Los Cuadernos

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LOS CUADERNOS
DE LA ESPERANZA
d irig ido s y publicados po r Filipp o Liv erziani
El Conv iv iu m, centro d e estudios
y co mu n id ad de inv estigación
Via d ei Serpen ti, 1 00 , 00184 Ro ma, Italia
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¿ ES DIOS QUIEN NOS ROBA LAS
PERS ONAS QUERIDAS?
1. ¿Es Dios quien nos roba las personas queridas? Sobre el problema del mal.
2 . U n D i o s q u e n e c e s i t a d e l o s h o m b re s .
3. Supervivencia y fe.
4. Más allá de las voces.
5. Los mensajes son un don.
6. Cómo vivir nuestra esperanza.
7. Una experiencia de vida hacia el conocimiento.
8. Los sueños.
Tr a d u c c i ó n : A l f r e d o C a m a r e r o G i l
¿ES DIOS QUIEN NOS ROBA LAS PERSONAS QUERIDAS?
SOBRE EL PROBLEMA DEL MAL
N o s e n c o n t r a m o s c o n t i n u a m e n t e c o n l a p r e s e n c i a d e l m a l , y, a
poco que reflexionemos, no podremos dejar de pregun tarnos el por
qué de tantas cosas que nos hacen sufrir física y moralmente de
forma, a veces, intolerable.
Si además vivimos una vida religiosa, si creemos en un Dios
bueno, sabio y providente, no podemos dejar de relacionar la realidad de este Dios con la realidad de males muchas veces tan graves,
t r e m e n d o s y a t r o c e s . Vi e n e e n t o n c e s l a p r e g u n t a : ¿ c ó m o p u e d e u n
Dios sumamente bueno permitir tantos males?
Se dice que Dios es omnipotente. Y entonces se siente uno tentado a plantear esta alternativa: si Dios p ermite ciertos males, quiere
decir que es bueno pero no omnipotente, o bien que es omnipotente
pero no es bueno.
Y he aquí la conclusión que toca tan de cerca al hombre religioso: si Dios no es omnipotente, ¿cómo puedo respetarlo? En otras
palabras, ¿qué clase de Dios es? Pero si no es bueno, ¿cómo puedo
amarlo?
Este doble interrogante, siempre tan dramático, va más allá de lo
genérico y toma connotaciones muy concretas cuando lo aplicamos
al caso que aquí nos interesa de cerca: la muerte de nuestros seres
queridos, sobre todo de un hijo, de un jovencísimo.
Creédme, no planteo este problema a la ligera. Lo he dudado largo tiempo antes de plantearlo en lugar de otro cualquiera, en el que
habría podido más fácilmente decir cosas más tranquilas y generalmente aceptadas por todos. Si he decidido tratar este tema, ha
sido porque, al dirigirme a los compañeros de la Esperanza y a los
amigos del Convivio, sé que hablo a personas maduras, que, aunque
traumatizadas por graves lutos, no quieren simplemente ser consoladas, sino que buscan la verdad y quieren buscar una razón de las
cosas en términos reales y no imaginarios.
Por más que estoy convencido de dirigirme a un público preparado para afrontar ciertos temas, quiero no obstante hacerlo con toda
la delicadeza posible, con todo el respeto a las convicciones y
creencias de quien pueda sentir las cosas de manera distinta a la
mía.
Especialmente el que ha perdido un hijo pequeño puede pasar por
momentos de auténtica, de profunda desesperación. Puede llegar a
i m p r e c a c i o n e s c o n t r a u n D i o s q u e l e h a «l l e v a d o » e s e n i ñ o , e s a
muchacha, ese joven en una edad tan prematura y llena de esperanz a s , t r u n c a n d o l a v i d a e n p l e n o f l o r e c e r.
En este punto se siente uno tentado a decirle al Señor: «Eres omnipotente, pero no has sido bueno conmigo: si Tú no has actuado en
primera persona, has permitido al menos lo que habrías podido imp e d i r, e n Tu o m n i p o t e n c i a , s i n n i n g ú n t r a b a j o , c o n u n s i m p l e a c t o
d e Tu p e n s a m i e n t o ».
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Está también el que plantea el problema en términos antitéticos,
renunciando a plantearse cualquier problema. ¿Puede la criatura
discutir con el Creador? se pregunta. La lógica de Dios está demasiado por encima de nuestra lógica de hombres. Seguramente existe
una razón; pero está demasiado elevada para nuestra capacidad de
comprensión.
Otra solución es la de aquél que, en lugar de renunciar del todo a
pensar y a servirse de cualquier lógica, se sirve de una lógica humana, tal vez insuficiente por supuesto, con el fin de justificar
a Dios de alguna manera a los propios ojos. Se dirá, en este caso:
«D i o s e s o m n i p o t e n t e , p e r o t a m b i é n b u e n o . S i É l , h a p e r m i t i d o u n
m a l , e s c o n v i s t a s a u n b i e n m a yo r. É l s e h a l l e v a d o a m i h i j o , o h a
permitido que me fuera llevado, pero lo ha hecho porque, a pesar
de todas las apariencias, se había c umplido su tiempo de vida en
esta tierra, mientras que en el cielo le esperaba una misión más alt a ». E n e s t e c a s o , s e c o n c l u i r á q u e D i o s h a q u e r i d o o h a p e r m i t i d o
u n m a l c o n v i s t a s a u n b i e n m a yo r.
Está también el que observa que, justo como consecuencia d e un
duelo gravísimo, se ha convertido a una vida más intensamente rel i g i o s a y m u c h o m á s s i g n i f i c a t i v a . E s D i o s m i s m o , c o n c l u ye , e l q u e
ha dispuesto, o permitido, que no sólo aquel alma joven ascendiera
a u n a c o n d i c i ó n m e j o r, s i n o q u e , a d e m á s , l o s p a d r e s s a c a s e n d e e l l o
un fruto espiritual importante. Este bien les habría llegado, incluso, por la mediación de aquel alma, que en cierto sentido habría
a c t u a d o c o m o v e h í c u l o d e l a g r a c i a d i v i n a . C o n m a yo r r a z ó n u n a
persona inicialmente desesperada acaba por sac ar del propio luto,
motivo de agradecimiento y de alabanza a la Divinidad.
Pero otro se pregunta, Dios, que lo puede todo, ¿no habría podid o d a r n o s a q u e l b i e n m a yo r e v i t á n d o n o s e s e d e s g a r r o d e l a l m a , e s e
paso tan doloroso, tan atroz? La cordura del buen ad ministrador
¿no consiste tal vez en conseguir los mejores resultados con el menor costo posible? La construcción de las pirámides y de los monumentos más grandiosos de la humanidad exigió sudor y sangre e
i n n u m e r a b l e s s u f r i m i e n t o s . Ta l v e z e r a u n c a m i n o o b l i g a t o r i o , e n
las condiciones de entonces, si no se quería renunciar a llevar a
cabo aquellos proyectos. Pero ¿cómo juzgaríamos de una empresa
constructora moderna que no preparase todo lo posible para permitir a los obreros trabajar en condiciones de segu ridad, sin tener que
sufrir más allá de lo estrictamente necesario? Un Dios que nos
concediera un bien a través de tantos sufrimientos ¿no se mostraría
tal vez bastante peor que el peor de los administradores de las cosas de este mundo? ¿Sería Dios menos p recavido que constructores
célebres de algunos palacetes, de algunas presas... ?
Se presenta aquí la tentación de abrir el proceso a la divinidad.
En este punto, los hay que se ensañan en el acta de acusación, conc l u ye n d o q u e , a l f i n d e c u e n t a s , l a ú n i c a e x c u s a v á l i d a q u e D i o s
tendría sería la de no exi stir en absoluto.
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H a y, p o r o t r a p a r t e , u n a l í n e a d e d e f e n s a q u e p u e d e c o n s i s t i r e n
rebajar la entidad del mal. Se acaba, en definitiva, negando la
realidad del mal en cuanto mal. Lo que a primera vista parece malo, es en realidad bueno.
Se comienza diciendo que todos aquellos que parecen malos, si
los consideramos luego en una visión más panorámica, acaban rev e l a n d o q u e n o s o n o t r a c o s a q u e l a s s o m b r a s d e u n c u a d r o , c u ya
función estética es poner en evidencia las luces.
A la misma persona que se extasíe contemplando el espectáculo
de la armonía de conjunto que de ello resulta, habría que entrevistarla cuando le sucediese también a ella personalmente una gran
desgracia: y habría que ver si entonces cambiaba de i dea, por casualidad.
Ta l v e z i n s i s t i e r a e n l a a c t i t u d t o m a d a p a r a n o d a r n o s l a r a z ó n ,
pero pienso que algo cambiaría también en ella, al menos en lo más
íntimo, con relación a aquella actitud de pura beatitud contemplativa de las desgracias ajenas.
Por supuesto digo esto en términos puramente teóricos: ¡sería un
verdadero monstruo si deseara, en concreto, el mal de alguien sólo
por la satisfacción de oírle decir que sí, que tengo razón, que el
mal verdaderamente existe!
¿El pecado es un mal? Se nos pregunta . Y se nos da, gradualment e , u n a r e s p u e s t a d e l t i p o s i g u i e n t e . P e c a r, d i c e n m u c h a s p e r s o n a s ,
quiere decir obrar de manera equivocada. Ahora bien, nos equivocamos porque no conocemos suficientemente. Pero un conocer más
limitado es también siempre un gradit o a añadir a un conocimiento
m e j o r. P o r t a n t o , s i e l c o n o c e r l i m i t a d o e s u n b i e n m e n o r, t a m b i é n
lo es el pecado. El pecado es un bien, aunque sea muy pequeñito:
e s u n b i e n p e q u e ñ i t o q u e c r e c e r á . S e c o n c l u ye a s í q u e e s t o , c o m o
mal, es decir como pecado en s entido propio, no existe. Es una
conclusión un poco rara, un poco paradójica, digámoslo así, para
terminar pronto. Y son todavía muchísimos los que están muy di spuestos hoy a suscribirlo.
P e r o e l m a l , s e d i c e , c o n s i s t e t a m b i é n e n e l d o l o r, e n e l s u f r i miento. En este punto los que se han propuesto minimizar el mal a
toda costa dicen que tantos sufrimientos templan el ánimo, reafirm a n e l c a r á c t e r. Y é s t a e s u n a c o n c l u s i ó n n o m e n o s e x p e d i t i v a , n o
menos aproximativa, que forma con todas las hierbas un haz sin
a p e n a s d i s t i n g u i r : s i e l s u f r i m i e n t o t e m p l a l o s á n i m o s  d i c e n  ya
no es una mal.
Se olvida aquí que existe, sí, un sufrimiento que provoca una
reacción positiva, pero existe también un sufrimiento que aplasta,
q u e d e s t r u ye . Y e s j u s t a m e n t e e s t e a s p e c t o , f r a n c a m e n t e n e g a t i v o ,
del sufrimiento el que nuestros amigos no quieren ver en a bsoluto.
