experiencia espiritual dehoniana

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CAPÍTULO 1
EXPERIENCIA ESPIRITUAL DEHONIANA
UNA PROPUESTA
(JUAN JOSÉ ARNÁIZ ECKER)*
Esta propuesta va dirigida a los formadores.
Pretende ser una guía y una ayuda en su ministerio personal en la formación.
En las siguientes páginas queremos proponer:
1. una metodología para la formación específicamente espiritual,
2. que busca ser dinámica y pedagógica,
3. que posibilite a los formandos en vida religiosa dehoniana
- experimentar,
- conocer
- y optar
por vivir el patrimonio espiritual y la herencia carismática del Venerable León Dehon,
nuestro padre fundador y nuestro padre espiritual.
Nuestra intención primera es dotar al formador de un esquema general, un tronco de
árbol1 del que brotan diferentes ramas y de las que cuelgan distintos frutos.
Este “tronco general de desarrollo” es el que aparece en los cuadros de textos que aparecen en la redacción.
Muchas de las propuestas, llamémoslas, “pedagógicas” o de estructuración progresiva, han encontrado
inspiración en Y. LEDURE, Le Code du Royaume, Clairefontaine 2001 y en E. GLOTIN, La Bible du Coeur de
Jésus, Paris 2007.
1
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Planteamiento general
Videbunt
in quem
transfixerunt
(CAM: OSP II, 301)
Postulantado
Noviciado
Escolasticado
ECCE VENIO
DOMINE
UT FACIAM
VOLUNTATEM
TUAM
Catequesis más
profunda
(CST 97a)
Experiencia
evangélica
(CST 98c)
Adquirir el espíritu
apostólico
(CST 99a)
Este proyecto adopta el número 6 de nuestras Constituciones como marco normativo:
Al fundar la Congregación de los Oblatos,
Sacerdotes del Sagrado Corazón de Jesús,
el Padre Dehon quiso que sus miembros
unieran de una manera explícita
su vida religiosa y apostólica
a la oblación reparadora de Cristo al Padre por
los hombres.
Esta fue su intención específica y original
y el carácter propio del Instituto (cf. LG y PC),
el servicio para el que fue llamado a prestar
en la Iglesia.
En expresión del mismo Padre Dehon:
En estas palabras: Ecce venio..., Ecce Ancilla...,
se encierra toda nuestra vocación, nuestro fin,
nuestro deber, nuestras promesas (Directoire, I.2).
Así, la oblación reparadora de Cristo a la que unimos de modo explícito nuestra vida
religiosa y apostólica es el objetivo general de este itinerario de formación espiritual.
El texto normativo citado se hace eco también de una referencia bíblica que aparece
en el Directorio espiritual, propia de Dehon, y que nos da un hilo conductor, el cual tomado
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en su totalidad, une las diferentes partes del itinerario: Ecce venio, Domine, ut faciam
voluntatem tuam.
Por lo tanto, el amor oblativo es la meta final que proponemos alcanzar con este
itinerario. Este amor oblativo lo descubriremos en sus dos tiempos: el de la Encarnación y el
de la Redención2.
Para poder ir asimilando progresivamente la ‘actitud’ de la oblación a la que
queremos unirnos, según la intención de nuestro fundador, partimos de un icono bíblico dado
por el P. Dehon en sus escritos que nos muestra el ‘acto’ de la oblación: “Videbunt in quem
transfixerunt”3. Partiendo de él, se despliegan tres etapas marcadas por la división de esta otra
expresión bíblica: Ecce venio – Domine – ut faciam voluntatem tuam.
El icono bíblico de la Transfixión, dado por el fundador, nos ubica espiritualmente en
el punto de partida de un itinerario con diferentes etapas formativas. La etapa del noviciado
será el centro y criterio de la propuesta.
Así, el noviciado4 será el tiempo para centrarse en la experiencia central que nos da el
icono bíblico de la Transfixión, centro de nuestra peculiar contemplación del Señor (Domine)
en un momento muy concreto de su historia personal y de su alcance teológico. Este alcance
hace brotar un carisma peculiar en la Iglesia: el de León Dehon. El novicio debe poder
acceder a esta “experiencia evangélica” peculiar que pide la CST 98c. Recogemos así la
invitación del fundador:
“Si nosotros no lo vemos allí [en la pasión], o si lo vemos sólo superficialmente,
convenzámonos de que sacaremos poco provecho de estos grandes misterios de los
sufrimientos de Jesucristo y que poca gloria daremos a Dios”5.
La Transfixión tiene un valor histórico propio. Esta historicidad permite a la propuesta
formativa mirar hacia el antes de ese acontecimiento y hacia el después. Obtenemos así una
dinámica, que quiere evitar la superficialidad de la mirada y la escasez de frutos, sobre las
que nos advierte nuestro fundador.
Hay todo un corpus vivencial de Jesucristo anterior al momento supremo en que nos
sitúa el fundador. El postulantado6, junto con todas las etapas propedéuticas anteriores, es el
momento para estudiar y conocer de un modo experiencial-catecumenal toda la aventura y el
proyecto de Jesucristo.
Pero no accedemos a la experiencia de Cristo de modo indiferenciado o generalista.
Nuestro carisma ofrece una clave de lectura e interpretación de la vida de Jesús de Nazaret:
“Todo se resume en el amor”7.
2
Si bien se puede detectar un planteamiento lineal en los objetivos de esta propuesta formativa, no queremos
caer en la ilusión de que, la finalización de una etapa agota y asegura la adquisición total de los contenidos
seleccionados. Damos por supuesto un principio de progreso constante, de “vuelta atrás”, para profundizar
siempre un poco más según la etapa vital en la que se encuentra el formando e incluso cuando ya sea religioso.
3
CAM: OSP II, 301.
4
Cf. RFG 4.3.2.b.
5
CAM: OSP 2, 305.
6
Cf. RFG 4.3.1.e.
7
CAM: OSP 2, 495.
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El amor del Hijo a su Padre que, mostrando lo que es el amor/Ágape de Dios, dice sí y
pronuncia su Ecce venio, es la clave primera de interpretación y de experiencia que un
postulante está llamado a adquirir y mostrar a su formador.
Esta clave de amor-oblación-ecce venio permitirá, al ya novicio, acceder
sucesivamente a un método contemplativo del Dominus concreto y definido.
Adquirido este método contemplativo junto con sus experiencias fundantes, la etapa
del escolasticado8 le permitirá centrar su formación espiritual en lograr conocer y obedecer la
voluntad del Señor, uniéndose a su motivación última, porque Él vino ut faciam voluntatem
tuam. “Adquirir el espíritu apostólico”9 es la línea de trabajo de la última etapa de formación
espiritual dehoniana. Se quiere capacitar al escolástico para que una, “de una manera
explícita su vida religiosa y apostólica a la oblación reparadora de Cristo al Padre por los
hombres”10. Así estará suficientemente preparado para incorporarse definitiva y plenamente
en la Congregación, en su vida comunitaria y apostólica, con actitud de formación
permanente11.
Todo esto es lo que quiere expresar de modo más concreto en el siguiente cuadro:
Estudio
¿Qué antecede a la
transfixión?
