CHARLES WRIGHT MILLS Y “LA ÉLITE DEL PODER”1 -Algunas consideracionesArnoldo Moreno Pérez2 “La experiencia demuestra que los hombres y las palabras son incapaces de gobernar los acontecimientos.” Noel Clarasó. Algunos aspectos a considerar: 1. Charles Wright Mills lleva adelante un estudio más concreto de las clases altas, al centrarse en un solo país, los Estados Unidos de América. En su análisis ocupa un lugar central las posiciones que los individuos tienen dentro de las instituciones. Entiende a éstas como “organizaciones de roles que implican una diferenciación de funciones para el logro de determinados fines.” El "rol" es la unidad de comportamiento ejercida regularmente, que permite al actor orientarlo en función del de los otros. Por lo tanto, el hombre debe ser entendido como un conjunto de roles y la estructura social, como un conjunto de instituciones. 1 Para estas notas, se tomó como base: Mills, Charles Wright. “La élite del poder.” México: FCE, 1957. Traducción de Florentino M. Torner y Ernestina de Champourcín. Tratamos de caminar sobre hombros de gigantes, apoyándonos en la experiencia de profesionales de la talla de Rosendo Bolívar Meza y Luis E. Blacha. 2 Estudiante de la licenciatura en Ciencias de la Comunicación de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM. Colaborador en varios medios digitales, en temas relativos a la seguridad de los sistemas de cómputo, lo cual puede constatarse en http://antivirussecuritynumber1.blogspot.com 2 Las instituciones son importantes por ser medios para el poder, que permiten a los hombres realizar los acontecimientos históricos. Gracias a ellas, una minoría puede imponer sus proyectos a los hombres corrientes. Los poderosos son quienes realizan su voluntad a pesar de la resistencia de otros y, en consecuencia, “nadie puede ser verdaderamente poderoso sino tiene acceso al mando de las grandes instituciones”. Wright Mills clasifica las instituciones de acuerdo a las funciones que cumplen y las ordena basándose en dos ideas: los "órdenes" y las "esferas". Hay cinco “órdenes” (el político, el económico, el militar, el parental y el religioso) y cuatro "esferas" (la tecnológica, la simbólica, la de status y la educativa). Son de primordial importancia tres ordenes: 2el político, donde se encuentran "las instituciones mediante las cuales los hombres adquieren, manejan e influyen en la distribución de poder y autoridad dentro de las estructuras sociales”; el económico con las instituciones “mediante las cuales los hombres organizan la mano de obra, los recursos y los medios técnicos en orden a la producción y distribución de los bienes y servicios”; y el militar con sus instituciones “mediante las cuales los hombres organizan la violencia legítima y supervisan su uso.” Cuando esos “órdenes” se centralizan y amplían, se racionalizan, aumentan las consecuencias de sus actividades y su relación mutua, porque las consecuencias tomadas en un ámbito influyen en los otros. Este triángulo de poder es "la fuente del directorio entrelazado que tanta importancia tiene para la estructura histórica del presente". Las “esferas”, por su parte, "traspasan todos los órdenes" centrándose Wright Mills en la estratificación social, entendida como la distribución del "prestigio, rango y honor". Como el orden económico, político y militar han coincidido, como las decisiones tienden a hacerse totales en sus consecuencias, sus intereses se vuelven coincidentes, haciendo que los individuos en la cima de cada uno de estos órdenes, se unan y formen la minoría del poder. Esta situación se hace posible, al tomar alcance nacional los negocios y convertirse en “iguales y hasta intercambiables” las funciones de las clases altas. Al interior de estos órdenes hay una gradación del poder, que es necesario examinar para comprender mejor a esta minoría poderosa. 