FILOSOFÍA ANTIGUA. -LOS ORÍGENES DEL PENSAMIENTO

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FILOSOFÍA ANTIGUA.
-LOS ORÍGENES DEL PENSAMIENTO FILOSÓFICO1.
EL ORIGEN DE LA FILOSOFÍA GRIEGA.
Todos los animales poseen una conducta instintiva innata que les permite satisfacer todas sus
necesidades sin plantearse las causas, la finalidad o el sentido último de su conducta. El ser
humano también comparte esta necesidad de sobrevivir y adaptarse, pero para esto necesita
comprender la realidad en la que existe. El hombre posee la razón y el lenguaje y no se conforma
con la mera adaptación instintiva, necesita comprender e interpretar el mundo en el que vive.
Para dar respuesta a estas preguntas hemos elaborado los grandes sistemas del conocimiento y el
saber humano: los mitos, las religiones, las artes, las ciencias y la filosofía responden a esta
necesidad de comprender la realidad.
Los primeros intentos de comprender la realidad respondían a una necesidad práctica: el hombre
no controla los acontecimientos que le rodean, pero su existencia depende de su habilidad para
responder ante estos. Debe garantizar un orden estable ante una naturaleza que aún no puede
someter. Para esto surgen la magia (conseguir que llueva en tiempos de sequía, curar enfermos…)
y los mitos. El ser humano utiliza su racionalidad e inteligencia desde hace milenios (ideaba
calendarios, sistemas de pesos y medidas, tenía conocimientos de medicina, o de matemáticas y
geometría…) aunque siempre con una finalidad concreta y práctica: para construir edificios, para
comerciar… Pero a la hora de dar una explicación global a la naturaleza y a la realidad, no acudía a
la racionalidad sino a los mitos.
Los mitos son narraciones simbólicas en las que se relatan acontecimientos que pretenden
explicar los fenómenos naturales, el origen del mundo, el orden social, los valores morales, las
costumbres… Los primeros intentos del ser humano para explicar la realidad fueron los mitos y
surgieron de su imaginación irracional.
Pero a partir del siglo VII - VI a.C., en ciertas zonas de las costas de Asia Menor (ciudades como
Mileto, Éfeso…) y la Magna Grecia (las costas del sur de Italia, en ciudades como Siracusa, Crotona,
Elea…), las narraciones mitológicas dejaron de servir como modelo explicativo. Los mitos
convertían la naturaleza en algo imprevisible, ya que dependía de la voluntad arbitraria de los
dioses. Esto hacía imposible alcanzar un conocimiento estable y necesario sobre la realidad.
Las explicaciones mitológicas y mágicas darán paso, poco a poco, a un nuevo tipo de conocimiento
racional, que constituirá los fundamentos de la ciencia y de la filosofía occidental.
Pero, ¿por qué en esta zona geográfica concreta y en este momento histórico?
1
2.
FACTORES QUE EXPLICAN EL ORIGEN DE LA FILOSOFÍA:
a) Estabilidad sociopolítica: durante este periodo las polis griegas gozaron de una mayor
estabilidad política y económica, lo que permitió que las clases adineradas y cultas pudiesen
dedicar tiempo al conocimiento. Los jonios (uno de los grupos tribales de la Antigua Grecia, junto
con los aqueos, los dorios y los eolios), presionados por las invasiones de los dorios, se trasladaron
a las costas de Asia Menor, y sus ciudades alcanzaron un gran esplendor político y cultural (Mileto,
Éfeso o Samos). Posteriormente, debido a las invasiones persas, muchas escuelas filosóficas se
trasladaron al sur de Italia y Sicilia (los Pitagóricos, por ejemplo).
b) Mayor libertad de pensamiento: Los griegos tenían unas creencias religiosas y una mitología
muy arraigadas en su cultura, pero carecían de una religión dogmática y de un libro sagrado que
marcase unos preceptos incuestionables. Las creencias eran respetadas, pero podían ser
cuestionadas de forma más abierta que en otros periodos históricos. El pueblo griego se
caracterizaba por una gran libertad de pensamiento, estaban interesados en la educación y en la
política, y tenían una gran confianza en la razón para conocer el mundo, al margen de los mitos o
las explicaciones de carácter religioso.
c) Este carácter más abierto, ¿a qué fue debido? El florecimiento del comercio marítimo
contribuyó al contacto del pueblo griego con otras culturas y creencias…; para facilitar el
entendimiento mutuo, renuncian a las particularidades culturales en pro de un entendimiento
racional universal. Gracias a estos contactos les llegará la influencia del pensamiento oriental
(caldeo, egipcio, babilónico…) en matemáticas, astronomía…
d) Racionalidad presente en los mitos de Homero y Hesíodo: Cuando la filosofía aparece, los
mitos no desaparecen por completo, sino que conviven. En los primeros filósofos encontramos
narraciones muy cercanas al mito, pero también en los poetas encontramos componentes de
explicación racional. Por ejemplo, el poeta Hesíodo (IX a.C.) intentó explicar el origen del universo
a partir de divinidades que personificaban las fuerzas de la naturaleza, y de una realidad
indeterminada y confusa a la que llamó Caos. Los primeros filósofos, como Tales, siguieron
empleando los mitos en sus explicaciones. La mitología y la filosofía convivieron durante muchos
siglos, de modo que el llamado “paso del mito al logos” no fue un salto radical, sino un proceso
lento y progresivo.
El llamado “PASO DEL MITO AL LOGOS” hace referencia a ese proceso por el cual las explicaciones
mitológicas fueron dejando paso a otras fundamentadas en la razón (logos, en su origen significó
palabra, narración, lenguaje, y posteriormente razón o ciencia). Los principales mitos griegos,
(Hesíodo en el XI y Homero en el VIII a.C.) eran cosmogonías, narraciones donde se planteaba el
problema del origen del universo y su estructura. ¿Qué es lo primero que existe?, ¿de dónde
procede la realidad? La filosofía presocrática recoge estas cuestiones, aunque dejará
progresivamente de lado las explicaciones mitológicas y se centrará en aquello que se puede
conocer y demostrar racionalmente.
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3.
LOS FILÓSOFOS PRESOCRÁTICOS.
Antes de que la filosofía alcanzase su esplendor y máximo desarrollo durante la antigüedad, en el
siglo V a.C., surgieron multitud de escuelas y filósofos, a los que agrupamos bajo el nombre de
“Presocráticos”. Aunque desarrollaron su pensamiento en lugares tan distantes como Jonia (las
costas de Turquía) o Sicilia, comparten rasgos comunes:
-Se centran en el estudio de la naturaleza física, la physis o naturaleza. Aunque plantearon
cuestiones metafísicas más profundas (Parménides, por ejemplo), la mayoría se centró en la
explicación de la realidad que nos rodea: ¿de dónde vienen las plantas?, ¿las produce la tierra?, y
los peces, ¿son engendrados por el mar?... Lo interesante no es la variedad de preguntas y
explicaciones que plantearon, sino en plantearse el conocimiento del mundo desde un punto de
vista puramente racional, al margen de los mitos difundidos hasta ese momento.
-Se preguntan por el principio del que todas las cosas se componen y del que todo surgió: el argé
(arkhé, arché, o arjé). Plantean cuestiones que ya estaban presentes en las cosmogonías
mitológicas, pero desde un punto de vista racional. ¿Cuál es el elemento del que todas las cosas
están hechas?, ¿cuál es el origen del universo?.