ECCE VENIO
Mirada dehoniana
Videbunt
in quem transfiserunt
(CAM: OSP 2, 301)
[Contemplación
inicial]
DOMINE
lectio Jn 19
Recordatio Mysteriorum
2ª y 3ª
CAM II
Despliegue formativo
Compromiso
¿Qué respuesta doy
a este hecho que
entra en mi vida?
UT FACIAM
VOLUNTATEM
TUAM
8
Cf. RFG 4.3.3 a y e.
CST 99a.
10
CST 6a.
11
Entre las muchas actividades que pueden ayudar a la compresión y vivencia de la contemplación del
Traspasado, punto de partida de nuestra contemplación espiritual, y que cada formador tendrá que adaptar a
cada formando, sugerimos algunas de nuestro ámbito carismático: una adecuada lectio divina de Jn 19; el
estudio y rezo de la 2ª y 3ª horas de la Recordatio mysteriorum; la lectura guiada de la segunda de las Coronas
de Amor del P. Dehon.
9
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2
Primera etapa de formación
ECCE VENIO
Catequesis más profunda (CST 97a) y
experiencia carismática básica
1. La actitud de la oblación en el misterio de la
Encarnación: Hb 10, 5-10)
2. Estudio de una cristología inicial, especialmente:


La vida oculta
Cristo profeta del amor que anuncia el Reino


Con gestos (milagros/curaciones): “Lo hizo todo por amor a su
padre y a nosotros” (ASC: OSP 3, 57)
Con palabras (parábolas): “El Corazón de Jesús, el amor de
Jesús, es todo el Evangelio” (ESC: OSP 5, 447)
3. Síntesis: AMOR el motor de la vida de Cristo:
Mt 11, 28-30
ECCE VENIO
Catequesis más profunda (CST 97a) y experiencia carismática básica
Etapas propedéuticas y Postulantado
Partimos de un presupuesto: el P. Dehon12 basó todo su edificio espiritual en la
Palabra de Dios13.
Antes de comenzar propiamente el camino formativo espiritual debemos buscar lo
que, parangonando la tradición espiritual jesuítica, podemos llamar el principio y
fundamento, el “preliminar” del que partir. Así, nuestra primera opción es pedir al fundador
una referencia, un icono bíblico que abra, un camino sólido y diáfano, de acceso al misterio
de Dios según su particular carisma14.
Hemos elegido este texto del Padre Dehon:
12
Cf. capítulo 3 de este trabajo.
Cf. capítulo 7 de este trabajo.
14
Cf. capítulo 4 de este trabajo.
13
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“Videbunt in quem transfixerunt.
Contemplarán a aquel que traspasaron (Zacarías 12)”15.
Este texto referencial, que se encuentra en la Meditación preliminar del segundo
volumen de su obra Coronas de Amor, dedicado a la contemplación de la Pasión, nos da un
espacio histórico y teológico. Una presencia16 concreta. Nos introduce en el ámbito bíblico,
uniendo además el Antiguo (Zc 12) y el Nuevo Testamento (Jn 19).
La primera tarea que el formador debe llevar a cabo con el joven candidato a ser
religioso es introducirle inicialmente en la contemplación de este momento de la historia de
Cristo17. El siguiente paso, en hacer resonar la pregunta: ¿qué pasó antes de llegar a este
evento de la Transfixión, a este momento histórico de la vida de Jesús? El formando será
invitado a dirigir, en primer lugar, su mirada hacia atrás, hacia toda la aventura existencial de
Jesucristo, que le ha llevado a este momento supremo de la fe18 y de la contemplación. Es el
comienzo del Postulantado.
Así pues, proponemos como primer contenido de formación dehoniana: una inicial
presentación y estudio de la oblación19 en el misterio de la Encarnación20, en lo que tiene en
primer lugar de “actitud”, tal como encontramos en Hb 10, 5-10: el Ecce venio21, la
disponibilidad22.
Iniciados en el conocimiento de la oblación, llega el momento de la catequesis más
profunda, centrada sobre todo en el estudio de una cristología inicial, espiritual,
especialmente de23:
- los misterios de la vida de Jesús24
- y el acercamiento a:
o Cristo profeta del amor que anuncia la bienaventuranza del Reino25 con
palabras (parábolas):
15
CAM: OSP 2, 301.
La presencia de Dios o de Cristo en el mundo aparecen en los siguientes números de nuestras CST: 9, como
amor del Padre; 11, como Reino; 12, como redención; 22-28, en cuanto presencia de Cristo en la vida de los
hombres; 60, en nuestra vida comunitaria; 82-84, en la Eucaristía; 2, presencia de Dios en la vida del P. Dehon.
Igualmente nuestra presencia entre los hombres se estudia en el número 52, referido a la pobreza, el 41 para el
celibato consagrado y el 144 con su invitación a adaptar constantemente nuestras formas de presencia.
17
Cf. capítulo 2 de este trabajo.
18
La fe aparece en nuestras CST referida al P. Dehon: 2, a nuestra propia experiencia: 9-16, como rectora de la
vida: 9, practicada en la caridad: 9, a la vida comunitaria: 79, y a la vida eucarística: 80-83. Sobre sus
contenidos, nuestra Regla de vida subraya los referidos a creer en la Redención: 12, en la venida del Reino: 37,
o en el desarrollo de la vida religiosa: 15. María es presentada como ejemplo de disponibilidad en la fe: 85 y se
recuerda que la educación en la fe es contenido propio del postulantado: 97. Puede consultarse, E. PERALES,
La experiencia de fe del P. León Dehon y nuestra experiencia de fe: DEH 113 (2004/1), 87-106.
19
Cf. capítulo 4 de este trabajo.
20
Cf. capítulo 4 de este trabajo. Cf. O. GIRARDI, La encarnación en la espiritualidad dehoniana: DEH 107
(2002/1), 89-104.
21
Cf. capítulo 4 de este trabajo.
22
Cf. capítulos 4 y 5 de este trabajo.
23
Para todos los valores que siguen, cf. RFG 3.4; 3.4.1; 3.4.2; 3.4.3 y el capítulo 2 de este trabajo.
24
Cf. para una introducción, B. NEUNHEUSER, Teología de los misterios: Sacramentum Mundi IV, 718-722.
25
En nuestro código fundamental, el Reino se trata como anunciado por Cristo: 10, presente en la oración de
Cristo: 11, en la dialéctica ciudad terrena y Reino: 38, como aspiración de los hombres: 37, como camino hacia
la plenitud: 29, como Reino del Corazón de Jesús y reparación dehoniana: 4. Más referido a la vida religiosa se
subraya la primacía del Reino: 14-38; como motivo de la opción por el celibato: 41.43; así como contenido del
testimonio de vida comunitaria: 60.
16
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“El Corazón de Jesús, el amor de Jesús, es todo el
Evangelio”26.
o Cristo ministro de la reconciliación que anuncia la bienaventuranza del
Reino con gestos27 (milagros/curaciones):
“Lo hizo todo por amor a su Padre y a nosotros”28.
Se trata de acercarnos al Cristo que, con gestos y palabras de amor, da la esperanza29
del Reino, restablece la justicia30 e inaugura la solidaridad31 que repara32 al hombre de
todos los tiempos.
Las citas del P. Dehon hechas, nos dan la clave de acercamiento al Señor, que debe ir
calando en los formandos: el amor33, el Ágape, como nuestro modo propio de acercarnos a
Jesucristo.
