¿Es óptima la corrección digital? La experiencia de tres diarios ecuatorianos María del Pilar Cobo G. Universidad San Francisco de Quito Ecuador Introducción La corrección de estilo dentro de los diarios ha variado con el tiempo. Primero, el corrector era el linotipista que „cazaba‟ los errores que se escapaban hacia la imprenta; luego, el editor o el periodista más experimentado hacían la tarea de revisar, un poco más detenidamente, las notas que se iban a publicar. Por último, surge la figura del corrector de estilo, ese personaje cuyo trabajo es revisar todas y cada una de las notas que publica el diario (o el grupo editorial al que este pertenece), es decir, de ser el ojo avizor experto en ciencias del lenguaje que „ataja‟ los errores antes de que sean publicados. En un principio, el corrector de estilo debía revisar en impreso las notas antes de que fueran publicadas. En muchos casos, el corrector o el equipo de correctores debían revisar la nota varias veces, en al menos dos correcciones, para evitar que cualquier error se filtrara. Actualmente, dentro del vértigo que implica la publicación de un diario, se han buscado nuevas maneras de optimizar el proceso de corrección. Una de estas maneras es efectuar la revisión de los textos en pantalla, mediante programas especializados, como Shell y Ted. Sin embargo, este nuevo proceso tiene sus ventajas y sus desventajas en relación con la „antigua‟ corrección en impreso. En la presente ponencia se analizará cómo la corrección en pantalla ha ayudado o ha entorpecido los procesos de corrección en tres diarios de circulación nacional en Ecuador: El Comercio, Hoy (cuyas oficinas principales están en Quito) y El Universo (cuya matriz está en Guayaquil). Mediante este breve trabajo se pretende enumerar las ventajas que ha traído la corrección digital en cuanto a tiempos y detección de errores, y compararlas con las desventajas que este proceso puede generar en el control de calidad de los diarios analizados. Para efectuar este trabajo se ha recurrido a entrevistas a los responsables de los departamentos de Corrección de los tres diarios, además del Editor General y el Editor de Flujos de El Comercio, el Subdirector Editorial de Hoy y la Auditora de Calidad de El Universo, quienes han compartido sus experiencias en relación con el proceso y su visión acerca de la recurrencia de los errores. En primer lugar, se revisará la situación actual de los diarios en relación con la corrección de pantalla y los procesos internos; a continuación se analizarán las ventajas y desventajas que los entrevistados encuentran en la corrección digital en los respectivos diarios. En tercer lugar, se verá cuáles son las medidas que cada medio adopta para evitar los errores, y por último se enumerarán algunas sugerencias para optimizar el proceso. 1. El proceso de corrección Los tres diarios estudiados tienen experiencias diversas relacionadas con la aplicación de la corrección y edición de los textos en pantalla, y estas determinan, a su vez, cuán avanzado y asimilado se encuentra este proceso. En El Universo se corrige en pantalla desde que el diario se mudó a las actuales instalaciones, a inicios de la década de los ochenta del siglo pasado. En el caso de Hoy, la edición y la corrección en pantalla empezaron en 2005, y en El Comercio se comenzó en 2008. Es decir, a diferencia de El Universo, la corrección en pantalla en los dos diarios capitalinos es muy reciente. Como sucede con todas las experiencias nuevas, la revisión de textos en pantalla no fue un proceso fácil de asimilar, pues existía el temor de que los participantes del proceso de edición no cumplieran a cabalidad las tareas asignadas, lo cual complicaría los tiempos de producción de los diarios. Cada uno de los periódicos se adecuó de manera distinta. En el caso de El Comercio, por ejemplo, se decidió adoptar un proceso gradual, es decir, primero se corrigieron productos semanales como revistas o suplementos, y luego se aplicó la corrección en pantalla a los diarios El Comercio y Últimas Noticias. De esta manera, se comprobó que el proceso no sería perjudicial para los tiempos de publicación. La aplicación de la corrección en pantalla también influyó en que se modificaran ligeramente los procesos que se seguían en los tres diarios. En el caso de El Universo, la corrección es mixta, es decir, se corrige tanto en pantalla como en papel. Piedad Villavicencio, auditora de Calidad