3 La minoría esta formada por quienes tienen el máximo de lo que puede tenerse, gracias a sus posiciones institucionales que les permiten tomar decisiones, que tienen importantes consecuencias y trascienden los ambientes habituales de los hombres corrientes. Son ellos quienes comandan “las grandes empresas, gobiernan la maquinaria del Estado y exigen sus prerrogativas, dirigen la organización militar, ocupan los puestos de mando de la estructura en los cuales están centrados ahora los medios efectivos del poder y la riqueza y la celebridad de que gozan”. La "élite del poder" está constituida, en definitiva, por quienes deciden, al menos, los acontecimientos nacionales. Este autor prefiere el término de "élite del poder" al de "clase dirigente", pues ésta última conceptualización concede demasiada autonomía al orden político y no especifica nada en relación al militar. Para Wright Mills los tres órdenes son importantes y su interacción puede verse en el concepto de “esferas” que trasciende a los diferentes órdenes. Tampoco hay que confundir la "élite del poder" con la aristocracia, porque la primera no es un grupo dirigente basado en la nobleza hereditaria como la segunda. A pesar de que existen similares orígenes entre sus miembros, los mismos debe buscarse en su educación común, en su más temprana socialización y no en una nobleza heredada, porque el origen social de los individuos no es tan determinante en las sociedades actuales y nos dice poco sobre las inquietudes que los motivan “La minoría poderosa está compuesta de hombres cuyas posiciones les permiten trascender los ambientes habituales de los hombres y las mujeres corrientes; ocupan posiciones desde las cuales su decisiones tienen consecuencias importantes. El que tomen o no estas decisiones importa menos que el hecho de que ocupen esas posiciones centrales: el que se abstengan de actuar y tomar decisiones es en sí mismo un acto que muchas veces tiene consecuencias más importantes que las decisiones que adoptan, porque tienen el mando de las jerarquías y organizaciones más importantes de la sociedad moderna: gobiernan las grandes empresas, gobiernan la maquinaria del Estado y exigen sus prerrogativas, dirigen la organización militar, ocupan los puestos de mando en la estructura social en los cuales están centrados ahora los medios efectivos del poder y la riqueza y la celebridad de que gozan. 4 Los individuos de la minoría poderosa no son gobernantes solitarios. Consejeros y consultores, portavoces y creadores de opinión pública son con frecuencia quienes capitanean sus altas ideas y decisiones. Inmediatamente por debajo de la minoría están los políticos profesionales de los niveles medios de poder, en el Congreso y en los grupos de presión, así como entre las nuevas y viejas clases superiores de la villa, la ciudad y la región. Mezcladas con ellos de modos muy curiosos, que exploraremos, están esas celebridades profesionales que viven de exhibirse constantemente, pero que nunca se exhiben bastante mientras son celebridades. Si esas celebridades no están a la cabeza de ninguna jerarquía predominante, muchas veces tienen poder para llamar la atención del público, o para brindar a las masas cosas sensacionales, o, más directamente, para hacerse oír de quienes ocupan posiciones de poder directo. Más o menos libres de compromisos como críticos de la moral y técnicos del poder, como portavoces de Dios y creadores de la sensibilidad de las masas, esas celebridades y consultores forman parte del escenario inmediato en que se presenta el drama de la minoría. Pero ese mismo drama está centrado en los puestos de mando de las grandes jerarquías institucionales.” 3 “En la sociedad norteamericana, el máximo poder nacional reside ahora en los dominios económico, político y militar. Las demás instituciones parecen estar al margen de la historia moderna y, en ocasiones, debidamente subordinadas a ésas. Ninguna familia es tan directamente poderosa en los asuntos nacionales como cualquier compañía anónima importante; ninguna iglesia es tan directamente poderosa en las biografías externas de los jóvenes norteamericanos como la institución militar; ninguna universidad es tan poderosa en la dirección de los grandes acontecimientos como el Consejo Nacional de Seguridad. Las instituciones religiosas, educativas y familiares no son centros autónomos de poder nacional; antes al contrario, esas zonas descentralizadas son moldeadas cada vez más por los tres grandes, en los cuales tienen lugar ahora acontecimientos de importancia decisiva.” 