De este modo se va dotando a la experiencia34 espiritual del formando de un
fundamento evangélico y se le provee de un camino cotidiano de acercamiento personal a
Jesucristo. Es decir, se trata de enseñar a acercarse a Cristo y a la Escritura con nuestra clave
carismática: el amor/Ágape.
26
ESC: OSP 5, 447.
Para una reflexión acerca de la importancia de “tocar”, de sentir, cf. M. NERI, Gesù, affetti e corporeità di
Dio: il Cuore e la Fede, Assisi 2007, 107-132.
28
ASC: OSP 3, 57.
29
La esperanza está presente en nuestra experiencia de fe: 9. Por eso, Cristo es esperanza de salvación: 19,
presente en la espera de los hombres: 37, además de ser un activador de la caridad fraterna: 64.
30
Cf. capítulo 11 de este trabajo. En nuestras CST aparece como característica del hombre nuevo: 12, y se
vincula con la redención: 12, con el Reino: 38, con las aspiraciones: 38, con la vida de pobreza: 51. DG 51,4,
con la administración de bienes: 139.143.
31
Cf. capítulo 11 de este trabajo. Las CST nos presentan la solidaridad de Cristo con los hombres: 22, la nuestra
con el Señor: 22, y con los hombres: 29, así como en el servicio de los pobres: 51, y en la vida comunitaria: 67.
Puede profundizarse en el tema en C. A. DA COSTA SILVA, Solidaridad de Jesucristo con sus hermanos y
hermanas: DEH, 94 (1997/3), 25- 28; D. RUIZ, La solidaridad en los evangelios: DEH 103 (2000/3), 15-29;
ID., La solidaridad sacerdotal en la carta a los hebreos: DEH 104 (2000/1), 11-27.
32
Cf. capítulo 4 de este trabajo.
33
Tema central de nuestro carisma, las CST tratan de él en los números 2 (la experiencia del P. Dehon y nuestra
experiencia como presencia activa), 3.28 (fuente de salvación), 35 (un amor gratuito), 4 (y no correspondido),
29 (obstáculo al amor), 2.21 (reconocido en el Corazón de Cristo), 81 (y en la Eucaristía), 10 (revelación del
amor del Padre), 19 (de su designio), 9 (iniciación), 15 (consagración), 18.21 (comprender el amor) 20 (vivir el
amor suscitado por Cristo), 7 (un culto de amor), 16 (en la unión a la oblación de Cristo), 23 (responder al
amor), 7.23 (remediar la falta de amor), 17 (anunciar el amor de Cristo), 7.17 (como profetas del amor), 21
(entrar en el movimiento del amor), 25 (para curar a la humanidad para la Gloria y el Gozo de Dios), 40 (en la
profesión de los consejos evangélicos), 41.43 (por el celibato consagrado), 46.51 (en la pobreza), 53 (en la
obediencia), 67 (comunidad y amor fraterno), 81.84 (culto eucarístico y amor), 95 (una formación en la primacía
del amor), 106 (fundamento de la unidad del Instituto). Como “caridad”, este concepto aparece referido a la
Iglesia, comunidad de caridad: 3, para vivir la fe: 9, una profesión de tender a la caridad perfecta: 14, como
celibato consagrado y caridad fraterna: 42, especialmente vivida con los hermanos enfermos o ancianos: 68. No
podemos dejar de citar la encíclica Deus caritas est de Benedicto XVI.
34
Sobre experiencia cristiana puede recurrirse a E. SCHILLEBEECKX, Cristo y los cristianos: gracia y
liberación, Madrid 1983, 19-57. Experiencia es tratada en CST referida a la experiencia de fe del P. Dehon: 116,
a nuestra experiencia de fe: 9-16, y a la experiencia del amor presente: 2.
27
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“No he buscado otra cosa en el Evangelio que el amor de Jesús, desde su
Encarnación hasta su muerte”35.
Esta etapa de formación espiritual fija el descubrimiento del amor oblativo como
motor de la vida de Cristo.
El texto de Mt 11, 28-30, unido al de Gal 2, 20, que el mismo P. Dehon presenta así:
“El espíritu del Sagrado Corazón se resume en algunas palabras: “Aprended de mí
que soy manso y humilde de corazón. – Venid a mí, los que sufrís, y yo os aliviaré. –
Él me amó y se entregó por mí”. Nosotros difundimos este espíritu de caridad.
Nosotros trataremos de hacerle reinar en la vida privada y en la vida pública”36,
se convierte en tema de meditación e interiorización, en el joven formando, que es iniciado en
nuestra peculiar captación de la dinámica de Dios: Jesús inaugura en su Encarnación “el
Reino del amor”37.
Así pues, ofrecemos una meditación general sobre el amor, siendo el siguiente paso
aportar una concentración simbólica,38 que cimiente la pertenencia y que sea el instrumento
para continuar su camino espiritual. El recuerdo de quien “lo hizo todo por amor a su Padre
y a nosotros”39 será, según nuestra tradición espiritual, el símbolo del Corazón40.
Símbolo de Jesucristo, descubrimos el Corazón –tras la catequesis y la guía espiritual
adecuadas–, como lugar de encuentro del hombre y Dios, así como el camino que lleva al
misterio del Dios trinitario41: “El Corazón de Jesús es la imagen fiel de la Trinidad”42.
El símbolo se coloca ahora como camino, que nos empuja a continuar la búsqueda de
Dios Amor:
“Por nosotros mismos no podemos llegar a Dios si no es por el Sagrado Corazón; es
el Corazón de Jesús el que nos une a Dios y nos comunica con Dios: en él
encontraremos al Padre y al Santo Espíritu43 en el Corazón del Hijo”44.
35
ESC: OSP 5, 447.
ASC: OSP 4, 11; cf. id., 186, 276, 508. ESC: OSP 5, 448, 455.
37
Cf. ASC: OSP 4, 187.
38
Esta opción, entre otras muchas razones, reside en que cuando se habla de la devoción al Sagrado Corazón se
recurre de un modo u otro al término símbolo. De aquí surgen afirmaciones como: «El Sagrado Corazón es
símbolo del amor de Cristo». Pero también es cierto que no es fácil comprender el significado de símbolo en
general, y solo tras una búsqueda cuidada y profunda se ha podido poner este término en relación con la
devoción al Sagrado Corazón y tener ideas quizás más claras. El primer paso es de K. RAHNER, Teología del
símbolo: ET IV, Madrid 1961, 283-321.
39
ASC: OSP 3, 57.
40
Cf. capítulo 2 de este trabajo.
41
Puede verse para este tema, A. CARMINATI, En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu: DEH 99
(1999/2), 23-39; E. PERALES, La imagen de Dios en la Congregación de los Sacerdotes del Sagrado Corazón
de Jesús: DEH 99 (1999/2), 41-53.
42
ASC: OSP 4, 516.
43
Las CST tratan del Espíritu Santo acerca de su presencia en la confesión de Cristo: 9, en el hombre de corazón
nuevo: 3, en su don: 11. cuando se trata de nuestra vida religiosa, aparece al tratar del origen de la
Congregación: 1, en el desarrollo de la vida religiosa: 15, en nuestro acercamiento al misterio de Cristo: 16, en
el compromiso en el celibato y la necesaria apertura al Espíritu: 42, en la obediencia y atención al Espíritu: 57,
en la vida comunitaria: 59, en la oración: 78; en nuestra misión de reparación: 23, en la santificación de la
comunidad humana: 31, en la pastoral de vocaciones: 86.87.89.