Una variante de este negar el carácter de auténtico mal al sufrimiento tiene lugar cuando se consideran ciertos sufrimientos como
el justo castigo de las propias culpas. La culpa habría producido en
n o s o t r o s u n d e s e q u i l i b r i o . Ta n t a c u l p a e n u n p l a t i l l o d e l a b a l a n z a
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se compensa con un sufrimiento de la misma entidad que pone la
balanza en equilibrio. Pero un sufrimiento que restablezca el equilibrio y la armonía no es tamp oco un mal: es claramente un bien, se
c o n c l u ye , a u n q u e a q u í d e f o r m a u n p o c o e x t r a ñ a .
«P e r o ¿ q u é c u l p a s h e c o m e t i d o yo e n m i v i d a », s e p o d r í a p r e g u n tar entonces el ciego de nacimiento, el hombre venido al mundo
c o n u n a a n o m a l í a d e s u m a g r a v e d a d , «p a r a m e r e c e r e s t a e n f e r m e d a d q u e p r e c e d e a m i n a c i m i e n t o ? ». Ta m b i é n a q u í n u e s t r o s a m i g o s
tienen una explicación rápida, y no de su invención sino heredada,
a c e p t a d a d u r a n t e s i g l o s y m i l e n i o s : «C i e r t a m e n t e , q u e r i d o , t ú h a s
c o m e t i d o e l m a l e n u n a v i d a a n t e r i o r. Y l o q u e a h o r a a c e p t a s s u f r i r
e s p a r a t i u n m e d i o d e p u r i f i c a c i ó n ». Ta m b i é n e n e s t o t r a t a n d e
demostrar que el mal en cuestión es sólo aparente: se transforma,
en realidad, en un bien.
E n u n a p a l a b r a , t o d o e s t á b i e n y v a d e b i e n e n m e j o r. S i s e m e
permite ahora expresar mi opinión, tengo que decir que francamente no estoy muy de acuerdo con todo este optimismo. Para mí el
m a l e x i s t e v e r d a d e r a m e n t e c o m o m a l . Ta n t o e l m a l m o r a l , e s d e c i r
l a c u l p a , e l p e c a d o , c o m o e l m a l f í s i c o , e s t o e s e l d o l o r, e l s u f r i miento, son dos tremendas realidades indiscutibles.
El que tenga dudas sobre la existencia del mal moral que mire a
s u a l r e d e d o r, y e n p r i m e r l u g a r q u e s e m i r e a s í m i s m o . Yo e s t o y
habituado a juzgarme a mí mismo antes que a los demás. Pierdo
menos tiempo, gasto men os energías cuando tomo conciencia de mi
mal, al que, si quiero, puedo poner más fácilmente remedio. Pues
bien, si se me permite hacer esta confidencia a los amigos, he cometido tantas veces y sigo cometiendo acciones equivocadas no
porque me hago la ilusión de que son justas, sino con la plena conciencia de que son equivocadas y negativas. De la experiencia del
mal moral soy plenamente consciente y estoy convencido por experiencia directa.
Otra experiencia directa y primaria que tengo es la del mal físico. Así es como llaman los filósofos a ese mal que hacen consistir
e n e l d o l o r, e n e l s u f r i m i e n t o , q u e p o r o t r a p a r t e p u e d e s e r t a m b i é n
d e t i p o e s p i r i t u a l . Te n i e n d o e n c u e n t a q u e , a l m e n o s h a s t a a h o r a ,
no he pasado por ciertos sufrimientos, considerando los s ufridos
hasta ahora y sacando la suma me he hecho una idea bastante clara
d e q u e e x i s t e n , g ro s s o m o d o , d o s g r a n d e s c a t e g o r í a s d e d o l o r e s :
están los que te templan es un hecho indiscutible  y están aquellos dolores que no te templan y no te forman en nada, absolutam e n t e e n n a d a . Te m a c h a c a n y s e a c a b ó . E n l o s c a m p o s n a z i s d e
concentración el padre Maximiliano Colbe se hizo santo, realizó el
sacrificio sublime de ofrecerse a morir en lugar de un padre de familia y la Iglesia lo ha elevado al honor de los alt ares, ¡pero cuántos, en su situación, no se envilecieron hasta lo más bajo de la a byección!
La realidad del mal es para mí completamente evidente, de una
evidencia primaria. No por esto quiero hacer el más mínimo esfuer-
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zo por convencer a alguien de que el mal existe realmente. ¡Si se
trata de atestiguar la existencia del bien, la existencia de Dios, de
la que también estoy convencido, entonces sí pongo todo mi empeño! Pero para convencer a alguien de que existe el mal... francamente no muevo ni siquiera el dedo meñique. No sólo por pereza,
sino por respeto a las personas que te ngo delante.
La realidad del mal, si se analiza hasta el fondo, es tan dramática, que no todos son capaces de soportarla. Así afrontan muchos el
mal que llega poco a poco la espera nu nca es demasiado larga 
y, c u a n d o l l e g a j u s t a m e n t e e n p r o p o r c i o n e s m a s i v a s , t r a t a n s i e m p r e
de reducirlo a dosis más razonables. Hacen esto tratando de hacer
el mal más soportable. Es una finalidad que logran sobre todo
c u a n d o c o n s i g u e n , c o m o s e d i c e , «d a r s e u n a r a z ó n ».
Como a mí me gusta llamar a las cosas por su nombre e investigarlas con el rigor más despiadado, ésta sigue siendo mi manera de
b u s c a r. P u e d o s e r d e s p i a d a d o c o n m i g o m i s m o , p e r o n o l o s e r í a p a r a
corregir con demasiada severidad a quien me nega se la realidad del
m a l c o n e l ú n i c o f i n d e p o d e r a f r o n t a r l o y s o p o r t a r l o m e j o r.
A n t e s i n c l u s o d e b u s c a r l a v e r d a d , t r a t a m o s d e s o b r e v i v i r, y c a d a
u n o t i e n e s u s p u n t o s d e a p o yo ; c a d a u n o t i e n e , d i g á m o s l o c l a r a mente, sus muletas. Quisiera limitarme aquí a ma nifestar cómo
a f r o n t o yo e s e p r o b l e m a t a n f u n d a m e n t a l , t a n p r o f u n d o y t a n t r e mendo.
Para mí el mal existe, existe en toda su crudeza. Y el drama es
justamente éste: que, en la medida en que se da realmente en la
existencia, el mal no tiene una razón de ser. El mal es irracional e
i r r a z o n a b l e . S i f u e r a r a c i o n a l y r a z o n a b l e , ya n o s e r í a m a l , s i n o
justamente un casi-bien, como ése que proponen los amigos de los
que se ha hablado hace un momento.
El mal existe, y Dios también. La realidad del hecho del mal me
consta, como decía, por una experiencia, pero es también una experiencia la que me da testimonio de la realidad de Dios. En este caso, se trata de una experiencia espiritual. Es una experiencia íntim a , l a m á s í n t i m a q u e s e p u e d a c o n c e b i r, s i e s v e r d a d q u e D i o s e s
en nosotros absolutamente más íntimo de lo que podamos tener de
m á s p r o f u n d o e n n u e s t r o s e r.
En resumen: esta experiencia me dice no sólo que Dios existe,
s i n o q u e e s b u e n o , q u e e s u n a m i s m a c o s a c o n e l b i e n . Yo , e n l o
más íntimo, noto la presencia profunda de Dios como puro principio del bien sin sombra alguna de mal. Esto me hace incapaz de
atribuir a Dios cualquier iniciativa que no sea de puro bien. No logro en absoluto hacerme a la idea de que Dios pueda hacer o permit i r n i n g ú n m a l , n i a u n q u e s e a p a r a u n b i e n m a yo r.
Ni tampoco logro concebir que pueda darse en Dios una multiplicidad de actos, una sucesión de actos, uno distinto de otro. No logro en absoluto ver a Dios como una especie de carpintero que crea
el mundo lo mismo que, por ejemplo, se crea una mesa: haciendo
e n p r i m e r l u g a r u n p r o ye c t o q u e s e e x p r e s a e n u n d i s e ñ o , p a r a p a -
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sar luego a fabricar un trozo y después otro y un tercero y así sucesivamente, para ensamblarlos finalmente los unos con los otros.
L a c r e a c i ó n n o e s u n «a h o r a h a g o e s t o y d e s p u é s e s t o o t r o c o n e l
f i n d e l o g r a r a l f i n a l e s t o o t r o ».
La acción divina, para mí sólo se puede concebir como irradiación continúa, incesante, infinita de verdad y de bien, de existir y
d e p o d e r, q u e l u e g o s o n s ó l o d i v e r s o s a s p e c t o s d e u n a m i s m a r e a l i dad absolutamente simple en sí misma. La creación es, para mí, un
acto simple, un único acto con el que Dios nos da todo el bien posible, todo el ser posible, sin lím ites.
Los límites son los nuestros. El bien infinito que Dios nos da lo
recibimos en la medida limitada en que nos abrimos a Él. El sol
irradia su luz con una fuerza extrema, pero la tierra está lejos y
por tanto lo recibe débilmente. Luego, ese paso está, ahora, cubierto de nubes. El lugar donde nos encontramos tiene una ventana muy
pequeña. Además, los cristales de la ventana están muy sucios. Y
e n c o n s e c u e n c i a e l p e q u e ñ o r a yo d e s o l q u e l o g r a p e n e t r a r p o r e l l a
ofrece una luz tenue y sum amente pálida.
Dios creó el mundo, se dice. Pero el mundo se creó también por
sí mismo, en términos de cr ecimiento. Para dar una idea de cómo la
criatura debe crearse también un poco por sí misma, daré un ejemplo, como siempre inadecuado, pero bastante claro y comprensible.
Los padres no crean ciertamente, sino que procrean un hijo. Éste
forma una unidad total con la madre, pero luego se separa de ella,
y poco a poco aprende a caminar por sí mismo, a comer por sí mism o , a e s t u d i a r, a t r a b a j a r, a t o m a r p e r s o n a l m e n t e d e c i s i o n e s c a d a
vez más importantes. Al final es completamente autónomo. Moralmente no es dueño de su destino, porque tiene deberes; pero es lib r e p a r a d e c i d i r s i c u m p l e o n o s u p r o p i o d e b e r, e s l i b r e p a r a d e c i dir cómo quiera.
Así la criatura de Dios es cada vez más autónoma y libre para
obedecer al mismo Dios, para cooperar en la creación del mundo
según la divina voluntad, o por el contrario para actuar de manera
contraria, en la dirección del mal. Esta libertad es efectiva, no es
una libertad sólo de palabra.