del Grupo, comenta que el proceso se efectúa de la siguiente manera: Después de que el periodista escribe la nota, la pasa donde el editor, quien la revisa y, de ser necesario, hace correcciones. (…) Luego el editor envía la nota a corrección. En este paso, el Jefe de Estilo y Corrección la pasa envía a la canasta de un corrector. Cuando la nota ya está corregida, el corrector la envía a la Diagramación-Paginación. En este paso la nota entra a la página correspondiente. (…) Cuando todas las notas han ingresado a la página, esta se imprime y se envía (en papel) para el último filtro: mesa de correctores de estilo. Ahí trabajan seis editores especiales que leen la página completa y de nuevo hacen correcciones (en el papel), por supuesto si el caso lo amerita. Después de estas correcciones se imprime de nuevo la página y regresa al editor de estilo que la revisó, quien comprueba que se hayan realizado las correcciones que sugirió. Si todo está bien, este editor pone su firma en la página y la envía a Paginación, donde la recibe el coordinador de cierre que es la persona que se encarga de los flujos y los tiempos. (2011). Como se puede ver, en el proceso que aplica El Universo, hay un equipo de corrección bastante grande, de esta manera se pueden efectuar dos correcciones, una en pantalla, que es más exhaustiva, y una en papel, en la que ya se corrigen solo los errores que se deslizaron después de pasar por todos los filtros. En este último paso se pueden evitar errores que se cometen por descuidos o por inserciones de último momento. En relación con El Comercio, la corrección es mixta en algunos casos, sobre todo en la revisión de la portada: esta siempre se revisa dos veces, en pantalla y en impreso. En el caso de todas las páginas, el proceso se desarrolla de la siguiente manera: el periodista escribe la nota y la envía al editor; el editor la envía a corrección, donde cualquiera de los correctores la revisa. Una vez efectuadas las revisiones en este Departamento, la nota vuelve al editor, quien debe tomar en cuenta los comentarios de Corrección (en caso de que existiera una duda o una sugerencia), y posteriormente enviarla a paginación. Cuando la página está completa, se imprime y regresa al Departamento de Corrección, donde la Coordinadora efectúa una última revisión. Cabe anotar que este último vistazo es solamente de títulos, no del contenido. En el caso de Hoy, el proceso de corrección de notas se efectúa únicamente en pantalla (solo los gráficos se corrigen en papel) y el filtro de la Unidad de Supervisión de Estilo no es obligatorio desde febrero de 2009, es decir, es cada editor quien decide si la nota pasa a este departamento o va directamente a paginación, según indica el Jefe de Corrección (2011). Antes de febrero de 2009, el proceso seguía la siguiente cadena: periodista-editor-ajuste de diseño-correctorJefe de Información. A partir de la fecha señalada, el filtro del corrector se volvió opcional, con excepción de la portada, que es revisada por todos. Diego Araujo, subdirector editorial de Hoy, afirma que la decisión de que el paso de las notas por corrección sea optativo se tomó como una medida práctica para responsabilizar a los periodistas por sus errores, además de que caigan en la cuenta de que es importante que otro ojo revise sus notas (2011). Cabe anotar que Hoy es el único de los tres diarios estudiados que ha puesto a disposición del público su Manual de Estilo. Este puede encontrarse en la página web www.hoy.ec. En el Manual de Estilo se dedica una sección a la Edición de textos y supervisión de estilo. En esta sección se indica el carácter opcional de pasar las notas por corrección, y se especifica la labor del supervisor de estilo: El supervisor de estilo asegurará la corrección de los titulares y pies de fotos, vigilará la claridad y corrección de los textos, garantizará que no se produzcan cortes en los textos, y que no se repitan fotografías e informaciones en las páginas encomendadas a su supervigilancia. (2009) Esta diferencia entre los procesos de los tres diarios determina también el número de correctores con los que cuentan los departamentos. En el caso de El Universo, el equipo es bastante amplio: son 12 personas, entre correctores y editores de mesa, los primeros corrigen en pantalla y los segundos, en papel. En este diario el rol del Editor de Estilo y Corrección es distribuir las cajas entre los correctores, aparte de trabajar