36
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Alcanzados unos primeros objetivos, se vislumbra una nueva etapa. ¿Cómo recorrer el
camino del amor, el camino que nos permita alcanzar el Corazón? Esta será tarea del
noviciado.
***
Hagamos una síntesis del camino hecho. En la etapa inicial se propone una
contemplación espiritual de la historia de Cristo, de sus gestos y palabras, para descubrir que
la razón última que impulsa todo su hacer y decir, su estar y su ser, es el amor. Se propone al
formando que todas esas realidades descubiertas sean concentradas en el símbolo del
Corazón. El siguiente paso es dar un método de acceso al Corazón de Jesús.
44
CAM: OSP 2, 228.
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3
Segunda etapa de formación
DOMINE
Experiencia evangélica (CST 98c)
“La Pasión es la Roca del amor”
(CAM: OSP 2, 305-8)
• Aprendizaje del método espiritual
dehoniano
• Dinámica contemplativa:
– Acercarse al Misterio de la Pasión…
– …con una mirada (videbunt) progresiva (in
quem)
DOMINE
La experiencia evangélica (CST 98c)
Etapa del Noviciado
A la par que el candidato es introducido en todos los demás componentes de la vida
religiosa como son los votos45, la comunidad46, el ministerio47, la historia de la
congregación48, un conocimiento más profundo de la figura, biografía e historia del P.
Dehon49, etc., el centro de la formación espiritual dehoniana lo ubicamos en esta etapa en la
adquisición de la “experiencia evangélica” de la persona de Cristo50, del Dominus, que pide la
CST 98c y la RFG 3.1. Es tiempo, consiguientemente, de introducir en la lectura directa de
obras del fundador, en esta etapa especialmente del Directorio espiritual (DSP).
45
Cf. capítulo 8 de este trabajo.
Cf. capítulo 9 de este trabajo.
47
Cf. capítulo 10 y 11 de este trabajo.
48
Cf. capítulo 12 de este trabajo.
49
Cf. capítulo 3 de este trabajo.
50
Cf. capítulo 2 de este trabajo.
46
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El amor, hilo conductor del carisma dehoniano adquirido en el Postulantado, nos
remite de nuevo al icono de la experiencia espiritual que el candidato debe conocer y tener
para contrastar su vocación51 y la validez de su llamada.
Así, el P. Dehon nos dice “la Pasión es la roca del amor”52.
Durante el noviciado proponemos, como instrumentos fundamentales para esta
formación espiritual, la lectura del Evangelio y la consolidación de nuestra vida
eucarística53.
Proponemos una lectura espiritual, profunda y guiada, del Evangelio de San Juan. La
razón es que “el Evangelio es, como la santa Eucaristía, el Sacramento del Corazón de
Jesús. Este divino Corazón está ahí, bajo la letra, escondido con su amor y sus tesoros de
gracias: sus palabras son espíritu y vida. Debemos amar y estudiar todos los Evangelios,
pero hay uno por el que nos tenemos que apasionar: el de San Juan. Estudiemos el Sagrado
Corazón en el Evangelio: todo está allí”54.
Este evangelio, según el fundador, es el que “mejor explicó esta fuente de la
caridad”55, posee las puertas de acceso al misterio de la vida de amor (caridad en acción Eucaristía). El Padre Dehon encuentra en la versión joánica del Evangelio el camino por
excelencia para contemplar al Traspasado, que revela:
a) el misterio del amor de Dios,
b) el método de vida interior56,
c) la exigencia de la autenticidad cristiana57.
Enseñar a rastrear las huellas del amor es conectar al candidato con el corazón del
proyecto58 y la actitud de base de Dehon: “Todo se resume en el amor”59. Y podemos
completar la expresión: “Es para mí el único camino por el que puedo andar un poco
sólidamente”60.
Nuestra propuesta subraya ahora la tarea fundamental del Maestro de novicios de
enseñar a sus formandos el mapa del camino por el que nuestra espiritualidad transita.
El desafío es ofrecer una pedagogía que, a través de símbolos y de etapas, pueda
ayudar a avanzar en el conocimiento y en la asimilación progresiva y ordenada de los
diferentes componentes de nuestra espiritualidad.
51
Las CST nos acercan al concepto de vocación como don particular, 13, como una gracia especial en la Iglesia,
26, elemento a consolidar en la contemplación del Corazón de Cristo, 21, definida para servir a la Iglesia, 16,
como una inserción en el movimiento redentor, 21, que consta de modalidades adaptadas, 34, así como su
inserción en la vida comunitaria, 61 y la pastoral de vocaciones, 86-93. se puede ampliar en A. SRIJANTO, El
P. Dehon y nuestra vocación: DEH 87 (1995/2), 109-115 y G. MANZONI, El tema vocación en nuestra regla
de vida: DEH 87 (1995/2), 133-143.
52
CAM: OSP 2, 305-308.
53
Cf. capítulo 7 de este trabajo.
54
CAM: OSP 2, 261-262.
55
ASC: OSP 3, 199.
56
Cf. capítulo 3 de este trabajo.
57
Interpretada como formación a la responsabilidad, cf. CST 89-92.
58
Es preciso citar aquí la obra de M. DENIS, El proyecto del P. Dehon, Torrejón 1993.
59
CAM: OSP 2, 495.
60
NQT XIX/1905, 69.
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Page 18
Para ello presentamos un esquema basado en la expresión elegida como icono:
“Videbunt in quem transfixerunt”61. Esta expresión nos evoca una dinámica contemplativa,
que lleva a acercarse al Misterio de la Pasión, más en concreto del Traspasado (transfixerunt),
con una mirada (videbunt) progresiva (in quem).
Consideramos que el objetivo que nos indica el fundador es ver a Jesucristo “por
dentro”.
DOMINE
Experiencia evangélica (CST 98c)
Acercarse al Misterio de la Pasión…
• Objetivo: “descubrir el amor de Jesús bajo la corteza de
sus misterios” (CAM: OSP 2, 305-308
• Símbolo: lanza “Envidio la suerte de esta lanza que
penetró el Corazón de Jesús (ASC: OSP 3, 243)
• Método: penetración espiritual en clave de
interiorización: penetrar dentro - penetrar hasta el
corazón (cf. CAM: OSP II, 305-308)
– Definición: movimiento de interiorización en el centro personal.
– Objetivo propio: relación personal con Dios -“Una vida a dos:
Dios con nosotros y nosotros con Dios” (VPR: OSP 5, 13)
– Actitud: “estar-con-Jesús” que lleva a Dios (Lectio, Adoración)
– Exigencias:
• destierro de toda pasividad
• llegar lo más lejos posible en la relación con el Otro divino
Describamos ahora la dinámica de aproximación. Para ello debemos combinar todo lo
dicho:
-
la simbólica del “camino” y del “por dentro”
la geografía espiritual del “costado abierto” y el “Corazón” del Salvador
la valencia instrumental de otro signo que nos da el fundador: “esta lanza que penetró
el Corazón de Jesús”62, es decir, la lanza del soldado (Jn 19,34).
Nos servimos también de un criterio organizativo: la mirada.