Los padres dan la existencia a un hijo no sólo procreándolo, sino
educándolo. A medida que avanza la obra educativa, los padres dej a n a s u c r i a t u r a u n e s p a c i o c a d a v e z m a yo r. Ay, s i n o l o h i c i e r a n :
e l h i j o ya n o s e r í a a u t ó n o m o , c r e c e r í a c o m o u n a n i ñ a p e p o n a . A l o s
cincuenta años sería todavía acunado por la mamá. Sin duda crecería mal, para ser un hombre incompleto. Así también Dios, en la
creación, se retira cada vez más para dejar a las criaturas cada vez
m a yo r e s p a c i o .
Esto quiere decir que la misma criatura coopera en la creación:
en la creación tanto propia como de todos los demás seres. Ca da
criatura es libre de ofrecer a Dios la propia colaboración, pero
también de negársela. Cada criatura es también libre para actuar
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como si Dios no existiera, y para poner el centro de la propia vida
no en Dios, sino en sí mi sma.
Y cuando la criatura vuel ve la espalda a Dios, Dios mismo se hac e i m p o t e n t e . E n t o n c e s , D i o s p u e d e d e c i r c o n J e s ú s : «M i r e i n o n o
e s d e e s t e m u n d o ». E n e f e c t o , D i o s r e i n a e n e s t a t i e r r a s ó l o d e
forma limitada. Lo confirma la misma oración que Jesús nos enseñ ó : «P a d r e n u e s t r o q u e e s t á s e n l o s c i e l o s . . . v e n g a Tu r e i n o , h á g a s e
Tu v o l u n t a d , a s í e n l a t i e r r a c o m o e n e l c i e l o ». D e m o m e n t o , e l
reino de Dios se concentra en esa esfera absoluta que parece el
dominio más propio de la Divinidad. Se concentra en lo que llamamos el cielo en senti do espiritual, del que la bóveda estrellada es
imagen simbólica. En esta tierra Dios es generalmente desconocido, ignorado, ofendido, hasta puesto en cruz.
Está claro que Dios no puede ser crucificado en su divinidad,
sino sólo en su presencia en el mundo. Nosotros podemos diariamente matar a Dios: no a Dios en sí mismo, por supuesto, sino a
Dios en cuanto participa en nosotros, en su estar presente en la
creación.
Aquí en esta tierra la presencia de Dios es débil. Sin embargo
sabemos que, al final, Él prev alecerá y extenderá su propio reino
sobre todas las cosas. Y entonces habrá concluido la creación, el
mundo será perfecto. Las profecías del hebraísmo, del cristianismo,
del mismo islam coinciden en esta visión de lo que será el resultado final de la historia y de la total evolución cósmica.
A l f i n a l D i o s r e i n a r á t a m b i é n s o b r e l a t i e r r a , c o m o ya r e i n a h o y
en el cielo de las almas que viven sólo de Él y por Él. El triunfo
final de Dios llegará también por medio de los hombres: la misma
c r i a t u r a d e b e c o o p e r a r. P o r e s t o , c o m o d i c e t a m b i é n e l t í t u l o d e
una hermosa película, Dios tiene necesidad de los hombres.
Esto requiere, como condición previa, la conversión de toda la
humanidad, su purificación de todo pecado y tendencia al pecado.
E s l o q u e s u c e d e r á e n l o q u e l a B i b l i a l l a m a e l D í a d e l S e ñ o r, e l
día de la Resurrección universal, del Juicio final, de la Parusía de
Cristo y de la Palingénesis o Regeneración de la humanidad y de la
misma naturaleza, de todo el co smos.
Quisiera volver al punto de partida de esta s consideraciones. Un
p a d r e s e p r e g u n t a d e s p u é s d e l a m u e r t e d e s u h i j o : «¿ P o r q u é m e
h a n r o b a d o a m i h i j o e n e d a d t a n j u v e n i l y l l e n a d e e s p e r a n z a s ? ».
Hemos reflexionado, esquemáticamente, sobre las distintas respuestas posibles prescindiendo de la atea  que muchos se dan a
su nivel de toma de conciencia, en armonía con convicciones que
son no obstante respetadas.
«D i o s m e h a r o b a d o i n j u s t a m e n t e e l h i j o , o n o h a m o v i d o u n d e d o p a r a s a l v a r l o . H a s i d o i n j u s t o y m a l o c o n m i g o ». E s t o p u e d e s o nar como una blasfemia. Pero ¿qué decir al que vive esta situación
de acuerdo con esa particular toma de conciencia? Hay que respetar
su sufrimiento.
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«D i o s h a h e c h o m a l , o a l m e n o s l o h a p e r m i t i d o , p a r a t r a e r n o s u n
b i e n m a yo r ». A q u í , a m i p e r s o n a l m o d o d e v e r, e l a f i r m a r q u e D i o s
hace o permite el mal bajo cualquier pretexto podría sonar igualmente a blasfemo, en cierto modo. No suena así, por supuesto, en
l a i n t e n c i ó n d e l q u e s i e n t e y r a z o n a e n e s t o s t é r m i n o s . Yo n o e s t o y
de acuerdo con esta persona, pero la respeto. Probab lemente esa
hermana, ese hermano necesita ver las cosas en esos términos, para
darse una razón del propio luto, para poder afrontar y soportar mej o r l a p r o p i a d e s g r a c i a . Y yo ¿ q u é d e b e r í a d e c i r l e ?
Existe, finalmente, el que, para ponerse en situación de so portar
a q u e l m a l , n e c e s i t a l l a m a r l o «b i e n ». N o t e n g o n i n g u n a p r i s a p o r
llevar a esa persona a mis ideas.
Me limito a exteriorizarla esta convicción mía personal sin ejerc e r n i n g u n a p r e s i ó n . P o r q u e s i m i a m i g o , o m i a m i g a , n e c e s i t a o rganizarse la mente de aquella otra manera, sería ilícito por mi part e s u s t r a e r l e , o q u i t a r l e , e s a a yu d a , a u n q u e s e t r a t a s e s ó l o d e u n a
muleta, que permitiera de alguna manera a ese semejante mío mantenerse en pie.
Según mi visión personal, Dios nos da el bien y sólo el bien, pero su difusión está limitada por la actuación contraria de sus criaturas. El mundo se libra del pecado, porque todas las criaturas,
c o o p e r a n d o c o n D i o s , p u e d e n a yu d a r l o e f i c a z m e n t e a r e a l i z a r l a
creación. De momento, la presencia de Dios en esta tierra está crucificada. Dios mismo es crucificado en nosotros por nuestro pecado. ¿No es tal vez, la nuestra, la religión del Dios crucific ado?
¿No es tal vez esta religión de un Dios crucificado la más difícil,
la más hostil, digamos también la más escandalosa a l os ojos de
quien desde siempre está habituado a concebir la Divinidad sólo en
términos de poder? A nosotros nos corresponde devolver a Dios ese
espacio que le hemos arrebatado con nuestro pecado, permitiéndole
r e n a c e r e n n o s o t r o s y, a t r a v é s d e n o s o t r o s , e n t o d a r e a l i d a d .
Nuestro ser querido nos ha sido llevado no por Dios, sino por un
conjunto de circunstancias que forman parte de una realidad de pecado y de muerte, de la que Dios es parcialmente excluido. Si, con
motivo de la muerte de una persona amada, se produce en nosotros
una conversión, ésta sí que es Dios ciertamente quien la realiza.
Pero lo hace interviniendo en una situación no querida propiamente
por Él. Dios no hace ni permite ningún mal, pero se introduce en
una situación en cierto modo negati va para traerme todo el bien
p o s i b l e . E n n o s o t r o s e s t á e l o f r e c e r a D i o s t o d a l a a yu d a p o s i b l e .
En nosotros está el no resignarnos. En nosotros está el evitar llamar al mal con el nombre de bien. En nosotros está el evitar volver
a ver una pretendida voluntad de Dios en cosas que serían por el
contrario definidas como negativas y separadas de la voluntad divina. La voluntad divina plena es la que deberá triunfar al final, y
nosotros debemos asumir toda nuestra responsabilidad de manera
plenamente consciente y adulta.
9
He manifestado mi punto de vista, aun sabiendo que no puede ser
compartido por todos, mientras, por el contrario, podemos y debemos estar de acuerdo en la necesidad de amarnos, de compren d e r n o s , d e a yu d a r n o s r e c í p r o c a m e n t e e n e s t a b ú s q u e d a c o m ú n d e
Dios, verdad absoluta y bien nuestro sumo, único y verdadero.
U N D I O S Q U E N E C E S I TA D E L O S H O M B R E S
E l D i o s e n q u e n o c re o e s e l t í t u l o d e u n l i b r o d e e s p i r i t u a l i d a d
de Juan Arias. Y es también, más en concreto, el título del capítulo
final, dond e Arias hace una larga lista de cualidades que muchos
a t r i b u ye n a D i o s : p e r o a u n D i o s q u e é l , p e r s o n a l m e n t e , n o e s t á
d i s p u e s t o a a c e p t a r. A r i a s r e c h a z a a b i e r t a m e n t e e l D i o s q u e t a n t o s
hombres, creados a Su imagen, acaban por recrear según la propia
i m a g e n . H a c e n d e É l , e n e f e c t o , u n r e t r a t o n a d a s e d u c t o r.
Del largo listado de atributos no simpáticos que una imaginación
p o c o i n s p i r a d a h a a p l i c a d o a l a D i v i n i d a d q u i s i e r a e n t r e s a c a r, a t í t u l o d e e j e m p l o : « E l D i o s q u e s e h a c e t e m e r. . . E l D i o s q u e n o s e
d e j a t r a t a r d e t ú . . . E l D i o s q u e «j u e g a » a c o n d e n a r. . . E l D i o s q u e
«m a n d a » a l i n f i e r n o . . . E l D i o s d e l «m e l a s p a g a r á s ». E l D i o s m u d o
e insensible en la historia frente a los problemas angustiosos de la
humanidad que sufre... El Dios de aquellos que pretenden que el
sacerdote rocíe con agua bendita los sepulcros blanqueados de sus
sucias maniobras... El Dios que destruye la tierra y las cosas que el
hombre más quiere en lugar de transformarlas... el Dios incapaz de
divinizar al hombre haciéndolo sentarse a su mesa y dándole su her e n c i a . . . E l D i o s i n c a p a z d e e n a m o r a r a l h o m b r e . . . ». L o s e j e m p l o s
p u e d e n t e r m i n a r, m á s o m e n o s a q u í : c r e o q u e l o h e m o s c o m p r e n d i do bastante bien.
Q u i s i e r a d e t e n e r m e e n «e l D i o s q u e a m a e l d o l o r ». Y l u e g o , s o b r e t o d o , e n «e l D i o s q u e “ c a u s a ” e l c á n c e r, q u e “ e n v í a ” l a l e u c e mia, que “hace estéril” a la mujer o que “se lleva” al padre de fam i l i a q u e d e j a c i n c o c r i a t u r a s e n l a m i s e r i a ».