No vamos a centrarnos aquí en desarrollar toda la filosofía presocrática, aunque ventilar a Tales de
Mileto como el filósofo que “consideró el agua como el origen de la realidad” es simplista y
reduccionista. El pensamiento presocrático es mucho más profundo y complejo, pero por su
extensión tan solo haremos un pequeño esquema de los principales autores y temas tratados por
estos.
-ESCUELA DE MILETO (en las costas de Asia Menor):
Tales fue considerado (por Aristóteles) como el primer filósofo que investigó sobre la physis y el
argé de las cosas. Consideraba que el principio del que todo se compone y todo surge es el agua, y
llegó a esta conclusión a partir de la observación de la importancia del agua en los procesos vitales
(observó las crecidas del Nilo en Egipto) y su presencia en todos los estados físicos.
Para Anaximandro, el principio no puede ser algo tan concreto como el agua o uno de los
elementos, y consideró la existencia de una sustancia indefinida, a la que llamó ápeiron, y la lucha
de opuestos (frio-caliente, agua-tierra, etc) como el principio de la naturaleza.
Para Anaxímenes, el argé era el aire.
-LOS PITAGÓRICOS (en el sur de Italia):
Aunque los consideramos como una escuela filosófica, formaban más bien una secta religiosa con
aspiraciones místicas y políticas. Consagraban su vida al estudio de las matemáticas y la filosofía
con el fin de purificar su alma, y tenían reglas extrañas como no comer carne ni habas, no vestir de
lana, no recoger lo que se caía al suelo... Defendieron que el número es el principio de la realidad:
la realidad se origina del número, está compuesta de números (tienen un correlato físico) y es su
principio explicativo. Su concepción de la realidad estaba basada en el orfismo, la creencia en la
separación del alma y el cuerpo, y la reencarnación (influyeron mucho en Platón).
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El descubrimiento del número irracional (raíz de 2) desbarató por completo su teoría del númeroprincipio, al introducir en la matemática un elemento no conmensurable con la realidad (un
número irracional no es un punto, no puede trasladarse a una recta, es un “límite” que no se
alcanza), y mantuvieron su descubrimiento en secreto. Sus pretensiones políticas provocaron una
revuelta en Crotona que terminó con muchos de ellos muertos.
-HERÁCLITO DE ÉFESO (cerca de Mileto, en las costas de Jonia):
Se trata de un filósofo muy completo y profundo, difícil de interpretar. Consideraba, a grandes
rasgos, que la realidad está en constante cambio y movimiento, en un devenir, dirigido por un
logos interno o ley universal que rige el eterno fluir del movimiento. El elemento primario de la
naturaleza sería el fuego, no como principio físico sino por su carácter dinámico, como principio
explicativo del movimiento. La concepción de Heráclito de la realidad como devenir tendrá una
enorme repercusión en el origen de la metafísica y en autores muy posteriores, como Nietzsche.
-PARMENIDES DE ELEA (en el sur de Italia):
Aunque su pensamiento es totalmente contrapuesto al de Heráclito y son contemporáneos, no
sabemos si conoció su obra o si polemizó con él de forma consciente. Parménides escribió un
poema en el que expone una contraposición en el ámbito del conocimiento (la opinión-la verdad)
y de la realidad (el ser-el no ser). El verdadero ser es inmóvil, los sentidos nos engañan y nos
presentan una realidad en constante movimiento, pero el cambio es una ilusión, pues no es
posible que algo sea y no sea al tiempo (en su concepción del movimiento, cuando algo cambia
pasa de ser a no ser, pero es imposible que algo no sea, de modo que el cambio es una apariencia,
algo irreal). Parménides es el primer filosofo que se ocupa del concepto ser (podemos
considerarle, por tanto, el iniciador de la metafísica). Su obra tendrá una enorme repercusión en la
filosofía posterior, sobre todo en Platón.
-LOS PLURALISTAS: EMPÉDOCLES Y ANAXÁGORAS (siglo V a.C., el primero en Sicilia, el segundo
en Mileto). Los autores posteriores van a recoger el problema introducido por Heráclito y
Parménides sobre el cambio y la permanencia en el ser: la realidad está en constante movimiento
(Heráclito) pero su principio debe ser inmóvil, eterno e imperecedero (Parménides). Para
Empédocles, la realidad estaba compuesta por varios argés, por la unión y separación de los
cuatro elementos, regidos por la oposición y lucha entre dos fuerzas antagónicas, el amor y el
odio. Para Anaxágoras, el argé son unas semillas (spérmatas, llamadas por Aristóteles
homeomerías), cuyo movimiento está dirigido por una Inteligencia o Nous, principio ordenador de
todo lo que existe. En ambos casos, los principios de los que la realidad se compone son inmóviles
y eternos, pero su combinación hace posible explicar el movimiento aparente de la realidad.
-LOS ATOMISTAS: LEUCIPO Y DEMÓCRITO (Demócrito vivió a principios del siglo IV a.C. en Abdera,
como Protágoras, y fue contemporáneo de Sócrates). Consideraron que el principio del que todo
se compone es una partícula indivisible, el átomo, y que todo lo que existe está compuesto de
átomos y vacío, combinados por el azar y en un movimiento sin finalidad ni sentido ninguno, y sin
una inteligencia que haya pensado o planificado el universo. En Demócrito ya observamos
elementos del relativismo y escepticismo propios de los sofistas.
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4. LOS SOFISTAS
Contexto histórico:
En el siglo V a.C. (del 492 al 479 a.C.) se sucedieron una serie de enfrentamientos entre el Imperio
Persa y algunas polis griegas, conocidos como las Guerras Médicas (donde sucedieron batallas tan
conocidas como las Termópilas o la batalla de Salamina). Con la victoria, Atenas se situó en una
posición preponderante, lo que contribuyó a convertirla en la polis más importante del siglo V a.C.
y que alcanzara su auge en política, cultura y filosofía.
Durante este mismo siglo, la aristocracia ateniense había ido cediendo terreno a la democracia,
hasta que esta se consolidó bajo el mandato de Pericles, del 461 al 429 a.C. Durante este periodo
alcanzaron su esplendor la arquitectura, la escultura, la tragedia y la comedia. Según los
historiadores antiguos, Pericles fue un gobernante insobornable, que contaba con los ciudadanos
y se preocupaba de educarlos en las leyes de la ciudad y en la libertad. En este periodo se
consolidaron instituciones como la Asamblea de Atenas, que se celebraba en el ágora de esta
ciudad.
Pericles inició la llamada guerra del Peloponeso, que enfrentó a Atenas y sus aliadas contra
Esparta y sus partidarios durante más de 30 años (431-404 a.C.). Sin embargo, Pericles murió a los
pocos años de comenzar el enfrentamiento, y sus sucesores cometieron errores que facilitaron la
victoria de los espartanos. Tras la rendición de Atenas, se sustituyó el sistema democrático por el
gobierno de los “Treinta Tiranos”. Sin embargo, la tiranía se reemplazó al poco por una
democracia moderada, durante la cual Sócrates fue juzgado y condenado a muerte.
Contexto intelectual:
Las condiciones sociales y políticas de la Grecia de Pericles afectaron al rumbo que tomó el saber
filosófico. En un sistema democrático, los ciudadanos podían participar de la vida pública no solo
en función de los lazos de sangre (aristocracia) como en periodos anteriores, sino por sus méritos.
En este contexto, la filosofía desplazó su centro de interés, desde la naturaleza o physis, hacia el
ser humano, la ética y la política.