Paso 1: contemplar el misterio de la Pasión
“La Pasión es la roca del amor” y el reto que nos ofrece el fundador es “descubrir el
amor de Jesús bajo la corteza de sus misterios”63.
Si queremos conocer a Jesucristo por dentro, en las actitudes que le llevan al hecho de
la Cruz, el objetivo tiene que ser “penetrar dentro - penetrar hasta el corazón”64. Es enseñar
61
CAM: OSP 2, 301.
ASC: OSP 3, 243.
63
CAM: OSP 2, 305-308.
62
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al novicio a pasar del “desde fuera” (historia, el “qué pasó”) al “desde dentro” (teología, el
“por – para qué pasó”), de modo que alcance todas las dimensiones y pueda introducirse en la
percepción de la profundidad del amor/Ágape de Dios y su proyecto de Reino.
Así, el novicio está llamado a desatar en su centro personal un movimiento de
interiorización que le lleve a una relación personal con Dios: “Una vida a dos: Dios con
nosotros y nosotros con Dios”65.
El novicio será educado en una actitud básica que le lleve a Dios: “estar-con-Jesús”,
sobre todo a través de la lectio divina y de la Adoración eucarística66, sirviéndose de los
iconos dehonianos de Betania67 o de María al pie de la cruz. Para él se convierten en
exigencias, a evaluar por sus formadores, el destierro de toda pasividad y el cultivo del deseo
de llegar lo más lejos posible en la relación con Dios.
DOMINE
Experiencia evangélica (CST 98c)
…con una mirada (videbunt)
progresiva (in quem)
1.
2.
C
R
U
V
Í
C
T
I
M
A
C
O
S
T
A
D
O
3.
C
O
R
A
Z
Ó
N
Momento de experiencia
fundante carismática:
Gal 2, 20
Lugar de aprendizaje
del acto de oblación en
el misterio de la
Redención: Lc 22, 15
Momento de decisión y
opción personal por la
vida de unión a Cristo
que unifique acción y
existencia: Lc 12, 49
Z
Paso 2: una mirada progresiva
La mirada que proponemos se despliega en etapas sucesivas que van de lo más amplio
a lo más concreto. Son miradas progresivas al Evento de la Pasión: la Cruz, la Víctima, el
Costado y el Corazón.
a) Primera mirada: la Cruz
El Señor muerto en la Cruz es para Dehon el “mysterium amoris”68.
64
Cf. CAM: OSP 2, 305-308.
VPR: OSP 5, 13.
66
Cf. capítulo 7 de este trabajo.
67
El icono de Betania nos acerca a la consideración de la hospitalidad, CST 63, así como a la actual
comprensión teológica de de la reparación como acogida: cf. M. NERI, 153ss.
68
Cf. CAM: OSP 2, 375-377.
65
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Para Dehon la cruz69 es altar (lugar de inmolación70 de la víctima, del Cordero de
Dios), trono del amor, trofeo de la victoria, objetivo de la encarnación, la escala de Jacob que
lleva directamente al cielo71. En cuanto factor de “tránsito”, es elemento de gloria: en ella
están la salvación72, la vida y la resurrección73.
El acompañamiento formativo debe hacer descubrir que la cruz es, sobre todo, cruz de
amor74. Deviene así trazo de seguimiento75, medio de salvación y medio de apostolado. La
cruz es el acto que culmina la actitud de oblación de amor captada y estudiada con el tema del
Ecce venio76 en la etapa anterior77.
Esta primera mirada hace contemplar al novicio el cómo de la muerte de Cristo: nadie
le quitó la vida, sino que la entregó78. O como dice el fundador: “Murió en el ejercicio del
amor por nosotros”79.
Y, por lo tanto, el primer fruto de experiencia espiritual deseable (y exigible según
CST 2 y sobre la que siempre se debe insistir y purificar, también a través de la vivencia
comunitaria y no solo personal) es que el candidato verifique de modo personal la experiencia
de Gal 2,2080: ahí es donde Cristo me amó hasta entregarse por mí:
“Por amor fue flagelado y coronado de espinas; por amor se dejó clavar en la cruz y
murió. Christus factus est pro nobis obediens usque ad mortem, mortem autem crucis.
Es sobre la cruz como realiza enteramente la oblación de amor y de inmolación que
él hizo al entrar en la vida, pronunciando su Ecce venio. Y el amor de este Corazón
es tan grande que tantos sufrimientos no lo agotaron, sino que quiso sufrir más aún
por nosotros. In finem dilixet nos. Este Corazón nos amó hasta la locura, hasta
agotarse por nosotros”81.
Si en la cruz Cristo desvela su amor por nosotros, el novicio recibe la invitación a
responder82 a este amor desvelando el suyo propio en su personal “acto de oblación”. Sigue
así la línea carismática de su fundador:
69
Como cita explícita, sacrificio aparece en las CST vinculado a la oblación del P. Dehon, 5, a la obediencia, 53,
al sacrificio eucarístico, 81, al sacrificio espiritual de nuestras vidas, 53, a la adoración, 83. En su sentido de
sufrimiento, aparece vinculado al culto de amor y de reparación, 7.24.25, con nuestro amor a los que sufren, 18,
así como en la solidaridad durante el sufrimiento, 8. Cf. capítulo 3 de este trabajo.
70
Cf. capítulo 4 de este trabajo.
71
Cf. CAM: OSP 2, 364-366.
72
Para nosotros, la salvación es por el amor del Padre 9, realizada por Cristo 20, en el amor 3, que actualizamos
por la unión a la oblación de Cristo 77, en la oración 78.
73
Cf. CAM: OSP 2, 343-345.
74
Cf. CAM: OSP 2, 364-366.
75
Seguimiento aparece en las CST vinculado a Cristo 9.85, en la fe 9, por la vocación religiosa 14, según un
carisma 86, en el celibato consagrado 41, en la pobreza 44, en la obediencia 53, en la vida comunitaria 59, y en
la solidaridad con los hombres 29.
76
Cf. CAM: OSP 2, 355-357.
77
Cf. RFG 3.2.
78
Entrega abre el campo de diálogo y acompañamiento en clave de oblación y libertad.
79
CAM: OSP 2, 376.
80
La experiencia de Gal 2,20 se presenta en este momento como un criterio de validez vocacional dehoniana
que sirva tanto al candidato como al formador para evaluar el avance y validar la dehoneidad de la vocación.
81
CAM: OSP 2, 355.
82
Cf. capítulo 4 de este trabajo.
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“‘Dios mío, pongo mi espíritu en tus manos’; es decir: ‘Dios mío, te doy todo lo que
soy, abandono a ti mi alma y te entrego mi vida. Haz de mí y de los méritos que he
amontonado lo que te plazca’ […]. Este Corazón, Dios mío, lo pongo en tus manos,
dispón de él como tú creas oportuno’. Este gran acto resume toda la vida del divino
Corazón de Jesús, los misterios de su Encarnación, los de la Pasión e igualmente los
misterios de la gloria y de la Eucaristía”83.
O este otro texto:
“Este gran acto de abandono84 es todo el precio de la vida de un alma devota del
Sagrado Corazón. Ella lo pronuncia al consagrarse al Sagrado Corazón, no cesa de
repetirlo todos los días de su vida; esta es su disposición única, totalmente habitual
en él, tanto que domina todas las demás disposiciones”85.