El discurso llega a un punto delicado. Estoy a punto de criticar
una actitud que, por desgracia, es demasiado f recuente entre nosotros. Y siento la necesidad de decir inmediatamente que lo hago
con el máximo respeto para el que ve y siente las cosas de forma
distinta. Estamos aquí no para darnos la razón unos a otros a toda
costa, sino para debatir los problemas, p ara comparar puntos de
vista y actitudes que podrían estar también, unos respecto a otros,
en las antípodas. Lo importante es que hagamos todo esto en el espíritu más amistoso y con la m áxima educación.
M u c h o s a t r i b u ye n s u s d e s g r a c i a s a l a v o l u n t a d d i v i n a . C u a n d o s e
l e s m u e r e u n a p e r s o n a q u e r i d a , d i c e n : «D i o s m e l o h a d a d o , D i o s
m e l o h a q u i t a d o ». C o n t o d o e l r e s p e t o , n o m e p a r e c e u n a s o l u c i ó n
10
c o r r e c t a d e l p r o b l e m a . Y, c o m o a c t i t u d r e l i g i o s a , n o m e p a r e c e
realmente la más justificada.
Se da, no obstante, un a motivación psicológica sin duda. Lo irracional asusta a muchas personas. Si sucede algo, también muy negativo, hay una razón, se dice. Estamos, se dice también, en las
manos de una Divinidad omnipotente y buena, que si nos ha quitado a esa persona querid a lo ha hecho por razones justas, por lo que
la justicia y la bondad de algunas de sus motivaciones pueden escapársenos.
Nos consolamos diciendo que Dios nos ha quitado a la persona
querida por su bien, o por un bien para nosotros en realidad un
poco mist erioso y difícilmente comprensible . Él, sin embargo,
nos devolverá a esa persona cuando pasemos también nosotros a
mejor vida en la otra dimensión, donde podremos encontrarla de
n u e v o p a r a ya n o s e p a r a r n o s .
Sigue el problema de cómo puede Dios querer det erminadas atroc i d a d e s , o a l m e n o s p e r m i t i r l a s . S i s e d i c e «D i o s n o l o h a q u e r i d o ,
no lo ha hecho, sólo lo ha permitido» la distinción es sutil pero no
cambia nada: no quita nada a la responsabilidad de quien se ha lim i t a d o ú n i c a m e n t e a p e r m i t i r.
Un niño cae en una fuente y se ahoga. Con un esfuerzo mínimo
y o h a b r í a p o d i d o s a l v a r l o . N o h e m o v i d o n i u n d e d o . «¿ Q u é m a l
h a y e n e s t o ? » p o d r í a p r e g u n t a r m e , «¡ n o h e s i d o yo e l q u e l o h a t i rado al agua!» Una justificación de este tipo, ¿no resultaría falsa e
h i p ó c r i t a e n s u f o r m a m á s a b ye c t a ?
Y entonces ¿por qué imaginarnos a Dios en términos tan monstruosos? Se me ocurre decir espontáneamente, parafraseando a
A r i a s : h e a q u í u n D i o s e n q u i e n n o c r e o , e n q u i e n m e n i e g o a c r e e r.
Mejor un horizonte ateo honesto y limpio que sentirme en las manos de tal Dios.
A n t e s t o d a v í a q u e u n D i o s a q u i e n a m a r y a d o r a r, n e c e s i t o u n
D i o s e n e l q u e n o b l a s f e m a r. P o r t a n t o u n a d e t e r m i n a d a i m a g e n d e
n u e s t r o C r e a d o r, t a n p o c o a m a b l e , t o d a v í a m e n o s e s t i m a b l e , s e l a
regalo a quien se conforme con ella.
En este punto se nos puede objetar: si no se moviese una hoja sin
que Dios lo quisiera, o al menos sin que lo permitiera, eso significaría que no es omnipotente.
La omnipotencia: he aquí un atributo que no sólo al Biblia, sino
e l m i s m o C o r á n a t r i b u ye n a D i o s . E s u n a t r i b u t o e s e n c i a l d e l D i o s
monoteístico.
La omnipotencia tranquiliza. Los hebreos se sentían seguros pensando que el Dios de sus padres es, al mismo tiempo, el Creador
d e l c i e l o y d e l a t i e r r a . N u e s t r o D i o s , p e n s a b a n , n o s a yu d a r á a s u perar toda adversidad.
Cierto, no todos sus decretos son igualmente comprensibles. Muchos, como Job, podían sentirse a veces maltratados o abandonados
por tal Dios. Pero consolaba mucho a los hebreos el pensar que, si
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Dios castigaba sus pecados, premiaría finalmente sus buenos comportamientos. Mejor sentirse en las manos de un Dios un tanto
i r a s c i b l e , u n t a n t o v e n g a t i v o , a ñ a d a m o s u n t a n t o «e x t r a ñ o », q u e s e
preocupa demasiado por las formalidades, que sentirse a merced
d e l a z a r, d e u n a f a t a l i d a d c o m p l e t a m e n t e c i e g a .
Una mentalidad de este tipo es compartida también por muchos
de nosotros. Les invito serenamente a considerar con más atención
cada uno de los datos que poseemos, para poner a prueba si y hasta
qué punto, su interpretación permanece en pie, result a adecuada
para explicar las cosas en profundidad.
D i o s «p e r m i t e »  s e d i c e  t o d o s l o s m a l e s d e e s t e m u n d o . H a
permitido dos guerras mundiales, sufrimientos y crueldades sin fin,
torturas, destrucciones, genocidios; después, en tiempo de paz, tifones, terremotos e infinitas calamidades de todo tipo.
A mí personalmente me ha ido bien. Me he ido librando hasta
ahora, con algún pequeño arañazo del destino. Por tanto los males
del mundo no me han afectado hasta ahora.
Pero he aquí que llega un día en el que se me muere una persona
muy querida. Soy golpeado afectivamente en primera persona. Y
entonces, de improviso, descubro la realidad del mal. Me planteo el
problema metafísico del mal. Pero, atención: se trata siempre del
mal mío, puesto que los males de los de más no existían. Digo:
«¡ D i o s m í o , p e r o t ú l a h a s t o m a d o c o n m i g o ! ¿ Y p o r q u é p r e c i s a m e n t e c o n m i g o ? ¿ Q u é t e h e h e c h o y o ? ». M e p r e g u n t o q u é m a l h e
h e c h o yo p a r a m e r e c e r t a l c a s t i g o .
O bien lo miro desde un punto de vista distinto: No es un castigo; por el contrario, es un premio; dicho de otro modo, un beneficio. Esa persona era demasiado buena y santa y pura para tener que
seguir viviendo en esta tierra. Dios tenía necesidad de aquella flor
y la quiso trasplantar a su jardín del Paraíso. O también: el destin o
de aquella persona ya se había realizado en la tierra. Diré también,
empapándome un poco del Oriente, tal vez en píldoras: su karma se
h a b í a a g o t a d o . H a b í a h e c h o t o d o l o q u e t e n í a q u e h a c e r. H a b í a
a p r e n d i d o t o d o l o q u e t e n í a q u e a p r e n d e r. A h o r a s u m i s i ó n e s d i s tinta y más alta.
Centrando en mí mismo el discurso, podría decir: aquella persona se me ha muerto porque como consecuencia de aquel trauma cayeron, ante mis ojos, los falsos valores a los que había dedicado
hasta ahora mi existencia, y por tanto de scubrí mi verdadera vocación de apóstol de una causa más un iversal.
U n p e q u e ñ o p a r é n t e s i s . Yo n o n i e g o e n a b s o l u t o q u e u n a l m a , e n carnada en su cuerpo o que esté desencarnada, pueda y deba tener
u n a v o c a c i ó n p e r s o n a l p r o p i a . A t r a v é s d e m u c h a s «c o m u n i c a c i o n e s », d e d u z c o q u e c a d a d i f u n t o e s t á l l a m a d o a e v o l u c i o n a r y a yu d a r a l a e v o l u c i ó n d e l a s d e m á s a l m a s c o n s u m a n e r a d e s e r. Ta m bién todo ser vivo tiene en esta tierra su propia vocación, un deber
p e r s o n a l q u e c u m p l i r.
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K a r o l Wo j t yl a e s t á l l a m a d o a s e r u n g r a n p a p a , p e r o t a m b i é n m i
c a r t e r o e s t á l l a m a d o a s e r u n b u e n c a r t e r o , y, a ñ a d a m o s i n c l u s o , u n
gran cartero. El cartero de Vía dei Serpenti en Roma es un muchacho cortés, diligentísimo y extremadamente solícito. Un poco en
b r o m a l o l l a m a m o s «e l c a r t e r o s a n t o » . E n e f e c t o , r e a l i z a s u o f i c i o
como si se sintiera llamado por el cielo a hacer su trabajo lo mejor
que puede. La vocación es algo que todos tenemos, no sólo el sacerdote. Lo importante es tomar conciencia de ella. En la otra dimensión, un alma hermosa ser á una nueva flor para el jardín de
D i o s , n o l o p o n g o e n d u d a . Ta m b i é n u n a p e r s o n a q u e p e r m a n e c e e n
la tierra pasando por la experiencia del dolor descubrirá una nueva
vocación personal y mucho más significativa. Y es Dios el que real i z a t o d o e s t o : p a r a m í e s a l g o c i e r t o . P e r o n o p o r q u e D i o s h a ya
hecho Dios morir a alguien.
Aquella persona ha muerto por una desgracia en la que Dios no
se mete. Y Él se introduce en la situación de un mal no querido por
Él para transformarlo en un bien, para inspirar una vocac ión. Así
irrumpe Él en la vida, hasta ahora tal vez un poco banal, de una
persona cualquiera y transforma a aquella señorita, o a aquella
buena señora nada especial, o a aquel hombre gris y mediocre, en
a p ó s t o l e s s u yo s ( c o m o , p o r o t r a p a r t e , h i z o e l m i s m o J e s ú s c o n
p e s c a d o r e s y p u b l i c a n o s y o t r a «g e n t e b a j a » h u m a n a m e n t e i n c a paz).
En una palabra Dios da la vida, no la muerte, lo mismo que el sol
da luz y sólo luz. La sombra es causada por otros cuerpos que se
i n t e r p o n e n e n t r e l o s r a yo s d e l s o l y n o s o t r o s . P e r o v o l v a m o s a t o mar el hilo del discurso que estábamos desarrollando. Aquella
muerte, que me había parecido el peor de los males, ha resultado en
última instancia un bien para mí. Había corrido el riesgo de sentirme trastornado por un mal terrible, sin med ida: y he aquí que
aquel mal me parece ahora rodeado por los bienes que lo acompañan y tal vez lo superan.
Lo importante es que el mal me parezca limitado y reducido a
dosis tolerables, donde prevalezca la suma del bien. Al final podré
l l a g a r a d e c i r : «G r a c i a s , S e ñ o r, p o r e l b i e n q u e m e h a s d a d o l l e vándome aquella persona, o también, por el bien que le has dado a
e l l a ».
