2.2 La guerra defensiva (1612-1625) La guerra ofensiva fue interrumpida algunos años por la implementación de una nueva estrategia, impulsada por el jesuita Luis de Valdivia. Esta estrategia tenía como objetivo someter a los indígenas a través de la persuasión y las tácticas no violentas. Siguiendo los planteamientos de Bartolomé de Las Casas, Valdivia planteaba que era ilícito hacer la guerra a los indígenas para sojuzgarlos políticamente e introducirlos en la Iglesia, que ellos eran dueños de sus tierras y de su libertad, y que solo por consentimiento voluntario podrían someterse a la soberanía española y por libre voluntad podrían recibir el bautismo. El martirio de los sacerdotes jesuitas que atravesaron la línea de frontera para evangelizar a los mapuches, fue uno de los motivos que se arguyó con más fuerza para dar término a esta breve etapa de “guerra defensiva”. (Alonso de Ovalle, Histórica relación del reino de Chile, 1646). Las medidas que planteaba Luis de Valdivia eran la mantención de la línea fronteriza en el río Biobío y solo los sacerdotes en labor misional podían cruzar la frontera. El ejército solo debía cumplir tareas defensivas, sin atacar el territorio mapuche. Junto a las tareas de evangelización se planteaba la necesidad de suprimir el trabajo obligatorio para los indígenas encomendados y terminar con la esclavitud de los sublevados, como una manera de demostrar a los indígenas los beneficios del sistema español. El asesinato de los primeros misioneros que cruzaron la frontera, la continuación de los ataques españoles en busca de esclavos y el apego de los mapuches a sus tradiciones hicieron fracasar rápidamente este intento. Habla el padre Luis de Valdivia a los indios ¿Y que este Señor (Dios) ha de venir a juzgar a todos los hombres, y que ha de castigar a los que no usan piedad con los pobres, y maltratan a los indios, oprimiéndolos con trabajos injustos de servicio personal, y enriqueciendo a costa de su sangre? Y concluyó diciendo: “Todo esto hijos míos he predicado yo a los españoles en vuestra defensa, porque es la verdad y el Evangelio, pero no me bastó. Y así me fui al Virrey de Lima y se lo conté y me dio una carta para que se remediasen todos vuestros trabajos y se moderase el servir los indios que diesen paz, y así lo mandó y os truje la carta que visteis muchos de los que estáis presentes. Padre Diego Rosales. Historia general de el Reino de Chile, Flandes Indiano, Editorial Universitaria, Santiago,1969, pág.98. Historia y Ciencias Sociales 77