Este fortalecimiento de la democracia llevó también consigo una demanda de profesionales que
formaran en las artes políticas a aquellos que pretendían acceder al gobierno de la ciudad, y
llegaron a Atenas pensadores extranjeros, venidos de diferentes ciudades para probar fortuna. No
formaban una escuela de pensamiento (como tampoco lo fueron los presocráticos) pero
compartieron una serie de rasgos o características comunes, como el preocuparse tan solo de los
asuntos humanos (las leyes, la organización social…), el denominarse a sí mismos como “maestros
de la virtud” y “sabios” (sofos), sus posturas relativistas, su escepticismo, su visión del mundo más
tolerante y que cobraban mucho dinero por sus servicios.
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Una de las características del ambiente intelectual de este periodo fue el escepticismo (considerar
que la verdad no existe, solo opiniones de igual validez, o que si existe una verdad no podemos
conocerla). Durante tres siglos desarrollaron los presocráticos sus sistemas filosóficos y sus
explicaciones sobre la naturaleza, sobre el origen, etc., y después de tres siglos había una multitud
de teorías contradictorias y poco concluyentes. Este escepticismo subyacente ya podemos
observarlo en Demócrito, que consideraba que la realidad es una amalgama de átomos y vacío
guiada por el azar y sin ningún sentido. Los sofistas renunciaron directamente al estudio de la
naturaleza, y consideraban, influenciados por este ambiente intelectual, que la verdad no existe o
no puede ser conocida.
Características de los sofistas:
-Se centran en los asuntos humanos, en ética y política: las costumbres, las leyes, la organización
social…
-Se autodenominaron “sabios” y “maestros de la virtud”. En épocas anteriores, virtud significaba
excelencia, valentía o nobleza. Para los sofistas, en cambio, la virtud consistía en el arte de hablar
bien y convencer a los demás de sus opiniones: la retórica, o el arte de la oratoria. La finalidad de
este arte era convencer a los demás y lograr el triunfo político (no buscaban la verdad, sino la
fuerza de la convicción para defender cualquier posición y prevalecer sobre el adversario político).
-El nomos o convención sobre la physis o naturaleza: los sofistas consideraban que, frente a las
leyes de la naturaleza, que son necesarias e inamovibles, las leyes humanas son convencionales.
Dictan lo que está bien o mal, pero no son algo inmutable, sino que proceden de las decisiones de
los seres humanos, de un acuerdo o pacto, y pueden cambiar según la conveniencia u opinión de
estos.
-Relativismo y escepticismo: no existe una verdad absoluta, tan solo opiniones igualmente válidas,
y no podemos decir cuál es más válida que otra, sino más conveniente en un momento concreto.
Lo bueno, lo malo, lo justo, las leyes… dependen de la opinión del poderoso, del que manda en
cada momento.
Sofistas más importantes:
Protágoras: consideraba que las cosas no pueden conocerse en sí mismas, sino que el
conocimiento depende del punto de vista de cada individuo; lo que es bueno para unos puede ser
malo para otros. Desde esta postura afirmó que “el hombre es la medida de todas las cosas”, y
todas las cosas son relativas a este y a su punto de vista.
Gorgias: llevó las tesis sofistas a su último extremo, y defendió tres tesis: “Primero, que nada
existe; segundo, si algo existe, no puede ser conocido por los hombres; tercero, si se pudiera
conocer, no podría comunicarse y explicarse a los demás”. No hay realidad, el pensamiento no
trata sobre la realidad (critica a Parménides, para el cual pensamiento y realidad coinciden), el
pensamiento es puro lenguaje sin objeto. La palabra se hace independiente y poderosa, al servicio
del ser humano para persuadir y convencer.
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5. SÓCRATES.
Sócrates nació en Atenas en el año 470 a.C. y vivió allí hasta su muerte en el 399 a.C. Primero
disfrutó de la tranquilidad y grandeza de la época de Pericles, pero luego tuvo que tomar parte en
la guerra del Peloponeso a los cuarenta años, y sufrió la derrota ateniense frente a Esparta.
Posteriormente, fue condenado a muerte por la democracia restablecida.
Sócrates fue muy duro en sus críticas a los sofistas, y también a los gobernantes de Atenas, a los
que acusaba de corrupción, de hipocresía, de alejarse de la justicia, lo cual le granjeó muchas
enemistades, hasta que los poderes de Atenas lo vieron como un peligro, un rebelde contra el
Estado y las leyes, y fue llevado ante los tribunales y condenado. Aunque se le ofreció la
oportunidad de exiliarse, Sócrates no quiso caer en los mismos defectos que tanto criticó, y
prefirió permanecer fiel a las leyes que desobedecer y huir.
Sócrates parecía, a simple vista, un sofista, pues se centraba en las enseñanzas sobre ética y
política, las leyes, la moral… pero, a diferencia de éstos, nunca cobró por enseñar e impartía sus
enseñanzas en lugares públicos (en el mercado, en los gimnasios, en las plazas…). También se
diferenció radicalmente en su pensamiento:
-Frente al relativismo y el escepticismo de los sofistas, Sócrates sostenía que la virtud era
universal, no lo que convenga en cada momento, sino que el bien y las leyes deben ser válidas
para todos y uno no puede elegir cuando cumplirlas a su conveniencia. Esta postura fue la que le
llevó a rechazar la huida de Atenas y beber la cicuta. Lo justo, lo bueno… no son conceptos
cambiantes ni relativos, sino inmutables e iguales para todos, de ahí la importancia de investigar
en qué consiste la virtud para todos los seres humanos.
-La virtud política no consiste en la habilidad para convencer a los demás de la propia opinión,
como sostenían los sofistas, sino que es un bien en sí misma. La virtud consiste en el autocontrol,
en el dominio del cuerpo: la libertad supone la superioridad de la razón sobre los impulsos y no ser
esclavo de los instintos.
-Intelectualismo moral: para obrar virtuosamente es necesario conocer previamente en qué
consiste la virtud, es decir, para hacer el bien hay que saber lo que es el bien. Pero una vez que se
conoce el bien, no es posible obrar de otra forma: la conducta humana está determinada por el
conocimiento, y el que obra mal no lo hace por maldad sino por ignorancia.
-Sócrates no aceptaba la postura de los sofistas que se consideraban a sí mismos “sabios” y, por el
contrario, mantenía la importancia de reconocer la propia ignorancia (“solo sé que no se nada”). Al
pensar que ya se posee todo el conocimiento, se cierra el camino a la investigación, a perseguir
nuevos conocimientos y alcanzar la verdad.
Para Sócrates, es posible alcanzar la esencia de las cosas porque en el alma del ser humano se
encuentran los conceptos verdaderos de las cosas, es decir, dentro del ser humano se encuentra la
verdad. Pero es necesario la ayuda de otros hombres para descubrir este conocimiento que ya
tenemos en nuestro interior.
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Para ayudar a extraer estos conocimientos empleaba como método el diálogo y la conversación,
dividida en dos fases:
a) Ironía o fase destructiva: mediante preguntas y refutaciones se cobra consciencia de los propios
errores y prejuicios, de los conocimientos que se tenían por verdaderos, pero que en realidad son
falsos y nos impiden alcanzar la verdad.
b) Mayéutica o proceso constructivo: Sócrates consideraba que todos poseemos dentro de nosotros
la verdad, y que mediante un esfuerzo podían extraerse del interior los conceptos universales, la
verdad válida para todos (“mayéutica” en griego proviene del término comadrona, la que ayuda a
alumbrar en los nacimientos).
Conocemos el pensamiento de Sócrates por otros autores, sobre todo Platón y Aristóteles, puesto
que no dejó nada escrito. Tuvo una enorme influencia en la filosofía occidental al introducir el
concepto de universalidad (marcó el pensamiento de su principal discípulo, Platón), y sus
discípulos fundaron las “escuelas socráticas menores”, como los cirenaicos y los cínicos.