Pero, ante el riesgo de que el asentimiento de fe sea meramente intelectual o
simplemente emotivo, el proceso formativo espiritual continúa. Se debe progresar hacia el
conocimiento no solo del hecho, sino del “porqué” interior que anima a Cristo. Así es como
pasamos a la siguiente fase.
b) Segunda y tercera miradas: la Víctima y el Costado
La mirada se detiene ahora sobre aquel que pende de la cruz, sobre la víctima.
Entramos en uno de los temas más delicados y teológicamente más difíciles de nuestra
espiritualidad. Es bueno que nos detengamos a hacer unas puntualizaciones que ayuden al
formador a entender el alcance del uso de ciertos términos en nuestra propuesta. Hay dos
palabras muy fuertes, íntimamente relacionadas, pertenecientes al mismo campo biblico de
significado, y que, actualmente, son poco tolerables para los oídos contemporaneos (en parte
por la ambigüedad y los excesos que con ellas se han producido): “sacrificio” y “víctima”.
Palabras que el Padre Dehon usa, como por ejemplo en las líneas escritas el 1 de enero de
1888 en sus NQT:
“Hay víctimas eucarísticas que quiso Jesús; no tanto víctimas de penitencia sino
víctimas de amor y de abandono de uno mismo en las manos de Nuestro Señor”.
Habitualmente habla de “inmolación eucarística” y de “víctima eucarística”86
significando de este modo, que la Eucaristía es la instancia y la referencia de vida de un
sacerdote en general y de un dehoniano en particular, porque para Dehon la vida del
sacerdote-religioso se articula alrededor de la Eucaristía. Se distancia así de otras
interpretaciones de “víctima” que le son contemporáneas y que han influido en la
Congregación. La actitud de abandono que subyace al concepto “víctima”, abandono en
cuanto disponibilidad a la Palabra de Dios, a la gracia y a los signos de los tiempos, se
convierte en una actitud espiritual dominante en Dehon. Pero también escribe el P. Dehon en
el DSP:
“En la Eucaristía, el Señor nos ofrece el modelo de nuestra vida interior. Allí es su
vida, principalmente, una vida escondida, silenciosa, amante, sacrificada. Así ha de
83
CAM: OSP 2, 375.
Cf. capítulo 4 de este trabajo.
85
CAM: OSP 2, 375.
86
Cf. OSP 2: CAM, 424.
84
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ser también la nuestra. La eucaristía es, a la vez, un sacrificio y un sacramento (…)
Allí el Señor nos da ejemplo de sacrifico y de inmolación. (...) El sacerdote debe
unirse a este sacrificio, el más sublime, el más puro, el más santo de todos y ofrecerse
a sí mismo como víctima”.
Este texto nos ofrece una yuxtaposición peculiar de elementos: la eucaristía es,
primero, sacrificio y, después, sacramento. Queremos subrayar y prevenir sobre el peligro de
otorgar un primado inadecuado a lo sacrificial colocándolo por encima de lo sacramental.
Para el cristiano el sacrificio está determinado por la memoria eucarística del don corpóreo de
sí mismo que hizo Jesucristo. Esta afirmación nos previene también de posibles
interpretaciones ingenuas tales como que, por el hecho de que el sacrificio fue protagonizado
por Cristo, el Hijo de Dios, aquél estaría automática y definitivamente liberado de toda
posible ambivalencia y debiera ser elevado a la categoría de bueno en sí mismo. Es un
camino con muchas derivaciones que nos pueden alejar de la fe cristiana. Por eso, el único
criterio cristiano para entender sacrificio y víctima es la muerte crucificada de Jesús y el
sacramento de la Eucaristía87. Así, la introducción del formando en lenguajes sacrificiales y
victimales debe someterse al contexto y la objetividad del sacramento de la Eucaristía, que es
el que le da legitimidad evangélica y la medida eclesial para una correcta vivencia88.
Y, con todo lo dicho, en esta propuesta nos limitamos tan solo a usar el término
“víctima” para referirnos a la contemplación del Señor que, iniciada en el postulantado,
culmina con la mirada puesta en la persona de Jesucristo, pero ahora en cuanto cuerpo
“material” que pende de la cruz.
Siguiendo la lógica elegida, se enseña al novicio a ver un cuerpo roto, a mirar en
progresión lo que “rompe” ese cuerpo, o sea las Llagas del Salvador (manos, pies, costado)89:
“Sí, Señor, tu cruz lo ha atraído todo a ti durante siglos. Pero hoy es tu costado abierto90 el
que nos fascina...”91.
Es precisa una reubicación. Hasta ahora el formando solo se encuentra en la
constatación de la palabra que dice “mirarán a Aquel a quien han traspasado” (Jn 19,37).
Solo se la ha pedido asimilar el acontecimiento de la Pasión en lo que tiene de “histórico”,
pero el fundador no nos permite quedarnos en lo que se ve, porque presentimos que hay
más..., que el secreto de Dios no ha sido descubierto:
“El secreto de esta herida es la apertura misteriosa del pecho y del Corazón de
Jesús; es la apertura de su pecho la que saca a la luz el Corazón, la apertura de su
Corazón, que simboliza la efusión del amor”92.
El secreto es que Dios es Amor.
87
Es con este criterio como invitamos a leer expresiones del P. Dehon que pueden llamar la atención del
formando, como por ejemplo en DSP: “La víctima es un ser vivo ofrecido en sacrificio. El sacrificio es la
oblación de una cosa o de una persona hecha a Dios con destrucción de la misma, en cierto sentido, para
reconocer su soberano dominio y por estos cuatro fines: adorar, dar gracias, pedir y expiar”.
88
Cf. NERI, 147-149; Y. LEDURE, 126-133.
89
Para ampliar este dato puede leerse, F. G. BRAMBILLA, L’affectus e il transito: Il Regno Attualitá 6 (2005),
202-205.
90
Cf. capítulo 2 de este trabajo.
91
CAM: OSP 2, 384.
92
ASC: OSP 3, 242.
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Page 23
Y por eso la dinámica espiritual continúa en un movimiento de fuera hacia dentro:
“Jesucristo está realmente presente en los misterios de la pasión, el libro escrito por
fuera y por dentro, ¿cuáles son las letras que vemos escritas en ese libro? Solamente
una: Amor. Los látigos, las espinas, los clavos la han escrito con caracteres de
sangre sobre su carne divina; pero no nos contentemos con leer y admirar esta
escritura divina desde fuera; penetremos hasta el Corazón y veremos una maravilla
mayor: es el amor inagotable e inagotado de aquel para quien nada cuenta lo que
sufre y que se entrega sin descanso”93.
El deseo de “sacar a la luz el Corazón”94, dota a los símbolos de sentido dinámico
que lleva al novicio a tener en su imaginario espiritual:
-
un objetivo dehoniano: “Él fue herido para que su herida visible nos hiciese conocer
la herida invisible del amor”95.
-
una puerta de entrada al misterio: “La apertura del Corazón de Jesús es el misterio de
los misterios, el fundamento de todos los demás”96.
-
un símbolo del tránsito de entrada: “Envidio la suerte de esta lanza que penetró el
Corazón de Jesús. Quiero sondearlo, yo, no como el apóstol Tomás con un
sentimiento de duda y de curiosidad; quiero sondearlo en una contemplación amante;
quiero escrutar los abismos, las disposiciones de humildad, de dulzura, de amor, de
sacrificio”97.
