Archivos de Medicina del Deporte Volumen VIII. Numero 31 1991 Págs. 261-264 FORMACIÓN CONTINUADA Los soplos cardíacos en Medicina del Deporte Infantil Dra. Blanco Moure, A. *, Dr. Crespo Salgado, J.J., Dr. Corona Virón, P. ** * Especialista en Medicina del Deporte. Consulta de Pediatría del Deporte Departamento de Pediatría. Hospital Saint-Vincent de Paul (París). ** Especialista en Cardiología. Servicio de Rehabilitación Cardiaca. Departamento de Cardiología. Hospital Broussais (París). La valoración de la aptitud cardiovascular al esfuerzo, es un problema corriente en la consulta de Medicina del Deporte infantil. Una evaluación clínica minuciosa - auscultación, TA y ECG realizada en reposo y durante el esfuerzo, es necesaria así como en ocasiones, ciertas exploraciones complementarias. Uno de los problemas más frecuentes es el hallazgo, de las denominadas «anomalías cardíacas menores». Estas merecen ser consideradas como variantes del examen cardiológico del niño normal, quizás puestas de manifiesto por la actividad deportiva. Aunque su interpretación no reviste apenas dificultad, en ocasiones plantean un diagnóstico dudoso, siendo indispensable recurrir a exploraciones complementarias (fundamentalmente la ecocardiografía con o sin Doppler), para confirmar su benignidad. Dentro de las «anomalías menores» que se pueden presentar en la consulta médico-deportiva infantil, el soplo cardíaco inocente es la más habitualmente encontrada. LA AUSCULTACIÓN Deberá realizarse en condiciones óptimas, y practicarse en todos los focos, en decúbito dorsal, en decúbito lateral izquierdo y en posición sentada. Es fundamental asociar a la misma, la realización de maniobras de inspiración, espiración y de Valsalva. De forma sistemática se auscultarán los grandes vasos, particularmente las arterias del cuello, así como la región axilar y dorsal. El descubrimiento de un soplo en un niño deportista, ya se trate de un debutante o de un deportista confirmado, es muy frecuente. La principal cuestión planteada al médico del deporte concierne a su naturaleza. No siempre es fácil hacer la diferencia entre soplo sin organicidad, que autoriza la práctica deportiva a cualquier nivel, y soplo, «a priori» ligado a una cardiopatía, que puede imponer algún tipo de restricción. En ocasiones es necesaria la ayuda de exploraciones complementarias, fundamentalmente la Ecocardiografía con o sin Doppler. Es imprescindible, en este tipo de consulta, establecer un diagnóstico preciso, ya que en ella se valora la aptitud al deporte, muchas veces con vistas a la competición. En cualquier caso, aunque el uso del fonendoscopio no resume toda la exploración cardiológica, algunas cardiopatías pueden ser identificadas sólo por auscultación. En líneas generales, los soplos inocentes nunca se asocian a cardiopatía orgánica de base, y su frecuencia oscila entre el 60-70% de los niños y adolescentes sanos. Son siempre sistólicos, aunque nunca cubren todo el período de la sístole. La intensidad es normalmente débil o en todo caso moderada, no siendo nunca superior a 3/6. El timbre no es rudo, sino suave e incluso a veces musical. Se presentan en un área localizada, con una muy débil irradiación. Nunca encontramos frémito, y cuando son seguidos de un desdoblamiento intermitente del segundo ruido, éste desaparece en espiración profunda. Se atenúan o desaparecen con la maniobra de Valsalva. Las modificaciones de la intensidad de estos soplos según la posición del niño, así como sus variaciones con la respiración, son características frecuentes, pero no constantes. Estos soplos tienden a desaparecer con la edad, excepto en ciertos deportistas con un gran «volumen» e intensidad de entrenamiento, en los cuales pueden persistir hasta los cuarenta años. Ciertas anomalías morfológicas frecuentes favorecen la aparición de este tipo de soplos. Tal es el caso del «pectus excavatum», la espalda recta y la escoliosis. De igual modo, ciertos procesos patológicos (anemia, fiebre...) pueden inducir a error aumentando la intensidad de estos soplos. En contraposición a los soplos inocentes, en los soplos orgánicos (0,5% de los niños en edad escolar) es difícil encontrar unas características comunes que permitan definirlos. Se trata de soplos que pueden ser diastólicos o sistólicos, de intensidad variable (a menudo superior a 3/6) y a veces, con frémito asociado. Son rudos, ásperos, y en ocasiones suaves. La irradiación basal, axilar y a los vasos del cuello es casi constante, y predomina en una localización en función del foco de origen. Dependiendo de éste, el aumento o la disminución de la intensidad del soplo será diferente en el transcurso del ciclo respiratorio y con las diferentes posiciones adoptadas. Los soplos originados en el corazón derecho aumentan en inspiración y los del corazón izquierdo se exageran en espiración. Siempre se