“Caballería Ligera” de ayer, Equipo Itinerante de hoy?! Arizete Miranda Dinelly CSA, Vanildo Pereira SJ y Fernando López SJ Nuestra pequeña historia se desarrolla en la amazonía Brasileña. Comienza con el nacimiento del Distrito de los Jesuitas de la Amazonía (DIA, Mayo/1995), que se creó a partir de la provincia de los Jesuitas de Bahía y se nombró al P. Claudio Perani SJ como primer superior. La superficie total del DIA es de aproximadamente 3.100.000 Km2 (¡6 veces la superficie de España!). Integra los Estados más al norte de Brasil: Roraima, Amazonas, Acre, Pará y Amapá. Una inmensa región en el corazón de la amazonía con unos 8,5 millones de habitantes pertenecientes a una diversidad muy grande de pueblos indígenas (más de 100), inmigrantes de distintos estados y “caboclos” fruto del mestizaje y que representan la población mayoritaria de la región. Frente a esta realidad desafiante, nació el “Proyecto de Itinerancia” en el primer encuentro del DIA (Junio/1996). El fundamento de la experiencia está en la propia persona de Jesús, en su modo itinerante (de aldea en aldea) de vivir y anunciar la Buena Noticia del Reino y su Justicia. También nos inspiró la vida de los primeros Jesuitas, como discurrían por el mundo como “caballería ligera”, al servicio de la Iglesia y de la Vida Abundante propuesta por el Evangelio. En particular, para nosotros fue muy importante conocer la gran movilidad que tenían los primeros Compañeros que llegaron a esta región amazónica en el s. XVII (antigua provincia del “Gran Pará”). Incansablemente recorrían, en pequeñas embarcaciones de vela y a remo, las aldeas y poblados indígenas extendidos a lo largo de la inmensa red fluvial del río Amazonas y sus afluentes; subían y bajaban el Amazonas, desde el Atlántico hasta el Perú. Si hoy, con todos los medios que se tienen, es difícil llegar a muchas regiones y aldeas (se necesitan buenos guías y se tarda varias semanas de viaje), ¡qué no sería en aquella época! En nuestros viajes, cuando rezamos y recordamos a aquellos primeros misioneros, sentimos una profunda admiración y a ellos nos encomendamos. Mucho ayudó a concretar el Proyecto de Itinerancia las demandas de formación que varios obispos e instituciones presentaron... De ahí surgió la pregunta, ¿por qué no colocarnos al servicio de las comunidades, organizaciones e instituciones, con una estructura bien leve y móvil? Y la intuición fundamental se concretizo: “¡Apoyar las iniciativas de los otros!”. En los primeros momentos, el impulso, coraje y libertad de espíritu del P. Claudio fue fundamental. Teniendo apenas unos 20 jesuitas para todo el DIA, liberó tres para el Equipo Itinerante y nos dijo: “Dedíquense a andar 1 por la amazonía. Visiten las comunidades, las iglesias locales, las organizaciones. Observen todo cuidadosamente y escuchen atentamente lo que el pueblo dice: sus demandas y esperanzas, sus problemas y soluciones, sus utopías y sueños. Participen de la vida cotidiana del pueblo. Observen y registren todo. Anoten lo que el pueblo dice, sus propias palabras. No se preocupen con los resultados. El Espíritu irá mostrando el camino”. Y abriendo el mapa de la amazonía correspondiente al DIA, con una gran sonrisa concluyó: “¡Comiencen por donde puedan!” El primer Equipo Itinerante fue constituido por el P. Albano Ternus SJ y el P. Paulo Sérgio Vaillant SJ (Enero/1998). Inician el trabajo en las áreas de invasión de las periferias de Manaus (capital del Estado de Amazonas) y con las pequeñas comunidades ribereñas asentadas en las márgenes de los ríos. Luego se sumaron el P. Fernando López SJ y la Ha. Arizete Miranda Dinelly CSA (Nuestra Señora, Conegas de San Agustín), para trabajar junto a las comunidades indígenas y en articulación con el Consejo Indigensita Misionero (CIMI). Durante los dos primeros años del proyecto (1998-1999), cada uno de los miembros vivía en su comunidad y se unían para el trabajo en el Equipo. Después, al final de 1999 e inicio de 2000, llegaron