en la edición de mesa y participar en las guardias de fin de semana. Además, El Universo cuenta con una Auditoría de Calidad, donde trabajan tres personas. La función de esta auditoría es principalmente pedagógica, pues se detectan los errores que se han cometido, se identifica a quienes los cometen y se les imparte talleres personalizados. En El Comercio trabajan cinco correctores y un pasante. La Coordinadora de este departamento no se encarga de distribuir las cajas, pero sí de firmar la página impresa una vez revisados los títulos. En Hoy trabajan dos personas en la Unidad de Supervisión de Estilo, este número se debe a que la corrección en el diario es opcional. El Jefe de la Unidad se encarga también de controlar los flujos y los tiempos. 2. La corrección en pantalla Una vez que se han visto brevemente los procesos de los tres diarios que se analizan en este trabajo, se revisará cuáles son las ventajas y las desventajas de la corrección en pantalla y si esta ha contribuido a optimizar los tiempos de producción de los periódicos y a disminuir la cantidad de errores que se publican. 2.1 Ventajas de la corrección en pantalla La mayor ventaja de la corrección en pantalla, según coinciden todos los entrevistados, es que representa un ahorro de tiempo y de dinero para los medios. Marco Jurado, editor de Flujos de El Comercio, resume así estas ventajas: (El Comercio) se ha librado de muchos procesos que antes eran más artesanales, como trasladar las inserciones de corrección del papel a la pantalla, que implicaba un tiempo de unos 15 o 20 minutos por página. Todo este proceso se facilitó con el cambio y ese tiempo se fue sumando a los ahorros de producción en el área de la redacción. (2010) Cuando el proceso de corrección se efectuaba en las páginas impresas se debían imprimir tantas páginas como filtros existieran, y esto implicaba un fuerte gasto de papel y de tinta. En la actualidad, solo se imprimen las páginas finales, una vez que han pasado por todos los filtros, para que los responsables las firmen. Esta es, por lo tanto, la principal ventaja que ofrece la corrección en pantalla. Además, Jurado afirma que esta ventaja ha contribuido a que cambien y se dinamicen las rutinas dentro de la Redacción del diario, en cuanto ya no es necesario que la página tenga todos los contenidos para empezar a ser revisada. En este sentido, se revisan las notas conforme se van produciendo, lo que implica mayor flujo en las correcciones y, a la larga, ahorra mucho tiempo. Así, por ejemplo, se pueden adelantar contenidos rápidos como cortos o notas pequeñas, hasta que estén listas las notas de mayor coyuntura, que conllevan mayor trabajo y, por ende, mayor tiempo de producción. (2010). Otra ventaja que se aprecia en este proceso tiene relación con la inserción de las correcciones. Villavicencio (2011); Giovanna Alvear, coordinadora del Departamento de Corrección de El Comercio (2011), y el Jefe de Corrección de Hoy (2011) coinciden en que la ventaja de corregir en pantalla es que a medida en que se encuentran los errores se insertan las correcciones, y esto hace más rápido el proceso de edición. Además, esta ventaja garantiza que se elimine el error desde los departamentos de Corrección y no se corra el riesgo de que el editor o quien debe ingresar los cambios no lo haga de una manera adecuada, como solía suceder cuando se corregía únicamente en papel. Según Araujo, la mayor ventaja tiene que ver con que al corregir en pantalla el corrector tiene acceso a varios programas útiles como diccionarios o páginas especializadas. Además, los programas de edición de notas presentan ventajas como el resalte automático de errores cuando la palabra está mal escrita o cuando existe un error de sintaxis (2011). Fernando Larenas, editor general de El Comercio, acota que una ventaja de estos programas es que se puede agrandar la letra (2011). En los tres diarios se trabaja con Shell y Ted, del programa GN3. En conclusión, según los entrevistados y las experiencias de los tres diarios analizados, las ventajas de la corrección en pantalla son básicamente cuatro: ahorro de tiempo y de dinero, dinamismo en la rutina de producción del medio, inserción garantizada de correcciones y facilidades que aportan los programas de edición. A continuación, se revisarán las desventajas que los „implicados‟ han encontrado en este proceso. 