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PLATÓN.
1.
VIDA Y OBRAS.
Nació en Atenas en el seno de una familia aristocrática, en el año 428 a.C. y murió allí en el año
347. Su verdadero nombre era Aristocles, pero fue conocido con el sobrenombre de “Platón”, que
significa “de anchas espaldas”. Fue alumno de Crátilo, discípulo de Heráclito, y gran conocedor de
la filosofía presocrática, antes de que la figura de Sócrates influyera en él de manera decisiva.
Platón fue su discípulo desde los 20 años hasta el día de su muerte, por orden del gobierno
democrático de Atenas. Este hecho, junto con el conocimiento de las injusticias políticas del
régimen de los Treinta Tiranos, lo alejaron de la política ateniense.
Sin embargo, su pensamiento tiene una finalidad política: el diseño y fundamentación de un tipo
ideal de sociedad justa. Pese a esto, nunca renunció a realizar sus ideales: viajó a dos veces a
Siracusa, donde realizó algunas tentativas políticas poco afortunadas. También viajó a Egipto y al
sur de Italia, donde entró en contacto con el pitagorismo. De regreso a Atenas, fundó su escuela,
la “Academia”, y se consagró a la enseñanza hasta su muerte.
El pensamiento de Platón surge en una época de crisis política en Atenas, tras la guerra del
Peloponeso y la derrota frente a Esparta. La democracia que sigue al gobierno de los Treinta
Tiranos es la que condena a muerte a Sócrates. La caída de los tradicionales valores religiosos y
morales dio paso al relativismo ético de los sofistas y al debate sobre la convencionalidad de
valores como el Bien, la Justicia o la Verdad. Platón supone una reacción a esta crisis, elaborando
una defensa del universalismo (que ya fue defendido por su maestro) y atacando el relativismo y
escepticismo sofista.
Su obra está compuesta por 28 diálogos, caracterizados por una gran belleza literaria, en los que
nos muestra la personalidad y filosofía de Sócrates, las teorías de sofistas como Gorgias, de
grandes filósofos como Parménides o Zenón. Al mismo tiempo, Platón desarrolla en estos diálogos
una reflexión filosófica basada en el método de preguntas y respuestas. Platón elabora
continuamente su pensamiento, por lo cual podemos distinguir en su obra varias etapas:
a) Diálogos socráticos: en ellos expone la doctrina de su maestro, Sócrates, a la vez que
comienza a esbozar sus propias teorías. Destacan: Apología de Sócrates, Menón, Gorgias…
b) Diálogos de madurez: desarrolla sistemáticamente sus teorías sobre el ser, el conocimiento,
ética, política y antropología. Destacan: República, El Banquete, Fedro…
c) Diálogos críticos: en ellos realiza una revisión de su teoría de las Ideas, reflexionando sobre las
objeciones que le hicieron, como por ejemplo la relación del mundo sensible con las Ideas.
Destacan: el Sofista, Parménides, las Leyes, el Político…
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Su metafísica, teoría del conocimiento y teoría moral hace que se considere a Platón el padre de la
filosofía occidental. Fue el creador de un gran sistema filosófico que le convierte, probablemente,
en el filósofo más influyente de la historia de la filosofía, hasta el punto que Whitehead afirma: “la
historia de la filosofía no es más que un conjunto de notas a pie de página de la obra de Platón”.
Influencias fundamentales:
-Los pitagóricos: la importancia de la matemática, la teoría de la transmigración de las almas…
-La filosofía presocrática: especialmente Heráclito y Parménides (observad el paralelismo entre la
división de la realidad y el conocimiento de Platón y de Parménides).
-Sócrates: el rechazo al relativismo sofista, la búsqueda de los conceptos universales, la virtud
como objetivo supremo en la vida, el intelectualismo moral…
2.
LA JUSTICIA EN LA SOCIEDAD COMO FUNDAMENTO DE LA FILOSOFÍA DE PLATÓN.
Platón pertenece a una familia muy relacionada con la política de Atenas, y parecía estar
destinado a la acción política, pero viendo los nefastos resultados de la dirección política
ateniense, a la que Platón consideraba responsable de la muerte de Sócrates, de la ruina moral y
de la injusticia reinante, Platón se aleja de la práctica política, pero nunca renunció a su proyecto:
instaurar un régimen social justo, lo cual va a ser la principal motivación de sus teorías filosóficas.
Para instaurar un orden social justo, considera que es necesario encontrar antes sus fundamentos
metafísicos y epistemológicos. Encontramos esta motivación política en toda su teoría:
a) Metafísica: Platón observa que en la sociedad impera la injusticia, la mentira, la maldad… La
verdadera Justicia no puede encontrarse en este mundo corrupto, sino en un mundo ideal,
perfecto, separado de este mundo, al que llamará “mundo inteligible”. La Justicia perfecta y
absoluta es posible como Idea, objeto de este mundo ideal.
b) Epistemología (teoría del conocimiento): Este mundo ideal está separado de la realidad
humana, por lo que la Justicia sería inaccesible. Para resolver este problema, Platón recurre a su
teoría del conocimiento: el mundo ideal, inteligible, es accesible al entendimiento humano, es
posible conocerlo. El hombre puede conocer, por tanto, que es la Justicia, el Bien, la Verdad…
c) Ética y Política: Para que esa posible una sociedad justa, es necesario que el gobierno de las
ciudades recaiga en manos de aquellos que han accedido al conocimiento del mundo ideal, y se
instaure un orden social rígido, en el que cada uno cumpla su función y obedezca las ordenes de
los sabios-filósofos, conocedores de la verdadera Justicia.
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3.
METAFÍSICA.
a) División de la realidad.
Platón propone la existencia de dos regiones diferenciadas de la realidad:
MUNDO SENSIBLE: Es el mundo que captamos por los sentidos, cuya principal característica
es el cambio, el movimiento. Platón recoge la teoría introducida por Heráclito de que la realidad es
flujo constante, perpetuo movimiento. Platón considera que el mundo sensible es real (para
Parménides, era una ilusión irreal, un engaño de los sentidos), posee existencia, pero cree que
esta existencia es imperfecta, no es verdadera realidad, pues está en constante movimiento. La
verdadera realidad debe ser perfecta, no incluir ningún rastro de “no ser” y, por tanto, debe ser
inmóvil (influencia de Parménides, para el cual el ser es inmóvil). Platón llama a este mundo
sensible el “mundo de las apariencias”.
MUNDO INTELIGIBLE: Este ámbito de la realidad no puede ser captado directamente por los
sentidos (no podemos verlo, ni tocarlo…) pero puede ser conocido por la inteligencia humana, por
la razón, mediante un procedimiento de acceso al conocimiento superior que llamará “Dialéctica”.
Este mundo constituye la verdadera realidad, el ser perfecto, y es por tanto inmóvil, eterno,
imperecedero, sin principio ni final, y está separado del mundo sensible. En este mundo residen
las “Ideas” (las Ideas son múltiples, a diferencia que Parménides, que consideraba que el Ser era
Uno).
b) Teoría de las Ideas.
Las Ideas constituyen el fundamento de la realidad, son el verdadero ser, mientras que las
apariencias del mundo sensible son copias imperfectas de estas Ideas o modelos perfectos.
Las Ideas se caracterizan por ser: perfectas, inmutables e inmóviles, eternas e imperecederas.
¿Qué son las Ideas?