nuevas fuerzas: el P. Paco Almenar SJ, el laico Tadeu Morais, la Ha. Odila Gaviraghi FSCJ (Filha do Sagrado Coração de Jesus) y la laica Claudia Pereira enviada por el Proyecto Misionero del Regional Sur 3 de la Conferencia de los Obispos del Brasil. Juntos discernimos y decidimos crear la Comunidad Itinerante como un espacio para compartir nuestra fe, vida y misión itinerante. Juntos salimos a buscar donde vivir. Procuramos por los barrios pobres de palafitos, donde viven el 10% de la población de Manaus. Encontramos tres palafitos juntas que a todos agradó. Enseguida nos trasladamos a vivir en ellas (Febrero/2000). En uno de los palafitos se instalaron los hombres, en otro las mujeres y en el tercero se colocó la cocina y la capilla. Nuestros vecinos, personas pobres llegadas del interior, nos acogieron como familia. Con ellos aprendemos cada día muchas cosas, especialmente a cultivar la esperanza y la alegría de vivir, a pesar de todas las dificultades del día a día. A lo largo de estos años, varias personas (laicas/os y religiosas/os) han hecho experiencia con el equipo y la comunidad itinerante. Tenemos la experiencia de la Ha. Rosalina Alves MJC (Misioneras de Jesús Crucificado) y la Ha. Fátima Barbosa CSA que viven en sus comunidades y hacen parte del Equipo Itinerante (no de la Comunidad). Otra experiencia que está siendo muy rica es la participación de religiosos/as en formación. 2 Primero fue un diácono franciscano, Fr. Evandro que pasó unos seis meses con el Equipo antes de ordenarse. Después fue la Ha. Zenaide FSCJ, juniora, que estuvo haciendo seis meses de práctica pastoral antes de realizar su último año de teologia. Actualmente están haciendo una experiencia de dos años dos maestrillos jesuitas, Hugo Lorenzo (Paraguay) y Vanildo Pereira (Nordeste Brasileño). Un paso muy importante fue dado en octubre de 2002, cuando tuvimos la primera reunión del Equipo Itinerante con todas las Instituciones y Congregaciones que participan del proyecto (4 actualmente). A partir de aquel encuentro el Proyecto del Equipo Itinerante fue asumido interinstitucionalmente, constituyéndose así en “un espacio interinstitucional de servicios”, donde cada institución que participa se responsabiliza de las personas que envía. (Sugiero colocar foto 1er. encuentro interinstitucional, oct/2002, del CD entregado por P. Cardó sj) A lo largo del camino recorrido en estos cinco años, definimos mejor los objetivos del Proyecto. Nuestro objetivo general es despertar, incentivar y apoyar los proyectos de los otros, las iniciativas locales existentes entre los ribereños, marginados urbanos e indígenas, para que ellos sean sujetos de su liberación e historia, verdaderos hijos de Dios. Nuestro deseo más profundo es hacernos presentes en las regiones más abandonadas de la amazonía, en los ambientes más agresivos, injustos y opresores, donde la vida está más amenazada, las culturas des-respetadas y los derechos humanos ignorados, “donde nadie quiere estar, con quien nadie quiere estar y como nadie quiere estar!”. De modo más específico, procuramos conocer la vida concreta de las personas, aprender de ellas la manera de servirlas mejor, contribuir con asesorías específicas, ayudar en la formación de las comunidades y de los agentes multiplicadores de las iglesias, pastorales sociales, movimientos populares, organizaciones sociales e indígenas. Queremos facilitar el intercambio entre las diversas y ricas experiencias existentes, procurando tejer redes de solidaridad entre ellas. Poco a poco, identificamos mejor los sujetos del Proyecto. Nos preguntamos: ¿Quiénes son los más marginados y excluidos en la Amazonía? Y emergieron los rostros concretos de los marginados urbanos, ribereños e indígenas. Los marginados urbanos que acompañamos viven en las áreas de invasión de la ciudad de Manaus. Son familias que llegan para probar suerte en la “gran ciudad” y buscar mejores condiciones de vida. Vienen del interior de la amazonía, de comunidades