atenúan con la maniobra de Valsalva, con la excepción del soplo sistólico de la miocardiopatía obstructiva (MCO) y del prolapso mitral, siendo éstos los únicos soplos que aumentan en intensidad. SOPLOS SISTÓLICOS Se trata, en su mayoría, de soplos inocentes y de diagnóstico generalmente fácil. Sin embargo, ciertos soplos orgánicos, en especial los de las cardiopatías congénitas, son también sistólicos y es imprescindible establecer con respecto a ellos un diagnóstico diferencial. Hay que tener en cuenta que una buena tolerancia al esfuerzo no es sinónimo de corazón sano ya que, en ocasiones, es sorprendente descubrir una estenosis aórtica o pulmonar, una comunicación interauricular o una miocardiopatía obstructiva, en un joven con varios años de práctica deportiva. • El soplo musical endapexiano o «soplo de Still» es el más frecuente de los soplos inocentes, especialmente en el niño en edad escolar. Su etiología y sus mecanismos de producción siguen siendo, hoy en día, desconocidos. Habitualmente localizado en el borde esternal izquierdo (3-4º espacio intercostal) y, a veces, en el ápex, es de carácter proto o mesosistólico. Su baja intensidad y, en general, su disminución con la posición sentada, bipedestación y la maniobra de Valsalva, lo hacen fácilmente reconocible. Esto unido a la ausencia de irradiación hacen innecesario el recurrir a exploraciones complementarias para confirmar su benignidad. No obstante, cuando es intenso o se localiza preferentemente en el ápex, deberá establecerse un diagnóstico diferencial con: la pequeña comunicación interventricular muscular (enfermedad de Roger), la insuficiencia mitral ligera, la miocardiopatía obstructiva debutante y el prolapso mitral. A pesar de ello, el conocimiento de las características propias de los soplos de estas cardiopatías (soplo pansistólico áspero en la CIV; soplo telesistólico musical, asociado o no, a un clic mesosistólico en el prolapso mitral...) evita la confusión en un gran porcentaje de casos. • El soplo de eyección infundíbulo-pulmonar o «soplo de Tripier» es un soplo protosistólico, y su frecuencia se sitúa entre el 35 y el 40% de los soplos inocentes. Se ausculta en el foco pulmonar o a lo largo del borde esternal izquierdo, con una discreta irradiación en sentido vertical. Su mecanismo de producción está en relación con el paso de la sangre a través de un infundíbulo pulmonar, de unas válvulas pulmonares o de un origen de las arterias pulmonares, fisiológicamente estenosados. En la auscultación encontramos un soplo suave, corto, con un timbre poco vibratorio, y que empieza inmediatamente después del primer ruido. Sus características (intensidad, timbre, duración) varían con las fases respiratorias, cambios de posición y maniobra de Valsalva, siendo típicas de la naturaleza benigna de los soplos inocentes. Es más frecuente y más intenso en los adolescentes que presentan una gran elasticidad arterial, y en los niños con un morfotipo longilíneo cuyo diámetro antero-posterior está poco desarrollado. Por su frecuente aparición en deportistas, algunos autores lo denominan «soplo infundíbulo-pulmonar del deportista». El soplo de eyección infundíbulo-pulmonar que, en general, no presenta problemas diagnósticos, puede inducir a error cuando coexiste con un desdoblamiento fijo del segundo ruido y un bloqueo incompleto de rama derecha. En estos casos es imprescindible descartar una estenosis pulmonar ligera o una pequeña comunicación interauricular. La radiología es muy orientativa, pero es conveniente establecer un diagnóstico certero solicitando un ecocardiograma-Doppler. • Los soplos eyeccionales aórticos benignos son de una interpretación más difícil, y en este caso, el diagnóstico de miocardiopatía obstructiva (MCO) debe ser absolutamente eliminado. Son soplos que localizados en la región endoapexiana, suben hacia el tercer espacio intercostal izquierdo y, cruzando el esternón, irradian hasta el foco aórtico, sin llegar a los vasos del cuello. Son de timbre suave y aumentan al mismo tiempo que el débito cardíaco. Disminuyen con la maniobra de Valsalva, y se encuentran más fácilmente en los atletas de «endurance» o en los sujetos con aptitudes para ella. Por esta razón, se observan con frecuencia en los niños de 8 a 12 años, robustos, genéticamente dotados para este tipo de ejercicio y que, a veces, poseen en la radiología dimensiones cardíacas superiores a las normales. La diferencia con la MCO es imperativa, y aunque la auscultación orienta el diagnóstico de benignidad (por su timbre suave y la disminución con la maniobra de Valsalva), de igual modo que el electrocardiograma (ausencia de ondas Q patológicas, de ondas T negativas en precordiales y de anomalías del segmento ST), deberá solicitarse siempre un estudio ecocardiográfico. En la MCO, la práctica deportiva es siempre peligrosa. El riesgo de