la nueva generación perdida

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SOCIEDAD
hikikimori
la nueva generación perdida
El Hikikomori es un trastorno afectivo y
psicológico que sufre 1 de cada 10 jóvenes
japoneses. Consiste en un aislamiento
voluntario total o parcial en una de las
habitaciones de su casa y puede durar años.
A estos jóvenes que deciden
aislarse de la sociedad se
los conoce como “generación perdida”, una generación que tiene pánico al
fracaso debido a un déficit
emocional y que ya alcanza la alarmante cifra de
1.200.000 japoneses.
¿Qué son los Hikikimori?
Los Hikikomori son jóvenes japoneses que deciden encerrarse en
su habitación o en alguna parte de
la casa para permanecer aislados.
Se han dado casos en que la familia ha tenido que construir otra
cocina porque su hijo se ha aislado en ella. Así, pierden el contacto
con las personas del exterior e incluso con su propia familia. Este
encierro voluntario, que suele darse paulatinamente, puede llegar a
alargarse durante meses o años.
En el trastorno se observan diferentes perfiles: los que salen por
las noches pero sin contactar con
nadie, los que amenazan con suicidarse o se ponen violentos si se
les presiona con salir, y los que
sólo mantienen el contacto con la
familia. Además, los Hikikimori pueden padecer a la vez otros
trastornos como la agorafobia
(miedo a los espacios abiertos) o
la depresión.
?
¿Qué les empuja a encerrarse
La presión que ejerce sobre los jóvenes la sociedad
nipona es muy fuerte, incluso opresiva. El progreso
del país recae sobre sus hombros y por ello se les
exige un altísimo rendimiento académico. Muchos
jóvenes no pueden soportar esta presión y no encuentran una vía de escape ya que el tiempo dedicado a
la tecnología ha ido ganando terreno a las relaciones
personales. El fracaso no es admisible, de aquí que un
Hikikomori reaccione aislándose socialmente para
evitar toda la presión exterior, perdiendo así su identidad como ser social.
Es habitual que los Hikikimoris inicien su encierro tras suspender un examen importante o debido
a una decepción amorosa. En su habitación, donde
se sienten protegidos, los jóvenes disponen de todo
lo que necesitan para no tener que salir (televisión,
videojuegos,…). Las resignadas familias optan por
pasarles comida esperando que se acabe la pesadilla.
Muchas veces, incluso, desisten de intentar mantener
conversación con los muchachos porque pueden llegar a ponerse muy violentos y temen que sus hijos
pongan en peligro su vida.
¿Por qué los padres lo permiten?
Carmen Montilla
!
Fotografia: Fabel Nard
En Japón, tener un hijo con este trastorno es una vergüenza, lo que provoca que muchas familias lo vivan
en silencio y tarden mucho tiempo
en proporcionar a su hijo ayuda psicológica. Por desgracia, son pocas
las familias que acuden a las clínicas especializadas, ya que temen la
deshonra que supone hacer público
el problema de sus hijos. Además, la
educación en Japón corre a cargo de
la madre, por lo que los padres suelen desentenderse del problema.
Eureka!
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