DECADENCIA DE LA INSTITUCIÓN (1916-1942) Como se ven los cadetes se integraban a la Armada Chilena, bajo sus leyes y ordenanzas, como si se tratara de un curso de cadetes de último año de la Escuela Naval Chilena en periodo de embarque. En el mes de junio del 38 se desarrolla toda clase de prácticas y zafarranchos reales. A bordo de los destructores “Linch”, “Condell” y del Submarino “Simpson” se hace cálculos de navegación, ejercicios de artillería, prácticas de tiro real también con blancos reales, lanzamiento de torpedos y cargas de profundidad, colocación de minas, navegación de minas, submarina diurnas y nocturnas; dicho en otras palabras es el mes de los exámenes finales del tercer curso de la Escuela Naval. Fotografía captada el 9 de agosto de 1938, con motivo de la ceremonia de juramento a la bandera de los flamantes alféreces de fragata. Constan además los altos jefes y oficiales de la plaza de Guayaquil. Foto tomada del libro Escuela Superior Naval Comandante Rafael Morán Valverde: sus principales momentos (Inhima). El reacondicionamiento del “Presidente Alfaro” avanza rápidamente se lo ve transformado ya en un verdadero Buque Escuela, ya falta muy poco y a su terminación empezará el retorno a Guayaquil. La estadía en Chile ha sido altamente provechosa en todo sentido para los cadetes, oficiales y tripulantes ecuatorianos, pues, además de todos los conocimientos técnicos adquiridos, calaron muy hondo en sus mentes, los grandes valores morales que debe tener el “Caballero del Mar”; la sólida preparación profesional del oficial de Marina; fue un continuo crecimiento de virtudes humanas: el entrañable compañerismo, la lealtad a toda prueba, la sinceridad, la responsabilidad y eficiencia en el trabajo, el espíritu de cuerpo y, como motivación común, el inmenso amor a la Armada y el orgullo de pertenecer a ella. Es un justo motivo de gratitud el consignar aquí que la Armada chilena colaboró de una manera decidida, afectuosa y eficaz para mejorar y ampliar los conocimientos del personal del “Presidente Alfaro”, pues oficiales y tripulantes se embarcaron en diferentes buques de la Armada chilena donde fueron sometidos a cursos intensivos y a prácticas de todas las especialidades de la guerra naval. Al llegar a Guayaquil se conoce la primera noticia agradable, en enero del 38 se había llamado a un nuevo grupo de jóvenes para formar el primer curso de la Escuela Naval, ingresan 25 cadetes. La Escuela logra así completar los tres cursos, tal como se había planificado en 1936 y cuenta ya con 71 cadetes, lo que constituye una gran satisfacción para todo el personal de la Armada. 205