4 “Las decisiones de un puñado de empresas influyen en los acontecimientos militares, políticos y económicos en todo el mundo. Las decisiones de la institución militar descansan sobre la vida política así como sobre el nivel mismo de la vida económica, y los afectan lastimosamente. Las decisiones que se toman en el dominio político 3 Mills, Charles Wright. “La élite del poder.” México: FCE, 1957. Traducción de Florentino M. Torner y Ernestina de Champourcín. Páginas 11 y 12. 4 Ídem. Páginas 13 y 14. 5 determinan las actividades económicas y los programas militares. Ya no hay, de una parte, una economía, y de otra parte, un orden político que contenga una institución militar sin importancia para la política y para los negocios. Hay una economía política vinculada de mil maneras con las instituciones y las decisiones militares. A cada lado de las fronteras que corren a través de la Europa central y de Asia hay una trabazón cada vez mayor de estructuras económicas, militares y políticas. Si hay intervención gubernamental en la economía organizada en grandes empresas, también hay intervención de esas empresas en los procedimientos gubernamentales. En el sentido estructural, este triángulo de poder es la fuente del directorio entrelazado que tanta importancia tiene para la estructura histórica del presente.” 5 “A medida que los negocios se hacen verdaderamente nacionales, las funciones económicas de las clases altas se van haciendo iguales y hasta intercambiables; a medida que la política se va haciendo verdaderamente nacional, las opiniones y las actividades políticas de las clases altas se van unificando.” 6 2. La mayor parte los individuos de este estrato tienen orígenes sociales análogos y mantienen entre sí una red de conexiones familiares o amistosas singulares. Por ser un tipo social análogo tienen “bases psicológicas y sociales para su unión” Pero los integrantes de la “élite del poder” no son un club con miembros estables y límites fijos. La unión, la cooperación al interior de la "élite del poder", está fuertemente determinada por las escuelas a las que asisten sus miembros desde pequeños, donde son seleccionados y preparados para sus funciones futuras. “La escuela –y no la familia de clase alta- es el agente más importante para transmitir las tradiciones de las altas clases sociales y para regular la admisión de riqueza y talentos nuevos”. La escuela se transforma en una influencia unificadora que posibilita el alcance nacional del accionar de la "élite del poder". La formación común, a su vez, posibilita los matrimonios entre personas que se han educado de la misma manera. Los clubes metropolitanos, por su parte, son un lugar de contacto continuo entre los individuos pertenecientes a la "élite del poder", además de importantes “ascensores de posición social" para sus miembros. Si al origen social análogo le sumamos la educación 5 6 Ídem. Página 15. Ídem. Página 71. 6 común y el contacto continuo entre sí, es fácil comprender por qué los integrantes de la "élite del poder" se entienden a través de códigos comunes. La conciencia de clase es manifiesta en estos planos sociales más que en los inferiores. Wright Mills entiende por conciencia de clase, como hecho psicológico, “que el miembro de una “clase” sólo acepta a aquellos hombres aceptados por su propio círculo como representativos de la imagen que él tiene de sí mismo”. Nuevamente se hace presente la importancia de las “esferas” que permite la intercambiabilidad de sus miembros y posibilita una mayor conciencia de clase. La conciencia de clase no debe hacernos creer que la "élite del poder" está exenta de cierta tensión; ya que “sólo se une en determinados puntos coincidentes y en ciertas “crisis”, según las tareas que deban ser llevadas a cabo. Su unidad no descansa sólo en su analogía psicológica, sus relaciones sociales, sus coincidencias estructurales de los puestos de mando e intereses, sino que en ocasiones se basa en una unidad de coordinación más explícita, que implica un "juicio" común y mutua responsabilidad entre sus miembros. “Entendemos por minoría del poder los círculos políticos, económicos y militares que, como un