ribereñas o aldeas indígenas, también de otras regiones y Estados del Brasil. Es interesante saber que Manaus tiene más de 1,5 millones de personas (60% de la población del Estado). Es la 3 capital brasilera donde la riqueza y la renta están más concentradas en las manos de unos pocos. El 95% de la renta estadual está en la llamada “Zona Franca” (polo industrial). La población de Manaus crece vertiginosamente (12% anual) de forma desordenada. Son continuas las “invasiones” de tierra por parte de los sectores más empobrecidos, que llegan desesperados del interior de la región, huyendo del abandono total del Estado en materia de servicios públicas (educación, salud, producción, trabajo, etc.). Miles de personas se instalan en los márgenes de la ciudad (a horas del centro); derrumban la selva y clavan sus barracones en la tierra, sin ningún tipo de ayuda ni de servicios básicos. El desempleo y la violencia son muy altos. El hambre hace parte del cotidiano. La pregunta que nos viene repetidas veces es: ¿Cómo estas familias se sustentan? Pues la inmensa mayoría está sin empleo y con muchos niños... Y nos admiramos al ver que a pesar de todo, lo que nunca falta es una sonrisa en el rostro de esas personas, particularmente de los niños que juegan alegres como si nada estuviese errado en toda aquella realidad. Y como nos decía un señor: “Aquí, cada familia es una historia, una situación, una bendición y una tragedia... Muchas parejas sobreviven unidos, entre peleas, bromas sobre la propia situación y con todo, queriéndose bien... Una mezcla increíble. ¡Un deseo de vivir impresionante, eso es lo que no falta!” Los ribereños son fruto del encuentro de varios pueblos: emigrantes del nordeste y de otros Estados del país, que vinieron para la Amazonía en el s. XIX, durante el “ciclo del caucho”, y formaron familia con indígenas de distintas etnias de la región, dando origen a la “cultura cabocla”. Los ribereños son habitantes y trabajadores de las riberas de los ríos y lagos. Viven en pequeños poblados o en casas aisladas, en palafitos o en casas flotantes. Fundamentalmente se dedican a la pesca y plantan en las márgenes de los ríos (várzea) durante el tiempo de seca (6 meses). Acostumbran a trasladarse para “tierra firme”, interior de la selva, durante el tiempo de inundación (6 meses), dedicándose a la recolección y venta de distintos productos silvestres (extrativismo). La alimentación básica es la harina de mandioca y el pescado. Hoy, los ribereños son la población más “desorganizada” y desasistida de la región amazónica. “Aquí somos abandonados hasta en los tiempos de política. Uno u otro viene por aquí, e cuando vienen, es para prometer todo lo que precisamos: escuelas, puestos de salud, transportes, luz, etc. Todo queda en promesas... Se inicia el año y se acaba el año; los años van pasando y la vida continua igual o peor.” - nos decía un viejo ribereño cansado de las falsas promesas de 4 los políticos. Los ribereños están en un proceso de afirmación de su identidad como realidad social diferenciada. Los indígenas son los dueños y habitantes ancestrales y originarios de la selva amazónica, con lenguas y culturas milenarias. De 5 millones que eran en el año 1500, cuando llegaron los portugueses, pasaron a ser apenas unos 200 mil durante la dictadura militar (1975). El proyecto militar proponía integrar y acabar con todos los indígenas para el año 2000. Sin embargo, los pueblos indígenas lucharon, resistieron y se multiplicaron... Actualmente, los indígenas del Brasil son unos 734 mil, organizados en 240 pueblos que hablan unas 180 lenguas diferentes. De esa población, el 51% vive en la amazonía; el 70% vive en las aldeas y el 30% en las ciudades. Todavía existen unos 40 pequeños grupos sin contacto con occidente. Además, en la actualidad, hay un fuerte proceso de “resurgimiento” de pueblos indígenas que vivían camuflados como “blancos” para poder sobrevivir. Entre los desafíos principales que los pueblos