Así resuelvo mi problema personal y sigo sobreviviendo durante
una existencia que es muchas veces mu y dura. Atención, sin embarg o : h a s t a c i e r t o m o m e n t o d e m i v i d a yo n o h a b í a h e c h o o t r a c o s a
q u e p e n s a r e n m í , y, s i m e f i j o b i e n , s i g o s i n h a c e r o t r a c o s a .
He encontrado una explicación del mal que me había golpeado
personalmente, de acuerdo; pero ¿qué hay de los atroces sufrimientos de innumerables personas? ¿qué hay de aquellos sufrimientos
que no las han liberado ciertamente, como ha sucedido en mi caso,
sino que las han destruido y aniquilado compl etamente?
En los campos de exterminio nazi un Maximiliano Colbe se hizo
santo, ¡pero cuántos no se degradaron hasta una condición infra-
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h u m a n a ! P e n s e m o s e n a q u e l l o s q u e e r a n l l a m a d o s l o s «m u s u l m a n e s », n o s é b i e n p o r q u é : e r a n l o s i n n u m e r a b l e s h o m b r e s y m u j e r e s
a quienes la trágica rutina de aquellos antros había reducido a pobres seres sin más volunta d, ni personalidad, ni sentimientos, que
por un trozo de pan habrían vendido a la madre y al padre. ¿Qué
fin misterioso perseguía una cantidad tan intolerable y apabullante
de sufrimiento y degradación?
N o a yu d a , p o r t a n t o , a i s l a r e l p r o p i o m a l , p o r t e r r i b l e q u e s e a ,
para darle una justificación que por fuerza de las cosas seguirá
siendo limitada. Fijémonos en la realidad universal. La veremos
acompañar de momentos de felicidad y rica en muchas cosas buenas
y válidas, pero trágicamente entretejida de un con junto de males
que sería realmente bastante difícil de justificar en su co njunto.
Esto es el mundo: ¿podemos decir que Dios reina en él totalmente? Podremos, sí, admitir ciertamente que exista en las cosas una
presencia de Dios. ¡Pero qué limitada! Es una presencia en germen,
dinámica, en progresión.
Dante da comienzo al Paraíso con estos versos:
La gloria de Aquél que todo mueve
p o r e l u n i v e r s o e n t r a y re s p l a n d e c e ,
en una parte más, menos en otra .
Con palabras menos poéticas: La presencia de Dios en el mundo,
en el mundo tal como hoy existe, es parcial. Dios participa en las
c o s a s d e l m u n d o , p e r o d e f o r m a l i m i t a d a : «e n u n a p a r t e m á s , m e n o s
e n o t r a », e x a c t a m e n t e .
E l m i s m o J e s ú s a f i r m a c o n c l a r i d a d : «M i r e i n o n o e s d e e s t e
mundo» (Juan 18, 36).
Pero también nos enseña la oración donde el hombre dice al Pad r e c e l e s t i a l «S a n t i f i c a d o s e a t u n o m b r e , v e n g a t u r e i n o , h á g a s e t u
voluntad así en la tierra como en el cielo» (Mateo 6, 9 -10).
E x i s t e , p o r t a n t o , u n a d i m e n s i ó n d e l a e x i s t e n c i a , l l a m a d a «c i e l o », d o n d e D i o s r e i n a p l e n a m e n t e y s e c u m p l e s u v o l u n t a d , d o n d e
su nombre es santificado, donde las criaturas lo reconocen y adoran.
P e r o h a y o t r a d i m e n s i ó n , l a «t i e r r a », d o n d e D i o s n o r e i n a s i n o d e
forma bastante imperfecta. Parafraseando el proverbio, diremos que
m u c h a s «h o j a s » s e m u e v e n , o «c a e n » e n u n a d i r e c c i ó n q u e D i o s
r e a l m e n t e n o «q u i e r e ».
¿Quiere esto decir que Dios no es omnipotente? Sería una pésima
noticia, par muchos que preferirían tener que vérselas con un soberano omnipotente, aunque fuera un poco iracun do, tal vez “ablandable” con adulaciones y súplicas, más bien que con un rey constitucional bueno paro impotente.
L o s m o n a r c a s d e h o y e n d í a ya n o s o n g r a n d e s , c o n t o d o l o s c o n t i n ú a n s i e n d o m u c h o s : n o e s r e a l m e n t e c u l p a s u ya s i l a s m o n a r quías están en crisis.
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Son muchos los que necesitan de un Dios omnipotente que les
asegure que el mundo tiene un sentido: en una realidad racional
cada uno está protegido y mantenido al amparo de las incertidumbres de un mal incontrol ado.
Después, si el Monarca supremo es un poco estrambótico, paciencia. Están dispuestos a tener los ojos bien cerraditos sobre tantas tragedias, para que le Déspota les sea personalmente propicio.
Yo d i r í a q u e d e b e r í a m o s l i b r a r n o s c l a r a m e n t e d e e s t a n e c e s i d a d
un poco infantil de estar del todo s eguros. Deberíamos abrir los
ojos y darnos perfecta cuenta de cómo están realmente las cosas de
este mundo. Hay en el mundo una cantidad espantosa de males que
no nos aseguran de nada.
Existe no obstante, en la entraña misma de la realidad, un principio del bien que actúa. Es la presencia escondida del Espíritu de
Dios, que poco a poco transforma toda la realidad y terminará ciertamente por restablecer el Reino divino en todas las cosas, a todos
los niveles.
Éste, sin embargo, es un horizonte de acontecimie ntos futuros.
Es el horizonte escatológico: que se refiere a ta éskata, las cosas
últimas. Nuestra experiencia de fe nos dice que al final el reino de
Dios triunfará sobre todas las fuerzas adversas. Portae inferi non
p re v a l e b u n t : l a s p u e r t a s d e l i n f i e r n o n o p r e v a l e c e r á n . A l f i n a l , s e rán desquiciadas, mientras que el Reino de Dios triunfará sobre le
pecado, sobre la muerte y sobre todos los males que actualmente
nos oprime.
Pero entre tanto el reino de Dios es como un grano de mostaza
(Mateo 13). Está en un proceso de desarrollo. Al final, será una
planta grande. El futuro le pertenece. Es en este sentido como Dios
es omnipotente: lo puede todo y triunfará sobre todo, pero en la
dimensión del futuro escatológico. Hay que tener paciencia, como
grande y tenaz es la paciencia de Dios.
N o e s t a m o s e n u n m u n d o ya p e r f e c t o , d o n d e t o d o s u c e d e r a c i o nalmente y podemos sentirnos totalmente seguros en cada paso.
Ni tampoco nos encontramos en una realidad total y únicamente
precaria, irracional y desesperada, como en un h orizonte ateo.
Por el contrario, nos encontramos, sí, en lucha con lo irracional
y con toda forma de negatividad, pero confiados en la fuerza del
b i e n a l q u e t o d o l e e s p o s i b l e ya q u e a l f i n a l t r i u n f a r á .
Dios es absoluto en su esfera, pero en la nuestra es tá encarnado.
A q u í l a p r e s e n c i a d e D i o s e s l i m i t a d a y d e s i g u a l : u n a v e z m á s «e n
u n a p a r t e m á s , m e n o s e n o t r a », c o m o s e d e c í a c o n e l p o e t a . ¿ P e r o
cómo se explica esta limitación, si no de Dios en sí, de la divina
Presencia entre nosotros?
Dios al crear se autolimita, en la medida en que da el ser a criaturas consistentes y autónomas.
¿Qué quiere decir esto? Me explicaré con una comparación sacada de nuestra vida humana. Muchos de los que leen el presente informe son padres. Los padres no crean, sino simpleme nte procrean:
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q u e e s a l g o m u c h o m e n o r, a u n q u e s u f i c i e n t e p a r a e s t a b l e c e r u n
término de comparación.
Procrear un hijo significa también educarlo, puesto que el traerlo
al mundo para después abandonarlo allí y marcharse sería hacer las
cosas un poco demasiado a medias. En la educación colaboran otras
personas e instituciones: principalmente la que se llama Escuela.
¿De acuerdo? Sigamos adelante. Notaremos que, a medida que
c r e c e e l h i j o , s e l e r e c o n o c e u n a a u t o n o m í a c a d a v e z m a yo r. A l
principio forma un todo con la madre. Después se separa de ella;
p e r o e s l a m a m á l a q u e l e d a d e m a m a r, y d e s p u é s l o c o r r i g e y d e s pués lo sostiene en los primeros pasos. Más adelante el niño aprend e a c o m e r y a c a m i n a r p o r s í m i s m o . L o s m a e s t r o s l o a yu d a n e n
todo, pero después, p oco a poco, le dejan cada vez mayor autonom í a . A l f i n a l , l l e g a d o a l a u n i v e r s i d a d , s e s u p o n e q u e ya h a a p r e n dido a estudiar por sí mismo y a decidir en t odo.
En la medida en que el niño y después el muchacho y después el
joven se hace autónomo, los padres saben perfectamente que deben
retirarse.
H a y e t e r n o s n i ñ o s q u e e n e d a d ya s e n i l , p e r o n o c i e r t a m e n t e m a dura, están todavía unidos a la mamá y de ella dependen en todo;
ésta, sin embargo, es una anormalidad patológica. Lástima cuando
esto sucede.
Engendrar es dejar espacio, a medida que el hijo necesita de
aquel espacio por sí mismo.
To d a s l a s c o m p a r a c i o n e s s o n i n a d e c u a d a s , p e r o e s t a i m a g e n t e rrena nos da una idea de la que puede ser la lógica de la misma acc i ó n c r e a d o r a d e D i o s . É l n o s c r e a y, e n l a m e d i d a e n q u e n o s d a
c o n s i s t e n c i a a u t ó n o m a p a r a e x i s t i r, s e r e t i r a p a r a d a r n o s s i e m p r e
m a yo r e s p a c i o .
Nosotros criaturas podemos hacer el mal, podemos condicionar la
creación y echar por tierra el proceso. Podemos matar la Presencia
misma de Dios en nosotros. No matamos ciertamente a Dios en sí
mismo, en su ser absoluto, pero indudablemente podemos encerrar
y sofocar su presencia en nuestro plano.
Una vez creados, Dios se retira de nosotros y el espacio que se
nos da es espacio real, como real es la consistencia q ue nosotros
criaturas asumimos. Real es nuestra capacidad de movernos en dirección antievolutiva, negativa. Reales son los daños que podemos
aportar al conjunto de la creación y a nosotros mi smos.
La libertad que la maestra de una escuela concede a sus peq ueños
alumnos es bastante limitada. Si los niños hacen demasiado jaleo o
corren el riesgo de hacerse mal, la solícita maestra da unas palmadas para suspender el recreo y vuelve a enviar a los pequeños escolares demasiado agitados a sus mesas, donde les man da hacer un
dictado o los dicta un problema de aritmética: ¡«Así dice
a p re n d e r é i s a p o r t a ro s m e j o r » !