conjunto intrincado de camarillas que se trasladan e imbrican, toman parte en las decisiones que por lo menos tienen consecuencias nacionales. En la medida en que se deciden los acontecimientos nacionales, la élite del poder está constituida por quienes los deciden. Decir que en la sociedad moderna hay gradaciones de poder y de oportunidades para decidir, no es decir que los poderosos estén unidos, que sepan plenamente lo que hacen o que participen conscientemente en una conspiración. Estas cuestiones se ven más claramente si, como primera providencia, nos interesamos más por la posición estructural de los altos y poderosos, y por las consecuencias de sus decisiones, que por el grado en que sean conscientes de su papel o por la pureza de sus móviles. Para comprender la minoría del poder, hemos de aprender a tres claves principales: I. La primera, que subrayaremos a lo largo de nuestro estudio de cada uno de los altos círculos, es la psicología de las diversas élites en sus respectivos ambientes. Por cuanto la minoría del poder está formada por individuos de origen y educación análogos, por cuanto sus carreras y estilos de vida son similares, hay bases psicológicas y sociales para su unión, fundadas en el 7 hecho de que son de un tipo social análogo y de que, en consecuencia, se mezclan fácilmente. Este tipo de unión alcanza su ápice espumoso en la participación en el prestigio que ha de tenerse en el mundo de la fama; y alcanza una culminación más sólida en la intercambiabilidad de posiciones que tiene lugar dentro de cada uno de los órdenes institucionales predominantes y entre ellos. II. Detrás de la unidad psicológica y social que podemos descubrir, están la estructura y los mecanismos de estas jerarquías institucionales, presididas actualmente por el directorio político, los grandes accionistas de las grandes empresas y los altos grados militares. Cuanto mayor sea la escala de esos dominios burocráticos, mayor es el alcance de su respectivo poder como élite. El modo en que está formada cada una de las grandes jerarquías y las relaciones que mantiene con las otras, determinan en gran parte las relaciones con sus jefes. Si esas jerarquías están diseminadas y desunidas, sus respectivas minorías tienden a estar diseminadas y desunidas; si tienen muchas interconexiones y muchos puntos de intereses coincidentes, sus minorías tienden a formar una agrupación coherente. La unidad de la minoría no es un simple reflejo de la unidad de las instituciones, pero los individuos y las instituciones siempre están relacionados, y nuestro concepto de la élite del poder nos invita a determinar esas relaciones. Hay actualmente en los Estados Unidos varias coincidencias de intereses estructurales importantes entre esos dominios institucionales, que incluyen la creación de una institución permanente de guerra por una economía corporativa privada dentro de un vacío político. III. Pero la unidad de la minoría del poder no descansa únicamente sobre la analogía psicológica y las relaciones sociales, ni totalmente sobre las coincidencias estructurales de los puestos de mando y de los intereses. En ocasiones es la unidad de una coordinación más explícita. Decir que esos tres altos círculos están cada vez más coordinados, que esto es una base de su unidad, y que en ocasiones, como durante las guerras, esa coordinación es absolutamente decisiva, no quiere decir que la coordinación sea total o constante, ni siquiera que se a muy sólida. Mucho menos quiere decir que la coordinación voluntaria sea la única base, ola más importante, de su unidad, ni que la minoría del poder haya nacido como realización de un plan. Pero si quiere decir que, al abrir los mecanismos institucionales de nuestros días 8 caminos a los hombres que persiguen sus diferentes intereses, muchos de éstos han llegado a ver que esos intereses diferentes se realizarían más fácilmente si trabajaran juntos tanto sistemática como asistemáticamente, y en consecuencia lo han hecho así.” 7 “Como selección y preparación de las clase altas, tanto viejas como nuevas, la escuela particular es una influencia unificadora, una fuerza para la nacionalización de las clases altas. Cuanto menos importante es la familia de abolengo para la esmerada transmisión de los rasgos morales y culturales, más importante es la escuela particular. La escuela –y no la familia de la clase alta- es el agente más importante para transmitir las tradiciones de las altas clases sociales y para regular la admisión de riqueza y talentos nuevos. Constituye el punto característico de la experiencia de las clases altas.” 