2.2 Desventajas de la corrección en pantalla Para analizar las desventajas de la corrección en pantalla, es indispensable compararla con la corrección en impreso, pues esta última, pese a ser más lenta y más cara, aporta con ventajas que la digital no ofrece, sobre todo en lo que se refiere a la detección de errores. Además, el papel facilita que se siga la „cadena del error‟, que puede perderse al corregir en pantalla. En primer lugar, una desventaja de la corrección en pantalla es que se escapan muchos más errores de los que se deslizan cuando se corrige en papel. Esto se debe, según Araujo, a que “para las generaciones que nacieron a la lectura antes de la PC parecería que ofrece un campo visual más confiable la página impresa (…): el ojo parece más acostumbrado a detectar el desvío de la norma en el papel que sobre la pantalla” (2011). Además, según Alvear, en la pantalla se detectan menos errores por el brillo, el tamaño de la letra y la luz (2011). Es decir, la principal desventaja que se encuentra al leer en pantalla es que se pueden mirar menos errores de los que se encuentran en papel. Larenas indica también que en pantalla no es tan fácil darse cuenta de cuándo dos palabras están unidas y cuándo no (2011). Otra desventaja de la corrección en pantalla, según Robert Zea, editor de Estilo y Corrección de El Universo, es que no se puede tener una visión de la página completa, mientras que en papel se puede “ver de un solo vistazo todas las informaciones de la página y verificar que los titulares no tengan palabras repetidas o que estos tengan total sintaxis y sean comprensibles para el lector” (2011). Esta desventaja se debe a que en la pantalla se corrige nota por nota, es decir, entra una nota a la canasta, indistintamente de la sección o del tema que aborde, y se la corrige sin tener una idea de cómo está distribuida la página o los contenidos que esta tiene. En algunas ocasiones, cuando no es posible hacer una revisión final de la página impresa (por los apuros del cierre o los olvidos de última hora) esta desventaja ha ocasionado que se repitan los contenidos dentro de una misma sección o aun dentro de una misma página. Según Alvear (2011), otro aspecto negativo de la corrección en pantalla es que se pierde tiempo en la verificación de ciertos datos. Esto se debe a que muchas veces, por el vértigo del cierre, los periodistas y editores deslizan errores de contenido que al final deben ser resueltos por los correctores, como nombres mal escritos, fechas erradas, números, etc. Pese a que el programa con el que se trabaja cuenta con un espacio en el que se pueden insertar comentarios para el editor, Alvear indica que no siempre existe la garantía de que este los lea y los asuma. Para evitar que esto suceda, el corrector pierde tiempo al verificar el dato o al contactarse directamente con la persona encargada de la nota. Aparte de todas estas desventajas, quizá la más grave que representa la corrección en pantalla es que se tiende a delegar casi toda (si no toda) la responsabilidad de los errores publicados a los departamentos de Corrección. Esta desventaja ha sido señalada por todos los entrevistados, ya sean editores o correctores. Jurado, por ejemplo, afirma que con el proceso de corrección en pantalla se dio lugar a que el periodista “trasladara muchas de las cargas de responsabilidad en la edición de noticias al área de corrección, y corrección comenzó a asumir los problemas de los errores que no corrigieron en pantalla” (2010). Villavicencio (2011) añade que, pese a que en El Universo son pocos los casos, sucede que los periodistas no leen sus notas después de escribirlas y las envían a corrección para que ahí se enmienden todos los errores. Sobre la desventaja de delegar responsabilidades de los periodistas a los correctores, Larenas indica que es un grave error, pues “el periodista debe ser el responsable de su página, del contenido y de la forma como presenta cualquier materia que se imprime ahí” (2011). En cuanto al corrector, resalta que este “debería ser simplemente una ayuda, como una segunda instancia y nada más que eso, como un apoyo para fijarse si no se pasó ningún error” (Larenas, 2011). Esta delegación de responsabilidades en el corrector ocurre en varios aspectos, sobre todo en cuanto al contenido, pues en algunas ocasiones se envían datos inexactos, con la seguridad de que será el corrector quien los verifique. Según Alvear (2011), aparte del contenido, que es lo más grave, también suelen enviarse