No parece que Dios intervenga de esta manera cuando está a punto de estallar una guerra. El conflicto explota con todas sus secue-
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las de atrocidad. La historia del mundo sigue adelante desde hace
miles de años con todas las crueldades y las luchas sin cuartel, cuy a s p r e m i s a s e s t a b a n ya p r e s e n t e s e n e l m u c h o m á s l a rg o p r o c e s o
evolutivo de toda la naturaleza, donde cada ser sólo puede sobrevivir comiéndose a los otros seres más débiles.
Ésta es la situación, en la que dramáticamente nos encontramos.
El drama es que no hay ninguna maestra que dé unas palmadas de
pronto y mande a cada uno a su propia mesa. No estamos en un
juego, dirigido por un árbitro que sil be a cada incorrección que ve
que se produce. No estamos recitando una comedia, con el director
que designa las partes y corrige a aquél que no sigue estrictamente
el guión. La realidad es muy dura. Si nos golpean la cabeza nos
producen un mal serio. A los males que afligen al mundo ningún
Dios puede poner fin golpeando la batuta sobre el atril como un
d i r e c t o r d e o r q u e s t a , s i u n o d e s u s p r o f e s o r e s c o m e t e u n e r r o r. L a
situación es la que es. Dios llevará todo a buen fin, pero a través
de un largo trabajo de épocas. Y es aquí, entonces, donde Dios tien e n e c e s i d a d d e l o s h o m b r e s . To d a s l a s c r i a t u r a s e s t á n l l a m a d a s a
colaborar en la creación divina del universo, mientras el proceso
no se realice y no llegue a su más alta perfección.
U n u n i v e r s o «e n e l q u e n o c a e h o j a s i n q u e D i o s l o q u i e r a » e s
una realidad estática. Se supone (un poco demasiado a la ligera)
que todo va bien. No es necesario entregarse a hacer muchas cosas.
Por el contrario, un universo que Dios sigue creando con la cooperación de los hombres en una tensión constante hacia una meta final de perfección es una realidad dinámica. Es una realidad que
evoluciona.
Se trata aquí de una evolución confiada a unas fuerzas que, si
hoy se encuentran implicadas de forma muchas veces dramática, al
final triunfarán. Esta es la verdadera omnipotencia de Dios.
N o e s ya , c o m o e n u n a v i s i ó n a t e a , l a c o n s t r u c c i ó n d e u n c a s t i l l o
d e a r e n a a l a o r i l l a d e l m a r, q u e u n a o l a m á s f u e r t e p o d r í a a r r o l l a r
de un momento a otro. Es la construcción de un edificio muy sólido, construido en la roca.
Es una empresa, si se quiere, no exenta de aventuras y de riesg o s , d e p a s o s a t r á s , d e f a s e s i n v o l u t i v a s , d e e r r o r e s a c o r r e g i r, d e
i n t e r v e n c i o n e s p a r a m e j o r a r. S i n o q u e e s u n a e m p r e s a d e s t i n a d a , e n
último término, a buen fin. Porque es Di os mismo quien la conduce
a través de la evolución del cosmos, de la historia de la salvación y
del progreso de las ciencias, de las artes y de las iniciativas hum anas.
Dios tiene necesidad de sus criaturas para llevar a la creación a
su realización. Él es omnipotente en perspectiva, pero en acto es
d é b i l . E l f i l ó s o f o r u s o B e r d i a e v h a e s c r i t o q u e D i o s «e s m e n o s p o deroso que un policía normal del mundo» ( Autoconocimiento, capítulo VII).
En una isla perdida del Caribe hay una minúscula república, con
un dictador de opereta, que ha puesto sobre ella la más desalmada
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de las policías, con la que oprime a cuatro desgraciados, los encarc e l a , l o s t o r t u r a . D i o s e s m á s d é b i l q u e e s e d i c t a d o r, y q u e e s a p o licía.
Dios mismo está crucificado en todo el que sufre, en todo perseguido, en todo enfermo, incluso en todo pecador prisionero de sí
m i s m o . D i o s e s n u e s t r o c r e a d o r, y s i n e m b a r g o n o s o t r o s e s t a m o s
llamados a ser sus samaritanos. Debemos hacernos hermanos y padre y madre del mismo Dios en el momento en que nos sintamos
llamados a tener cuidado de cualquier ser humano, en el que sabemos que el mismo Dios, en Cristo, se encarna.
Me gustaría terminar citando una poesía de Danilo Dolci, un auténtico apóstol que ha promovido en Sicilia iniciativas sociales para los desheredados de la zona de Partinico, al oeste de Palermo.
Cuando lo visité en 1953 había acogido, en una pequeña comunidad
fraterna, a muchos niños hijos tanto de bandidos como de gente
a s e s i n a d a p o r l o s b a n d i d o s . Vi v í c o n e l l o s , e n v e r a n o , u n m e s e n e l
que adquirí más experiencias que en diez años de mi vida. He aquí
la poesía:
Y Tú, oh Dios
por quien camino en este cielo inmenso,
e n t re n u b e s d e m u n d o s ,
e s t á s m á s s o l o , e re s m á s p o b re q u e y o :
te he visto tener espasmos bajo el bisturí
q u e Te c u r a b a u n a ú l c e r a d e e s t ó m a g o ,
te he visto borracho
tambalearte, empapado, con los ojos vacíos;
te he visto,
l l e v a n d o l a c a r re t i l l a c a rg a d a ,
s a l t a r a l e g re c o n l o s b o l s i l l o s n u e v o s ,
con los zapatos limpios,
y llamarme, y tenderme las manos,
feliz con una sonrisa y con un bes o.
Me dan pena
a q u e l l o s o j o s Tu y o s d e g o r r i ó n c u r i o s o .
¡ P a r a v i v i r,
d e b o s e r p a r a Ti h e r m a n o !
Y p a d re .
Y limpiarte la nariz que te gotea,
y s o c o r re r t e e n l o s e n f e r m o s m a rc h i t o s ,
y construirte una casa de piedra,
maciza y bien plomada,
y c u r a r t e s o b re m i s ro d i l l a s ,
s i Te a b r a s a l a f re n t e a b a n d o n a d a ,
y p ro c u r a r t e e l p a n , y l a s o p a
y l a m i e l y l a f r u t a q u e Te a g r a d a :
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e s c o m o t e a d o ro .
S U P E RV I V E N C I A Y F E
To n i n o M a s c a g n a .
Permitidme transmitiros íntegramente, un mensaje de nuestros
dos hijos, que ahora viven juntos en la luz. Leonardo, siguió a su
h e r m a n o m a yo r, E n z o , c o n u n a d i s t a n c i a d e c i n c o a ñ o s ; e n 1 9 8 7 .
Este mensaje fue transmitido poco después de su tránsito. Deseo
que los padres lo lean, para hallar el sentido a aquello que realmente sucede después de la salida de la tierra.
« Yo , L e o n a rd o , t o d a v í a n o p u e d o h a c e r m u c h o , p e ro re z o y s o y
muy feliz viendo que pertenezco a este mundo de luz. Si hubiera
permanecido en la tierra, tal vez, mi espíritu, se habría disipado
e n t re l a s f r i v o l i d a d e s y l a s t u r b a c i o n e s d e l m u n d o » .
« D i o s , a t r a y é n d o m e h a c i a s í , m e h a h e c h o u n g r a n f a v o r, e l m a y o r q u e s e p u e d a re c i b i r. Y a h o r a , n o d e p l o ro e n a b s o l u t o a q u e l l o
que he dejado».
« ¡ Q u i é n a m a v e rd a d e r a m e n t e a s u s h i j o s e s e l S e ñ o r ! » .
« Tr a t e m o s d e h a c e r p e n e t r a r e n e l c o r a z ó n d e t o d o s e r h u m a n o
en la tierra, el pensamiento latente en los sufrimientos de Cristo,
por la liberación y la paz de todo ser humano, para que pueda llegar a la Jerusalén celestial donde hay alegría, y donde no falta
nada».
«No nos falta de nada, herman os. Aquello por lo que en la tierra
s e l u c h a , e n e l c i e l o l o re c i b i m o s g r a t u i t a m e n t e , a u n q u e e n l a t i e r r a s e h a g a n e s a s l u c h a s e n n o m b re d e C r i s t o » .
« L a m u e r t e n o e x i s t e , y e s o l o s a b é i s v o s o t ro s ; l a v i d a s e c o n s u ma, no se termina»
« To d o s l o s c a m i n o s l l e v a n a l S e ñ o r, s i e n l a o r a c i ó n d e i n v o c a c i ó n a s í l o h a c e e l h o m b re » .
« E s h e r m o s o , o s d i c e n v u e s t ro s h i j o s , e s t a r j u n t o s . E n z o , h a
a l a rg a d o s u m a n o , L e o n a rd o l a h a l e v a n t a d o » .
«La escalera que une a las criaturas de la Jerusalén celestial
c o n l a t i e r r a e s d e o ro , y c u a n d o l a s u b i m o s p a r a l l e g a r a e s t e
punto, hay una hermosa señal: ¡el sol brillante como un foco inmenso!
Gracia y paz, sin golpes de martillo para abrir la puerta del cielo. Las criaturas se encuentran con la puerta del paraíso abierta,
s i n t e n e r q u e l u c h a r, c o m o s e h a c e a v e c e s e n l a t i e r r a , p a r a a b r i r se camino».
« ¡ M a m á , p a p á ; E n z o o s v e , o s m i r a y o s q u i e re ; L e o n a rd o s o n r í e
y d i c e : “ N o l l o r é i s , p o rq u e a q u e l l a i n m e n s a l i b e r t a d q u e y o q u e r í a ,
l a h e c o n s e g u i d o ” ! ¡ L i b e r t a d , s í ! Yo q u e r í a s e r u n s e r l i b re , y a h o -
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r a l o s o y. E n e f e c t o , t o d o l o q u e e r a i n m e n s i d a d m e g u s t a b a , t o d o
l o q u e e r a g r a n d e z a l o q u e r í a , y, s i n s a b e r l o , a m a b a a l m i s m o
Dios».
« E n z o d i c e l o m i s m o : “ P e ro y o e r a m u y d i s t i n t o d e L e o n a rd o . M e
gustaba la emoción y la emoción la he consegui do. Dios es emoc i ó n d e a m o r, d e a l e g r í a , y e s u n P a d re p e r f e c t o , c o m o t ú , p a d re
m í o , l o h a s s i d o s i e m p re . D e s e o v e r t u s o j o s t r a n q u i l o s , c o m o
c u a n d o é r a m o s p e q u e ñ o s y t e a l e g r a b a s j u g a n d o c o n n o s o t ro s ” » .
« N u e s t ro s a l u d o , n u e s t r a p a l a b r a v i e n e d e l a m o r a d a q u e e s s e ñal del universo».
« N o t a m o s , p ro f u n d a m e n t e , e s t a a t r a c c i ó n d i v i n a c u a n d o re z á i s » .
« H a s t a l a v i s t a , y s a l u d o s d e E n z o y L e o n a rd o » .