Las Ideas son los modelos o arquetipos perfectos de las cosas sensibles, aunque están fuera del
mundo sensible, en un mundo aparte (esto se denomina “trascendencia”, estar fuera del mundo).
Las cosas sensibles se parecen, de forma imperfecta, a las Ideas perfectas, por eso Platón
considera que el mundo sensible son “apariencias”, porque se parecen a las Ideas pero sin
alcanzar su perfección. Las Ideas son el verdadero ser, mientras que el mundo sensible son copias
imperfectas de estos modelos.
Las Ideas son los conceptos universales. Platón considera que los conceptos abstractos con los que
denominamos las cosas (Belleza, Justicia, Hombre, Árbol…) tienen existencia real fuera de la
mente del hombre. A esta postura se la llama “Realismo”.
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Las Ideas constituyen la esencia de las cosas sensibles (esencia: lo que hace que sean lo que son,
su característica fundamental, sin la cual serían otra cosa diferente). Por este motivo, las Ideas son
el fundamento de la realidad, es decir, las Ideas son la base por la cual las cosas tienen un ser, son
la causa de la existencia del mundo sensible.
¿Qué clases de ideas existen?
Platón pretendía fundamentar la justicia, el bien, la verdad… pero su teoría le lleva a admitir la
existencia de un correlato ideal para cada clase de objetos. De este modo establece una “jerarquía
de Ideas”, ya que unas Ideas son más importantes que otras.

En la cúspide, encontramos la Idea de Bien.

Ideas de Belleza, Justicia, Verdad, Valor, Prudencia, Unidad… (Ideas éticas y ontológicas).
 Ideas Matemáticas (números, figuras geométricas) e Ideas de Relación (opuestos, proporción,
igualdad…)

Ideas de las cosas sensibles (Hombre, Hoja, Caballo, Montaña, etc.)
La Idea de Bien es la Idea fundamental y primera, bajo la cual se unifican todas las demás y cobran
realidad. (Como si irradiase “realidad” y se contagiase por cercanía, y cuanto más lejos están de la
Idea de Bien, menos realidad poseen, y viceversa, más cerca: más realidad).
¿Cómo se relacionan las Ideas con el Mundo Sensible?
El Mundo Sensible es el mundo que se ofrece a los sentidos, en constante cambio y movimiento,
por lo que no posee “ser” o realidad plenamente. Sin embargo, posee cierto grado de ser. El ser
que tiene proviene de las Ideas. El Mundo Sensible participa de las Ideas: es una imagen, una
imitación imperfecta del Mundo Inteligible, y toma su ser del mismo.
Las Ideas son modelos de las cosas sensibles, por tanto, las cosas sensibles participan en cierto
modo del ser de las Ideas.
Platón también defiende (aunque no lo explica con claridad y reformuló está teoría a lo largo de su
obra) que las Ideas están en las cosas sensibles, constituyendo su esencia (se aproxima al final de
su obra a Aristóteles).
Las cosas sensibles imitan a las Ideas, tienden hacia su perfección sin alcanzarlo.
El Mundo Sensible se parece de forma imperfecta al Inteligible, y puede “recordárnoslo”. Si ambos
mundos estuviesen completamente separados, la teoría de las Ideas sería inútil para el propósito
de Platón, ya que la Justicia, el Bien, la Verdad… Perfectos serían completamente inaccesibles y
ajenos al ser humano.
Esta relación por Participación e Imitación permite a Platón salvar el abismo existente entre ambos
mundos y justificar la posibilidad de conocer las Ideas.
12
c)
Cosmología platónica: el Demiurgo.
Platón explica en el Timeo como se constituye el Mundo Sensible a partir de la imitación de las
Ideas.
La formación del mundo sensible a imagen imperfecta del inteligible se debe a un “artesano”
(Demiurgo en lengua griega), a un “creador” que actúa como un artista que da forma a la realidad
sensible:
 Toma una materia prima preexistente, que no crea, pues para la cultura griega la existencia
del mundo es infinita y no hay creación propiamente dicha.

Modela esta materia prima tomando como modelo las Ideas perfectas, tratando de imitarlas.
 El resultado es un mundo que recuerda a las Ideas, que se parece a ellas, pero de forma
imperfecta.
 Por eso, el Mundo Sensible, aunque real, no es el verdadero ser, y debe su existencia a las
Ideas, de las que toma su forma y su esencia.
4.
TEORÍA DEL CONOCIMIENTO.
El Mundo Sensible es accesible al ser humano a través de los sentidos; es el mundo que vemos,
que oímos, tocamos… El Mundo Inteligible, en cambio, solo es accesible a través de la Inteligencia.
La teoría del conocimiento platónica pretende justificar cómo es posible acceder al conocimiento
del Mundo Inteligible, si éste está separado y es independiente del Mundo Sensible.
a) Realismo ingenuo.
La actitud acerca del conocimiento defendida por la filosofía antigua recibe el nombre de
“realismo ingenuo”. Consideran que la realidad puede ser conocida exactamente tal y como es, sin
ninguna limitación. Las cosas son, para Platón, exactamente como se perciben. Es posible conocer
la realidad, y acceder a la verdad, a un conocimiento universal y necesario, perfecto. Por la
ausencia de crítica hacia la capacidad de conocimiento humano, se califica a esta teoría de
“ingenua”.
b) La teoría de la Reminiscencia.
-Influencia del orfismo: teoría de la trasmigración de las almas.
Platón considera que el alma es inmortal, y que es independiente del cuerpo que “habita”. Antes
que el alma estuviese encarnada en un cuerpo, permanecía en el mundo de las Ideas, dedicándose
allí a la contemplación. Cuando se encarnó en un cuerpo, olvidó su vida pasada y lo que allí había
visto (la realidad perfecta, el verdadero ser).
13
-Conocer es recordar.
Cuando el hombre, a través de los sentidos, percibe objetos sensibles, se acuerda de las ideas de
las que esos objetos son copias. Conocer es recordar (anamnesis) lo aprendido, lo que ya conocía
nuestro alma pero había olvidado. No existen los conocimientos nuevos, y lo que en apariencia
aprendemos, en realidad lo estamos recordando. El conocimiento es, por tanto, “reminiscencia” o
recuerdo.
c)
Los grados del conocimiento.
Platón considera que es posible el conocimiento, tanto del mundo sensible como del inteligible.
Pero, al igual que solo el mundo inteligible posee verdadero ser, tan solo poseemos verdadero
conocimiento acerca de las Ideas.
Existen varios niveles de conocimiento en función de los grados del ser. A cada grado de ser le
hace corresponder un grado o nivel de conocimiento.
 CONOCIMIENTO DEL MUNDO SENSIBLE: OPINIÓN (DOXA)
Es el conocimiento que tenemos acerca del mundo que percibimos por los sentidos. Es un
conocimiento imprescindible para el ser humano, pues proviene de la experiencia, del hábito, y
nos permite sobrevivir (gracias a él comemos, construimos casas, nos relacionamos de manera
habitual, etc.). Platón no duda de su utilidad, pero sí de su veracidad. Este conocimiento es
imperfecto, no puede denominarse verdadero.
La realidad sensible es una copia de la inteligible, por lo tanto, este es un conocimiento de copias
imperfectas. Además, el mundo sensible está en constante movimiento, por lo que su
conocimiento es variable, inestable, no permanente. Este conocimiento es imperfecto y no
proporciona seguridad ni certeza.