cajas que se desconfiguran al insertarse los errores, lo que ocasiona que el corrector deba incluso redactar ciertas partes de las notas para que se ajusten al espacio que requiere la caja. Para Araujo, delegar la responsabilidad es un peligro ligado a la existencia de las áreas de Corrección, por decirlo de alguna manera, pues genera “que los periodistas sean menos escrupulosos en "pulir" su notas; al fin y al cabo, en medio de la prisa, saben que los correctores terminarán por hacer lo que ellos no hicieron” (2011). Sin embargo, destaca que esta no es una tendencia generalizada, pues todo depende de cuán responsables sean los periodistas y los editores, y también del sistema de incentivos que aplique cada medio. Además de la desventaja que implica que los correctores asuman responsabilidades que nos les corresponden, existe el peligro de que se culpe a los departamentos de Corrección de todos los errores que se publican. Esto sucede porque aún es muy incipiente el seguimiento de la „cadena‟ de los errores publicados. Según Alvear, seguir esta cadena era más fácil cuando se corregía en papel, pues existía el respaldo de las correcciones en el impreso (2011). Actualmente, como señala Jurado, esta es una enorme desventaja de la corrección en pantalla, pues la tecnología no nos permite (aún) determinar en mínimos porcentajes qué errores se corrigieron en corrección, qué errores se dejaron de corregir en el departamento y qué errores fueron deslizados en la postcorrección, es decir, en el momento de corregir los errores los editores insertan nuevos errores que nunca son corregidos (2010). Sin embargo, es importante recalcar que en todos los diarios, de una u otra manera, sí se intenta al menos seguir la cadena de los errores y efectuar una adecuada retroalimentación. De este tema se hablará más adelante. La última desventaja de la que se ha hablado, la de delegar responsabilidades en los correctores, conlleva otra desventaja, que podría asumirse como el otro lado de la moneda: el hecho de que los correctores se arroguen responsabilidades que nos les corresponden. En algunas ocasiones sucede que los correctores insertan cambios que están de más y que pueden afectar a los contenidos originales. Araujo afirma que “a veces los correctores rebasan la línea de sus funciones” y, por lo tanto, “hay que insistir que su tarea es vigilar la adecuación de esos textos al Manual de Estilo y no "mejorar" la redacción”, sobre todo en el caso de los artículos de opinión (2011). Sin embargo, esta desventaja se debe también a que los textos no son debidamente revisados antes de llegar a corrección, por lo que el corrector, como primer lector que es, corre el riesgo de interpretar los textos de una manera errada. En este sentido, según Villavicencio, la responsabilidad del corrector es enorme, porque “cada corrección que haga debe ser con la certeza de que no va a cambiar el sentido que el periodista quiera dar a su texto”. En conclusión, las desventajas de la corrección en pantalla, según los entrevistados, se resumen en cinco puntos: menor detección de errores, lectura de páginas incompletas, dificultad en la verificación de datos, delegación de responsabilidades de los periodistas y editores en el corrector, y arrogación, por parte del corrector, de responsabilidades sobre el contenido. 3. El seguimiento de los errores Después de haber analizado cada una de las ventajas y desventajas que implica la corrección en pantalla, es necesario detenernos en cuáles son las medidas que adoptan los diarios analizados para evitar que los errores se publiquen y para determinar las responsabilidades sobre estos. Como ya se comentó, cuando se corregía en papel, se contaba con el respaldo del impreso para descubrir dónde se había originado el error y establecer cuál era la parte del proceso que había fallado. Con la corrección en pantalla se vuelve más difícil vigilar este proceso, pues no existe aún la tecnología apropiada. Sin embargo, cada uno de los medios se da modos para paliar en algo la publicación de los errores o para transparentar ante el lector cuál ha sido la falla. En el caso de El Universo, se creó hace cinco años el cargo de Auditor de Calidad, que desempeña Villavicencio. Ella indica que este cargo “es parecido al del corrector, solo que no se queda en detectar y corregir las fallas sino que va más allá” (2010). La labor de la Auditora de Calidad consiste en corregir de manera