ACTUALIZACION DE JURISPRUDENCIA DERECHO DEL TRABAJO CAMARA NACIONAL DE APELACIONES DEL TRABAJO CONTRATO DE TRABAJO. Médicos auditores de la Superintendencia de Riesgos del Trabajo. Inexistencia de relación de dependencia. Sent. del 10 de setiembre de 2004. Antecedentes: La demanda fue rechazada en tanto en primera instancia se sotuvo que los actores estuvieron vinculados con la demandada a través de contratos de locación de servicios profesionales y no por un vínculo de trabajo subordinado. Fallo de 2da. Instancia: No se discute en el sublite que los actores celebraron con la Superintendencia de Riesgos de Trabajo los sucesivos contratos de locación de servicios obrantes a fs. ..., por un período aproximado de 4 años, donde se obligaban a prestar sus servicios profesionales -auditorías médicas- a fin de realizar las supervisiones que aquella le diagramaba. Que a cambio de dicha prestación percibían honorarios, previa extensión de la documentación obrante a fs. ... (recibos de clase C, con el membrete a su nombre, Nº de CUIT, Nº de ingresos brutos y Nº de Caja de Previsión Social de su profesión); acompañada por los propios actores en su presentación inicial. Los accionantes dijeron que hubo una "relación laboral encubierta", concretamente, porque: a) rige la presunción del art. 23 de la LCT; b) habrían sido contratados para efectuar tareas que son propias de la incumbencia de la demandada (cfr. art. 36 de la Ley de riesgos de trabajo) y c) debían cumplir las órdenes y directivas de aquella, respecto que la accionada tenía la facultad de seleccionar el personal a auditar sumado a que no podían negarse al traslado al interior del país para cumplir su cometido. Al respecto, en principio habré de señalar en orden a la aplicación del art. 23 de la LCT al caso, que para calificar la relación habida con un profesional, en este caso Médicos, también trabajadores, no obstante el nivel cultural que cabe presumir en virtud de sus títulos habilitantes, muy frecuentemente se encuentran en situación de hiposuficiencia respecto de sus empleadores, habida cuenta de las dificultades que deben enfrentar para insertarse razonablemente en el mercado laboral. No obstante ello considero que en el caso la presunción del artículo 23 de la LCT no debe tener ninguna incidencia toda vez que la misma debe entenderse limitada a los servicios prestados bajo relación subordinada, pues, sólo éstos están contemplados en la tipificación legal del contrato y de la relación de trabajo (artículos 21 y 22 LCT) y a mi ver de los contratos que celebraron las partes y su posterior ejecución ... no hay indicios suficientes como para acreditar la existencia de un contrato de trabajo (cfr. art. 14 de la citada ley). Cabe agregar que "...la presunción que establece el artículo 23 LCT tiene por función, como ocurre en general con las presunciones legales, juris et de jure o juris tantum, otorgar el atajo para arribar a ciertas conclusiones cuando ellas no resultan del material disponible. Cuanto resulta claro del análisis de las constancias de la causa, cuál ha sido el contrato que las partes entendieron celebrar, o de ello resulta de los comportamientos que cumplieron en su ejecución, no es necesario recurrir a presunción alguna...." (esta Sala in re "Hoc María Inés c/ Asociación Francesa Filantrópica y de Beneficencia Hospital Francés s/ despido). De los propios contratos que celebraron y ejecutaron las partes, a mi juicio, surge claramente la falta de existencia de vinculo jurídico laboral. En principio, porque surge de los contratos traídos con la demanda que los actores fueron contratados para realizar tareas propias de sus incumbencias profesionales médicas, esto es: a) recopilar toda la información médica que consideren relevantes; b) analizar tal información según su mejor criterio profesional y c) producir todos los informes que le requiera la SRT sobre los casos auditados (cláusula 3º). Por otro lado, en lo que aquí interesa, las partes pactaron expresamente respecto del vínculo contractual (art. 1137 del C. Civil): 1) "...encuadrarlo específicamente en lo determinado por el Capítulo VIII -art. 1623 siguientes y concordantes del Código Civil Argentino y en un todo de acuerdo a los términos y condiciones particulares que seguidamente se enuncian..." (cláusula 1º). 