8 “… los clubes metropolitanos son escalones importantes de la escala social para los supuestos individuos de los niveles superiores: son ascensores de posición social para los nuevos que ingresan en las viejas clases altas; pues los hombres, y sus hijos, pueden ascender gradualmente de un club al siguiente, y así, si tienen éxito, entrar en la ciudadela de la distinción suma.” 9 “En ninguna parte de los Estados Unidos existe una “consciencia de clase” tan clara como entre la élite; y en ninguna parte se encuentra organizada de modo más eficaz que en la élite del poder. Pues por consciencia de clase, como hecho psicológico, se entiende que el miembro de una “clase” sólo acepta a aquellos hombres aceptados por su propio círculo como representativo de la imagen que él tiene de sí mismo.” 10 “La élite poderosa se compone de hombres políticos, económicos y militares, pero esta élite establecida no se halla exenta de cierta tensión: sólo se une en determinados puntos coincidentes y en ciertas “crisis”.” 11 3. Durante su análisis, Wright Mills hace referencia a dos tipos de clases que conviven en los Estados Unidos, además de los 3 "órdenes" que forman parte de la "élite del poder". Según este autor en las pequeñas poblaciones -especialmente en el sur de ese 7 Ídem. Páginas 25 y 26. Ídem. Página 67. 9 Ídem. Página 65. 10 Ídem. Página 265. 11 Ídem. Página 259. 8 9 país-, convive un tipo de clase alta formada por las familias rentistas a la que denomina "vieja clase alta", con otro vinculado a la empresa capitalista, a la que llama "nueva clase alta". Los integrantes de la “nueva clase alta” ven a los de la “vieja” como poseedores de un prestigio que ellos no tienen pero, a la vez, como individuos anticuados que impiden negocios importantes; “como provincianos atados a las cosas locales, sin visión para ponerse en pie y avanzar”. Los miembros de la “vieja clase alta”, por su parte, ven al integrante de la “nueva” como demasiado consciente de su dinero. Los estilos de vida entre ambos tipos son diferentes y, de hecho, los la "vieja clase alta" se burlan de los recién llegados. Si ésta quiere perdurar debe incorporar a estos hombres vigorosos en sus filas, o de lo contrario su influencia - meramente local- quedará eclipsada ante la importancia nacional de la "nueva clase alta". La educación y el contacto continuo, son factores claves para superar las asperezas. El alcance nacional de los negocios posibilita que sean iguales las condiciones para ocupar los primeros puestos en los 3 "órdenes" principales, conllevando a una similitud entre los hombres que los desempeñan, tanto en su selección como en su educación. Para Mills el concepto de “élite del poder” y su unidad se basa en "el desarrollo paralelo y la coincidencia de intereses entre las organizaciones económicas, políticas y militares. (...) Esta conjunción de fuerzas psicológicas e institucionales, queda de manifiesto en el gran intercambio de miembros entre los tres grandes sectores." Otra característica de la “élite del poder”, es la transformación del “público” en “masa”. El público, a diferencia de la masa, se organiza en asociaciones y partidos, que representan a los diferentes puntos de vista. El público presupone individuos informados, capaces de tomar decisiones y defender sus intereses. La transformación del público en masa supone el colapso del optimismo liberal del siglo XIX. En la masa son menos los individuos que exponen su opinión que aquellos que las reciben, impidiéndose la formación de la opinión propia y de fuentes independientes de información, que permitan responder a la opinión recibida. Además, las autoridades penetran en la masa suprimiendo "toda autonomía en la formación de opiniones por medio de la discusión”. La distancia que se origina entre la