indígenas enfrentan hoy podemos citar: demarcación y protección de sus tierras; militarización de las áreas; invasión de las empresas mineras, madereras y de biodiversidad (biopiratería); respeto a sus derechos diferenciados en materia de educación, salud, organización socioeconómica, creencias, valores culturales y religiosos, etc. “Ustedes, los blancos, dicen que nosotros no somos civilizados... Cuando yo visite la ciudad de ustedes, vi sus ancianos durmiendo en las calles y muchas personas blancas comiendo de lo que otros blancos tiraban en los basureros, vi niños abandonados por sus familias viviendo debajo de los puentes... Eso no ocurre en nuestras aldeas. Si eso es civilización, ¡nosotros no queremos ser civilizados!”- nos decía un líder anciano Pataxo. Y la verdad es que, a partir de nuestra convivencia con varios pueblos indígenas, creemos profundamente que el saber milenario, valores culturales y espirituales de estos pueblos son un valiosísimo tesoro para la humanidad. Son semillas de solución para muchos de los graves problemas que vivimos hoy en occidente. La intuición que tenemos como Equipo es que aquí, en la amazonía, hay profundas interrelaciones entre esos tres sujetos históricos. De hecho podemos observar que muchos marginados urbanos fueron ribereños o son indígenas que salieron de sus aldeas. Por eso el Equipo Itinerante está constituido de tres sub-equipos, uno por cada sujeto histórico. Juntos intentamos estudiar, comprender y profundizar esas tres realidades para responder mejor a ellas. 5 Entre los viajes, y de forma más sistemática tres veces al año, todos los miembros del Proyecto Itinerante nos encontramos unos 10 días para descansar, evaluar, estudiar, programar, rezar y compartir nuestra misión y nuestra vida comunitaria. Fue en esos encuentros que definimos mejor algunos trazos de nuestra metodología: “Ir al lado del pueblo, ni detrás, ni adelante; al ritmo de la canoa, siendo la praxis y la teoría los dos remos necesarios para avanzar; “desenpoderarnos”, disminuir para que ellos crezcan; reciprocidad e interdependencia; escucha y diálogo; inserción e inculturación; registrar, sistematizar y devolver la experiencia, cruzar experiencias y tejer redes...” Poco a poco sentimos también la necesidad de explicitar algunos rasgos de la “espiritualidad itinerante” que vivimos: “Itinerar, interna y geográficamente, dejándonos conducir por la brisa del Espíritu de Dios, discerniendo su Voluntad, en el cotidiano de la vida de los pobres, diferentes y excluidos”. Una espiritualidad que supone “salir de sí para bajar al encuentro y al servicio de los otros, movilidad y levaza, complementariedad y corresponsabilidad, inculturación, diálogo intercultural e interreligioso, amistad, solidaridad y fraternidad, buen humor para reírse de las limitaciones propias y de los otros”. Nuestro Proyecto Itinerante está abierto a laicas y laicos, religiosas y religiosos de distintas congregaciones, presbíteros y otras personas que quieran sumar fuerzas con los marginados urbanos, ribereños e indígenas de esta inmensa amazonía. Como perspectiva del Proyecto, pensamos ir regionalizando pequeñas “células itinerantes” en las fronteras. En concreto, para 2004, estamos discerniendo abrir una Comunidad y Equipo Itinerante en el Alto Río Solimões, en la frontera entre Brasil, Colombia y Perú, con base en una de las ciudades fronterizas (Tabatinga, Leticia o Santa Rosa), para servir y apoyar las iglesias, organizaciones y comunidades urbanas, ribereñas e indígenas de la región, para intercambiar experiencias, tejer redes de solidaridad y “romper las fronteras”. Como nos decía un amigo teólogo, P. Paulo Suess: “La Iglesia nació como la Iglesia de los caminos, que aquí, en la Amazonía, debe ser la Iglesia de los ríos” ¡Vengan, vamos a itinerar y “remar” con los pueblos de la amazonía! Rua Luiz de Freitas, 113 São Jorge CEP: 69033-540, Manaus, AM Brasil Telefone/Fax: 92-625.2899 Equipo Itinerante: itiner@argo.com.br 6