2) " ... El auditor (los actores).... facturará las prestaciones realizadas por mes calendario, debiendo presentar su correspondiente factura por honorarios entre el día uno y el cinco de cada mes, la cuál será abonada entre el día cinco y diez de cada mes...".3)"...queda a cargo del Auditor el pago de aquellos impuestos, tasas, aranceles, contribuciones, y aportes de la seguridad social, que demande el desempeño de su profesión, así como los gastos de viáticos gastos de desplazamiento, viajes, hotelería, etc...- y demás gastos, de cualquier naturaleza, que efectúe con motivo de la prestación" (cláusula 4º). 4) "... El auditor manifiesta encontrarse empadronado en la Caja de Previsión Social y Seguro Médico de la Provincia de Buenos Aires Nro. Matrícula..." (cláusula 5º) y a mi ver lo más relevante; 5) " El contrato no será considerado en ningún caso bajo relación de dependencia de la Superintendencia de Riesgos del Trabajo, rigiendo únicamente por la normativa mencionada en el encabezamiento del presente" (cláusula 6º). Desde tal perspectiva, los actores en su carácter de médicos profesionales no pueden invocar seriamente que la demandada cometió fraude respectos de los alcances jurídicos de un contrato que convinieron. Le es aplicable la "doctrina de los actos propios", según la cuál nadie puede ir en contradicción de una conducta anterior jurídicamente relevante. De los contratos surge que las partes pactaron de antemano la entrega mes a mes de las facturas por honorarios, que quedaba a cargo de los actores el cumplimiento de toda clase de obligaciones impositiva, previsional y de cobertura médica, como también debían solventarse los "viáticos" para realizar las tareas encomendadas (auditorías médicas); estas son paradigmáticamente características propias de quiénes prestan servicios profesionales en forma independiente. Asimismo, de todos los contratos surge que las partes "siempre" decidieron excluir expresamente la naturaleza laboral de la contratación; lo cuál torna inaplicable lo dispuesto en el art. 38 de la ley 24.557 que la apelante invoca como sustento de su pretensión. Es poco creíble que los actores convencidos de la ilícitud de la conducta de la demandada, no efectuaran durante el decurso del vínculo contractual, que duró bastante tiempo, reclamos formales sobre el supuesto "fraude" de la aquella, y recién lo hicieran cuando se decidió no renovarles los contratos (ver demanda fs...). A mi juicio ello revela a las claras la intención que las partes tuvieron al vincularse contractualmente, y la ejecución del mismo, fue la que pactaron expresamente en el contrato (art. 1198 del Código Civil). En cuanto a las supuestas "órdenes y directivas de la demandada" cabe señalar que la circunstancias que los actores recibieran indicaciones respecto a las personas y lugares que debían auditar, resultan requerimientos que corresponden a la naturaleza misma de toda actividad organizada y, particularmente, a las modalidades propias de la ejecución de la funciones que la demandada debía desarrollar en el marco del art. 36 de la Ley de Riesgos de Trabajo. Ello no permite por sí mismo definir la naturaleza de la relación entre el profesional y la demandada. Tampoco advierto en el sublite la existencia de sanciones disciplinarias por parte de la demandada que, de algún modo, podría indicar la existencia del vínculo de trabajo que señala la parte actora en su apelación. En suma, el comportamiento de las partes en la ejecución de la relación, que se extendió durante un período prolongado de tiempo, no fue el que se habría observado en la hipótesis de considerarse un contrato de trabajo; ello considerando, además, los diversos contratos que las partes celebraron para vincularse y que siempre excluyeron esa caracterización;; lo cuál me lleva a concluir como lo hizo la Sentenciante de grado. Por ello, recomiendo se mantenga lo resuelto en origen. SENTENCIA nº 32.073 del 10/9/2004, Autos: "Tonelli, Alfredo Jose y otro c. Superintendencia de Riesgos del Trabajo". CNAT, Sala VIII; del voto del Dr. Horacio V. Billoch, al que adhiere el Dr. Roberto J. Lescano. [ Volver ] Copyright © 2004 Asociación Argentina de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social