183 contrario, quien no cumple con esta mitzvâ vestirâ ropas sucias en el Mundo Venidero (Zo/?ar Tercera Parte, 174b). La palabra tzitzit numéricamente équivale a la palabra harat (Incluyendo las clnco letras de la palabra tzitzit), tal como en la expreslôn harat olam que decimos en Rosh HaShanâ y que Impllca que el mundo lue creado en ese dia. Esto alude a que al vestlr el tzitzit es como si uno se convirtiera en una nueva creaciôn, sin ningûn pecado. Los tzitzit ayudan a la persona a cumplir las mitzvot. Incluso si la persona peca, que Dios no lo permita, el tzitzit ayuda a volver en teshuvâ. Cuando nuestro Patriarca laakov luchô contra el ângel de Esav, el versiculo dice (Bereshit 32:25): "Y el hombre luchô con él hasta el despunte del alba". A primera vista no se entiende por qué laakov no logrô vencerlo antes del alba y reclén a la madrugada logrô hacerlo. Podemos responder que debldo a que no es mitzvâ usar tzitzit de noche, éstos no podian protéger a laakov durante la noche. Pero al comenzar la manana él dijo el Kriat Shemâ y enseguida se fortaleciô. La santidad del tzitzit despertô en él una chispa de santidad que lo ayudô a superar a las fuerzas negativas del Ângel de Esav. La mitzvâ de tzitzit tiene otros beneficios. Gracias a ella la persona tlene el mérlto de traer hijos al mundo, lo cual queda aludido en las iniclales de las palabras reiâ-zejirâ-asiâ (vlsta-recuerdo-acciôn), que conforman la palabra zera (simiente). También las mujeres reciben una recompensa a través del tzitzit, a pesar de que estân exentas de vestirlos (Rambam, Hiljot Tzitzit 3:9). Esto ocurre cuando ellas educan a sus hijos para que cumplan con esta mitzvâ. Ensenan nuestros Sabios (Berajot 17a), que las mujeres merecen tener una larga vida por el mérlto de llevar a sus hijos a estudiar Torâ. Asi también, al acostumbrar a sus hijos a usar tzitzit, se hacen merecedoras de todas las bendlciones inhérentes a esta mitzvâ. Los Tzitzit aluden a todas las mitzvot de la Torâ. El valor numérico de la palabra tzitzit es seiscientos. Cuando sumamos a esto los ocho hilos y