« S e d d i g n o s c o m o s i e m p re , d e l a n t e d e D i o s , y n u e s t r a re l a c i ó n
d e a m o r e s t a r á e n v u e s t ro l i b re a l b e d r í o » .
C o m o c o n c l u s i ó n , d e j a d q u e yo , To n i n o , o s h a b l e d e h e r m a n o a
hermano.
Siempre que la tristeza asalte vuestros corazones, pensad que
nuestros seres queridos, sólo aparentemente desaparecidos, están
siempre a vuestro lado y son muy felices.
Recordad que ellos sólo han ido por delante, que nos han preced i d o e n u n c a m i n o q u e t o d o s t e n d r e m o s q u e r e c o r r e r.
Para nosotros ha terminado la ansiedad, el miedo. Pero si todos
llegasen a comprender que la muerte no existe, cuánta resignación
habría en el mundo.
Los mensajes sirven para esto: para llevar luz y claridad, aunque
no todos consiguen aceptarlo, y encontrar co nsuelo.
La frase que sigue no es mía, pero quiero someterla a vuestra
consideración para una reflexión atenta: «¡La muerte no es el final
d e l a v i d a , s i n o l a i n t ro d u c c i ó n d e l o s m i s t e r i o s n e g a d o s a l o s v i vos!».
P o r t a n t o r e c e m o s s i n l l o r a r y, a l q u e n o s e s i e n t a p r e p a r a d o , l e
digo: abre un camino de fe, no estés solo. Únete a grupos y a amig o s , f r e c u e n t a a m b i e n t e s s a n o s , l i m p i o s , e i n v o c a l a a yu d a d e D i o s ,
y estáte seguro de que, después de andar mucho tiempo, te responderán desde el Cielo.
M Á S A L L Á D E L A S VO C E S
Gemma Cometti
¡ N o s é s i u n p a d r e q u e n o h a ya p a s a d o n u n c a p o r e s e e s t a d o d e
desesperación donde está sólo en la nada, puede comprender l o que
significa encender una grabadora, ponerse a la escucha y volver a
oír de pronto la voz del hijo perdido!
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Es una sensación indescriptible, inimaginable, es una emoción
tan fuerte que pone a dura prueba la estabilidad psíquica de cualquiera.
Si el corazón resiste, no obstante, si la mente permanece limpia,
lúcida, entonces todo el mundo alrededor desaparece y poco a poco
la conciencia se enriquece, se abren horizontes desconocidos, se
vuelve a encontrar intacto al ser amado que nunca nos ha dejado.
Pues bien, ahora que he alcanzado sólidamente la otra orilla,
comienzo a construir día a día, mi puente de amor con el Más Allá.
Comienza así el diálogo con mi adorado David; es él ahora el
que me toma de la mano y el que me conduce a través de senderos
desconocidos, y me lleva a Dios, a la familia, al amor por la vida.
En todos estos años, David me ha guiado siempre por nuevos caminos, sugiriéndome una y otra vez los cambios que consideraba
oportunos.
Yo l o h e s e g u i d o f i e l m e n t e , c a s i c i e g a m e n t e , p a s a n d o a s í d e l a
grabadora, a la radio, al teléfono, a las voces desde el televisor y
f i n a l m e n t e a l a t e l e - e s c r i t u r a , q u e é l l l a m a «l a s c a r t a s ».
Durante estos años he conseguido, poco a poco, percibir con la
m e n t e y c o n e l c o r a z ó n a q u e l l o q u e é l ya n o p o d í a h a c e r m e c o n s e guir con la voz.
A mis insistentes búsquedas de explicación ha respondido: «Aquí
m e e n c u e n t ro e n u n a d i m e n s i ó n m u y d i s t i n t a d e l a v u e s t r a , c o n l a
q u e s ó l o p u e d e u n i r s e m i p e n s a m i e n t o . P o r e s o t e d i g o s i e m p re q u e
estoy al lado, aunque el pensamiento no s e puede hacer tangible».
David me ha preparado psicológicamente a esta gran renuncia y
a h o r a p u e d o d e c i r q u e n o s i e n t o ya l a a b s o l u t a n e c e s i d a d d e s u v o z ,
porque su presencia dentro de mí, es una certeza: así es como lo
siento en todos los momentos de mi v ida.
LOS MENSAJES SON UN REGALO
Mario Mancigotti
Nuestros ángeles del cielo son como gaviotas ligeras que se posan en el mar tranquilo y no en un mar agitado por nuestros sentimientos de rebelión, por nuestro miedo, por nuestra ansia y angustia. Sabemos que todo esto forma una barrera que impide la comunicación.
Los mensajes crísticos deben considerarse excepcionales, son un
regalo y una gracia de Dios.
Sabemos que todo nos llega de lo Alto, que el mensaje nos viene
dado espontáneamente y no puede s er provocado.
Desconfiad de los falsos profetas, desconfiad de los que prometen mensajes repetidos, como si todos nuestros seres queridos estuviesen en todo momento en fila india preparados para la llamada.
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Es necesaria mucha humildad, mucho respeto delan te el misterio:
el mensaje nos llega en el silencio, en el recogimiento, en la orac i ó n , e n l a v i b r a c i ó n d e a m o r.
N o t e n e m o s n e c e s i d a d d e e v o c a r, p o r q u e s o n e l l o s l o s q u e n o s
evocan a nosotros; y no se necesitan sesiones, luces apagadas, experimentos de grupo.
¡Con Dios no se hacen experimentos!
Pongámonos a su completa disposición, creemos un vacío mental,
como si nos transformásemos en una concha vacía que sabe captar
e l r u i d o d e l m a r.
Los mensajes son profundos y transparentes, como lagos de montaña.
Y sobre todo, librémonos de traer a colación ese subconsciente
que lo hace todo. Desagrada constatar cómo no sólo los ateos, sino
t a m b i é n l o s c r e ye n t e s s e a f e r r a n a e s t e a r g u m e n t o .
¡Gracias, querido subconsciente, por las estupendas palabras de
verdad y de vida que sabes darnos!
¡Es un subconsciente, tan independiente y autónomo, que nos da
directivas contrarias a nuestros d eseos!
Jean Prieur pone un ejemplo clamoroso de autonomía del mensaj e r o : e l j o v e n P i e r r e M o n i e r, q u e r e c i b i ó u n a e d u c a c i ó n r í g i d a m e n t e
protestante, habló a su madre, protestante, de ángeles custodios, de
S a n t a Te r e s a d e Á v i l a , d e S a n t a C a t a l i n a , d e S a n t a Te r e s a d e L i s i e u x , p e r o s o b r e t o d o , e l e v a u n h i m n o a l a Vi r g e n M a r í a .
To d o s l o s m e n s a j e s e n v i a d o s p o r D a n i e l l a e n c i n c o a ñ o s , s e i n i cian con un 8 horizontal, símbolo del amor que nunca tiene fin. ¡El
10 de agosto de 1990, por primera vez, Daniella trazó un ocho vert i c a l p a r a i n d i c a r, c o m o c o m e n t ó e n s e g u i d a , l a p r o ye c c i ó n d e n u e s tra plegaria de acción de gracias por el nacimiento de la sobrini ta,
Cristina, hacia Aquél que todo lo di spone y dirige!
¡No, el subconsciente no lo llena todo! Podremos en todo caso,
h a b l a r d e u n a «s u p r a - c o n s c i e n c i a » o «u l t r a - c o n s c i e n c i a » q u e n o s
permite entrar en una inefable simbiosis con las esferas celestes
iluminadas por Dios.
Consideremos más bien a nuestro subconsciente como un hilo
eléctrico que transmite la luz, pero no es la luz, es el conductor y
n o l a f u e n t e d e l a l u z , e s e l m e d i o , e s e l t r a n s m i s o r, p e r o n o l a c a u s a ; ¡ p u e d e r e p r o d u c i r, p e r o n o p r o d u c i r !
S i l o s m e n s a j e s s o n «c a r i c i a s d e D i o s », d e b e m o s e s t a r ú n i c a m e n te dispuestos a recibir el don. No debemos provocar y solicitar el
don, sino saberlo esperar con confianza y p aciencia.
Comportándonos así, estamos seguros de que no molestamos a
nadie, no interrumpimos las tareas ni las misiones de nuestros ser e s q u e r i d o s . N i p o d r e m o s s e r a c u s a d o s d e «n i g r o m a n c i a ».
Entre los que se oponen a nosotros, están también aquellos que
llegan a decir que los mensajes recibidos por nosotros son de origen demoníaco.
22
M e n s a j e s q u e n o s i n v i t a n a l a m o r, a l a o r a c i ó n , a l p e r d ó n s e r í a n ,
para estos, obra de Satanás.
Va l e l a p e n a r e s p o n d e r s o l a m e n t e q u e h a c e r u n a a f i r m a c i ó n a s í e s
t a n i d i o t a , c o m o i n i c u o , e s b l a s f e m o , ¡ e s o s í q u e e s «d e m o n í a c o ! »
Cerrado el paréntesis, y para volver a hablar de cosas serias: estoy firmemente convencido de que la conditio sine qua non para
conseguir las señales de la presencia de nuestros seres queridos, el
privilegio de un sublime contacto con la realidad espiritual transc e n d e n t e , e s d e c i r, p a r a s e r d i g n o s d e a q u e l l o q u e m e g u s t a l l a m a r
«c a r i c i a s d e D i o s », e s n e c e s a r i o a c e p t a r l a v o l u n t a d d e l m i s m o
Dios para convertirnos en colaboradores, incluso a través de nuestros humanos sufrimientos, de sus designios inescrut ables.
Las señales auténticas llegan a t ravés de este proceso de catarsis, de evolución, de iluminación.
Atención a los distintos sustitutos de las señales, a los falsos
p r o f e t a s , a l o s e s p e c u l a d o r e s d e l d o l o r.
¡No hacer caso, amigos, de los mensajes que suenan a repetición
y a órdenes! No me gu sta la exaltación, el fanatismo, la búsqueda
obstinada, insaciable de señales, que por el contrario nos llevan
inesperada y espontáneamente fuera de nuestra v oluntad.
D e e s t o d e b e m o s d a r n o s c u e n t a p a r a a c o g e r l a s «c a r i c i a s d e
Dios» con infinita humildad.
Nosotros ofrecemos solamente nuestra disponibilidad, nos transf o r m a m o s e n «c a n a l e s », e n i n s t r u m e n t o s d ó c i l e s y c o n f i a d o s .
Ellos piensan en lo demás, si pueden y cuándo pueden, en virtud
de aquella fuerza inextinguible, de aquél hilo que no se rompe y
q u e s e l l a m a A m o r.
CÓMO VIVIR NUESTRA ESPERANZA
Laura Paradiso.
Te n e m o s , s í , l á g r i m a s q u e e n j u g a r, v a c í o s q u e l l e n a r, d o l o r e s y
d e s g a r r o s q u e z u r c i r, p e r o e n l o s s u r c o s d e n u e s t r o d o l o r, A l g u i e n
h a d e p o s i t a d o u n a s e m i l l a d e s t i n a d a a f l o r e c e r, q u e n o s h a c e s e n t i r
más verdaderos y profundos.
