Joven Investigador de la Facultad de Ciencia Política y Gobierno de la Universidad del Rosario.
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