minoría y la masa, hace 10 primordiales a los niveles medios como eslabón entre el ciudadano y los centros decisorios. La relación de los sectores intermedios con las masas es esencial, pues sólo a través de estos sectores "se ejerce el poder de que dispone” persuadiendo a las masas de la inacción. La distancia entre masas y minoría no conduce tanto a "la ley férrea de la oligarquía como a la ley del que habla en nombre de otros" ya que los representantes organizan las opiniones que "representan", gracias a la manipulación psíquica de las masas. En esta situación, aparece un hombre de la masa aprisionado por sus preocupaciones personales, y aislado de sus pares. A diferencia de la idea de público que sugiere una sociedad sin "élites" o con "élites" transitorias, la idea de una sociedad de masas sugiere una "élite del poder". Si un público auténtico es soberano, las masas, son "únicamente soberanas en algún momento de adulación plebiscitaria a una minoría como celebridad autoritaria”. Produce, además, un debilitamiento de los sectores intermedios en su función de eslabón entre la minoría y la masa, generando en ellos una actividad pasiva. Las organizaciones de nivel medio, se han vuelto " campos de entrenamiento en que los jóvenes activos de la cumbre se ponen a prueba". “El concepto de la élite del poder y su unidad se apoya en el desarrollo paralelo y la coincidencia de intereses entre las organizaciones económicas, políticas y militares. Se funda también en la similitud de origen y de visión, y el contacto social y personal entre los altos círculos de cada una de dichas jerarquías dominantes. Esta conjunción de fuerzas psicológicas e institucionales, queda de manifiesto en el gran intercambio de miembros entre los tres grandes sectores, así como el auge de los intermediarios y en la gestión política oficiosa de los altos planos. En consecuencia, el concepto de la élite del poder, no se funda en la suposición de que desde los comienzos de la Segunda Guerra Mundial la historia norteamericana debe entenderse como un plan secreto o como una gran conspiración entre los miembros de esta élite. El concepto se basa en motivos impersonales.” 12 12 Ídem. Página 273. 11 “… la masa no es independiente de las instituciones; al contrario, los agentes de la autoridad penetran en esta masa, suprimiendo toda autonomía en la formación de opiniones por medio de la discusión.” 13 “… estas asociaciones de los niveles medios constituyen el principal eslabón que une a los ciudadanos con los centros decisivos, su relación con ellas es de una importancia primordial. Pues sólo a través de ellas ejerce el poder de que dispone.” 14 “El abismo entre orador y oyente, entre poder y público, no conduce tanto a la ley férrea de la oligarquía como a la ley del que habla en nombre de otros; a medida que el grupo de presión se extiende, los líderes llegan a organizar las opiniones que “representan”.” 15 “La idea de una sociedad de masas sugiere la idea de una élite de poder. En contraste, la idea de público sugiere la tradición liberal de una sociedad sin élite de poder, o en cualquier caso de élites transitorias, sin importancia soberana. Pues si un público auténtico es soberano, no necesita dueño; pero las masas, en su pleno desarrollo, son únicamente soberanas en algún momento de adulación plebiscitaria a una minoría como celebridad autoritaria.. La estructura política de un Estado democrático requiere público; y el hombre democrático, en su retórica, debe afirmar que dicho público es la sede misma de la soberanía.” 16 “El poder no reside en estas organizaciones de nivel medio; no son sus miembros quienes toman las decisiones importantes. Pertenecen a ellas los hombres de las clases altas, pero rara vez tienen en ellas un papel activo. En cuanto asociaciones, contribuyen a poner en efecto la línea política señalada por los altos círculos del poder; son campos de entrenamiento en que los jóvenes activos de al cumbre se ponen a prueba; y algunas veces, especialmente en las pequeñas ciudades, son centros de reclutamiento de nuevos individuos de la cumbre.” 17 13 Ídem. Página 283. Ídem. Página 286. 15 Ídem. 16 Ídem. Página 300. 17 Ídem. Página 43. 14