-
hacer propio un ¿por qué?: “Conocer la herida de su Corazón material, para que se
hiciera conocer la herida de su Corazón espiritual, de su amor que ha sido el obrero
de nuestra salvación y de nuestra redención98”99.
-
hacer propio un ¿para qué?: “La revelación de tu Corazón remueve el nuestro y lo
arrastra en un insaciable amor por ti. Corazón por corazón: queremos darnos a ti sin
reserva, como tú te entregaste a nosotros” 100.
El novicio va teniendo orientaciones espirituales suficientes para dotar de sentido su
consagración en vida religiosa dehoniana:
“Vosotros debéis intentar penetrar en las profundidades de este abismo de caridad y
ejercitaros en el amor a mi Corazón viendo cómo Él os ha amado”101.
93
CAM: OSP 2, 305-308.
ASC: OSP 3, 242.
95
CAM: OSP 2, 379-380.
96
CAM: OSP 2, 379-380.
97
ASC: OSP 3, 243.
98
El concepto de Redención aparece en la Regla de vida como algo ya presente 12, que en nosotros se da por el
Ecce venio, 6.57; aparece en cuanto que nosotros cooperamos en la obra de la redención 23; como inserción en
la gracia redentora 22; y en la ofrenda de los sufrimientos.
99
CAM: OSP 2, 380.
100
CAM: OSP 2, 384.
101
VAM: OSP 2, 41.
94
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Page 24
Es decir, una vida de unión a Cristo donde se unifique acción y existencia como
establece CST 6a102 y RFG 3.1 y 3.2.
c) Cuarta mirada: el Corazón
Pero la mirada espiritual tan solo ha dejado al novicio en el umbral de la puerta. ¿Qué
encuentra dentro? Es la experiencia del Corazón.
El Corazón de Jesús103 es el Corazón del Hijo. La tradición espiritual de la Iglesia y
de nuestro fundador, ha oído resonar en el interior del Corazón esta palabra:
“Venid a mí todos los que estáis fatigados y sobrecargados, y yo os daré descanso.
Tomad sobre vosotros mi yugo, y aprended de mí104, que soy manso y humilde de
corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es suave y mi
carga ligera” (Mt 11, 28-30).
El Corazón se convierte para el novicio dehoniano en Casa y Escuela de aprendizaje.
Proponemos estos cuatro aprendizajes mínimos a completar con el estudio profundo
de las llamadas virtudes dehonianas105:
+ Aprendizaje 1: habitar en uno mismo y elevar la conciencia de sí a través del sercon (confiarse y apoyarse en el otro) y del vivir ante y con Dios (optar por tiempos
contemplativos106 de calidad).
+ Aprendizaje 2: integrar debilidades y defectos107, en crecimiento, evitando
mediocridades y desmesuras en su vida espiritual y aprendiendo el arte del
discernimiento de nuestra interioridad que siempre puede ser engañosa108.
+ Aprendizaje 3: entrar en el misterio de Dios Amor/Ágape y, con una visión global,
integrar cuanto en otras dimensiones formativas ha asimilado:
- qué es oblación en clave de consagración religiosa (Ecce venio)
- qué es comunión en clave de comunidad (Sint unum)109
102
Cf. capítulo 4 de este trabajo.
Cf. capítulo 2 de este trabajo.
104
Puede ampliarse este acercamiento la carta del Padre General V. BRESSANELLI, Año dehoniano, del 14 de
febrero de 2002.
105
Cf. capítulo 5 de este trabajo.
106
Cf. capítulo 7 de este trabajo.
107
Pecado aparece en la Regla de Vida como sensibilidad del P. Dehon 4, rechazo del amor y causa de la
miseria humana 4, en nuestra vida de reparación: discernimiento 22.79; el remedio por el amor 7. Como llamada
a la conversión podemos citar cuando la miseria humana llama a la conversión 50, llamada a la conversión
permanente 79.95, o como conversión permanente al Evangelio 144.
108
Cf. CST 4c. Como se va viendo, en esta propuesta nos limitamos al aspecto estrictamente espiritual, porque
se dan por supuestos todos los esfuerzos indicados por nuestros documentos sobre la dimensión humanoafectiva de nuestra formación. Sin embargo, tenemos que recordar aquí que toda la evolución espiritual
propuesta va unida inseparablemente a la evolución personal integral.
109
En la línea de lo dicho en la nota anterior, puede parecer que nuestro planteamiento se concentra mucho en la
dimensión personal, subrayando insuficientemente la dimensión comunitaria. Ciertamente, también aquí damos
por supuesta la formación en la dimensión comunitaria pudiendo así centrarnos en el discernimiento y trabajo
espiritual individual de cada formando. La vida comunitaria pertenece a la naturaleza de la vida religiosa. Sin
ella no hay vida religiosa. El camino espiritual que proponemos necesita y apunta, es verdad, a una solidez
103
- Subsidi per la Formazione Dehoniana -
Page 25
- qué es misión en clave de ministerio apostólico congregacional y provincial
(Adveniat Regnum tuum).
+ Aprendizaje 4: adquirir de modo personal el descubrimiento último a que nos ha
llevado el camino espiritual dehoniano: “tener los mismos sentimientos de Cristo
Jesús” (Flp 2,5).
Entendidos los “porqué” y los “para qué”, suplicado y adquirido el “amor oblativo”
(el sentimiento central del Corazón de Cristo), se produce un movimientote reflujo, de salida,
de derramarse hacia fuera. Es la siguiente fase de nuestro programa formativo.
4
Tercera etapa de formación
individual, pero que solo puede darse en un contexto de sólida vida comunitaria que haya sido acogida, elegida
y asumida como don y tarea.
- Subsidi per la Formazione Dehoniana -
Page 26
UT FACIAM VOLUNTATEM TUAM
Adquirir el espíritu apostólico (CST 99a)
Sangre
Eucaristía
Adveniat
Regnum
tuum
Vida
apostólica
Sint
unum:
don y
tarea
Y brotó
Agua
Bautismo
Ecce
venio
Vida
religiosa
UT FACIAM VOLUNTATEM TUAM
Adquirir el espíritu apostólico (CST 99a)
Etapa del Escolasticado
Esta propuesta de experiencia espiritual según un progresivo adentramiento tiene
como primer resultado un entrenamiento, una ascesis110, que nos permite buscar la voluntad
de Dios111, capacitándonos gradualmente para cumplirla. Por eso la continuación del camino
espiritual propuesto lleva al derramar la propia vida a través de la adquisición del “espíritu
apostólico” (CST 99a). Este objetivo espiritual tiene un “medio ambiente” propio muy
característico que es la apertura y conocimiento apasionado de la realidad en que vive el
formando, aumentado progresivamente la capacidad de generar respuestas encarnadas para
las realidades históricas que le tocarán vivir y evangelizar. Así pues, esta parte está
íntimamente unida a la dimensión apostólica y misionera de nuestra formación dehoniana.
Lecturas dehonianas que pueden iluminar este proceso son Coronas de amor y el Corazón
sacerdotal de Jesús.
En continuidad con la lectio joánica, al tomar la expresión “uno de los soldados le
atravesó el costado con una lanza y al instante salió sangre y agua” (Jn 19,34) queremos
caracterizar la formación espiritual dehoniana en el escolasticado.