muerte súbita, a pesar de hallarse en tratamiento o incluso habiendo sido operada, no puede descartarse. Otra cardiopatía que puede prestarse a confusión con un soplo benigno, del tipo eyeccional aórtico, es la estenosis aórtica discreta originada por una válvula bicúspide. Esta confusión es más frecuente cuando: el soplo se localiza preferentemente en el foco aórtico, es breve, rudo e irradia débilmente hacia los vasos del cuello. La interpretación es siempre delicada y justifica la petición de un ecocardiograma-Doppler. Si la válvula aórtica es bicúspide, y se demuestra la estenosis, el deporte de competición deberá ser desautorizado, permitiendo la práctica de deportes, fuera de competición, de forma moderada. • El soplo venoso del cuello es un soplo inocente, que se puede auscultar en la región supra e infraclavicular, sobre todo derecha, yen la base del cuello. Está presente en muchos niños normales, particularmente cuando son examinados en posición ortostática. Es suave, su intensidad disminuye en sedestación y desaparece generalmente en decúbito. Aumenta con la inspiración profunda y al girar la cabeza hacia el lado contrario al explorado. Disminuye con la abducción del hombro y con la maniobra de Valsalva. Este soplo es debido a un retorno venoso turbulento a través de las venas yugulares, y es el único soplo inocente que es sístolo - diastólico. Debe diferenciarse del soplo continuo originado por una posible permeabilidad del conducto arterioso, pero en general, no suelen presentar problemas de identificación, ya que están bien localizados y desaparecen con la compresión de las venas del cuello. • El soplo carotídeo inocente puede oírse en muchos niños, en la región supraclavicular y en las carótidas. Este soplo es protosistólico, suave, de corta duración, y con una irradiación débil hacia el foco aórtico. Esta característica permite diferenciarlo del soplo de la estenosis aórtica que, al contrario, es más intenso en el foco aórtico e irradia habitualmente hacia el cuello. Su origen está en relación con las turbulencias de la sangre en las arterias del cuello. El diagnóstico diferencial se hará también con la coartación aórtica aislada, que es la cardiopatía congénita cuyo soplo puede pasar por inocente con mayor frecuencia. De tal modo, que si el ECG es normal, el soplo es poco intenso, y las variaciones del pulso y de la tensión arterial son poco características, la coartación puede pasar desapercibida. En este caso, la presencia de una hiperpulsatilidad de la aorta y de los vasos del cuello, asociada a un soplo dorsal interescapulovertebral, permitirá fácilmente el diagnóstico. Por último, la existencia de un soplo cardiorespiratorio inocente o «soplo sistólico de Potain», presente en algunos niños, es cada vez más discutida. Este soplo sufre modificaciones importantes con el ciclo respiratorio, es superficial y preferentemente de localización endoapexiana. Su origen, muy discutido, podría ser la compresión del pulmón, entre el corazón y la pared torácica anterior. SOPLOS DIASTOLICOS La presencia de un soplo diastólico es considerada siempre como patológica. El tipo de cardiopatía orgánica que lo origina (estenosis mitral, insuficiencia aórtica,...) deberá ser estudiada en consulta especializada. No obstante, existen soplos diastólicos llamados «funcionales», secundarios a un hiperflujo o a un aumento de la velocidad de la sangre (estados hiperquinéticos) a través de unas válvulas cardíacas normales. Estos soplos hiperquinéticos, totalmente benignos, se observan algunas veces en deportistas muy jóvenes. Generalmente, son soplos de baja frecuencia, con un carácter retumbante y áspero. A pesar de ser funcionales, su aparición en la diástole justifica siempre la realización de exploraciones complementarias, fundamentalmente el ecocardiograma-Doppler. CONCLUSIÓN Aunque el soplo es, por definición, el signo cardinal de afección valvular, en el niño y en el adolescente aparecen con frecuencia soplos inocentes, totalmente benignos y sin ninguna trascerldencia clínica. Estos soplos constituyen la mayor parte de los soplos sistólicos. Son fácilmente reconocibles, y solamente en los casos dudosos se solicitarán exámenes complementarios (fundamentalmente el ecocardiograma). Los soplos diastólicos pueden ser orgánicos o funcionales, pero nunca inocentes. Su descubrimiento incitará siempre a considerar una patología orgánica, siendo imprescindible la realización de exámenes complementarios, preferiblemente en medio cardiológico. BILIOGRAFIA 1. BADA, J.L.: «Semiología cardiovascu1ar». Pág. 69-122. Laboratorios Andreu, Barcelona, 1980. 2. BOGGIO, V., GILLY, R., MANDEL, C., PENNECOT, G., PERNOT, C.: «L'exarnen d'aptitude aux sports chez l'enfant et l'adolescent», pág. 10-13. Societé Française de Pediatrie, París, 1985. 3. 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