Platón lo clasifica en:

Creencia o pistis:
Es el conocimiento de los objetos físicos, de las cosas que percibimos. Ya que estas cosas son solo
copias imperfectas, este conocimiento es también imperfecto. (ejemplo: física, biología…)

Imaginación o eikasía:
Es el conocimiento de imágenes, de seres de ficción, el arte (que imita el mundo sensible, por lo
que es copia de una copia), la técnica, la poesía, etc.
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 CONOCIMIENTO DEL MUNDO INTELIGIBLE: INTELECCIÓN (EPISTEME)
Es el verdadero conocimiento, pues versa sobre la verdadera realidad, las Ideas. Las Ideas son
conceptos universales e inmutables, por lo tanto su conocimiento es permanente, no cambia, y
proporciona absoluta certeza, total seguridad de que lo que conocemos es verdadero.
El hombre solo accede al mundo inteligible a través de su inteligencia, mediante la razón, y no
mediante los sentidos.
Platón lo clasifica en:

Inteligencia discursiva o diánoia:
Se trata del conocimiento que alcanzamos mediante razonamientos, yendo de un concepto a otro
y extrayendo conclusiones. Es un conocimiento progresivo, paso a paso, y no inmediato. Platón
considera que este es el conocimiento matemático, que va desde las hipótesis a las conclusiones.
No alcanza el grado de verdadero conocimiento, pero es un punto intermedio entre la opinión y la
ciencia.

Inteligencia intuitiva o noûs:
Es el tipo superior de conocimiento, pues consiste en la captación inmediata de las Ideas. Es el
conocimiento de las Ideas, permanentes, inmutables… y, por tanto, de los fundamentos de la
realidad. La razón las capta de forma inmediata, no mediante un razonamiento, sino mediante una
intuición (como una “iluminación”). Platón considera que este es el verdadero conocimiento,
perfecto: la verdadera ciencia o episteme.
d) La Dialéctica.
El hombre común posee el conocimiento sensible, útil pero no verdadero, pero la razón humana
es capaz de ascender (literalmente, pues la Dialéctica se trata de un ascenso cognoscitivo) del
conocimiento de las cosas sensibles al conocimiento del mundo inteligible.
Las cosas sensibles son copias de las Ideas, nos recuerdan a ellas, y de este modo son capaces de
despertar en nosotros los recuerdos del conocimiento de las Ideas, que el alma vio antes de caer
en un cuerpo.
La Dialéctica es un como de conocimiento que consiste en avanzar en los razonamientos, de forma
ascendente, desde el mundo sensible hasta las Ideas (del mismo modo que el razonamiento
humano va de las hipótesis a los principios). Este ascenso o avance se produce por la oposición de
las cosas que vamos conociendo y englobando en conceptos cada vez más generales.
Mediante la Dialéctica, el conocimiento va ascendiendo de nivel hasta la contemplación de la Idea
Suprema, el Bien, fundamento de todo ser y de todo saber.
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El ser humano es así capaz de ascender “del conocimiento de los objetos bellos y los bellos
paisajes, a las bellas obras de arte, hasta las bellas acciones y las bellas normas de conducta, hasta
la contemplación de la Belleza en sí, el conocimiento de la Belleza perfecta, eterna e inmutable,
que no depende de opiniones ni de gustos, pues es universal. Lo mismo ocurre con el resto de las
Ideas (Justicia, Virtud…)
Contra el relativismo sofista, que consideraba que la belleza, la verdad, el bien… dependían de la
opinión de cada persona, Platón considera que es posible conocer la Belleza, el Bien y la Verdad
absolutos, que se imponen a todos los seres humanos.
En el diálogo llamado “El Banquete”, Platón afirma que la “fuerza” que impulsa al alma humana en
este ascenso es el “amor”, “eros”, que entendemos como un deseo de alcanzar la perfección y
acercarnos hacia lo que es absolutamente bueno, ideal, eterno… y no encontramos en nuestra
vida cotidiana. El hombre busca esta perfección en los objetos que le rodean en el mundo
sensible, y esta fuerza que le impulsa a buscar lo lleva a ascender a grados cada vez más altos de
perfección, hasta las Ideas.
El hombre que ha alcanzado el conocimiento perfecto de las Ideas, no puede guardarse este saber
para sí mismo. Su obligación es difundirlo entre los demás, ayudar a que el resto de personas
asciendan mediante el mismo proceso. Una vez que posee el conocimiento de los principios (las
ideas), puede “descender” y explicar el resto de la realidad a partir de éstos.
EXPLICACIÓN DEL MITO DE LA CAVERNA:
En la “República”, Platón expone su teoría acerca de la realidad y del conocimiento en el llamado
“mito de la caverna”. En él, describe como unos hombres han sido atados en el interior de una
caverna y obligados a mirar hacia la pared, sin poder volver la cabeza, desde su nacimiento.
El conocimiento que poseen acerca de la realidad proviene tan solo de las sombras que se reflejan
en la pared hacia la que miran, y de los ecos que rebotan en ella. No pueden ver por tanto el
exterior de la caverna, sino tan solo sus sombras y ecos.
Los hombres, así atados desde su nacimiento, consideran que esas sombras y ecos son la única
realidad existente, pues no han conocido nada diferente.
Platón plantea la situación de que uno de estos hombres sea liberado y obligado a salir al exterior
de la cueva. En principio, este hombre será deslumbrado por la luz y, obligado a ascender por una
montaña pedregosa, no reconocerá lo que le rodea y le resultará penoso y desagradable.
Poco a poco, sus ojos se irían acostumbrando, de modo que en principio solo reconocería las
sombras, pero poco a poco podría mirar hacia los objetos, y volver la vista al fin hacia la luz del sol,
reconociendo la verdad de lo que ve ahora y la mentira de lo que creía real en la cueva.
16
Platón establece una analogía entre la cueva y el mundo sensible, y el exterior de la cueva con el
mundo inteligible. La realidad que estamos acostumbrados a ver es en realidad un reflejo,
sombras y ecos que se parecen a la verdadera realidad, pero que en realidad no son más que
apariencias. La verdadera realidad está fuera de esta “caverna” sensible en la que vivimos los
hombres, en el mundo inteligible. En el exterior, es el sol el que alumbra y gobierna todo, y todo
vive por él. Para Platón, en el mundo inteligible, el sol se corresponde con la Idea de Bien, que
gobierna todas las demás y por la cual todo adquiere su ser.
Platón considera que el hombre liberado que hubiese comprendido la verdad, podría volver a
contarla a sus compañeros prisioneros, pero que no recibiría más que incomprensión, porque sus
conocimientos serían confusos y no sabría trasmitirlos correctamente. Platón considera que la
obligación del hombre que conoce la verdad es profundizar en ese conocimiento, prepararse y,
una vez listo, volver a las “sombras”, aunque le resulte desagradable, para intentar liberar a sus
compañeros.
Platón, siguiendo la concepción de ciudadano de toda la filosofía griega, considera que la felicidad
de la sociedad está por encima del individuo aislado, y que el hombre solo se puede desarrollar
plenamente en la ciudad. Por eso, el hombre no alcanzará su plenitud con el conocimiento de la
verdad, sino consiguiendo que la verdad se difunda en la sociedad.
El hombre que conoce el mundo inteligible debe dedicarse a enseñar y a gobernar. Platón
considera que el concepto de enseñanza como “aprender cosas nuevas” es erróneo, ya que los
hombres poseen en sí mismos la capacidad de conocer la verdad, y la obligación del sabio es
despertar en ellos esa capacidad y ayudarlos a “salir de la cueva”. El cometido de los sabios será,
por esto, formar nuevos sabios, que se dedicarán en el futuro al gobierno de la ciudad.