E n u n a i l i m i t a d a m e d i d a d e a m o r, C r i s t o , r e c h a z a d o y d e s p r e c i a do, ha venido a sufrir y a morir solidario con los hombres.
Es por Él por quien tenemos la esperanza cristiana, la más grande, la más hermosa, la más verdade ra, aquella que nos hace animosos y fuertes, aquella que nos enseña a reconocer los aspectos positivos del plan de Dios aun en las circunstancias humanamente frust r a n t e s , a q u e l l a q u e e s e l p r i n c i p i o d e u n m o d o n u e v o d e v i v i r, d e
p e n s a r, d e c r e e r, y p o r e l l o , d e s e r.
23
To d a n u e s t r a h i s t o r i a d e h o m b r e s e s t á t e j i d a p o r e l h i l o s e c r e t o
d e l a m o r d e D i o s , c u yo H i j o n o s h a i n t r o d u c i d o e n l a d i m e n s i ó n d e
la eternidad.
Por eso, esperanza quiere decir certeza, quiere decir espera gozosa del cielo nuevo y de la tierra n ueva, pregustación de una felicidad ofrecida.
Proclamar la esperanza quiere decir cantar la resurrección de
Cristo.
Por tanto, quiere decir ser siempre más capaces de creer y de
a m a r, n o s ó l o e s o , s i n o a c e p t a r q u e «m u e r a l a c o n c h a , p a r a q u e
a p a r e z c a l a p e r l a ».
La muerte es un misterio al que sólo la fe quita lo absurdo. Es
una pérdida a la que el amor corta la crueldad. Es un drama al que
sólo la esperanza quita la trag edia.
Realicémonos como hombres y mujeres de vanguardia y de esperanza.
Es viviendo el testamento de amor de Jesús, con fe humilde y
fuerte, como podremos dar a todos esta esp eranza.
Podremos así hacer felices a aquellos que encontremos por los
caminos del mundo, especialmente a aquellos con el corazón cansado.
Hagámonos voces de toda criatura .
Pongamos en contacto las almas con el corazón de Cristo, para
que sean iluminadas e implicadas por medio de nosotros.
Ciertamente toda convivencia, para que sea hermosa y constructiva, exige testimonio.
P a r a a yu d a r a c o n s t r u i r e s n e c e s a r i o s a b e r a q u e l l o q u e d e s e a m o s
h a c e r, a q u e l l o q u e d e b e m o s s e r : c a d a u n o d e n o s o t r o s d e b e d e s c u brir su vocación.
Pero todo será más fácil, logrando fuerza y capacidad en la plenitud de la palabra de Dios.
La adhesión exige disponibilidad, capacidad de comprender y val o r a r, d e d i c a c i ó n y p e r s e v e r a n c i a , a m o r i l i m i t a d o .
Para poder ejercer sobre los demás una influencia positiva, es
necesario saber corregir siempre nuestras actitudes interiores, es
necesario estar siempre vigilantes y atentos y dispuestos siempre al
encuentro.
Oremos, y Dios encontrará espacio para realizar en nosotros sus
acontecimientos de gracia.
Encontremos al Señor en la Eucaristía, para recibir luz y fuerza
con la que darnos a nuestros he rmanos.
En el dolor y en la duda, cuando nos sintamos vencidos y solos,
cuando caigamos y suframos y todo resulte oscuro, acerquémonos a
los sacramentos, y nos sentiremos renovados, dispuestos y seguros,
fortificados y puestos a cubierto del hundimiento.
E s e n e l f l u j o d e v i d a q u e v i e n e d e l S e ñ o r, d o n d e e l s u f r i m i e n t o
a s u m e u n v a l o r r e d e n t o r, t a n t o , q u e l a m i s m a m u e r t e s e c o n v i e r t e
en la llave de oro que abre las puertas de la etern idad.
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Nuestro canto alcanzará a las almas queridas pasadas a la otra
dimensión.
Allí, nuestros seres queridos están muy vivos y felices de asistir
a nuestro camino espiritual, que facilita también su elevación.
Debemos vivir bien incluso por ellos.
Pero debemos olvidar que nuestros seres queridos viven en todo
aquello que nosotros somos y tenemos; viven en la sangre que nos
ha unido, en toda fibra de nuestra carne; viven en toda expresión
de nuestra vida de todos los días; viven en todo aquello que tenemos dividido y en la comunión de Cristo que consolida toda unión.
No es sólo el recuerdo el que nos une a nuestros seres queridos
de allá arriba, sino la relación indestructible que ha existido y que
e x i s t e , p r o ye c t a d a e n l a v i d a e t e r n a .
UNA EXPERIENCIA DE VIDA
HACIA EL CONOCIMIENTO
Fiorenzo Nigro
E l 2 9 d e s e p t i e m b r e d e 1 9 8 6 m e e n c o n t r a b a e n A b a n o Te r m e c o n
m i m u j e r, q u e p o r l a m a ñ a n a t u v o u n d e s p e r t a r b a s t a n t e b r u s c o , a l
final de un sueño bastante perturbador por el contenido no definible fácilmente pero, a su juicio, de mal augurio.
H a c i a l a s t r e s d e l a t a r d e s o n ó e l t e l é f o n o . Y, d e s d e S i c i l i a , u n
c o m p a ñ e r o d e o f i c i n a m e d i j o : «M a r c o h a t e n i d o u n a c c i d e n t e »,
« L a c o s a e s s e r i a , p e r o e s t á b a j o c o n t r o l . E s t á t e t r a n q u i l o ».
Marchamos con el corazón en la garganta. En un hospital de Catania encontramos a nuestro hijo maltrecho. El final llegó pocos
días después, el 3 de octubre. Y a partir de aquí c omenzó una serie
a n g u s t i o s a d e «s i », d e «p o r q u é », d e j u s t i f i c a c i o n e s , d e r a z o n e s , d e
q u é s é yo .
Los problemas pusieron en movimiento la búsqueda. Nos pusimos, así, en contacto con Gabriela Albisi y con sus libros y leímos
con entusiasmo la historia de And rea en el extraordinario bestsel l e r, E l m á s a l l á e x i s t e , e s c r i t o p o r s u p a d r e , e l a b o g a d o L i n o S a r dos Albertini. Finalmente la personalidad desbordante de Laura Paradiso completó nuestra iniciación en los días de Navidad de 1986.
A partir de 1987 frecuenta mos los congresos de Cattolica y organizamos los de Pergusa, donde se multiplicaron las ocasiones de
entablar nuevas amistades en un clima fraterno, en una atmósfera
en la que el dolor se transformó en la alegría de estar todos juntos
c o n e l S e ñ o r.
A s í , yo q u e d e s d e h a c í a t i e m p o m e h a b í a a p a r t a d o d e t o d a p r á c t i ca religiosa, volví a encontrar la fe con un fervor bastante más profundo que en una época más lej ana.
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Marco, arrancado de todos los sueños que hacíamos sobre él, se
h i z o a s í m u c h o m á s v i v o y p r e s e n t e y c o n s i s t e n t e q u e a n t e s . Vi e n e
a n o s o t r o s a t r a v é s d e l a e s c r i t u r a a u t o m á t i c a , a t r a v é s d e l a «m e t a f o n í a », a t r a v é s d e l a o u i - j a , a t r a v é s d e l a e n t r e g a d e s u s a p o r t e s y
de las enseñanzas morales de las que están impregnados todos sus
mensajes.
Aquella terrible desgracia se ha convertido para nosotros en una
bendición, que ha hecho de nosotros, no dudo en afirmarlo, unos
privilegiados. Desde entonces estamos inmersos en una gran experiencia de vida hacia el conocimiento.
G i o v a n n a y yo h e m o s c o m e n z a d o u n a e x p e r i e n c i a d e f e e n u n a
c o m u n i d a d n e o - c a t e c u m e n a l . Tr a t a m o s d e a yu d a r a m u c h a s p e r s o nas golpeadas como nosotros. Cierto que el Maligno, continuamente al acecho, pone de vez en cuando la zancadilla, pero confiamos
e n l a g r a c i a d e D i o s y e n l a a yu d a d e M a r c o y p e r s e v e r a m o s e n e s t e
camino difícil, pero gozoso, que tiene como meta final la vida
eterna de verdadero y pleno conocimiento, de perfección y felicidad infinitas.
LOS SUEÑOS
Agnese Moneta
Entre las señales que nos pueden llegar desde la otra dime nsión
para atestiguar la supervivencia, el sueño es especialmente ambiguo. Sabemos que aquí está en juego nuestro subconsciente. El
sueño puede estar determinado por una necesidad instintiva de lib r a r n o s d e u n a r e a l i d a d q u e n o s h a c e s u f r i r, o p u e d e s e r l a e x p r e s i ó n f a l s i f i c a d a d e u n a a c o n t e c i m i e n t o ya v i v i d o . P o r t a n t o n o s e
puede atribuir a todas las secuencias el valor de verdad absoluta.
E x i s t e n , s i n e m b a rg o , l o s s u e ñ o s «e s p e c i a l e s »: a q u e l l o s b r e v í s i m o s r a yo s d e c o n c i e n c i a l ú c i d a q u e t i e n e l u g a r n o r m a l m e n t e a l
a m a n e c e r. E l m i s m o D a n t e l o s p r e s e n t a c o m o v e r í d i c o s . E n e f e c t o ,
n o s o t r o s l o s c o n s i d e r a m o s d e a c u e r d o c o n t o d o n u e s t r o s e r. Y a d e más los recordamos perfectamente. Nos queda la sensación de haber alcanzado realmente ese confín entre el cielo y la tie rra que
está marcado irremediablemente por nuestra naturaleza humana.
Este sueño-verdad produce un efecto altamente beneficioso. Lo recordamos con el rostro sonriente y la expresión extasiada. Es una
experiencia de la que se sale con el esp íritu fresco y renovado.
A mí, personalmente, me sucede raramente soñar con mi hijo. Me
ha sucedido unas diez veces en catorce años. Pero todas las veces
que he tenido el privilegio de acercarme un poco a su radiante dimensión, he experimentado un inmenso alivio espiritua l e incluso
f í s i c o , a d e m á s d e l a c e r t e z a d e h a b e r s i d o a yu d a d a e n l a s g r a v e s
contingencias que en ese momento me atenazaban. A veces he pedi-
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do las explicaciones de algunas dudas que tenía dentro de mí y no
s a b í a r e s o l v e r. H e s a l i d o s i n t i e n d o u n a s e r e n i d a d , q u e yo d i r í a s o r prendente, mientras en mí han crecido las energías, la seguridad, la
calma, el desprendimiento de las c osas terrenales.
Si tenéis la impresión de soñar poco con vuestros seres queridos,
no os preocupéis demasiado por la cantidad: pensad má s bien en la
calidad de aquel sueño que os ha sido concedido.
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