Sin olvidar la referencia necesaria a Getsemaní y al Cáliz, en cuanto opción por
asumir la voluntad divina conocida, adoptamos ahora el icono bíblico de la efusión de sangre
y agua del costado abierto, que Dehon comenta así:
110
Cf. capítulo 7 de este trabajo.
Un acercamiento teológico sobre este concepto y su trascendencia puede verse en K. RAHNER, La apertura
hacia el Dios cada vez mayor: ET VII, 36-58. Cf. M. TEIXEIRA, La Voluntad de Dios como categoría
teológica en los misterios de Cristo, Roma 2004.
111
- Subsidi per la Formazione Dehoniana -
Page 27
“Jesús había dicho: “El mayor acto de amor es entregar la vida por los amigos”. Él
dio su vida, todo está hecho, todo está consumado. Parece que nada podía añadir a
su muerte, a este acto supremo de amor por nosotros. Pero su amor encontró el
medio de colmar en nosotros la medida abriendo su Corazón después de su
muerte”112.
“Mi amable Salvador, un hombre por muy amante que sea, no puede imaginarse
nada más allá de entregar su vida por sus amigos, pero tú, después de tu muerte,
quisiste dar también tu Corazón, abrirlo como un testimonio de tu amor y vaciar
hasta la última gota de su sangre”113.
“Tú has dado por mí más que la vida, ¡oh Jesús! Quiero, al menos, darte, a partir de
ahora, todo mi corazón, todas mis acciones, todas mis palabras. Me consagro a ti
totalmente, no quiero vivir más que en tu amor”114.
Dehon propone un peculiar modo de vida religiosa centrada en el amor, con el
testimonio, la pobreza y el celo apostólico girando en torno a este centro: “He ahí nuestra
regla115 de vida: rendir a Jesús un amor atento, solícito, delicado”116.
Y dice en otro lugar:
“Este sentimiento hace nacer en nosotros un deseo ardiente de dar a conocer este
amor que es desconocido, que no es amado. Es el celo apostólico, el amor que se
expande alrededor, este amor, que hace decir a san Pablo: No conozco más que a
Jesús crucificado y solo a él predico”117.
La dinámica espiritual recorrida, además de una respuesta personal en forma de
consagración religiosa, exige una expansión. Esta es la base de la misión118 o, en palabras de
Dehon, del celo apostólico. El objetivo de esta etapa es hacer de la experiencia espiritual
guiada, alimento y fuente de misión: “El amor del Sagrado Corazón está puesto en nuestros
corazones como un vino nuevo que, lleno de generosidad, no pide más que expandirse y
comunicarse”119.
Dehon establece un principio de vida apostólica que lleva implícita una referencia
evangélica muy precisa:
112
CAM: OSP 2, 383.
CAM: OSP 2, 383.
114
CAM: OSP 2, 384.
115
Para el conocimiento “exegético” de nuestras Constituciones puede consultarse el artículo U. CHIARELLO,
Revisión de la Regla de vida: DEH 106 (2001/3), 107-114, o bien su obra ID., La nostra Regola di Vita: guida
per la lettura: STD 43 (2000). Nuestro código fundamental recuerda en DG 8,1 que han sido aprobadas por la
Iglesia, recuerda la CST 133 a quién corresponde la interpretación auténtica y la 144 su obligación.
116
CAM: OSP 2, 325.
117
CAM: OSP 2, 356-357.
118
Cf. capítulo 10 de este trabajo.
119
CAM: OSP 2, 356-357.
113
- Subsidi per la Formazione Dehoniana -
Page 28
“La imagen de tu Corazón predica el amor. Toda tu Iglesia entra en este espíritu.
Esta devoción se expande como un incendio. Es el fuego que deseas encender. ¡Que
podamos ayudarte con nuestro celo y nuestro apostolado!”120.
La cita implícita es Lc 12,42: “He venido a arrojar un fuego sobre la tierra y ¡cuánto
desearía que ya estuviera encendido!”.
El Corazón de Cristo por sí mismo predica el amor121, y el escolástico cultiva el celo y
el apostolado para unirse a esta predicación ya iniciada por el Señor.
Así pues, el objetivo misionero es “propagar el incendio de su amor”122.
El trabajo de formación espiritual se centra en potenciar y dotar de realismo nuestra
unión a la oblación de Cristo, solidificando su porqué: el amor.
Es ahora cuando se pueden presentar como modelos y criterio Santa María123, madre
y modelo de apostolado, y San Juan apóstol124, modelo de todo Sacerdote del Sagrado
Corazón de Jesús.
El recorrido espiritual del escolástico lo insertamos en la experiencia bíblica a través
del verbo “brotar”, que sugiere el inicio de un movimiento de salida:
-
-
el de la sangre, símbolo de la Eucaristía125, de donde mana y adquiere sentido la vida
apostólica126 en cuyo interior resuena la súplica misionera: Adveniat Regnum tuum,
mostrando la puerta de acceso del hombre a Dios (profecía del amor127)
el del agua, símbolo del Bautismo128 y la reconciliación, que constantemente remite
al Ecce venio original, que nosotros profesamos en vida religiosa apostólica, para
proponer el corazón como espacio de la relación de amor entre Dios y el hombre
(ministerio de la reconciliación129 en clave de reparación130).
El lazo de unión personal y grupal de estas dimensiones se fundamenta en la acogida
y cultivo del don y tarea que es la vida de comunión indicada por el Señor: Sint unum131. La
120
CAM: OSP 2, 317.
Cf. CAM: OSP 2, 317-319.
122
CAM: OSP 2, 356-357.
123
Cf. CAM: OSP 2, 356-357. Cf. capítulo 6 de este trabajo.
124
Cf. capítulo 6 de este trabajo.
125
Cf. capítulo 7 de este trabajo.
126
Cf. capítulo 10 de este trabajo.
127
“Profecía del amor” es estudiada en la Regla de vida como testimonio de la primacía del Reino 13.38, por la
profesión de los consejos evangélicos 40, un testimonio profético 39, del amor de Cristo en el celibato
consagrado 43, de la verdadera libertad por la obediencia 57, de la verdadera comunión por la vida comunitaria
59, para la purificación del esfuerzo humano 29, en el diálogo 67, testimonio que hay que repensar
constantemente 144.
128
En CST 13 se habla de bautismo, confirmación y vocación. Cf. RFG 2.1.1.
129
El “ministerio de la reconciliación” se trata en las CST en cuanto servidores de la reconciliación 7, un
ministerio 78, por el amor 25, por la vida comunitaria 61, por la adoración 83, frecuencia del sacramento de la
reconciliación 79.
130
Cf. capítulo 4 de este trabajo.
131
Cf. capítulo 9 de este trabajo.
121
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vida comunitaria132 es factor que unifica nuestra vida personal en torno a la vocación a la
santidad133 recibida y explanación primera de nuestra misión.
*Juan José Arnáiz Ecker (HI): conselheiro provincial, formador em
Salamanca, licenciado em Teologia da Vida Religiosa, Roma (Claretianum e
Università Pontificia Lateranense).
Email: jjarnaiz@scj.es
132
Cf. capítulo 9 de este trabajo.
Nuestra Regla de vida afronta la santidad en el seguimiento de Cristo 13, y como característica del hombre
nuevo 12.
133
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