Todo el objetivo de la filosofía platónica es un objetivo político: si los hombres consiguieran
conocer lo universal, pero no fueran capaces de plasmarlo en la sociedad, su filosofía no cumpliría
su objetivo. Por ese motivo, es necesario “volver a la caverna”: el que conoce lo universal debe
encargarse del gobierno de la ciudad, y conseguir plasmar la Justicia, el Bien y la Verdad en una
sociedad guiada por principios sofistas que, para Platón, provocaron la muerte de Sócrates.
Platón considera que este proceso de liberación de la caverna hasta la visión directa del sol es un
“ascenso del alma”, desde el conocimiento imperfecto del mundo sensible (opinión), hasta del
conocimiento de hipótesis hasta conclusiones (razón discursiva) y, por último, el conocimiento
directo de las Ideas, que es el verdadero conocimiento, ciencia o episteme. Platón cree que cada
grado de conocimiento es un “trampolín” que posibilita el ascenso hasta niveles superiores.
Este proceso de ascenso cognoscitivo del alma es la Dialéctica, el verdadero método de enseñanza
al que deben dedicar su esfuerzo aquellos que pretendan un día ser los gobernantes de la ciudad).
17
5.
ANTROPOLOGÍA.
La ética y la política de Platón tienen un fundamento antropológico, pues parten de su concepción
del ser humano. Antes de emprender su fundamentación de la Justicia en la ciudad (política), debe
analizar lo que es la Justicia en el individuo (ética) y para esto debe saber que es el ser humano
(antropología).
a)
Dualismo antropológico.
Concibe que el ser humano es un compuesto de cuerpo y alma, que son dos realidades diferentes
y separadas, unidas solo temporal y accidentalmente. Para Platón, el cuerpo es como una “cárcel”
para el alma, y el alma actúa sobre el cuerpo como un piloto sobre su nave.
-El cuerpo: pertenece al mundo sensible, y es por tanto imperfecto, perecedero y no pertenece a
la verdadera realidad.
-El alma: pertenece al mundo inteligible y es inmortal, eterna. Su actividad propia es la
contemplación de las ideas.
Como ya explicamos en la teoría del conocimiento, el alma preexistía con las ideas; el cuerpo es un
obstáculo para el alma, que impide que ésta vuelva a ascender al mundo inteligible.
b)
Teoría del alma.
El alma es el “piloto” del cuerpo, y es por tanto responsable de sus acciones, de su movimiento y
de su vida. Sin un alma, un cuerpo carece de vida.
El alma es, además, fundamento del conocimiento, pues aunque el cuerpo proporcione
conocimiento sobre el mundo sensible, éste no es el verdadero conocimiento, mientras que el
alma puede proporcionar conocimiento sobre la verdadera realidad inteligible.
Mito del carro alado:
Platón expone su teoría sobre el alma en el llamado “mito del carro alado”. En éste, describe el
alma como un carro compuesto por dos caballos alados (uno blanco y otro negro) y un conductor
o auriga.
Platón considera que el alma humana tiene varias “partes” o funciones separadas, y que cada una
cumple una función diferente. Cada parte del carro es una metáfora de cada parte del alma:
-Caballo negro: alma concupiscible (apetitos carnales: comer, beber, sexo…)
Es el caballo indómito y salvaje. El carro alado (el alma humana) volaba por el mundo inteligible
contemplando ideas, pero el caballo salvaje se sacudió e hizo que el carro cayese hacia el mundo
sensible, introduciéndose en un cuerpo. El caballo negro representa las pasiones y los deseos
relacionados con el cuerpo, que mantienen al hombre atado al mundo sensible.
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-Caballo blanco: alma irascible (fortaleza, deseo de bien, justicia, verdad… es el “alma noble”).
Es el caballo dócil y noble, que obedece las órdenes del conductor y mueve con fuerza el carro.
Representa la parte del alma que impulsa el cuerpo hacia el bien y la verdad, que le da fortaleza y
valor.
-Auriga o conductor: alma racional (razón o inteligencia humana)
Es el conductor del carro, la parte del alma que toma las decisiones y debe gobernar las otras
partes del alma. Es la única parte del alma que es inmortal, pues pertenece por completo al
mundo inteligible.
El objetivo de este “alma-carro” es conseguir volver a ascender al mundo inteligible, controlando
al caballo negro de los apetitos sensibles, librándose del cuerpo. Para Platón, ese ascenso se logra
mediante el conocimiento (la Dialéctica, que ya vimos).
Platón va a establecer una analogía o paralelismo entre estas partes del alma y las diferentes
virtudes del hombre, de modo que su teoría del alma sirve de punto de partida para su teoría
ética. También establece una analogía entre las partes del alma y las distintas clases sociales, de
modo que fundamenta también la política. Por eso, si el tema o el texto del examen es sobre ética
o sobre política, hay que comenzar explicando la teoría de la partes del alma.
6.
ÉTICA.
Intelectualismo moral.
Platón, al igual que Sócrates, parte de un “intelectualismo moral”: para obrar el bien hay que
conocerlo; el que obra mal no actúa por maldad sino por ignorancia. Pero a diferencia de Sócrates,
Platón considera que no basta con conocer el bien para obrarlo, sino que hay que practicarlo o
ejercitarlo de modo voluntario.
La Virtud.
El concepto fundamental de la ética platónica es la VIRTUD, (areté). Para definirla, parte de su
concepción antropológica del ser humano y considera que la virtud consiste en el equilibrio entre
las partes del alma, y que esta armonía es lo que proporciona la felicidad. La virtud consiste en
comportarse de acuerdo a la naturaleza del alma, es decir, que cada parte del alma cumpla su
función y haya armonía entre ellas.
19
Platón habla de varios tipos de virtud, en relación a las partes del alma:
- Prudencia o sabiduría: es la virtud propia del alma racional, y consiste en la capacidad de
deliberar, reflexionar sabiamente, para saber cuál es lo más conveniente en cada momento; es la
sabiduría para diferenciar lo que es bueno de lo que es malo para el hombre.
- Fortaleza o valor: es la virtud propia del alma irascible, y consiste en la capacidad para
mantener el ánimo alto en las dificultades, sabiendo sacrificar los placeres para obrar según el
deber que marca el alma racional; gracias a la fortaleza, el alma mantiene firme la voluntad en el
rumbo que marca la razón.
- Templanza: es la virtud propia del alma concupiscible, y consiste en la capacidad de ordenar
racionalmente los placeres, dominándolos para que hagan posible la supervivencia pero no
dominen la conducta humanal.
Además de estas virtudes específicas, Platón habla de una virtud general y fundamental para el
hombre, la Justicia, que entiende como el orden y equilibrio entre las partes del alma. El alma
virtuosa es el alma equilibrada, en la que cada parte cumple su función y se deja guiar por la razón.
Esta virtud tiene primacía sobre el resto porque las ordena, y puede aplicarse también al orden
social, como veremos más adelante. El vicio, al contrario, supone el desequilibrio del alma que se
deja guiar por los impulsos pasionales o por los irascibles.
La felicidad.
La felicidad es el resultado de esta armonía, que Platón entiende como la “salud” del alma. La
persona feliz y virtuosa es aquella en la que el alma racional es prudente, la irascible fuerte y la
concupiscible moderada. Para Platón, una vida centrada en el placer no tiene porqué conllevar
felicidad (contra el hedonismo), pero tampoco implica felicidad una vida centrada en la actividad
intelectual o la contemplación. Platón adopta una postura intermedia, en la que juegan su papel
tanto las pasiones como la razón.