personalizada los errores después de la lectura del diario publicado. Es decir, se identifica a los redactores que tienen mayores fallas y los errores recurrentes que estos cometen, una vez identificados se efectúan talleres personalizados de redacción, gramática, ortografía, manual de estilo. Esta medida ha resultado efectiva debido a que es más fácil trabajar sobre los errores detectados y quienes los cometen. Además, como resalta Villavicencio, el equipo de correctores es muy efectivo y trabajan en coordinación con los integrantes de la Auditoría. En el caso de El Comercio, también se han tomado algunas medidas que tienen como objetivo disminuir la incidencia de errores. En primer lugar, según comenta Alvear, en las reuniones de editores de los lunes por la mañana se presentan los errores más recurrentes que se han cometido por sección, para que de esta manera los editores se den cuenta de cuáles son sus fallas y las mejoren. Además, el Departamento de Corrección lee diariamente el periódico publicado para descubrir los errores que se han deslizado e intentar seguirles la pista. Como dato adicional, El Comercio publica diariamente la columna „Nuestros errores‟, cuya intención es la de transparentar ante los lectores los errores que se han cometido y corregirlos, aunque ya hayan sido publicados. En cuanto a Hoy, el Jefe de la Unidad de Supervisión de Estilo presenta informes semanales de los errores cometidos, así como estadísticas de los tipos de fallas. De la misma manera, es el encargado de verificar errores de estilo y de procesos internos. En casos de errores graves, se efectúa una auditoría. En este periódico, como se ya se mencionó, la corrección es optativa. 4. Conclusiones Para terminar esta ponencia, se exponen las conclusiones a las que se han llegado acerca de si resulta óptima para los diarios analizados la corrección en pantalla. En primer lugar, es importante anotar que el continuar con el proceso de corrección en pantalla ya no es una opción para los diarios sino una obligación. Dar el salto a este proceso implica ponerse a tono con la modernidad y, sobre todo, un gran ahorro en tiempo y en dinero para los medios de comunicación. La corrección en pantalla es, por tanto, inevitable. En segundo lugar, el hecho de que la corrección en pantalla sea inevitable no quiere decir que los diarios deberían descuidar la corrección impresa de ciertos contenidos, por ejemplo la página de portada y las versiones finales de cada página. En tercer lugar, es muy importante que a la par que se continúa con el proceso de modernización mediante la corrección en pantalla, dentro de los medios se insista en las responsabilidades y en las tareas que debe tener cada una de las instancias que participa en el proceso de edición y publicación de una nota. Los diarios deben establecer las responsabilidades de los periodistas, los editores y los correctores, con el fin de que ninguno de estos se libere de sus responsabilidades y las delegue en quien no corresponde. Es muy necesario establecer hasta dónde va la responsabilidad de los departamentos de Corrección en la inserción de errores. En cuarto lugar, es indispensable que se establezcan dentro de los medios las „cadenas‟ de los errores, de manera que se refuerce al área que los comete y se puedan evitar las fallas antes de ser publicadas. Por último, hace falta una evaluación escrita y detallada de las ventajas que ha implicado el proceso de corrección en pantalla dentro de los diarios estudiados, con el fin de reforzarlas y conseguir que realmente este proceso contribuya a dar un paso no solo hacia el ahorro sino hacia la calidad en los contenidos. Referencias Alvear, Giovanna. (3 de enero de 2011). Entrevista personal. Alvarado, Mauricio. (19 de enero de 2011). Entrevista por correo electrónico. -----------. (24 de enero de 2011). Entrevista personal. Araujo, Diego. (13 de enero de 2011). Entrevista por correo electrónico. ----------. (24 de enero de 2011). Entrevista personal. Jurado, Marco. (18 de diciembre de 2010). Entrevista personal. Larenas, Fernando. (3 de enero de 2011). Entrevista personal. “Manual de estilo”. (2009). Hoy. Extraído desde http://www.hoy.com.ec/descargas/manualdeestilo.pdf el 24 de enero de 2011. Villavicencio, Piedad. (19 de diciembre de 2010). Entrevista por correo electrónico. -----------. (3 de enero de 2011). Entrevista personal. Zea, Robert. (20 de enero de 2011). Entrevista personal.