El Bien.
Para Platón, el Bien es la idea fundamental, fundamento tanto del mundo inteligible como del
mundo sensible. El objetivo fundamental de la vida humana es la purificación o catarsis mediante
el acceso al conocimiento de la idea de Bien. Este conocimiento es posible mediante la virtud,
pues el ejercicio de la virtud hace que el alma pueda volver a ascender al mundo inteligible
(recordar mito del carro alado, hay que controlar al caballo negro y dejarse guiar por el auriga),
contemplar la idea de Bien y así ser feliz. El objetivo de la vida humana es que el alma ascienda de
nuevo al mundo de las ideas y contemple el Bien absoluto. Varios son los caminos que le llevan a
este ascenso: la muerte, la dialéctica y la vida virtuosa. Mediante la vida virtuosa, el hombre es
capaz de controlar sus pasiones, alejarse de lo puramente corporal y sensible, y guiar su vida
mediante la razón, de modo que el alma pueda ascender hasta las ideas.
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7.
POLÍTICA.
Toda la filosofía platónica tiene una finalidad política, por lo tanto, su culminación será la
plasmación de la justicia en la sociedad, que previamente ha fundamentado a nivel metafísico,
epistemológico y ético.
Para Platón, como para todo el pensamiento griego, el hombre es un ser esencialmente social, y su
felicidad y plenitud solo son posibles en comunidad con otros hombres. El objetivo de la sociedad
es, en primer lugar, satisfacer las necesidades materiales del ser humano (sobrevivir), pero
también hacer posible su pleno desarrollo y su felicidad. Para esto, no basta cualquier
organización social, sino que es necesario un tipo de sociedad que busque por encima de todo en
bien común y la justicia.
Los estamentos o clases sociales en la polis.
En la República, Platón lleva a cabo una división de las clases sociales paralela a las partes del
alma. La sociedad es una prolongación del alma humana y, por esto, alma y Estado comparten la
misma estructura.
Platón considera que los seres humanos no son iguales, no deben tener los mismos derechos ni
ejercer las mismas funciones, sino que en relación a sus capacidades ocupa cada uno un
estamento social con un cometido concreto. Platón da una gran importancia a la educación, e
imagina un tipo de sociedad ideal, en la que cada uno ha sido educado en relación a las
capacidades naturales de su alma. De este modo, distingue tres clases sociales:
1.
LOS PRODUCTORES.
Son los agricultores, artesanos, comerciantes…, cuya misión es producir los bienes necesarios para
la supervivencia. En ellos predomina la parte concupiscible del alma, se dejan llevar por los deseos
y las pasiones, por lo que no son adecuados ni para las armas ni para el gobierno. Su virtud es la
templanza, gracias a la cual obedecen a los gobernantes.
2.
GUERREROS O GUARDIANES.
Su misión es la defensa de la ciudad y la administración de los bienes. En ellos predomina la parte
irascible del alma, por lo que son valerosos y fuertes, además de obedientes. Su virtud es la
fortaleza. Les corresponde una educación básica, deportiva y musical. De esta clase, mediante la
selección de los mejores durante su periodo de formación, surgirá la clase de los gobernantes.
Los seleccionados para la clase superior deberán ser educados mediante un plan especial, muy
exigente, con una amplia formación (Aritmética, Geometría, Astronomía… y, tan solo los más
aptos, Dialéctica) que garantice su capacitación para el gobierno de la ciudad.
Estos hombres y mujeres (curioso, debido al androcentrismo propio de la sociedad griega) viven
formando grupos en los que comparten todo (bienes, esposos/as, hijos…) para no vivir apegados a
bienes concretos y mirar tan solo por el bien común, nunca por el propio (comunismo platónico).
21
3.
GOBERNANTES.
Los seleccionados más aptos acceden a una educación superior, la Dialéctica, nivel de formación
que no acaba antes de los cuarenta años. Quienes pasen este nivel, gobernarán la ciudad por
turnos, dedicándose a partir de entonces al estudio. Los gobernantes son los sabios, pues solo
ellos pueden guiar a los ciudadanos hacia la verdad, la contemplación del mundo inteligible, y
pueden aplicar al gobierno de la ciudad su conocimiento del Bien, la Verdad, la Justicia…
Tienen poder absoluto sobre las otras clases y su misión es legislar, administrar, velar por la
educación y organización de la ciudad y, sobre todo, garantizar que en esta impere la justicia, el
bien y la verdad. Son elegidos entre aquellos que han pasado por el proceso completo de
formación y destacan por su prudencia y virtud (son valerosos, justos, magnánimos, etc), por su
sabiduría y conocimiento, y por su experiencia y madurez.
En ellos destaca el alma racional, la capacidad para tomar decisiones en pro del bien común. Su
virtud es la prudencia, la capacidad de gobernar según lo mejor. Por esto, los gobernantes deben
conocer la Dialéctica, para poder regir la ciudad según el Bien supremo. Mediante la Dialéctica se
accede al conocimiento del Bien, la Justicia, la Verdad… en sí mismas, universales e
independientemente de opiniones particulares. Solo el que conoce estas ideas es capaz de
gobernar justamente la polis.
La Justicia
La Justicia es el fin último que persigue la polis, y al igual que la justicia individual consistía en la
armonía entre las partes del alma, la justicia social consiste en la armonía entre las clases sociales.
Que cada clase social cumpla su función, mantenga sus virtudes y no pretenda aspirar a aquello
que no está dotado por naturaleza. Así, los productores proporcionan a la ciudad los bienes
necesarios, los guardianes la defienden y los gobernantes dirigen con prudencia y sabiduría.
Las diversas formas de gobierno.
Para Platón, la forma de gobierno más perfecta es la aristocracia, el gobierno de los mejores, es
decir, de los sabios, prudentes y virtuosos, o la monarquía, cuando el sabio gobernante es tan solo
uno.
Pero esta forma de gobierno puede degenerar y dar lugar a la timocracia (en griego, timé significa
“honor”, “cargo”), en la que los gobernantes dejan de mirar por el bien común y miran por su
propio beneficio buscando preeminencia y honores. (gobernante en el que prima la parte irascible
del alma).
La timocracia puede degenerar en oligarquía, régimen en la que la riqueza está concentrada en
manos de unos pocos, que ostentan el poder y buscan obtener más riquezas.
22
Esta situación social provoca el descontento de las clases inferiores empobrecidas, una masa que
puede revelarse y expulsar a los ricos del poder. Cuando esto ocurre, surge la democracia, en la
que el pueblo toma el poder. Platón considera que la democracia es un sistema de gobierno muy
negativo, pues los elegidos para ostentar el poder son personas sin preparación, sin experiencia,
sin capacidades para gobernar y poco rectas moralmente, que suelen mirar por el interés propio
(el gobierno que condenó a Sócrates a muerte era democrático).
El resultado de un gobierno democrático suele ser caótico y acaba degenerando en tiranía, ya que
una figura impone su criterio sobre los demás, que le consideran el “salvador” del desorden
establecido, y acaba imponiendo su voluntad de forma arbitraria e injusta, que mantiene por la
fuerza esclavizando al pueblo.
Por este motivo, el mejor orden social consiste en que gobiernen solo aquellos que miran por el
bien común, que sean sabios y prudentes y garanticen la justicia, y estos solo pueden ser aquellos
que hayan comprendido que la Justicia no depende de la opinión de cada uno, sino que es
universal y debe imponerse a todos por igual. Por eso, el pueblo debe someterse al gobierno de
los sabios, y solo así será posible la justicia en la polis.
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